El Tesoro De David Por David, C.h. Spurgeon

Este es una texto escrito por el celebre Principe de los Evangelistas David C.H Spurgeon. Es un análisis del libro de los Salmos.
View more...
   EMBED

Share

Preview only show first 6 pages with water mark for full document please download

Transcript

El Tesoro de David SALMO 1 Este Salmo puede ser considerado como el Salmo prefacio, puesto que en él hay una idea del contenido de todo el libro. El deseo del Salmista es enseñarnos el camino a la bienaventuranza y advertirnos de la destrucción segura de los pecadores. Éste es, pues, el asunto del primer Salmo, que puede ser considerado, en ciertos aspectos, como el texto sobre el cual el conjunto de los Salmos forma un sermón divino. C. H. S. El Salmista dice más, y de modo apropiado, sobre la verdadera felicidad, en este corto Salmo, que ninguno de los filósofos, o que todos ellos juntos; éstos no hacen más que andarse por las ramas; Dios va certeramente al punto y dice lo esencial. John Trapp. Vers. 1. Bienaventurado. ¡Obsérvese cómo este Libro de los Salmos empieza con una bendición, lo mismo que el famoso Sermón de nuestro Señor en el monte. La palabra traducida como «bienaventurado» es una palabra muy expresiva. En el original es plural, y es una cuestión discutida si se trata de un adjetivo o de un sustantivo. De ahí podemos colegir la multiplicidad de las bendiciones que reposan sobre el hombre, a quien Dios ha justificado, y la perfección y grandeza de las bendiciones de que gozará. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos. Este hombre sigue el consejo prudente, y anda en los mandamientos del Señor, su Dios. Para él los caminos de la piedad son caminos de paz y bienandanza. Sus pisadas son ordenadas por la Palabra de Dios y no por la astucia y argucias del hombre carnal. Es una señal cierta de gracia interior el hecho de que el modo de andar ha cambiado y que la impiedad es apartada de nuestras acciones. C.H.S La palabra haish es enfática este hombre; uno entre mil que vive para el cumplimiento del fin para el cual Dios le ha creado. Adam Clarke Ni estuvo en camino de pecadores. El pecador tiene un camino o modo particular de transgredir; el uno es un borracho, el otro es poco honrado o de mala fe, el otro impuro. Hay pocos que se entreguen a toda clase de vicios. Hay muchos avaros que aborrecen la embriaguez, y muchos borrachos que aborrecen la avaricia; y así respecto a otras cosas. Cada uno tiene su pecado dominante; por lo tanto,.como dice el profeta: «Deje el impío su camino» (Isaías 55:7). Ahora bien, bienaventurado el que no anda por un camino semejante. Adam Clarke Ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Que los demás se mofen del pecado, de la eternidad, del infierno y del cielo y del Dios eterno; este hombre conoce una filosofía mejor que la de los infieles y tiene un sentido demasiado claro de la presencia de Dios para permitir que su nombre sea blasfemado. Cuando los hombres viven en el pecado, van de mal en peor. Al comienzo andan meramente en el consejo de los descuidados e impíos, que no se preocupan de Dios – el mal es más bien de carácter práctico que habitual –, pero después de esto se habitúan al mal y andan en el camino de los pecadores declarados que voluntariamente quebrantan los mandamientos de Dios; y si se les deja solos, van un paso adelante y se vuelven maestros y tentadores deplorables respecto a los demás, y con ello se sientan en la silla de los escarnecedores. Se han graduado en el en e vicio, y como verdaderos doctores de condenación, se les ha concedido el título, y los demás les consideran como maestros en Belial. Pero el hombre bienaventurado, el hombre que posee todas las bendiciones de Dios, no puede tener contacto con personajes de esta clase, Se 1 mantiene puro y libre de estos leprosos; aparta las maldades de él como vestidos manchados por la carne; sale de entre los perversos y se va fuera del campamento llevando el reproche de Cristo. ¡Oh, si pudiéramos tener gracia para mantenernos separados así de los pecadores! C. H. S. Vers. 2. Sino que en la ley de Jehová. «La ley de Jehová» es el pan diario del creyente verdadero. Y, con todo, en el día de David, ¡qué reducida era la cantidad de inspiración, porque apenas había nada más que los cinco primeros libros de Moisés! ¡Cuánto más, pues, deberíamos alabar toda la Palabra escrita que tenemos el privilegio de poseer en nuestras casas! Pero, ¡hay!, qué trato tan pobre damos a este ángel del cielo. No somos como los escudriñadores de Berea en cuanto a las Escrituras. ¡Cuán pocos hay entre nosotros que pueden reclamar la bendición de este texto! C. H. S. La «voluntad» a la que se alude aquí, es el deleite del corazón, y el placer cierto en la ley, que no mira a lo que la ley promete, ni a lo que amenaza, sino sólo a esto: que «la ley es santa, justa y buena». De ahí que no sólo es amor a la ley, sino que es un deleitarse amoroso en la ley que ni la prosperidad, ni la adversidad, ni el mundo, ni el príncipe del mundo pueden quitar o destruir; porque se abre camino victoriosamente en medio de la pobreza, la mala fama, la cruz, la muerte y el infierno, y en medio de las adversidades es cuando brilla más. Martín Lutero. Y en su ley medita de día y de noche. En este versículo tan sencillo hay todo un mundo de santidad y espiritualidad; y si en oración y dependencia de Dios nos sentamos y lo estudiamos, podremos contemplar mucho más de lo que se nos presenta a la vista. Es posible que cuando leamos o miremos veamos poco o nada; el siervo de Elías fue a mirar una vez y no vio nada; por lo que se le dio la orden de ir a mirar siete veces. «¿Qué ves ahora?» – le preguntó el profeta –. «Veo una nube que asciende, como la palma de la mano», y, antes de poco, toda la superficie de los cielos se hallaba cubierta de nubes. Igualmente es posible que eches una mirada a la ligera sobre un pasaje y no veas nada; medita sobre él con frecuencia; pronto verás luz, como la luz del sol. Jos. Carvil. «La boca de los justos meditará sabiduría.» Por ello Agustín tiene en su traducción «charlar»; lo cual es una hermosa metáfora, puesto que indica un conversar constante, familiar, con la ley del Señor, que es aquello en que debería ocuparse el hombre, porque el hablar es peculiar del hombre. Martin Lutero El hombre piadoso lee la Palabra de día para que, viendo los demás sus buenas obras, puedan glorificar a su Padre que está en los cielos; lo hará de noche para no ser visto de los hombres; de día, para mostrar que no es uno de los que temen la luz; de noche, para mostrar que es uno de los que pueden brillar en la sombra; de día, porque es la hora de obrar, y así obra mientras es de día; de noche, para que su Señor no venga, como ladrón en la noche, y le encuentre ocioso. Richard Baker. No tengo descanso, como no sea en compañía del libro. Thos. A Kemps. Vers. 3. Será como árbol plantado; no un árbol silvestre, sino «un árbol plantado», escogido, considerado como propiedad, cultivado y protegido de ser desarraigado, porque «toda planta que no ha plantado mi Padre celestial, será desarraigada». Junto a corrientes de aguas. De modo que incluso si falla una corriente, hay otra disponible. Los ríos del perdón y los ríos de la gracia, los ríos de la promesa y los ríos de la comunión con Cristo, son fuentes de provisiones que no fallan nunca. Que da su fruto a su tiempo. El hombre que se deleita en la Palabra de Dios, recibe instrucción de ella, dispone de paciencia en la hora del sufrimiento, fe en la de la prueba y gozo 2 santo en la hora de la prosperidad. El dar fruto es una calidad esencial del hombre que posee gracia, y su fruto será en sazón. C. H. S. Los impíos tienen sus días marcados, sus ocasiones, sus obras y sus lugares determinados, a los cuales se adhieren estrechamente; de modo que si su vecino muriera de hambre, no por ello se apartarían de su costumbre. Pero el hombre bienaventurado, siendo libre en todos los momentos, en todos los lugares, para todas las obras y para todas las personas, acude a servir y ayudar siempre que haya una necesidad. Y su hoja no cae. Describe antes el fruto que la hoja, y, por ello, se intima al que profesa la palabra de doctrina que dé primero los frutos de vida si no quiere que su fruto se marchite, porque Cristo maldijo la higuera que no daba fruto. Martín Lutero. Y todo lo que hace, prosperará. Así como hay una maldición envuelta en la prosperidad del malvado, hay también una bendición escondida en las cruces, pérdidas y aflicciones del justo. Las pruebas y tribulaciones del santo pertenecen a la administración divina, y por medio de ellas crece y da fruto en abundancia. C. H. S. La prosperidad externa, si sigue al hecho de andar con Dios, es muy dulce; como el cero, que cuando sigue a un dígito aumenta el valor del número, aunque él mismo, en sí, no es nada. John Trapp Ver. 4. No así los malos. Nota el uso de la palabra, «malos» o impíos, porque, como hemos visto al comienzo del Salmo, éstos son los principiantes en el mal y son los pecadores que ofenden menos. Éstos son los que prescinden de Dios, aunque continúan sin alterarse en su moralidad. Si éste es su triste estado, ¿cuál será la condición de los pecadores francos y declarados, los infieles y reprobados? C. H. S. Que son como el tamo. Éste es su carácter: intrínsecamente sin valor, muertos, inútiles, sin sustancia y llevados por el viento. C. H. S. Que arrebata el viento. Aquí vemos su destino y condenación: la muerte los arrebatará con sus ráfagas terribles de fuego, en el cual serán totalmente consumidos. C. H. S. Aquí, de paso, podemos ver que los malos tienen algo de que dar gracias, sin que lo sepan; que pueden agradecer a los piadosos por los días buenos que viven en la tierra, puesto que es por ellos y no por sí mismos que gozan de lo que gozan. Porque como el tamo, en tanto que está unido al trigo, goza de algunos privilegios por causa del trigo, puesto cuidadosamente en el granero, pero tan pronto como es ido y separado del trigo es echado y desparramado por el viento, así los malos, en tanto que se hallan en compañía de los buenos, en medio de ellos, participan por su causa de algunas de las bendiciones prometidas a los buenos; pero si los buenos los abandonan o son apartados de ellos, entonces cae sobre ellos como un diluvio de fuego, como ocurrió a Sodoma cuando Lot la abandonó y se fue de la ciudad. Sir Richard Baker Vers. 5. Por tanto, no se erguirán en la congregación de los justos. Toda la iglesia tiene un demonio en ella. La cizaña crece en los mismos surcos que el trigo. No hay ninguna era que haya sido limpiada del todo del tamo. Los pecadores se mezclan con los santos, y la escoria con el oro. Los preciosos diamantes de Dios se hallan todavía en el mismo terreno que los guijarros. Los pecadores no pueden vivir en el cielo. Estarían fuera de su elemento. Sería más fácil para un pez vivir encaramado en un árbol que para un malvado vivir en el Paraíso. C. H. S. Vers. 6. Porque Jehová conoce el camino de los justos, o como el hebreo aún de modo más pleno: «El Señor es conocedor del camino de los justos.» Él está observando constantemente su 3 camino, y aunque el camino pueda pasar por entre la niebla y la oscuridad, todo, el Señor lo conoce. Más la senda de los malos conduce a la perdición. No sólo van perecer ellos mismos, sino que también perecerá su camino. El justo: cincela su nombre en la roca, pero el malo escribe su recuerdo sobre la arena. C. H. S. *** SALMO 2 No vamos a ir descaminados en nuestro sumario de este sublime Salmo si lo llamamos el «Salmo del Mesías Príncipe», porque presenta, como en una visión maravillosa, el tumulto o motín de los pueblos que se levantan contra el Señor ungido, el propósito decidido de Dios de exaltar a su propio Hijo, y el reinado final de este Hijo sobre todos sus enemigos. Leámoslo con los ojos de la fe, contemplando, como en un espejo, el triunfo final de nuestro Señor Jesucristo sobre todos sus enemigos. Tenemos en los tres primeros versículos una descripción del odio de la naturaleza humana en contra del Cristo de Dios. No se puede hacer mejor comentario sobre ello que el cántico apostólico de Hechos 4:27, 28: «Porque verdaderamente se aliaron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu designio habían predestinado que sucediera.» C. H. S. Vers. 1. ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? El Salmo empieza abruptamente con una interrogación airada; y con razón: no es para menos que asombrarse a la vista de las criaturas en actitud hostil en contra de su Dios, y esto es lo que deja' atónito al Salmista. C. H. S. Cosas vanas. En España hay dos columnas monumentales que fueron erigidas en el pasado, en las cuales se halla escrito: I. «A Diocleciano Joviano Maximiano Hercúleo César Augusto, por haber extendido el Imperio Romano en el este y en el oeste, y por haber extinguido el nombre de los cristianos, que trajo la ruina a la República.» II. «A Diocleciano Joviano Maximiano Hercúleo César Augusto, por haber adoptado a Galerio en el este, por haber abolido por todas partes la superstición de Cristo, por haber extendido el culto a los dioses.» «Tenemos aquí un monumento erigido por el paganismo sobre la tumba de su enemigo vencido, pero en esto "el pueblo se imaginaba cosas vanas". Ni en España ni en parte alguna puede señalarse la tumba del cristianismo; "no existe, porque los vivos no tienen tumbas".» Vers. 2. Se levantan los reyes de la tierra. Con malicia decidida se organizaron en oposición contra Dios. No era un alboroto y furia pasajeros, sino que era un odio profundo, porque habían resuelto de modo claro resistir al Príncipe de Paz. C. H. S. Y los príncipes conspiran juntamente contra Jehová y contra su ungido. Se preparan para su campaña de guerra con astucia, no con prisas e improvisación, sino de modo sistemático y deliberado. Hacen uso de todas las artes de la guerra. Como Faraón exclaman: «Los trataremos con astucia y prudencia.» Ojalá que los hombres sirvieran a Dios con la mitad del cuidado y 4 tesón con que sus enemigos atacan su reino astutamente. Los pecadores son sagaces en esto, y los santos son lentos y torpes. C. H. S. ¿Por qué se juntaron en armas en contra del Señor y en contra de su Ungido? ¿Querían derramar su sangre? Sí, «hicieron consejo» – dice Mateo – «y decidieron darle muerte». Tenían al demonio en su mente, que no se satisfacía sino con la muerte. ¿Y cómo se las ingeniaron? Dice: «conspiraron juntamente contra Él». Henry Smith. Vers. 3. Rompamos sus ligaduras. Seamos libres para cometer toda clase de abominaciones. Seamos nuestros propios dioses. Desembaracémonos de todo freno y restricción. Echemos de nosotros su yugo. Hay monarcas que han hablado de esta manera, y todavía hay algunos que son este tipo de rebeldes sentados en tronos. Por loca que sea la resolución de rebelarse contra Dios, el hombre, desde la creación, ha perseverado en ella y continúa en ella hasta este día. El glorioso reinado de Jesús en los últimos días no quedará consumado hasta que una lucha terrible haya convulsionado las naciones. Para la cerviz sin la gracia, el yugo de Cristo es intolerable, pero para el pecador salvado es fácil y ligero. Podemos juzgarnos a nosotros mismos en esto: ¿Amamos este yugo o procuramos echarlo lejos de nosotros? C. H. S. Vers. 4. El que mora en los cielos se reirá. Según nuestra capacidad, el profeta describe a Dios presentándole, lo mismo que nosotros haríamos en este caso, en una actitud de desprecio, burlándonos de los vanos intentos. Se ríe, pero con desprecio. Desprecia, pero con venganza. Él permite que su templo sea saqueado, que sean profanados los santos vasos y se emborrachen bebiendo de ellos; pero, ¿no hizo temblar la sonrisa de Dios a Belsasar cuando vio el mensaje en la pared. ¡Oh que terrible ha de ser su ceño cuando su sonrisa es tan severa! THOS. ADAMS. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Esta tautología, o repetición de la misma cosa es un signo de que la cosa ha quedado establecida: según la autoridad del patriarca José (Génesis 41:32), cuando, habiendo interpretado los sueños de Faraón, dijo: « Y e suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.» Y, por tanto, aquí también «se reirá» y «se burlará de ellos». Y es una repetición para mostrar que no hay duda posible de que estas cosas van a suceder. MARTIN LUTERO. Vers. 5. Luego les hablará en su furor. Después de haberse reído, les habla; no les hiere; pero con el aliento de sus labios basta. C. H. S. Y les turbará con su ira, sea por medio del horror en su conciencia o por medio de plagas corporales; de una forma u otra Él les hará comprender bien lo que Él piensa de ellos, como siempre ha hecho a los que han perseguido a su pueblo. JOHN TRAPP Vers. 5, 9. Es fácil para Dios destruir a sus enemigos. De los treinta emperadores romanos, gobernadores de provincias, y otras personas con cargos elevados que se distinguieron por su celo y malicia en perseguir a los cristianos primitivos, uno de ellos se volvió loco después de cometer una crueldad terrible a otro le dio muerte su propio hijo; uno se volvió ciego; a otro se le salieron los ojos de la cabeza; otro murió ahogado; otro, estrangulado; uno murió en la cautividad abyecta; otro cayó muerto; otro murió de una enfermedad asquerosa, de modo que sus médicos tuvieron que darle muerte porque no era posible resistir el hedor que llenaba la 5 habitación; dos se suicidaron; un tercero lo intentó pero tuvo que pedir ayuda para poder hacerlo; cinco fueron asesinados por sus siervos u otros; cinco murieron en circunstancias de extremo sufrimiento: varios de ellos de complicaciones de enfermedades; ocho murieron en batalla o después de haber caído prisioneros Entre ellos se hallaba Juliano el Apóstata. En los días de su prosperidad, se dice que amenazó con su espada al cielo, desafiando al Hijo de Dios, a quien llamaba comúnmente el «galileo». Pero cuando fue herido en una batalla y vio que todo había terminado para él, echó un grumo de su propia sangre al aire y exclamó: «Has vencido, "galileo".» Wm. S. PLUMBER Vers. 6. Yo mismo he ungido a mi rey sobre Sión, mi santo monte, a pesar de vuestra malicia, a pesar de vuestras algaradas, a pesar de la sabiduría de vuestros consejos y a pesar de la astucia de vuestros legisladores. Él ha hecho lo que sus enemigos intentaban impedir. En tanto que ellos estaban proponiendo algo, Él ya había decidido la cuestión. La voluntad de Jehová se hace, y el hombre se revuelve y agita en vano. C. H. S. Cristo es un Rey por encima de todos los reyes. ¿Qué son todos los hombres poderosos, los grandes y honrados de la tierra, al lado de Cristo Jesús? No son más que una burbuja de agua; porque si todas las naciones, comparándolas con Dios, son como una gota de agua en un cubo, o el polvo en unas balanzas, de que habla Isaías 40:15, ¡qué poco han de ser los reyes de la tierra! Wm. DYER en Los títulos famosos de Cristo. Vers. 7. Yo publicaré el decreto. Contemplando el rostro airado de los reyes rebeldes, el Ungido parece decir: «Si esto no basta para reduciros al silencio, yo publicaré el decreto. Ahora bien, este decreto está en conflicto directo con los planes del hombre, porque su intento es el establecimiento del mismo dominio contra el cual las naciones están haciendo planes. C. H. S. Tú eres mi Hijo. Ésta es la noble prueba de la gloriosa divinidad de nuestro Emmanuel. Yo te he engendrado hoy. Si esto se refiere a la divinidad de nuestro Señor, no intentemos sondearla, porque es una gran verdad, que ha de ser recibida con reverencia, pero no ha de ser investigada con irreverencia. Al intentar definir la Trinidad, o desvelar la esencia de la divinidad, muchos hombres se han perdido; aquí grandes navíos han naufragado. ¿Qué hemos de conseguir en este mar con nuestros frágiles esquifes? La discusión referente a la filiación eterna de nuestro Señor no hace más que manifestar curiosidad presuntuosa, no fe reverente. Es un intento de explicar aquello que es mucho mejor adorar. Podríamos dar exposiciones opuestas de este versículo, pero no vamos a hacerlo. La controversia es una de las tareas menos provechosas en que se han ocupado las plumas de los teólogos. C. H. S. Vers. 9. Los quebrantarás con cetro de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás. Los que no se doblan han de ser quebrantados. La vasija del alfarero no puede ser restaurada una vez ha sido desmenuzada, y la ruina de los pecadores será sin esperanza si Jesús los hiere y desmenuza. C. H. S. Vers. 10. Sed sensatos. ¡Oh, qué sabiduría infinita es la obediencia a Jesús, y qué espantosa es la locura de aquellos que siguen siendo sus enemigos! C. H. S. 6 Vers. 11. Servid a Dios con temor. Temor sin gozo es tormento; y gozo sin santo temor sería presunción. C. H. S. Vers. 12. Besad al Hijo para que no se enoje. Judas traicionó a su Maestro con un beso, y, con todo, Dios lo manda, y expresa amor en esto; aquello de que es posible abusar no por eso tiene que ser abandonado; el que se pueda tergiversar una cosa no significa que tenga que ser abandonada, sino que las cosas buenas que han sido desviadas para usos impropios por algunos pueden ser vueltas a su bondad primitiva. Por tanto, consideremos y engrandezcamos la bondad de Dios, que nos ha traído a este punto en que podamos besar al Hijo; y que el expresar este amor se halla en nuestras manos. Dios, que es amor, puede estar airado; y, entonces, este Dios que está airado aquí es el Hijo de Dios, el cual ha hecho tanto por nosotros, y por tanto y por tanto está airado justamente; Él es nuestro juez, y por tanto con razón hemos de temer su ira; y, finalmente, podemos ver lo fácilmente que se aparta su ira: basta con un beso. Si eres despreciado por amar a Cristo en su evangelio, recuerda cuando David fue mirado con desprecio porque danzaba tras el arca. «Cuanto más afligido te veas por los demás por causa de Cristo, mayor será la paz que tendrás en Cristo.» De los sermones de JOHN DONNE Para hacer las paces con el Padre hay que besar al Hijo. «¡Oh, si él me besara con besos de su boca!», era la oración de la iglesia (Cantares l:2). Besémosle, que ésta sea nuestra empresa. En realidad, hay que ser besado por el Hijo primero, antes que nosotros le besemos a El en nuestra piedad. Señor, concédenos, en estos besos mutuos y en estos abrazos ahora, que podamos entrar en la fiesta de las bodas plenamente más adelante, cuando el coro de los cielos, incluso las voces de los ángeles, cantarán el cántico de boda, el epitalamio, en las bodas de la esposa del Cordero. THOS. ADAMS Y perezcáis en el camino; pues se inf1ama de pronto su ira. Es algo terrible perecer en medio del pecado, en los caminos de la rebelión; y con todo ¡qué fácilmente puede destruirnos su ira súbitamente! No es necesario que su ira se caliente siete veces más que de ordinario; basta con que se encienda un poco para que seamos consumidos. ¡Oh pecador! Vigila y teme los terrores del Señor; «porque nuestro Dios es un fuego consumidor» C. H. S. La ira de Dios ha de ser indescriptible, si se enciende plenamente ya que la perdición puede sobrevenir con sólo que se encienda un poco. JOHN NEWTON En el primer Salmo vimos al malvado arrebatado como si fuera tamo; en el segundo vemos que es quebrantado y desmenuzado como una vasija de alfarero. En el primer Salmo contemplamos al justo plantado como un árbol junto a corrientes de agua; y aquí contemplamos a Cristo, la Cabeza Ungida de los justos, hecho mejor que un árbol plantado junto a corrientes de agua, porque es hecho rey de todas las islas, y todos los paganos se inclinan ante El y besan el polvo, en tanto que el mismo da su bendición a todos los que han puesto su confianza en Él. C. H. S. *** SALMO 3 7 Un Salmo de David cuando huía de delante de Absalón su hijo. Podemos recordar la triste historia de la huida de David de su propio palacio, cuando en plena noche cruzó el vado del Cedrón y se escapó con unos pocos fieles servidores, para esconderse durante un tiempo de la furia de su hijo rebelde. Recordemos que David en esto era un tipo del Señor Jesucristo. El también huyó; El también pasó el vado del Cedrón cuando su propio pueblo se rebeló contra El, y con un grupito de seguidores se dirigió al jardín de Getsemaní. El también bebió las aguas del arroyo en su camino, y por tanto levantó su cabeza. Muchos estudiosos, titulan este Salmo «el Himno matutino». ¡Ojalá nos despertemos siempre con la santa confianza en nuestros corazones y un cántico en nuestros labios! Este Salmo puede ser dividido en cuatro partes de dos versículos cada una. En los primeros dos versículos tenemos a David presentando una queja a Dios contra sus enemigos; luego, declara su confianza en el Señor (3, 4), canta su seguridad en el sueño (5, 6) y se siente corroborado para el conflicto futuro (7, 8). C. H. S. Vers. 1. Jehová, ¡Oh cuánto se han multiplicado mis adversarios! Los adversarios vienen en grupo. La aflicción tiene una familia numerosa. Muchos son los que se levantan contra mí. Las legiones de nuestros pecados, los ejércitos de enemigos, la muchedumbre de dolores corporales, la hueste de aflicciones espirituales, y todos los aliados de la muerte y el infierno, se han dispuesto en batalla contra el Hijo del hombre. C. H. S. ¡Qué engañosos y peligrosos son todos ellos! ¡Y qué poca fidelidad y constancia se halla entre los hombres! David tenía el afecto de sus súbditos tanto como puede haberlo tenido cualquier otro rey, y, con todo, de repente, ¡los perdió todos! MATHEW HENRY Vers. 2. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación de Dios. David se queja delante de su Dios amante de la peor arma de sus enemigos en sus ataques, y la gota más amarga de sus penas. Este era el comentario más hiriente de todos, pues declaraban que no había salvación para él en Dios. Con todo, David sabía en su propia conciencia que había dado base hasta cierto punto para esta exclamación, porque había cometido pecado contra Dios a la misma luz del día. Si todas las pruebas que nos vienen del cielo, todas las tentaciones que ascienden del infierno, y todas las cruces que se levantan de la tierra pudieran mezclarse y oprimirnos, no podrían hacer una prueba tan terrible como la que está contenida en este versículo. Es la más amarga de todas las aflicciones: temer que no haya ayuda ni salvación para nosotros en Dios. No obstante, recordemos que nuestro bendito Salvador tuvo que sufrir esto el grado sumo cuando exclamó: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?» C. H. S. Cuando el creyente pone en duda el poder de Dios, o su interés en él, su gozo desaparece como la sangre sale de una arteria cortada. Este versículo es, verdaderamente, una herida dolorosa. WM. GURNALL Un hijo de Dios se sobresalta ante el mismo pensamiento de desesperar de la ayuda de Dios; no puedes afligirle con algo peor que el intentar persuadirle de que «No hay salvación para él en Dios». MATTHEW HENRY 8 Selah. La palabra ocurre setenta y tres veces en los Salmos, y tres veces en el libro de Habacuc. ALBERT BARNES Vers. 3. Tú eres mi gloria. ¡Oh, que tengamos la gracia de ver nuestra gloria futura en medio del oprobio presente! Hay una gloria presente en nuestras aflicciones, si podemos discerniría, porque no es algo sin importancia el tener la comunión de Cristo en sus sufrimientos. David fue honrado cuando ascendió al Olivete, llorando, con la cabeza cubierta; porque en todo fue hecho como su Señor. ¡Nosotros podemos aprender, a este respecto, a gloriarnos también en las tribulaciones! C. H. S. Vers. 4. Con mi voz clamé a Jehová. Cuando la oración va en vanguardia, a su debido tiempo la liberación cubre la retaguardia. Thos. Watson Y El me respondió. Con frecuencia he oído que algunas personas dicen en oración: «Tú escuchas la oración, y la respondes, oh Dios»; pero la expresión contiene algo superfluo, puesto que para Dios escuchar es, según las Escrituras, lo mismo que responder. C. H. S. Vers. 5. Yo me acosté y dormí. Hay un sueño de presunción; ¡Dios nos libre de él! Hay el sueño de la santa confianza; ¡Dios nos ayude a cerrar los ojos para disfrutarlo! C. H. S. Tiene que haber sido verdaderamente una blanda almohada la que pudo hacer que David olvidara su peligro cuando un ejército rebelde estaba avanzando en su búsqueda; con todo, tan trascendente es la influencia de esta paz, que puede hacer que la criatura se acueste tan alegremente para dormir en la tumba como si fuera la cama más blanda. Se puede decir que el niño que llama para que le pongan en la cama está dispuesto; algunos de los santos han deseado que Dios les pusiera a descansar en sus camas de polvo, y esto, no como resultado de una desazón o aflicción presente, como hizo Job, sino por un dulce sentido de esta paz en su pecho. «Ahora despide a tu siervo en paz, porque mis ojos han visto tu salvación», fue el cántico del anciano Simeón. Wm. Gurnall Una buena conciencia puede dormir en la boca de un cañón; la gracia es una cota de malla para el cristiano, el cual no teme la flecha ni la bala. Thos. Watson Jehová me sostenía. Nos sería muy útil considerar el poder sustentador manifestado en nosotros en tanto que estamos durmiendo. En el flujo de la sangre, en el dilatarse y contraerse los pulmones, etc., en el cuerpo y en la continuidad de las facultades mentales, en tanto que la imagen de la muerte está sobre nosotros. C. H. S. Cristo, en las palabras de este versículo, da a entender su muerte y su sepultura. Martn Lutero Vers. 6. No temeré a diez millares de gente, que pongan sitio contra mí. El Salmista confiará a pesar de las apariencias amenazadoras. El Salmista no temerá aunque haya diez mil enemigos que le rodeen. Los creyentes débiles ahora están dispuestos a excusarse, y nosotros mismos estamos demasiado dispuestos a hacer uso de excusas; en vez de sobreponernos a las debilidades de la carne, nos refugiamos bajo la misma y la usamos como una excusa. El confiar solamente cuando las apariencias son favorables, es navegar sólo con el viento y la marea, creer sólo cuando podemos ver. ¡Oh!, sigamos el ejemplo del Salmista y busquemos esta fe sin límite que 9 nos permitirá confiar en Dios, venga lo que venga. Philip Bennett Power en «Yo quiero» en los Salmos» No importa quiénes sean nuestros enemigos, por más que sean legiones en cuanto al número; en cuanto al poder, principados; en sutileza, serpientes; en crueldad, dragones; en ventaja de emplazamiento, príncipes del aire; en cuanto a malicia, maldades espirituales; más fuerte es el que está con nosotros que los que están contra nosotros; no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios. En Cristo Jesús nuestro Señor seremos más que vencedores. Wm. Cowper Vers. 8. La salvación es de Jehová. Este versículo contiene la suma y sustancia de la doctrina calvinista. Escudriña las Escrituras, y si las lees con la mente abierta y sincera, te persuadirás de que la doctrina de la salvación, por la gracia solamente, es la gran doctrina de la Palabra de Dios. Este es un punto con respecto al cual estamos en pugna constante. Nuestros oponentes dicen: «La salvación pertenece a la voluntad libre del hombre; sino al mérito del hombre, por lo menos a la voluntad del hombre»; pero nosotros sostenemos y enseñamos que la salvación desde el principio al fin, en cada punto y detalle de la misma, pertenece al Dios Altísimo. Es Dios el que escoge a su pueblo. Él los llama por su gracia; Él los aviva por medio de su Espíritu, y los guarda con su poder. No es del hombre ni por el hombre; «no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que muestra misericordia». Todos hemos de aprender esta verdad experimentalmente, porque nuestra carne y sangre orgullosas nunca nos permitirán aprenderla de otra manera. C. H. S. Sobre tu pueblo sea tu bendición. Aquellos cristianos de primera magnitud, de los cuales el mundo no era digno, «experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada» (Hebreos 11:36, 37). ¡Cómo! ¿Y durante todo este tiempo de sufrimiento eran bienaventurados? Un hombre carnal podría pensar que si esto es bendición, que Dios le libre de ella. Pero, sea cual sea la opinión que tengamos del hecho, nuestro Cristo Salvador, dijo que el hombre piadoso es bienaventurado; aunque lleve luto, aunque sea un mártir, es bienaventurado. Job, sentado en las cenizas de la basura, era bienaventurado. Los santos son bienaventurados cuando son maldecidos. Los santos, aunque sean magullados y heridos, son bienaventurados. Thos. Watson *** SALMO 4 Si el tercer Salmo puede ser titulado el Salmo matutino, éste, por su contenido, merece a su vez el título de «Himno vespertino». En el primer versículo David pide ayuda a Dios. En el segundo increpa a sus enemigos, y sigue dirigiéndose a ellos hasta el fin del versículo 5. Luego, desde el versículo 6 en adelante, se deleita contrastando su propia satisfacción y seguridad con la inquietud de los impíos aun en el mejor de los estados en que puedan hallarse. C. H. S. 10 Vers. 1. Respóndeme cuando clamo. No hemos de imaginarnos que el que nos ha ayudado en seis tribulaciones va, a abandonarnos en la séptima. Dios no hace nada a medias, y El nunca deja de ayudarnos hasta que cesa la necesidad. El maná caerá cada mañana hasta que crucemos el Jordán. C. H. S. La fe es un buen orador y un noble disputador en la contienda; puede razonar partiendo de la disposición de Dios a escuchar. David Dickson Vers. 2. ¿Hasta cuándo? Ahora les pregunta hasta cuándo intentan ellos hacer burla de su honor y mofa de su reputación. Un poco de regocijo de este tipo ya es excesivo; ¿por qué han de continuar en su diversión? C. H. S. Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia?, etc. Podríamos imaginarnos cada sílaba de este precioso Salmo usado por nuestro Señor alguna tarde, cuando está a punto de salir del Templo aquel día para retirarse a su acostumbrado reposo en Betania (vers. 8), después de sus inútiles llamamientos a los hombres de Israel. Andrew Bonar ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Crisóstomo dijo una vez que «si él fuera el hombre más apto del mundo para predicar un sermón a todo el mundo, congregado a su alrededor para escucharle, y tuviera alguna alta montaña como púlpito desde la cual pudiera tener todo el mundo ante su vista, y estuviera provisto de una voz de bronce, una voz que resonara como las trompetas del arcángel, de modo que todo el mundo pudiera escucharle, escogería como texto de su sermón éste de los Salmos: «Oh mortales, ¿hasta cuándo amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?» Thos. Brooks Selah. Sin duda nosotros también hemos de detenemos y meditar sobre la insensatez inveterada de los malos, y su persistencia en la maldad, para su destrucción segura; y podemos aprender a admirar esta gracia que nos ha hecho diferentes, y nos ha enseñado a amar la verdad y buscar la justicia. C. H. S. Vers. 3. Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí. David era rey por decreto divino, y nosotros somos el pueblo de Dios de la misma manera; digámosles a nuestros enemigos a la cara, que están luchando contra Dios y el destino cuando se afanan por derribarnos. C. H. S. Vers. 4. Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. «Temblad y no pequéis.» Cuántos hay que invierten el consejo y pecan, pero no tiemblan. Oh, si los hombres siguieran el consejo de este versículo y meditaran en sus corazones. C. H. S. El meditar contribuirá mucho a doblegar tu obstinación, tus pasiones. La meditación seria, como el echar tierra entre las abejas, va a calmar los afectos desordenados e impetuosos, que hacen tanto ruido y tan desagradables. George Swinnock Vers. 6. Muchos son los que dicen: ¿Quién me mostrará el bien? Había muchos entre los mismos seguidores de David que preferían ver a creer. ¡Ay, ésta es la misma tendencia hoy en día! En cuanto a los mundanos, esto es lo que dicen: «¿Quién nos mostrará el bien?» Nunca están satisfechos, moviéndose anhelantes en todas direcciones, con el corazón vacío, ansiosos de beber 11 cualquier engaño que inventan los impostores; y cuando éstos fallan, pronto ceden a la desesperación y declaran que no hay nada bueno en el cielo o en la tierra. C. H. S. Los hombres quieren lo bueno; aborrecen lo malo, porque lleva dolor, sufrimiento y la muerte consigo; y desean hallar el bien supremo que va a dar contento a su corazón y los salvará del mal. Pero los hombres confunden este bien. Procuran dar gratificación a sus pasiones; no tienen idea de una felicidad que no venga por medio de los sentidos. Por ello, rechazan el bien, espiritual, rechazan al Dios supremo, aunque es sólo por medio de El que pueden ser satisfechas todas las potencias del alma del hombre. Adam Clarke Para que las riquezas no sean contadas como malas en sí mismas, Dios a veces las da a los justos; y para que no sean consideradas como el bien principal, las concede con frecuencia a los malos. Pero, en general, son más bien la porción de sus enemigos que de sus amigos. ¡Ay!, ¿de qué valor es recibir pero no ser recibido, y no poseer otros rocíos de bendición que los que por necesidad irán seguidos por el fuego y el azufre? El mundo es una isla flotante, y si nosotros echamos nuestra anda en él, vamos a ser arrastrados por él. Dios, y todo lo, que El ha hecho, no es más que Dios sin nada de lo que ha hecho. El es bastante sin la criatura, pero la criatura no es nada sin El. Por tanto,,es mejor gozar de El sin nada más, que gozar de todo lo demás sin El. Wm. Secker Vers. 7. Tú diste alegría a mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundan en grano y en mosto. «Es mejor sentir el favor de Dios una hora en nuestras almas arrepentidas, que estar sentado durante edades bajo el sol más cálido que ofrece este mundo.» Cristo en el corazón es mejor que el grano en el granero o el vino en la cuba. El trigo y el vino son los frutos de este mundo, pero la luz del rostro de Dios es el fruto abundante del cielo. Que mi granero esté vacío, que yo estoy lleno todavía de bendiciones porque Jesucristo me sonríe; pero si tengo todo el mundo, sigo siendo un pobre si no le tengo a El. Este versículo son las palabras del justo en oposición a los dichos de muchos. ¡Qué rápidamente da evidencia la lengua del carácter! «¡Habla, que pueda verte!», dijo Sócrates a un joven de buen parecer. El metal de una campana se conoce mejor por el sonido. Los pájaros revelan su naturaleza al cantar. C. H. S. ¡Qué locura es que los favoritos del cielo hayan de envidiar a los hombres del mundo, que en el mejor de los casos se alimentan de las migajas que caen de la mesa de Dios! Thos. Brooks Vers. 8. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo Tú, Jehová, me haces vivir confiado. Una conciencia tranquila es una buena compañía en la almohada. Cuántas veces nuestras horas de desvelo pueden ser achacadas a nuestra mente en desorden y desconfiada. Aquel a quien mece la fe en su sueño duerme dulcemente. No hay almohada tan dulce como una promesa; no hay cobertura tan caliente como un interés seguro en Cristo. C. H. S. Ahora tenemos que retirarnos un momento de la contienda y disputa y de la hostilidad abierta de los enemigos, a la quietud e intimidad de nuestro dormitorio. Y allí hay algo que ha de ser inefablemente dulce para el creyente, porque le muestra el cuidado exquisito de Dios, la individualidad de su amor; la forma en que El condesciende y obra, no sólo en las cosas 12 importantes, sino también en las pequeñas; no sólo cuándo se puede obtener gloria de grandes resultados, sino cuando no hay que alcanzar nada excepto la gratitud y amor de una pobre criatura, cuya vida ha sido protegida y preservada en un período de sueno. ¡Qué bienaventurado sería si pensáramos en El como presente en todas las horas de la enfermedad, la inquietud y el dolor! Hay algo conmovedor en este «me acostaré» del Salmista. En este acostarse, él renuncia voluntariamente a toda guardia personal de sí mismo. Muchos creyentes se acuestan, pero no duermen. Quizá se sientan seguros en cuanto a su cuerpo, pero los cuidados y la ansiedad invaden la intimidad de su habitación. Hay una prueba en la quietud; y con frecuencia la habitación quieta exige más confianza que un campo de batalla. ¡Oh, si pudiéramos confiar más en Dios para nuestras cosas personales! ¡Oh, si El fuera el Dios de nuestro dormitorio, así como de nuestros templos y hogares en general! El hermano del obispo Ridley se le ofreció para permanecer a su lado durante la noche que precedió a su martirio, pero Ridley declinó el ofrecimiento, diciendo que «quería acostarse y dormir tan confiado como lo había hecho toda su vida». Philip Bennett Power *** SALMO 5 Para la menea devota hay aquí una vista preciosa del Señor Jesús, del cual se dice que en los días de su carne ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas. Vers. 1. Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación. Las palabras no son la esencia, sino sólo el ropaje de la oración. C. H. S. La meditación es el mejor comienzo de la oración, y la oración es la mejor conclusión de la meditación. George Swinnock Es cierto que la mayor parte de los hombres desgranan oraciones vanas, lánguidas e ineficaces, indignas de ser escuchadas por el bendito Dios, de modo que parecen hasta cierto punto dar la evaluación de ellas, ya que ni esperan éxito en sus peticiones, ni tampoco tienen después solicitud alguna sobre las mismas, sino que lanzan palabras al viento, que son realmente vanas. Robert Leighton Vers. 1, 2. Observa el orden y la fuerza de las palabras «mi lamento», «la voz de mi clamor» o de «mi oración»; y también «está atento», «considera», «escucha». Estas expresiones son todas ellas evidencia de la urgencia y energía de los sentimientos y peticiones de David. Primero tenemos «da oído», esto es, «escúchame». Pero sirve de poco que sean escuchadas las palabras a menos que el «clamor», o meditación, sea considerado. Es como si dijera: no puedo expresarme ni hacerme entender como quisiera; por tanto, oh Dios, entiende mis sentimientos mejor de lo que soy capaz de expresarlos con palabras. Martin Lutero 13 Vers. 2. La voz de mi clamor. Para un padre amante, el clamor de los hijos es música, y tienen sobre él una influencia mágica que su corazón no puede resistir. Mi Rey y mi Dios. Observa cuidadosamente estas palabras: «Mi Rey y mi Dios.» Son el meollo de la oración. Aquí el gran argumento por el cual Dios debe escuchar la oración es porque El es nuestro Rey y nuestro Dios. Nosotros no somos extraños a El: El es el Rey de nuestro país. De los reyes se espera que escuchen las solicitudes de su propio pueblo. Nosotros no somos extraños para El; somos adoradores suyos, y El es nuestro Dios; nuestro por el pacto, la promesa, el juramento y por la sangre. C. H. S. Vers. 3. Oirás mi voz. Observa, esto no es tanto una oración como una resolución. Sin oración no valdría la pena vivir. En la mañana. Una hora en la mañana vale dos por la noche. En tanto que el rocío está sobre la hierba, que la gracia descienda sobre el alma. Demos a Dios las mañanas de nuestros días y la mañana de nuestras vidas. La oración ha de ser la clave del día y el cerrojo de la noche. C. H. S. «En los días de nuestros padres» —dice el obispo Burnet—, «cuando una persona llegaba temprano por la mañana a la puerta de su vecino y deseaba hablar con el dueño de la casa, era costumbre que los siervos le dijeran con franqueza: «Mi amo está orando», del mismo modo que ahora dicen: «Mi amo está en la cama.» Me presentaré delante de ti, y esperaré. Colocaré mi oración en el arco y lo dirigiré hacia el cielo, y luego, cuando dispare la flecha, miraré para ver adónde ha ido a parar. Pero el hebreo tiene todavía un significado más pleno que esto: «Dirigiré mi oración.» Es la palabra que es usada para poner en orden la leña y los trozos de la víctima sobre el altar, y que se usa también para poner el pan de la proposición sobre la mesa. Significa precisamente esto: «Ordenaré mi oración delante de Ti»; la pondré sobre el altar por la mañana, tal como el sacerdote dispone el sacrificio matutino. Ordenaré mi oración, o como Master Trapp dice: «Pondré en orden de batalla mis oraciones», las pondré en orden, y las colocaré en sus lugares apropiados, para que pueda orar con toda mi fuerza, y orar de modo aceptable. Voy a mirar, o como podría traducirse mejor el hebreo: «voy a observar a estar observando la respuesta. Después de haber orado, esperaré que venga la bendición.» Es la palabra que se usa en otro lugar donde leemos de los que velan esperando la mañana. ¡De este modo velaré observando tu respuesta, ¡oh Señor! Voy a disponer mi oración como la víctima sobre el altar, y miraré y esperaré recibir la respuesta por el fuego del cielo al consumir los sacrificios. ¿No nos perdemos mucho de la dulzura y eficacia de la oración por falta de una meditación cuidadosa antes de ella y de una expectativa anhelante después? La oración sin fervor es como cazar con un perro muerto, y la oración sin preparación es ir a la caza con un halcón ciego. Dios hizo al hombre, pero El usó el polvo de la tierra como material; el Espíritu Santo es el autor de la oración, pero El emplea los pensamientos de un alma fervorosa como si fuera oro con que formar un vaso. ¡Que nuestras oraciones y alabanzas no sean como los destellos de un cerebro llameante y apresurado, sino como el ardor constante y seguro de un fuego bien encendido! Somos como el avestruz, que pone sus huevos y no se preocupa de sus pequeños. Sembramos la simiente, pero somos demasiado indolentes para recoger la cosecha. Que la preparación santa se 14 una a la expectativa paciente, y tendremos respuestas mucho más abundantes a nuestras oraciones. C. H. S. David quería dirigir su oración a Dios y mirar; no al mundo y su corrupción, sino a Dios y a lo que El diría. Wm. Gurnall Y si crees, ¿por qué no esperas? Oh cristiano, mantente junto a tu oración con la expectativa santa de que has conseguido el crédito de la promesa. Wm. Gurnall Ve rs. 4. Porque Tú no eres un Dios que se complace en la maldad. «Cuando oro contra los que me tientan» dice David-, «oro contra las mismas cosas que Tú mismo aborreces». Tú aborreces el mal. Aprendamos aquí la solemne verdad del aborrecimiento que el Dios justo ha de tener hacia el pecado. C. H. S. Un hombre que corta con un cuchillo romo es la causa del acto de cortar, pero no del cortar mal; la causa de esto es el cuchillo; o si un músico toca un instrumento que está desafinado, él es la causa del sonido, pero no de la desafinación; la causa de ésta son las cuerdas desafinadas; o cuando un jinete cabalga un caballo que cojea y lo espolea, el jinete es la causa del movimiento, pero el caballo produce el movimiento a sacudidas; de la misma manera, Dios es el autor de toda acción, pero no del mal de esta acción; la causa de esto es el hombre. Spencer, Cosas nuevas y viejas El malo no habitará junto a Ti. ¡Oh, qué insensato es intentar hospedar a la vez a dos invitados hostiles entre sí como son Cristo Jesús y el diablo! Puedes tener la seguridad de que Cristo no va a vivir en la sala de tu corazón si al mismo tiempo hospedas al diablo en el sótano de tus pensamientos. C. H. S. Vers. 4-6. Aquí se nos presenta al Señor apartando a los malos y parece que lo hace en seis pasos. Primero, no tiene placer en ellos; segundo, ellos no habitan con El; tercero, los echa de si, no estarán ante su vista; cuarto, su corazón se aparta de ellos: «aborreces a los que hacen iniquidad»; quinto, su mano se vuelve contra ellos: «Tú destruirás a los que hablan mentira»; sexto, su Espíritu se levanta contra ellos, y se aleja de ellos: «el Señor abomina al hombre sanguinario y engañador». Estas palabras, «los que obran iniquidad», pueden ser consideradas de dos maneras: primero, afectando, no a todos los grados de pecadores, o a los pecadores de cada grado, sino al grado más alto de pecadores, pecadores grandes y burdos, pecadores tercos y voluntariosos. Tal es el pecado cometido con tesón, como si dijéramos, algo artificial, con esmero y cuidado para conseguir un nombre para sí, como Si tuvieran la ambición de ser contados como profesionales, que no se avergüenzan de hacer aquello de que deberían avergonzarse; éstos, en el sentido estricto de las Escrituras, son los obradores de iniquidad. Por ello, nota que estos pecadores nefandos hacen del pecado su oficio, su ocupación. Aunque cada pecado es una obra de iniquidad, con todo, sólo algunos pecadores son obradores de iniquidad; y éstos que son llamados así, hacen del pecado su profesión. Leemos de algunos que aman v obran mentiras (Apocalipsis 22:15). Jos. Caryl 15 Vers. 5. Los insensatos no estarán delante de tus ojos. Los pecadores son insensatos ampliados. Un pecado pequeño es una gran locura, y la mayor de todas las locuras es un gran pecado. Aborrece a todos los que hacen iniquidad. No se trata de un desagrado leve sino de un aborrecimiento a fondo el que Dios tiene hacia todos los que hacen iniquidad. El ser aborrecido por Dios es una cosa terrible. Seamos fieles advirtiendo a los malos que nos rodean, porque sería una cosa terrible para ellos el caer en las manos de un Dios airado. C. H. S. Qué cosa tan asombrosa es el pecado, que hace del Dios de amor y Padre de misericordias un enemigo de sus criaturas, y que sólo puede ser purificado por la sangre del Hijo de Dios. Thos. Adam pensamientos privados. Para saber lo que Dios piensa del pecado, véanse: Deuteronomio 7:22; Proverbios 6:16; Apocalipsis 2:6, 15. Wm. Gurnall Si un hombre aborrece a un animal venenoso, aborrece aún más al veneno. La fuerza del aborrecimiento de Dios es hacia el pecado, y por ello nosotros también deberíamos aborrecer al pecado, y aborrecerlo con toda nuestra fuerza; es una abominación para Dios, por lo que debería serlo para nosotros. Wm. Greenhill Los obradores de iniquidad han de perecer (Lucas 13:27). David Clarkson Vers. 6. Destruirás a los que hablan mentira. Los que hablan mentira deben ser castigados como los obradores de maldad. Todos los mentirosos tendrán su porción en el lago que arde con fuego y azufre. C. H. S. Sea que mientan en broma o que mientan en serio, todos los que mienten (si no se arrepienten) irán al infierno en serio. John Trapp En el mismo campo en que Absalón presentó batalla contra su padre estaba el roble que fue su cadalso. La mula en que cabalgaba fue su verdugo, porque la mula le llevó al árbol, y su cabello, del cual se gloriaba, sirvió como cuerda para dejarlo colgando. Poco saben los malvados que todo lo que ahora tienen será una trampa o lazo para ellos cuando Dios empiece a castigarlos. Wm. Cowper Vers. 7. Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa. ¡Qué versículo tan hermoso es éste! Las palabras y el sentido de las mismas llevan consigo un poderoso contraste. Porque hay dos cosas a las cuales estamos sometidos en esta vida: la esperanza y el temor, que son, como si dijéramos, las dos fuentes de Jueces 1:15, la de arriba, y la de abajo. El temor viene al considerar las amenazas y juicios terribles de Dios; pero la esperanza viene de considerar las promesas y dulces misericordias de Dios. Martin Lutero Por la abundancia de tu misericordia. No entraré en ella por mis propios méritos; no, tengo una gran multitud de pecados, y, por tanto, entraré por la abundancia de tu misericordia. C. H. S. Vers. 8. Guíame, Jehová. Es seguro y agradable andar cuando el Señor nos guía. 16 En tu justicia. No en mi justicia, porque ésta es imperfecta, sino en la tuya, porque Tú eres la misma misericordia. Allana tu camino delante de mí. No mi camino. Cuando hemos aprendido a ceder en nuestro propio camino y a andar en el camino de Dios, es una bienaventurada señal de gracia; y no es una misericordia pequeña el ver el camino de Dios con una visión clara delante de nuestro rostro. C. H. S. Vers. 9. Esta descripción del malvado ha sido copiada por el apóstol Pablo como una descripción exacta de toda la raza humana, no de los enemigos de David solamente, sino de todos los hombres por naturaleza. C. H. S. Sus entrañas son maldad. Si toda el alma está infectada con una enfermedad tan desesperada, qué obra tan grande y difícil es el regenerarla, restaurar a los hombres de nuevo a la vida y el vigor espirituales; curar los pulmones o el hígado si están enfermos se considera una gran cura, aunque sólo sean una parte de la persona; pero en cuanto a ti, todas tus entrañas están corrompidas. ¡Qué gran cura es, pues, el sanarte! Es tan grande que sólo puede realizarla la habilidad y poder de Dios. Thos. Goodwin Sepulcro abierto es su garganta, un sepulcro lleno de cosas asquerosas, miasmas, pestilencia y enfermedad. Pero, peor aún, es un sepulcro abierto, con todos los gases y hedores saliendo del mismo y esparciendo muerte y destrucción alrededor. Así que sería una gran misericordia si la garganta de los malvados pudiera ser cerrada, pero «su garganta es sepulcro abierto» y, como resultado, toda la maldad de su corazón sale fuera por ella. ¡Qué peligroso es un sepulcro abierto!; los hombres, al pasar por allí, pueden fácilmente tropezar y caer en él y encontrarse entre los muertos. ¡Ah!, cuidado con el malvado, porque hará y dirá cuanto pueda para destruirte. Hay un pensamiento dulce aquí, sin embargo. En la resurrección, ésta será no sólo de los cuerpos, sino de los caracteres. C. H. S. Esta figura retrata gráficamente la conducta depravada de los malos. No hay nada más abominable para los sentidos que un sepulcro abierto; cuando un cadáver empieza su putrefacción salen de allí pútridas emanaciones. Robert Haldane en Exposiciones de la Epístola a los Romanos Así como un sepulcro, después de haber devorado muchos cadáveres, está todavía dispuesto a consumir más, y no está nunca satisfecho, del mismo modo el malvado, habiendo derribado a muchos con sus palabras, sigue con su nefasta pesquisa, buscando aún a quién devorar. Thos. Wilson Con su lengua hablan lisonjas. Cuando el lobo lame al cordero, se está preparando para mojar sus dientes con la sangre del inocente animal. C. H. S. Vers. 10. Contra Ti; no contra mí. Si ellos fueran mis enemigos los perdonaría, pero no puedo perdonar a los tuyos. Hemos de perdonar a nuestros enemigos, pero a los enemigos de Dios no está en nuestro poder el perdonarlos. Estas expresiones han sido notadas con frecuencia por hombres de gran refinamiento que han dicho que son ásperas y ofensivas al oído. Recordemos 17 que no pueden ser interpretadas, como tampoco las profecías, según se quiera. Nunca hemos oído de un lector de la Biblia a quien la lectura de estas palabras haya hecho vengativo. Cuando oímos a un juez que condena a un asesino, por severa que sea la sentencia, no por ello pensamos que nosotros quedamos justificados para condenar a otros por una injuria privada que nos hayan hecho. C. H. S. Si Abraham hubiera estado al lado del ángel que destruyó a Sodoma y hubiera visto que el respeto al nombre de Jehová requería la destrucción de aquellos rebeldes impenitentes, habría exclamado: «¡Que descienda la lluvia del cielo, el fuego y el azufre!»; no con espíritu de venganza, no por falta de amor o ternura para las almas, sino con intensa sinceridad respecto a la gloria de su Dios. Thos. Fuller Vers. 11. Pero alégrense todos los que en Él confían; den voces de júbilo para siempre, porque Tú los defiendes; en Ti se regocijen los que aman tu nombre. El gozo es el privilegio del creyente. Cuando los pecadores sean destruidos nuestro regocijo será completo. Ellos se ríen primero y llorarán después para siempre; nosotros lloramos ahora, pero nos gozaremos eternamente. C. H. S. Vers. 12. Porque Tú, oh Jehová, bendecirás al justo. Ésta es una promesa de infinito alcance, amplitud y longitud ilimitadas, y sumamente preciosa. C. H. S. Cómo con un escudo lo rodearás de favor. El escudo no es para la defensa de alguna parte del cuerpo en particular, como lo son cada una de las otras piezas de la armadura, sino que es una pieza destinada a la defensa de todo el cuerpo. El escudo no sólo defiende todo el cuerpo, sino que es una defensa para la armadura del soldado también. Así, la fe es una armadura sobre la armadura, una gracia que preserva a las demás gracias. Wm. Gurnall *** SALMO 6 Este salmo es llamado comúnmente el primero de los «Salmos penitenciales», y ciertamente su lenguaje corresponde a los labios de un penitente, porque expresa a la vez la pena (vers. 3, 6, 7), la humillación (vers. 2, 4) y el aborrecimiento del pecado (vers. 8), que son las marcas infalibles del espíritu contrito que se vuelve a Dios. Vers. 1. Jehová, no me reprendas en tu enojo. El Salmista se da cuenta de que merece ser reprendido, y no pide que la reprensión sea suprimida totalmente, porque podría perder una bendición escondida, sino: «Señor, no me reprendas en tu enojo.» Si Tú me recuerdas mi pecado, está bien; pero, ¡oh!, no me lo recuerdes cuando estés enojado contra mi, para que el corazón de tu siervo no desmaye. Así dice Jeremías: «Oh Señor, corrígeme, pero con moderación; no en tu ira, para que no me destruyas.» C. H. S. Vers. 2. Ten misericordia de mí, oh Jehová. Para huir y escapar de la ira de Dios, David no ve ningún medio en el cielo ni en la tierra, y por tanto se acerca a Dios, aunque le haya herido, para que pueda sanarlo. Huye, no como Adán a la espesura, ni como Saúl a la hechicera, ni como 18 Jonás a Tarsis; sino que apela a un Dios misericordioso en defensa de uno enojado y justo, o sea que va de El a El mismo, la mujer que fue condenada por el rey Felipe va «del Felipe borracho al Felipe sobrio». Pero David va de una característica, la justicia, a otra, la misericordia. Archibald Symson Porque desfallezco. No arguyas tu bondad o tu grandeza, sino que has de apelar a tu pecado y tu pequeñez. Un sentido de pecado había abatido el orgullo del Salmista, había eliminado su jactanciosa fuerza, de modo que se hallaba débil incluso para obedecer la ley, débil a causa de la aflicción que sentía, demasiado débil, quizá, para echar mano de la promesa. «Desfallezco». El original puede traducirse como «Caigo sin fuerzas», como se marchita una planta con tizoncillo. C. H. S. Al presentarte delante de Dios, el argumento más poderoso que puedes usar es tu necesidad, tu pobreza, lágrimas, miseria, impotencia y confesarías delante de El, lo cual te abrirá la puerta y te proveerá de todas las cosas que El tiene. El mendigo echado muestra sus llagas a la vista del mundo para moverles a, compasión. Así deploremos nuestras desgracias ante Dios, para que El, como el compasivo samaritano, a la vista de nuestras heridas, pueda ayudarnos a su tiempo debido. Archibald Symson Oh Señor, sáname, porque mis huesos se estremecen. Su terror había aumentado tanto que sus mismos huesos se estremecían; no sólo sentía estremecimientos en la carne, sino en los huesos; las columnas del edificio humano estaban temblando. ¡Ah!, cuando el alma tiene el sentimiento de pecado, basta con él para que los huesos se estremezcan; basta para que se ericen los cabellos de su cabeza, y pueda ver las llamas del infierno debajo, un Dios enojado arriba y el peligro y la duda que le rodean. C. H. S. El término huesos algunas veces se aplica literalmente al cuerpo humano de nuestro Señor, al cuerpo que colgó de la cruz. A veces también ha hecho referencia al cuerpo místico, la iglesia. En algunos pasajes se aplica al alma y no al cuerpo, al hombre interior del cristiano individual. Entonces implica la fortaleza del alma, el coraje animoso que la fe en Dios da al justo. Este es el sentido en el que se usa en el segundo versículo de este Salmo. Agustín, Ambrosio y Crisóstomo Vers. 3. Mi alma también está muy turbada. El alma está turbada, lo cual es el mismo centro de la turbación. C. H. S. Los compañeros de yugo en el pecado son los compañeros de yugo en el dolor; el alma es castigada por dar los informes; el cuerpo, por la ejecución; tal como el que informa y el que ejecuta, la causa y el instrumento, el que azuza al pecado y el ejecutor del mismo son castigados. John Donne Y Tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Esta sentencia termina abruptamente, porque las palabras fallan y la pena ahoga el poco consuelo que había asomado. La exclamación favorita de Calvino era «Domine usuequo»: ¿Señor, hasta cuándo?» Y éste debería ser el clamor de los santos que esperan la gloria milenial. ¿Por qué los carros del Señor tardan tanto en venir?; Señor, ¿hasta cuándo? C. H. S. 19 En esto hay tres cosas que hemos de observar; primero, que hay un tiempo designado que Dios ha medido para las cruces de todos sus hijos, antes de cuyo tiempo no serán librados, y que deben esperar con paciencia, no pensando en prescribir a Dios el tiempo para su liberación o limitar al Santo de Israel. Los israelitas permanecieron en Egipto hasta que completaron el número de cuatrocientos treinta años. José estuvo tres años y algo más en la cárcel, hasta que llegó el tiempo designado para su liberación. Los judíos permanecieron setenta años en Babilonia. Dios conoce el tiempo conveniente para nuestra humillación y nuestra exaltación. Luego, vemos la impaciencia de nuestra naturaleza en nuestras desgracias; nuestra carne todavía se rebela contra el Espíritu, que con frecuencia se olvida de sí misma hasta el punto de entrar en argumentaciones y altercados con El, como leemos de Job, Jonás, etc., y aquí también de David. En tercer lugar, aunque el Señor demora su venida para aliviar a sus santos, con todo, tiene su causa si queremos considerarla; porque cuando estábamos en el calor de nuestros pecados, muchas veces El clamaba por la boca de sus profetas y siervos: «Oh insensatos, ¿hasta cuándo seguiréis en vuestra locura?» Y nosotros no queríamos escuchar; y, por tanto, cuando estamos en el calor de nuestros dolores, pensando que cada día es un año hasta que somos librados, no es de extrañar si Dios no nos escucha; consideremos la forma justa en que Dios nos trata; que cuando El nos llamaba, nosotros no queríamos escuchar, y ahora nosotros clamamos y El no nos escucha. A. Symson Vers. 4. Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma. Dijo un antiguo matemático que podía hacer mover el mundo si se le daba una palanca suficientemente grande y un punto para apoyarla. Así también, cuando una petición ha alcanzado a Dios, obra sobre Dios, mueve a Dios, prevalece para con Dios enteramente para todo. David, pues, teniendo este punto de apoyo que es Dios, se acerca más a Dios; pasa de la deprecación a la petición; no sólo que Dios no haga nada en contra de él sino que quiera hacer algo en favor suyo. John Donne Sálvame por tu misericordia. Si apelamos a la justicia, ¿qué Podemos decir? Pero si apelamos a la misericordia podemos todavía clamar, a pesar de la inmensidad de nuestra culpa: «Sálvame, por tu misericordia.» C. H. S. Observa que con frecuencia David invoca el nombre de Jehová, que el que se indica cuando se usa el nombre Señor en mayúsculas. En cuatro versículos lo usa cinco veces. ¿No es esto una prueba de que el glorioso nombre está lleno de consolación para el santo atribulado? C. H. S. Vers. 5. Porque en la muerte no queda recuerdo de Ti; en el Seol,¿quién te alabará? Es por la gloria de Dios que es salvado el pecador. La misericordia honra a Dios. C. H. S. Vers. 6. Me he consumido a fuerza de gemir. El pueblo de Dios puede gemir, pero no puede refunfuñar. C. H. S. Puede parecer un cambio maravilloso en David, siendo un hombre de una mente tan grande, que se vea así abatido y deprimido. ¿No prevaleció contra Goliat, contra el león y el oso, con su fortaleza y magnanimidad? Pero ¡ahora está sollozando, suspirando, llorando como un niño! Cuando los hombres y las bestias están frente a él, David es más que vencedor; pero cuando tiene que entendérselas con Dios, contra el cual ha pecado, queda reducido a menos que nada. 20 Todas las noches inundo de llanto mi lecho. Riego mi cama con mis lágrimas; o sea, inundo de lágrimas mi cama. Así como la mujer con el flujo de sangre que tocó el borde del vestido de Cristo no fue menos bien recibida por Cristo que Tomás, que puso sus dedos en la marca de los clavos, así Dios no mira la cantidad, sino la sinceridad de nuestro arrepentimiento. Vers. 6, 7. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de mis angustiadores. La convicción de pecado a veces tiene tal efecto sobre el cuerpo que incluso los órganos externos tienen que sufrir. C. H. S. Mis angustiadores o enemigos. Si un hombre no tiene la gracia consigo, Satanás no tiene mucho interés en él; pero si está lleno de gracia, como del amor de Dios, su temor y otras virtudes espirituales, puede tener la seguridad de que Satanás sabe que esto está en él, de modo que no dejará de intentar robárselas si puede. Archibald Symson Vers. 8. Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad. El arrepentimiento es una cosa práctica. No basta lamentar la profanación del templo del corazón; hemos de azotar a los que compran y venden y derribar las mesas de los cambistas. Un pecador perdonado va a aborrecer los pecados que costaron al Salvador su sangre. C. H. S. Que los miembros de la iglesia no tengan demasiada familiaridad con los pecadores impenitentes. Sé que el hombre es una criatura sociable, pero esto no excusa a los santos a ser descuidados en la elección de sus compañías. Lewis Stuckley Los malvados son llamados «hacedores de iniquidad» porque están dispuestos a pecar. Tienen una fuerte inclinación en el espíritu para hacer lo malo, y lo hacen a conciencia, no a medias; no un poco aquí y un poco allá (como es posible que lo haga el hombre bueno), sino que lo engullen en grandes cantidades; están llenos de él y lo hacen plenamente; lo hacen en cantidad, y son «hacedores de iniquidad». Jos. Caryl Porque Jehová ha oído la voz de mi llanto. ¿Habla el llanto? ¿En qué lenguaje expresa lo que dice? Pues en esta lengua universal que es conocida y entendida en toda la tierra, incluso en los cielos arriba. El llanto es la elocuencia de la pena. Aprendamos a pensar en las lágrimas como oraciones líquidas, y en el llanto como una intercesión constante e insistente que se abrirá paso directamente hasta el mismo corazón de la misericordia, a pesar de las dificultades y obstáculos que se interpongan en su camino. C. H. S. No es tanto el ojo lleno de lágrimas que Dios respeta como el corazón contrito; con todo, no me atrevería a detener las lágrimas del que llora. Dios estuvo mirando las lágrimas de Ezequías (Isaías 38:5): «He visto tus lágrimas». Las lágrimas de David eran músicas a los oídos de Dios. T. Watson El lloro tiene una voz, y como la música sobre el agua suena a mayor distancia y más armoniosamente que sobre la tierra, así también las oraciones, unidas a las lágrimas, claman más alto a los oídos de Dios, y suenan más dulces que cuando están ausentes las lágrimas. Spencer, Cosas nuevas y viejas 21 Tal como Dios ve el agua de la fuente en las venas de la tierra antes de que burbujee sobre su faz, también ve Dios las lágrimas en el corazón del hombre antes de que asomen a sus ojos. John Donne Bien decía Lutero: «La oración es la sanguijuela del alma que succiona el veneno y la hinchazón de la misma.» Bernardo dijo: «¡Con qué frecuencia la oración me ha hallado casi desesperado, pero me ha dejado triunfante y seguro del perdón!» C. H. S. Vers. 9. Jehová ha escuchado mi ruego. Ha acogido mi oración. Aquí hay una experiencia pasada usada para el aliento futuro. El ha escuchado, El escuchará. C. H. S. Vers. 10. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; retrocederán y serán avergonzados de repente. Los romanos acostumbraban a decir: «Los pies de los dioses vengadores van calzados de lana.» Con pasos sin ruido se acerca la venganza a su víctima y, de súbito y de modo abrumador, la destruye de un golpe. Si esto fuera una imprecación, hemos de recordar que el lenguaje de la antigua dispensación no es el de la nueva. Nosotros oramos por nuestros enemigos, no contra ellos. C. H. S. *** SALMO 7 El título es «Shigaion de David». Por lo que podemos colegir de las observaciones de los entendidos y de una comparación de este Salmo con el otro único Shigaion de la Palabra de Dios (Habacuc 3), este título parece indicar «Cánticos variables», con los que se asocia la idea de solaz y de placer. Parece probable que Cus el benjaminita había acusado a David ante Saúl de una conspiración traicionera contra la autoridad real. Esto puede entenderse como el «Cántico del santo calumniado». Aun esta penosa aflicción es ocasión para un Salmo. Vers. 1. Jehová, Dios mío, en Ti he confiado. El caso se inicia aquí con una confesión de confianza en Dios. Sea cual sea la premura de nuestra condición, nunca debemos olvidar el retener nuestra confianza en Dios. «Oh Señor. Dios mío» -mío por un pacto especial, sellado por la sangre de Jesús, y ratificado en mi propia alma por un sentimiento de unión a Ti- en Ti, y en Ti solamente, he puesto mi confianza ahora en mi penosa aflicción. Yo tiemblo, pero la roca no se mueve. Nunca está bien desconfiar de Dios, y nunca es en vano el confiar en El. C. H. S. Vers. 2. No sea que desgarren mi alma cual león. Había un enemigo de David que era más poderoso que los demás. Es de este enemigo; que con urgencia busca liberación. Quizás se trataba de Saúl su enemigo real; pero en nuestro caso hay uno que va dando vueltas alrededor como un león, que intenta devorarnos, con respecto al cual hemos de clamar: «líbranos del maligno».C. H. S. 22 He leído de algunas naciones bárbaras que, cuando el sol calienta demasiado, disparan flechas contra él; de la misma manera los malvados disparan a la luz y calor de la piedad. Jeremiah Burroughs Y me destrocen sin que haya quien me libre. Este es un retrato conmovedor de un santo entregado a la voluntad de Satanás. Esto hará conmover las entrañas de Jehová. Un padre no puede permanecer en silencio cuando su hijo está en un peligro semejante. Haremos bien aquí en recordar que ésta es una descripción del peligro al cual se ve expuesto el Salmista por lenguas calumniadoras. La calumnia deja su baba, por más que pueda desmentirse. Si Dios fue calumniado en el Edén, nosotros no sufriremos menos en esta tierra de pecadores. Si queremos vivir sin ser calumniados, hemos de esperar hasta llegar al cielo. C. H. S. Vers. 3. Jehová, Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad. Josefo nos cuenta de Apolinario que decía respecto a los judíos y cristianos que eran más necios que los bárbaros. Y Paulus Fagius cuenta una historia de un egipcio que decía con respecto a los cristianos: «Son un hato de gente traicionera y asquerosa»; y respecto a guardar el sábado dice: «Tenían una enfermedad, y querían reposar el séptimo día a causa de la misma.» Jeremiah Burroughs El aplauso de los malos generalmente implica algún mal, y su censura implica algún bien. Thos. Watson Vers. 4. Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo. El devolver mal por bien es una corrupción humana; el hacer bien por bien es una retribución cívica; pero el hacer bien por mal es una perfección cristiana. Aunque no sea la gracia de la naturaleza, con todo, es la naturaleza de la gracia. Wm. Secker Vers. 6. El juicio que has convocado. David, para orar debidamente, reposa en la Palabra y promesa de Dios; y el resultado de su ejercicio es éste: Señor, no soy llevado por la ambición, o la pasión voluntariosa y necia, o el deseo corrompido, desconsiderado, de pedirte todo lo que agrada a mi carne; sino que es la clara luz de tu Palabra la que me dirige, y en ella me fundo con firmeza. Juan Calvino Vers. 8. En los dos últimos versículos procuraba que Jehová se levantara, y ahora que se ha levantado, David se prepara para mezclarse con «la congregación del pueblo» que le rodea. C. H. S. Vers. 9. Que cese ya la maldad de los inicuos; afianza, en cambio, Tú al justo. ¿No es éste el anhelo universal de toda la compañía de los elegidos? C. H. S. Vers. 10. Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón. La verdad, como el aceite, siempre surge por encima; nuestros enemigos no tienen poder para ahogaría. C. H. S. Vers. 11. Dios está airado contra el impío todos los días. No tenemos a un Dios insensible e impasible ante quien presentarnos; El puede estar airado, es más, está airado hoy y cada día contigo, con los inicuos y los pecadores impenitentes. El mejor día que amanece sobre un pecador, con todo, le es causa de maldición. C. H. S. 23 Dios está enojado. La expresión original aquí es muy expresiva. La verdadera idea de la misma es «echando espuma por la boca» a causa de su indignación. Richard Mant Vers. 12. Si no se arrepiente, Él afilará su espada. La espada de Dios ha sido afilada en la piedra que gira de nuestra maldad diaria, y si no nos arrepentimos, con presteza nos hará pedazos. El pecador no tiene otra alternativa. C. H. S. ¡Cuán pocos son los que creen que Dios llamará a cuentas al malvado! Si lo creyéramos, temblaríamos como el que está dentro de una casa que se derrumba; nos esforzaríamos por «salvarnos de esta generación depravada». C. H. S. Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Y ¿estamos a salvo allí donde las flechas de Dios van a caer pronto como gotas de lluvia? «¡Apártate!» dijo Dios a Moisés- «de las tiendas de Coré, Datán y Abirán, para que no seas consumido en todos sus pecados.» ¡Cómo se han deteriorado las buenas manzanas al estar en el cesto con las malas! ¿No es perjudicial para el oro estar unido con la escoria? Lewis Stuckley Vers. 13. Instrumentos de muerte. Recuerda, las flechas de Dios nunca yerran, y siempre son «instrumentos de muerte». C. H. S. Ha templado al fuego sus saetas. La palabra «templado» significa lo mismo que arder en ira contra los impíos; y la palabra «preparado» significa que ha puesto a punto sus flechas; El no las dispara al azar, sino que las dirige a los inicuos. Un tal Félix, conde de Wartenberg, uno de los capitanes del emperador Carlos V, juró, en la presencia de varios en una cena, que antes de morir cabalgaría donde le llegara la sangre de los luteranos hasta las espuelas. Este hombre ardía en malicia, pero observemos cómo Dios dirige sus saetas contra él: aquella misma noche la mano de Dios le hirió de tal forma que fue estrangulado y se ahogó en su propia sangre; no cabalgó, sino que se bañó él mismo; no hasta las espuelas, sino hasta la garganta; no en la sangre de los luteranos, sino en su propia sangre. Jeremiah Burroughs Vers. 14. Concibió maldad, gestó iniquidad. Una mujer encinta proporciona la metáfora: gestó iniquidad. El impío está lleno de ella, de tal modo que no la puede llevar; quiere hacer su voluntad; está lleno de dolores hasta que es ejecutado su malvado intento. C. H. S. Concibió maldad. Nadie le fuerza a ello; él mismo lo hace voluntariamente. Richard Sibbs El orden natural es primero concebir y después gestar, pero aquí el gestar va primero; la razón de ello es que el malvado va con tanto ardor en persecución de su intento, que va a actuar inmediatamente si supiera cómo hacerlo, incluso antes de concebir con qué medios lo hará. J. Mayer Vers. 15. Pozo ha cavado, y ha ahondado. Había astucia en sus planes y diligencia en su labor. Ha condescendido a la penosa tarea de cavar. No teme ensuciarse las manos con la tierra; está dispuesto a hacer un hoyo para que otros caigan en él. ¡Qué cosas tan indignas es capaz de hacer el hombre para vengarse de los fieles! 24 Vers. 16. Su iniquidad se volverá sobre su cabeza. Las cenizas siempre van a parar a la cara de aquel que las echa al aire. C. H. S. *** SALMO 8 Podemos titular este Salmo el Salmo del astrónomo. Vers. 1. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos. Incapaz de expresar la gloria de Dios, el Salmista profiere una exclamación: ¡Oh Jehová, Señor nuestro! La estructura sólida del universo se apoya sobre su brazo eterno. El está presente universalmente, y por todas partes su nombre es excelente. Desciende, si quieres, a las mayores profundidades del océano, donde duerme el agua imperturbable, y la misma arena, inmóvil en quietud perenne, proclama que el Señor está allí, revelando su excelencia en el palacio silencioso del mar. Pide prestadas las alas de la mañana y recorre los confines más distantes del mar, y Dios está allí. Sube a los más altos cielos, o lánzate al infierno más profundo, y Dios es en uno y Otro, cantado en un cántico eterno o justificado en una venganza terrible. Por todas partes y en todo lugar, Dios reside y es manifestado en su obra. Apenas podemos hallar palabras más apropiadas que las de Nehemías: «Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran» (Nehemías 9:6). Volviendo al texto, nos lleva a observar que este Salmo es dirigido a Dios, porque nadie sino el Señor mismo puede plenamente conocer su propia gloria. C. H. S. Vers. 2. Por boca de los niños y de los que maman, afirmas tu fortaleza frente a tus adversarios. ¡Con qué frecuencia los niños nos hablan de un Dios al cual nosotros hemos olvidado! ¿No proclamaron su «¡Hosanna!» los niños en el Templo, cuando los fariseos, orgullosos, guardaban silencio y mostraban desprecio? ¿Y no cita el Salvador estas mismas palabras como justificación de sus gritos infantiles? Fox nos dice en su Libro de los mártires que cuando Mr. Lawrence fue quemado en Colchester, después de llevarle a la hoguera en una silla porque a causa de la crueldad de los papistas no podía sostenerse en pie, varios niños acudieron cerca de la hoguera y gritaron, diciendo según ellos pudieron: «Señor, fortalece a tu siervo, y guarda su promesa.» Dios contestó su oración, porque Mr. Lawrence murió con una calma y una firmeza que cualquiera podría desear para sí en sus últimos momentos. Cuando uno de los capellanes papistas le dijo a Mr. Wishart, el gran mártir escocés, que tenía dentro de sí un diablo, un niño que estaba cerca exclamó: «Un diablo no puede decir palabras como las que dice este hombre.» Un ejemplo más lo tenemos en un período más cercano a 25 nuestros tiempos. En una posdata a una de sus cartas, en la cual detalla su persecución cuando empezó a predicar en Moorfields, Whitefield dice: «No puedo por menos que añadir que varios niños y niñas que acostumbraban sentarse alrededor de mí en el púlpito mientras predicaba, y me entregaban las notas que les daba la gente por más que con frecuencia les acertaran con huevos podridos, fruta, fango, etc., que iban dirigidos a mí, nunca cedieron y dejaron de hacerlo; al contrario, cada vez que me tocaban con algo, me miraban con sus ojuelos llenos de lágrimas, y parecía que deseaban recibir los impactos dirigidos a mí. Dios hizo de ellos, en sus años de crecimiento, mártires grandes y vivos para El, que «¡de la boca de los niños y de los que maman perfecciona la alabanza!» C. H. S. ¿Quiénes son estos «niños y niñas que maman»? El hombre en general, que viene de un comienzo tan débil y pobre como son los niños y los que maman, con todo, acaba teniendo tal poder que puede enfrentarse y vencer al enemigo y al rebelde. Los apóstoles, cuya apariencia externa era deplorable, en cierto sentido comparable a los niños y a los que maman si los cotejamos con los grandes del mundo, aunque criaturas pobres y despreciadas, eran, con todo, instrumentos principales al servicio y gloria de Dios. Por tanto, es notable que cuando Cristo glorificó a su Padre por la dispensación sabia y gratuita de su gracia salvadora (Mateo 11:25), dijera: «Te doy gracias, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y los prudentes, y las has revelado a los niños.» Se nos dice (Mateo 18:3): «A menos que os convirtáis y os volváis como niños», etc. Como si hubiera dicho: vosotros os esforzáis por lugares preeminentes y por la grandeza mundana en mi reino; yo os digo que mi reino es un reino de niños, y en él no hay sino los que son humildes y los que se ven poca cosa a sus propios ojos, y están contentos con ser pequeños y despreciados a los ojos de los demás, y no buscan los grandes lugares y cosas del mundo. Thos. Manton La obra que se hace en amor pasa a ser la mitad de difícil y tediosa. Es como con una piedra grande, que si intentamos moverla en el aire o sobre el suelo no lo conseguimos. Pero si inundamos el campo donde se halla y la piedra queda enterrada en el agua, ahora, una vez sumergida, hallamos que aplicando nuestra fuerza la podemos mover de su lugar con nuestro brazo. Del mismo modo, bajo las influencias celestiales de la gracia, la marea del amor se levanta, envuelve nuestros deberes y dificultades, y un niño puede hacer la labor de un hombre, y un hombre la de un gigante. Thos. Guthrie ¿No nos asombramos todos tanto de la obra perfecta de las manos de Dios realizada en la hormiga, este pequeño insecto que se arrastra, como de la que ha hecho en el mayor de los elefantes? ¿De qué haya tantas partes y miembros ensamblados en un espacio tan pequeño? ¿De que una criatura tan pobre pueda proveer en el verano el alimento que necesitará en invierno? Daniel Rogers Para hacer callar al enemigo y al rebelde. Esta misma confusión y rebeldía de Satanás, que fue la causa de la caída del hombre, fue dirigida contra Dios primero; por tanto, la primera promesa y predicación del evangelio a Adán que se le hizo al sentenciarle fue que la simiente de la mujer quebrantaría la cabeza de la serpiente, siendo el objetivo de Dios tanto el confundir a Satanás como salvar al hombre. Thos. Goodwin Vers. 3. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, y la luna y las estrellas que Tú formaste. 26 La mente carnal no ve a Dios en nada, ni aun en las cosas espirituales, su Palabra o sus ordenanzas. La mente espiritual lo ve en todo, incluso en las cosas naturales, mirando los ciclos y la tierra y todas las criaturas. Robert Leighton Si pudiéramos trasladarnos más allá de la luna, si pudiéramos alcanzar las estrellas más elevadas con nuestra cabeza, podríamos descubrir al punto nuevos cielos, nuevas estrellas, nuevos soles, nuevos sistemas, y quizá adornados de modo más magnífico. Pero incluso entonces los vastos dominios de nuestro gran Creador no habrían terminado; para nuestro asombro, veríamos que sólo habíamos llegado a los inicios de las obras de Dios. ¡Qué admirables son los cuerpos celestes! ¡Estoy asombrado por su esplendor, y me deleito en su hermosura! Pero, a pesar de esto, por hermosos y ricamente adornados que sean, este cielo carece de inteligencia. No se da cuenta de su propia hermosura, en tanto que yo, que soy mera arcilla, moldeada por la mano divina, estoy dotado de sentido y razón. Christopher Christian Sturm en Reflexiones Vers. 4. Digo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre, para que cuides de él? Quizá no hay seres racionales por todo el universo entre los cuales el orgullo pudiera aparecer más impropio e incompatible que en el hombre, considerando la situación en que está colocado. Está expuesto a numerosas degradaciones y calamidades, a la furia de las borrascas y tempestades, a la devastación de los terremotos y los volcanes, al ímpetu de los torbellinos, a las ingentes olas del océano, a los estragos de la espada, el hambre, la pestilencia y a toda clase de enfermedades; y al final ¡ha de hundirse en la tumba y su cuerpo será pasto de los gusanos! El más altivo y pagado de sí mismo entre los hijos de los hombres está sometido a las mismas vicisitudes que los más humildes de la familia humana. Sin embargo aun en estas circunstancias, el hombre, este endeble gusano de polvo, cuyo conocimiento es tan limitado y cuyas necedades son tan numerosas y evidentes, tiene el desparpajo de pavonearse en la altanería del orgullo y gloriarse en su desvergüenza. El Dr. Chalmers, en sus Discursos astronómicos, dice verdaderamente: «Os damos una imagen débil de nuestra relativa insignificancia cuando decimos que el esplendor de un bosque extenso no sufriría más por la caída de una sola hoja que la gloria de este extenso universo si este globo en el cual nos hallamos, "y todo lo que de él proviene, se disolviera"». C. H. S. Es algo maravilloso que Dios piense en los hombres y los recuerde continuamente. Juan Calvino ¿Puede alcanzar una criatura tan despreciable como yo favor a los ojos de Dios? En Ezequiel 16:1-5, tenemos una relación de la maravillosa condescendencia de Dios con el hombre, el cual allí es comparado a un niño de origen despreciable, abandonado en el día de su nacimiento, en su sangre y su suciedad, ni aun envuelto con fajas, a quien no compadece nadie; criaturas lastimosas así somos delante de Dios; y, con todo, cuando El pasó y nos vio agitándonos en nuestra sangre dijo: «Vive». James Janeway Pide al profeta Isaías: «¿Qué es el hombre?», y contesta: «El hombre es hierba. Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo» (40:6). Pregunta a David: «¿Qué es el hombre?» Te contesta: «el hombre es una mentira» (Salmo 62:9); no sólo un mentiroso, un engañador, sino 27 «una mentira» y un engaño. La naturaleza pecaminosa del hombre es enemiga de la naturaleza de Dios y quisiera arrancar a Dios (leí cielo; y, a pesar de ello, Dios, entretanto, está elevando al hombre al cielo; el pecado quisiera disminuir al gran Dios, y, a pesar de ello, Dios engrandece al hombre pecador. Jos. Caryl ¡Oh la grandeza y la pequeñez, la excelencia y la corrupción, la majestad y la bajeza del hombre! Pascal Vers. 5. Le has hecho un poco inferior a los ángeles. En orden a dignidad, el hombre se halla por debajo de los ángeles, es un poco menos que ellos; en el Señor Jesús esto también fue realizado, porque El fue hecho un poco menor que los ángeles a causa del sufrimiento de la muerte. C. H. S. Es una cosa misteriosa, a la que apenas nos atrevemos a aludir, que haya aparecido un Redentor de los hombres caídos, pero no de los ángeles caídos. No quisiéramos elaborar teorías sobre esta verdad tan terrible e inescrutable; pero ¿no es demasiado sugerir que la intervención en favor del hombre, y la no intervención en favor de los ángeles, no nos da base para la convicción de que los hombres ocupan un lugar que no es inferior al de los ángeles en el amor y la solicitud de su Hacedor? El Redentor se nos presenta como sometiéndose a ser humillado -«hecho un poco inferior a los ángeles»- por amor o con vistas a la gloria que había de ser la recompensa de sus sufrimientos. Esto es una representación importante, que debe ser considerada con la máxima atención; y de la cual podemos sacar, creo, un argumento claro y sólido en favor de la divinidad de Cristo. No podríamos considerar que pudiera ser humildad en una criatura, fuera cual fuera la dignidad de su condición, el hecho de que asumiera el oficio de Mediador y obrara nuestra reconciliación. No olvidemos a qué degradación extrema un Mediador consiente en ser reducido. y a través de qué sufrimientos e ignominia debe someterse para poder conseguir nuestra redención; pero tampoco olvidamos la inconmensurable exaltación que fue el resultado o recompensa de este Mediador, y que si la Escritura es cierta, había de hacerle mucho más elevado que los más altos principados y potencias, y nosotros no podemos conocer dónde habría habido la asombrosa humildad, y la condescendencia sin paralelo, si alguna mera criatura hubiera consentido en aceptar este oficio con la perspectiva de tal recompensa. Henry Melvill *** SALMO 9 Vers. 1. Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón. A veces es necesaria toda nuestra decisión para hacer frente a los dientes de sus enemigos, afirmando que, por más que los demás callen, nosotros bendeciremos su nombre; aquí, sin embargo, el derrumbamiento del ene-migo se ve como total y el cántico fluye con la sagrada plenitud del deleite. Nuestro deber es alabar al Señor; ejerzamos este privilegio. Con todo mi corazón. La mitad del corazón no es el corazón.C. H. S. 28 Las medias tintas, el desánimo y el desprecio de la gracia divina van de la mano. E. W. Hengstenberg Vers. 1. Contaré todas tus maravillas. La gratitud por un acto de misericordia refresca la memoria de millares de ellos. Un eslabón de plata en la cadena arrastra una larga serie de recuerdos tiernos. Aquí hay una obra eterna para nosotros, porque no puede haber fin a la manifestación de todos sus actos de amor. C. H. S. Cuando hemos recibido algún bien especial del Señor, es bueno que, según la oportunidad que tengamos, lo contemos a otros. Cuando la mujer que había perdido una de sus diez monedas de plata la halló, reunió a sus vecinas y amigas y les dijo: «Regocijaos conmigo, porque he hallado la moneda que había perdido.» ¿Quién conoce tantas de las obras maravillosas de Dios como su propio pueblo? Si ellos callan, ¿cómo podemos esperar que el mundo vea lo que Él ha hecho? No nos avergoncemos de glorificar a Dios contando lo que conocemos y sabemos que El ha hecho; busquemos la oportunidad de poner claramente estos hechos en evidencia; deleitémonos en hallar la oportunidad de contar, de nuestra propia experiencia, lo que ha de redundar en su alabanza; y a los que honran a Dios, Dios, a su vez, los honrará; si estamos dispuestos a contar sus hechos, El nos dará en abundancia de qué hablar. P. B. Power en «Yo quiero» en los Salmos Vers. 2. Me alegraré y me regocijaré en Ti. Dios ama al dador alegre, tanto si lo que presenta ante el altar es el oro de su bolsa como el oro de su boca. Cantaré a tu nombre, oh Altísimo. Los cánticos son la expresión adecuada del agradecimiento interior, y haríamos bien en procurar honrar a nuestro Señor con muchos más. Mr. B. P. Power dijo, y muy bien: «Los marineros dan un grito de alegría cuando levan el anda; el labrador silba por la mañana cuando sigue su yunta; la lechera canta una canción rústica cuando se dispone a empezar su tarea; cuando los soldados dejan a sus amigos detrás, no avanzan al cántico de la "Marcha fúnebre de Saúl", sino al aire vivo de una marcha. Un espíritu que alaba hará por nosotros lo que sus cánticos hacen en favor de ellos; y si nos decidimos a alabar al Señor, sobrepasaremos muchas dificultades que con el espíritu abatido no seriamos capaces de superar, y doblaremos el trabajo hecho respecto a silo hacemos con languidez, abrumados y aplastados en el alma. Así como el espíritu malo en Saúl cedió en tiempos de antaño a la influencia del arpa del hijo de Isaí, también el espíritu de melancolía huirá de nosotros con tal que entonemos el himno de alabanza.»C. H. S. Vers. 4. Porque has mantenido mi derecho y mi causa. Si procuramos sostener y honrar a nuestro Señor podemos sufrir reproches y calumnias, pero es un gran consuelo recordar que Aquel que está sentado en el trono juzga nuestros corazones y no nos dejará a merced de la ignorancia del juicio del hombre falible. C. H. S. Vers. 8. El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud. ¡Oh, cómo debe frenar nuestras acciones la idea de aparecer ante el tribunal del gran Rey cuando estemos tentados a pecar, y cómo debe confortarnos cuando seamos calumniados y oprimidos! C. H. S. 29 La conciencia culpable no puede sufrir que se hable de este día porque entonces oye su propia condenación. Yo creo que si hubiese una colecta mundial para que no hubiese día de juicio, entonces Dios seria tan rico que el mundo quedaría en la bancarrota y seria una desolación. Henry Smith Vers. 9. El Señor será un refugio para los oprimidos, un refugio en tiempo de tribulación. Se dice de los egipcios que, viviendo en regiones pantanosas, y molestados por los mosquitos, acostumbraban a dormir en altas torres; estos insectos no podían subir tan arriba, por lo que se veían libres de sus picaduras; así debe ser con nosotros cuando nos combaten los cuidados y el temor, hemos de acudir a Dios en busca de refugio y descanso confiado en su ayuda. John Trapp Vers. 10. En Ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto Tú, oh Jehová, no desamparas a los que te buscan. La fe es una gracia inteligente; aunque puede haber conocimiento sin fe, no puede haber fe sin conocimiento. Dicen que la ignorancia es la madre de la devoción; pero, con toda seguridad, cuando se pone el sol sobre el entendimiento, tiene que ser la noche en los afectos. Tan necesario es el conocimiento para la existencia de la fe, que las Escrituras a veces llaman a la fe con el nombre del conocimiento. Isaías 53:11: «por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos». El conocimiento es puesto aquí en lugar de la fe. Thos. Watson No pueden hacer otra cosa los que a través de la salvación conocen los dulces atributos de Dios y sus nobles actos en favor de su pueblo. Nunca confiamos en un hombre hasta que le conocemos bien, y los hombres malos es mejor que los conozcamos que no que confiemos en ellos. No es así con respecto al Señor; porque allí donde su nombre es ungüento, derramado, las vírgenes le aman, se regocijan en El y reposan en El. John Trapp Vers. 12. Porque el que pide cuentas de la sangre se acordó de los afligidos. Oh perseguidores, llega un tiempo en que Dios hará una investigación estricta de la sangre de Hooper, Bradford, Latimer, Taylor, Ridley, etc. Llega un tiempo en que Dios va a inquirir quién cerró la boca de muchos ministros suyos, y quién encarceló, confinó y desterró a otros que eran en un tiempo antorchas ardientes y brillantes, y que estaban dispuestos a consumirse para que los pecadores pudieran ser salvados y Cristo glorificado. Llega un tiempo en que el Señor hará una estricta averiguación de todas las acciones y prácticas de los tribunales, consejos, comités eclesiásticos, y tratará a los perseguidores como ellos trataron a su pueblo. Thos. Brooks Hay la vox sanguinis, la voz de la sangre; y «El que hizo el oído, ¿no oirá?» Cubrió el mundo antiguo de agua. La tierra estaba llena de crueldad; la vox sanguinis era la que clamaba, y los cielos oyeron a la tierra, y las ventanas de los cielos se abrieron y dejaron caer su juicio y su venganza sobre ella. Edward Marbury No se olvidó del clamor del humilde. La oración es un puerto para el náufrago, un áncora para los que se están hundiendo en las olas, un cayado para los miembros del que se tambalea, una mina de joyas para el pobre, un médico para las enfermedades y un guardián de la salud. La oración nos asegura a la vez la continuidad de nuestras bendiciones y disipa las nubes de nuestras calamidades. ¡Oh bienaventurada oración!, Tú eres el conquistador denodado de los males humanos, el fundamento firme de la felicidad humana, la fuente de gozo perdurable, la madre de la filosofía. El hombre que puede orar verdaderamente, aunque languidezca en la indigencia más 30 extrema, es más rico que todos los que le rodean, en tanto que el desgraciado que nunca ha doblado su rodilla, aunque se siente orgulloso como monarca de todas las naciones, es el más destituido de los hombres. Crisóstomo Vers. 13. Ten misericordia de mí, Jehová. Tal como Lutero acostumbraba a llamar a algunos de los textos pequeñas Biblias, también nosotros podemos llamar a esta cláusula un pequeño libro de oración, porque tiene en sí el alma y tuétano de la oración. C. H. S. Vers. 14. Para que proclame yo todas tus alabanzas. No hemos de olvidar el objeto de David al desear misericordia; es la gloria de Dios. Los santos no son tan egoístas como para procurar sólo para sí mismos; desean el diamante de la misericordia para que los demás puedan ver cómo reluce y admiren a Aquel que da gemas tan preciosas a sus amados. C. H. S. Vers. 15-17. Va a resultar en un aumento del tormento de los condenados el que sus tormentos sean tan grandes y tan fuertes como su comprensión y sus afectos, lo cual hará que aquellas pasiones violentas sean todavía activas. Si su pérdida no fuera tan grande y su sentimiento de ello no fuera tan apasionado, si pudieran perder el uso de su memoria, estas pasiones morirían, y esta pérdida, siendo olvidada, les turbaría menos. Pero como no pueden poner a un lado ni su vida ni su ser, ya que ellos considerarían su aniquilación una misericordia singular, tampoco pueden poner a un lado ninguna parte de su ser. El entendimiento, la conciencia, los afectos, la memoria, todos ellos han de vivir para atormentarlos, en tanto que deberían haber contribuido a su felicidad. Y así como con estas facultades podrían haberse alimentado en el amor de Dios y sacar perpetuamente los goces de su presencia, así también por ellas mismas ahora reciben la ira de Dios y sacan continuamente los dolores de su ausencia. Ahora no dedican tiempo ni lugar en sus memorias para considerar las cosas de la otra vida. Ah, entonces tendrán tiempo suficiente; se hallarán donde no tendrán nada más para considerar: sus recuerdos no tendrán otra utilidad que dañarles; se hallarán grabados sobre las tablas de sus corazones. Richard Baxter Vers. 16. En la obra de sus manos fue enredado el malo. La paga que el pecador busca con su pecado es vida, placer y ventajas; pero la paga que le resulta del mismo es tormento, muerte y destrucción. El que quiera entender lo falso y engañoso del pecado debe comparar las promesas y el pago juntamente. Robert South No sólo lo leemos en la Palabra de Dios, sino que toda la historia y toda la experiencia dan constancia de la misma justicia recta de Dios al enredar al malvado en la obra de sus propias manos. Quizá el ejemplo más notable que tenemos, junto al de Amán en su propia horca, es uno que se relaciona con los horrores de la Revolución Francesa, en el cual se nos dice que «al cabo de nueve meses de la muerte de la reina Maria Antonieta en la guillotina, cada uno de los implicados en su trágico fin -acusadores, jueces, el jurado, los fiscales, los testigos, todos aquellos cuyo destino es conocido, sin excepción alguna-, perecieron en el mismo instrumento que su víctima inocente». «En la red que tendieron para ella quedaron presos sus propios pies, en el hoyo que cavaron para ella cayeron ellos mismos.» Barton Bouchier 31 Vers. 17. Los malos serán trasladados al Seol. Los impíos al morir tienen que sufrir el furor y la indignación de Dios. He leído de una piedra imán que se halla en Etiopía que tiene dos lados, uno de ellos atrae el hierro a sí, en tanto que el otro lo aleja; del mismo modo, Dios tiene dos manos, la de misericordia y la de justicia; con la una atrae a los piadosos al cielo, con la otra va a lanzar al pecador al infierno; y, ¡oh, qué lugar tan terrible es éste! Se le llama el lago ardiente (Apocalipsis 20:15); un lago, para denotar los abundantes tormentos del infierno; un lago ardiente, para mostrar el ardor de ellos: el fuego es el elemento más atormentador. Thos. Watson Todas las gentes que se olvidan de Dios. Hay naciones enteras que lo hacen; los que se olvidan de Dios son más numerosos que los profanos o los libertinos, y, según la misma expresión gráfica del hebreo, el lugar más hondo del infierno será aquel al cual serán echados todos de cabeza. El olvidarse parece un pecado pequeño, pero acarrea la ira eterna sobre el hombre que vive y muere en él. C. H. S. El recordar a Dios es el manantial de la virtud; el olvidarle, la fuente del vicio. George Horne Vers. 18. La esperanza del pobre no perecerá para siempre. Un pagano podría decir cuando un pájaro, aterrorizado por un milano, se esconde en su pecho: «No voy a traicionarte al enemigo, puesto que has buscado asilo en mi.» ¡Cuánto menos podría entregar Dios un alma a su enemigo que se ha refugiado en su nombre, diciendo: «Señor, no tengo confianza en mí mismo ni en nadie más; en tus manos entrego mi causa, y confío en Ti.» Esta dependencia de un alma indudablemente va a despertar el poder todopoderoso de Dios para la defensa de ella. El ha jurado con el mayor juramento que puede salir de sus labios, esto es, por sí mismo, que aquellos que buscan refugio en El recibirán gran consolación (Hebreos 6:17). Wm. Gurnall Vers. 19. Levántate, oh Jehová; no triunfe el hombre; sean juzgadas las naciones delante de Ti. ¿Qué significa esto? ¿Hemos de considerar que el Salmista está orando para la destrucción de sus enemigos, pronunciando una maldición sobre ellos? No; éstas no son las palabras de uno que desea que ocurra algo malo a sus enemigos; son las palabras de un profeta, de uno que está prediciendo, en lenguaje escritural, el mal que va a sucederles a causa de sus pecados. Agustin Vers. 20. Aprendan las naciones que no son sino hombres. Uno podría imaginarse que los hombres no pueden llegar a ser tan vanos que nieguen que son realmente hombres, pero parece que ésta es una lección que el divino Maestro puede enseñar a algunos espíritus orgullosos. El que lleva una corona no deja de ser hombre; los títulos universitarios eminentes no hacen que los que los posean sean otra cosa que hombres; el valor y las conquistas no elevan por encima del simple nivel de hombre; y toda la riqueza de Creso, la sabiduría de Solón, el poder de Alejandro, la elocuencia de Demóstenes, si se añaden, van a dejar a su posesor siendo un hombre, después de todo. Recordemos esto siempre, para que no sea necesario que, como a los que menciona el texto, haya que infundírsenos temor. C. H. S. El original es enosh; y, por tanto, es una oración para que puedan conocer ellos mismos que no son sino hombres desgraciados, frágiles, mortales. La palabra está en singular, pero se usa en forma colectiva. Juan Calvino 32 *** SALMO 10 No hay, a juicio mío, un solo Salmo que describa la mente, las costumbres, las obras, las palabras, los sentimientos y el destino del impío con tanta propiedad, plenitud y luz como este Salmo. Así que, si en algún aspecto no se ha dicho bastante todavía del impío, o si falta todavía algo en los Salmos que siguen, podemos hallar aquí una imagen y representación perfecta de la iniquidad. Este Salmo, pues, es un tipo, forma y descripción de este hombre, el cual, aunque él mismo se vea, y aun los otros le vean, como el más excelente de los hombres, más que Pedro, es detestable a los ojos de Dios; y esto es lo que impulsó a Agustín y a los que siguieron a entender este Salmo con referencia al Anticristo. Martin Lutero Vers. 1. ¿Por qué estás lejos, oh Jehová? La presencia de Dios es el gozo de su pueblo, pero la sospecha de su ausencia es desazonante sin medida. Por tanto, recordemos que el Señor está cerca de nosotros. El orífice no está nunca lejos de la boca del horno cuando tiene el oro en el fuego, y el Hijo de Dios siempre está andando en medio de las llamas cuando sus santos hijos son echados en ellas. C. H. S. ¿Por qué te escondes en el tiempo de la tribulación? No es la tribulación, sino el que nuestro Padre esconda su faz, lo que nos hiere en lo vivo. Si necesitamos respuesta a la pregunta «¿Por qué te escondes?» la hallaremos en el hecho de que hay una necesidad no sólo para la prueba, sino para la pesadez del corazón bajo la prueba (1! Pedro 1:6); pero, ¿cómo puede ser así si el Señor debería brillar sobre nosotros cuando nos está afligiendo? Si el padre consuela a su hijo cuando le está corrigiendo, ¿de qué serviría la disciplina? Un rostro sonriente y la vara no son compañeros apropiados. Dios desnuda la espalda para que el golpe se sienta más; porque es sólo la aflicción sentida la que pasa a ser aflicción bendita. Si fuéramos llevados en brazos por Dios al pasar cada corriente, ¿dónde estaría la prueba, dónde la experiencia que la tribulación tiene por objeto enseñarnos? Si el Señor no se escondiera, no seria tiempo de tribulación en absoluto. Lo mismo podrías inquirir por qué el sol no brilla de noche, cuando es seguro que no habría noche silo hiciera. C. H. S. «El tiempo de la tribulación» debería ser tiempo de confianza; el tener fijo el corazón en Dios, debería prevenir los temores del corazón. «Confiando en el Señor, su corazón es establecido; no temerá.» De otra manera, sin ello, seriamos como la llama de una vela, como una veleta; movidos por cada ráfaga de malas noticias, nuestras esperanzas se hundirían o flotarían según las noticias que oyéramos. La falta de fe sólo impide a Dios que nos muestre su poder al tomar nuestra parte. Stephen Charnock Vers. 2. Con arrogancia el malo persigue al pobre. La acusación se divide en dos partes distintas: arrogancia y tiranía; la una es la raíz de la otra. El orgullo es el huevo de la persecución. C. H. S. 33 El «orgullo» es un vicio que se adhiere de modo tan firme a los corazones de los hombres, que si tuviéramos que quitarnos nuestras faltas una tras otra, sin duda hallaríamos que es la última y la más difícil de arrancar. Richard Hooker Queda atrapado en la trama que le ha urdido. La idea es razonable, justa y natural. Incluso cuando nuestros enemigos son los jueces, es justo que los hombres sean tratados como ellos desean tratar a los Otros. Sólo sopesamos al otro en nuestras propias balanzas, y medimos el trigo con nuestra propia medida. Nadie va a disputar la justicia de Dios cuando El ahorque a cada Amán en su propia horca, y eche a cada uno de los enemigos de sus Danieles en sus propios fosos de leones. C. H. S. Vers. 3. Porque el malo se jacta de los antojos de su alma. La evidencia es plena y concluyente sobre la cuestión del orgullo, y ningún juez vacilaría en pronunciar veredicto contra el reo. El primer testigo testifica que es un jactancioso. Los pecadores jactanciosos son los hombres más despreciables, los peores, especialmente cuando sus inmundos deseos demasiado inmundos para poder ser realizados-pasan a ser objeto y tema de sus jactancias. El codicioso bendice, mas Jehová lo desprecia. Otro testimonio que desea que se le escuche. Esta vez el descaro del orgulloso rebelde es aún más aparente; porque «el codicioso bendice a quien Jehová aborrece». Esto es insolencia, que es orgullo disfrazado. Los únicos pecadores que son recibidos como respetables son los codiciosos. Si un hombre fornica, o es un borracho, se le echa de la iglesia; pero, ¿quién ha oído de disciplinar en la iglesia a este idólatra desgraciado: un codicioso? Temblemos para que no seamos hallados participes de este atroz pecado del orgullo: «el codicioso bendice a quien Jehová aborrece». C. H. S. Cristo sabía lo que decía cuando exclamó: «Ningún hombre puede servir a dos señores.» Como el ángel y el diablo luchaban por la posesión del cuerpo de Moisés (Judas 9), no para partírselo, sino para poseerlo entero cada uno, del mismo modo se esfuerzan todavía por nuestras almas, para ver quién va a poseerlas enteras. Henry Smith Vers. 4. El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. El rostro duro como el bronce y el corazón quebrantado nunca van juntos. No estamos del todo seguros que los atenienses fueran sabios cuando ordenaron que los hombres fueran sentenciados en la oscuridad para que la expresión de sus rostros no pudiera ser sopesada por los jueces; porque hay mucho más que se puede aprender de los gestos de la cara que de las palabras de los labios. La sinceridad brilla en el rostro, pero la vileza de algunos asoma a los ojos. C. H. S. Son a millares los que morirán y serán condenados, más bien que aceptar el perdón sobre el hecho único de los méritos y obediencia a Cristo. ¿Cuándo van a estar contentos los hombres con el método de Dios para salvarlos por la sangre del pacto eterno? ¿Vas tú a ser condenado para poder ser tu propio salvador? ¿Eres tan orgulloso que no quieres contemplar a Dios? No vas a merecer ni recibir nada. ¿Qué diré? Eres pobre, pero orgulloso; no tienes más que miseria, pero estás hablando de hacer una compra. El que está orgulloso de sus vestidos, y su linaje no es tan despreciable a los ojos de Dios como el que esta orgulloso de sus méritos y por ello se niega a someterse a los métodos de Dios para su salvación por medio de Cristo y de su justicia exclusivamente. Lewis Stuckley 34 El orgullo de los malvados es la razón principal por la que no buscan el conocimiento de Dios. El orgullo consiste en una exaltada opinión de uno mismo sin base para ello. Por tanto, el orgulloso se siente impaciente ante un rival, aborrece a un superior, y no puede tolerar un amo. Es evidente que no hay nada más penoso para el corazón orgulloso que el pensamiento de un ser como Dios. Una persona orgullosa sólo puede considerarlo con sentimientos de temor, aversión y aborrecimiento. Tiene que verle como su enemigo natural, su gran enemigo, a quien ha de temer. El orgullo hundió a Satanás desde el cielo al infierno; desterró a nuestros primeros padres del paraíso; y, de modo similar, va a ser la ruina de los que lo sientan. Nos mantiene en la ignorancia de Dios; nos cierra su favor; nos impide que nos asemejemos a El. ¡Vigila el orgullo! Vigila para que no caigas en él imperceptiblemente, porque es quizá, de todos los pecados, el más secreto, sutil y solapado. Edward Payson No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Entre los montones de paja no había ningún grano de trigo. El único lugar donde no hay Dios es en los pensamientos del malvado. Esta es una acusación devastadora; porque allí donde no hay el Dios del cielo, está reinando avasallador el señor del infierno; y si Dios no está en nuestros pensamientos, nuestros pensamientos nos llevan a la perdición. C. H. S. Algunos leen: «No hay Dios en ninguno de sus propósitos astutos y presuntuosos»; otros: «En ninguno de sus pensamientos hay Dios» Thos. Goodwin Nos preocupamos de las menudencias, pero Dios no se halla en absoluto en nuestros pensamientos; raramente es el único objeto de ellos. Dedicamos nuestros pensamientos duraderos a las cosas transitorias, y los pensamientos fugaces, al bien perdurable y eterno. Stephen Charnock Vers. 5. Tus juicios los tiene muy lejos de su vista. Este hombre mira hacia arriba, pero no bastante. Habiendo olvidado a Dios, también ha olvidado sus juicios. No es capaz de comprender las cosas de Dios; más bien podemos esperar que un cerdo mire por un telescopio a las estrellas que no que este hombre estudie la Palabra de Dios para entender la justicia del Señor. C. H. S. Vers. 6. Dice en su corazón: No seré inquietado jamás; nunca me alcanzará el infortunio. ¡Oh impertinencia sin sentido! El hombre se cree inmutable y omnipotente, también, porque nunca ha de verse en la adversidad. C. H. S. Pompeyo, cuando hubo asaltado en vano una ciudad y no pudo tomaría por la fuerza, se ingenió una estratagema, fingiendo la proposición de un pacto: les dijo que abandonaría el sitio y haría paz con ellos con la condición de que dejaran entrar a unos pocos soldados débiles, enfermos y heridos para que los curaran. Ellos dejaron entrar a los soldados, y cuando la ciudad estaba segura, los soldados dejaron entrar al ejército de Pompeyo. Una seguridad carnal establecida va a permitir a todo el ejército de los deseos carnales en el alma. Thomas Brooks 35 Vers. 7. Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude. No hay poco engaño aquí, sino que su boca está llena de él. Una serpiente de tres cabezas había escondido sus colmillos y veneno dentro del ámbito de su negra boca. C. H. S. Vers. 8. Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido. A pesar de las jactancias de este hombre vil y miserable, parece que es tan cobarde como cruel. Sus actos son los del salteador de caminos que se lanza sobre el caminante que no sospecha nada en algún lugar desolado del camino. C. H. S. El bandido árabe acecha como un lobo entre los montones de arena, y a veces salta súbitamente sobre el caminante solitario, le roba en un santiamén, y luego desaparece entre las dunas y altibajos, donde es imposible perseguirle. W. M. Thompson en La tierra y el libro La extirpación de la verdadera religión es el gran objeto de los enemigos de la verdad y la justicia; y no hay nada que les detenga en su pesquisa por conseguir este objetivo. John Morrison Vers. 9. Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; atrapa al desdichado atrayéndolo a su red. La opresión hace de los príncipes leones rugientes, y a los jueces lobos rapaces. Es un pecado innoble, contra la luz de la naturaleza. Ninguna criatura oprime a los de su propia especie. Mira las aves de presa, como las águilas, los buitres, los milanos, y no verás que ataquen nunca a los de su propia especie. Mira las bestias de la selva, como el león, el tigre, el lobo y el oso, y hallarás que son favorables a los de su propia especie; sin embargo, el hombre, contra lo que es natural, hace presa de otros hombres, como los peces del mar, que se tragan a los que son menores en tamaño. Thos. Brooks Vers. 10. Se encoge, se agacha, y caen en sus fuertes garras muchos infelices. Verás a su santidad el papa con los peregrinos a sus pies, si esta estratagema es necesaria para engañar la mente de las multitudes; o le verás sentado en un trono de púrpura, si quiere asombrar y atemorizar a los reyes de la tierra. John Morrison Vers. 11. Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; tiene tapado su rostro; nunca lo verá. Como en el caso anterior, lo mismo aquí; un testigo va a aparecer que ha estado escuchando por el ojo de la cerradura del corazón. Este hombre cruel se consuela a sí mismo con la idea de que Dios es ciego, o por lo menos olvidadizo: una fantasía engañosa, realmente. C. H. S. Los viejos pecados olvidados por los hombres se quedan fijados de modo permanente en un entendimiento infinito. El tiempo no puede borrar lo que El ha venido conociendo desde la eternidad. ¿Por qué habrían de borrarse después de muchos años de haber sido realizados, si ya eran conocidos previamente antes de ser cometidos, o que el criminal pudiera practicarlos? Lo mismo seria decir que Dios no conoce de antemano lo que ocurrirá hasta el fin del mundo, como que El va a olvidar algo de lo que ha sido efectuado desde el comienzo del mismo. Stephen Charnock El hombre se abstiene de arrepentirse porque Dios se abstiene de castigar. La abeja da miel de modo natural, pero pica cuando se enoja. Thos. Watson 36 Como la justicia parece estar dormitando, el hombre supone que es ciega; por el hecho de demorar el castigo, se imagina que se niega a castigarlos; porque no siempre les reprueba los pecados, suponen que los aprueba. Pero que sepan éstos que la flecha silenciosa puede destruir lo mismo que el cañón rugiente. Aunque la paciencia de Dios es duradera, no es permanente. Wm. Secker Vers. 13. ¿Por qué desprecia el malo a Dios? En estos versículos se condensa la descripción de los malos, y el mal de su carácter es diseñado según su fuente, a saber, las ideas ateas con respecto al gobierno del mundo. En su corazón han dicho: Tú no lo inquirirás. Si no hubiera infierno para otros, tendría que haberlo para los que niegan la justicia del mismo. C. H. S. ¡Cómo! ¿Crees que Dios no recuerda los pecados que nosotros no tenemos en cuenta? Porque cuando pecamos, sigue apuntándose en la cuenta, y el Juez lo anota todo en la tabla de los recuerdos, y su pergamino alcanza el cielo. Henry Smith Vers. 14. Tú lo has visto; porque miras los trabajos y la vejación, para dar la recompensa con tu mano. La maldad osada va a recibir su merecido en deplorable castigo, y los que albergan desdén, heredarán aflicción. C. H. S. Vers. 16. Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han sido barridos los gentiles. Esta confianza y fe han de aparecer al mundo como extrañas e inexplicables. Si la historia es verdadera, es como lo que sus conciudadanos tienen que haber pensado del hombre del cual se dice que la potencia de su visión era tan extraordinaria que podía distinguir bien la flota de los cartagineses entrand9 en el puerto de Cartago cuando él se hallaba en Lilyboeum, en Sicilia. ¡Un hombre que viera a tal distancia a través del mar, podía deleitarse en la visión de lo que los demás no podían ver! Lo mismo la fe que se halla ahora en su Lilyboeum, y ve la zarandeada flota entrando con toda seguridad en el puerto deseado, gozando la bendición que está todavía distante, como si ya hubiera llegado. C. H. S. Vers. 17. El deseo de los humildes escuchas, oh Jehová; Tú confortas su corazón, y tienes atento tu oído. Hay una clase de omnipotencia en la oración que es el prevalecer en la omnipotencia de Dios. Soltó cadenas de hierro (Hechos 16:25, 26); abrió puertas de hierro (Hechos 12:5-10); abrió las ventanas del cielo (1º. Reyes 18:41); desmenuzó los grillos de la muerte (Juan 11:4043). Satanás tiene tres títulos en las Escrituras, que muestran su malignidad contra la iglesia de Dios: dragón, para denotar su malicia; serpiente, para denotar su astucia; león, para denotar su fuerza. Pero ninguno de éstos puede resistir y hacer frente a la oración. La mayor, malicia de Amán se hunde ante la oración de Ester; el consejo astuto de Ahitófel se marchita ante la oración de David; el gran ejército de los etíopes huye como un enjambre de cobardes ante la oración de Asá. Edw. Reynolds 37 *** SALMO 11 David, en los diferentes períodos de su vida, estuvo colocado en casi todas las situaciones en que un creyente, sea rico o pobre, puede ser colocado; en estas composiciones escritas celestiales delinean todas las actividades de su corazón. Para ayudamos a recordar este Salmo tan breve, pero tan dulce, le daremos el nombre de «Cántico del Amigo Firme y Fiel». C. H. S. Los amigos de David, o los que decían serlo, le advirtieron que huyera al país montañoso en que había nacido, y que permaneciera allí escondido durante un tiempo hasta que el rey se le mostrara más favorable. David en aquel entonces no aceptó el consejo, aunque más adelante parece haberlo seguido. Este Salmo se aplica al establecimiento de la iglesia contra las calumnias del mundo y los consejos de avenencias y componendas dados por el hombre, afirmando que la confianza ha de ser colocada en Dios, el Juez de todos. W. Wilson Notemos de qué modo tan notable este Salmo se corresponde con la liberación de Lot cuando se hallaba en Sodoma. Este versículo, con la exhortación del ángel: «Escapa a las montañas, para que no seas consumido», y la respuesta de Lot: «No puedo escapar a las montañas, no sea que me alcance el mal, y muera» (Génesis 19:17-19). Y también: «Jehová tiene en el cielo su trono, y sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos»; con: «Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego del cielo»; y también: «Los rectos contemplarán su rostro», con: «libró al justo Lot... porque este justo, que residía entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos» (2ª Pedro 2:7, 8). Casiodoro en el Comentario sobre los Salmos de John M. Neale, de escritores primitivos y medievales. Los combatientes en el lago Trasimeno se dice que estaban tan absortos en el combate que ni unos ni otros se dieron cuenta de las convulsiones de la naturaleza que tenían lugar en el terreno que pisaban. Lo mismo ocurre, aunque con una causa más noble, a los soldados del Cordero. Creen, y por ello no se apresuran; es más, pueden apenas sentir las convulsiones de la tierra, como los demás hombres, debido a su anhelo de seguir adelante para llegar al advenimiento del Señor. Andrew A. Bonar Vers. 1-3. Estos versículos contienen un relato de una tentación a desconfiar de Dios, la cual había causado gran desasosiego en David en una ocasión que no se menciona. Es posible que en los días en que se hallaba en la corte de Saúl le aconsejaran que escapara en unos momentos en que su huida podía ser achacada a un incumplimiento de su deber respecto al rey o a una prueba de cobardía personal. Su caso era como el de Nehemías, cuando sus enemigos, bajo el pretexto de la amistad, esperaban entramparle en vez de que huyera para salvar su vida, mediante los consejos que le daban. C. H. S. Vers. 1. En Jehová he confiado; ¿cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave? Cuando Satanás no puede derrotamos por medio de la presunción ¡con qué astucia procura nuestra ruina por medio de la desconfianza! Echará mano de nuestros amigos más queridos para convencernos 38 de que no tengamos confianza, y usará una lógica tan plausible que, a menos que afirmemos de modo definitivo nuestra confianza inmutable en Jehová, conseguirá que como un pájaro tímido huyamos a las montañas siempre que se presente peligro. C. H. S. Podemos observar que David se complacía usando la metáfora con frecuencia, comparándose a un ave, y a varias clases de ellas; primero a un águila (Salmo 103:5): «Mi juventud es renovada como la de un águila»; a veces a un búho (Salmo 102:6): «Soy como un búho entre ruinas»; a veces a un pelícano, en el mismo versículo: «como un pelícano en el desierto»; otras a un gorrión (Salmo 102:7): «Como el gorrión solitario sobre el tejado»; algunas veces a una perdiz: «Como cuando uno caza una perdiz.» Algunos dirán: «¿Cómo es posible que aves de pluma tan diferente puedan agruparse y representar el carácter de David?» Contestaremos que no hay dos hombres que puedan diferir más el uno del otro que el mismo siervo de Dios en distintos momentos puede diferir de sí mismo. Sus palabras «¿cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave?» Implican cierta emoción, por lo menos desagrado ante el consejo. Se arguye que David no estaba ofendido por el consejo, sino por la manera en que le es propuesto. Sus enemigos lo hacen irónicamente, burlándose, como si el ir volando allí no tuviera propósito alguno y que no era probable que hallara allí la seguridad que buscaba. Así, cuando los principales sacerdotes se burlaban de Jesús (Mateo 27:43), decían: «Ha puesto su confianza en Dios; líbrele ahora si le quiere.» La confianza de Cristo en Dios nunca varió un punto por las mofas o increpaciones que le lanzaban. Por otra parte, si las burlas de los hombres hacen que menospreciemos el buen consejo, en esta época con burlas nos apartarían de nuestro Dios, y Cristo, y las Escrituras, y el cielo; el apóstol Judas, vers. 18, ya predijo que en los últimos tiempos habría burladores, que andarían conforme a sus propias concupiscencias. Thomas Fuller Es una ofensa tan grande el hacerse un nuevo Dios como el negar el verdadero. «¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?», entre los miles de santos, entre Miguel o Gabriel, Moisés o Samuel. «Y no hay nada en la tierra que desee en comparación contigo.» John King En las tentaciones de tribulación y terror no es conveniente discutir la cosa con Satanás. Richard Gilpin La sombra no refresca, a menos que se esté en ella. ¿De qué sirve tener sombra, ni que sea de una alta peña, si nos sentamos bajo el sol; el tener a disposición el brazo del omnipotente, si nosotros nos apartamos de él y hacemos escapadas en las mismas fauces de la tentación? Las caídas de los santos han tenido lugar cuando han salido de su trinchera y su fortaleza; porque su fuerza es como la de los conejos, animales débiles en sí mismos, cuya fortaleza se halla en la roca del Todopoderoso, que es su habitación. William Gurnall Vers. 2. Porque he aquí, los malos tensan el arco; tensan la saeta sobre la cuerda. El arco es tensado, y la flecha es colocada en la cuerda: «Huye, huye, pájaro indefenso; tu seguridad está en la huida; huye, porque tus enemigos van a enviar sus dardos a tu corazón; ¡apresúrate, porque pronto van a destruirte!» David parece haber sentido la fuerza del consejo, porque venía de su 39 propia alma; pero, con todo, no quiere ceder, sino que se atreve a arrostrar el peligro antes que exhibir desconfianza en el Señor su Dios. C. H. S. Los principales sacerdotes y fariseos prepararon asechanzas para entrampar a Jesús por medio de su astucia y matarle; tensaron su arco cuando compraron a Judas Iscariote para que traicionara a su Maestro; colocaron sus flechas en la cuerda cuando buscaron «falsos testimonios contra Jesús para darle muerte» (Mateo 26:59). Michael Aygaun en Comentario de J. M. Neale Vers. 3. Si se socavan los fundamentos, ¿qué podrá hacer el justo? ¿Es posible que los fundamentos de la religión sean destruidos? ¿Puede Dios estar soñoliento, sí, letárgico, de modo que sea posible su ruina? Si El mira, y, con todo, no ve que estos fundamentos son destruidos, ¿dónde está su omnisciencia? Si lo ve y no puede evitarlo, ¿dónde se halla su omnipotencia? Si lo ve, puede evitarlo y no lo hace, ¿dónde se hallan su bondad y misericordia? Respondemos de modo negativo, que es imposible que los fundamentos de la religión puedan ser destruidos de modo total y final, sea en relación con la iglesia en general o con referencia a cada uno de sus miembros vivos y verdaderos. Por la razón de que tenemos una promesa explícita de Cristo: «Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mateo 16:18). Thomas Fuller Si. Es la única palabra de consuelo en el texto, ya que muestra que todo lo que se dice no es positivo, sino una suposición. Bien, es bueno conocer lo peor de todo, para que podamos prevenirnos en consecuencia; y, por tanto, que, en hipótesis, contemplemos este caso lamentable no como dudoso, sino como un hecho; no como temido, sino como sentido; no como sospechado, sino como habiendo ocurrido en realidad. Thomas Fuller Primero, un triste caso supuesto: Si los fundamentos son socavados. Segundo, una triste pregunta que propone: ¿ Qué podrá hacer el justo? Tercero, una triste respuesta implicada, a saber, que no puede hacer nada con miras a restablecer el fundamento destruido. Thomas Fuller Su respuesta a la pregunta «¿Qué puede hacer el justo?» sería la contra pregunta «¿Qué es lo que no pueden hacer?». Cuando la oración pone en movimiento a Dios de nuestro lado, y cuando la fe asegura el cumplimiento de la promesa, ¿qué motivo puede haber para la huida, por crueles y poderosos que sean nuestros enemigos? C. H. S. ¿Qué puede hacer el justo? El «puede» del justo es un «puede» limitado, confinado a la regla de la Palabra de Dios. El justo no puede hacer nada que no sea legal hacer (2ª Corintios 13:8). Porque no podemos hacer nada contra la verdad, sino para la verdad. El malvado puede hacerlo todo; su conciencia, que es tan ancha que ni es conciencia, le permite hacerlo todo, por ilegitimo que sea: matar, envenenar, lo que sea, por todos los medios, en todo tiempo, en cualquier lugar, a todo aquel que se interpone entre él y la consecución de sus deseos. No así el justo; éstos tienen una regla por la cual han de obrar, que ni pueden, ni deben, ni se atreven a quebrantar. Por tanto, si un justo tuviera la seguridad de que el quebrantar uno de los mandamientos de Dios puede restaurar la religión decaída y volver las cosas a su estado previo, sus manos, su cabeza y su corazón estarían maniatados; no puede hacer nada, porque caería sobre él la condenación justa que dice: «Hagamos males para que vengan bienes» (Romanos 3:8); Thomas Fuller 40 Los tiempos de pecar en abundancia han sido siempre, para los santos, tiempos para mucha oración. Sí, esto es lo que pueden hacer: «ayunar y orar». Hay todavía un Dios en los cielos a quien acudir cuando la liberación de un pueblo se halla más allá de lo que pueden hacer las disposiciones y el poder humanos. William Gurnall Vers. 4. Jehová está en su santo templo. Los cielos están encima de nuestras cabezas en todas las regiones de la tierra, y así el Señor se halla siempre cerca de nosotros en todo estado y condición. Esta es una razón muy poderosa para que no adoptemos las viles sugerencias de desconfianza. Hay Uno que alega su preciosa sangre en favor nuestro en el templo de arriba, y allí hay Uno en el trono que no está nunca sordo a la intercesión de su Hijo. ¿Por qué, pues, hemos de temer? ¿Qué planes e intrigas puede imaginar el hombre, que Jesús no pueda descubrir? Jehová tiene en el cielo su trono. Si confiamos en este Rey de reyes, ¿no basta? ¿No puede Él librarnos sin nuestra cobarde retirada? Sí, bendito sea nuestro Señor y Dios, que podemos saludarle como Jehová-nissi; en su nombre enarbolamos nuestras banderas, y, en vez de huir, gritamos una vez más el grito de guerra. C. H. S. Sus ojos ven. Dios no escudriña como el hombre, inquiriendo en lo que estaba antes escondido de él; su escudriñar es simplemente mirar; El ve el corazón, El contempla los riñones; la misma vista de Dios es escudriñadora. Richard Alleine En Apocalipsis 1:14, en que se describe a Cristo, se dice que sus ojos son como llama de fuego; ya sabemos que la propiedad del fuego es escudriñar y poner a prueba las cosas que a él son sometidas, y el separar la escoria del metal puro; así, también, los ojos de Dios son como fuego, para probar y examinar las acciones de los hombres. Es un Dios que puede ver a través de las hojas de higuera de nuestras palabras con que profesamos, y discernir la desnudez de nuestros deberes por medio de ellas. Ezequiel Hopkins Acepta a Dios en tu consejo. El cielo se halla por encima del infierno. Dios en todo momento puede decirte qué planes se están incubando allí contra ti. William Gurnall Sus párpados escudriñan a los hijos de los hombres, como un juez somete a prueba a un reo con sus ojos y lee los caracteres de maldad impresos en su rostro. En el gran pavor descrito en Apocalipsis 6:16, todos los que huyen piden poder esconderse de la mirada de Aquel que está sentado en el trono. La maldad no puede resistir la observación de ningún ojo, y mucho menos el ojo de la justicia. Es muy difícil no mostrar la culpa del corazón en el rostro, tan difícil como dejar de verla. Joseph Caryl Vers. 5. Jehová prueba al justo y al impío. No los aborrece, sólo los prueba. C. H. S. Con la excepción de nuestros pecados, no hay nada tan abundante en este mundo como las tribulaciones que resultan del pecado, que son como los mensajeros que, uno tras otro, iban llegando a Job. Como no nos hallamos en el paraíso, sino en el desierto, hemos de esperar una tribulación tras otra. Así como a David le llegó un oso después de un león, y un gigante después del oso, y un rey tras el gigante, y los filisteos después del rey, así también, cuando los creyentes han combatido la pobreza, tendrán que luchar contra la difamación; cuando han luchado contra la 41 difamación, tendrán que hacerlo contra la enfermedad; serán como un obrero que nunca cesa en su trabajo. H. Smith Vers. 6. Sobre los malos hará llover calamidades. No hay calamidades que nos caigan encima con tanta abundancia como las de nuestros propios pecados; siguen cayendo sobre nuestras cabezas, y nos encorvan, de modo que no podemos erguirnos; para el que no tiene la conciencia cauterizada, hay poco descanso a causa de ellas. Samuel Page Viento abrasador. Algunos expositores creen que el término se refiere a una tempestad. Hay una alusión en hebreo aquí al viento sofocante, ardiente, que sopla a través del desierto de Arabia, conocido como el simún. «Una tempestad ardiente» la llama Lowth, en tanto que Otro comentarista lee «viento de ira»; en una u otra versión sólo vemos terrores. Será la porción del cáliz de ellos. Una gota del infierno es terrible, pero ¿qué será una copa llena de tormento? Pensemos en ello: una copa de miseria, sin una gota de misericordia. ¡Oh pueblo de Dios, qué necio es temer a los hombres que serán pronto haces ardientes en el fuego del infierno! Piensa en su fin, su fin terrible, y todo tu temor se cambiará en desprecio a sus amenazas y compasión a su miserable estado.C. H. S. Vers. 7. Porque Jehová es justo, y ama la justicia. No sólo es su ocupación el defenderla, sino que su naturaleza es amarla. Los rectos contemplarán su rostro. (O según otras versiones: Su rostro contempla a los rectos). Mamon, la carne, el diablo, todos ellos susurran a nuestro oído: «Huye como un pájaro a tu montaña»; pero nosotros hemos de avanzar y desafiarlos. «Resistid al diablo, y de vosotros huirá.» ¡Adelante! ¡Que la vanguardia avance! ¡Al frente todas las potencias y pasiones del alma! ¡Adelante! ¡Adelante!; en nombre de Dios, ¡adelante!, porque «Jehová de los ejércitos está con nos9tros; el Dios de Jacob es nuestro refugio». C. H. S. El nos contempla con ojo sonriente, y por tanto no puede mirar con favor al injusto; así que esta necesidad no está fundada solamente en la orden de Dios de que seamos renovados, sino en la misma naturaleza de la cosa, porque Dios, con relación a su santidad, no puede conversar con una criatura impura. Dios tendrá que cambiar su naturaleza o bien tendrá que cambiar la naturaleza del pecador. Lobos y ovejas, tinieblas y luz, no pueden estar de acuerdo. Dios no puede amar a un pecador como pecador, porque El aborrece la impureza tanto por necesidad de su naturaleza, como por decisión de su voluntad. Es tan imposible que El ame la impureza como que cese de ser santo. Stephen Charnock *** SALMO 12 Este Salmo está encabezado con el título «Al músico principal; sobre Seminit. Salmo de David», título que es idéntico al del Salmo seis, excepto que aquí se omite «Neginot». El tema será más gráfico silo llamamos «Buenos pensamientos en tiempos malos». Se supone que fue escrito cuando Saúl perseguía a David y a los que favorecían su causa. 42 Vers. 1. Salva, oh Jehová. El Salmista ve el peligro extremo de su posición, porque para un hombre es mejor estar entre leones que entre mentirosos; siente su propia incapacidad para tratar con estos hijos de Belial, porque «el que los toque debe estar rodeado de hierro». Por tanto, se vuelve a su Ayudador del todo suficiente: el Señor. Su ayuda nunca es negada a sus siervos, y su ayuda es bastante para todas las necesidades. Así como los navíos pequeños pueden navegar en puertos en que otros mayores, por calar más profundo, no pueden entrar, así también nuestras breves exclamaciones y cortas peticiones pueden navegar al cielo cuando nuestra alma es privada por el viento, o por los asuntos, de ejercicios de devoción más prolongados, y cuando la corriente de la gracia parece demasiado baja para que flote en ella una suplica mas elaborada.C. H. S. Ya era hora de pedir ayuda al cielo, cuando Saúl había dicho: «íd, matadme los sacerdotes de Jehová» (que se supone es la ocasión en que fue escrito este Salmo), y por ello cometió el pecado contra el Espíritu Santo, en opinión de algunos solemnes teólogos. John Trapp Porque se acabaron los compasivos. La muerte, la partida o la declinación de los hombres piadosos debería ser un trompetazo que llame a más oración. Porque han desaparecido los leales de entre los hijos de los hombres. Cuando se ve la piedad, inevitablemente le sigue la lealtad; sin el temor de Dios los hombres no aman la verdad. David, en medio del desorden general, no se armó complots y sediciones, sino que presentó peticiones solemnes; ni se juntó con la multitud para obrar mal, sino que echó mano de las armas de la oración para resistir los ataques de ellos contra la virtud. C. H. S. ¿Te encuentra tu amigo o vecino fiel con respecto a él? ¿De qué da testimonio nuestro trato diario? ¿No resulta a expensas de la verdad, con frecuencia, lo que decimos con ánimo de ser agradables? Charles Bridges Vers. 2. Habla mentira cada uno con su prójimo. Los cumplimientos y halagos son odiosos para las personas sinceras; éstas saben que silos aceptan deben devolverlos, y desprecian una y otra cosa. Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. El que hincha el corazón de otro no tiene nada más que viento en el propio. C. H. S. No hay una cosa más apropiada para hacer una capa de ella que la religión; no hay nada más de moda, nada tan provechoso; es una librea con la cual el prudente puede servir a dos señores, a Dios y al mundo, y ganar en el servicio de ambos. Yo sirvo a los dos, y con ello a mí mismo, prevaricando a los dos. Ante el hombre, no hay nadie que sirva a su Dios con una devoción más severa; por lo cual, entre los mejores de los hombres, busco y alcanzo mis objetivos, y me sirvo a mí mismo. En privado, sirvo al mundo; no con una devoción tan estricta, pero con más deleite; cuando cumplo los deseos de sus siervos, procuro mis propios objetivos y me sirvo a mí mismo. La casa de la oración, ¿quién la frecuenta más que yo? En todos los deberes cristianos, ¿quien se halla más a la vista que yo? Ayuno con los que ayunan y como con los que comen. Hago luto con los que lo observan. No hay mano más abierta a la causa que la mía, y en sus familias no hay 43 nadie que ore más tiempo y más alto. Así, cuando la opinión de una vida santa ha proclamado la bondad de mi conciencia, mi tienda es frecuentada por los parroquianos, mi mercancía tiene buen precio, mis palabras merecen crédito, mis acciones no carecen de alabanza. Soy avaro, pero se interpreta que soy providente; soy ruin y mezquino, esto es, templado; si melancólico, se me interpreta como piadoso; si amo el jolgorio, se entiende que es gozo espiritual; si soy rico, son las bendiciones de una vida piadosa; si soy pobre, se supone que es el fruto de una conciencia estricta en los tratos; si se habla bien de mí, lo merezco por mi santa conducta; si mal, es malicia de envidiosos. Así que navego con todos los vientos, y consigo mis fines en todas condiciones. Esta capa en verano me mantiene fresco, caliente en invierno, y esconde el costal de todos mis secretos deseos carnales. Bajo esta capa ando en público en medio del aplauso frecuente, y en privado peco sin temor a ofensa; actúo astutamente sin que se me descubra. Busco cielo y tierra para hacer un prosélito; y una vez lo hago, él me hace a mí. En el ayuno proclamo Ginebra; en una fiesta, Roma. Si soy pobre, hago ver que tengo abundancia, para salvaguardar mi crédito; si soy rico, lo disimulo, y presento pobreza para que no me echen cargas. Las opiniones más cismáticas son las que hallo más provechosas, pues de ellas aprendo a divulgar y mantener nuevas doctrinas; ellas me sostienen con la cena tres días a la semana. Hago uso de alguna mentira a veces, como una nueva estratagema para defender el evangelio; y execro la opresión con los juicios de Dios ejecutados sobre los malos. La caridad la tengo por un deber extraordinario; por tanto, no la ejecuto de ordinario. Lo que repruebo de cara al público, para mi propio provecho, lo hago secretamente en casa, para mi propio placer. Pero, alto, veo un escrito en mi corazón que hace desfallecer mi alma. Las palabras del mismo son: «¡Ay de vosotros, hipócritas!» (Mateo 23:13). Francis Quarles en Soliloquio del hipócrita. El mundo verdaderamente dice que la sociedad no podría existir si hubiera una veracidad y una sinceridad perfectas entre hombre y hombre; pero, ¡qué cuadro presenta el edificio social, cuando sus paredes parecen tener por argamasa sólo halagos y la falsedad! Barton Bouchier El filósofo Bion, cuando se le preguntó qué animal consideraba como el más dañino, contestó: «De todas las criaturas salvajes, el tirano; de las domesticadas, el halagador. » El libro de los símbolos Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. El original dice: «un corazón y un corazón»; uno para la iglesia, otro para lo demás; uno para los domingos, otro para los días de entre semana; uno para el rey, otro para el papa. Un hombre sin corazón es una maravilla, pero un hombre con dos corazones es un monstruo. Se dice de Judas «Había muchos corazones en un hombre»; y leemos de los santos: «Y la multitud de los que habían creído eran de un solo corazón» (Hechos 4:32). ¡Una bendición especial! Thomas Adams Cuando un hombre cesa de ser fiel a su Dios, el que espera que sea fiel a los otros quedará decepcionado. George Horne Vers. 3 Arranque Jehová todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente. Es extraño que el yugo fácil del Señor sea tan duro para los hombros del orgulloso, en tanto que las cadenas de Satanás que los atan les parezcan de oro. 44 Uno se imagina generalmente que los halagadores son parásitos despreciables, que se arrastran y lamen, y que no pueden ser orgullosos; pero el sabio te dirá que si bien todo orgullo es verdaderamente mezquino, hay mucho orgullo en la mezquindad extrema. El caballo de César está más orgulloso de llevar al César que éste de cabalgar en él. Nadie es tan detestable como dominador como las criaturas ruines que se encaraman a los cargos de importancia aferrados a la levita de los grandes; son tiempos malos, verdaderamente, aquellos en que estos seres nefastos son numerosos y poderosos. C. H. S. Vers. 4. A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos. Desde el tiempo de Tertuliano al de Juliano el Apóstata toda clase de oratoria, conocimientos e ingenio fueron usados pródigamente contra la Iglesia de Dios. Michael Ayguan en Comentario de J. M. Neale Nuestros labios por nosotros; ¿quién va a ser amo nuestro? Si tenemos que ver con Dios, hemos de dejar de decir que somos nuestros y considerar a Dios como nuestro amo. John Howe Vers. 5. Por la opresión de los humildes. La pobreza, la necesidad y la miseria deben ser motivos para la compasión; pero los opresores hacen de ellas las piedras afiladoras de su crueldad y severidad, y por tanto el Señor defiende la causa de sus pobres y oprimidos, contra sus opresores, sin honorarios ni temor; sí, El defenderá su causa con pestilencia, sangre y fuego. Thomas Brooks Vers. 6. Las palabras de Jehová son palabras sinceras, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces. Las palabras del hombre son sí y no, pero las promesas del Señor son sí y amén. En el original hay una alusión al proceso purificador más estricto conocido por los antiguos, por medio del cual la plata pasaba al grado de pureza máximo deseado; la escoria era consumida totalmente, y sólo quedaba el metal precioso y reluciente; así, limpio y libre de toda aleación de error o infidelidad es el libro de las palabras del Señor. La Biblia ha pasado por medio del horno de la persecución, el criticismo literario, la duda filosófica, los descubrimientos científicos, y no ha perdido nada sino las interpretaciones humanas que se adhieren a ella como aleación al precioso mineral. C. H. S. Los que purificaban la plata, para conseguirlo la introducían en el fuego una y otra vez, hasta que quedaba totalmente probada. La doctrina de la gracia gratuita de Dios ha sido puesta a prueba una y otra vez y mil veces. Pelagio empieza y mezcla con ella su escoria: dice que la gracia no es nada más que la naturaleza del hombre. Bien, su doctrina fue purificada, y una gran parte de la escoria fue eliminada. Luego vienen los semipelagianos, que dicen que la naturaleza no puede hacer nada sin la gracia, pero hacen que la naturaleza concurra con la gracia, y tenga su influencia, lo mismo que la gracia; y esta escoria también fue quemada. Los papistas emprenden la misma cuestión, y no serán ni pelagianos ni semipelagianos, pero siguen mezclando todavía escoria. Vienen los arminianos y refinan el papismo sobre este punto una vez más; con todo, aún siguen mezclando escoria. Dios hace que su verdad sea probada siete veces en el fuego, hasta que puede presentarse pura, como debe ser. Y digo esto porque esta verdad es preciosísima. Thomas Goodwin 45 La Escritura es el sol; la iglesia es el reloj. El sol sabemos que es seguro, y regular de modo constante en sus movimientos; el reloj puede adelantarse o bien atrasarse. Por ello, hemos de condenar como loco al que profesa confiar en el reloj más bien que en el sol, y también no podemos por menos que echar de ver la credulidad de los que prefieren confiar en la iglesia a confiar en la Escritura. Obispo Hall «Cuando Voltaire lee un libro, saca de él lo que quiere, y luego escribe contra lo que él se ha imaginado», dice Montesquieu de Voltaire. Gardiner Spring «La palabra de Dios es limpia, es escudo a los que en él esperan» (Proverbios 30:5); así como el oro no sufre pérdida al ser sometido al fuego, tampoco las promesas sufren pérdida cuando son puestas a prueba, sino que siguen válidas aun en nuestras mayores tribulaciones. Thomas Manion Vers. 8. Los malvados nos cercan, porque la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres. Así como el sol caliente trae moscas nocivas, lo mismo el pecador puesto en honra estimula el vicio por todas partes. C. H. S. *** SALMO 13 Es costumbre llamar a este Salmo «¿Hasta cuándo?» Casi diríamos que es el Salmo del gemido, por la incesante repetición del grito «¿Hasta cuándo?» Vers. 1. ¿Hasta cuándo? Esta pregunta se repite no menos de cuatro veces. Corresponde al intenso deseo de liberación y a la gran angustia del corazón. Y no tiene por qué no haber algo de impaciencia mezclada con ello; ¿no es éste el retrato más fiel de nuestra propia experiencia? No es fácil prevenir y evitar que los deseos degeneren en impaciencia. La aflicción prolongada parece representar abundante corrupción; pues el oro que tiene que permanecer mucho en el fuego, es que contiene mucha escoria que ha de ser consumida; de ahí que la pregunta ¿Hasta cuándo? pueda sugerir una búsqueda profunda del corazón. ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¡Ah, David!, ¡qué necias son estas palabras! ¿Puede Dios olvidar? ¿Puede el Omnisciente fallar en el recuerdo? Por encima de todo, ¿puede el corazón de Jehová olvidar a su hijo amado? ¡Ah, hermanos, echemos lejos de nosotros la idea, y escuchemos la voz de nuestro Dios del pacto, por boca del profeta: «He aquí te tengo grabado en las palmas de mis manos; tus muros están continuamente delante de mí»! Para siempre. ¡Qué pensamiento tan tenebroso! Sin duda era bastante sospechar un olvido temporal, pero ¿haremos una pregunta ingrata y nos imaginaremos que el Señor va a abandonar para siempre a su pueblo? No, su ira puede durar una noche, pero su amor permanece eternamente. C. H. S. ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Qué es lo que hay en nuestro corazón o en nuestra vida por lo que Dios esconde su rostro y frunce el ceño sobre nosotros? Timothy Rogers 46 Tal como la noche y las sombras son buenas para las flores, y la luz de la luna y el rocío son mejor que el sol continuo, así también la ausencia de Cristo tiene su uso especial y algo de virtud nutritiva, y da savia a la humildad, y aviva el apetito, y provee un campo libre para que la fe haga acto de presencia y ejercite sus dedos para alcanzar lo que no ve. Samuel Rutherford Vers. 1, 2. Lo que dice el proverbio francés de la enfermedad es verdadero de todos los males, que vienen a caballo, pero se van a pie. Joseph Hall El cristiano, en tanto que está en el mundo, vive en un clima insano; por un lado, los deleites del mismo amortiguan su amor a Cristo; por otro, la tribulación con que se encuentra debilita su fe en la promesa. William Gurnall Vers. 2. ¿Hasta cuándo? Hay muchas situaciones en la vida del creyente en que las palabras de este Salmo pueden ser una consolación y ayuda para revivir la fe que se hunde. Cierto hombre que yacía en el estanque de Betesda, tenía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años (Juan 5:5). Una mujer que tenía espíritu de enfermedad pasó dieciocho años antes de ser «liberada» (Lucas 13:11). Lázaro, toda su vida había sufrido de la enfermedad y la pobreza, hasta que fue librado por la muerte y transferido al seno de Abraham (Lucas 16:20-22). Así pues, todo el que se sienta tentado a usar las quejas de este Salmo tenga la seguridad en su corazón de que Dios no olvida a su pueblo, que al final vendrá la ayuda, y, entretanto, todas las cosas cooperan para bien en favor de los que le aman. W. Wilson Así pues, el lector cuidadoso notará que la pregunta ¿Hasta cuándo? se presenta en cuatro formas. La pena del escritor se ve: según parece, según es, según le afecta por dentro, y según afecta a sus enemigos fuera. Todos tendemos a tirar de la cuerda que más abate. Colocamos losas enormes sobre las tumbas de nuestros gozos, pero ¿quién piensa en erigir monumentos de alabanza por las misericordias recibidas? Escribimos cuatro libros de Lamentaciones y sólo uno de Cantares, y nos hallamos más a tono en los gemidos del Miserere que en el canto del Te Deum. Vers. 5. Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación ¡Qué cambio vemos aquí! Mirad, la lluvia ha terminado, y de nuevo cantan los pájaros. El corazón de David estaba desafinado con más frecuencia que su arpa. Empieza muchos de sus salmos suspirando, pero los termina cantando. C. H. S. Vers. 6. Cantaré a Jehová por el bien que me ha hecho. El mundo se maravilla de cómo podemos estar tan contentos bajo desgracias tan extremas; pero nuestro Dios es Omnipotente. El vuelve la desgracia en felicidad. Creedme no hay gozo en el mundo comparable al que disfrutan los hijos de 'Dios bajo la cruz de Cristo. Puedo hablar por experiencia, y por tanto, creedme, no temáis nada de lo que el mundo puede haceros, porque cuando aprisionan vuestros cuerpos, dejan vuestras almas en libertad para conversar con Dios; cuando os echan y aplastan, os levantan; cuando nos matan, entonces nos envían a la vida eterna. ¿Qué mayor gloria puede haber que el ser conformados a nuestra cabeza, Cristo. Y esto lo hace la aflicción. ¡Oh buen Dios!, ¿qué soy yo, para que me concedas una misericordia tan grande? John Trapp No sabía lo que era el que Dios estuviera a mi lado en toda circunstancia y en toda oferta con que me aflige Satanás, etc., según he visto y hallado que El hace desde que he venido a este lugar; 47 porque, he aquí, cuando se han presentado temores, han venido con ellos ánimo y apoyo; sí, cuando he empezado como si dijéramos con nada, excepto mi sombra, Dios con su ternura no ha permitido que fuera molestado, sino que con un texto u otro de la Escritura me ha fortalecido contra todo, hasta el punto que con frecuencia he dicho: Si esto fuera legítimo, pediría en oración mayores tribulaciones para conseguir mayores consuelos. John Bunyan *** SALMO 14 Como este Salmo no tiene ningún título específico, sugerimos, como un apoyo para la memoria, que se le llame «Con referencia al ateísmo práctico». C. H. S. Hay una marca peculiar puesta sobre este Salmo, en el hecho de que se halla dos veces en el libro de los Salmos. El Salmo catorce y el Salmo cincuenta y tres son iguales, con la alteración de una o dos expresiones, a lo máximo. John Owen Vers. 1. El necio. El ateo es el necio de modo preeminente y un necio de modo universal, en todos los aspectos. No negaría a Dios si no fuera un necio por naturaleza, y habiendo negado a Dios, no es de extrañar que se convierta en un necio en la práctica. El pecado es siempre una locura; pero es el colmo del pecado, y la locura mayor imaginable, el atacar la misma existencia del Altísimo. Un necio los hace a centenares, y un blasfemo locuaz esparce sus horribles doctrinas como un leproso esparce la plaga. Ainsworth, en sus Anotaciones, nos dice que la palabra usada aquí es Nabal, que tiene el significado de desmayar, morir, decaer, como la hoja o la flor marchita; es un título que se da al necio en el sentido de que ha perdido el jugo y savia de la sabiduría, la razón, la sinceridad y la piedad. Trapp acierta cuando le llama «un individuo sin savia, el esqueleto de un hombre, un sepulcro ambulante de sí mismo, en quien toda religión y recta razón se han marchitado, secado y decaído». Algunos lo traducen como «apóstata», y otros como «desgraciado». Con qué sinceridad deberíamos evitar la aparición de duda en cuanto a la presencia, actividad, poder y amor de Dios, porque esta desconfianza es de la naturaleza de la locura, y ¿quién hay entre nosotros que quiera ser equiparado al necio del texto? Con todo, no olvidemos que todos los hombres que no han sido regenerados son más o menos este tipo de necios. C. H. S. «El necio», un término de la Escritura que significa un malvado, es usado también por los filósofos paganos para significar una persona viciosa, mala. Significa también la extinción de la vida en el hombre, los animales y las plantas; así se usa la palabra en Isaías 40:7, «la flor se marchita»; en Isaías 28:1, una planta que ha perdido todo el jugo que la hace preciosa y útil. Así, un necio es el que ha perdido su sabiduría y sus nociones rectas de Dios y de las cosas divinas que fueron comunicadas al hombre con ocasión de la creación; un muerto en pecado, si bien uno que no está tan desprovisto de facultades racionales como de la gracia de estas facultades; uno que posee razón, pero que abusa de su razón. Stephen Charnock Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. ¡Qué terrible es la corrupción que hace que toda la raza adopte como deseo de su corazón este «¡no hay Dios!» C. H. S. 48 Los demonios creen y reconocen cuatro artículos de nuestra fe (Mateo 8:29): 1) Reconocen a Dios; 2) reconocen a Cristo; 3) el día del juicio; 4) que serán atormentados allí; de modo que el que no cree que hay Dios es más vil que el diablo. El negar que haya Dios es una clase de ateísmo que no se halla en el infierno. En la tierra hay muchos ateos. En el infierno, ninguno. —T. Brooks Sería preferible que un hombre creyera que él mismo no existe, y que él no es un ser, a que no crea que hay Dios; porque él puede dejar de ser, y hubo un tiempo en que no era, y será cambiado de lo que es, y en muchos períodos de su vida no sabe lo que es; y esto ocurre cada noche mientras duerme; pero ninguna de estas cosas pueden ocurrir a Dios; y si este hombre no lo sabe, es un necio. En la aflicción, el ateo tiene que ser la más desgraciada y solitaria de todas las criaturas. Hace unos treinta años estaba en un barco con una de estas criaturas ponzoñosas, cuando se levantó una terrible borrasca. El fue el que se asustó más. Con el barco dando tumbos, cayó de rodillas ante el capellán y confesó que había sido un ateo ruin y que había negado al Ser supremo desde que tenía uso de razón. El buen hombre quedó anonadado, y corrió pronto la voz de que en el barco había un ateo, en la cubierta superior. Varios de los marineros comunes, que no habían oído nunca la palabra antes, pensaron que se trataba de algún pez extraño; pero se quedaron aún más sorprendidos cuando vieron que era un hombre y oyeron de su propia boca «que nunca había creído hasta aquel día que hubiera Dios». Mientras se hallaba postrado en las agonías de la confesión, uno de los sencillos marineros susurró al contramaestre «si no harían bien echándolo por la borda». Pero ya estábamos a la vista del puerto, cuando de repente el viento amainó y el penitente, relapsado, pidió a todos los que habían estado presentes que eran caballeros, que no dijeran nada a nadie de lo que había pasado. Al cabo de un par de días de haber desembarcado, uno de los de la compañía empezó a chancearse de él por su devoción cuando estaba a bordo, si bien él lo negó con tanto hincapié que se hacía evidente que uno de los dos estaba mintiendo. La cosa terminó en un duelo. El ateo fue herido y empezó a manar sangre en abundancia, con lo cual volvió a ser un buen cristiano como cuando estaba en el mar, hasta que se hizo evidente que la herida no era mortal. Actualmente es incluso famoso, y escribe folletos en contra de las opiniones de los que aceptan la existencia de las hadas. Joseph Addison en El hablador. La lechuza del ateísmo, Volando con sigilosas alas por la luna, Deja caer sus mortecinos párpados, Las cierra bien, y ulula: ¿Dónde se halla este glorioso sol de que os jactáis? 49 —Samuel Taylor Coleridge Así que el texto nos presenta estos tres puntos: ¿Qué es?: Un necio. ¿Qué dice?: No hay Dios. Ahora añade: En su corazón. No es el necio natural, sino moral, este necio del que habla David, la persona malvada, carente de gracia, pues éste es el sentido del término original. ¿Qué ha hecho este necio? Sin duda nada; sólo ha dicho. ¿Qué es lo que ha dicho? Nada tampoco; sólo ha pensado; porque decir en el corazón es sólo pensar. Richard Clerke (uno de los traductores de la Biblia inglesa). No hay quien haga el bien. Excepto allí donde reina la gracia, no hay quien haga el bien; no hay bien alguno; la humanidad, caída y degradada, es un desierto sin un oasis, una noche sin una estrella, un estercolero sin una joya, un infierno sin fondo. C. H. S. Vers. 3. A una se han corrompido. La única razón por la que no vemos más claramente esta corrupción es porque estamos acostumbrados a ella, tal como el que trabaja diariamente en un ambiente apestoso deja de percibir el hedor en medio del cual se encuentra. C. H. S. No queda nada ya, para días futuros, Que se pueda añadir a la lista de crímenes; Los hijos, resignados, deben sentir deseos Que no pueden ser peores que los de sus padres. EI vicio ha alcanzado su cenit. —Juvenal. Sátira 1 El texto lo ha dicho positivamente. Lo repite negativamente: No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. El Espíritu Santo no está contento con decir todos y conjuntamente, sino que añade estos negativos: «no», «ninguno», «ni siquiera uno». Vers. 4. Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan. Como las carpas en una laguna se comen a los peces más pequeños, y las águilas hacen presa de otros pájaros, y los lobos descuartizan las ovejas del prado, lo mismo los pecadores, de modo natural, y siguiendo su curso, persiguen, calumnian y se mofan de los seguidores del Señor Jesús. C. H. S. Los malvados corren el riesgo de condenar sus propias almas con tal que puedan usar la daga sobre los que son la niña del ojo de Dios. Lewis Stuckey Cuando halles una serpiente sin colmillos o un leopardo sin manchas, puedes esperar hallar un mundo malvado sin odio a los santos. Si el mundo aborreció a Cristo, no es de extrañar que nos aborrezca a nosotros. «El mundo me aborreció a mí antes que os aborreciera a vosotros» (Juan 15:18). ¿Por qué ha de aborrecer alguien a, Cristo? Esta paloma bienaventurada carecía de hiel; esta rosa de Saron exhalaba suave perfume; pero esto muestra la bajeza del mundo, que es un mundo que odia a Cristo y desgarra a los santos. Thomas Watson Vers. 6. De los planes del desvalido hacéis burla vosotros, pero Jehová es su esperanza. Esto ilustra dulcemente el cuidado que tiene Dios de sus pobres, no meramente los pobres de espíritu, sino literalmente, los pobres y humildes, los oprimidos y los ultrajados Es este carácter de Dios 50 el que se halla delineado de modo conspicuo en su Palabra. Podemos ir a los Vedas de los hindúes, al Corán de los mahometanos, considerar la legislación de los griegos, el código de los romanos, y aun el Talmud de los judíos, el más amargo de todos; pero en ninguna línea o en ninguna página hallaremos rastro de la ternura, compasión, simpatía por las injusticias, opresiones, aflicciones y tribulaciones de los pobres de Dios que se muestra de manera constante en casi cada página de la Biblia cristiana. Barón Bouchier El sabio confía en su sabiduría, el fuerte en su fortaleza, el rico en sus riquezas; pero, para ellos, el confiar en Dios es la mayor necedad del mundo. John Owen Vers. 7. ¡Oh, quién nos diese que de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová haga volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob y se alegrará Israel. Es natural esta conclusión para la plegaria, porque ¿qué podría convencer de modo más efectivo a los ateos, derribar a los perseguidores, detener el pecado, asegurar la piedad sino la aparición manifiesta de la gran salvación de Israel? La venida del Mesías ha sido el deseo de los fieles en todas las edades, y aunque El ya ha venido como ofrenda por el pecado para expiar nuestra iniquidad, esperamos que venga por segunda vez, sin ofrenda para el pecado, para salvación. C. H. S. La aflicción es como si dijéramos la salsa de la oración, como el hambre lo es para el pecado. Verdaderamente la oración es, en general, insulsa para el que no está afligido, y muchos de ellos no oran verdaderamente, sino más bien falsifican una oración de rutina, una oración por la costumbre. Wolfgang Musculus La cautividad es la de nuestras almas a la ley de la concupiscencia, de nuestros cuerpos a la ley de la muerte; la cautividad de nuestros sentidos al temor; cautividad, la conclusión de la cual está expresada con tanta hermosura por uno de nuestros mayores poetas, a saber, Giles Fletcher, en su Cristo triunfa sobre la muerte: Ahora no cuelga pena alguna de su frente; Ni palidez de enfermedad hay en su rostro; La edad no pone hebras de plata en su cabello; Ni desnudez ni pobreza dañan al cuerpo; Ni el temor de la muerte anula el goce de la vida; No hay pesadillas vanas que causen desazón; No hay pérdida, dolor, cambio ni espera Que altere ahora el suave deslizarse de sus horas. Citado por John Mason Neale *** SALMO 15 Este Salmo de David no tiene título o dedicatoria que indique la ocasión en que fue escrito, pero es muy probable que su composición, junto con la del Salmo veinticuatro, que tiene con él una notable semejanza, estuviera relacionada con el traslado del arca al santo monte de Sión. 51 Lo llamaremos el Salmo de «La pregunta y la respuesta». El primer versículo hace la pregunta; el resto de los versículos son la respuesta. Vers. 1. Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? Allí donde los ángeles inclinan sus rostros velados, ¿cómo podrá el hombre adorar en absoluto? C. H. S. ¿Quién es éste? Decidlo si podéis: ¿Quién llegará a esta firme morada? Pilato dice: «¡He aquí el Hombre!» Y Juan: «¡He aquí el Cordero de Dios!» —John Barclay, citado por A. A. Bonar Vers. 2. El que anda en integridad y hace justicia, y habla ver-dad en su corazón. Observad el andar, obrar y hablar del hombre aceptado. Andar es de más importancia que hablar. Sólo es justo el que anda en integridad y hace justicia. Su fe se muestra mediante buenas obras, y por tanto no es una fe muerta. La casa de Dios es una colmena de obreros, no un nido de zánganos. C. H. S. Cuando las ruedecillas de un reloj se mueven dentro de la caja, las manecillas de la esfera se mueven fuera. Cuando el corazón de un hombre es sano en su conversión, entonces la vida será hermosa en su profesión. Cuándo un conducto está cerrado a la vista, ¿cómo podremos juzgar de la fuente sino por las aguas que circulan y salen del caño? William Secker Y hace justicia. Un justo puede hacer obras justas, pero no hay obras de un hombre injusto que puedan hacerle justo. Thomas Boston La escalera de Jacob tenía peldaños, en los cuales no vio a nadie que estuviera quieto, sino que todos ascendían o descendían por ella. Asciende tú de la misma manera al extremo de la escalera, al cielo, y allí oirás a uno que dice: «Mi Padre está obrando ahora, y yo también obro.» Thomas Playfere Pero observa aquí, dice David, «que obra justicia»; no que habla sobre la justicia, piensa u oye sobre ella; porque «no son los oidores de la ley, sino los obradores de la ley, los que son justificados». La única obra que podemos esperar que sea considerada y tenida en cuenta es la obra de justicia; todas las demás obras que nos impulsan o atraen bajo la apariencia de piedad no son nada. Martin Lutero Y habla verdad en su corazón. Los anatomistas han observado que la lengua del hombre está relacionada con una doble cuerda al corazón. Thomas Boston Estoy agradecido por la convicción y sentimiento que tengo de la maldad de mentir; el Señor aumente mi aborrecimiento a él. Me esforzaré por limpiarme de toda inmundicia: nunca habrá una lengua mortificada cuando haya un corazón sin mortificar. Benjamín Bennet, Oratoria cristiana 52 Vers. 3. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni hace agravio alguno a su vecino. Todos los calumniadores son el fuelle del diablo para aumentar la contienda, pero son peores los que soplan desde detrás del fuego. Trapp dice que «el chismoso lleva al diablo en su lengua, y los que le escuchan, el diablo en su oído». «¡Echad a este hombre!», decimos de un borracho; con todo, es discutible si su comportamiento zafio nos causará tanto daño como la historieta insinuante del chismoso. «¡Llamad a la policía!», decimos cuando vemos a un ladrón haciendo de las Suyas; ¿no deberíamos sentir indignación cuando oímos a un chismoso aplicado a su labor? «¡Perro rabioso, perro rabioso!» es un grito terrible y causa un gran alboroto, pero hay pocos perros que muerdan con tanta saña como las lenguas de los que llevan comidillas. «¡Fuego, fuego!» es un grito que nos alarma, pero la lengua del chismoso está encendida en el fuego del infierno, y los que se ocupan en chismorrear harían mejor en cambiar, pues van a hallar que hay fuego en el infierno para las lenguas sin freno. C. H. S. Y esto sería más tolerable si fuera la única falta del hombre impío, de los enemigos de la religión, porque como dice el proverbio: «La maldad procede del malvado.» Cuando el corazón de un hombre está lleno del infierno, no es de extrañar escuchar a esta persona que reprocha a los hombres de bien, incluso por su bondad. Pero, ¡ay!, la enfermedad no se limita a esto; esta plaga no se halla sólo entre los egipcios, sino también entre los israelitas. Ten compasión de tus hermanos; ya es suficiente que los ministros y cristianos piadosos estén llenos de reproche hacia el malo, no hay necesidad de que tú aportes tu porción en esta forma diabólica. Matthew Poole La víbora sólo hiere cuando pica; las hierbas o raíces venenosas sólo matan al que las masca, maneja, huele o se acerca a ellas; pero el veneno de las lenguas calumniadoras es mucho más letal y pestífero; porque a escondidas mata y hiere, no sólo de cerca, sino también de lejos; no sólo en casa, sino también fuera; no sólo en nuestra nación, sino en los países extranjeros; y no tiene compasión ni de vivos ni de muertos. Richard Turnbull Vers. 3, 4 y 5. ¿Qué me importa ver a un hombre conmovido al escuchar un sermón, si engaña y miente tan pronto como llega a su casa? El que no tiene religión para gobernar su moralidad no es mucho mejor que mi mastín; en tanto que se le acaricia, complace y no se le pellizca, jugará contigo como si fuese un animal bueno y moral; pero si le dañas, se te echará a la cara y te desgarrará el cuello. John Seldon Vers. 4. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. Un pecador adornado con una cadena de oro y vestidos de seda no puede ser comparado con un santo en harapos, como la lumbre de un candelero de plata con el sol tras una nube. C. H. S. El condenar al malo y honrar al piadoso son cosas que están en oposición. Dios no aborrece a nadie, pero no hay nada más que aborrezca en el mundo que el pecado. Peter Baro Agustín, como dice Posidonio, para mostrar cuánto aborrecía a los chismosos y calumniadores de los demás, tenía dos versitos escritos sobre su mesa; la traducción de los mismos es como sigue: 53 Aquel a quien le gusta difamar al ausente, Sepa que en esta mesa no puede estar presente. —Richard Turnbull Aquel que jura para su propio daño, y no cambia después. Sus palabras son firmes como oráculos; Su amor, sincero; inmaculado es su pensamiento; Sus lágrimas, del corazón mensajeros directos; Su corazón se halla del fraude tan distante Como lejos se halla el cielo del infierno. —William Shakespeare Vers. 5. Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. Los teólogos puritanos están casi unánimemente en contra de aceptar interés alguno por un préstamo de dinero, y llegan a decir que prestar a un penique por ciento al año basta para llevar al infierno al que persiste en hacerlo. El exigir un interés excesivo es un pecado detestable; el percibir los intereses usuales y corrientes en un país comercial no es contrario a la ley del amor.C. H. S. Por usura se entiende generalmente la ganancia de algo por encima del capital, o sea lo que se presta, exigido sólo en consideración al préstamo, se trate de dinero, trigo, mercancía u otra cosa semejante. Es considerada como una ganancia ilegítima la que una persona hace por medio de su dinero o bienes. Alexander Cruden No hay clases de usura peores que una manera injusta de hacer tratos, en que la equidad es puesta a un lado por los dos participantes en el trato. Recordemos, pues, que todos los tratos en que uno injustamente procura ganar por medio de la pérdida del otro, se les dé el nombre que se quiera, han de ser condenados. Se puede preguntar si todas las clases de préstamos a interés han de ser puestas bajo esta denuncia y ser consideradas como ilegitimas. Si las condenamos a todas sin distinción, hay el peligro de que muchos se vean llevados a una situación apurada en que, viendo que han de incurrir en pecado en cualquier forma que se muevan, puedan sentirse desesperados y, por ello, se lancen a toda clase de usura sin discriminación. Por otra parte, cuando admitimos que algo puede hacerse legalmente en esta dirección, muchos pueden creer que se les da carta blanca, y piensan que se les ha concedido hacer uso de la usura sin control o moderación. No es sin causa que Dios, en Levítico 25:35-37, prohíbe la usura, añadiendo esta razón: «Y cuando tu hermano empobrezca y se acoja a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá contigo. No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia.» Vemos que el fin que motiva la ley fue que el hombre no oprima cruelmente al pobre, sino que le reciba con simpatía y compasión. De donde se sigue que la ganancia que adquiere el que presta su dinero a interés sin causar opresión a otro no está incluida dentro del capítulo de la usura injusta. La palabra hebrea neshek que emplea David, se deriva de otra que significa «morder», lo cual muestra suficientemente que la usura es condenada en cuanto al hecho implicado en ella de llevar a la licencia de robar y 54 esquilmar a nuestro prójimo. En resumen, siempre que hayamos grabado en nuestro corazón la regla de equidad que Cristo prescribe en Mateo 7:12: «Así que, todo cuanto queráis que los hombres os hagan a vosotros, así también hacedlo vosotros a ellos», no será necesario entrar en una discusión prolongada respecto a la usura. Juan Calvino El que hace estas cosas, no resbalará jamás. No es el que oye mucho o habla mucho de religión, ni el que predica u ora mucho, ni el que piensa mucho sobre estas cosas y tiene buena intención, sino el que hace estas cosas -el que realmente se ocupa en ellas- el que es religioso y verdaderamente piadoso. No es el que profesa de modo formal, el que discute mucho, el perfeccionista; no es el que oye constantemente o habla sin cesar, ni el maestro laborioso, ni el hermano dotado, ni el que tiene buenos deseos pasajeros, sino que el que honrada y sinceramente hace estas cosas, permanecerá firme en la prueba, en tanto que todas las pretensiones falsas arderán y se consumirán bajo las llamas escudriñadoras, como paja y hojarasca, según expresa el apóstol. El llevar la librea de Cristo y no servirle, es una burla para el Maestro; el admitir en nuestra profesión y negar en nuestra vida práctica, es como el caso de Judas: Traicionarle con un beso de homenaje; como el de los rudos soldados, inclinar la rodilla delante de El y, entretanto, golpearle la sagrada cabeza con el cetro de caña; y como Pilato, coronarle de espinas, crucificarle y escribir sobre su cabeza «Rey de los judíos»; en una palabra, injuriarle con nuestros honores y herirle con nuestros reconocimientos. Profesar ser cristianos sin que haya una vida que corresponda, no sólo no contribuirá en forma alguna a salvar a nadie, sino que agravará la condenación del tal; una amistad fingida, en el gran día de los descubrimientos, se verá que es la peor de las enemistades. Una mera formalidad externa de adoración es, a lo más, el sacrificio de Prometeo, un esqueleto de huesos y un fraude religioso. Condensado de Adam Litleton Porque si fuera bastante con leer o escuchar estos preceptos, entonces habría un número ingente de personas vanas y malvadas que entrarían y seguirían en la iglesia, que, después de todo, no tienen lugar en ella; porque hay muy pocos, o ninguno, que no haya leído o escuchado estas cosas. A pesar de ello, no las hace. Richard Turnbull *** SALMO 16 Titulo: Mictam de David. Esto se entiende generalmente que significa el Salmo de oro. Ainsworth lo llama «Joya de David o cántico notable», el Salmo del secreto precioso. No nos vemos limitados a intérpretes humanos para hallar la clave de este misterio de oro, porque habland9 por el Espíritu Santo, Pedro nos dice: «David habla con respecto a El» (Hechos 2:25). El apóstol Pablo, guiado por la misma inspiración infalible, cita este Salmo y testifica que David escribió del hombre a través del cual nos es predicado el perdón de los pecados (Hechos 13:35-38). El plan de los comentaristas ha sido, en general, aplicar el Salmo a David a los san-tos 55 y al Señor Jesús, pero nos atrevemos a creer que en él «Cristo es todo», puesto que en los versículos noveno y décimo podemos ver «a Jesús solo», como los apóstoles en el monte. C. H. S. Vers. 1. Guárdame, presérvame, como un cuerpo de guardias que rodean a su monarca, o como los pastores protegen sus rebaños. Uno de los grandes nombres de Dios es el de «Preservador de los hombres» (Job 7:20), y este oficio de gracia del Padre se ejerce hacia nuestro Mediador y Representante. Había sido prometido al Señor Jesús en palabras expresas que sería preservado (Isaías 49:7, 8). C. H. S. Vers. 2. Oh alma mía, dijiste a Jehová; Tú eres mi Señor. En lo más íntimo de su corazón, el Señor Jesús mismo se inclinó para rendir servicio a su Padre celestial, y ante el trono de Jehová su alma ofreció lealtad al Señor en favor nuestro. C. H. S. No hay, para mí bien fuera de Ti. Antigua traducción usada aquí: Mi bondad no se extiende a Ti. Aunque la obra de la vida y la agonía de la muerte del Hijo reflejaron resplandor sobre cada uno de los atributos de Dios, con todo, el Dios bienaventurado infinitamente no tenía necesidad de la obediencia y muerte de su Hijo; fue por nuestra causa que la obra de redención fue emprendida, y no por falta o necesidad en el Altísimo. ¡Con qué modestia estima aquí su propia bondad! Creo que las palabras deberían entenderse respecto a lo que el Mesías hacía por los hombres. Mi bondad, tobhathi, «mi bien», no añade nada a tu Divinidad; Tú no provees este sacrificio asombroso para derivar excelencia de él; pero esta bondad se extiende a los santos -a todos los espíritus de los justos hechos perfectos, cuyos cuerpos están todavía en la tierra-; y a los excelentes, addirey, «los nobles o supereminentes», los que por la fe y paciencia heredan las promesas. Adam Clarke ¡Oh!, ¿qué puedo entregarte a Ti, mi Dios, por todos tus beneficios hacia mí? ¿Cómo te pagaré? ¡Ay!, no puedo hacer bien alguno porque mi bondad imperfecta no puede complacerte, pues eres perfecto y bueno esencialmente; el bien que haga no puede añadir a tu bien; mi maldad no puede perjudicarte. Yo recibo todo el bien de Ti, pero no puedo devolverte ninguno; por lo que te reconozco como muy rico, y yo como muy pobre; tú estás muy lejos de tener necesidad de mí. Richard Greenham Vers. 2, 3. Mi bondad se extiende no a Ti, sino a los santos que están en la tierra. Algunos hijos no sacan nada de sus padres terrenales, como el hijo de Cicerón, que no se parecía en nada a su padre, excepto en el nombre; pero los hijos de Dios participan todos de la naturaleza de su Padre celestial. William Gurnall Vers. 3. Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia. Estos santificados, aunque están todavía sobre la tierra, participan de los resultados de la obra mediadora, y por su bondad son hechos lo que son. El pueblo peculiar, celoso para buenas obras, y santificado para el servicio sagrado, está revestido de la justicia del Salvador y ha sido lavado en su sangre, y por ello recibe de la bondad atesorada en El; éstas son las personas que se benefician de la obra del Hombre Jesucristo; pero esta obra no añade nada a la naturaleza, atributos o felicidad de Dios, que es bienaventurado para siempre jamás. 56 Los creyentes pobres son receptores de Dios y tienen la garantía de la corona para recibir el producto de nuestra ofrenda en el nombre del Rey. Los santos que han partido, nosotros no los podemos bendecir; incluso la oración en favor de ellos no tiene valor alguno; pero, en tanto que están aquí, hemos de probar de modo práctico nuestro amor a ellos, como hizo nuestro Maestro, porqué ellos son los buenos y óptimos de la tierra. C. H. S. Sabemos que el Nuevo Testamento brilla más que el Antiguo, tal como el sol brilla más que la luna. Si, pues, vivimos en una dispensación más gloriosa, debemos observar una conducta más gloriosa... excelente. Si el sol no diera más luz que una de las estrellas, no podríamos creer que fuera el regente del día; si no transmitiera más luz que una luciérnaga, pondrías en duda que fuera la fuente del calor elemental. Si Dios no hiciera más que la criatura, ¿dónde se hallaría su Divinidad? Si el hombre no hiciera más que el bruto, ¿dónde se hallaría su condición humana? Si un santo no fuera superior al pecador, ¿dónde se hallaría su santidad? William Secker Ingo, un antiguo rey de los dravos, en una fiesta oficial relegó a sus nobles, que en aquel tiempo eran paganos, a que se sentaran en una sala inferior, y mandó que ciertos pobres cristianos fueran traídos a la cámara de presencia, para que se sentaran a su mesa, comieran y bebieran y se alegraran con él, por lo que muchos se asombraron, y él dijo que consideraba a los cristianos, aunque pobres, como el mayor ornamento de su mesa, y una compañía más digna que la de los mayores nobles no convertidos a la fe cristiana; porque éstos es posible que fueran echados al infierno, en tanto que los pobres serían su consuelo y compañeros príncipes en el cielo. Aunque vemos las estrellas algunas veces reflejadas en un charco, en el fondo de un pozo o en una charca hedionda, con todo, las estrellas están situadas en el cielo. Igualmente, aunque vemos a un hombre piadoso en condición pobre, miserable, baja, despreciada, considerando las cosas de este mundo, sin embargo está fijo en el cielo, en la región del cielo. «El cual nos ha levantado» -dice el apóstol- «y nos ha hecho sentar en lugares celestiales en Cristo Jesús». Charles Bradbury, Cofre de joyas Vers. 4. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otros dioses. Los creyentes de mera profesión con frecuencia son lentos en servir al verdadero Señor, pero los pecadores sirven diligentes a otros dioses. Corren como locos en tanto que no50tr05 nos arrastramos como caracoles. Que su celo sea un reproche para nuestra tardanza. Con todo, cuanto más corren, peor, porque sus aflicciones serán multiplicadas por su diligencia en multiplicar sus pecados. Matthew Henry dijo: «El que multiplica los dioses multiplica sus propias aflicciones; porque el que cree que un Dios es demasiado poco, hallará que dos son demasiados, y, con todo, centenares no le bastarán. » Las crueldades y dificultades que sufren los hombres por causa de los falsos dioses son asombrosas; nuestros misioneros informan en abundancia sobre este punto; pero quizá nuestra propia experiencia es igualmente vívida en lo que nos dice; porque cuando hemos dado nuestro corazón a los ídolos, más tarde o más temprano hemos tenido que sufrir por ello. Moisés desmenuzó el becerro de oro, y molió el polvo y lo echó en el agua de la cual bebía Israel, y lo mismo nuestros ídolos queridos pasarán a ser porciones amargas para nosotros, a menos que los abandonemos. 57 No hay comunión posible entre el pecado y el Salvador. Él vino para destruir las obras del diablo, no para aliarse con ellas o favorecerlas. De ahí que rehusara el testimonio de los espíritus impuros en cuanto a su divinidad, porque no quería tener contacto alguno con las tinieblas. Deberíamos tener cuidado extremo en no relacionarnos en el menor grado con la falsedad en la religión. No ofreceré yo sus libaciones de sangre. El viejo proverbio dice: «No es seguro comer en la mesa del diablo, por larga que sea la cuchara. » El mero mencionar las palabras zafias es algo que hemos de evitar: ni en mis labios tomaré sus nombres. Si permitimos que el veneno se ponga en contacto con los labios, es posible que antes de poco penetre en el interior, y es bueno mantener fuera de la boca lo que no queremos que entre en el corazón. Si la iglesia quiere gozar de su unión con Cristo, debe romper todos los lazos de impiedad y mantenerse pura de todas las contaminaciones del culto de la voluntad carnal, que ahora contamina el servicio de Dios. C. H. S. Un pecado que se esconde bajo la lengua se vuelve blando y movible, y la garganta es tan corta y su paso tan resbaladizo que insensiblemente puede deslizarse de la boca al estómago; y el desparpajo en la consideración rápidamente se transforma en impureza práctica. Thomas Fuller Vers. 5. Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa. ¡Con qué confianza y gozo se vuelve Jesús a Jehová, a quien posee su alma y en quien se deleita! Contento sin medida con su porción en el Señor su Dios, no tiene el menor deseo de ir en busca de otros dioses. Vers. 6. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado. Jesús halló que el camino de la obediencia guía a lugares deleitosos. A pesar de todas las aflicciones que marcan su rostro, exclama: «He aquí he venido; en el rollo del libro está escrito de mí, y me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; sí, tu ley está en mi corazón.» Puede parecer extraño, pero aunque ningún otro hombre llegó a conocer la aflicción tan a fondo, creemos que ningún otro hombre experimentó jamás tanto gozo y deleite en el servicio, porque ninguno sirvió tan fielmente y con tales resultados a la vista de su recompensa. Todos los santos pueden usar el lenguaje de este versículo, y cuanto más completamente puedan entrar en su espíritu de contento, agradecimiento y gozo, mejor para ellos y más gloria para su Dios. Los espíritus descontentos no son como Jesús, sino tan disimilares a El como el ronco cuervo de la paloma arrulladora. Los mártires eran felices en sus calabozos. Mr. Greenham osó decir: «Nunca han sentido el amor de Dios o probado el perdón de sus pecados los que están descontentos.» Algunos teólogos creen que el descontento fue el primero de los pecados, la roca que echó a perder a nuestra raza en el paraíso; ciertamente, no hay paraíso allí donde este espíritu malo tiene poder. Su baba emponzoñará todas las flores del jardín. C. H. S. Las hierbas amargas pueden tragarse bien cuando el hombre dispone de estas «viandas deliciosas que el mundo no conoce». El sentimiento del amor de nuestro Padre es como la miel al final de la vara; hace volver la piedra en pan, el agua en vino y el valle de tribulación en una puerta de esperanza; hace que los mayores males parezca que no lo son o que son mejores de lo que son en realidad; porque hace que nuestros desiertos se vuelvan jardines del Señor, y cuando estamos sobre la cruz, por Cristo, es como si estuviéramos en el paraíso con Cristo. Timothy Cruso 58 Vers. 7. Mi conciencia me enseña en la noche. Los grandes generales pelean sus batallas en su mente mucho antes de que suene la trompeta, y lo mismo hizo nuestro Señor para ganar nuestra batalla de rodillas antes de ganarla en la cruz. El que aprende de Dios se procura la simiente y pronto hallará sabiduría dentro de si, que crece en el huerto de su alma: «Tus oídos oirán una voz detrás de ti que dirá: Este es el camino, anda por él, y te diré cuándo has de volver a la derecha o a la izquierda.» La noche es la hora que el pecador escoge para sus pecados; y es la hora quieta cuando los creyentes escuchan las voces sosegadas del cielo y de la vida celestial dentro de sí. Vers. 8-11. El temor de la muerte durante un tiempo proyectó su sombra oscura sobre el alma del Redentor, pero se le apareció un ángel confortándole; entonces la esperanza brilló plenamente sobre el alma del Señor y, como nos dicen estos versículos, contempló el futuro con santa confianza porque había estado con los ojos fijos en Jehová y gozado su presencia perpetua. Sintió que, sostenido así, nunca podía ser apartado del gran plan de su vida; ni lo fue, porque no se detuvo nunca su mano hasta que pudo decir: «Consumado es.» ¡Qué misericordia tan infinita fue la suya para nosotros! El reconocer la presencia del Señor es el deber de todo creyente: «He puesto al Señor siempre delante de mí.» Y el confiar en el Señor como nuestro campeón y guarda es el privilegio de todo santo: «porque El está a mi derecha, y no seré zarandeado». C. H. S. Vers. 8. Un cristiano fiel, tanto si abunda en la riqueza como si lo atenaza la pobreza, tanto si su posición en el mundo es elevada como si es humilde, debe tener continuamente su fe y esperanza edificadas y basadas con firmeza, en Cristo, y tener su corazón y su mente fijos y establecidos en El, y seguir por las buenas y las malas, por el fuego y el agua, en guerra y paz, en hambre y frío, entre amigos y enemigos, a través de mil peligros y riesgos, ante las embestidas de la envidia, la malicia, el odio, las calumnias, las amenazas, los insultos, el desprecio del mundo, la carne y el diablo, y aun en la misma muerte, por cruel, amarga y tiránica que sea, sin perder nunca de vista a Cristo, sin ceder la fe, la esperanza y la confianza en El. Robert Cawdray La nube cargada pronto deja caer lluvia; el mortero cargado pronto se dispara cuando se le aplica el fuego. Un alma que medita está en potencia próxima a la oración. William Gurnall Enoc anduvo tanto con Dios que andaba como Dios; no «andaba como los hombres», algo que el apóstol reprueba (lª Corintios 3:3). Andaba tan poco como el mundo, que permaneció poco en el mundo. Joseph Caryl Vers. 9. Por tanto, se alegró mi corazón y se gozó mi alma. Su gozo interior era incontenible. Nosotros damos testimonio de nuestro placer en cosas comunes, incluso por la gratificación de nuestros sentidos; cuando nuestro oído recoge una melodía suave, cuando nuestro ojo contempla objetos hermosos, cuando nuestro olfato se recrea en olores agradables, cuando nuestro sentido del gusto se deleita en provisiones exquisitas; y mucho más se deleitará nuestra alma cuando sus facultades, que son de una constitución más delicada, encuentren cosas que son en todos los aspectos agradables y placenteras para ellas; y en Dios las encontrarán; con su luz nuestro entendimiento será renovado, y nuestra voluntad con su bondad y su amor. Timothy Rogers 59 Vers. 10. No dejarás mi alma en el Seol. Cristo, en su alma, descendió al infierno cuando, como nuestra garantía, se sometió a sufrir las penas infernales (o su equivalente) que nosotros merecíamos sufrir, por causa de nuestros pecados, para siempre. Así Cristo descendió al infierno cuando estaba vivo, no cuando estaba muerto. Así su alma estuvo en el infierno cuando en el jardín sudó gotas de sangre, y en la cruz cuando exclamó tan afligido: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 26:38). Nicholas Byfield, Exposición del Credo Ni permitirás que tu santo vea corrupción. En la prisión externa de la gracia su cuerpo pudo entrar, pero en la prisión interna de la corrupción Él no podía entrar. Esto es un noble aliento para todos los santos; todos ellos han de morir, pero se levantarán, y aunque en su caso ellos verán corrupción, con todo, resucitarán para vida eterna. La resurrección de Cristo es la causa, las arras, la garantía y el emblema de la resurrección de todos los suyos. C. H. S Vers. 11. Me mostrarás la senda de la vida. En este versículo se pueden observar cuatro cosas: 1) Un Guía -Tú; 2) un viajero -yo; 3) un camino -la senda; 4) el fin -la vida descrita después. Porque lo que sigue no es otra cosa que la descripción de esta vida. El Guía lo hallamos mencionado en el primer versículo: Jehová. Aquí podemos empezar, como debemos en todos los ejercicios santos, con adoración. El viajero. Habiendo hallado al Guía, no buscaremos ya a uno que carezca de Él; porque si es así, aquí hay un hombre fuera de su senda. Así como hay un solo Guía, así también habla en la persona de un solo viajero. Es para mostrar su confianza. Pero veamos ahora lo que El nos mostrará: «la senda». Hemos de saber que así como los hombres tienen muchos caminos fuera de la senda en el mundo, pero todos ellos terminan en la destrucción, así Dios tiene muchas sendas en el camino general de su Palabra, y todos ellos terminan en la salvación. William Austin En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. La nota de Trapp sobre el versículo celestial que termina el Salmo es un bocado deleitoso, que puede servir para una meditación y proveernos de un anticipo de nuestra herencia. Escribe: «Aquí se dice cuanto se puede decir, pero las palabras son demasiado débiles para expresarlo. Como calidad hay los placeres y gozo del cielo; como cantidad hay plenitud, una corriente en la que beber sin cese o saciedad; como constancia está a la diestra de Dios, el cual es más fuerte que todos, y nadie puede arrebatarnos de su mano; es una felicidad constante, sin interrupción; y como perpetuidad, es para siempre. Los goces del cielo son sin medida, mezcla o término.» C. H. S. Todos los que estamos aquí presentes ahora somos meros extraños en medio del peligro, estamos perdiéndonos a nosotros mismos y perdiendo nuestras vidas en la tierra de los muertos. Pero antes de poco hallaremos nuestras vidas, y nosotros mismos otra vez en el cielo con el Señor de la vida, y seremos hallados en El en la tierra de los vivos. Si cuando morimos, morimos en el Señor de la vida, nuestras almas con toda seguridad serán unidas al haz de la vida, de modo que, cuando vivamos otra vez, podamos estar seguros de hallarlas en la vida del Señor. una onza, una libra, una tonelada de pesadez; ahora tenemos sólo una gota de gozo para un océano de penas, un momento de sosiego para un siglo de dolor; pero entonces tendremos un 60 solaz interminable sin dolor, la verdadera felicidad sin pesadez, la mayor medida de felicidad sin la menor miseria, la medida más plena de gozo que pueda haber, sin mezcla alguna de aflicción. Aquí, pues (como nos advierte san Gregorio el teólogo), hemos de soltar nuestras pesadas cargas de sufrimientos, y endulzar nuestras copas amargas de penas en la meditación continua y en la expectativa constante de la plenitud del goce de la presencia de Dios, y el placer a su diestra para siempre. En tu presencia hay -no habrá, ni tampoco puede que haya, sino que hay-; hay plenitud de gozo sin cese ni interrupción, está siempre y ha estado y tiene que estar. Porque ¿qué es lo que el hombre aquí en el presente desea más que el gozo? ¿Y qué medida de gozo puede desear hombre alguno más que la plenitud del gozo? La consumación de la felicidad, por Edward Willan En el cielo están libres de necesidades; no les falta nada, a menos que sea el mismo faltarles. Pueden hallar la falta de mal, pero nunca sienten el mal de carencia. El mal no es sino la carencia de bien, y la carencia de mal no es sino la ausencia de carencia. Aquí algunos comen sin hambre, mientras que otros tienen hambre sin comida, y algunos beben en exceso sin tener sed, mientras que otros, sedientos, no tienen nada que beber. Pero en la presencia gloriosa de Dios ninguno será mimado en exceso ni ninguno languidecerá deseando algo. Edward Willan En esta vida nuestro gozo está mezclado con aflicción como las espinas con la rosa. Jacob tuvo gozo cuando sus hijos regresaron de Egipto con los sacos llenos de trigo, pero mucha aflicción cuando se dio cuenta de la plata en la boca de los sacos. David tuvo mucho gozo al subir el arca de Dios, pero al mismo tiempo mucha pena cuando Uzá cometió su infracción. Ésta es la gran sabiduría del Señor, templar y moderar nuestro gozo. Como el hombre de constitución débil ha de beber el vino diluido con agua por temor de sufrir del estómago, así también en esta vida (debido a nuestra debilidad) tenemos nuestro gozo mezclado con aflicción, para que no nos volvamos altaneros e insolentes. Aquí nuestro gozo está mezclado con temor (Salmo 2). «Gózate temblando». Las mujeres partieron del sepulcro de nuestro Señor «con temor y gran gozo» (Mateo 28:8). Como nuestro gozo aquí está mezclado con temores, también ocurre lo mismo con nuestras aflicciones. Los creyentes sanos miran al Cristo crucificado y se regocijan en su incomparable amor, de que una persona así haya muerto de una muerte semejante por los que eran enemigos de Dios a causa de sus inclinaciones pecaminosas y sus malas obras; se miran a sí mismos en sus propios pecados que hirieron y crucificaron al Señor de la gloria, y esto les parte el corazón. William Colvill, Corrientes refrescantes Nota que como calidad hay placeres; como cantidad, plenitud; como dignidad, a la diestra de Dios; como eternidad, para siempre. Y millones de años multiplicados por millones, no hacen ni un minuto de esta eternidad de gozo que los santos tendrán en el cielo. En el cielo no habrá pecado que pueda echar a perder nuestro gozo, ni el diablo para quitárnoslo; ni hombre alguno para usurpárnoslo. «Vuestro gozo nadie puede quitároslo» (Juan 16:22). Los goces del cielo nunca declinan, nunca se marchitan, nunca mueren, ni nada puede interrumpirlos ni disminuirlos. El gozo de los santos en el cielo es un gozo constante, eterno, en la raíz y en la causa, y en la 61 materia del mismo, y en sus objetos. «Su gozo permanece para siempre si su objeto permanece para siempre». Así es Cristo (Hebreos 13:8). Thomas Brooks *** SALMO 17 Título y tema: «Una oración de David». David no habría sido un hombre según el propio corazón de Dios de no haber sido un hombre de oración. Era un maestro en el arte sagrado de la súplica. Recurrió a la oración en todo tiempo de necesidad, como el piloto se apresura al puerto bajo la presión de la tempestad. Tenemos aquí un cántico doliente. «Una apelación al cielo» por las persecuciones en la tierra. C. H. S. Aunque los otros Salmos contienen varias oraciones mezcladas con otras cosas, ésta es una súplica en todo su curso. El Venerable Beda Divisiones: No hay líneas de separación clara en sus partes; pero preferimos la división adoptada por este gran comentarista antiguo, David Dickson. En los versículos 1-4 David anhela justicia en la pugna entre él y sus opresores. En los versículos 5 y 6 requiere la gracia del Señor para poder obrar rectamente mientras dura su prueba. Desde el versículo 7 al 12 busca protección de sus enemigos, a quienes describe gráficamente; y en los versículos 13 y 14 suplica que ellos queden decepcionados, terminando el conjunto en una confianza sosegada de que todo acabará bien al final. C. H. S. Vers. 1. Oye, oh Jehová, una causa justa. El que tiene la peor causa hace más ruido; por ello el alma oprimida teme que su voz sea ahogada, y por tanto suplica en este versículo que se le oiga no menos de tres veces. Es más de temer que nosotros no oigamos al Señor que no que el Señor no nos oiga a nosotros. C. H. S. Está atento a mi clamor. Un grito real, amargo, sincero, puede casi fundir una roca; no hay temor de que no sea atendido por nuestro Padre celestial. Si nuestra oración, como el grito del niño, es más natural que inteligente, y más sincera que elegante, no por ello será menos elocuente para Dios. Hay un gran poder en el grito del niño para prevalecer en el corazón del padre. C. H. S. Escucha mi oración. La duplicación usada aquí no es ni superstición ni tautología, sino que es un golpe repetido del martillo que da en el mismo clavo, para afirmarlo de modo más efectivo, o el importuno aldabonazo del mendigo a la puerta, que no quiere que se le niegue la limosna. C. H. S. Esta petición repetida tres veces indica un gran poder de sentimiento y muchas lágrimas; porque la astucia de los impíos, en verdad, aflige al hombre espiritual más que su poder y violencia, pues podemos darnos cuenta de la violencia y la fuerza aplicadas abiertamente, y cuando vemos el peligro, podemos resguardamos de alguna forma contra él. Martin Lutero Hecha de labios sin engaño. El que quiere engañar y halagar es mejor que emplee su astucia con un necio como él mismo, porque el engañar al Dios omnipotente es tan imposible como recoger 62 la luna en una red o entrampar al sol. El que quiera engañar a Dios se engaña a si mismo burdamente. Nuestra sinceridad en la oración no tiene mérito en si, como no la tiene la sinceridad del mendigo en la calle; pero al mismo tiempo el Señor la considera, por medio de Jesús, y no rehusará prestar su oído a uno que suplica de modo sincero y ferviente. C. H. S. Hay lo que podemos llamar «labios fingidos»; una contradicción entre el corazón y la lengua, un clamor en la voz y una mofa en el alma. Stephen Charnock Se puede observar que el águila sube más arriba en el aire, no con la intención de volar al cielo, sino para conseguir mejor su presa; y así es que muchos se extienden en aparente devoción, elevando sus ojos al cielo; pero lo hacen sólo para realizar de modo más fácil, seguro y con aplauso sus designios malvados y perversos en la tierra; son Catones por fuera pero Nerones por dentro; escúchalos; nadie habla mejor; sondéalos y ponlos a prueba, ninguno es peor; tienen la voz de Jacob pero las manos de Esaú; profesan ser santos, pero en la práctica son satanases; pronuncian oraciones largas, pero lo que piden es breve; son como algunos productos del boticario, títulos excelentes, pero dentro veneno mortal; santidad falsa es su capa para toda clase de vilezas. Peter Bales en Spencer: Cosas nuevas y viejas Vers. 2. De tu presencia proceda mi vindicación. Con Jesús como nuestra justicia completa y gloriosa no tenemos que temer aunque el día del juicio comience al instante y el infierno abra su boca a nuestros pies, sino que podemos probar con gozo la verdad en que confía el escritor del himno: De pie me sostendré aquel gran día; Pues ¿quién pondrá nada a mi cargo? Por la sangre de Cristo he sido absuelto, Del oprobio y maldición del pecado. —C. H. S. Vers. 3, 4, 5. Allí donde hay verdadera gracia, hay aborrecimiento de todo pecado. Stephen Charnock Vers. 3. Tú has probado mi corazón, me has inspeccionado de noche, me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste. Sin duda el Salmista quiere decir nada hipócrita o inicuo en el sentido en que sus calumniadores le acusaban; porque si el Señor pone a prueba al mejor de su pueblo en el crisol, la escoria haría su aparición terrible, y requeriría que la penitencia abriera sus compuertas. Los refinadores pronto descubren la presencia de otro metal, y cuando el Jefe de los refinadores, al final, nos diga que no ha hallado nada, será un momento glorioso verdaderamente. «Están sin falta alguna delante del trono de Dios.» Incluso aquí, vistos en la Cabeza del pacto por lo menos, el Señor no ve pecado en Jacob ni perversidad en Israel; incluso la mirada escrutadora del Omnisciente no puede ver falta donde el gran Sustituto lo cubre todo con su hermosura y perfección. He resuelto que mi boca no ha de propasarse. El número de enfermedades de la lengua es tan numeroso como el resto de las del hombre puestas juntas, y son más inveteradas. Se necesita más que resolución para mantener a este ágil ofensor dentro de sus propios límites. El domar leones y 63 el encantar serpientes no se pueden considerar tan difíciles, porque a la lengua nadie la puede domar. David deseaba, en todos sentidos, afinar sus labios a la música dulce y sencilla de la verdad Sin embargo, David fue calumniado, como para mostrarnos que la inocencia más pura puede ser enlodada por la malicia. No hay sol sin sombra, ni fruto maduro al que no picoteen los pájaros. C. H. S. Vers. 4. En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos. He de adscribirlo a la buena Palabra de Dios; la consulto, y por medio de ella me mantengo aparte de los métodos turbios de otros que no hacen uso de la Palabra como defensa, los cuales son arrastrados por Satanás el destructor. ¿Podemos ir contra el pecado y contra Satán con un arma mejor que la que Cristo usó para vencer al tentador? Cristo podía, con un rayo disparado desde su divinidad (si El hubiera querido hacerlo), dejarle postrado a sus pies, como hizo después con los que fueron a atacarle; pero prefirió poner a un lado la majestad de su divinidad y permitir a Satán que se le acercara, para poder confundirlo con la Palabra, y de este modo darle prueba de lo que es la espada de sus santos, que El había de dejarles para su defensa contra el mismo enemigo. William Gurnall «Os escribo a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes.» ¿Dónde se halla su fuerza? «Y la Palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno» (1ª Juan 2:14). Thomas Manton Vers. 5. Platón dijo a uno de sus discípulos: «Cuando los hombres hablan mal de ti, vive de modo que nadie les crea.» Sustenta mis pasos —como el cochero tira de la rienda de su caballo al ir cuesta abajo. Tenemos toda clase de pasos, rápido y lento, y el camino nunca sigue mucho tiempo igual, pero sosteniendo Dios nuestros pasos no puede haber fallo por causa del camino o de nuestro paso. En tus caminos. No podemos guardarnos del mal sin seguir obrando el bien. Para que mis pies no resbalen. Sí, el camino es bueno, pero nuestros pies son malos, y por tanto resbalan, incluso en la carretera real. Uno puede tropezar tanto sobre una ordenanza como sobre una tentación. C. H. S. La oración de Beza, que debe ser nuestra, era: «Señor perfecciona lo que has empezado en mi, para que no sufra naufragio cuando ya estoy para llegar al puerto.» Thomas Watson Vers. 6. Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios. Dios no sólo oirá nuestro clamor, sino que también nos oirá antes que clamemos, y nos ayudará. T. Playfere Te he invocado antes; por tanto, Señor, escúchame ahora. Los comerciantes están dispuestos a favorecer a los que han sido parroquianos suyos desde hace tiempo. Matthew Henry Vers. 8. Guárdame como a la niña de tus ojos. El sabio Creador ha colocado el ojo en una posición muy protegida; se halla rodeado por huesos salientes, como Jerusalén está rodeada de montañas. Además, su gran Autor lo ha rodeado de varias túnicas interiores, así como del seto de las cejas, el telón de los párpados, el vallado de las pestañas; y, además de esto, ha imbuido en 64 cada hombre la idea de un valor tan alto para sus ojos, y una respuesta tan rápida ante la aprensión del peligro, que ningún miembro del cuerpo está mejor protegido que el órgano de la vista. C. H. S. ¿No te parece que es una obra de la Providencia el que, considerando la debilidad del ojo, El lo haya protegido con párpados como puertas, que siempre que hay ocasión para usarlos se abren y de nuevo se cierran durante el sueño7 Y para que no sufran lesión por los vientos, ha puesto las pestañas como un cedazo, y sobre los ojos ha dispuesto las cejas como cubierta, para que el sudor de la cabeza no los alcance. Sócrates en Jenofonte. Vers. 9. De la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi vida. Los enemigos del alma del creyente son enemigos mortales de modo claro, porque los que hacen guerra contra nuestra fe tienen por objetivo la misma vida de nuestra vida. Los pecados mortales son enemigos mortales, y ¿qué pecado hay que no lleve la muerte en sus entrañas? Vers. 10. Envueltos están con su grosura. La lascivia y la glotonería engendran grosura vana en el corazón, que cierra sus puertas contra toda emoción compasiva y todo juicio razonable. El viejo proverbio dice: «A vientres repletos, cráneos vacíos», y aún es más cierto que hacen, con frecuencia, corazones vacíos. Con su boca hablan arrogantemente. El que se adora a si mismo no dispondrá su corazón para adorar al Señor. Lleno de placer egoísta en su corazón, el infiel llena su boca de expresiones jactanciosas y arrogantes. La prosperidad y la vanidad con frecuencia se alojan juntas. ¡Ay del buey cebado cuando brama a su amo; su fin está muy cercano! C. H. S. Vers. 11. Han cercado ahora nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra Es una alusión, creo yo, a los cazadores, que hurgan el suelo para hallar las huellas de la liebre cuando los sabuesos no encuentran su rastro por el olfato. Joseph Caryl Vers. 13. Libra mi alma de los malos con tu espada. El diablo y sus esbirros pueden ser usados como instrumentos por Dios; por tanto, «los malos» son llamados su «espada». El diablo y todo su grupo son como necios para Dios; es más, su sabiduría es necedad. William Gurnall Vers. 14. De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida. Lutero siempre tenía miedo de obtener su porción aquí, y por ello, con frecuencia, repartía grandes cantidades de dinero que le habían ofrecido. No podemos tener la tierra y el cielo a la vez como nuestra porción; los sabios escogen lo que va a durar más. C. H. S. Dios da a los malos su porción aquí para enseñarles lo poco de bueno que hay en todas estas cosas, y mostrar al mundo el escaso valor de todas las cosas que existen aquí en la tierra. Ciertamente, si fueran muy buenas no las tendrían; se dice que no hay gran valor en la fuerza del cuerpo, porque un buey tiene más que tú; se dice que no hay gran valor en la agilidad del cuerpo, porque un perro tiene más que tú; se dice que no hay gran valor en vestidos lujosos, porque un pavo real los tiene mejores que tú; se dice que no hay gran valor en el oro y en la plata, porque 65 los indios, que no conocen a Dios, tienen más que tú; y si estas cosas tuvieran gran valor en si mismas, ciertamente Dios nunca las concedería a los malvados. En cuanto a las cosas externas, el Señor no tiene inconveniente en que vayan a parar a manos no santas; pero cuando se trata de las misericordias escogidas en Cristo, hace una distinción. ¡Oh, esto es fruto precioso! Un herrero que trabaja sobre hierro, con sus golpes levanta infinidad de chispas, y no le preocupa; pero un orfebre que trabaja con oro, preserva cada partícula de polvo del mismo; un lapidario que trabaja con piedras preciosas, se asegura de que sean bien preservadas; un carpintero corta acá y acullá, y tira los pedazos. Así que estas cosas, virutas y aserrín, es lo que Dios da como porción a los malos. Jeremiah Burroughs La tierra y los productos de la misma, Dios los distribuye sin hacer acepción de personas, incluso a los que son sus hijos sólo por la creación, no por la adopción. Miles Smith Hay aún otra cosa que se puede observar, mucho más monstruosa, en esta criatura el hombre: que aunque está dotado de razón y consejo, y sabe que esta vida es como una sombra, un sueño, un cuento, una vela de la noche, hum9, tamo que el viento esparce, una burbuja de agua y cosas pasajeras, y que la vida venidera no tendrá fin, sin embargo centra su mente cuidadosamente en la vida presente, que hoy es y mañana no es; pero en la vida que es perdurable, ni tan sólo piensa. Si esto no es ser un monstruo, no sé a qué puede llamarse monstruoso. Thomas Tymme Lo que los malos poseen en este mundo es todo lo que esperan; ¿por qué regatearles costales llenos o títulos rimbombantes? Esta es toda su porción; reciben ahora sus cosas buenas. En tanto que tú, oh cristiano, que no posees nada, eres el heredero del cielo, coheredero con Jesucristo, el cual es el heredero de todas las cosas, y tiene una cantidad infinita de riquezas atesoradas para ti; tan grande e infinita, que todas las estrellas del cielo son pocas para igualar su número; no tienes razón de quejarte de que te quedas corto; porque todo lo que tiene Dios es tuyo, sea prosperidad o adversidad, vida o muerte, todo es tuyo. Lo que Dios da es para tu bienestar, lo que te niega o te quita es para probarte; es con miras al aumento de estas gracias, que son mucho más valiosas que todos los goces temporales. Si al ver a los malvados e impíos flotando en la riqueza y el bienestar te sientes forzado a luchar contra los inconvenientes y las dificultades de tu escasez, has aprendido un santo desprecio y desdén al mundo, créeme, y Dios te ha dado más que si te hubiera dado el mismo mundo. Ezekiel Hopkins Un amo o señor paga a su siervo su sueldo actual, en tanto que reduce la asignación a su hijo cuando es menor de edad, para que pueda aprender a depender de su padre para su herencia. Sin duda, dicen muchos, si Dios no me amara no me daría esta porción en el mundo. No te engañes en una cuestión de tanta importancia. Lo mismo puedes decir que Dios amaba a Judas porque llevaba la bolsa, o a Dives porque comía manjares delicados, y ahora está gimiendo en el infierno. John Frost 66 Y cuyo vientre está lleno de bienes que tú les reservas. Un hombre generoso no niega los huesos a sus perros; y nuestro Dios generoso da incluso a sus enemigos bastante con qué saciarse, si no fueran tan poco razonables que nunca están contentos. El oro y la plata que están encerrados en las entrañas oscuras de la tierra son concedidos a los malos generosamente, y por ello se regodean en toda clase de deleites carnales. C. H. S. Los malos pueden tener la tierra y su plenitud, la tierra y todo lo que es terrenal; sus vientres son llenados por Dios mismo con bienes que Dios les reserva. Joseph CARRIL Los corazones de los santos están sólo llenos de «maná escondido», pero los vientres de los malos con frecuencia están llenos de tesoro escondido; esto es, con las golosinas y grosuras que suelen estar escondidas y brotan de las entrañas de la tierra. Joseph CARRIL Sacian a sus hijos. La significación es evidente, que tienen bastante para ellos y para sus hijos. Albert Barnes Vers. 15. En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; al despertar, me saciaré de tu semblante. Los hombres buenos tienen aquí abajo vistas de la gloria, para calmar su hambre sagrada, pero el pleno banquete les aguarda en los cielos. Frente a esta plenitud de deleite profundo, inefable, eterno, los goces de los mundanos son como la luciérnaga comparada con el sol, o un cubo de agua con el océano. C. H. S. Ahora se mantiene el andamio entre los hombres mucho después que el fresco ha empezado a ser pintado; y veremos descubrimientos asombrosos cuando Dios quite este andamio y revele lo hecho. Tu retrato y el mío van siendo pintados, y Dios, con rasgos e influencias, está formándonos a su propio ideal. Una y otra vez lo que estás haciendo te forma a ti mismo; Dios está obrando para hacerte semejante a El. Y la declaración maravillosa es que cuando estés delante de Dios y veas lo que se ha hecho por ti, quedarás «satisfecho». ¡Oh palabra que has venido vagando solitaria y sin alojamiento desde que empezó el mundo, y las estrellas de la mañana cantan juntas con gozo! ¿Ha habido una criatura humana que pueda hallarse en esta vieja tierra, vestida de carne, y decir: «Estoy satisfecha»? Henry Ward Beecher en Verdades regias Incluso bajo el peso y combinación de tantos males y aflicciones, David se comporta como quien no ha perdido la esperanza ni se siente abandonado; sí, compara su situación con la de ellos y, en este estado abatido de su curso, les desafía en cuanto a felicidad. William Spurstow Cuando un conquistador romano había ido a la guerra y ganado grandes victorias, regresaba a Roma con sus soldados y entraba privadamente en su casa, y se solazaba en ella hasta el próximo día, en que debía salir de la ciudad, para volver a entrar públicamente en triunfo. Ahora, los santos, diríamos, entran privadamente en el cielo sin sus cuerpos; pero en el último día, cuando sus cuerpos despierten, van a entrar en sus carros triunfales. Me parece estar viendo esta gran procesión, en que Jesucristo, delante, con muchas coronas en su cabeza, con su cuerpo glorioso, resplandeciente e inmortal, dirige la marcha. 67 «Estaré satisfecho» en aquel glorioso día cuando todos los ángeles de Dios vendrán, a ver los triunfos de Jesús, y cuando su pueblo será victorioso con El. Sermones de Spurgeon Cuando un hombre que tiene sed sea llevado a un océano de agua pura, y tenga bastante. Si hay bastante en Dios para satisfacer a los ángeles, entonces, sin duda, hay bastante para satisfacernos a nosotros. Hay goces renovados que brotan continuamente de su rostro; y son tan deseables ahora como dentro de millones de años para las almas glorificadas. Si hay tanto deleite en Dios cuando le vemos sólo por fe (1! Pedro 1:8), ¡cuál será el gozo de la visión cuando le veremos cara a cara! Si los santos hallan tanto deleite en Dios mientras están sufriendo, ¡oh, qué gozo y deleite no tendrán cuando estén coronados! ¿Quién puede comparar algo con la Divinidad? ¿Quién puede sopesar una pluma con una montaña de oro? Dios excede a todas las cosas de modo más infinito que el sol excede la luz de una vela. Thomas Watson Dicen que los galos, cuando probaron por primera vez los vinos de Italia, se quedaron tan prendidos de su sabor y dulzura que, no contentándose con ir a buscarlos allí, decidieron conquistar la tierra que los producía. Así el alma sincera cree que no basta con recibir un poco ahora y luego otro poco de la gracia y consuelo del cielo, en un comercio a distancia con Dios en sus ordenanzas aquí abajo, sino que proyecta y medita una conquista de esta tierra santa y lugar bendito del cual proceden tales mercancías, para que pueda beber el vino de este reino. William Gurnall Hay un triple significado en este versículo: 1. Los santos se deleitarán grandemente en el estado glorioso en que resucitarán. 2. Van a deleitarse grandemente en Jesús, en quien y por quien han sido traídas a la luz la resurrección y la inmortalidad. Y 3. Se deleitarán grandemente al contemplar la faz bienaventurada y reconciliada de Jehová el Padre, a quien los ojos de la carne no pueden ver. Benjamin Weiss *** SALMO 18 Lo llamamos «Una mirada retrospectiva agradecida». C. H. S. Es una oda eucarística magnífica. John Brown Kitto, en la Biblia pictórica, tiene la siguiente nota sobre 2º Samuel 22: «Esto es igual que el Salmo 18.» La prueba de la grandeza de este Salmo está en el hecho de que ha pasado la prueba de toda clase de traducciones e incluso versos, que han resultado divinos. Quizá el gran encanto del mismo, aparte de la poesía del descenso, es la exquisita y sutil alteración del Yo y el Tú. George Gilfillan, en Los bardos de la Biblia El que quiera ser sabio, que lea los Proverbios; el que quiera ser santo, que lea los Salmos. El santo David, estando cerca de la orilla, mira aquí los antiguos peligros y liberaciones, 68 experimentados con un corazón agradecido, y escribe este Salmo para bendecir al Señor; como si cada uno de nosotros, una vez entrado en años, repasara la vida y observara las bondades maravillosas y la providencia de Dios hacia él, y entonces se sentara y escribiera un humilde recordatorio de las misericordias más notables, para consuelo propio y para la posteridad; una excelente idea. Después que David ha acumulado sobre Dios todos los nombres dulces que puede imaginar (vers. 2), como verdadero santo cree que nunca puede hablar bastante bien de Dios, o demasiado mal de sí mismo, y entonces empieza su narración. 1. De sus peligros (vers. 4). 2. De su retiro, y esto era la oración sincera a Dios (vers. 6). La madre sigue atareada en tanto que el niño gimotea, pero cuando chilla más alto -el grito exacerba cada nervio y cada vena, entonces suelta lo que está haciendo y atiende su deseo. En tanto que nuestras oraciones son sólo suspiros, nuestro Dios puede seguir esperando; pero cuando caemos, entonces: «Ahora me levantaré, dice el Señor.» 3. De su rescate (vers. 7-20). 4. De la razón de estos tratos misericordiosos de Dios con él (vers. 20, etc.). Richard Steele, Discurso sencillo sobre la justicia Vers. 1. Te amo, oh Jehová. Te amaré de todo corazón, con mis entrañas. Nuestro Dios trino merece el amor más férvido de nuestros corazones. C. H. S. Vers. 1, 2. Dios se ha entregado, por así decirlo, a sus creyentes. Es Dios mismo que es la salvación y la porción de su pueblo. La fe se basa principalmente en Dios mismo; El será mi salvación, si le tengo, y esto ya es salvación bastante; Él es mi vida, mi consuelo, mis riquezas, mi honor, mi todo. David se complacía más en que Dios fuera su fortaleza que en que le diera a él fortaleza; en que Dios fuera su liberador que en ser liberado; en que Dios fuera su escudo, su cuerno, su torre alta, que en recibir el efecto de todos ellos. Lo que le complacía de veras a David y complace a todos los santos es que Dios sea su salvación, sea temporal o eterna, más que el hecho de que los salve: los santos miran más a Dios que lo que es de Dios. Joseph Caryl Vers. 2. Jehová, roca mía y castillo mío. Habitando en los peñascos y fortalezas montañosas naturales de Judea, David había escapado de la malicia de Saúl, y aquí compara a su Dios con estos escondederos y refugios. Mi fortaleza. Esta palabra es realmente «mi roca», en el sentido de fuerza y fijeza; mi confianza y apoyo seguro, inmutable, eterno. Así la palabra «roca» ocurre dos veces, pero no es tautología, porque la primera vez es una roca para resguardarse, y aquí una roca para firmeza e inmutabilidad. Mi escudo, que desvía los golpes del enemigo, me protege de las flechas o la espada. Aquí hay muchas palabras, pero ninguna de más; podríamos examinarlas una a una si dispusiéramos de tiempo, pero resumiéndolas en un conjunto, podemos llegar a la conclusión de Calvino de que David aquí arma al fiel de la cabeza a los pies. Vers. 4. Torrentes de perversidad me atemorizaron. En la noche del lamentable accidente que tuvo lugar en el «Surrey Music Hall», las olas de Belial quedaron sueltas y los comentarios subsiguientes de gran parte de la Prensa fueron en extremo maliciosos y malintencionados; 69 nuestra alma temía al ver que estábamos rodeados de olas de muerte y blasfemias crueles. Pero ¡qué misericordia hubo en todo ello, y qué dulce miel de bondad fue extraída por nuestro Señor de este león de aflicción! C. H. S. No hay metáfora que usen con más frecuencia los sagrados poetas que la que representa las espantosas e inesperadas calamidades que resultan de las aguas avasalladoras. La imagen parece haber sido especialmente familiar entre los hebreos, puesto que se derivaba del hábito peculiar de la naturaleza de su propio país. Tenían continuamente delante de los ojos el río Jordán, que cada año rebasa sus riberas. Robert Lowth Vers. 5. Ligaduras del Seol me rodearon. Un cordón de demonios acosaba al hombre de Dios acorralado; parecía que toda vía de escape estaba cerrada. Satán sabe cómo bloquear nuestras costas con los barcos de guerra de la aflicción, pero, bendito sea el Señor, el puerto de la oración está todavía abierto, y la gracia puede atravesar el bloqueo, llevando mensajes de la tierra al cielo y bendiciones en su retorno del cielo a la tierra. Según las cuatro metáforas que emplea, estaba amarrado como un malhechor para ser ejecutado; abrumado como un marinero náufrago; rodeado y batido como un ciervo cazado; y capturado en una red como un pájaro tembloroso. ¡Cuánto terror y aflicción pueden caer sobre una cabeza pobre e indefensa! C. H. S. Me tendieron lazos de muerte. Estos lazos, o trampas, estaban tendidos delante de mí. Vers. 6. En mi angustia. Si escuchas el arpa de David, vas a oír muchos cánticos tristes, endechas, así como villancicos y cantares; y la pluma del Espíritu Santo ha trabajado más en describir las aflicciones de Job que las alegrías de Salomón. Vemos en bordados y tapices, que es más agradable tener un patrón alegre sobre un fondo triste y solemne que cuando la cosa es al revés; juzga, pues, de los placeres del corazón por los placeres del ojo. Ciertamente, la virtud es como los olores preciosos, son más fragantes cuando son exprimidos; porque la prosperidad manifiesta el vicio, pero la adversidad manifiesta mejor la virtud. Francis Bacon Vers. 6, 7. La oración de un solo santo va seguida a veces de efectos maravillosos; ¿qué va a resultar, pues, de la legión atronadora de plegarias de gran número de almas suplicantes? La reina de Escocia decía que temía más a las oraciones de Knox que a un ejército de diez mil hombres. John Flavel Vers. 7. La tierra fue sacudida y tembló. Observa cómo la cosa más sólida e inconmovible nota la fuerza de la súplica. La oración ha sacudido casas, abierto puertas de cárceles y hecho temblar a los corazones más aguerridos. La oración hace sonar la campana de llamada, y el amo de la casa se levanta para prestar ayuda, sacudiendo todas las cosas bajo sus pisadas. Vers. 8. Humo subió de su nariz. Un método violento oriental de expresar gran furor. Como el aliento de las narices es calentado por la emoción fuerte, la figura retrata al Liberador todopoderoso proyectando humo en el calor de su furor y en el ímpetu de su celo. Y de su boca fuego consumidor. Este fuego no era temporal, sino que era permanente. C. H. S. 70 Vers. 8-19. Como el hombre hace más caso del cielo cuando siente sus iras que cuando siente sus bendiciones, y considera más a Dios cuando desciende a la tierra en la tormenta que cuando lo hace en el arco iris, David describe la bienaventurada condescendencia de Dios con la figura de una tempestad. Augustus F. Tholuck Vers. 10. Cuando Dios viene a castigar a sus enemigos y a rescatar a su pueblo, no hay nada que más haya sorprendido a sus amigos o enemigos que la admirable rapidez con que se mueve y actúa: Vuela sobre las alas del viento. William S. Plumer Vers. 11. Espesos nubarrones. Bienaventuradas las tinieblas que velan a Dios; aunque no podemos verle, es muy dulce saber que está obrando en secreto para mi bien eterno. Incluso los necios pueden creer que Dios se halla allí cuando hace el sol y la calma, pero la fe es sabia, y le discierne en las tinieblas y en la tormenta amenazadora. Vers. 13. Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz. ¿Cómo podrán los hombres resistir su voz el último día, cuando tenga lugar la proclamación de su condenación, si hoy están atemorizados y temblando al oírla de lejos cuando murmura? En todo este terror David halló tema para un cántico, y de esta manera cada creyente halla incluso en los terrores de Dios un tema para un cántico santo. Granizo y centellas de fuego. Horne hace notar que «cada tempestad debería recordarnos la exhibición de poder y venganza que al final del mundo va a acompañar a la resurrección general». Vers. 18. Me asaltaron en el día de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo. ¡Qué bendición este «mas», que corta el nudo gordiano y mata a la hidra de cien cabezas! No hay temor de no ser liberados cuando dependemos de Jehová. C. H. S. Cuando Enrique VIII hubo hablado y escrito acerbamente contra Lutero, dijo éste: «Decid a los Enriques, a los obispos, a los turcos y al mismísimo diablo, que hagan lo que quieran, que nosotros somos los hijos del reino, adoradores del Dios verdadero, a quien ellos, y otros como ellos, escupieron y crucificaron.» Charles Bradbury Vers. 19. Me sacó a lugar espacioso. El Señor no deja su obra a medias, porque habiendo derrotado al enemigo saca al cautivo y le da libertad. Me libró, porque me amaba. Por qué ha de deleitarse el Señor en nosotros, es una pregunta a la que no podemos contestar. Creyente, siéntate y absorbe interiormente esta cláusula instructiva que tienes delante, y aprende a ver el amor sin causa de Dios como la causa de todas las bondades de que participamos. C. H. S. Vers. 20. Jehová me retribuye conforme a mi justicia. Viendo este Salmo como profético del Mesías, estas pretensiones tan notables a la justicia se pueden entender fácilmente, porque sus vestidos eran blancos como la nieve; pero considerándolas como el lenguaje de David, han dejado perplejos a muchos. Las tribulaciones iniciales de David tuvieron lugar a causa de la malicia del envidioso Saúl, el cual, sin duda, le perseguía, pero daba pretextos y acusaciones, que 71 echaba sobre el carácter del «hombre según el propio corazón de Dios». David declara que estas acusaciones son falsas por completo, y afirma que posee una justicia dada por la gracia, que el Señor le ha concedido en su gracia, y con ello desafía a todos sus calumniadores. Ante Dios, el hombre, según el propio corazón de Dios, era un humilde pecador, pero ante sus calumniadores podía hablar de la limpieza de sus manos y la justicia de su vida sin ruborizarse. No está en oposición a la doctrina de la salvación por la gracia, ni es una evidencia de espíritu farisaico, el que un hombre bajo la gracia, habiendo sido calumniado, sostenga resueltamente su integridad y defienda con vigor su carácter. Vers. 21. Hay aquí un «he», y un «no he» y los dos vienen a unirse en una vida verdaderamente santificada; la gracia que constriñe y restringe debe tener su parte en ello. C. H. S. No me aparté impíamente de mi Dios. El hombre de corazón falso en el mundo no mira sólo a Dios, sino a algo más junto con Dios; aunque Herodes tenía en consideración a Juan, consideraba más a Herodías; y el joven del evangelio viene a Cristo, pero está pensando en sus posesiones; y Judas siguió a Cristo, pero tiene la mirada en la bolsa; esto es apartarse impíamente de Jehová. William Strong Vers. 23. Fui fiel para con él, y me he guardado de mi maldad. El genio impulsivo de David podría haberle llevado a matar a Saúl cuando le tuvo en su poder, pero la gracia le capacitó para mantener las manos limpias de la sangre de su enemigo. C. H. S. Tal como en la colmena tiene que haber una reina, así también en el corazón ha de haber un pecado dominante; hay un pecado que no sólo está más cerca del hombre que el vestido que lleva, pero que le es agradable a los ojos. El diablo puede dominar a un hombre de modo tan firme por medio de este eslabón como por medio de toda una cadena de vicios. El cazador de pájaros tiene al pájaro bien sujeto con sólo que agarre una de sus alas. Un cristiano recto echa mano del cuchillo sacrificador de la mortificación y atraviesa con él su pecado predilecto. Thomas Watson Vers. 24. Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; conforme a la pureza de mis manos delante de su vista. Dios primero nos da la santidad y luego nos recompensa por ella. Al premiado se le concede la flor del concurso, pero el hortelano la ha cultivado; el niño gana el premio en la escuela, pero el honor real de su enseñanza se halla en el maestro, aunque en vez de recibirlo es el que da el premio. C. H. S. Vers. 24-27. Así como el sol es muy agradable y sano para los ojos sanos y sin enfermedades, aunque para los mismos ojos, cuando son débiles, enfermos, doloridos, es muy pernicioso y penoso, por más que el sol sea siempre el mismo en uno y otro caso, lo mismo Dios, que se ha mostrado benigno y generoso con los que son tiernos y buenos con los santos, es misericordioso para con los que muestran misericordia. Pero, con respecto a estos mismos hombres, cuando caen en la maldad y su comportamiento es cruel, el Señor se muestra lleno de ira y furor, y, con todo, es un mismo Dios inmutable desde el siglo y para el siglo. Robert Cawdray Vers. 25. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso. «Noé era un varón justo y perfecto en su generación,, y Noé anduvo con Dios. Y Noé halló gracia a los ojos de Jehová. Estas son las 72 generaciones de Noé; Noé engendró tres hijos.» Noé, Noé, Noé, me gusta el sonido de este tu nombre; y todos vuestros nombres son preciosos para Dios, por más que sean aborrecidos por los hombres, si el nombre de Dios os es querido y dulce. Para un hipócrita hay «muchos dioses y muchos señores», y ha de tener un corazón para cada uno de ellos; pero para el justo sólo hay uno, Dios el Padre, y un Señor Jesucristo, y un corazón sirve a los dos. El que pone su corazón sobre las criaturas, ha de disponer su corazón sobre cada una de ellas, y al hacerlo lo divide y lo destruye (Oseas 10:2). Los beneficios mundanos llaman a la puerta, ha de tener un corazón para ellos; los placeres carnales se presentan, ha de tener un corazón para ellos; los atractivos pecaminosos se presentan, ha de tener un corazón para ellos. El justo ha hecho su elección, que es Dios, y con ello le basta. Richard Steele Vers. 28. Tú encenderás mi lámpara. Las lámparas encendidas por Dios el diablo no las puede apagar. Vers. 29. Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios saltaré muros. Estas hazañas han sido ya realizadas, pues hemos pasado de un tirón huestes de dificultades, y hemos escalado cosas imposibles de un salto. Los guerreros de Dios pueden esperar que tendrán que pasar por toda forma de lucha, y mediante el poder de la fe han de decidir comportarse como hombres de veras. Vers. 31. ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? El Dios de David crea, sostiene, prevé y rige. ¿Hay otros que puedan hacerlo? ¿Quién sino El es perfecto en cada atributo y glorioso en cada acto? C. H. S. Aquí ocurre por primera vez en los Salmos el nombre Eloah, traducido como Dios. Ocurre más de cincuenta veces en las Escrituras, si pero sólo cuatro veces en los Salmos. Es el singular de Elohim. Muchos han supuesto que este nombre se refiere especialmente a Dios como objeto de adoración religiosa. Esta idea puede muy bien ser prominente en este lugar. William S. Plumer Vers. 33. Quien hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie. Persiguiendo a sus enemigos el guerrero había sido rápido en sus pies como una cierva joven, pero, en vez de gozarse en la ligereza de los pies de un hombre, adscribe la virtud a la rapidez del mismo Señor. Vers. 34. Quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce. Estos arcos eran muy difíciles de doblar con la fuerza de los brazos; el arquero requería la ayuda del pie; era una gran hazaña, pues, el tener fuerza para doblar un arco. Jesús no sólo destruye las sugerencias de Satanás, sino que desmenuza los argumentos del mismo por medio del uso de las Santas Escrituras contra él; por los mismos medios podemos conseguir el triunfo, rompiendo el arco y partiendo la lanza con el golpe de la verdad revelada. Probablemente David tenía una naturaleza muy vigorosa y forzuda; pero aún es más probable que, como Sansón, estuviera revestido a veces de una fuerza descomunal; en todo caso, adscribe el honor de sus hazañas enteramente a su Dios. No intentemos robar al Señor lo que se merece, sino démosle fielmente la gloria debida a su nombre. 73 Vers. 35. Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó. Por encima de todo hemos de tomar el escudo de la fe, porque nada más puede apagar los dardos encendidos de Satanás. Tu benignidad me ha engrandecido. Otros traducen «Tu condescendencia». En un sentido Dios se empequeñece al acercarse a nosotros, como si ejerciera humildad. Es Dios, haciéndose pequeño, que es la causa de que nosotros seamos engrandecidos. Somos tan poco, que si Dios se manifestara en su grandeza sin condescendencia, seríamos aplastados sin remisión; pero Dios, que se inclina para mirar los cielos y los ángeles, mira a los humildes y contritos y los engrandece. Vers. 36. Ensanchaste el camino debajo de mis pasos. Es una gran misericordia el ser llevados a la libertad y ensanchamiento cristianos, pero es un mayor favor todavía el ser capacitados a andar dignamente en esta libertad, sin que nuestros pies resbalen. C. H. S. Vers. 37, 38. Oh, he visto el día En que con una sola palabra Dios me ayudó a decir: «Mi confianza está en el Mi alma ha hecho callar a miles de enemigos, Sin temer a cuantos puedan oponérseme. —William Cower Vers. 39, 40. Es imposible excederse en el cumplimiento del deber de adscribir todas nuestras victorias al Dios de nuestra salvación. Vers. 41. Clamaron, y no hubo quien salvase; aun a Jehová, pero no los oyó. La oración es un arma tan notable que incluso los malvados pueden atreverse a usarla en momentos de desesperación. Los malos han apelado a Dios en contra de sus propios siervos, pero es en vano. Hay oraciones a Dios que no son mejores que blasfemias, que no producen respuesta agradable, sino que provocan al Señor a una mayor ira. C. H. S. Se cuenta de Antioco que juró en su última enfermedad que «se haría él mismo un judío, y que iría por todo el mundo habitado y declararía el poder de Dios.» Pero, sigue el historiador: «A pesar de todo esto, sus dolores no cesaron, porque el justo juicio de Dios había caído sobre él.» John Lorinus Y Remigius, citado por J. M. Neale Vers. 42. Y los molí como polvo delante del viento; los desmenucé como lodo de las calles. El infierno y los pecados resisten mi curso, Pero uno y otros son enemigos vencidos. Jesús los clavó en la cruz, y luego Resucitó y entona el himno triunfal. —C. H. S. 74 El echar a uno, pues, como si fuera lodo de la calle, es una imagen muy fuerte de desprecio. John Kitto Vers. 43. Me has librado de las contiendas del pueblo; me has hecho cabeza de naciones; pueblo que yo no conocía me sirve. Sin duda hay mucho más de Jesús que de David aquí. Vers. 44. En cuanto me oyen, me obedecen; los hijos de los extranjeros se sometieron a mí. «El amor a primera vista» no es raro cuando Jesús es el que corteja. Jesús puede escribir el mensaje de César sin que sea jactancia; su evangelio, en algunos casos, tan pronto es oído es creído. ¡Qué estímulo para esparcir la doctrina de la cruz! Vers. 45. Los extranjeros palidecieron y salieron temblando de sus encierros. Los que son extraños para Jesús son extraños a toda felicidad duradera; los que se apartan temblando son los que rehúsan beber del río de la vida. C. H. S. Ellos temerán por causa de sus lugares de encierro. Un erudito judío lo interpreta de la siguiente manera: «Ellos temerán las prisiones en las cuales yo los encerraré y los tendré confinados.» John Brown Vers. 46. El Señor vive. Nosotros no servimos a ningún Dios inanimado, imaginario o moribundo, sino al único que tiene inmortalidad. Como leales Súbditos de este rey exclamamos: «Jehová vive. Vive el Rey de reyes». C. H. S. ¿No ves a los herederos jóvenes de grandes haciendas que gastan el dinero en abundancia, pues no tienen ninguna escasez? ¿Por qué tú, pues, siendo hijo del Dios del cielo, tienes que ir vestido de harapos como si no valieras un ochavo? Una mujer verdaderamente piadosa, habiendo enterrado a su hijo, y sentada sola en medio de la tristeza, consiguió aliviar su corazón con la expresión «Dios vive»; y después de haberse despedido de otro hijo, todavía insistió: «Los consuelos mueren, pero Dios vive». Al fin murió su querido esposo, y se sentó abatida y abrumada por el dolor. Tenía un niño pequeño todavía, el cual, habiendo observado lo que ella había dicho antes, para consolarla se le acercó y le dijo: «¿Ha muerto Dios, madre? ¿Ha muerto Dios?» Esto le llegó al corazón, y con la bendición de Dios recobró la antigua confianza en su Dios, que es un Dios vivo. Así, oh cristianos, es necesario que salgáis de vuestro desánimo y animéis vuestros espíritus como hizo David. Oliver Heywood en Misericordias firmes a David Enaltecido sea el Dios de mi salvación. Deberíamos proclamar la historia del pacto y de la cruz, de la elección del Padre, de la redención del Hijo y de la regeneración del Espíritu. Vers. 47. El Dios que venga mis agravios, y somete pueblos debajo de mí El que perezcan los pecadores es en sí una consideración penosa, pero el que la ley del Señor sea vengada sobre los que la quebrantan es para la mente piadosa un tema de agradecimiento. C. H. S. Es Dios. «Sire, esto no es nada más que la mano de Dios; y a Él sólo pertenece la gloria, que nadie ha de compartir con Él. El general te ha servido con toda fidelidad y honor; y el mejor 75 elogio que puedo hacer de él es que me atrevo a decir que lo atribuye todo a Dios, y antes perecería que atribuírselo a él mismo.» Escrito al Speaker del Parlamento, después de la batalla de Naseby, por Oliver Cromwell Ver. 49. Por tanto yo te confesaré entre Zas naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre. Al luchar con los demás, David los venció; pero al cantar y deleitarse, se venció a sí mismo. Thomas Playfbre *** SALMO 19 El hombre sabio lee el libro del mundo y el libro de la Palabra como dos volúmenes de la misma obra y piensa respecto a ellos: «Mi Padre escribió los dos.» C. H. S. Este Salmo forma un contraste perfecto con el Salmo 8, evidentemente compuesto por la noche, y debería leerse en relación con él, ya que es probable que fuera escrito aproximadamente al mismo tiempo, y los dos son cánticos de alabanza derivados de los fenómenos naturales, y por tanto apropiados de modo peculiar a la vida rural o pastoral. John Mason Good Así como Aristóteles tenía dos clases de escritos, unos llamados exotéricos, para los oyentes comunes, y otros acromáticos, para sus estudiantes privados y conocidos, del mismo modo Dios tiene dos clases de libros, según se da a entender en este Salmo; a saber, el libro de sus criaturas, como un libro corriente para todos los hombres del mundo (versículos 1-6), y el libro de sus Escrituras, como un libro de estatutos para su auditorio doméstico: la iglesia (versículos 7, 8). Así, los cielos declaran, esto es, hacen que los hombres declaren la gloria de Dios a causa de su estructura, movimientos e influencias admirables. La predicación de los cielos es maravillosa en tres aspectos: 1) como predicación realizada toda la noche y todo el día, sin interrupción (vers. 2); 2) como predicación en todos los lenguajes (vers. 3); 3) como predicación en todas partes del mundo, y en cada parroquia de cada parte, y en cada lugar de cada parroquia (vers. 4). Son pastores diligentes, que predican sin cesar; son pastores entendidos, que predican en todas las lenguas; y pastores ecuménicos, O católicos, que predican en todas las ciudades. Éste es el primer libro de lectura de Dios, como si dijéramos, para toda clase de personas. Los paganos leen este libro, pero los cristianos están familiarizados con su Biblia. John Boys Vers. 1. Los cielos cuentan la gloria de Dios. El libro de la naturaleza tienes tres hojas: el cielo, la tierra y el mar, de los cuales el cielo es el primero y el más glorioso, y con su ayuda podemos ver las bellezas de los otros dos. El que empieza a leer la creación estudiando las estrellas empieza el libro en el lugar debido. Los cielos son plural por su variedad, ya que comprenden los cielos acuíferos, con sus nubes en formas incontables; los cielos aéreos, con sus calmas y tempestades; los cielos solares, con todas las glorias del día, y los cielos estrellados, con todas las maravillas de la noche; lo que el cielo de los cielos debe ser no ha entrado en el corazón del hombre, pero allí todas las cosas cuentan la 76 gloria de Dios de modo principal. No es meramente gloria lo que declaran los cielos, sino la gloria de Dios. El firmamento anuncia la obra de sus manos. La expansión está llena de obras que muestran la habilidad suprema de las manos creadoras del Señor. En la expansión encima de nosotros Dios hace volar, por así decirlo, su bandera estrellada, para mostrar que el rey está en casa, y cuelga su escudo para que los ateos vean cómo El desprecia sus increpaciones. El que mira el firmamento y luego se hace llamar ateo, se muestra como un necio o un mentiroso. C. H. S. Los cielos manifiestan su sabiduría, su poder, su bondad; y así no hay una criatura, por pequeña que sea, que no admire al Creador en ellos. Como una habitación en cuyas paredes cuelgan espejos representa el rostro en cualquier dirección en que uno se vuelva, así también todo el mundo muestra la misericordia y la magnificencia de Dios; aunque visible, con todo, descubre a un Dios invisible y sus atributos invisibles. Anthony Burges Durante la Revolución Francesa, Jean Bon St. André, el revolucionario vendeano, dijo a un labrador: «Voy a hacer derribar todas las cúpulas de las iglesias, para que no tengáis ningún objeto que os recuerde vuestras antiguas supersticiones.» «Pero» -replicó el labrador-«no puedes por menos que dejarnos las estrellas». John Bates Vers. 1, 2. Podrían presentarse los dos primeros versículos de modo literal de la siguiente manera: Los cielos CUENTAN la gloria de Dios. El firmamento ANUNCIA la obra de sus manos; Un día a otro día COMUNICA el mensaje, Una noche a la otra EXHALA conocimiento. —Henry Crak Vers. 1-4. Aunque todos los predicadores de la tierra callaran, y toda boca humana cesara de publicar la gloria de Dios, los cielos arriba nunca cesarían de declarar y proclamar su majestad y gloria. Aunque la naturaleza se mantuviera en silencio cuando el sol en su gloria alcanza el cenit en el cielo de azur, aunque el mundo guardara su silencio festivo cuando las estrellas brillan por la noche, con todo, dice el Salmista, hablan; sí, un silencio santo que es un hablar, siempre que haya un oído para escucharlo. Augustus T. Tholuck Vers. 2. Un día comunica el mensaje a otro día, y una noche a otra noche declara la noticia. Como si un día emprendiera el relato allí donde lo dejó el otro, y cada noche prosiguiera la maravillosa historia que viene de la noche anterior. C. H. S. Un día habla al otro, es un día enseña al otro. John Boys Vers. 3. No es un lenguaje de palabras. No diré que la voz de Dios no se oiga; habla, en el mismo silencio, tan alto como un trueno que retumba. John Gadsby Vers. 4-6. El comienzo de la dispensación del evangelio tal como fue introducida por Cristo es llamado el Sol de justicia levantándose (Malaquías 4:2). Pero esta dispensación del evangelio 77 comienza con la resurrección de Cristo. Aquí el Salmista dice que Dios ha colocado un tabernáculo para el sol en los cielos; también que Dios el Padre ha preparado una morada en el cielo para Jesucristo; ha puesto un trono para Él en el cielo, al cual El ascendió después de resucitar. Así Cristo, cuando resucitó de la tumba, ascendió a la altura del cielo, y mucho más arriba que todos los cielos, pero al final del día del evangelio va a descender de nuevo a la tierra. Se dice aquí que el sol al levantarse «se alegra como un atleta corriendo su carrera». Así también Cristo, cuando resucitó, se levantó como un hombre de guerra, como el Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en batalla. Jonathan Edwards Vers. 5. Como esposo que sale de su tálamo; Cristo es el esposo, la naturaleza del hombre la esposa, la conjunción y bienaventurada unión de ambos en una persona en su matrimonio. La mejor manera de reconciliar dos familias desavenidas es hacer un matrimonio entre ellas; así, también, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros en el mundo para que pudiera de esta manera hacer nuestra paz, reconciliando a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Mi pecado es su pecado, y su justicia es mi justicia. El que no conoció pecado, por mí fue hecho pecado; y, en sentido inverso, a pesar de no tener nada bueno, soy hecho justicia de Dios en El. John Boys Vers. 6. Y nada hay que se esconda de su calor. Las entrañas de la tierra están llenas del producto antiguo de los rayos de sol, y aun las cavernas más profundas del mundo han sentido su poder. Allí donde se cierra el paso a la luz, aún hay calor, y otras influencias más sutiles penetran de todas formas. El camino de la gracia de Dios es sublime y ancho y pleno de su gloria; en todas sus manifestaciones ha de ser admirado y estudiado con diligencia. Jesús, como el sol, reside en medio de la revelación, teniendo su tabernáculo entre los hombres en todo su resplandor; gozándose, como el Esposo de su iglesia, para revelarse a los hombres, y, como un campeón, conseguir renombre para El. El hace un circuito de misericordia, bendiciendo los rincones más remotos de la tierra. La tierra recibe su calor del sol, y por medio de la conducción, una parte del mismo penetra la corteza de nuestro globo. Por convección, otra porción es llevada a la atmósfera y la calienta. Otra porción es radiada al espacio, según leyes que no entendemos bien del todo aún, pero que están evidentemente relacionadas con el color, la composición química, la estructura mecánica de las partes de la superficie de la tierra. Edwin Sidney en Conversaciones sobre la Biblia y la Ciencia No sólo es en la cumbre de las montañas que se ve la luz de Cristo, como en los días anteriores a su venida y resurrección plena, cuando sus rayos, aunque invisibles para el resto del mundo, rodearon de gloria las cabezas de los profetas que le vieron, en tanto que para la parte principal de la humanidad estaba situado todavía por debajo del horizonte. Ahora, sin embargo, Él ha subido y derrama su luz por todo el valle, así como sobre la montaña; ni hay nadie, por lo menos en estos países, que no capte algunos rayos de esta luz, excepto los que cavan y hurgan las madrigueras y se esconden en las cavernas del pecado. 78 No sólo ilumina los entendimientos, sino que ablanda y funde y calienta el corazón, de modo que amará la verdad, y producirá fruto de ello, y madurará el fruto que ha producido; y esto tanto en la planta más humilde que se arrastra por el suelo como en el árbol más elevado. Julius Charles Hare Vers. 7. La ley de Jehová es perfecta; por medio de la cual no queremos decir meramente la ley de Moisés, sino la doctrina de Dios, toda la extensión de la Sagrada Escritura. No hay redundancias ni omisiones en la Palabra de Dios y en el plan de la gracia; ¿por qué, entonces, los hombres tratan de mejorarlo si es perfecto? El evangelio es perfecto en todas sus partes, y perfecto como conjunto; es un crimen añadir al mismo, una traición el alterarlo, y un grave error quitar de él. Convierte el alma. El gran medio de la conversión de pecadores es la Palabra de Dios, y cuanto más cerca nos mantengamos en nuestro ministerio, mayores garantías tenemos de triunfar en nuestra empresa. Es la Palabra de Dios, más bien que el comentario sobre la Palabra de Dios por el hombre, que tiene poder sobre las almas. Vers. 8. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón. Nota el progreso; el que fue convertido, luego fue hecho entendido, y ahora es hecho feliz; esta verdad hace recto al corazón y luego da gozo al corazón recto. C. H. S. ¡Qué detestable es el descuido de los cristianos que no se preocupan de la Santa Escritura y se entregan a la lectura de otros libros! ¡Cuántas horas preciosas pasan muchos, y no sólo los días de entre semana, sino también los domingos, en novelas necias, historias fabulosas y Poemas lascivos! Y ¿por qué esto, sino que con ello se alegran y deleitan, cuando el pleno gozo sólo se encuentra en estos libros sagrados? Otros libros pueden consolarnos en casos de problemas externos, pero no contra los temores internos; pueden alegrar la mente, pero no aquietar la conciencia; pueden animar y dar algunas chispas de gozo, pero no pueden calentar el alma con el fuego permanente de las consolaciones firmes. Si Dios te da alguna vez oído espiritual para juzgar las cosas debidamente, vas a reconocer que no hay campanas como las de Aarón, ni arpa como la de David, ni trompeta como la de Isaías, ni flautas como las del apóstol; y vas a confesar con Petrus Damianus que los escritos de los oradores, filósofos y poetas paganos, que antes te gustaban tanto, ahora son aburridos y monótonos en comparación con el consuelo de las Escrituras. Nathanael ARDÍ Alumbra los ojos. Tanto si el ojo está nublado por la aflicción como por el pecado, la Escritura es un hábil oculista que deja el ojo claro y brillante. Mira el sol, y te hace cerrar los ojos; mira a lo que es más que la luz del sol, la de la Revelación, y te ilumina; la pureza de la nieve puede cegar al viajero alpino, pero la pureza de la verdad de Dios tiene el efecto contrario y cura la ceguera natural del alma. Es bueno observar de nuevo la gradación; el convertido se vuelve un discípulo y luego un alma que se regocija; ahora se consigue un ojo discerniente, y como un hombre espiritual discierne todas las cosas, aunque él mismo no es discernido por ninguno. Vers. 9. Permanece para siempre. Cuando los gobiernos de las naciones son conmovidos por una revolución y las antiguas constituciones son abrogadas, es consolador saber que el trono de Dios queda inconmovible y su ley inalterada. 79 Vers. 10. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado. La metáfora consigue fuerza por la manera en que es presentada: oro, oro afinado, mucho oro afinado; es bueno, mejor, el mejor, y por tanto no es sólo deseable para la codicia del avaro, sino mucho más que esto. Los hombres hablan de oro sólido, pero ¿qué hay tan sólido como una verdad sólida? Por amor al oro se pone a un lado el placer, se renuncia a la comodidad y aun se pone en peligro la vida; ¿no estaremos dispuestos a hacer otro tanto por amor a la verdad? C. H. S. Y dulces más que la miel, y que el destilar de los panales. No hay diferencia para nosotros entre lo delicado de la miel del panal y la que está separada del mismo. Samuel Burder en Costumbres orientales Vers. 11. Tu siervo es además instruido con ellos. Cierto judío había concebido el plan de envenenar a Lutero, pero fue desengañado por un amigo fiel, que envió a Lutero un retrato de este hombre, advirtiéndole contra él. De este modo, Lutero conoció al presunto asesino y escapó de sus manos. Del mismo modo la Palabra de Dios, oh cristianos, muestra el rostro de los deseos carnales que emplea Satanás para destruir tus consuelos y envenenar tu alma. G. S. Bowes En guardarlos hay un gran galardón. Hay una paga, y es grande; aunque nosotros no sacamos nada de la deuda, conseguimos grandes beneficios de la gracia. C. H. S. No sólo por guardarlos, sino en el hecho de guardarlos hay gran galardón. Thomas Brooks Ver. 12. ¿Quién podrá descubrir sus propios errores? El que se conoce mejor es el que conoce mejor la Palabra, pero incluso éste se asombrará respecto a lo que no sabe, más bien que en el montón de felicitaciones por lo que sabe. C. H. S. Nadie puede entender sus errores en cuanto a profundidad y fondo. En este punto hay dos cosas a considerar: 1) Una concesión. 2) Una confesión. Las Escrituras afirman que «Todos nos descarriamos como ovejas». Todo hombre por naturaleza es como un árbol cortado de raíz, cuyos frutos son comidos por los gusanos. El hombre en sí, en la vida, es como un instrumento musical desafinado, que desafina en cada sonido. Aunque no los entendamos, son muchos. Robert Abbot Si un hombre no se arrepiente hasta que ha hecho confesión de todos sus pecados al oído de un padre fantasma; si un hombre no puede tener absolución de sus pecados hasta que los ha contado al oído de un sacerdote, y puesto que, dice David, nadie puede entenderlos, y mucho menos expresar todos sus pecados, ¡ay!, ¿no se sentirá un hombre apartado del arrepentimiento por esta doctrina? John Bradford (mártir) «El corazón del hombre es en extremo malvado, ¿quién puede conocerlo?» Obadiah Sedgwick No hay aritmética que pueda poner número a nuestros pecados. Antes que lleguemos a contar hasta mil ya hemos cometido diez mil mas. Thomas Adam 80 Límpiame de los que me son ocultos. Los pecados secretos, como los conspiradores privados, deben ser buscados, o pueden causar daños irreparables; es bueno orar mucho respecto a ellos. En el Concilio lateranense de la Iglesia de Roma fue aprobado un decreto por el que todo verdadero creyente debe confesar sus pecados, todos ellos, por lo menos una vez al año; y añadieron al decreto esta declaración: que no hay esperanza de perdón si no se cumple este decreto. ¿Qué hay que pueda compararse en absurdidez a un decreto así? ¿Suponen que pueden contar sus pecados de modo tan fácil como cuentan sus dedos? C. H. S. «Desgraciado hombre de mí» dice Pablo, «¿quién me librará?» Verdaderamente, hermanos, el suyo no era pecado fuera, sino en casa; no al exterior, sino dentro; no era el pecar de Pablo con los hombres, sino el pecar de Pablo dentro de Pablo. Como Rebeca estaba cansada, no debido a problemas exteriores, sino dentro de su propia casa «las hijas de Het» dentro de la casa le hacían la vida penosa-, del mismo modo la irrupción privada y secreta de corrupción dentro de Pablo era la causa de su turbación, que daba motivo a su deseo y exclamación: «¿Quién me librará?» Obadiah Sedgwick Algunos pueden ver y no ven, como Balaam; otros quisieran ver y no pueden, como el eunuco; algunos ni ven ni pueden ver, como Faraón; algunos pueden ver y ven, como David. Thomas Adams La ley del Señor es tan santa que es necesario orar pidiendo perdón incluso por los pecados escondidos. (NOTA: Este fue un texto principal de los reformadores contra la confesión auricular de los católicorromanos.) T. C. Barth, Manual Bíblico Si aparece al exterior pecado en un hombre hay un ministro a mano, un amigo cerca, u otros le reprueban, le advierten y le guían; pero cuando es él mismo el artífice de sus deseos carnales, él mismo se priva de todo remedio público y procura y se arriesga a condenar su alma cubriendo sus pecados secretos con sumo cuidado, con algún barniz plausible que pueda producir una buena opinión en los demás respecto a sus caminos. Obadiah Sedgwick Hay un poema singular de Hood, llamado «Sueño de Eugene Aram», un fragmento literario notable, que ilustra el punto que tratamos. Ararn ha asesinado a un hombre y ha echado su cadáver al río, «agua turbia, negra como tinta, en extremo profunda». A la mañana siguiente visita la escena de su culpa: Y busca el maldito remolino, Con ojo inquieto y receloso; Y vio al muerto en el fondo del lecho, Pues la corriente estaba seca. Entonces cubre el cadáver con montones de hojas, pero se levanta un viento recio que se lleva la hojarasca y deja el secreto a la luz del sol. Entonces incliné el rostro Y empecé a llorar al punto, Pues me di cuenta que la tierra Se negaba a guardar el secreto; 81 Tierra o mar, ni que lo escondiera A diez mil leguas de profundidad. En acentos quejumbrosos profetiza su propio descubrimiento. Entierra a su víctima en una cueva y la cubre de piedras, pero cuando pasan los años, el hecho es al fin descubierto y el asesino es ejecutado. La hipocresía es un juego muy duro de jugar porque enfrenta a un engañador contra muchos observadores. ¡Pecador secreto!, si te falta tener un anticipo de la condenación sobre la tierra; sigue en tus pecados secretos; porque ningún hombre es más desgraciado que el que peca secretamente y sigue intentando preservar su fama. El ciervo perseguido por sabuesos con las fauces espumeantes, es mucho más feliz que el hombre que es perseguido por sus pecados. Sermón de Spurgeon sobre «Pecados secretos» El que Satanás nos tiente es como prender fuego a leña seca, que pronto arde; nuestros corazones se encienden con la primera chispa que cae; como un vaso que está a punto de rebosar, a la menor sacudida se derrama. Y por ello ocurre que muchas veces las tentaciones pequeñas y las ocasiones triviales dan motivo a grandes corrupciones; como un vaso que está lleno de licor nuevo, fácilmente produce espuma. Ezequiel Hopkins La Escritura ordena a menudo el deber de escudriñar, probar, examinar y estar en contacto con nuestros corazones. Anthony Burgess Vers. 12, 13. El que quiere pecar, cuando ha pecado dirá, no para fortalecer su alma contra Satanás, sino para halagarse a sí mismo en su pecado, que no es sino una debilidad; pero, que yo sepa, puede ir al infierno por sus debilidades. David no dice «limpia», sino «preserva» a tu siervo de insolencia, o sea, el pecado de presunción. Podemos, pues, mantenernos a distancia. Obtén el perdón diariamente. A menos que seas preservado de ellos, estos pecados van a tener dominio sobre ti. Sigue, luego, «entonces seré irreprochable»; de modo que el hombre en quien el pecado o pecados de presunción no tienen dominio es un hombre recto. Richard Capel Vers. 13. Preserva a tu siervo. Es una cruz para el hombre malo el ser restringido del pecado y es un gozo del buen hombre el ser apartado del pecado. Un mal hombre es apartado del pecado como un amigo de otro amigo, como un amante de su amada, con afectos unidos y proyectos de reunirse otra vez; pero un buen hombre es preservado del pecado como un hombre de su enemigo mortal, cuya presencia aborrece y con deseos de que sea destruido. La desgracia del buen hombre es que tiene un corazón que ha de ser más dominado; el descontento y aflicción del mal hombre es que en todo tiempo sea retenido por una cuerda y una brida. Obadiah Sedgwick No es nuestra gracia, nuestra oración ni nuestra vigilancia lo que nos guarda, sino que es el poder de Dios, su diestra, que nos apoya. Anthony Burgess 82 Dios guarda a sus siervos de pecar: 1) Por medio de la gracia preservadora; 2) por medio de la gracia ayudadora; 3) por medio de la gracia avivadora; 4) por medio de la gracia directiva, y 5) por medio de la gracia activa. Condensado de Obadiah Sedgwick De los pecados de presunción. Los pecados de presunción son peligrosos de modo especial. Es notable que aunque fuera provista una expiación para toda clase de pecado, en la ley judía hay una sola excepción: «Pero el alma que peca por presunción, no tendrá expiación; será cortada de en medio de mi pueblo.» Los pecadores por presunción mueren sin perdón, han de esperar recibir una doble porción de la ira de Dios y una porción más terrible del castigo eterno en el hoyo cavado para los malos. C. H. S. Los rabinos distinguen todos los pecados en los cometidos por ignorancia y los de presunción. Benjamin Kennicott Cuando el pecado comienza a pasar de un acto a un deleite, del deleite a nuevos actos, de la repetición de actos pecaminosos a una indulgencia en el vicio, a un hábito y costumbre y a una segunda naturaleza, de modo que todo lo que toca es gravoso y hiere el corazón del hombre; cuando ha llegado al lugar de Dios y requiere ser amado con toda la fuerza, hace retirar la gracia y los demás vicios le prestan homenaje, exige que todo sea sacrificado al mismo y ser servido con la reputación, la fortuna, cuerpo y alma del hombre, hasta la pérdida irreparable de su tiempo y su eternidad, cuando llega a esta altura en su dominio, entonces el pecado pasa a ser «excesivamente pecaminoso». Adam Littleton David pide que Dios le preserve de los pecados de presunción, de los pecados conocidos y evidentes, tales como los que proceden de la elección de la voluntad perversa contra la mente iluminada. Alexander Cruden Que no se enseñoree de mí. Todo pecado, aunque sea pequeño, puede acabar dominando al pecador y derrotarle con el tiempo, pero el pecado de presunción causa una gran alteración en el estado del alma al instante, y en un sólo acto avanza de modo terrible, debilita al espíritu y da una ventaja inmensa a la carne, incluso hasta el punto de una conquista completa. Robert Sanderson David ora primero: líbrame de los que me son ocultos, refiriéndose a los pecados, los causados por la ignorancia, y luego ora por los de presunción, que, como muestra la oposición entre los otros, son pecados de conocimiento; porque dice: «que no se enseñoree de mi; entonces seré irreprochable y quedaré libre de grave delito», esto es, este pecado imperdonable que no debe ser olvidado nunca. Porque para cometer este pecado hay dos cosas que son necesarias: luz en la mente y malicia en el corazón; no sólo malicia, sino también luz. Thomas Goodwin Felices las almas que, bajo un sentimiento de paz, por medio de la sangre de Jesús, oran diariamente para ser conservadas por la gracia de Dios. Estas se conocen verdaderamente, ven su peligro de caer, no quieren, no se atreven a paliar o aminorar la odiosa naturaleza y deformidad de su pecado. No quieren dar un nombre más suave al pecado que el que merece, para no despreciar el valor infinito de la preciosa sangre que Jesús derramó para expiar su culpa. ¡Ay!, el santo más exaltado, el creyente más establecido, si se deja a él mismo, pronto va a cometer los 83 pecados más horribles, los pecados de presunción, que acabarán dominándole. Willam Mason en Un tesoro espiritual para los hijos de Dios. Entonces seré irreprochable y quedaré libre de grave delito. David tiembla ante la idea de haber cometido el pecado imperdonable. El pecado secreto es una pasarela hacia el pecado de presunción, y éste es el vestíbulo del «pecado que es para muerte». El que tienta al diablo a que le tiente, está en el camino que le llevará de mal en peor, y así más y más. C. H. S. Ocurre en los movimientos de un alma tentada a pecar como en los movimientos de una piedra que cae por la ladera de una colina: al principio es fácil de detener, pero una vez ha adquirido ímpetu, ¿quién la va a detener? Y, por tanto, la mayor sabiduría del mundo es observar los primeros movimientos del corazón, para frenarlo y detenerlo. G. H. Salter Ten cuidado especial en aquellos pecados que se acercan al pecado contra el Espíritu Santo; y éstos son: hipocresía, hacer sólo una profesión externa de religión, y de este modo fingir y burlarse de Dios; pecar voluntariamente contra la convicción de la conciencia, y contra una gran luz y conocimiento, pecar por presunción. Estos pecados, aunque ninguno de ellos es un pecado directo contra el Espíritu Santo, sin embargo se acercan al mismo. Robert Russell Vers. 14. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Las palabras de la boca son una burla si el corazón no las medita. C. H. S. Pero, Señor, ¿qué son mis palabras?, ¿qué son mis pensamientos? Unos y otros son malos; mi corazón, una fuente de corrupción, y mi lengua, una corriente contaminada; ¿y voy a presentar un sacrificio así a Dios? El animal cojo, el ciego, por más que en otros aspectos fueran limpios, eran sacrificios abominables a Dios; ¿cuánto más si nosotros ofrecemos animales que son inmundos? Y, con todo, Señor, mi sacrificio no es mejor: palabras vacilantes, pensamientos errabundos; ni unos ni otros son presentables a Ti; ¡cuánto menos los pensamientos malos, las palabras ociosas! Con todo, esto es lo mejor que tengo. ¿Hay remedio? Si es que existe, está en Ti, oh Señor, es en Ti que debo buscarlo y por ello lo estoy buscando en Ti. Tú solo, oh Señor, puedes santificar mi lengua; santifica mi corazón para que mi lengua pueda decir, y mi corazón pensar, lo que es aceptable delante de Ti, sí, lo que pueda causarte deleite. Arthur Lake en Meditaciones divinas *** SALMO 20 Tema: Tenemos delante un himno nacional apropiado para ser cantado al comienzo de una guerra, cuando el monarca está ciñéndose la espada para el combate. Si David no hubiera sido afligido con guerras, no habríamos sido favorecidos jamás con un salmo así. Hay necesidad de que el santo sea atribulado, para que pueda dar consolación a los demás. 84 Vers. 1. Jehová te oiga en el día de la angustia. ¡Qué misericordia que podamos orar en el día de la tribulación, y qué privilegio bendito que ninguna tribulación pueda impedir que el Señor nos escuche! Las tribulaciones rugen como el trueno, pero la voz del creyente puede ser oída por encima de la tempestad. C. H. S. Todo los días de Cristo fueron días de tribulación. El fue un hermano nacido para la adversidad, un varón de dolores y experimentado en quebrantos... Pero de modo más particular fue un «día de angustia» aquel en que estuvo en el Jardín, apesadumbrado y angustiado, sudando gotas de sangre que caían al suelo, y su alma estaba angustiada hasta la muerte; pero más especialmente ocurrió esto cuando colgaba de la cruz..., cuando llevaba todos los pecados de su pueblo, sobrellevó la ira de su Padre y fue desamparado por Él. Condensado de John Gill ¿Y quién hay de los hijos de los hombres para quien no llega un día de tribulación, cuyo camino no sea oscuro a veces, o que vea el sol, sin nubes, desde la cuna a la tumba? «Hay pocas plantas» —dice el viejo Jacom— «que tengan sol por la mañana y por la tarde»; y uno mucho más antiguo ha dicho: «El hombre ha nacido para la tribulación.» Barton Bouchier El nombre de Jacob te defienda del Dios. Cuanto más conocemos su nombre, esto es, su bondad, misericordia, verdad, poder, sabiduría, justicia, etc., más osadamente pedimos a El, no dudando que El va a contestamos... Porque aquellos que tienen más renombre por su amor a la libertad y la compasión son los que primero acudirán para ayudar a los necesitados, y los pobres dirán: «Voy a ir a esta casa, porque tiene buena fama.» Nicholas Bownd Vers. 2. Te envíe ayuda desde el santuario. Los hombres del mundo desprecian la ayuda del santuario, pero nuestros corazones han aprendido a valorarla en más que toda ayuda material. Los hay que buscan su ayuda en la armadura, el tesoro, la alacena, pero nosotros nos volvemos hacia el santuario. C. H. S. Aquí vemos la naturaleza de la verdadera fe, que hace que busquemos nuestra ayuda en el cielo, y por ello oremos pidiéndola cuando no hay nadie alrededor visible en la tierra. Y ésta es la diferencia entre la fe y la incredulidad: que los mismos no creyentes pueden por la razón concebir ayuda, siempre y cuando tengan algún medio para ayudar; pero si fallan, ya no pueden ver nada más; de modo que son como los cortos de vista, que no pueden ver nada, a menos que esté muy cerca. Pero la fe ve a distancia, incluso llega al cielo, de modo que es «la evidencia de las cosas que no se ven». Nicholas Bownd Vers. 3. Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. Selah. Antes de la guerra los reyes ofrecían sacrificios de cuya aceptación ellos dependían para la victoria; nuestro Señor se presenta a si mismo como víctima, y fue un olor suave para el Altísimo, y después emprendió el combate y derrotó a las legiones del infierno. C. H. S. Todas tus ofrendas. Estas son: la humillación que le trajo del cielo a la tierra; su paciente permanencia en el seno de la Virgen madre; su natividad humilde; el pesebre duro; el buey y el asno como cortesanos; la huida penosa a Egipto; la casita de Nazaret; el hacer bien y soportar el mal; los milagros, los sermones, las enseñanzas; el ser increpado como hombre comilón y bebedor, amigo de publícanos y pecadores; la atribución de sus actos maravillosos a Beelzebú. 85 Y acepte tu holocausto. Como cada parte de la víctima era consumida en un holocausto, ¿qué miembro, qué sentido de nuestro querido Señor no sufrió agonías en su pasión? La corona de espinas sobre su cabeza; los clavos en sus manos y sus pies; los reproches que llenaron sus oídos; las multitudes burlándose de su agonía; el vinagre y la hiel; los hedores de la colina de muerte y corrupción. Arados araron sobre su espalda e hicieron surcos profundos; su rostro sagrado fue herido por manos insolentes, su cabeza con una caña. Dionisio Y Gerohus, citado por J. M. Neale Aceptar: en hebreo «transformar en cenizas», por el fuego del cielo, como prueba de su aceptación, como era costumbre. Matthew Poole Vers. 5. Nosotros nos alegraremos de tu victoria. Deberíamos hacer la resolución de que, venga lo que venga, nos gozaremos en el brazo salvador del Señor Jesús. Las personas en este Salmo, antes de que su rey vaya a la batalla, están seguras de la victoria y, por tanto, empiezan a regocijarse de antemano; ¡cuánto más deberíamos hacerlo nosotros, que hemos visto ganada la victoria por completo! La incredulidad empieza a llorar pensando en el entierro antes que el enfermo haya muerto; ¿por qué no debe la fe hacer sonar los pífanos antes que empiece la danza de la victoria? C. H. S. En el nombre de nuestro Dios. Como los que gritaron (Jueces 7:20): «La espada de Jehová y de Gedeón»; y como tenemos en Josué 6:20: «Y el pueblo gritó, y las murallas de Jericó cayeron»; y el rey Abías, gritando con sus hombres de la misma manera, hizo enormes estragos en el ejército de Israel (2º Crónicas 13:17). Lo mismo ahora, según las costumbres militares de nuestros tiempos, los soldados se jactan en el nombre y gloria de su general, a fin de animarse contra sus enemigos. Y es precisamente esta costumbre que el versículo presente nos está enseñando, sólo que en una forma piadosa y religiosa. Martin Lutero Vers. 6. Le responde. Estaría contento de ser objeto de las oraciones de todas las iglesias de Cristo; oh, si no hubiera un santo en la tierra que no tuviera mi nombre en sus oraciones por la mañana y por la tarde (seas quien seas que lees esto, te ruego que ores por mí), pero, por encima de todo, dejadme poseer las oraciones e intercesiones que son propias sólo de Cristo; estoy seguro de que entonces nunca fracasaré; las oraciones de Cristo son celestiales, gloriosas y muy efectivas. Isaac Ambrose Vers. 7. Unos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Señor nos acordamos. Los carros y los caballos son imponentes ante los ojos, y con sus arreos y sus adornos tienen un aspecto que entusiasma a los hombres; pero el ojo discerniente de la fe ve más en el Dios invisible que en ellos. La máquina de guerra más temida en los tiempos de David era el carro de guerra, armado con guadañas, que segaba a los hombres como si fueran hierba; esto era el orgullo y gloria de las naciones vecinas, pero los santos consideraban el nombre de Jehová como una defensa mejor. 86 El nombre de nuestro Dios es Jehová, y esto no debe ser olvidado nunca; este YO SOY existente por si mismo, independiente, inmutable, siempre presente e infinito. Adoremos este Nombre incomparable y nunca lo deshonremos al desconfiar de él o poniendo nuestra confianza en la criatura. C. H. S. Sería para el tiempo de san Miguel, a finales de septiembre, cuando, hallándome en un apuro de dinero extremo, salí al campo, en un tiempo espléndido, y contemplé el cielo azul, y mi corazón fue fortalecido en su fe (algo que yo no adscribo a mis propios poderes, sino solamente a la gracia de Dios), de modo que pensé dentro de mí: «¡Qué cosa tan excelente es el que no tengamos nada, y no podamos confiar en nada, excepto en el Dios vivo, que hizo los cielos y la tierra, y nuestra única confianza es El, y que esto nos permita estar tranquilos en el mismo corazón de la necesidad!» Aunque me daba cuenta de que necesitaba dinero aquel mismo día, con todo, mi corazón se sentía fortalecido en la fe y mi ánimo era elevado. Al llegar a casa me esperaba el capataz de los obreros y albañiles, el cual, como era sábado, esperaba recibir dinero con qué pagarles la soldada. El hombre confiaba en que el dinero estaría preparado para poder pagarles al punto, pero al preguntarme si tenía qué darle, y si había recibido algo, yo le contesté: «No, pero tengo fe en Dios.» Apenas había pronunciado estas palabras, cuando vino un estudiante para anunciarme que traía treinta dólares que alguien le había dado, cuyo nombre no podía decirme. A continuación fui al capataz, que esperaba en la otra habitación, y le pregunté cuánto necesitaba para pagar a los obreros; me contestó: «Treinta dólares». «Aquí están», le dije, y le pregunté al mismo tiempo si necesitaba algo más. El me contestó que no, lo cual fortaleció mucho la fe de los dos, puesto que se había hecho evidente la milagrosa mano de Dios que había resuelto la dificultad enviando el dinero en el mismo momento que lo necesitaba. Augustus Herman Franke Vers. 8. Ellos flaquean y caen. El mundo, la muerte, Satanás y el pecado serán pisoteados bajo las plantas de los campeones de la fe, en tanto que los que confían en el brazo de la carne serán avergonzados y quedarán confundidos para siempre. C. H. S. *** SALMO 21 Si pedimos un beneficio y lo recibimos, antes de que se ponga el sol hemos de alabar a Dios por esta misericordia, o bien merecemos que se nos niegue la próxima vez. Este Salmo ha sido llamado el cántico triunfante de David, y podemos recordarlo como «La oda triunfal del rey». El rey es muy prominente en todo, él, y lo leeremos con verdadero provecho si nuestra meditación de El es suave al considerarlo. C. H. S. Estoy persuadido de que no hay nadie que consienta en la aplicación del Salmo precedente a Cristo en su tribulación que no reconozca en éste a Cristo en su triunfo. 87 Allí estaba en el valle oscuro, en el valle de Acor; ahora está en el monte de Sión; allí sufría tribulación y aflicción; ahora recuerda solamente la angustia, porque el gozo de una simiente espiritual ha nacido en el mundo; allí estaba asediado por enemigos mortales que le rodeaban por todos lados; pero aquí ha entrado en lo que está escrito en Salmo 78:65, 66: «Entonces despertó el Señor como si se hubiese dormido, como un guerrero aturdido por el vino. E hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta.» Hamilton Verschoyle Vers. 1. El rey se alegra en tu poder, oh Jehová. Jesús es un personaje real. La pregunta «Luego, ¿tú eres un rey?» recibió su plena respuesta de los labios del Salvador: «Tú dices que yo soy un rey. Para esto he nacido, y para esto vine al mundo, para poder dar testimonio de la verdad.» No es meramente un rey, sino el Rey; rey sobre las mentes y los corazones, reinando con un dominio de amor ante el cual todos los otros dominios son mera fuerza bruta. Fue proclamado Rey incluso en la cruz, porque allí, verdaderamente, para el ojo de la fe, reinó como en un trono, bendiciendo con más que munificencia imperial a los hijos necesitados de la tierra. C. H. S. Tu fuerza... tu salvación. No hallamos motivo para el gozo en la fuerza sola. No, no en la fuerza de Dios, si no lleva consigo, además, salvación. Fuerza, no para derribarnos, sino fuerza para librarnos; éste es el aspecto gozoso. Ahora mirémoslo desde el otro lado. Como la fuerza, si termina en salvación, es motivo de gozo, asimismo la salvación, si va con la fuerza, hace que el gozo sea aún más gozoso; porque pasa a ser una fuerte salvación, una poderosa liberación. Lancelot Andrewes El gozo de que se habla aquí se describe como una nota de exclamación y una palabra de sorpresa: ¡cómo! El gozo de nuestro Señor resucitado ha de ser inefable como su agonía. Si los montes de su gozo se elevan en proporción a la profundidad de los valles de su aflicción, entonces su bienaventuranza sagrada es tan alta como el séptimo cielo. Porque por el gozo que estaba puesto delante de El sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y ahora el gozo crece diariamente, porque reposa en su amor y se regocija sobre sus redimidos con cánticos cuando en su debido orden son llevados a hallar su salvación por su sangre. Gocémonos en nuestra salvación con nuestro Señor, puesto que viene de Dios, llega a nosotros, se extiende a otros, y pronto va a alcanzar a todos los países. No debemos temer regocijarnos en exceso a este respecto; este fundamento sólido va a sostener el magnífico edificio del gozo. Los gritos de los primitivos metodistas en el entusiasmo de su gozo eran mucho más comprensibles que nuestra propia tibieza. Nuestro gozo debería tener algo de inexpresable. C. H. S. Y no le negaste la petición de sus labios. Lo que está en el pozo del corazón es seguro que saldrá en el cubo de los labios, y las únicas oraciones seguras son las del deseo del corazón, primero, y las seguidas por la petición de los labios después. Vers. 3. Porque le has salido al encuentro con bendiciones venturosas. La palabra «prevenir», o salir al encuentro, significa preceder o ir delante, y sin duda Jehová ha precedido a su Hijo con bendiciones. Antes de que murieran los santos eran salvados por el mérito anticipado de su muerte; antes, de que Él viniera los creyentes veían su día y estaban contentos; y El mismo tenía sus deleites con los hijos de los hombres. 88 El Padre está tan dispuesto a dar bendiciones a través de su Hijo que, en vez de ser constreñido a conceder su gracia, va más adelante que la marcha mediadora de la misericordia. «No digo que rogaré a mi Padre por vosotros, porque el mismo Padre os ama.» Antes que Jesús llamara, el Padre contesta, y cuando Jesús está hablando todavía, Él ya oye. Las misericordias pueden ser comparadas con sangre, pero son dadas gratuitamente. El amor de Jehová no es debido al sacrificio del Redentor, sino que este amor, con sus bendiciones de bondad, precede a la gran expiación y provee la expiación para nuestra salvación. Lector, será muy acertado y dichoso por tu parte si, como tu Señor, puedes ver a la vez la providencia y la gracia precediéndote, saliendo al encuentro de tus necesidades y preparando tu camino. La misericordia, en el caso de muchos de nosotros, va delante de nuestros deseos y oraciones, y siempre va más deprisa que nuestros esfuerzos y expectativas, y aun nuestras esperanzas se quedan atrás. La gracia preveniente merece cánticos; podemos hacer uno de esta cláusula: prorrumpamos en gritos. C. H. S. Como si dijera: «Señor, nunca te he pedido un reino, y nunca he pensado en un reino, pero Tú me has precedido con tus bendiciones y tu bondad.» De donde llego a esta conclusión o doctrina: que es una cosa dulce y digna de todo nuestro reconocimiento y agradecimiento el ser precedido por las bendiciones de la bondad de Dios o las buenas bendiciones de Dios. No es nada nuevo que Dios salga al encuentro de sus hijos con amor y misericordia. Es de esta forma que siempre nos ha tratado, nos trata y nos tratará; así ha tratado siempre con el mundo, con las naciones del mundo, con las ciudades y los pueblos, con las familias y con las almas particulares. Y dime: ¿qué piensas de este capítulo de Lucas, el quince? Hay tres parábolas: la parábola de la moneda perdida, la de la oveja perdida, y la del hijo perdido. La mujer había perdido la moneda y barrió para hallarla, pero ¿se dirigió la moneda hacia la mujer o la mujer hacia la moneda? El pastor había perdido su oveja, pero ¿dio los primeros pasos para hallar al pastor la oveja, o fue el pastor el que buscó la oveja? Verdaderamente, se dice con respecto al hijo perdido que el hijo hace la resolución: «Iré a mi padre», pero cuando su padre le vio de lejos, corrió y fue a su encuentro, le besó y le dio la bienvenida a su casa. ¿Por qué? Para mostrar que la obra de la gracia y la misericordia son realizadas en forma de amor que precede. Condensado de William Brige Una gran porción de nuestra bendición nos es dada antes de que la pidamos o la busquemos. La existencia, la razón, el intelecto, el nacimiento en un país cristiano, la llamada de nuestra nación al conocimiento de Cristo, y Cristo mismo, con muchas otras cosas, nos son concedidas sin que las busquemos, como el derecho de David al trono le fue concedido. Nadie pidió nunca un Salvador, hasta que Dios por su propia cuenta prometió «la simiente de la mujer». William S. Plumer Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. Jesús llevó la corona de espinas, pero ahora lleva la corona de gloria. Es una «corona» que indica naturaleza real, poder imperial, honor merecido, conquista gloriosa y gobierno divino. Napoleón se coronó a si mismo, pero Jehová coronó al 89 Señor Jesús; el imperio del uno se derritió en una hora, pero el Otro tiene un dominio permanente. C. H. S. Vers. 4. Vida te demandó. Ezequías pidió una vida, y Dios le, dio quince años, lo cual nosotros consideramos como dos vidas. El da generosamente, y a su propia medida; como hizo el gran Alejandro cuando dio al mendigo una ciudad; y cuando envió a su maestro un barco lleno de incienso y le mandó que sacrificara en abundancia. John Trapp Vers. 5. Gran gloria le da tu salvación. Señor, ¿quién es como Tú? Salomón, en toda su gloria no podía compararse contigo, ¡Tú que fuiste un tiempo el despreciado Hombre de Nazaret! C. H. S. Supongamos que todas las arenas de la playa, todas las flores, hierbas, hojas, ramitas y árboles de los bosques, todas las estrellas de los cielos, todas las criaturas racionales, tuvieran la sabiduría y lenguas de los ángeles para expresar la hermosura, gloria y excelencia de Cristo una vez ha ido al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Aun así se quedarían cortos, con toda esta alabanza, en millones de leguas de llegar a la que merece Jesucristo. Isaac Ambrose Honor y majestad has puesto sobre El. Si hay un peso eterno de gloria, sobremanera grande, para sus humildes seguidores, ¿cuál ha de ser el de nuestro mismo Señor? Todo el peso del pecado fue puesto sobre El; es apropiado que la medida plena de la gloria de llevarlo sea puesta sobre la misma Persona amada. Una gloria conmensurada con su oprobio es la que tiene que recibir, porque se la ha ganado. No es posible que honremos a Jesús demasiado; aquello que nuestro Dios se deleita en hacer, nosotros podemos ciertamente hacerlo hasta lo sumo. C. H. S. Feliz el que deja un hueso o un brazo para ponerlo en la corona sobre la cabeza de nuestro Rey, cuyo carro está cubierto de amor. Si hubiera diez mil millones de cielos creados sobre los cielos más altos, y otros tantos encima de ellos, y otros tantos sobre éstos, hasta que los ángeles se cansaran de contarlos, el lugar sería demasiado humilde para establecer el trono principesco de nuestro Señor Jesús en él. Samuel Rutherford Vers. 7. Por cuanto el rey confía en Jehová, y con la gracia del Altísimo, no ha de vacilar. La misericordia eterna asegura el trono mediador de Jesús. El que es más alto en todo sentido ocupa todas sus perfecciones infinitas en mantener el trono de gracia sobre el cual reina nuestro rey en Sión. No fue desviado de su propósito ni por sus sufrimientos, ni por sus enemigos, ni será desviado del cumplimiento de sus designios. El es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. C. H. S. Vers. 8. ¿Quién puede resistir el día de su venida? Si los hermanos de José estaban tan aterrorizados que no sabían qué contestarle cuando les dijo: «Yo soy José vuestro hermano», ¿qué les ocurrirá a los pecadores cuando oigan la voz del Hijo de Dios, cuando El venga triunfante sobre ellos en su ira, y les diga: «Yo soy Aquel» a quien despreciasteis; «Yo soy Aquel» a quien ofendisteis; «Yo soy Aquel» a quien crucificasteis? Si estas palabras «Yo soy» hicieron caer de espaldas a los soldados en el huerto de los Olivos (Juan 18:6), aunque fueron pronunciadas con naturalidad, ¿qué ocurrirá cuando su indignación salga a borbotones y caiga sobre sus enemigos como un rayo que los reduzca a polvo? Entonces 90 gritarán aterrorizados y dirán a las montañas: «Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero» (Apocalipsis 6:16). James Nouet Vers. 9. Los pondrás como horno de fuego en el día de tu ira. Como haces de leña en un horno arderán bajo la ira del Señor; «serán echados en un horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes». Éstas son palabras terribles, y los maestros no hacen bien cuando se esfuerzan en presentar razonamientos sofisticados que debiliten su fuerza. Lector, no consientas en el más leve pensamiento que desprecie el infierno o pronto vas a tener pensamientos tolerantes con el pecado. El infierno de los pecadores debe ser terrible más allá de toda concepción, pues de otro modo no se usaría el lenguaje que tenemos aquí. ¿Quién quiere tener al Hijo de Dios como un enemigo cuando este fin es el que les espera? La expresión «el día de tu ira» nos recuerda que ahora es el día de la gracia, de modo que hay un tiempo dispuesto para su ira. El juez se sienta en el tribunal en el momento designado. Hay un día de venganza para nuestro Dios; que los que desprecien el día de la gracia recuerden este día de la venganza. C. H. S. No sólo serán echados en un horno de fuego (Mateo 13:42), sino que ellos mismos serán hechos como un horno de fuego, ellos mismos serán sus atormentadores; las reflexiones y terrores de sus propias conciencias serán su infierno. Los que podrían haber tenido a Cristo para que gobernara sus vidas y los salvara, pero lo rechazaron, y lucharon contra El, incluso el recuerdo de esto será bastante para hacer que su eternidad sea un horno de fuego para ellos. Matthew Henry Ningún poder puede rescatamos de la ira de Dios; ningún rescate, excepto la sangre de Cristo, puede redimirnos. Una vez la voluntad de Dios es puesta en marcha, todos sus atributos siguen; si su voluntad dice: «Estoy airado», sus ojos buscan el objeto de su ira y lo hallan; su sabiduría prepara la copa, y sus manos afilan la espada, su brazo da el golpe. De, esta manera hay un día de la ira de Dios hacia el pecado, porque El quiere que sea así. John Cragge Vers. 11. Porque intentaron mal contra Ti. Dios toma nota de sus intenciones. El que quiso hacerlo pero no pudo, es tan culpable como el que lo hizo. La iglesia de Cristo y su causa no sólo son atacadas por los que no la entienden, sino también por los muchos que tienen la luz y la odian. El mal intencional tiene un virus en sí que no se halla en los pecados de ignorancia; ahora, cuando los impíos con malicia preconcebida, atacan el evangelio de Cristo, su crimen es mayor, y su castigo será proporcionado. Las palabras «contra Ti» nos muestran que el que intenta mal contra el pobre creyente, quiere mal contra el mismo Rey; que tengan cuidado los perseguidores. Los que fraguan maquinaciones, no prevalecerán. La falta de poder es lo que, como el fango, detiene el pie de los que odian al Señor Jesús. Tienen la maldad de imaginar, la astucia de intrigar y la malicia de planear iniquidades, pero, bendito sea Dios, fracasan al intentar ejecutarlas; serán juzgados, sin embargo, por lo que tienen 91 en su corazón, y la voluntad será tomada como un hecho en el gran día en que se pasarán cuentas. C. H. S. *** SALMO 22 Titulo: Ajelet Sahar. El título del Salmo 22 es «Ajelet Sahar»: el ciervo matutino. Todo el Salmo se refiere a Cristo, y contiene muchas cosas que no pueden ser aplicadas a otro: partir los vestidos, echar suertes sobre ellos, etc. Es descrito como un ciervo hermoso, tierno, manso, asustado por los cazadores en el alba del día. Herodes empezó cazándole tan pronto como apareció. La pobreza, el aborrecimiento de los hombres y la tentación de Satanás se añadieron al acoso. Siempre hubo algún «perro» o «toro» o «unicornio» dispuesto a atacarle. Después de su primer sermón los cazadores se juntaron a su alrededor, pero El fue más ligero y se escapó. Cristo halló el Calvario, que era una colina peñascosa, rasgada y terrible, «una montaña de división». De ahí fue acosado por los cazadores hacia el borde de los espantosos precipicios de inminente destrucción, en tanto que le rodeaban y le azuzaban las bestias de presa y los monstruos de la selva infernal. El «unicornio» y «los toros de Basán» le hirieron con sus cuernos; el gran «león» rugió, y el «perro» hincó sobre El sus dientes. Pero El se libró de ellos. A su tiempo inclinó la cabeza y entrego su espíritu. Fue enterrado en una tumba y sus atacantes consideraron que su victoria era completa. No habían considerado que era un «ciervo matutino». Sin duda alguna, a su debido tiempo escapó de la red del cazador y puso sus plantas sobre los montes de Israel, vivo, para no morir más. Ahora está con María Magdalena en el jardín, dando evidencia de su propia resurrección; en un momento se halla en Emaús, animando a los discípulos, desconcertados y tímidos. No le cuesta nada ir desde allí a Galilea, a sus amigos, y de nuevo al monte de los Olivos, «a los montes de las especias», llevando consigo el alba matutina, vestida de vida y hermosura para siempre. Christmas Evans Tema: Este es, mucho más que todos los demás, «El Salmo de la Cruz». Es posible que lo repitiera realmente, palabra por palabra, nuestro Señor cuando colgaba de la cruz; sería demasiado atrevido afirmar que esto tuvo lugar, pero incluso el lector casual no puede por menos que preguntarse si no fue así. Empieza con «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?», y termina, según algunos, en el original, con «Consumado es». Para hallar expresiones de gemidos que se elevan desde las profundidades inexpresables del sufrimiento, podemos decir que no hay ningún Salmo como éste. Es la fotografía de las horas más tristes de la vida de nuestro Señor, el testimonio de sus palabras al morir, el vaso que recoge sus últimas lágrimas, el recordatorio de sus gozos al expirar. David y sus aflicciones pueden hallarse aquí en un sentido muy modificado, pero así como la estrella desaparece ante la luz del sol, el que ve a Jesús, probablemente ni tan sólo pensará en buscar a David. 92 Ante nosotros tenemos una descripción de las tinieblas y la gloria de la cruz, los sufrimientos de Cristo y la gloria que siguió después de ellos. ¡Oh, si tuviéramos gracia para poder acercamos y contemplar esta gran visión! Leeríamos con reverencia, quitándonos el calzado como Moisés ante la zarza ardiente, porque si hay un lugar santo en algún punto de la Escritura es en este Salmo. C. H. S. Vers. 1. Dios mío, Dios mío. Demos una mirada con santo asombro y notemos los destellos de luz entre las horribles tinieblas de este mediodía-medianoche. Primero, la fe de nuestro Señor requiere nuestra reverente imitación; El sigue agarrado a su Dios con ambas manos y grita dos veces: ¡Dios mío, Dios mío! El espíritu de adopción era fuerte dentro del Hijo del Hombre que sufría, y no tenía duda de su interés en su Dios. ¡Oh, si nosotros pudiéramos imitarlo en este adherirse a un Dios que nos aflige! Y el que sufre no desconfía del poder de Dios para sostenerle, porque el título que usa -«El»-, significa fuerza y es el nombre del Dios omnipotente. ¿Por qué me has desamparado? Hemos de poner énfasis en cada una de las palabras de esta la más triste de todas las expresiones. ¿Por qué? ¿Cuál es la gran causa de este extraño hecho, que Dios abandone a su propio Hijo en un momento de aflicción tan intensa? No hay causa en El; ¿por qué, pues, le ha desamparado? Has. Es algo que ha tenido lugar, y el Salvador está sintiendo su efecto cuando hace la pregunta; ¡sin duda es cierta, por más que sea tan misteriosa! No era una «amenaza,» de ser desamparado lo que le hace clamar hacia la gran Seguridad; El está sufriendo este desamparo en la realidad pura. Tú. Puedo entender por qué el traidor Judas y el tímido Pedro no se hallaban allí, pero ¡que Tú, mi Dios, mi fiel Amigo, me hayas abandonado! Esto es lo peor de todo, sí, peor que todo lo demás junto. El infierno mismo tiene como su peor llama la separación del alma de Dios. Desamparado. Si Tú me hubieras afligido podría sufrirlo, porque tu faz resplandecería; pero el abandonarme del todo, ¡ah!, ¿por qué? Me. Tu Hijo inocente, obediente, sufrido, ¿por qué abandonarme cuando estoy pereciendo? La idea de uno mismo sometido a penitencia, y la vista de Jesús en la cruz, vistas por la fe, pueden explicarnos mejor esta pregunta. Jesús es desamparado porque nuestros pecados se han interpuesto entre nosotros y nuestro Dios. C. H. S. ¿Por qué? No el porqué de la impaciencia o la desesperación, no el preguntar pecaminoso de uno cuyo corazón se rebela contra su disciplina, sino más bien el de un hijo perdido que no entiende por qué su padre le ha dejado, y que anhela ver el rostro de su padre de nuevo. J. J. Stewart Perowne ¡Oh!, cómo se funden de amor nuestros propios corazones cuando recordamos cómo nos hemos afligido nosotros por nuestros pecados contra Él; ¡cuánto mayores, eran sus agonías por nosotros! Hemos sufrido hiel y ajenjo, pero El ha gustado una, copa más amarga. La ira de Dios ha secado nuestros espíritus, pero El fue abrasado con ira flameante. 93 Estuvo sometido a un dolor violento en el huerto y en la cruz; la pena que sintió fue inexpresable al ser abandonado por su Padre, dejado por sus discípulos, ultrajado y reprochado por sus enemigos, y hecho maldición por nosotros. Este Sol se hallaba bajo un eclipse, este Señor vivo estaba muriendo, y su muerte ocurrió bajo el ceño de un Dios airado. Timothy Rogers Vers. 2. Dios mío, clamo de día, y no respondes. El que nuestras oraciones parezca que no son contestadas no es una tribulación nueva. Jesús sintió lo mismo delante de nosotros, y se puede observar que a pesar de ello siguió firme en su confianza en Dios, y clamó: ¡Dios mío! Por otra parte, su fe no le hizo menos insistente, porque en medio del horror de aquel día espantoso no cesó en su clamor, tal como en Getsemaní había sufrido agonías durante la noche. Nuestro Señor siguió orando aunque no llegó a ninguna respuesta, y en esto nos da un ejemplo a la obediencia con sus propias palabras: «Los hombres han de orar siempre, y no desmayar.» Ni la luz del día es demasiado deslumbrante, ni la noche es demasiado oscura para orar; y ninguna dilación o negativa aparente, por dolorosa que sea, debería tentarnos a abstenernos de nuestro insistente ruego. C. H. S. Vers. 2, 3. Aquellos que tienen cañerías de agua que van a sus casas, si no les llega el agua, llegan a la conclusión de que los caños se han obturado o roto, pero no la fuente. Si la oración no da resultado, hemos de estar seguros que la falta no está en Dios, sino en nos otros; si estuviéramos nosotros maduros para la misericordia, El estaría dispuesto a hacérnosla llegar, y aun está esperando con este propósito. John Trapp Vers. 3. Pero Tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. Si no podemos ver ningún motivo para la dilación en la respuesta a la oración, hemos de dejar el enigma sin resolver, pero no hemos de huir del rostro de Dios a fin de inventar otra respuesta. El argumento es: Tú eres santo; ¡oh!, ¿por qué desamparas a tu santo en esta hora de suprema angustia? No podemos poner en duda la santidad de Dios, sino que hemos de considerarla y usarla como una base en nuestras peticiones. C. H. S. Aquí tenemos el triunfo de la fe: el Salvador se mantuvo como una roca en el ancho océano de la tentación. Por más que las olas se levantaran, lo mismo se levantó su fe, como una roca de coral, que crece y se hace fuerte, hasta que pasó a ser una isla de salvación para nuestras almas en naufragio. Es como si hubiera dicho: «No importa lo que he de sufrir. Las tempestades pueden rugir sobre mi, los hombres pueden despreciarme, los demonios tentarme, las circunstancias arrollarme, y Dios desampararme; con todo, Dios es santo, no hay injusticia en El.» John Stevenson ¿Parece extraño que el corazón en las tinieblas y la pena halle consuelo en este atributo de Dios? No, porque la santidad de Dios no es sino otro aspecto de su fidelidad y misericordia. Y en este nombre notable, «el Santo de Israel», se nos enseña que el que es el santo Dios es también el Dios que ha hecho pacto con sus escogidos. J. J. Stewart Perowne Aunque las tentaciones fueran más negras, la fe no hará el menor caso de una mala palabra dicha contra Dios, sino que justificará a Dios siempre. David Dickson 94 Vers. 4. En Ti esperaron nuestros padres; esperaron, y Tú los libraste. Esta es la regla de la vida para con toda la familia escogida. Es mencionada tres veces, confiaron, confiaron y confiaron, y nunca dejaron de confiar, porque era su modo de vida; y las cosas les fueron bien también, porque Tú los libraste. La experiencia de otros santos puede ser una gran consolación para nosotros cuando estamos en las aguas profundas; sí, la fe puede estar segura de que vamos a recibir liberación; pero cuando sentimos que nos hundimos, es un consuelo muy pobre ver que otros están nadando. El uso del pronombre plural nosotros muestra lo unido que se hallaba con su pueblo Jesús incluso en la cruz. Decimos: «Padre nuestro que estás en los cielos», y El llama «nuestros padres» a aquellos por los que llegamos al mundo, aunque El no tenía padre en la carne. Vers. 6. Mas yo soy gusano, y no hombre. Este versículo es un milagro del lenguaje. ¿Cómo podía el Señor de la gloria llegar a una sumisión tan grande como para no sólo ser inferior a los ángeles sino también inferior a los hombres? ¡Qué contraste entre «YO SOY» y «Soy un gusano»!; con todo, esta doble naturaleza fue hallada en la persona de nuestro Señor Jesús cuando sangraba en el madero. El se sintió comparable a un gusano, inerme, impotente, pisado por todos, pasivo, cuando era aplastado y despreciado por los que le hollaban. Selecciona la más humilde de las criaturas, que es todo carne, y que cuando es aplastada es una masa que se retuerce, privada de tod9 poder excepto fuerza para sufrir. Esta era la verdadera semejanza suya cuando su cuerpo y su alma hubieron pasado a ser una masa de miseria -la misma esencia de la agonía- en los dolores agónicos de la crucifixión. El hombre, por naturaleza, no es más que un gusano; pero nuestro Señor se puso por debajo de los hombres, a causa del desprecio que se amontonó sobre El y la debilidad que sintió, y por tanto añade: y no hombre. C. H. S. Él que, vino para realizar la gran obra de nuestra redención, cubrió y escondió su divinidad dentro del gusano de su naturaleza humana. La gran serpiente de agua, Leviatán, el diablo, pensando engullir al gusano de su humanidad, quedó prendido del anzuelo de su divinidad. Este anzuelo se quedó clavado en sus fauces, y las desgarró. Pensando destruir a Cristo, destruyó su propio reinado y perdió su propio poder para siempre. Lancelot Andrewes Así, hollado, maltrecho, abofeteado y escupido, mofado y atormentado, parece más bien un gusano que un hombre. Fue tan grande el desprecio que sufrió el Señor de la Majestad, que ¡su confusión puede ser nuestra gloria; su castigo, nuestra bienaventuranza celestial! ¡Sin cesar hemos de imprimir este espectáculo en nuestra alma! Dionisio, citado por Isaac Williams Vers. 7. Todos los que me ven me escarnecen; tuercen 105 labios, menean la cabeza. Los sacerdotes y el pueblo, los judíos y los gentiles, los soldados y los civiles, todos se unieron en su mofa general, y esto en el momento en que se hallaba postrado en la debilidad y a punto de morir. ¿De qué hemos de maravillarnos más, de la crueldad del hombre o del amor del Salvador sangrante? ¿Cómo podemos quejar-nos nunca de ser ridiculizados, después de esto? 95 Los hombres le hacen muecas a Aquel delante del cual los ángeles cubren su rostro y adoran. Las formas más bajas de desdén le fueron aplicadas maliciosamente. C. H. S. Imaginémonos la espantosa escena. ¡Contemplemos esta abigarrada multitud de ricos y pobres, de judíos y gentiles! Algunos se unen en grupos y miran. Algunos se reclinan sobre el suelo para mirar con calma. Otros se mueven alrededor con palpable satisfacción ante el suceso. Hay una mirada de satisfacción en todos los rostros. Ninguno está silencioso. La rapidez de su charla les parece lenta. El tema es demasiado importante. Todos hablan a la vez. Los soldados rudos también están ocupados a su manera. La obra de sangre ha terminado. Ahora es la hora de los refrescos. Y algunos, satisfechos, se acercan a la cruz y ofrecen al Salvador algo de vinagre y agua, y le dicen que beba, pero la retiran (Lucas 23:36). Saben que ha de sufrir una sed intensa, y que con ello agravan la burla del refrigerio. ¡Crueles romanos!, ¡regicidas judíos! ¿No basta con la muerte? ¿Es necesario añadir la burla y el escarnio? En este triste día Cristo os congregó. Una unidad horrible, ¡constituida por burladores y asesinos del Señor de la gloria! John Stevenson Vers. 8. Se encomendó a Jehová; líbrele Él; sálvele, puesto que en El se complacía. Aquí hay la increpación dirigida cruelmente a la fe en Dios del que sufre, que es el punto más tierno del alma de un hombre bueno, la misma niña de su ojo. Tienen que haber aprendido este arte diabólico de Satanás mismo, al mostrar este raro aprovechamiento en él. Vers. 9. Pero Tú eres el que me sacó del vientre. El estado humilde de José y María, lejos de sus amigos y hogar; les llevó a ver la mano de Dios en el parto feliz de la madre y el nacimiento del niño; este Hijo está ahora luchando la gran batalla de su vida, usando la misericordia de su natividad como un argumento ante Dios. La fe halla armas por todas partes; el que quiere creer, nunca carecerá de razones para hacerlo. C. H. S. Tú el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. ¿Era nuestro Señor tan pronto un creyente? ¿Fue El uno de estos niños de cuyas bocas es ordenada fuerza? Así lo parece; y si es así, ¡qué base para nuestra ayuda! La piedad temprana da un consuelo peculiar después de las pruebas, porque sin duda Aquel que nos amó cuando éramos niños es demasiado fiel para echarnos en nuestros años maduros. C. H. S. Vers. 10. Sobre Ti fui echado desde el seno; desde el vientre de mi madre Tú eres mi Dios. Nuestro nacimiento es el momento más débil y peligroso de la existencia; si entonces estábamos seguros en la ternura del Omnipotente, sin duda no tenemos motivo ahora para sospechar que la bondad divina nos va a fallar. El que era nuestro Dios cuando dejamos a nuestra madre, estará con nosotros hasta que volvamos a la madre tierra, y nos guardará de perecer en el infierno. Vers. 12. Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. Los poderosos en la multitud son marcados aquí, notados por el ojo lleno de lágrimas de su víctima. Los sacerdotes, los ancianos, los fariseos, los escribas, los capitanes, rugían alrededor de la cruz como animales salvajes, alimentados en los pastos solitarios de Basán, llenos de fuerza y vigor; todos pisotean, espumando con su boca, al inocente, y desean herirle de muerte con sus 96 crueldades. Hemos de concebir al Señor Jesús como un hombre inerme, desnudo, echado en medio de un hato de toros salvajes furiosos. C. H. S. Vers. 12, 13. Basán es un territorio fértil (Números 32:4), y el ganado que pace en estos prados es gordo y fuerte (Deuteronomio 32:14). Como ellos, los judíos en aquella tierra «se engordaron y cocearon», volviéndose orgullosos y rebeldes; olvidando a Dios «que los hizo, y estimando en poco la roca de su salvación». George Horne Vers. 14. Estoy derramado como agua; esto es, en las ideas de mis enemigos, estoy completamente destruido. «Porque hemos de morir, y somos como agua derramada en el sueño, que no puede volver a ser recogida» (2º Samuel 14:14). «¡Qué maravilla», dice san Bernardo, «que el nombre del Esposo sea como ungüento derramado, cuando El mismo, por la grandeza de su amor, fue derramado como agua!» J. M. Neale Todos mis huesos se descoyuntaron. El potro funcionaba como un aparato de tortura horrible. Y la cruz era un potro en el que El fue distendido, dice el Salmo, hasta que sus huesos fueron descoyuntados. Pero incluso el estar colgando durante tres horas largas, con los brazos extendidos, tiene que haber sido un dolor increíble. Las manos y los pies estaban clavados (una parte del cuerpo en extremo sensible, a causa de los tendones que hay en ellas), por lo que su dolor tenía que ser imposible de medir. Lancelot Andrewes Mi corazón se torna como cera; derritiéndose en medio de mis entrañas. El Dr. Gill observa: «si el corazón de Cristo, el León de la tribu de Judá, se fundía, ¿qué corazón puede resistir o qué manos pueden soportar cuando Dios las trata en su ira?» Vers. 16. Porque perros me han rodeado. Los cazadores con frecuencia rodean a su presa en un círculo y gradualmente lo van estrechando, acercándose a ella perros y hombres. Este es el cuadro que tenemos delante. En el centro se halla, no el ciervo jadeante, sino un hombre sangrante, que se desmaya, y a su alrededor los malvados que están ejecutando su sentencia. Aquí tenemos el «ciervo de la mañana», de quien el Salmo canta tan quejumbrosamente, cazado por los sabuesos, todos sedientos de devorarle. Me ha cercado una banda de malhechores. Así el pueblo judío, que se llamaba a sí mismo una asamblea de justos, queda marcado en su frente como una asamblea de malvados. Esta no es la única ocasión en que las iglesias que profesan ser de Dios se han vuelto sinagogas de Satanás y han perseguido al Santo y al Justo. C. H. S. Horadaron mis manos y mis pies. Para el Hijo de Dios fue terrible el ser atado; más el ser azotado; más aún el que le dieran muerte; pero ¿qué diremos del ser crucificado? Esta es la muerte más vil e ignominiosa; fue una muerte cruel y maldita, que Él no se negó a aceptar; y aquí tenemos un claro testimonio en favor de su cruz. John Trapp La separación de las fibras de las manos y los pies, la laceración de los nervios, el estallido de muchos vasos sanguíneos, tiene que haber producido una agonía intensa. Los nervios de las manos y los pies están unidos, mediante el brazo y la pierna, con los nervios de todo el cuerpo; la 97 laceración tiene que haber sido sentida por todo el cuerpo. Pensemos en el dolor que nos produce el pinchazo de una aguja en un nervio remoto. O un espasmo de los músculos de la cara, que unen las mandíbulas inseparablemente. Cuando, por tanto, las manos y los pies de nuestro Señor fueron horadados con clavos, tuvo que haber sentido agudísimos dolores en todo su cuerpo. Apoyado sólo en sus miembros, lacerado y suspendido por las manos horadadas, nuestro Señor estuvo sufriendo casi seis horas de tormento. John Stevenson Vers. 17. Contar puedo todos mis huesos. ¡ Ah, si nos preocupáramos menos del disfrute y solaz de nuestro cuerpo y más de los negocios de nuestro Padre! Sería mejor que contáramos los huesos de un cuerpo extenuado, que ser causa de que nuestras almas sean enjutas. Entretanto, ellos me miran y me observan. Sonrojémonos por la naturaleza humana, y sintamos simpatía ante la vergüenza de nuestro Redentor. El primer Adán nos hizo a todos desnudos, y por tanto el segundo Adán se desnudó para poder vestir nuestras almas desnudas. C. H. S. ¡Oh, qué diferente es esta mirada del pecador despertado dirigida al Calvario cuando la fe hace elevar el ojo hacia el agonizante que sangra por el culpable! Y qué gratitud deberían sentir los hombres que perecen por el hecho de que del que pende del madero maldito proceden las palabras de invitación: «Miradme, y sed salvos todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.» John Morison Vers. 18. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi túnica echaron suertes. Puede notarse que el hábito del juego es de todos el más inveterado, porque los hombres podían practicarlo incluso al pie de la cruz, manchados por la sangre del crucificado. No hay cristiano que pueda resistir el ruido de los dados cuando piensa en esto. C. H. S. Por trivial que pueda parecer este acto de echar suertes sobre la túnica del Señor, es muy significativo. Tiene una doble lección. Nos enseña el valor que se daba a una túnica sin costura; lo poco en que se tenía a Aquel a quien pertenecía. Parece decir: el vestido es más valioso que su dueño. Como se dijo de las treinta piezas de plata: «Un buen precio en que le evaluaron»; así podemos ver, por el hecho de las suertes, en qué poco valor tenían a Cristo. John Stevenson Vers. 21. Sálvame de las fauces del león. Satanás es llamado león, y es apropiado; porque tiene los rasgos del león: es atrevido, fuerte, furioso, terrible como un león rugiente. Sí, pero hay más: el león carece de sutileza y suspicacia; aquí el demonio está más allá del león. El león desdeña atacar al postrado; el diablo se aprovecha de ello. El león, cuando está harto, no caza; el diablo está harto y devora. Lo busca todo; que el simple no diga: «No se fijará en mi»; ni el astuto: «No me podrá cazar»; ni el noble: «No se atreverá conmigo»; ni el rico: «;No querrá habérselas conmigo»; porque él busca y devora a todos. El es nuestro adversario común; por tanto, dejemos de tener altercados entre nosotros y luchemos contra él. Thomas Adams 98 Vers. 21, 22. La transición es muy marcada; una horrible tempestad ha cambiado en calma. La oscuridad del Calvario al fin ha pasado del rostro de la naturaleza y del alma del Redentor y, contemplando la luz de su triunfo y sus resultados futuros, el Salvador sonríe. Vers. 22. Anunciaré tu nombre a mis hermanos. Entre las primeras palabras después de su resurrección hay: «íd a mis hermanos». En el versículo que tenemos delante, Jesús ve por adelantado la felicidad al comunicarse con su pueblo; se propone ser su maestro y ministro, y piensa en el tema de su discurso. Podemos aprender de esta resolución de nuestro Señor que uno de los métodos más excelentes de mostrar nuestro agradecimiento por la liberación es contar a nuestros hermanos lo que el Señor ha hecho por nosotros. Mencionamos nuestras aflicciones con mucha frecuencia; ¿por qué somos tan lentos en declarar nuestras liberaciones? C. H. S. Mis hermanos. Esto nos da evidencia de la condescendencia del Hijo de Dios, y también de la gran exaltación de los hijos de los hombres; que el Hijo de Dios sea hermano de los hijos de los hombres es una gran humillación, y que los hijos de los hombres sean hechos hermanos del Hijo de Dios es un alto grado de exaltación; porque los hermanos de Cristo son en este sentido hijos de Dios, herederos de la salvación, o sea reyes, no terrenales, pero sí celestiales; no temporales, sino reyes eternos... Este respeto de Cristo a sus hermanos es un gran aliento y consuelo para los que son despreciados y escarnecidos por los hombres de este mundo a causa de profesar a Cristo en él. William Gouge Vers. 24. Porque no menospreció ni desdeñó la aflicción del afligido. Es cierto que la justicia exigía que Cristo llevara la carga que, como sustituto, se ofreció para llevar, pero Jehová siempre le amó y en amor puso esta carga sobre El con miras a su gloria ulterior y al cumplimiento del deseo más querido de su corazón. Pero cuando clamó, Él le escuchó. Ninguno que se acerca a su trono Va a hallar a Dios infiel o desdeñoso. Vers. 25. De d procede mi alabanza en la gran congregación. La palabra indica claramente que la verdadera alabanza es de origen celestial. Las armonías más delicadas en la música no son nada a menos que sean sinceramente consagradas a Dios por corazones santificados por el Espíritu. Vers. 26. Comerán los humildes, y serán saciados. ¡Nota cómo el Amigo amante de nuestras almas se solaza con el resultado de su muerte! Los, pobres espirituales hallan un banquete en Jesús; se alimentan de El para la satisfacción de sus corazones; estaban hambrientos hasta que El se les dio a sí mismo; pero ahora están saciados con los manjares exquisitos. C. H. S. Alabarán a Jehová los que le buscan; vivirá su corazón para siempre. Ahora quisiera saber quién es el hombre que habría podido dictar tales leyes que unieran los corazones de los hombres o prepararan recompensas que llegaran a las almas y conciencias de los hombres. Verdaderamente, si algún mortal promulgara alguna ley ordenando que sus súbditos le amaran con todo su corazón y toda su alma, y no se atrevieran, bajo el peligro de su gran indignación, a tener el más pequeño pensamiento traicionero hacia su persona real, y que si fuera así, que se lo confesaran inmediatamente, o de lo contrario tendrían que pagar cara su osadía, se le 99 consideraría por su locura y orgullo que está mal de la cabeza, como Jerjes, por echar cadenas en el Helesponto para encadenar las aguas a su obediencia; o como Calígula, que amenazó al aire si se atrevía a dejar caer lluvia durante sus diversiones, pues él ni se atrevía a mirar al aire cuando tronaba. Ciertamente, un hombre así no tendría bien la cabeza y no sería apto para un trono, ya que no es posible pensar que los pensamientos y corazones de los hombres pudieran hallarse bajo su jurisdicción. William Gurnall Vers. 27. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de Ti. La naturaleza de la verdadera conversión: Recordar, volverse al Señor, y adorar delante de El. Este es un proceso sencillo y simple. Quizá el primer ejercicio religioso para la mente, de que somos conscientes, es la reflexión. Un estado de no ser regenerado es un estado de olvido. Dios es olvidado. Los pecadores han perdido todo sentido justo de su gloria, autoridad, misericordia y juicio; viven como si no hubiera Dios, o como si pensaran que no lo hay. Pero si somos llevados a la verdadera conversión, se nos hace recordar todas estas cosas. Este cambio divino es expresado debidamente por el caso del prodigio, el cual se dice que volvió en sí, o sea, a su mente sana. Pero, además, la verdadera conversión no consiste sólo en recordar, sino en volverse al Señor. Esta parte del pasaje expresa el renunciar a nuestros ídolos del corazón, sean los que sean, y una sumisión al camino del evangelio para la salvación por Cristo solamente. Aún más, la verdadera conversión a Cristo va acompañada de adoración a El. Condensado de Andrew Fuller Y todos los confines de la tierra recordarán. Esta es una expresión notable. Implica que el hombre ha olvidado a Dios. Representa a todas las generaciones sucesivas del mundo como si fuera una sola, y luego muestra a esta generación como si hubiera estado un tiempo en el paraíso recordando súbitamente al Señor a quien habían conocido pero luego olvidado. Las naciones convertidas, sabemos por este versículo, no sólo obtendrán el recuerdo de su pasado, sino que serán llenas del conocimiento de su deber presente. John Stevenson Vers. 29. Nadie puede conservar la vida a su propia alma. Esta es la solemne contrapartida del mensaje del evangelio de «mira y vivirás». No hay salvación fuera de Cristo. Hemos de conservar la vida, y tener la vida de Cristo como un don, o pereceremos eternamente. Esta es una doctrina evangélica muy sólida, y debería ser proclamada en cada rincón de la tierra, para que, como un gran martillo, pueda desmenuzar la confianza propia en todos. C. H. S. *** SALMO 23 No hay titulo inspirado para este Salmo, y no se necesita ninguno, porque no registra ningún suceso especial, y no necesita otra clave que la que todo cristiano puede hallar en su propio pecho. Es la «Pastoral celestial» de David; una oda magnífica, que ninguna de las hermanas de la 100 música puede superar. El clarín de guerra aquí cede a la flauta de la paz, y el que ha estado gimiendo últimamente los males del Pastor, de modo afinado practica y canta los goces del rebaño. Esta es la perla de los Salmos, cuyo fulgor puro y suave deleita los ojos; una perla de la que el Helicón no tiene de qué avergonzarse, aunque el Jordán la reclama. Se puede afirmar de este canto deleitoso que si su piedad y su poesía son iguales, su dulzor y su espiritualidad son insuperables. La posición de este Salmo es digna de que se note. Sigue al veintidós, que es de modo peculiar el Salmo de la cruz. No hay verdes prados ni aguas tranquilas antes del Salmo veintidós. Es sólo después de que hemos leído «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» que llegamos a «El Señor es mi pastor». Hemos de conocer por experiencia el valor de la sangre derramada, y ver la espada desenvainada contra el Pastor, antes de que podamos conocer verdaderamente la dulzura de los cuidados del Pastor. Se ha dicho que lo que es el ruiseñor entre los pájaros lo es esta oda entre los Salmos, porque ha sonado dulcemente en el oído de muchos afligidos en la noche de su llanto y les ha traído esperanza de una mañana de gozo. Me atreveré a compararlo también a una alondra, que canta al remontarse, y se remonta cantando, hasta que se pierde de vista, y aun entonces oímos sus gorjeos. C. H. S. Agustín ha dicho que vio en un sueño el Salmo ciento diecinueve que se elevaba delante de él como un árbol de vida en medio del paraíso de Dios. Este Salmo veintitrés puede ser comparado a las flores más hermosas que crecen a su alrededor. El primero ha sido comparado al sol entre las estrellas; sin duda, ¡ése es como la más rica de las constelaciones, incluidas las Pléyades! John Stoughton en Los cánticos del rebaño de Cristo Algunas almas piadosas se sienten turbadas porque no pueden usar en todos los tiempos, o incluso con cierta frecuencia, el lenguaje de este Salmo, en su sentido gozoso. Estas deben recordar que David, aunque vivió muchos años, nunca escribió más que un Salmo veintitrés. William S. Plumer Vers. 1. El Señor es mi pastor. Es bueno saber, de modo tan cierto como sabía David, que pertenecemos al Señor. Hay una noble nota de confianza en esta frase. No hay un «si» ni un «pero», ni tampoco un «espero»; sino que dice: «El Señor es mi pastor.» Hemos de cultivar el espíritu de dependencia confiada en nuestro Padre Celestial. La palabra más dulce de todas ellas es el monosílabo «mi». No dice: «El Señor es el pastor del mundo en general, y guía a la multitud de su rebaño», sino: «Jehová es mi pastor»; aunque no fuera el pastor de nadie más, es, con todo, mi pastor; me cuida, me vigila y me guarda. Las palabras están en tiempo presente. Sea cual sea la posición del creyente, ahora está bajo el cuidado pastoral de Jehová. C. H. S. Satanás te trata, al parecer, suavemente, para poder atraerte al pecado, pero al fin se portará de modo amargo. Cristo, verdaderamente, parece áspero, para mantenerte alejado del pecado, poniendo setos de espinos a la vera de tu camino. Pero El será realmente dulce si entras en su rebaño, incluso a pesar de tus pecados. Es posible que ahora Satanás te sonría de modo 101 placentero mientras estás en pecado; pero tú sabes que será duro contigo al final. El que canta como una sirena ahora va a devorar como un león al final. Él te atormentará y te afligirá y será amargo para ti. Ven, pues, a Jesucristo; deja que Él sea ahora el pastor de tu alma. Y sabe que El será dulce al procurar guardarte del pecado antes que lo cometas. Oh, que este pensamiento —que Jesucristo es dulce en su trato con todos sus miembros, con su rebaño, especialmente con los que pecan— persuada los corazones de algunos pecadores a que entren en su aprisco. John Durant Noto que algunas ovejas del rebaño se mantienen cerca del pastor y le siguen adondequiera que vaya, sin la menor vacilación, mientras que otras van por su cuenta, de un lado a otro, o se detienen detrás; y él con frecuencia se vuelve y las regaña con un grito áspero y agudo, o les echa una o dos piedras. Vi que un pastor dejó a una coja. No es ésta la forma en que se comporta el buen pastor. Y cuando vienen el salteador y el ladrón (y vienen de veras) el pastor fiel con frecuencia pone su vida en defensa de su rebaño. He visto más de un caso en que el pastor ha dejado literalmente la vida en un conflicto. Un pobre pastor fiel, la última primavera, entre Tiberias y Tabor, en vez de huir, hizo frente a tres beduinos que fueron a robarle y le descuartizaron y le dejaron muerto entre las ovejas que defendía. Algunas ovejas se mantienen cerca del pastor y son sus predilectas. Cada una de ellas tiene un nombre al cual responde alegremente, y el bondadoso pastor les distribuye porciones escogidas que recoge con este propósito. Hay las contentas y satisfechas. No corren el peligro de perderse o verse en dificultades, sea por animales salvajes o ladrones que se lancen sobre ellas. El gran cuerpo del rebaño, sin embargo, o sea los que son meramente «mundanos», intentan solamente conseguir sus placeres o intereses egoístas. Corren de arbusto en arbusto, buscando variedad en sus pastos, y sólo de vez en cuando levantan la cabeza para ver dónde está el pastor, o bien dónde está el rebaño en general, a menos que se descarríen por alejarse demasiado, de modo que se procuran una reprensión de su cuidador por haberse hecho notar de esta manera. Otras, también, están inquietas y descontentas, y saltan a los campos cercanos, se encaraman en los arbustos y aun en los árboles inclinados, de donde caen y se rompen una pata. Estas dan al pastor incesantes preocupaciones. W. M. Thomson en La tierra y el libro Las palabras siguientes son una especie de inferencia de la primera afirmación, son una sentencia positiva: nada me faltará. Es posible que sufra en otras circunstancias, pero cuando Jehová es mi pastor, El puede suplir todas mis necesidades, y El ciertamente está dispuesto a hacerlo, porque su corazón está lleno de amor, y por tanto, nada me faltará. No me faltarán cosas temporales. ¿No alimenta El a los cuervos y hace que crezcan los lirios? ¿Cómo, pues, puede dejar a sus hijos que perezcan de hambre? No me faltarán cosas espirituales; sé que su gracia será suficiente para mi. C. H. S. «Nada me falta»; puede también traducirse así, pero en nuestra versión se halla en tiempo futuro. J. R. Macduff en El Pastor y su rebaño 102 El hombre piadoso no carece de nada. Porque aunque con referencia a las cosas innecesarias él «no tiene nada», con referencia a las otras es como si las poseyera todas. No carece de nada que sea necesario para glorificar a Dios (pudiendo hacerlo del mejor modo posible por medio de sus aflicciones), o para que Dios le glorifique a él, y le haga feliz, teniendo a Dios mismo como su porción, y supliendo todas sus necesidades, el cual es suficiente en abundancia en todos los tiempos, para todas las personas y en todas las condiciones. Zachary Bogan ¿Cómo, pues, podemos carecer de algo? Cuando estamos unidos a El, tenemos derecho a usar de todas sus riquezas. Nuestra riqueza es su riqueza y su gloria. Con El nada nos puede ser negado. La vida eterna es nuestra, con la promesa de que todo nos será añadido; todo lo que El sabe que necesitamos. Theodosia A. Howard, vizcondesa Powerscourt, en Cartas, etc., editado por Robert Daly En el capítulo diez del Evangelio de Juan hallaremos las seis marcas de la oveja de Cristo: 1) Conoce a su pastor; 2) conoce su voz; 3) le oye cuando llama por su nombre; 4) le ama; 5) confía en El; 6) le sigue. Mrs. Rogers Vers. 2. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. La vida del cristiano tiene dos elementos, el contemplativo y el activo, y los dos son provistos ricamente. Primero, el contemplativo: En lugares de delicados pastos me hará descansar. ¿Cuáles son estos verdes pastos sino las Escrituras de la verdad, siempre jugosos, siempre frescos, nunca agotados? No hay temor de morder el duro suelo cuando las hojas de hierba son bastante largas para que el rebaño se eche en el prado. Dulces y llenas son las doctrinas del evangelio; aptas como comida para las almas, su hierba tierna y nutrición natural para las ovejas. La segunda parte de una vida cristiana vigorosa consiste en una actividad de gracia. No sólo pensamos, sino que obramos. No siempre estamos echados para alimentarnos y descansar, sino que estamos avanzando hacia la perfección; de ahí que leemos: Junto a aguas de reposo me pastoreará. ¿Cuáles son estas aguas de reposo sino las influencias y gracias de su bendito Espíritu? Su Espíritu nos ayuda en varias actividades, como aguas en plural para limpiarnos, refrescarnos, fertilizar, querer. C. H. S. Descansar, pastorear. María sentada a los pies de Jesús, y la ajetreada Marta, son emblemas de la contemplación y la acción, y las dos residen en la misma casa, y lo mismo ha de ser en nuestro corazón. Nathanael ARDÍ Este corto y conmovedor epitafio se ve con frecuencia en las catacumbas de Roma: «In Christo, in pace» («En Cristo, en paz»). Date cuenta de la presencia constante del Pastor de paz. J. R. Macduff Delicados pastos. Aquí hay muchos pastos, y cada pasto lozano y jugoso, de modo que no es posible agotar la hierba, dejando el suelo desnudo; aquí hay muchas corrientes, y las corrientes son profundas y anchas, de modo que no pueden secarse. Las ovejas han venido comiendo en estos pastos desde que Cristo fundó su iglesia en la tierra, y, con todo, están llenos aún de hierba, como siempre. Las ovejas han venido bebiendo en estas corrientes desde Adán y, con todo, están 103 llenas a rebosar hasta el día de hoy, y seguirán estándolo hasta que las ovejas ya no tengan que usarlas, ¡por estar en el cielo! Ralph Robinson Vers. 3. Confortará mi alma. Cuando el alma está afligida, Él la restaura; cuando peca, la santifica; cuando es débil, la corrobora. El lo hace. Sus ministros no podrían hacerlo si no lo hiciera El. Su Palabra no bastaría por sí sola. «El conforta mi alma.» ¿Hay algunos en que la gracia haya sufrido un descenso? ¿Sentimos que nuestra espiritualidad se halla en su nadir? El que puede transformar este bajo nivel en una inundación, puede también restaurar nuestra alma. Pídele, pues, su bendición: «¡Restáurame, Pastor de mi alma!» C. H. S. El restaura el alma a su pureza original, que había pasado a ser negra y hedionda por el pecado; porque ¿qué bien habría en pastos delicados con un alma apestosa? El la restaura al estado natural en los afectos, que había sido deformado por la violencia de las pasiones; porque, ¡ay! ¿qué bien habría en «aguas de reposo» para espíritus turbulentos? El la restaura realmente a la vida, que había pasado a ser muerte; y ¿quién puede «restaurar mi alma» a la vida sino aquel que es el Buen Pastor y que da su vida por sus ovejas? SIR Richard Baker Caminos de justicia. ¡Ay, Señor!, estos «caminos de justicia» han sido desde hace tiempo tan poco frecuentados que las huellas en ellos apenas son visibles; ahora resulta difícil hallar dónde se encuentran los caminos de justicia, y si se pueden hallar son tan estrechos y llenos de rodadas que es imposible evitar el caer o perderse. Sir Richard Baker Vers. 4. Aunque pase por valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno. Este versículo delicioso ha sido cantado por muchos en su lecho de muerte y les ha ayudado a transformar el oscuro valle en claro día en su mente. Cada palabra del mismo tiene una riqueza de significado. «Si, aunque ande», en que vemos que el creyente no aviva su paso cuando llega la hora de morir, sino que con calma va andando con Dios. Andar indica el avance firme y seguro del alma que conoce la ruta, su fin, y decide seguir el camino, se siente segura, y por tanto está perfectamente sosegada y calmada. El santo que muere no se apresura, no corre como si estuviera alarmado, no se queda quieto como si se negara a seguir adelante; no está confuso ni avergonzado, y por tanto sigue a su antiguo paso. Observa que no es andando en el valle, sino por el valle. Nosotros vamos a lo largo del oscuro túnel de la muerte y salimos a la luz de la inmortalidad. No morimos, sino que dormimos para despertar en la gloria. La muerte no es la casa, sino el pórtico; no es el objetivo ni la meta, sino el pasaje a la misma. El paso de la muerte es llamado un valle. Y entonces no es «el valle de muerte», sino «el valle de la sombra de muerte», porque la muerte en su sustancia ha sido eliminada y sólo queda de ella su sombra. Alguien ha dicho que cuando hay una sombra tiene que haber luz en alguna parte, y la hay. La muerte se halla junto al camino por el que hemos de transitar, y la luz del cielo brillando sobre el caminante proyecta una sombra a nuestro paso; alegrémonos de que haya luz más allá. 104 Nadie tiene miedo de una sombra, porque una sombra no puede detener a un hombre en su camino ni aun un instante. La sombra de un perro no muerde; la sombra de una espada no mata; la sombra de la muerte no puede destruirnos. Por tanto, no hay motivo para temer. No temeré mal alguno. No dice que no haya de haber mal alguno; había ido más allá incluso de esta garantía, y sabía que Jesús había eliminado todo mal; si no «no temeré mal alguno»; como si incluso sus temores, estas sombras de mal, hubieran desaparecido para siempre. Los peores males de la vida son los que no existen excepto en nuestra imaginación. Si no tuviéramos más que tribulaciones reales, éstas no serían más que una décima parte de nuestras aflicciones presentes. Sentimos mil muertes al temer una; pero el Salmista estaba curado de la enfermedad del temor. C. H. S. Así esta muerte corporal es una puerta para entrar en la vida, y por tanto no es de temer silo consideramos debidamente, puesto que es confortable; no un daño o agravio, sino el remedio para el mismo; no un enemigo, sino un amigo; no un cruel tirano, sino un guía considerado que nos lleva, no a la mortalidad, sino a la inmortalidad; no a la aflicción y al dolor, sino al gozo y al placer, y esto para durar para siempre. Homilía contra el temor y la muerte Aunque fuera llamado para contemplar una visión como la de Ezequiel, un valle lleno de huesos de muertos; aunque el rey de los terrores cabalgara en gran pompa por las calles, cortando cabezas, y cayeran a millares a mi lado, y diez mil a mi derecha, no temería mal alguno. Aunque la muerte dirigiera sus flechas fatales al pequeño circulo de mis amados y arrastrara deudos y amigos lejos de mí, hacia las tinieblas, no temeré mal alguno. Si, aunque yo mismo sienta la flecha que se clava en mi y el veneno es absorbido por mi espíritu; aunque como resultado me sintiera enfermar y languidecer y tuviera los síntomas de la disolución inminente, todavía no temeré mal alguno. Mi naturaleza puede temblar, pero yo confío que Aquel que sabe que la carne es débil, tendrá compasión y perdonará estas luchas. Por mucho que tema las agonías de la muerte, no temeré mal alguno en la muerte. El veneno de su aguijón ha sido quitado. La punta de su flecha es roma y no puede penetrar profundo en el cuerpo. Mi alma es invulnerable. Puedo sonreír ante la lanza que se agita mirar inmóvil los destrozos causados por el inexorable destructor en mi tabernáculo, y anhelar el momento feliz en que tendré un respiro para que mi espíritu, que anhela el cielo, pueda volar a su descanso. Samuel Lavington «Quiero hablarte sobre el cielo» dijo un padre que se moría a un miembro de su familia-. «Es posible que no tengamos otra oportunidad. ¡Deseo que nos podamos reunir alrededor del trono de gloria como una familia, en el cielo!» Abrumada por la idea, la amada hija exclamó: «¿Sin duda no crees que haya tanto peligro?» Con calma y sosiego el padre replicó: «¿Peligro, querida? No uses esta palabra. No puede haber peligro para el cristiano, espere lo que espere. ¡Todo está bien! ¡Todo está bien! ¡Dios es amor! ¡Todo está bien! ¡Bien para siempre!» John Stevenson 105 Cuando el corazón de un hombre carnal está preparado para morar dentro de él y se vuelve como una piedra, ¡con qué alegría pueden esperar los que tienen a Dios como amigo! ¿Cuál de los valientes del mundo puede mirar cara a cara a la muerte y dirigir luego su mirada con alegría a la eternidad? ¿Cuál de ellos puede abrazarse a un haz de leña y entrar animoso en las llamas? Esto lo puede hacer un santo, y más aún; porque puede mirar a la justicia infinita a la cara con el corazón animoso; puede oír hablar del infierno con gozo y agradecimiento; puede pensar en el día del juicio con deleite y consuelo. Desafío al mundo a sacar uno de entre sus alegres compañías que pueda hacer todo esto. ¡Venid, jóvenes alocados en vuestro jolgorio; traed vuestras arpas y violas; añadid lo que queráis para hacer completo el concierto; escanciad vinos ricos; juntad las cabezas y esforcé-monos en agregar lo que contribuya al placer! Bien, ¿ya está hecho? Ahora recuerda, pecador, que esta noche tu alma ha de aparecer delante de Dios. Bien, ¿qué dices ahora, joven? Te falta el ánimo. Llamas a tus alegres compañeros para que animen tu corazón. Alargas la mano ahora para alcanzar una copa, una cortesana; no temas, no temas. Ten buen ánimo. ¿Puede temblar un hombre tan valeroso, que se burlaba y amenazaba al Dios todopoderoso? Antes tan jovial y dicharachero, pero ahora tu boca está cerrada. ¡Vaya cambio! ¿Y dónde están tus alegres compañeros, digo? Todos han huido. ¿Dónde están tus placeres? Todos te han abandonado. ¿Por qué has de estar abatido? Te ves privado de todo consuelo. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Hay una pregunta que con todo mi corazón he de hacer a un hombre que ha de aparecer ante Dios mañana por la mañana. Bien, pues, parece que tu corazón desfallece. ¿Qué significaban todos aquellos goces y placeres? ¿A esto han venido a parar? Allí tenemos a uno 4ue ahora tiene el corazón tan lleno de consuelo y fortaleza que no puede contenerlos, y los mismos pensamientos sobre la eternidad que abaten tu alma levantan la suya. ¿Quieres saber la razón? El conoce que va a su Amigo; es más, su amigo le acompaña por la calleja oscura. Mira qué bueno y agradable es que Dios y el alma moren juntamente en uno. Esto es tener a Dios por amigo. «Bienaventurada es el alma que así se encuentra; sí, bienaventurada el alma cuyo Dios es Jehová.» James Janeway Según un antiguo proverbio, cuando uno había realizado una gran hazaña, se decía de él que «había tirado de la barba del león»; cuando un león ha muerto, hasta los niños pequeños pueden hacerlo. Incluso un niño, cuando ve un oso, un león o un lobo muerto por la calle, puede tirarle del pelo, insultarle y hacerle lo que quiera; pisotearle y todo lo que ni por asomo se atrevería a intentar si estuviera vivo. Una cosa así es la muerte: una fiera rabiosa, un león rugiente, un lobo devorador; con todo, Cristo ha dado muerte a la muerte, para que los hijos de Dios puedan triunfar sobre ella, como los mártires de los tiempos primitivos, que alegremente se ofrecían al fuego, a la espada, a la violencia de las fieras hambrientas; y por la fe que había en la vida de Cristo se burlaban de la muerte que la había sometido a si mismo (1ª Corintios 15). Martín Day 106 El Salmista confía incluso ante lo desconocido. Aquí, sin duda, hay confianza completa. Tenemos lo desconocido por encima de lo que podemos ver; un pequeño ruido en la oscuridad nos aterroriza, cuando incluso los graves peligros a la luz del día no nos asustan; lo desconocido, con su misterio, y la incertidumbre, con frecuencia llenan el corazón de ansiedad, si no de presentimientos y angustia. Aquí el Salmista hace frente a la forma extrema de lo desconocido, su aspecto más terrible para el hombre, y dice que aun en medio de esto va a confiar. ¿Qué es lo que puede haber tan distante del alcance de la experiencia y la especulación humanas, incluso de la imaginación, como «el valle de sombra de muerte», con todo lo que hace referencia al mismo?; pero el Salmista no hace reserva de su caso; él va a confiar allí donde no puede ver. ¡Con qué frecuencia estamos aterrorizados ante lo desconocido, como los discípulos lo estaban «al entrar en la nube»! ¡Con qué frecuencia es la incertidumbre del futuro una prueba más difícil para nuestra fe que la presión de algún mal presente! Muchos hijos queridos de Dios pueden confiar en El en todos los males conocidos; pero ¿por que estos temores y presentimientos, este decaimiento del corazón, si pueden confiar igualmente en Él para lo desconocido? Philip B. Power Tú estarás conmigo. ¿Conoces la dulzura, la seguridad, la fuerza del «Tú estás conmigo? Cuando vemos venir la hora solemne de la muerte, cuando el alma está dispuesta a detenerse y preguntar: ¿Qué será?, podemos volvernos en el afecto de nuestra alma hacia Dios y decir: «No hay nada en la muerte que pueda dañarme en tanto que tu amor no me deje». Puedes decir: «¡Oh muerte!, ¿dónde está tu aguijón?» Se dice que cuando una abeja ha dejado su aguijón en alguno ya no tiene más poder para dañar. La muerte ha dejado su aguijón en la humanidad de Cristo y ya no tiene poder para dañar al hijo de Dios. La victoria de Cristo sobre la tumba es la victoria de su pueblo. «En este momento estoy contigo» -susurra Cristo, «el mismo brazo que se ha mostrado fuerte y fiel a lo largo del camino por el desierto, que nunca ha fallado cada vez que tú te has apoyado en él en tu debilidad.» Viscount Powerscourt Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Muchas personas dicen recibir mucho consuelo de la esperanza de que no habrán de morar. Ciertamente habrá algunos que estarán «vivos y habrán permanecido» hasta la venida del Señor, pero ¿hay tanta ventaja en este escapar de la muerte como para hacer de ello el objeto del deseo del cristiano? Un sabio puede preferir, entre los dos, el morir, porque los que no hayan de morir, sino que sean «arrebatados con el Señor en el aire», van a perder más bien que ganar. Van a perder la comunión real con Cristo en la tumba en que mueren los santos aquí, y se nos dice de modo expreso que no habrá preferencia con respecto a los que estén dormidos. Seamos de la opinión de Pablo y digamos que «el morir es ganancia», y pensemos que «partir con Cristo es mucho mejor». Este Salmo veintitrés no está gastado, y es tan dulce al oído del cristiano ahora como lo era en tiempos de David; que digan lo que quieran los amantes de la novedad. C. H. S. 107 No mucho antes de morir bendijo a Dios por la seguridad de su amor, y dijo que ahora podía morir tan fácilmente como cerrar los ojos; y añadió: «Aquí estoy anhelando el silencio del polvo y gozar de Cristo en la gloria. Deseo estar en los brazos de Jesús. No vale la pena que lloréis por mí» Luego, recordando lo ocupado que había estado el diablo con él, estaba en gran manera agradecido a Dios por su bondad al reprenderle. Memorias de James Janeway Cuando Mrs. Hervey, la esposa de un misionero en Bombay, estaba muriendo, un amigo le dijo que él confiaba que el Salvador estaría con ella cuando anduviera por el oscuro valle de la sombra de muerte. «Si esto» contestó Mrs. Harvey- «es el valle oscuro, no tiene sombras en él; todo es luz». Durante la mayor parte de su enfermedad había tenido visiones hermosas de las perfecciones de Dios. «Su gran santidad» -dio- «parece como el más hermoso de todos sus atributos». A un tiempo ella dijo que carecía de palabras para expresar sus visiones de la gloria y majestad de Cristo. «Parece» -dijo- «que si toda otra gloria queda aniquilada y no queda nada sino El solo, será bastante; ¡sería un universo de gloria!» Vers. 5. Aderezarás mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. El buen hombre tiene enemigos. No puede ser como su Señor y no tenerlos. Si no tuviéramos enemigos podríamos temer que no somos amigos de Dios, porque la amistad del mundo es enemistad contra Dios. Con todo, ved el sosiego del hombre piadoso a pesar de sus enemigos y a la vista de los mismos. ¡Qué consoladora es su calma valerosa! «Aderezarás mesa delante de mí en presencia de mis adversarios.» Cuando un soldado se halla en la presencia de sus enemigos, se apresura a comer algo rápidamente y se dirige a la batalla. Pero observa: «Aderezarás mesa», tal como el siervo pone el mantel y los adornos para un banquete, en una festividad de paz. No hay prisas, ni confusión, ni desorden. El enemigo está a la puerta, y, con todo, Dios prepara la mesa, y el cristiano se sienta como si todo estuviera en perfecta paz. ¡Oh la paz que Jehová da a su pueblo, aun en medio de las peores circunstancias y tribulaciones! C. H. S. Para que una cosa pueda impedir a otra de modo efectivo, no sólo ha de ser de tipo contrario, sino también superior: una gota de agua no puede apagar un incendio, porque aunque tiene una naturaleza contraria, no tiene suficiente poder. Ahora bien, la malicia y las añagazas de los inicuos son cortas y débiles para la intención divina de bendición, que se acompaña de su poderoso brazo. Los hombres malos no dejan de ser hombres, y Dios es Dios; y siendo sólo hombres, no pueden hacer más que los hombres. Condensado de Obadiah Sedgwick Tú ungiste mi cabeza con aceite. Un sacerdote sin aceite carece del calificativo principal para su oficio, y el sacerdote cristiano carece de su principal aptitud para el servicio si está desprovisto de nueva gracia de lo alto. Mi copa está rebosando. No bastaba con que tuviera una copa llena, sino que tenía más: una copa que rebosaba. El pobre puede decir esto, así como los que están en situaciones prósperas. «Qué, ¿todo esto, y Jesucristo también?», dijo un pobre que vivía en una choza cuando partió un pan y 108 llenó un vaso de agua fría. Un hombre puede ser muy rico, pero si está descontento, su copa no puede rebosar; está rajada y se sale. El contento es la piedra filosofal que transforma en oro todo lo que toca; feliz el que la ha encontrado. El contento es más que un reino, es otra palabra para la felicidad. C. H. S. Este hombre no tiene sólo plenitud de abundancia, sino sobreabundancia. Los que tienen esta felicidad deben llevar su copa derecha y procurar que rebose en los vasos vacíos de sus hermanos pobres. John Trapp Para este fin hace el Señor que tu copa rebose, para que los labios de otros puedan probar el licor. Las lluvias que caen sobre las montañas más altas han de ir resbalando hacia los valles más humildes. «Dad, y se os dará» (Lucas 6:38) es una máxima poco puesta en práctica William Secker O como dice en la Vulgata: «Y mi cáliz rebosante, ¡qué excelente es! » De esta copa los mártires se saciaron cuando, saliendo para su martirio, ni aun reconocían a sus deudos; ni a su esposa que lloraba, ni a sus hijos, ni a sus familiares; dando gracias, decían: «¡Beberé la copa de mi salvación!» Agustín Vers. 6. En la casa de Jehová moraré por largos días. Es posible que un infiel se deje caer en la casa de Dios y diga una oración, etc., pero el profeta (y así debe ser con todos los hombres piadosos) vive en ella perpetuamente; su alma se halla siempre ante el trono de la gracia, pidiendo más gracia. Un infiel ora tal como el gallo canta; el gallo canta y cesa, y canta de nuevo y cesa otra vez, y no piensa en cantar otra vez hasta que lo está haciendo; así un hombre inicuo ora y cesa, ora y cesa de nuevo; su mente nunca está ocupada en pensar si sus oraciones son escuchadas o no; cree que es una buena práctica para él el orar y, por tanto, da por sentado que sus oraciones son escuchadas, aunque en realidad Dios nunca escucha sus oraciones, y las respeta como si se tratara de los mugidos de un buey. William Fenner en El sacrificio de los fieles *** SALMO 24 Título: «Un salmo de David». Por el título sólo conocemos quién fue el autor, pero esto, en si, ya es interesante y nos lleva a observar las maravillosas operaciones del Espíritu sobre la mente del dulce cantor de Israel, capacitándole para tocar la cuerda dolorida del Salmo 22, derramar las notas suaves de paz del Salmo 23 y, aquí, emitir acordes majestuosos y triunfantes. Podemos cantar y hacer todas las cosas cuando el Señor nos fortalece. Este himno sagrado fue probablemente escrito para ser cantado cuando el arca del pacto fue trasladada desde la casa de Obed-edom para permanecer tras las cortinas del monte de Sión. Lo llamaremos «El Canto del Ascenso». Este Salmo va emparejado con el Salmo 50. C. H. S. 109 No sé lo que otros piensan sobre este punto, ni pretendo describirlo, pero por mi parte no creo que nadie haya oído ni visto algo tan grande, tan solemne y tan celestial a este lado de las puertas del cielo. Patrick Delany Vers. 1. De Jehová es la tierra y cuanto hay en ella; el mundo y los que en él habitan. ¡Qué diferente es esto de las burdas nociones que tenían de Dios los judíos en los tiempos de nuestro Salvador! Los judíos decían: «La tierra santa es de Dios, y la simiente de Abraham es su único pueblo»; pero su gran Monarca hacía mucho tiempo que les había enseñado: «La tierra es de Jehová, y cuanto hay en ella.» Todo el ancho mundo es reclamado por Jehová, «y los que habitan en él» son declarados sus súbditos. Cuando consideramos el fanatismo del pueblo judío al tiempo de Cristo y su indignación contra nuestro Señor porque dijo que había muchas viudas en Israel, pero a ninguna de ellas fue enviado el profeta excepto a la viuda de Sarepta, y que había muchos leprosos en Israel, pero ninguno de ellos fue curado excepto Naamán el sirio... Cuando recordamos también que se airaron al mencionar Pablo que había sido enviado a los gentiles, nos asombramos que hubieran permanecido en esta ceguera y, con todo, cantaran este Salmo, que muestra claramente que Dios no es el Dios de los judíos solamente, sino también el de los gentiles. ¡Qué reprensión es también para los que hablan de los negros y otras razas como si fueran inferiores y el Dios del cielo no se preocupa de ellas! Si un hombre es un hombre, el Señor lo reclama, y el que se atreva a considerarlo como una mercancía, ¡ay de él! El más humilde de los hombres es un habitante del mundo, y por tanto pertenece a Jehová. Jesucristo ha puesto fin al exclusivismo nacionalista. Ya no hay bárbaros, escitas, siervos ni libres, sino que todos somos uno en Cristo Jesús. El hombre vive sobre «la tierra» y divide su suelo entre sus reyes y autócratas; pero la tierra no es del hombre; él no es sino un ocupante, uno que la arrienda en forma precaria y que puede ser desahuciado en cualquier momento. El gran terrateniente y verdadero propietario tiene su asiento por encima de las nubes y se ríe de las escrituras y títulos de venta de los gusanos, del polvo. La tierra está llena de Dios; El la llenó y la mantiene llena a pesar de los requerimientos y abusos de las criaturas vivas sobre sus reservas. El mar está lleno a pesar de las nubes que se levantan sobre él; el aire está lleno a pesar de todas las vidas que respiran en él; el suelo está lleno aunque millares de plantas deriven su nutrición de él. C. H. S. La tierra es de Jehová, esto es, de Cristo, que es el Señor de señores (Apocalipsis 19:16); porque todo el mundo y todas las cosas en él son suyas por un título doble. Primero, por donación de Dios su Padre: «todo poder le es dado en el cielo y en la tierra» (Mateo 28:18), incluso todas las cosas del Padre son suyas (Juan 16:15); y en consecuencia es «hecho heredero de todas las cosas» (Hebreos 1:2). Segundo, la tierra es de Cristo, y todo lo que hay en ella, por derecho de creación, porque «Él la fundó», dice el profeta -y esto en una forma maravillosa-, «sobre los mares y las aguas»... Todas 110 las cosas, pues, son de Cristo, con respecto a la creación, «por quien todas las cosas fueron creadas» (Juan 1:3); con respecto a la sustentación, porque sostiene todas las cosas con su palabra poderosa (Hebreos 1:3); con respecto a la administración, pues va de un confín al otro, y ordena todas las cosas dulcemente (Proverbios 8:1); en una palabra, «de El, y por El, y para El, son todas las cosas» (Romanos 11:36). John Boys San Crisóstomo, que sufrió bajo la emperatriz Eudoxia, dice a su amigo Ciriaco en qué forma se había armado de antemano: «Pensé, ¿te van a desterrar? "La tierra es del Señor y su plenitud." ¿Van a quitarme los bienes? "Desnudo nací al mundo y desnudo he de salir de él." ¿Van a apedrearme? Recuerdo a Esteban. ¿Decapitarme? Recuerdo a Juan el Bautista», etc. Así debe ser con todos los que intentan vivir y morir consolados; han de guardar algo, como decimos, para el día lluvioso; han de almacenar gracias, promesas, proveerse de experiencias de la bondad de Dios hacia otros y a ellos mismos, de modo que cuando venga el día malo puedan restaurarse con el acopio hecho. John Spencer «La luz es el semblante del Eterno», cantó el sol poniente. «Yo soy el borde de su manto», respondió el rubor del alba. Las nubes se reunieron y dijeron: «Nosotras somos su tienda nocturna.» Y las aguas en las nubes, y las roncas voces de los truenos se unieron al gran coro: «La voz del Eterno está sobre las aguas, el Dios de gloria tronó en los cielos, el Señor está sobre las muchas aguas.» «El vuela sobre mis alas», susurró el viento; y la suave brisa añadió: «Yo soy el aliento de Dios, las aspiraciones de su presencia benigna.» «Nosotros oímos los cánticos de alabanza», dijo la tierra re seca; «todo alrededor es alabanza; yo sola estoy triste y silenciosa». Entonces el rocío, al descender, replicó: «No. Yo te nutro, para que seas renovada y te regocijes, y tus hijos puedan florecer como la rosa.» «Brotamos gozosamente», cantaron los prados refrescados; las espigas de trigo se menearon y dijeron: «Nosotras somos la bendición de Dios, los ejércitos de Dios contra el hambre.» «Yo te bendigo desde las alturas», dijo la delicada voz de la luna; «Nosotras también te bendecimos», respondieron las estrellas; y el s4tamontes ágil añadió: «Yo también, El bendice en la gota de rocío.» «El apaga mi sed», dijo la gacela; «y me renueva», añadió el ciervo; «y concede nuestro alimento», dijeron los animales de la selva; «y viste a mis corderos», dijo agradecida la oveja. «Él me escucha», graznó el cuervo, «cuando me siento abandonado y solo»; «El me escucha», dijo la cabra salvaje de las rocas, «cuando llega mi tiempo y vienen mis crías». Y la tórtola y la golondrina y los demás pájaros se unieron al canto: «Nosotras hacemos nuestros nidos, y nuestras casas, y habitamos sobre el altar del Señor, y dormimos bajo la sombra dé sus alas en tranquilidad y paz.» «Y paz», replicó la noche, y un eco prolongó el sonido cuando el anunciador de la mañana cantó con gozo: «¡Abrid los portales, ensanchad los portales del mundo! El Rey de gloria se acerca. 111 ¡Despertad! ¡Despertad, hijos de los hombres; dad alabanza y gracias al Señor, porque el Rey de gloria se acerca! » El sol se levantó y David despertó de su trance melódico. Pero, en tanto vivió, los acordes de la armonía de la Creación permanecieron en su alma, y diariamente los recordó desde las cuerdas de su arpa. De «Leyenda de los cánticos de la noche», en el Talmud, citado en Antigüedades Bíblicas por F. A. Cox Vers. 2. Porque Él la fundó sobre los mares. El mundo es de Jehová, porque de generación en generación lo preserva y sostiene, habiendo puesto sus fundamentos. La Providencia y la Creación son los dos sellos legales sobre el título de posesión del gran Autor de todas las cosas. El que edificó la casa y sostiene su fundamento sin duda tiene derecho a llamarla suya. Notemos, sin embargo, sobre qué fundamentos tan inseguros están fundadas todas las cosas. Fundadas sobre los mares. Bendito sea Dios que el cristiano tiene otro mundo al que mirar, y repone sus esperanzas sobre un fundamento más estable que el que ofrece este pobre mundo. Los que confían en las cosas del mundo edifican sobre el mar; pero nosotros hemos puesto nuestras esperanzas, por la gracia de Dios, sobre la Roca de los siglos; estamos reposando sobre la promesa de un Dios inmutable; dependemos de la constancia de un Redentor fiel. Vers. 3. ¿Quién subirá al monte de Jehová? Es cuesta arriba para la criatura el alcanzar al Creador. ¿Dónde está el poderoso escalador de estas ingentes alturas? No es altura sólo; es gloria también. ¿Qué ojo verá al Rey en su hermosura y residirá en su palacio? C. H. S. El ser del número de los siervos fieles y verdaderos de Cristo no es trabajo leve; es una lucha, una carrera, es una campaña de guerra continua; ayunos y velas, frío y desnudez, hambre y sed, cadenas, cárceles, peligros y aflicciones, ignominia y reproche, persecuciones, el odio del mundo y el descuido de los amigos; todo lo que llamamos duro y difícil se halla en el camino que hemos de seguir. Un hombre no puede abandonar un deseo carnal, desprenderse de una mala compañía, abandonar el curso del pecado, entrar en una vida de virtud, vivir su religión o mantenerse firme en ella; no puede ascender la cuesta espiritual a menos que haga frente a una u otra de estas dificultades y las venza. Pero no sólo el ascender, sino permanecer donde está, como dice la palabra; continuar en su estado, ser constante en la verdad y la piedad, esto será muy difícil, y traerá más dificultades con qué luchar. Mark Frank Vers. 4. El limpio de manos y puro de corazón. Por fuera, la santidad práctica es una marca preciosa de gracia. El lavarse con agua, como Pilato, no cuesta nada, pero el lavarse en inocencia es lo importante. Es de temer que muchos que profesan religión han pervertido la doctrina de la justificación por la fe de tal forma que tratan las buenas obras con desprecio; si es así, van a recibir eterno desprecio en aquel gran día. Es en vano hablar de experiencias internas a menos que la vida diaria esté libre de impureza, deshonestidad, violencia y opresión. Pero «las manos limpias» no será suficiente a menos que estén unidas con «un corazón puro». La verdadera religión es una obra del corazón. Podemos lavar por fuera la copa y el plato tanto como queramos, pero si su interior es sucio, estamos sucios por completo a la vista de Dios, 112 porque nuestros corazones son más verdaderamente nosotros mismos que nuestras manos. Podemos perder las manos y seguir viviendo, pero no podemos perder nuestro corazón y seguir viviendo; la misma vida de nuestro ser se halla en la naturaleza interna, y de ahí la necesidad imperiosa de pureza por dentro. La suciedad en el corazón echa polvo a los ojos. C. H. S. ¿Os diré, pues, quién es un hombre moral a la vista de Dios? Es el que se inclina ante la luz divina de la regla suprema de derecho; el que es influido por la consideración rectora de Dios en todas sus acciones; el que obedece otros mandamientos espontáneamente porque ha obedecido el primero y mayor de los mandamientos: «Dame tu corazón». Su conducta no se conforma a la costumbre y la conveniencia, sino a una norma de derecho consecuente e inmutable. Llevad a este hombre a un tribunal de justicia para que testifique y no dará falso testimonio. Dadle un tesoro ingente para que lo guarde y no hurtará nada. Confiadle los intereses más queridos de vuestra familia o propios; estáis sobre seguro, porque tiene un principio de verdad e integridad en su seno. Es tan digno de confianza a medianoche como al mediodía; porque es un hombre moral, no porque su reputación o interés lo exige; no porque el ojo de la pública observación está fijo en él, sino porque el amor y el temor de Dios tienen un ascendente en su corazón. Ebenezer Porter El que no ha llevado su alma a cosas vanas. Si mamamos nuestro consuelo de los pechos del mundo, se demostrará que somos hijos del mismo. ¿Satisface el mundo a éstos? Entonces tú tienes la recompensa y tu porción en esta vida; aprovéchate cuanto puedas, porque no conocerás otro gozo. C. H. S. El que no ha llevado su alma a cosas vanas lo traduce Ario Montano «El que no ha recibido su alma en vano». ¡Oh! Cuántos hay que reciben sus almas en vano, no haciendo más uso de ellas que los cerdos, de quien el filósofo observa que sus almas son sólo para salarios a fin de que sus cuerpos no hiedan. ¿A quién no apena el pensar que algo tan escogido pueda ser empleado para un uso tan vano? George Swinnock Ahora llegamos a las cuatro condiciones requeridas para hacer posible un ascenso: 1) Abstinencia de obrar mal: «El que tenga las manos limpias.» 2) Abstinencia de pensar mal: «y un corazón puro». 3) El que hace el deber por el cual ha sido enviado al mundo: «El que no ha llevado su alma a cosas vanas.» Y 4) Recuerda los votos por los que está obligado a Dios: «No ha jurado con engaño.» Y en el sentido más pleno sólo hay Uno en el cual se cumplieron estas cosas; de modo que la respuesta a la pregunta « ¿Quién subirá al monte de Jehová?» es: «Nadie ascendió a los cielos, sino el que descendió de los cielos, a saber, el Hijo del hombre, que está en el cielo» (Juan 3:13). «Por tanto, está bien escrito» dice san Bernardo «que este Sumo Sacerdote nos conviene, porque conoce la dificultad de este ascenso al monte celestial, conoce la debilidad de los que hemos de ascender.» Lorino Y Bernarno, citado por J. M. Neale El cielo no se gana con buenas obras y con una profesión de religión. El cristiano que obra es el hombre que permanece cuando el que simplemente se jacta de su fe cae. Los que hablan mucho 113 de religión son con frecuencia los que menos hacen. Es en vano la profesión del que no trae cartas que testifican una vida santa. William Gurnall Vers. 5. Él recibirá bendición... y justicia. En cuanto a nuestra propia justicia que tenemos sin El, Isaías nos dice: «Son trapos sucios»; y san Pablo, que no es sino «estiércol». Las dos son comparaciones ordinarias, pero son hechas por el mismo Espíritu Santo; con todo, aún son más ordinarias en el original, en que son tan odiosas en cuanto a la manera del trapo sucio o la clase de estiércol mencionado, que no nos atrevemos a traducirlo. La nuestra, pues, no siendo aprovechable, es mejor que la busquemos en otra parte. El recibirá ¡a justicia, dice el profeta; y «el don de justicia», dice el apóstol (Filipenses 3:8, 9; Romanos 5:17). Es, pues, otra que nos es dada, y que recibimos, y que hemos de procurarnos. ¿Y adónde iremos en su búsqueda? Job se basta para aclarar este punto (cap. 15:15; 4:18; 25:5). No a los cielos o las estrellas; son impuras a su vista. No a los santos, porque en ellos halla locura. No a los ángeles, porque ni en ellos halla firmeza. Ahora bien, si ninguno de éstos sirve, vemos una razón necesaria por la que Jehová ha de ser parte de este nombre: «Jehová nuestra justicia» (Jeremías 23:6). Lancelot Andrewes Vers. 6. Tal es la generación de los que le buscan, de los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob. Éstas son la regeneración; éstas están en la línea de la gracia; éstas son la simiente legítima. Con todo, sólo están buscando; de ahí que sepamos que los verdaderos buscadores son tenidos en gran estima por Dios y El anota su nombre en su registro. Incluso el buscar tiene una influencia santificadora; ¡qué poder de consagración ha de haber en hallar y gozar el rostro y el favor del Señor! El desear la comunión con Dios es una cosa que purifica. Oh el tener hambre y sed más y más de la visión de Dios; esto va a llevarnos a purificarnos de toda inmundicia y a andar con circunspección celestial. C. H. S. Los cristianos han de ser buscadores. Ésta es la generación de los buscadores. Toda la humanidad, si es que ha de llegar al cielo, ha de ser una generación de buscadores. El cielo es una generación de buscadores, posesores, halladores y gozadores de Dios. Pero aquí somos una generación de buscadores. Richard Sibbes Con la palabra «tal» el Salmista borra del catálogo de los siervos de Dios a todos los israelitas falsos, que confían sólo en su circuncisión y el sacrificio de animales no tienen interés en ofrecerse ellos mismos a Dios; y, pese a ello, al 'mismo tiempo se lanzan precipitadamente dentro de la iglesia. Juan Calvino Vers. 7. Estos últimos versículos nos revelan al gran Hombre representativo, que respondió al pleno carácter establecido, y, por tanto, por su derecho propio ascendió al monte santo de Sión. Nuestro Señor Jesucristo pudo ascender al monte del Señor porque sus manos eran limpias, y su corazón era puro, y si nosotros por fe somos hechos conforme a su imagen, también entraremos allí. C. H. S. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas; y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de la gloria. En la historia del evangelio hallamos que Cristo tenía una triple morada entre los 114 hombres. Algunos le recibían en la casa, no en el corazón, como Simón el fariseo (Lucas 7:44), el cual no le dio beso ni agua para los pies; algunos en el corazón, pero no en su casa, como el fiel centurión (Mateo 8:34); algunos en su casa y en el corazón, como Lázaro, María, Marta (Juan 3:15; Lucas 10:38). John Boys Debido a que la puerta del corazón del hombre está cerrada a piedra y lodo, y el hombre está dormido profundamente, no oye los aldabonazos que resuenan en ella, aunque sean ruidosos, aunque sea un rey; por ello, David vuelve a llamar: «Alzad, oh puertas, vuestras cabezas. Y alzaos vosotras, puertas eternas.» «¿Por qué?, ¿a qué viene esta prisa?», dice el pecador. «¿Qué prisa?» Porque aquí hay el Rey a tus puertas; y éste no es un rey ordinario tampoco; es un Rey glorioso, que te va a honrar si le abres rápidamente para alojarle dentro, si Él toma residencia en tu casa para vivir contigo. Pero el alma, con todo esto, no abre, sino que se queda de pie, indecisa, como si se tratara de un enemigo en vez de un amigo que estuviera allí, y pregunta: «¿Quién es el Rey de gloria?» ¿Quién? La respuesta es: Jehová de los ejércitos; Aquel que, si no abres rápidamente y agradecido además, puede derribar tu casa sobre tu cabeza; es Jehová de los ejércitos, el Rey que tiene un poderoso ejército siempre a sus órdenes, que está dispuesto a sus mandatos. Y deberías saber quién es, para que le tengas como amigo. «Levantad, por tanto, vuestras cabezas, oh puertas.» Abrid inmediatamente los que queráis tener a Dios como amigo y no como enemigo. Oh, ¿por qué no ha de exclamar el alma de cada pecador: «Señor, la puerta está cerrada, y Tú tienes la llave; he hecho todo lo posible, pero los muelles están herrumbrosos y no puedo dar la vuelta a la llave?» Pero, Señor, arranca la puerta con sus goznes, lo que sea, con tal de que puedas entrar y residir aquí. Ven, oh Dios poderoso, pasa por puertas de hierro, barras de bronce, y ábrete paso con tu amor y poder. Ven, Señor, y sé bienvenido; todo lo que tengo está a tu servicio; ¡oh, haz mi alma digna de recibirte! James Janeway Él nos ha dejado las arras del Espíritu y se ha llevado las arras de nuestra carne al cielo como garantía de todo lo que va a seguir. Tertuliano Cristo ha ido al cielo como vencedor, atando al pecado, a Satanás, la muerte, el infierno y a todos sus enemigos a las ruedas de su carro de triunfo. No sólo ha vencido Él a sus enemigos para sí mismo, sino para todos los suyos, a quienes ha hecho más vencedores, sí, «más que vencedores,». Así como Él ha vencido, también venceremos nosotros; y como El ha ido al cielo de modo victorioso, seguiremos en triunfo. Henry Pendlebury Esta arca, que ha salvado al mundo de la destrucción después de flotar en un diluvio de sangre, reposa en la altura del monte. Este inocente José, cuya virtud fue oprimida por la sinagoga, ha salido del calabozo para recibir una corona. Este invencible Sansón se ha llevado las puertas del infierno a cuestas y va en triunfo a las colinas eternas. 115 Este victorioso Josué ha pasado por el Jordán con el arca del pacto y toma posesión de la tierra de los vivos. Este Sol de justicia, que ha ido diez grados adelante, vuelve al punto del que había partido. El que fue «un gusano» cuando nació, un Cordero en su pasión y un león en su resurrección, ahora asciende como águila a los cielos, y nos anima a seguirle allí. De la Vida de Jesucristo en la gloria de James Nouet Vers. 7, 8. ¡Oh alma mía, cómo debería aumentar tu gozo y ampliar tus consuelos el que Cristo se halle ahora en la gloria! Cada visión de Cristo es gloriosa, y en cada visión debes esperar en el Señor Jesucristo para recibir algunas manifestaciones gloriosas suyas. Ven, vive a la altura de este gran misterio; mira a Cristo cuando entra en la gloria, y hallarás el mismo resplandor de la gloria en tu corazón. ¡Oh, esta visión es una visión transformadora!: «Y todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados de gloria en gloria a la misma imagen, como por la acción del Señor, del Espíritu» (2! Corintios 3:18). Isaac Ambrose Vers. 7, 8. Y sabed todos los fieles y obedientes, para vuestro ánimo y consuelo, Quién es y qué calidad es la del Rey glorioso, el Señor Jesús, a quien el mundo desprecia pero vosotros honráis. Porque El es el Dios todopoderoso, cuyo poder omnipotente preserva y defiende a su pueblo y a la iglesia, que confiando en El le ama y le sirve, contra toda la fuerza y el poder de los hombres y los demonios que dañan o intentan hacerlo o se oponen a ellos; y para derrotarlos, y frustrarlos, según nosotros su Israel, hemos hallado por experiencia, para vuestra instrucción y corroboración, que sois su pueblo en espíritu. George Abbot en Breves notas sobre el Libro de los Salmos Vers. 7-10. Ciertamente, si cuando Dios envió al mundo a su Hijo unigénito dijo: «Adórenle todos los ángeles», mucho más ahora que «ascendió a lo alto y llevó cautiva la cautividad, le exaltó hasta lo sumo, y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla». Y silos santos ángeles cantaron con júbilo su nacimiento, esto es, su entrada a un estado de humillación y fragilidad, ¡con cuánto más triunfo no le recibirían ahora, que regresaba de cumplir y perfeccionar la redención del hombre! Joseph Hall Vers. 7-10. Cuando Jesús entró en Jerusalén tuvo lugar un triunfo aparente. Toda la ciudad estaba conmovida y preguntaba «¿Quién es éste?» Y la multitud respondía: «Es Jesús, el profeta de Nazaret»; y los mismos niños cantaban: «¡Hosanna al Hijo de David; bendito el que viene en el nombre del Señor; Hosanna en las alturas! » ¡Cuánto mayor ha de ser el triunfo de su entrada en la Jerusalén celestial! ¿No va a estar conmovida en este caso diciendo: «¿Quién es éste?» Ved a millares de ángeles en su cortejo, y millares y millares de ellos acuden para recibirle. La entrada del arca en la ciudad de David fue sólo una sombra de esto, y los acordes con que se celebró en aquella ocasión serían mucho más aplicables a ésta. Andrew Fuller Vers. 7-10 Él solo se levantó de los muertos; solo, hasta donde puede ver el hombre, subió a los cielos. Así El demostró que es «el Señor poderoso en batalla», tan poderoso que en un solo combate, El, como nuestro campeón, nuestro David, victoriosamente arrolló a nuestro gran enemigo. Pero cuando El venga otra vez, va a mostrar que es «el Señor de los ejércitos». En vez 116 de venir solo en silencio misterioso, como en su encarnación maravillosa, vendrá seguido de todos los ejércitos del cielo. «El Señor mi Dios vendrá, y con El todos los ejércitos del cielo.» El Señor viene con diez mil de sus santos.» «El Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, y todos sus santos ángeles con El.» «Mil millares estarán con El, y diez mil veces diez mil van a ministrarle.» En vez del silencio de la quieta habitación de Nazaret y el santo seno de la virgen, habrán la voz del arcángel y la trompeta de Dios que le acompañará. John Keble Vers. 8. Los centinelas a la puerta, oyendo el cántico, miran por los pretiles y almenas y preguntan: ¿Quién es este Rey de la gloria? Una pregunta llena de significado y digna de ser meditada por toda la eternidad. ¿Quién es como persona, naturaleza, carácter, oficio y misión? ¿Cuál es su linaje? ¿ Cuál es su rango y raza? La respuesta dada es: «Jehová el fuerte y valiente, el poderoso en batalla». Conocemos el poder de Jesús por las batallas que peleó, las victorias que ganó sobre el pecado, la muerte y el infierno, y aplaudimos al ver que lleva cautiva la cautividad en la majestad de su fuerza. ¡Oh, quién tuviera un corazón capaz de alabarle! ¡Héroe poderoso, sé coronado para siempre Rey de reyes y Señor de señores! Vers. 9. Querido lector, es posible que digas: «Yo no podré entrar nunca en los cielos, ¡porque no tengo las manos limpias ni el corazón puro!» Mira, pues, a Cristo, el que ya ha subido al monte santo. El ha entrado como precursor de todos los que confían en El. Sigue sus pisadas y reposa en su mérito. Él cabalga triunfante al cielo, y tú también irás allí si confías en Él. «Pero» dices- «¿cómo puedo conseguir ser lo que expresas?» El Espíritu de Dios te dará este carácter. El va a crear en ti un corazón nuevo y un espíritu recto. La fe en Jesús es la obra del Espíritu Santo, y tiene todas las virtudes envueltas en sí. La fe se halla junto a la fuente llena de sangre, y el que se lava en ella, recibe manos limpias, un corazón puro, un alma santa y una lengua veraz. C. H. S. *** SALMO 25 Título: «Salmo de David». David es retratado en este Salmo como en una miniatura fiel. Su confianza santa, sus muchos conflictos, su gran trasgresión, su amargo arrepentimiento, su profunda aflicción están aquí; de modo que podemos ver el mismo corazón del «hombre según el propio corazón de Dios». Es, evidentemente, una composición de los últimos días de David, por la mención a los pecados de su juventud, y por las penosas referencias a la astucia y crueldad de sus muchos enemigos, no sería una teoría especulativa el referirí9 al período en que Absalón capitaneó una gran rebelión contra él. Este ha sido llamado el segundo de los siete Salmos Penitenciales. La marca del verdadero santo es que sus aflicciones le recuerdan sus propios pecados, y su pena por el pecado le lleva a su Dios. C. H. S. 117 En estos cuatro Salmos, que se siguen el uno al otro, podemos hallar el alma de David presentada en todas las diferentes posturas: postrado, de pie, sentado y de rodillas. En el Salmo veintidós está echado, postrado sobre su rostro, gimiendo en el suelo, incluso casi entrando en un grado de desesperación; hablando de sí mismo en la historia de Cristo en el misterio: «Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» En el Salmo veintitrés está de pie, y en pleno favor de Dios, a pesar de sus enemigos, erguido y triunfando sobre toda oposición: «El Señor es mi pastor, nada me faltará.» En el Salmo veinticuatro están sentado, como un doctor en su silla o un profesor en su cátedra, dando una conferencia sobre la divinidad y describiendo el carácter del hombre «que asciende el santo monte», y cómo ha de realizarlo, y después participa de su felicidad. En este Salmo veinticinco está de rodillas y levanta su voz a Dios, y sobre estos dos goznes gira todo el Salmo; por una parte ruega de todo corazón a Dios suplicando misericordia; por otra, humildemente lamenta su propia miseria. Thomas Fuller Vers. 1. A Ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Ved cómo el alma santa vuela a su Dios como una paloma a su cobijo. Cuando los vientos de la tempestad están desatados, los navíos del Señor amainan las velas y se dirigen al bien recordado puerto de refugio. ¡Qué misericordia la del Señor al condescender a escuchar nuestro clamor en tiempo de tribulación, aunque nosotros podamos habemos casi olvidado de El en nuestras horas de supuesta prosperidad! Muchas veces el alma no puede levantarse; ha perdido sus alas, y se siente pesada, pegada a la tierra; más semejante a un topo que hurga que a una águila que se remonta. En estas temporadas nubladas no hemos de renunciar a la oración, sino que, con la ayuda de Dios, hemos de ejercer todas nuestras potencias para levantar nuestros corazones. Que la fe sea la palanca, y la gracia el brazo, y la masa muerta se moverá. Pero ¡qué alivio sentimos a veces! A pesar de este tirar y este esfuerzo, hemos sido totalmente derrotados, hasta que la piedra imanada celestial del amor de nuestro Salvador ha desplegado sus atracciones omnipotentes, y entonces nuestros corazones han subido a nuestro amado como en llamas de fuego. C. H. S. El elevar el corazón presupone un abatimiento previo del alma. El alma del hombre es oprimida por el pecado y los cuidados de este mundo, que, como los plomos a la red, la hacen hundir, y no puede subir hasta que Dios envía oraciones espirituales, como corchos a la red, para ponerla a flote; las cuales proceden de la fe, como la llama del fuego, y que han de librarnos de los cuidados seculares y todas las cosas que nos oprimen, y que nos dan evidencia de que los mundanos no pueden orar, como el topo no puede volar. Pero los cristianos son como águilas que se remontan hacia el cielo. Viendo, pues, que el corazón del hombre, por naturaleza, está fijado a la tierra, y que por sí mismo no es capaz de levantarse de ella, como una piedra que está fija en el suelo, hasta que Dios la levanta con su poder, la Palabra y sus obreros, nuestra petición principal ha de ser al Señ9r para que se complazca en atraemos, y que podamos correr hacia El; que quiera exaltarnos y elevar nuestros corazones al cielo, y no seguir echados en el charco de esta tierra. Archibald Symson 118 Un hombre piadoso ora igual que un albañil edifica. Ahora bien, un albañil pone un fundamento, y como no puede terminar en un día vuelve al día siguiente y halla que el trabajo del primer día está firme; y luego añade un día más de trabajo; después viene el tercer día, y encuentra firme el trabajo de los dos primeros días; y trabaja un tercer día y hace las paredes, y así sucesivamente hasta que todo el edificio ha terminado. Del mismo modo, la oración es la edificación del alma, hasta que alcanza el cielo; por tanto, un corazón piadoso ora y va llegando más v más alto en la oración, hasta que al fin sus oraciones llegan a Dios. William Fenner Una oración sin la intención del afecto es como un cuerpo sin alma con todo, su devoción es algo externo, dijo uno: una cabeza sin cerebro, y un cuerpo sin alma: «Este pueblo se acerca a mí con sus labios, pero su corazón está lejos de mi» (Isaías 29:13). Un hombre carnal puede levantar su corazón en oración lo mismo que un topo puede volar. David halla la tarea difícil; pues el mejor de los corazones es pesado, y empuja hacia abajo, como el peso de un reloj o el plomo de una red. Por tanto, poniendo a un lado todo peso y el pecado que nos asedia, orando a Dios, acerquémonos a El, como el hierro al imán. John Trapp Vers. 2. Dios mío, en Ti confío. La fe es el cable que amarra nuestro bote a la orilla, y al tirar de él nos acerca a la tierra; la fe nos une a Dios, y entonces tira de nosotros hacia El. En tanto que el anda de la fe se mantiene firme no hay temor de la peor tempestad; si falla, no nos queda esperanza. Hemos de procurar que nuestra fe sea sana y tuerte, pues de otro modo la oración no puede prevalecer ante Dios. Ay del guerrero que tira su escudo; ¿qué defensa tendrá el que no halla defensa en su Dios? C. H. S. Vers. 3. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en Ti será confundido. El sufrimiento ensancha el corazón, al crear poder para simpatizar. Si oramos sinceramente por nosotros mismos, no seguiremos mucho tiempo dejando en el olvido a nuestros compañeros de sufrimiento. No hay ninguno que tenga compasión del pobre como los que han sido pobres o aún lo son; ninguno tiene tanta ternura para con cl enfermo como el que tiene mala salud. Hemos de estar agradecidos por las penas ocasionales si nos preservan de la dureza crónica del corazón, porque de todas las aflicciones, el corazón desabrido es la peor; es una plaga para el que lo tiene y un tormento para los que le rodean. Sean avergonzados los que se rebelan sin causa. David no había provocado a sus enemigos; el odio de ellos era inmerecido. Los pecadores no tienen razón justificable o excusa válida para transgredir; no benefician a nadie, ni aun a ellos mismos, con sus pecados; la ley contra la cual faltan no es dura ni injusta; Dios no es un amo tiránico; la providencia no es esclavitud; los hombres pecan porque quieren pecar, no porque sea provechoso o razonable hacerlo. De ahí que la vergüenza sea la retribución apropiada. Sonrójense con vergüenza penitencial ahora, pues de otro modo no podrán escapar al desprecio perdurable y la vergüenza amarga que es el destino de los necios en el mundo venidero. C. H. S. 119 Que la vergüenza recaiga sobre el que la merezca, incluso los que obran con deslealtad, sin ser provocados por mi parte. Y así fue; porque Ahitófel se ahorcó; Absalón fue colgado por la mano de Dios y Joab le dio muerte; los que conspiraron con él perecieron, en parte, por la espada, y en parte huyeron, avergonzados de su empresa. ¡Oh el poder de la oración! ¿Qué hay que no consigan los santos si lo piden? John Trapp Vers. 4. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Hay los caminos de los hombres y los caminos de Dios; las sendas del pecado y las sendas de la justicia; hay tus caminos y mis caminos; los tuyos son caminos de verdad, los míos son caminos de error; los tuyos son buenos ante tus ojos, y los míos son buenos ante mis ojos; los tuyos llevan al cielo, y los míos llevan al infierno. Por tanto: «Muéstrame tus caminos, oh Señor; enséñame tus sendas», para que, equivocadamente, no vaya por mis caminos en vez de por los tuyos; sí, guíame en la verdad, y enséñame, para que no me desvíe de tus caminos y entre en los míos; «muéstrame tus sendas» mediante el ministerio de tu Palabra; «enséñame tus sendas» con la guía de tu Espíritu; «guíame en tu verdad» mediante la ayuda de tu gracia. Robert Mossom Vers. 4, 5, 9. Haz lo que sepas, y Dios te enseñará lo que has de hacer. Haz lo que sepas es tu deber presente, y Dios te dará a conocer u deber futuro cuando pase a ser presente. Ocúpate en evitar las omisiones conocidas, y Dios te guardará de las comisiones temidas. Samuel Annesley Vers. 5. Encamíname en tu verdad, y enséñame. David sabía mucho, pero se daba cuenta de su ignorancia y deseaba seguir en la escuela del Señor; cuatro veces en estos dos versículos solicita ser admitido a la escuela de la gracia. Sería bueno que muchos que enseñan a otros, en vez de seguir sus propios métodos y trazar nuevos caminos de pensamiento para si mismos, inquirieran sobre los antiguos y buenos caminos de la propia verdad de Dios, y solicitaran al Espíritu Santo que les diera entendimientos santificados y deseosos de aprender. C. H. S. Aquel cuya alma es insaciable en la oración, avanza, se acerca a Dios, gana algo y termina con su corazón más elevado. Así como un niño que ve a su madre con una manzana en la mano y le gustaría poseerla va a su madre y se la pide con disimulo: ahora le agarra un dedo, luego se lo deja; otra vez tira del dedo, y lo tiene apretado, y así sigue tirando y llorando hasta que consigue lo que desea. Así el hijo de Dios, viendo todas las gracias que hay en El, se acerca al trono de la gracia pidiéndolas, y con sus oraciones sinceras y fieles abre las manos de Dios hacia él; Dios trata a sus hijos como hacen los padres, y retiene lo deseado un tanto; no porque no esté dispuesto a darlo, sino para hacer más vivo el anhelo; para acercar al que desea a El. William Fenner Porque Tú eres el Dios de mi salvación. Jehová Trino es el autor y perfeccionador de la salvación de su pueblo. Lector, ¿es El el Dios de tu salvación? ¿Hallas en la elección del Padre, en la expiación del Hijo y en el avivamiento del Espíritu la base de tus esperanzas eternas? Si es así, puedes usar esto como argumento para obtener nuevas bendiciones; si el Señor ha ordenado que seas salvo, sin duda no va a rehusarte instrucción en sus caminos. Es dichoso que podamos dirigirnos al Señor con la confianza que David manifiesta aquí; nos da gran poder en la oración y consuelo en la prueba. C. H. S. 120 En Ti he esperado todo el día. El esperar en Dios es: 1) Vivir una vida de deseo hacia Dios; esperar en El como el mendigo espera en su benefactor, con deseo sincero de recibir provisiones, como el enfermo del estanque de Betesda observaba cuándo serían agitadas las aguas, y esperaba en los pórticos con deseo de que le ayudaran a entrar en ellas y ser sanado. 2) Es vivir una vida en Dios, como el amante espera a la amada. El deseo es amor en movimiento, como el pájaro al volar; el deleite es amor en reposo, como el pájaro en su nido; ahora bien, aunque nuestro deseo debe ser hacia Dios de tal forma que aún deseemos más de Dios, sin embargo nuestro deleite ha de ser tal en Dios que nunca deseemos más de Dios. Condensado de Matthew Henry en Comunión con Dios En Ti he esperado. Esperado para oír la voz secreta de tu Espíritu, poniendo paz en mi conciencia; esperado para sentir el vigor renovador de tu gracia, avivando mi obediencia; esperado para ver el poder subyugador de tu Espíritu Santo, apagando mi pecado rebelde; esperado para sentir la virtud alentadora de tus consuelos celestiales, como refrigerio para mi alma que desmaya; esperado todas estas bendiciones. Robert Mossom Vers. 6. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias. Hay una santa osadía que se atreve a tratar así con el Altísimo. Cultivémosla. Pero hay también una incredulidad no santa que sugiere nuestros temores. Esforcémonos contra ella con toda nuestra fuerza. ¡Qué joyas son estas dos expresiones: «tus piedades y tus misericordias»! Son como la miel del lenguaje; su suavidad no hay palabra que la supere; pero en cuanto a los favores de la misericordia que implican, la lengua falla en poder describirlos. C. H. S. ¡Oh, en qué forma un abismo llama a otro abismo! ¡La profundidad de mis múltiples miserias dama, en voz alta, a la profundidad de tus múltiples misericordias!; incluso esta misericordia por la cual Tú perdonas mis pecados y ayudas mis debilidades; esta misericordia por la cual me santificas por tu gracia y me confortas con tu Espíritu; esta misericordia por la cual me libras del infierno y me aceptas en el cielo. «Recuerda, oh Jehová», que tus piedades y tus misericordias han sido «desde antiguo» para tus santos. Robert Mossom Que son perpetuas. David era un creyente sano en la doctrina del amor eterno de Dios. Las bondades del Señor no son una novedad. Cuando le rogamos que nos las conceda, podemos poner énfasis en el uso y costumbre que vienen de muy antiguo. En los tribunales de justicia los hombres hacen mucho hincapié sobre los precedentes, y nosotros podemos invocarlos en el trono de la gracia. «La fe» -dijo Dickson- «tiene que hacer uso de las experiencias y repetirlas ante Dios, desde el registro de una memoria santificada, como un recordatorio que El no puede olvidar.» C. H. S. El amor divino es una fuente eterna, que nunca deja de manar en tanto que hay una vasija vacía o capaz de recibir algo más; y está a disposición de todos los que llegan: por tanto, acudamos; y si no tenemos bastantes vasos para almacenaría, vayamos a pedir prestados vasos vacíos, y no pocos; «paga tus deudas con ello, y vive del resto» (2ª Reyes 4:7) hasta la eternidad. Elisha Coles en La soberanía de Dios Vers. 7. De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes. El mundo no hace caso de los pecados de los jóvenes, pero no son tan pequeños, después de todo; los huesos 121 de los festines de nuestros jóvenes en la mesa de Satanás van a quedarles dolorosamente atragantados en el cuello cuando sean mayores. El que presume de su juventud está envenenando su edad madura y su ancianidad. ¡Cuántas lágrimas van a mojar estas páginas cuando algunos se reflejen en su pasado! C. H. S. Antes de llegar al punto principal, primero hemos de quitar del texto el estorbo de una doble objeción. La primera es: Parece (pueden decir algunos) muy improbable que David hubiera tenido pecados en su juventud si consideramos los principios en que transcurrió su pasado. El primero era la pobreza. Leemos que su padre Isaí era tenido como anciano, no como un hombre rico; y es probable que sus siete hijos fueran la parte principal de su riqueza. Segundo: penas. David, aunque era joven, no era mimado, sino que trabajaba de firme; enviado por su padre a seguir las ovejas con crías, donde parece haber aprendido la inocencia y simplicidad de las ovejas que guardaba. Tercero: piedad (Salmo 71:5): «Porque Tú eres mi esperanza, oh Dios; Tú eres mi confianza desde mi juventud.» Y de nuevo en el versículo 17 del mismo Salmo: «Oh Dios, Tú me has enseñado desde mi juventud.» David empezó a ser bueno pronto, un santo aunque joven. Y lo que es más, se hallaba constantemente en el horno de la aflicción (Salmo 88:15): «Aun desde mi juventud estoy afligido y enfermizo; me han abrumado tus terrores, y estoy amedrentado.» De lo que se trata es, pues: ¿Cómo podía ser corrupta esta agua que era clarificada diariamente? ¿Cómo podía oxidarse un pedazo de acero que era bruñido con regularidad? ¿Cómo podía el alma de David en su juventud estar ensuciada por el pecado, si era rascada constantemente por el sufrimiento? Pero la respuesta es fácil: porque aunque David, en general, era un hombre según el corazón de Dios (la mejor trascripción de la mejor copia), con todo, especialmente en su juventud, tuvo sus faltas y debilidades; sí, sus pecados y transgresiones. Si la juventud de David, que fue pobre, penosa y pía, era culpable de pecados, ¿qué diremos de la de aquellos cuya educación ha sido rica, despreocupada y pecaminosa? Y afirmo que la del resto está llena de oprobio, pena y silenció en la conciencia de todos. Thomas Fuller Y de mis transgresiones. Otra palabra para los mismos males. El penitente sincero no puede pasar por las confesiones a galope; se ve obligado a lanzar muchos gemidos, porque los muchos pecados le abruman con innumerable aflicción. Un sentimiento penoso de algún pecado provoca en el creyente un arrepentimiento por la masa entera de sus Iniquidades. No hay nada que satisfaga del todo una conciencia despierta, como no sea el perdón más pleno y claro. David no quiere que sus pecados sean perdonados, sino olvidados. Conforme a tu misericordia acuérdate de ml, por tu bondad, oh Jehová. David y el ladrón moribundo exhalan la misma oración, e indudablemente están basados en la misma alegación, a saber, la gracia gratuita y la bondad de Jehová, inmerecida por nuestra parte. No nos atrevemos a pedir que se nos mida nuestra porción en las balanzas de la justicia, sino que pedimos que se nos trate con la mano de la misericordia. Vers. 8. Bueno y recto es Jehová; por tanto, Él enseñará a los pecadores el camino. No es menos verdadero que maravilloso el que, por medio de la expiación, la justicia de Dios ruega tan 122 insistentemente como su gracia para la salvación de los pecadores, para salvar a aquellos por los que Cristo murió. Además, tal como un buen hombre de modo natural se esfuerza en hacer a los demás como él mismo, así también el Señor nuestro Dios, en su compasión, traerá a los pecadores al camino de la santidad y los modelará a su propia imagen; así, la bondad de nuestro Dios nos lleva a esperar que sean reclamados los pecadores. No lleguemos, sin embargo, a la conclusión de que la bondad de Dios salvará a todos los pecadores que siguen descarriándose por sus propios caminos; pero podemos estar seguros de que El renovará el corazón de los transgresores y los guiará al camino de la santidad. Que los que deseen ser librados del pecado se consuelen en esto: Dios mismo condescenderá a ser el maestro de los pecadores. ¡Qué escuela es ésta que Dios quiere enseñar en ella! La enseñanza de Dios es práctica; El enseña a los pecadores no solamente la doctrina, sino el camino. C. H. S. Como la elección es el efecto de la soberanía de Dios, nuestro perdón es el fruto de su misericordia, nuestro conocimiento una corriente de sabiduría, nuestra fuerza una impresión de su poder; así que nuestra pureza es un rayo de su santidad. Stephen Charnock Vers. 10. Todas las sendas de Jehová. ¡Qué frecuentes, qué marcadas y qué numerosas son las huellas para cada familia y cada individuo! Adondequiera que vamos, vemos que la misericordia y la verdad de Dios han pasado por allí, por las profundas huellas que han quedado detrás. Adam Clarke Vers. 11. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. Aquí hay un ruego bendito que no falla nunca. No por nuestros propios méritos, sino para glorificar tu misericordia y para mostrar la gloria de tus atributos divinos. Perdona mi pecado que es grande. Es confesado; es aborrecido; está consumiendo mi corazón de pena. Señor, perdónalo; pronuncia con tus labios la absolución. Pesa muchísimo, y te ruego que lo quites. Su tamaño no es una dificultad para Ti, porque Tú eres un Dios grande, pero la miseria con que me oprime es el argumento que uso para pedirte perdón rápido. Señor, el paciente está muy enfermo; sánalo, pues. El perdonar a un gran pecador te va a acarrear gran gloria; por tanto, por amor a tu nombre, perdóname. Observa en qué forma este versículo ilustra la lógica de la fe, que es lindamente contraria al espíritu legal; la fe no mira los méritos en la criatura, sino que considera la bondad del Creador; y en vez de quedar aplastado por los méritos negativos del pecado, mira a la preciosa sangre y suplica con más vigor debido a la urgencia del caso. C. H. S. Entre las obras divinas no hay ninguna que establezca mejor su gloria que la de la remisión. El pecado, al ser cometido, es causa de mucha deshonra para Dios, y, con todo, al perdonarlo, Dios levanta para si un gran honor. Como Dios perdona los pecados por amor a su nombre, estará dispuesto a perdonar muchos pecados lo mismo que pocos, grandes y pequeños; en realidad, cuanto mayores y en mayor número son los pecados, mayor es el perdón y, como resultado, mayor la gloria de Dios; y, por tanto, David, sobre esta consideración del nombre y la gloria de Dios, hace de la grandeza de su iniquidad un motivo de perdón. 123 En realidad, el incurrir en pecados graves para que Dios pueda glorificarse más al perdonarlos es una aborrecible presunción, pero el esperar que estos pecados graves en que hemos incurrido serán perdonados por Dios si sentimos verdadero arrepentimiento, por amor a su nombre, es una expectativa bien fundada, y puede ser apoyada en nuestros espíritus contra las mayores tentaciones de sentirnos abatidos. Nathanael ARDÍ David alega la grandeza de su pecado, y no la pequeñez del mismo; refuerza su oración con esta consideración: que sus pecados son muy graves. Cuando un mendigo pide pan, alegará lo extremo de su pobreza y su necesidad. Cuando un hombre afligido dama misericordia, ¿qué puede haber más apropiado que alegar la extremosidad de su caso? Y Dios permite este ruego porque El es movido a misericordia hacia nosotros, no por nada que haya en nosotros, sino por lo miserable de nuestro caso. El honor de Cristo es salvar a los mayores pecadores que acuden a El, como el honor de un médico es curar los casos más desesperados de enfermedades y heridas. Por tanto, no dudemos que Cristo ya a estar dispuesto a salvar a los mayores pecadores que acudan a El; porque El está deseoso de glorificarse a sí mismo y exaltar el valor y virtud de su propia sangre. Viendo que El está así dispuesto a redimir a los pecadores, no se negará a mostrar que puede redimir hasta lo sumo. Jonathan Edwards Los pecadores que acuden a Dios en busca de perdón consideran sus pecados como muy grandes; porque frente a un gran Dios -grande en poder, en justicia, en santidad- yo soy un gusano, y además peco, y esto atrevidamente contra un Dios tan grande. ¡El que un gusano se levante frente a un Dios grande e infinito, hace que cada pecado sea grande, y reclama la venganza máxima de un Dios tan grande! Debido a que han pecado contra la gran paciencia, despreciando la bondad y longanimidad de Dios, que se dice «atesora su ira» (Romanos 2:4, 5). Los pecados parecen grandes porque dan lugar a grandes misericordias. ¡Oh, contra qué misericordias tan grandes y bondades pecan los pecadores, y hacen pecado de estas misericordias! Lo que hace mayor el pecado a los ojos de los pobres pecadores que claman pidiendo perdón es que han pecado contra una gran luz -la luz de la conciencia-; esto aumenta el pecado en alto grado, especialmente para aquellos que están bajo la influencia del evangelio; y es en realidad el pecado de todos en esta nación. Aun así, no hallamos que la juventud de David sea pecaminosa en grado notable; pero el que no ocupara su juventud para obtener conocimiento y servir al Señor de modo pleno fue su carga y su queja delante del Señor; cuánto más penoso y abominable a sus almas ha de ser para aquellos cuya juventud ha transcurrido sólo en la vanidad, las palabras vanas, el mentir, jurar, profanar el día del Señor con diversiones y excesos de todas clases, cuando el Señor lo pone sobre sus conciencias. Anthony Palmer en La nueva criatura del Evangelio 124 «¡Oh!» -dijo Faraón-, «¡quitad estas ranas asquerosas, este trueno horroroso!» Pero, ¿qué dice David? «Señor, ¡quita la iniquidad de tu siervo!» El uno quería verse libre de castigo. Y es muy verdadero que un cristiano más bien suele perturbarse por el pecado que por las ranas y el trueno; ve más inmundicia en el pecado que en las ranas y sapos, y más horror que en el trueno y el relámpago. Jeremiah Dyke Faraón lamentaba más los golpes que recibía que la dureza de corazón de dentro. Esaú se lamentaba, no porque había vendido el derecho de nacimiento, que era su pecado, sino porque había perdido la bendición, lo cual era su castigo. Esto es lo mismo que llorar por aplicarse una cebolla; el ojo derrama lágrimas porque duele. Un marinero lanza un fardo durante una tempestad, que desea recoger al regreso, cuando los vientos hayan amainado. Muchos se quejan más de las aflicciones con las cuales han nacido que de los pecados con que han nacido; tiemblan más ante la venganza del pecado que ante el veneno del pecado; el uno los deleita, el otro los aterra. William Secker Vers. 12. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El temor presente engendra seguridad eterna; teme a Dios, que está sobre todas las cosas, y no tendrás que temer a los hombres en absoluto. AGUSTÍN El le enseñará el camino que ha de escoger. Aquellos cuyo corazón es recto no errarán por falta de dirección celestial. Cuando Dios santifica el corazón, ilumina la mente. Todos deseamos escoger nuestro camino; pero, ¡qué misericordia cuando el Señor dirige esta elección y hace que la elección libre sea la elección buena! Si hacemos nuestra la voluntad de Dios, Dios nos permitirá tener nuestra voluntad. Dios no fuerza nuestra voluntad, sino que deja mucho a nuestra elección; sin embargo, El instruye nuestra voluntad, y por ello escogemos lo que es agradable a su vista. La voluntad debe estar sometida a la ley; hay una manera en que podemos escoger, pero somos tan ignorantes que necesitamos ser enseñados, y somos tan voluntariosos que sólo Dios puede enseñarnos de modo efectivo. C. H. S. Vers. 13. El que teme a Dios no tiene que temer nada más. Gozará de bienestar. Ocupará la estancia del contentamiento. Uno puede dormir tan bien en un camastro como en la cama más mullida; no es la abundancia, sino el contentamiento, lo que nos da la verdadera comodidad. C. H. S. El temor santo de Dios va a destruir los temores pecaminosos de los hombres, tal como la serpiente de Moisés devoró las serpientes de los magos. Robert Mossom Vers. 14. El secreto de Jehová es para los que le temen. Algunos dicen aquí «la amistad»; significa relación familiar, intimidad, confidencias, y amistad selecta. Este es un gran secreto. Las mentes carnales no pueden ni imaginarse lo que significa, y aun los creyentes no pueden explicarlo en palabras, porque es necesario sentirlo para conocerlo. 125 La vida espiritual más elevada es por necesidad una senda que el ojo del águila no conoce y que el cachorro del león no puede seguir; ni la sabiduría ni la fuerza natural pueden forzar la puerta de esta cámara interior. Los santos tienen la clave de los jeroglíficos del cielo; sólo ellos pueden descifrar los enigmas celestiales. Son los iniciados en la comunión de los cielos; han oído las palabras que no es posible que repitan a sus compañeros. C. H. S. Hay un sentido vital en que «el hombre natural no discierne las cosas del Espíritu de Dios» y en que todas las realidades de la experiencia cristiana quedan por completo fuera de sus percepciones. El hablarle de la comunión con Dios, del sentimiento de perdón, de la viva expectativa del cielo, del testimonio del Espíritu Santo, de las luchas de la vida espiritual, sería como razonar con un ciego sobre colores o con un sordo sobre armonía musical. John Morison ¡Ah!, pero tú dices: ¿No conocen el evangelio muchos hombres carnales y hablan de las cosas del mismo con la fuerza del entendimiento, etc.? Contesto con el texto de Colosenses 1:26, 27 que, aunque puedan conocer las cosas que revela el evangelio, no conocen las riquezas y gloria del mismo; que el mismo conocimiento rico del que habla la Palabra ellos no lo tienen, y por tanto no lo conocen; un niño y un joyero miran los dos una perla y la llaman igual; pero el niño no la conoce como una perla en cuanto al valor y riqueza de la misma, como el joyero, y por tanto no se puede decir que la conozcan igual. Thomas Goodwin El andar con Dios es la mejor manera de conocer la mentalidad de Dios; los amigos que andan juntos se comunican los secretos. El secreto de Jehová es para los que le temen. Noé anduvo con Dios y el Señor le reveló un gran secreto: que destruiría al viejo mundo, y le quería a él en un arca. Abraham anduvo con Dios, y Dios le dejó entrar en su consejo privado: «¿Esconderé de Abraham lo que voy a hacer?» (Génesis 18:17 y 24:40). Dios algunas veces hace conocer los secretos de su seno al alma en oración, y en la Santa Cena, como Cristo se dio a conocer a sus discípulos en el partimiento del pan (Lucas 24:35). Thomas Wattson Vers. 15. Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová. El escritor dice que está fijo en su confianza y constancia de su expectativa; mira con confianza y aguarda con esperanza. Podemos añadir a esta mirada de fe y de esperanza la mirada obediente de servicio, la mirada humilde de reverencia, la mirada de admiración y asombro, la mirada diligente de la meditación, y la tierna mirada de afecto. Felices aquellos cuyos ojos no se apartan nunca de su Dios. «El ojo» -dice Salomón- «nunca está satisfecho de ver»; pero esta vista es la que más satisface en el mundo. Porque El sacará mis pies de la red. Observa la condición conflictiva en que un alma llena de gracia se ha colocado; sus ojos están en el cielo, y, con todo, sus pies están a veces en la red; su naturaleza más noble no cesa de contemplar las glorias de Dios, en tanto que su parte inferior está sufriendo las miserias del mundo. C. H. S. Una desgraciada paloma cuyas patas habían caído en el lazo del cazador es un perfecto emblema del alma, entrampada en los cuidados y placeres del mundo, que siente el deseo de tener el poder de la gracia para huir y estar en reposo con su Redentor glorificado. George Horne 126 Vers. 16. Sus propios ojos estaban fijos en Dios, pero temía que el Señor, airado, hubiera apartado su rostro de él. A veces la incredulidad sugiere que Dios dirige su mirada apartándola de nosotros. Si nosotros estamos vueltos hacia Dios, no tenemos por qué temer que él se vuelva de nosotros, sino que podemos exclamar con osadía: «Vuélvete a mi.» Vers. 17. Las angustias de mi corazón se han aumentado. Cuando la tribulación penetra en el corazón, es verdaderamente tribulación. En el caso que tenemos delante el corazón estaba tumefacto de pena, como un lago relleno a causa de grandes avenidas; esto lo usa como argumento en favor de la liberación, y es un argumento potente. Cuando llega la hora más oscura de la noche esperamos la aurora; cuando el mar está en su punto más bajo, en la marea, ésta tiene que cambiar, y cuando nuestras tribulaciones han aumentado en extremo, entonces podemos orar confiados: ¡Oh Señor, sácame de mis congojas! C. H. S. Que ningún hombre se sorprenda de que su aflicción sea grande y para él inexplicable. Siempre ha sido así entre el pueblo de Dios. El camino hacia el cielo está húmedo de lágrimas y sangre de los santos. William S. Plumer No podemos quejarnos de Dios, pero podemos quejarnos a Dios. Con sumisión a su santa voluntad, podemos pedir sinceramente ayuda y liberación. William S. Plumer Vers. 18. Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados. Nota las muchas pruebas de los santos; aquí tenemos no menos de seis palabras, todas ellas para describir aflicción: «Aflicción, angustias, congojas, trabajos, tribulaciones, pena.» Pero también el espíritu sumiso y creyente de un verdadero santo; todo lo que pide es: «Señor, mira mi aflicción y mis trabajos.» No pronuncia ni aun expresa una queja; una mirada de Dios le deja contento, y habiendo sido concedida, no pide más. Aún más notable es la forma en que el creyente bajo la aflicción descubre la verdadera causa de lo que sufre y pone el hacha a la raíz de la misma. «Perdona todos mis pecados» es el clamor de un alma que está más acongojada por el pecado que por el dolor y quiere más bien ser perdonada que curada. Bienaventurado el hombre para quien el pecado es más insoportable que la enfermedad; no tardará mucho antes que el Señor le haya perdonado la iniquidad y curado la enfermedad. Los hombres son lentos en darse cuenta de la íntima conexión entre el pecado y la aflicción; solamente un corazón enseñado por la gracia se da cuenta de ello. C. H. S. Es a causa de la enfermedad del alma que Dios nos visita con la enfermedad del cuerpo. Su objetivo es curar el alma al tocar el cuerpo. Y, por tanto, en este caso, cuando Dios nos visita con la enfermedad, deberíamos pensar que nuestra tarea está más bien en el cielo con Dios que entre los hombres y los médicos. Richard Sibbes Vers. 19. Considera mis enemigos. O sea, míralos; pero con otra clase de mirada; tal como miraba a través de la columna de fuego sobre los egipcios y los perturbó (Éxodo 14:24), con una mirada de ira y de venganza. John Gill Dios no necesita hacer uso de muchas criaturas para disciplinar al hombre; lo hace por su cuenta. No hay ninguna criatura tan perjudicial para el hombre como él mismo. Algunas dañan a otras 127 especies y dejan en paz a la propia, pero la humanidad se destruye con toda clase de medios. Los hombres son más astutos contra los hombres que una zorra, más crueles que un tigre, más fieros que un león; en una palabra, si dejamos al hombre en manos de otro hombre, éste se comporta como un diablo. William Struther Vers. 20. Guarda mi alma del mal, y líbrame cuando caigo en él. Esta es otra versión de la oración: «No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. » No sea yo avergonzado. Este temor es como un espectro que gira alrededor de la mente del Salmista. Tiembla para que su fe no sea objeto de ridículo a causa de lo extremo de su aflicción. Los corazones nobles no pueden tolerar la vergüenza. David tenía un espíritu caballeroso, que podía resistir cualquier tormento, antes que el de la deshonra. C. H. S. *** SALMO 26 Titulo: «Salmo de David.» El dulce cantor de Israel está delante de nosotros en este Salmo como alguien que sufre reproche; en esto era el tipo del gran Rijo de David, y un ejemplo alentador para que llevemos la carga de la calumnia al trono de la gracia. Es una suposición ingeniosa la de que esta apelación al cielo fue escrita por David en el tiempo del asesinato de Is-boset por Baaná y Recab, para protestar su inocencia de toda participación en aquel asesinato a traición. El tenor del Salmo ciertamente está de acuerdo con la supuesta ocasión, pero no es posible ir más allá de la conjetura con datos tan endebles. Vers. 1. Júzgame, oh Jehová. Una apelación así no debe hacerse de modo precipitado en ninguna ocasión; y en toda nuestra vida no debería hacerse en modo alguno, a menos que estemos justificados en Cristo Jesús; una oración mucho más apropiada para un mortal pecador es la súplica: «No entres en juicio con tu siervo.» C. H. S. Como un ejemplo de apelación al cielo podemos citar la del gran predicador de la Palabra, George Whitefield: «Aunque algunos me consideren un saltabanco o un entusiasta, uno que va a haceros dar vueltas a la cabeza con método, y pueden lanzarme toda clase de invectivas, con todo, Cristo lo sabe todo; El lo observa, y le dejo a El que defienda mi causa, porque es un Amo misericordioso. Ya he visto que lo es, y estoy seguro que seguirá siéndolo. La venganza es suya, El pagará.» George Whitefield Porque yo en mi integridad he andado. David tenía la integridad como principio, y andaba en ella como práctica. No había usado medios solapados o torcidos para ganar la corona y conservarla; sabía perfectamente que era guiado por los principios más nobles del honor en todas sus acciones referentes a Saúl y su familia. ¡Qué consuelo es tener la aprobación de la conciencia propia! Si hay paz dentro del alma, las borrascas de la calumnia que tanto aúllan alrededor de nosotros no tienen mucha importancia. Cuando el pajarillo en mi seno canta una canción alegre, no me importa si ululan alrededor de mí cien lechuzas. 128 He confiado asimismo en Jehová sin titubear. ¿Por qué debo robar, cuando Dios ha prometido suplir mi necesidad? ¿Por qué debo vengarme, cuando sé que el Señor ha adoptado mi causa? La confianza en Dios es la seguridad más efectiva contra el pecado. Por tanto, no resbalaré. El camino es resbaladizo, de modo que ando como sobre el hielo; pese a ello, la fe guarda mis pies de caer y seguirá haciéndolo. Los caminos dudosos más tarde o más temprano harán caer al que camina por ellos, pero los caminos de honradez y sinceridad, aunque sean ásperos, son siempre seguros. No podemos confiar en Dios si andamos por caminos torcidos, o sea, usando medios turbios; pero los caminos rectos y la fe simple llevan al peregrino al término feliz de su jornada. C. H. S. Vers. 2. El Salmista usa tres palabras: «examina», «escudriña», «prueba». Estas palabras tienen por objeto incluir todos los modos en que la realidad de algo puede ser puesta a prueba; e implican, juntos, que deseaba que se hiciera la más concienzuda investigación; no trataba de esquivar la prueba. Albert Barnes Examina, escudriña, prueba. Como el oro es purificado de la escoria por el fuego, así la sinceridad del corazón y la simplicidad del verdadero cristiano se ven mejor y se hacen más evidentes en las tribulaciones y la aflicción. En la prosperidad todo hombre parece piadoso, pero las aflicciones hacen salir del corazón lo que hay en él, sea bueno o malo. Robert Cawdray Vers. 3. Y ando en tu verdad. Algunos hablan de la verdad; es mejor andar en ella. Algunos prometen obrar bien en el futuro, pero sus resoluciones se desmoronan; sólo el hombre regenerado puede decir: «Ando en tu verdad.» C. R. S. Vers. 3, 4. Dios no va a dar la mano al inicuo, como dice la Vulgata (Job 8:20), ni tampoco debe hacerlo el hombre piadoso. David demuestra la sinceridad de su curso por el cuidado con que evita estas compañías. George Swinnock Vers. 4. No me he sentado con hombres hipócritas. Lejos de ser un ofensor abierto contra las leyes de Dios, el Salmista ni aun se había asociado con los amadores del mal. Se había mantenido aparte de los hombres de Belial. Un hombre se conoce por sus compañeros, y si nos hemos mantenido a distancia de los malos, siempre será una evidencia a favor nuestro, caso que nuestro carácter sea impugnado. El que nunca se ha embarcado no puede ser el que ha hundido el barco. Los verdaderos ciudadanos no tienen tratos con los traidores. David no se había sentado con hombres hipócritas. No eran sus amigos en las fiestas, ni sus consejeros en los consejos, ni sus amigos en la conversación. Tenemos necesidad de ver, hablar y tratar con los hombres del mundo, pero no hemos de tener nuestro esparcimiento y solaz en una sociedad frívola. No sólo el hombre de palabra soez, sino también el vano e hipócrita deben ser evitados. Todos los que son superficiales, charlatanes y frívolos, son indignos de la amistad de un cristiano. C. H. S. ¿Qué tienen que hacer las palomas de Cristo entre las aves de presa? ¿Qué tienen que ver las vírgenes con las rameras? La compañía de los malos contamina; es como pasearse entre los que tienen la plaga. «Se mezclaron con los paganos y aprendieron sus obras.» Si mezclas una 129 armadura brillante con otra herrumbrosa, la bruñida no hará brillante a la herrumbrosa, sino que la herrumbrosa echará a perder a la otra. Faraón enseñó a José a jurar, pero José no enseñó a Faraón a orar. Thomas Watson Ni entré con los que andan simuladamente. La congregación de los hipócritas es tal que no merece que tengamos comunión con ella. Dejemos de relacionarnos con ellos pronto, pues más adelante quizá no sintamos el deseo de hacerlo. C. H. S. El hipócrita tiene mucho de ángel por fuera, pero más de diablo por dentro. Es ardiente en palabras, helado en obras; habla a varas, hace bien a pulgadas. Es un estercolero hediondo cubierto de nieve; un molino que sigue girando pero no muele nada; una gallina que cacarea, pero que no pone. Thomas Adams Vers. 4, 5. «Es difícil, incluso en caso de un milagro, guardar los mandamientos de Dios y tener malas compañías a la vez.» Lewis Stuckley Vers. 5. Aborrecí la reunión de los malignos. Una frase severa, pero no demasiado severa. Un hombre que no aborrece el mal a fondo no ama el bien de corazón. A los hombres, como hombres, siempre hemos de amarlos, porque son nuestros prójimos, y por tanto hemos de amarlos como a nosotros mismos; pero los malhechores, como tales, son traidores al gran Rey, y ningún súbdito leal puede amar a los traidores. Lo que Dios aborrece hemos de aborrecerlo nosotros. La congregación o asamblea de los malhechores significa hombres violentos, aliados para derrocar al inocente; estas sinagogas de Satanás han de ser aborrecidas. Qué reflexión tan triste es la de que debería de haber una congregación de malhechores, así como una congregación de justos; una iglesia de Satanás, y una iglesia de Dios; una simiente de la serpiente, así como una simiente de la mujer; una antigua Babilonia, así como una nueva Jerusalén; una gran ramera sentada sobre las muchas aguas, para ser juzgada en ira, así como una casta esposa del Cordero que sea coronada a su venida. C. H. S. El odio a los enemigos en cuanto enemigos (sí, el tenerles verdadero odio), tan por completo opuesto al indiferentismo de nuestros días, siempre ha sido una marca de sus siervos antiguos. Piénsese en Fineés (Salmo 106:31): «Y le fue contado por justicia de generación en generación para siempre»; Samuel con Agag; Elías con los sacerdotes de Baal. Y notemos el elogio del ángel de Efeso: «Tú no puedes tolerar a los malos» (Apocalipsis 2:2). J. M. Neale Y con los impíos nunca me senté. Los santos tienen un asiento en otra mesa, y nunca dejan las viandas del Rey por las cáscaras de la pocilga. Es mejor estar sentado con los ciegos, cojos y mancos en la mesa de la misericordia que con los inicuos en sus fiestas impías; sí, mejor estar sentado en la ceniza con Job que con Faraón en el trono. Que cada lector procure la buena compañía, porque la que tengamos en este mundo es probable que sea la misma que tendremos en el próximo. C. H. S. ¡Cuán pocos son los que consideran que su contacto con los inicuos les endurece, en tanto que el apartarse de ellos podría dar por resultado que se sintieran avergonzados! Mientras que nos divertimos con ellos, les hacemos creer que su condición no es deplorable, que su peligro no es grande; por el contrario, si les evitamos, como evitamos una pared que se desploma, en tanto que 130 siguen siendo enemigos del Señor, esto podría hacerles bien, pues les sobresaltaría y despertaría de la seguridad y engaño en que ahora se encuentran. Lewis Stuckley Vers. 6. La varé en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová. Digan lo que quieran los psicólogos de Roma haciendo ver el poder de la naturaleza y la libre voluntad, a nosotros, miserables pecadores, se nos enseña a damos mejor cuenta de nuestra propia debilidad. El mismo apóstol de Cristo, el fuerte Tomás, falló en la fe de su resurrección; Pedro (cuya cátedra ahora se quiere hacer ver que es la sede de infalibilidad) negó a su Maestro; David, «un hombre según el corazón de Dios», tuvo necesidad de ser purificado; y ¿quién puede decir: «Soy puro a la vista del Señor»? Ciertamente, oh Señor, ninguna carne es justa ante tu vista. Isaac Bargrave Vers. 7. Y contando todas tus maravillas. El pueblo de Dios no debería tener la lengua trabada. Las maravillas de la gracia divina son bastantes para hacer hablar a up mudo. Las obras del amor de Dios son maravillosas si consideramos el poco valor de sus objetos, el coste de su método y la gloria de su resultado. Y si como hombres hallamos gran placer en hablar de cosas notables y asombrosas, de la misma manera los santos se regocijan contando las grandes cosas que el Señor ha hecho por ellos. C. H. S. Vers. 8. Jehová, la habitación de tu casa he amado. «Tengo en mi congregación» dijo un ministro venerable del evangelio «una señora anciana que durante muchos años ha sido sorda como una tapia, pero siempre es de las primeras en sentarse a la hora de la reunión. »Al preguntarle la razón de su asistencia constante, aunque no pudiera oír el sermón, contestó: "Aunque no puedo oírle, vengo a la casa de Dios porque quiero hacerlo, y quiero que se me halle en sus caminos; y Dios me da pensamientos dulces sobre el texto cuando se me indica; otra razón es que estoy entre la mejor compañía aquí, en la presencia más inmediata de Dios, y entre sus santos, los dignos de la tierra. No estoy satisfecha de servir a Dios en privado; mi deber y privilegio es honrarle regularmente en público"» ¡Qué reprensión hay aquí para los que pueden oír, si es que se presentan y no acuden a destiempo al lugar de adoración, si es que acuden! K. Arvine Vers. 9. No juntes con los pecadores mi alma. «¡No juntes mi alma con los pecadores» por causa del lagar de tu ira eterna! Marción, el hereje, viendo a Policarpo, se admiraba de que no le reconociera. «¿No me conoces, Policarpo?» «Sí» contestó Policarpo», «te conozco como al primogénito del diablo», y le despreció. George Swinnock La muerte es el momento de la cosecha para Dios, en que recoge las almas que le pertenecen y el diablo recoge las que le pertenecen a él. Un tiempo han ido juntas, pero luego se separan; y los santos son llevados a la congregación de los santos, y los pecadores a la congregación de los pecadores. Y lo que nosotros hemos de decir es: «No juntes con los pecadores mi alma.» Sean cuales sean los nuestros aquí, el pueblo de Dios o el del diablo, la muerte va a juntar nuestras almas con ellos. Será algo horrible verse juntado a los pecadores en el otro mundo. El mero hecho de pensar que nuestras almas puedan ser juntadas a ellos, basta para erizarle a uno los cabellos. 131 Hay ahora muchos que se juntan de buena gana con los pecadores; es el deleite de sus corazones; su vida es atrevida, divertida a sus ojos. Les es una carga juntarse con los santos, ocuparse del Señor y sus cosas los domingos. Pero el ser juntado con ellos en el otro mundo es algo terrible. A) Los santos lo temen, como en el texto. David nunca temió tanto la compañía de los enfermos, los perseguidos, etc., como la de los pecadores. Estaba contento al reunirse con los santos de cualquier condición; pero, «Señor» dice-, «no juntes mi alma con los pecadores». B) Los malvados mismos tienen horror ante la perspectiva. «Déjame morir la muerte de los justos» dice el inicuo Balaam-, «y que éste sea mi fin» (Números 23:10). Aunque están contentos viviendo con ellos en la vida, sus conciencias les dan testimonio de que están horrorizados ante la idea de estar con ellos en la muerte. Quieren vivir con los pecadores, pero morir con los santos. Una idea pobre, que se condena a sí misma. Thomas Boston Vers. 10. Sobornos. ¿Con qué pueden hacerse todas las doctrinas Claras, honestas y aceptables? Muy sencillo. Basta con doscientas libras anuales. ¿Y si es necesario demostrar Que lo recto es torcido, o viceversa? ¡Fácil! ¡Doscientas libras más! —SAMUEL BUTLER en Hudibras SALMO 27 Este Salmo puede ser leído provechosamente en un triple plano: como lenguaje de David como refiriéndose a la iglesia y como referente al Señor Jesús. La plenitud de la Escritura aparecerá maravillosa de esta manera. C. H. S Vers. 1. Jehová es mi luz y mi salvación. Allí donde no hay bastante luz para ver nuestra propia oscuridad y sentir anhelo del Señor Jesús, no hay evidencia de salvación. La salvación nos halla en la oscuridad, pero n9 nos deja allí. No se dice meramente que el, Señor da luz, sino que El «es» luz; no que da salvación, sino que El «es» salvación. C. H. S. Alice Driver, mártir, al ser examinada hizo callar a los doctores que la interrogaban, de modo que no pudiendo decir una sola palabra, se miraron el uno al otro; entonces ella dijo: «¿No tenéis nada más que decir? Dios reciba todo honor, que no podéis resistir al Espíritu de Dios en mí, una pobre mujer. Soy la hija de un hombre pobre pero honrado, nunca he ido a la universidad como vosotros; he guiado el arado ayudando a mi padre muchas veces, por lo que estoy agradecida a Dios; sin embargo, en defensa de la verdad de Dios y la causa de mi Señor, Cristo, por su gracia os desafío a todos en el mantenimiento y defensa de ella; y si mil vidas tuviera, mil vidas ofrecería por amor de la misma.» Por lo que el canciller la condenó, y fue devuelta gozosa a la cárcel. Chas. Bradbury Hay una gran diferencia entre la luz y el ojo que la ve. Un ciego puede saber mucho acerca del brillo del sol, pero éste no brilla para él, no le da luz. De igual modo, el saber que «Dios es luz» 132 es una cosa (1ª Juan 1:5), y el poder decir: «El Señor es mi luz» es algo distinto. Cuando El es en esta forma «nuestra luz», entonces es también «nuestra salvación». El nos ha prometido que nos guiaría rectamente; no sólo para mostramos el pecado, sino para libramos de él; no sólo para hacernos ver el aborrecimiento que tiene Dios al pecado y su maldición del mismo, sino también para atraernos al amor de Dios y quitar la maldición. De Meditaciones sacramentales «Sol agradable» -gritó san Bemard-, «no puedo andar sin Ti; ilumina mis pasos y provee a este entendimiento ignorante y reseco pensamientos dignos de Ti. Adorable plenitud de luz y calor, sé el mediodía de mi alma; extermina sus tinieblas, dispersa sus nubes, quema, seca y consume toda su suciedad e impurezas. ¡Sol divino, levántate en mi alma y no te pongas nunca!» Jean Avrillon ¿De quién temeré? Una pregunta que lleva consigo la respuesta. A los poderes de las tinieblas no hay que temerlos, porque el Señor, nuestra Luz, los destruye; y a la condenación del infierno no tenemos por qué temerla, puesto que el Señor es nuestra salvación. C. H. S. No comprendo una profesión de cristiano tímida y vacilante. Estos predicadores y profesos son como una rata jugando al juego del escondite tras un friso de madera en la pared: asoman la cabeza por un agujero para ver si hay peligro a la vista, y se atreven a salir si no hay nadie cerca, pero vuelven a esconderse al instante si aparece algún peligro. No podemos ser sinceros para Cristo a menos que seamos atrevidos. El vale más que todo lo que podemos perder por El, o no vale nada. H. G. Salter Vers. 2. Cuando los malignos. Es una señal de esperanza cuando los malignos nos aborrecen; si nuestros enemigos fueran personas piadosas, sería algo lamentable, pero tratándose de los malignos, su aborrecimiento es mejor que su amor. C. H. S. No hay bocado más delicado para un estómago malicioso que la carne de un enemigo; se lo traga sin mascarlo, como hacen los glotones. Sir Richard Baker Todos los grandes peces se comen a los pequeños, y los hombres prepotentes no tienen más peso en la conciencia por comerse a Otros que por comer una rebanada de pan. R. Sjbbes Los buitres sienten antipatía hacia los olores placenteros; así también, en los malvados hay una antipatía contra el pueblo de Dios; odian el suave perfume de sus gracias. Thomas Watson Hay mucha sabiduría en la plegaria de John Wesley: «Señor, si he de tener pugnas, que no sea con tu pueblo.» Cuando tenemos como enemigos a los que aborrecen a los buenos, hallamos por lo menos esta consolación: que Dios no está a su lado, y por tanto son esencialmente débiles. Wm. Plumer Vers. 3. Aunque un ejército acampe contra mi, no temerá mi corazón. El ejército acampado inspira mayor terror que el mismo ene-migo en plena batalla. Young nos dice que «algunos sienten mil muertes al temer una». C. H. S. Felizmente para mí, no podéis anularme delante de Dios, y su estimación sola me compensa, y me recompensa, por vuestro desprecio. Jean Avrillon 133 Allí donde no hay confianza en Dios, no habrá permanencia de contacto con Dios. Cuando el viento de la fe deja de hinchar las velas, el barco de la obediencia deja de surcar los mares. Wm. Secker Vers. 4. Una sola cosa. El hombre de un libro es eminente; el hombre que tiene sólo un ideal triunfa. Que todos nuestros afectos se reúnan en el haz de un afecto, y que éste se centre en las cosas celestiales. C. H. S. Entiendo, de modo general, que David se refiere a la comunión del hombre con Dios, y que si un cristiano la tiene, no desea nada mas. John Stoughton He pedido. Lo que no podemos conseguir al instante, está bien que lo deseemos. Dios nos juzga, en gran parte, por los deseos de nuestro corazón. El que cabalga un caballo cojo, no es culpado por su amo por su lentitud, si él va tan deprisa como puede; Dios acepta la voluntad por los actos con respecto a sus hijos. C. H. S. Del Señor. Este es el objetivo apropiado para nuestros deseos; este es el pozo en que hundir nuestros cubos; ésta es la puerta a la que hay que llamar, el banco al que girar; centra tu deseo en los hombres y yaces en el polvo como Lázaro; pon tu deseo en el Señor y eres llevado por los ángeles al seno de Abraham. Bajo las penosas circunstancias de David podríamos haber esperado que deseara reposo, seguridad y mil otras cosas buenas, pero no, ha puesto su corazón en la perla y deja lo demás. C. H. S. Y la vengo buscando. Los santos deseos deben llevar a una acción resuelta. C. H. S. Para contemplar la hermosura de Jehová. No hemos de entrar en las asambleas de los santos para ver y ser vistos, o meramente para escuchar al ministro. ¡Mejor contemplar por fe! ¡Qué vista será cuando cada creyente, fiel seguidor de Jesús, contemplará «al Rey en su hermosura»! ¡Oh, qué visión infinitamente bienaventurada! C. H. S. Decidme si hay, si puede haber, alguna petición mayor. Este «una cosa» que David desea es, en efecto, el unum necessarium de que habla Cristo en el evangelio; lo que María escogió, lo mismo que David, aquí. Sir Richard Baker Otra cosa que podemos llamar un elemento de la hermosura en Dios es la combinación de sus varios atributos en un todo armonioso. Los colores del arco iris son hermosos tomados aislados; pero hay una hermosura en el arco iris que no depende de ninguno de los colores aislados. La santidad es hermosa; la misericordia es hermosa; la verdad es hermosa. Andrew Gray Vers. 5. Porque Él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal. El me dará el mejor refugio en el peor peligro. En el secreto de su tabernáculo El me esconderá. Nadie en la antigüedad osaba entrar en el lugar santísimo, bajo pena de muerte; y si el Señor ha escondido a su pueblo allí, ¿qué enemigo se atreverá a molestarles? C. H. S. 134 Vers. 7. Oye, oh Jehová, mi voz con que a Ti clamo. La voz que en el último versículo estaba afinada a la música, aquí se ha transformado en llanto. A los fariseos no les importaba que el Señor les oyera con tal que les oyeran los hombres. C. H. S. Vers. 8. Cuando Tú dices: Buscad mi rostro, mi corazón responde: Tu rostro buscaré, oh Jehová. ¡Oh si pudiéramos estar aún mejor dispuestos a esta santidad! Es decir, que Dios nos hiciera más maleables a la mano divina, y más sensibles al toque del Espíritu de Dios. C. H. S. Dios quiere que le conozcamos. Él está dispuesto a abrirse y dejar-se ver. No se deleita en esconderse. Dios no nos mantiene a distancia como algunos emperadores, que creen que la presencia disminuye el respeto. Dios no es esta clase de Dios, sino que puede ser buscado. En el hombre, cuando descubrimos alguna debilidad, podemos pronto hurgar y hallar los límites de su excelencia; pero con Dios es totalmente al revés. Cuanto más le conocemos, más hallamos en El para admirar. Buscad mi rostro. El desea revelarse a nosotros. R. Sibbes Cuando Tú dices. Aquí tenemos una oración; esto es, Él derrama sobre un hombre un espíritu de gracia y de suplicación, una disposición a orar. Pone motivos, sugiere argumentos y ruegos hacia Dios. Thomas Goodwin Podemos decir esto: Dios no nos estimula y corrobora para que le busquemos sino cuando Él intenta que le hallemos. «Tú has oído el deseo del humilde; Tú prepararás su corazón; Tú harás que tu oído escuche» (Salmo 10:17). «Y me buscaréis y me hallaréis, cuando me busquéis de todo corazón» (Jeremías 29:13). Thomas Cobbet Mi corazón responde. El corazón está entre Dios y nuestra obediencia, como si fuera un embajador. Comprende lo que Dios quiere que se haga, y luego pone una orden sobre todo el hombre. El corazón y la conciencia del hombre son en parte divinos y en parte humanos. Richard Sibbes No rechaces con ira a tu siervo. Dios aparta a muchos con ira a causa de su supuesta bondad. Pero no a ninguno por su maldad confesada. John Trapp Tu siervo. Es algo bendito y feliz ser un verdadero siervo de Dios. Considera lo que dijo la reina de Sebá de los siervos de Salomón: «Felices son tus siervos» (1º Reyes 10:8). Thomas Pierson Vers. 10. Aunque mi padre y mi madre me abandonasen. Éstas son relaciones queridas y son las últimas en abandonamos, pero si la leche de la bondad humana se seca incluso en los pechos, hay un Padre que no olvida nunca. C. H. S. Con todo, Jehová me recogerá. Se trata de su amor, su sabiduría, su poder, su eternidad, y todo en su naturaleza. Y a éstos añade su promesa, con lo que tenemos la plenitud de toda la seguridad que uno puede desear. Robert Sanderson Vers. 11. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. Si un hombre viaja por la carretera real y le roban en pleno día, puede recibir satisfacción del condado en el cual tuvo lugar el robo; pero si emprende el viaje por la noche, no 135 hay protección durante este tiempo, hace el camino bajo su riesgo y ha de aceptar el resultado. Del mismo modo, si un hombre guarda los caminos de Dios, puede estar seguro de la protección de Dios; pero si se ha descarriado, él mismo se expone al peligro. Robert Skinner A causa de mis enemigos. Es maravilloso observar en qué forma la simple sinceridad desconcierta y supera la astucia de la maldad. La verdad es sabiduría. El mejor modo de proceder es la sinceridad. C. H. S. Los creyentes condenan con sus vidas a quienes condenan con sus labios. Cristiano, si tú vives en la tienda abierta del libertinaje, el inicuo no retrocederá unos pasos, como por vergüenza hicieron Sem y Jafet, para cubrirte, sino que seguirá adelante para publicarlo, como hizo Cam. Así, hacen uso de tu debilidad como excusa para su maldad. Los hombres son implacables en sus censuras de los cristianos; no tienen simpatía y comprensión respecto a su debilidad. En tanto que un santo es una paloma a los ojos de Dios, es sólo un cuervo para la estimación de los pecadores. Wm. Secker Resiste, tus enemigos huirán. Tiembla el infierno cuando le mira el cielo; Procura defenderte más bien que atacar la confianza propia falla en el conflicto. Cuando te desafían, has de arrostrar peligros; El valor verdadero no es fuego de virutas, Sino un horno encendido permanente; Siempre es humilde, no confía en sí mismo, Y no se lanza de por sí al peligro. Sé fiel a Dios, encomiéndate a El, y encontraras Que Dios lucha por ti si a El te resignas. ¡Ama a Jesús!, el temor no resiste al amor. ¡Ama a Jesús!, y serás vencedor. -Thomas Secken Vers. 12. Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. La calumnia es un arma antigua del armamento del infierno, y se hace de ella abundante uso todavía; y no importa lo santo que pueda ser un hombre, siempre habrá quienes estén dispuestos a difamarle. Su mismo aliento es odiar al que es bueno. C. H. S. Vers. 13. Hubiera yo desmayado. Puedes, si quieres, dudar de que todas las aguas del océano llenen una cuchara, antes que dudar de que la plenitud divina no baste para ti si no te queda nada en este mundo. Una gota de la dulzura divina es bastante para hacer que en la misma agonía de la muerte más cruel grites con gozo: «La amargura de la muerte ha pasado.» La bondad de Dios le dispone a hacerlo. Su bondad pone en marcha un gran poder para que obre en favor de los santos que sufren. David Clarkson Vers. 14. Espera en Jehová. Espera a su puerta en oración; espera a sus pies con humildad; espera a su mesa con servicio; espera a su ventana con expectación. C. H. S. Resiste, tus enemigos huirán. Tiembla el infierno cuando le mira el cielo; Procura defender más bien que atacar. La confianza propia falla en el conflicto. Cuando te desafían, has de arrostrar peligros; El valor verdadero no es fuego de virutas. Si no un horno encendido permanente; Siempre es humilde, no confía en sí mismo. Y no se lanza de por sí al peligro. 136 Se fiel a Dios, encomiéndate a El y encontrarás Que Dios lucha por ti si a El te resignas. ¡Ama a Jesús!, el temor no resiste al amor. ¡Ama a Jesús!, y serás vencedor. —Thomas Ken. *** SALMO 28 Decían los antiguos que hay una espina en el pecho del ruiseñor que le hace cantar. Las aflicciones de David dan elocuencia a su santo Salterio. C. H. S. Vers. 1. A Ti clamaré, oh Jehová. Roca mía. Será en vano clamar a las rocas en el día del juicio, pero nuestra Roca escucha nuestros clamores. C. H. S. Es de la mayor importancia que tengamos un objeto definido en que fijar nuestros pensamientos. «Invócame, y te responderé, y te mostraré grandes proezas que tú no sabes.» Uno que le está mirando desde arriba le escucha, se prepara para contestarle. Querido lector, en tiempo de tribulación no desvaríes, que tus pensamientos no vayan de un lado a otro buscando un punto en que fijarse. «A Ti clamaré...» Feliz el hombre que siente y sabe que cuando llega la tribulación no tiene que estar perplejo y confuso por el golpe, por fuerte que sea. PHILIP BENNETT POWER Roca mía. «Cristo en su persona, Cristo en el amor de su corazón y Cristo en el poder de su brazo es la Roca sobre la cual reposamos.» K. ARVINE No te desentiendas de mí. Su silencio llena de temor al ansioso suplicante. ¡Qué caso tan terrible sería si el Señor se quedara para siempre silencioso ante nuestas oraciones! C. H. S. ¿Qué deseamos que nos diga Dios? Queremos que nos haga saber que nos escucha; queremos oírle que nos habla de modo claro a nosotros, tal como sabemos que nosotros le hemos hablado. «Se nos dice» -dijo Rutherford sobre la demora del Salvador en contestar la petición de la mujer sirofenicia- «"que Él no le contestó una palabra"», pero no se nos dice que "Él no oyó una palabra". Cristo escuchaba, aunque con frecuencia no diera respuesta. El que no responda es una respuesta, y nos dice "Sigue orando, sigue y clama, porque el Señor mantiene la puerta cerrada", no para que te quedes fuera, sino para que llames, y llames más, y entonces se te abrirá.» PHEUP BENNETT POWER Para que no sea yo. . . semejante a los que descienden al sepulcro. Con horror secreto oigo que algunos blasfeman los dones inefables de tu gracia, y ridiculizan la fe y el fervor de los fieles, como si fuera imbecilidad mental. Temo que insensiblemente yo mismo me engañe hasta disfrazar mi timidez culpable con el nombre de prudencia. Sé que es imposible agradar a la vez al mundo corrupto y al Dios santo, y, con todo, estoy perdiendo de vista esta verdad. Fortaléceme, oh Señor, contra estos descensos tan perjudiciales para tu gloria, tan fatales para la fidelidad debida a Ti. JEAN MASSILLON 137 Vers. 2. Oye la voz de mis ruegos. Una oración silenciosa puede hablar con voz más alta que los gritos de los sacerdotes que se esforzaban por despertar a Baal con sus gritos. C. H. S. Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. Extendemos nuestras manos vacías porque somos mendigos; las levantamos porque buscamos provisiones celestiales; las elevamos hacia el propiciatorio de Jesús. C. H. S. Vers. 3. No me arrebates juntamente con los malos. Éstos serán arrastrados al infierno, como leños echados al fuego, como haces en una hoguera. David teme que sea atado en un haz y arrastrado a su perdición. Los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. Palabras blandas, untuosas por el amor fingido. Sería mejor estar encerrado en un pozo con serpientes que obligado a vivir entre mentirosos. C. H. S. El amor fingido es peor que el odio; la amistad falsificada es peor una mentira. THOMAS WATSON Vers. 4. Lector infiel, ¿cuál será tu destino cuando el Señor te juzgue? Nuestros «intentos» son considerados como si fueran «actos»; los juzga tanto la voluntad como el hecho, y castiga o recompensa en consecuencia conforme a sus obras. C. H. S. Es indudable que si la carne nos impulsa a vengarnos, el deseo es malo a la vista de Dios. Él prohíbe las imprecaciones de mal sobre nuestros enemigos como venganza. El santo profeta no se siente inflamado aquí, por su aflicción personal, a invocar la destrucción de sus enemigos, sino que poniendo a un lado el deseo de la carne, enjuicia la cosa en sus propios méritos. Antes que un hombre pueda clamar pidiendo venganza, pues, contra los malvados, primero tiene que desembarazarse de todos los sentimientos impropios en su propia mente, algo que sucedía incluso a los discípulos de Cristo. En resumen, David, estando libre de malas pasiones, ruega aquí, no en favor de su propia causa, sino por ser la causa de Dios. JUAN CALVINO Gran Dios, Tú desde el principio te has venido ocupando solamente de la salvación de los hombres. La misma benevolencia hacia la humanidad requiere tus truenos contra estos corruptores de la sociedad. Sus labores incesantemente alejan a los hombres de Ti, Dios mío, y en justo pago Tú les apartarás de Ti para siempre y tendrán la desoladora consolación de ser ellos mismos así por toda la eternidad. ¡Espantosa necesidad la de odiarte a Ti para siempre! JEAN MASSILLON Dales conforme a sus obras. Medita en la justicia de Dios, que no es sólo su voluntad el castigar el pecado, sino que es también su naturaleza. Dios no puede por menos que aborrecer el pecado, porque es santo; y no puede por menos que castigarlo. Dios no puede renunciar a su propia naturaleza para satisfacer nuestros caprichos. CHRISTOPHER FOWLER David ora contra sus enemigos, siendo guiado por el Espíritu infalible de la profecía, viendo a estos hombres como los enemigos de Cristo, y de su pueblo, en todas las edades. DAVID DICKSON 138 Dales su merecido... Él los destruirá. Por tanto, si los verbos en todos estos pasajes fueran traducidos en futuro, se vería claramente que son, precisamente, profecías de los juicios divinos que ya han sido ejecutados contra los judíos. GEORGE HORNE Vers. 6. Bendito sea Jehová. Nuestro Salmo ha sido una oración hasta este punto, y ahora se transforma en alabanza. Los que oran bien, pronto van a alabar bien: la oración y la alabanza son los dos labios del alma; dos altares; dos de los lirios de Salomón. C. H. S. Vers. 7. Jehová es mi fortaleza y mi escudo. Si se le añade fortaleza, en caso de que la carga se duplique, la fortaleza se triplica, y la carga no será más pesada, sino más liviana. Si no podemos llevar la carga con nuestra propia fuerza, ¿por qué no hemos de poderla llevar con la fuerza de Jesucristo? ¿Podemos tener la fortaleza de Jesucristo? Sí, esta misma fortaleza nos es entregada por la fe y, por tanto, la fortaleza de Cristo es nuestra, que ha pasado a nosotros. ISAAC AMBROSE Por lo que exulta de gozo mi corazón,, y con mi cántico le alabaré. Alabemos al Señor y regocijémonos en El. Es bueno que seamos más como la alondra y menos como el cuervo. Cuando Dios nos bendice, nosotros deberíamos alabarle con todo nuestro corazón. C. H. S. Vers. 8. Jehová es la fortaleza de su pueblo. No la mía solamente, sino la fortaleza de cada creyente. Porque estamos seguros que hay bastante para todos y para cada uno. MATTHEW HENRY *** SALMO 29 Este Salmo tiene por objeto expresar la gloria de Dios según la oímos en el trueno ensordecedor. Los versículos avanzan al compás de los rayos. Los verdaderos ministros son hijos del trueno, y la voz de Dios en Cristo Jesús está llena de majestad. Así tenemos las obras de Dios y la Palabra de Dios unidas. C. H. S. Todo el Salmo: En este Salmo se celebra la fortaleza de Jehová; y la ejemplificación de la misma es evidentemente tomada de una tempestad en el Líbano. Desde las montañas, la tormenta se extiende sobre el llano. Robert Murray M'cheyne No hay fenómeno en la naturaleza tan imponente como una tempestad con truenos y relámpagos. El Salmo veintinueve denota una vitalidad y poder sagrados de la presencia de Jehová en el estruendo de la tormenta. James Hamilton, D. Deberíamos comprender lo que es una tempestad en el Oriente, para apreciar los sentimientos del poeta; con un poder que sugiere el fin del mundo. Augustus F. Tholuck Vers. 1. Dad a Jehová. Ni el hombre ni los ángeles pueden conferir nada a Jehová, pero pueden reconocer su gloria y poder. Las causas naturales, como las llaman los hombres, son Dios en acción, y nosotros no debemos adscribirles poder directamente. C. H. S. 139 Esto muestra lo poco dispuestos que solemos estar a conceder a Dios lo que se le debe. John Trapp Vers. 2. Rendid a Jehová la gloria debida a su nombre. Por tercera vez se nos hace esta admonición, porque los hombres se resisten a glorificar a Dios, y especialmente los hombres importantes. La incredulidad y la desconfianza, las quejas y las murmuraciones roban a Dios su honor debido. C. H. S. Lo cual no puedes hacerlo, pues su nombre está por encima de toda alabanza; pero puedes procurar hacerlo. John Trapp Adorad a Jehová. ¿Por qué ha de ser adorado? ¿Por qué hemos de concederle este alto honor? Vers. 1, 2. Un cristiano sincero tiene como objetivo glorificar a Dios, exaltar a Dios y elevar a Dios en el mundo. El que pone la gloria de Dios como su meta principal hallará que su meta principal, gradualmente, socavará todas las metas inferiores. Allí donde la gloria de Dios es tenida como el fin más elevado, todos los demás son mantenidos debajo. Thomas BROOKS Vers. 3. Voz de Jehová sobre las aguas. No hay vista que más alarme que el destello del rayo alrededor del mástil del barco. Truena el Dios de gloria. El trueno es en realidad un mero fenómeno eléctrico, pero es causado por la intervención de Dios mismo. La electricidad por sí misma no puede hacer nada; tiene que ser usada y enviada a su objetivo; y hasta que el Señor Todopoderoso la envía, su rayo es inerte e impotente. Antes volaría por los cielos una roca de granito que un relámpago cruzara el espacio sin ser enviado por la Causa Primera. C. H. S. Sí, gran Dios, este corazón hasta aquí tan seco, tan duro, tan árido; esta roca que Tú has golpeado por segunda vez, no va a resistirte ya más, porque de Ti brotan aguas saludables y abundantes. La misma voz de Dios que trastoma las montañas, envía sus truenos y relámpagos y divide el cielo por encima del pecador, ahora manda a las nubes que derramen lluvias de bendiciones, cambiando el desierto de su alma en un campo que produce a ciento por uno; esta voz escucho. J. B. Massilon Las potencias naturales de la materia y las leyes del movimiento son verdaderamente los efectos de la actividad de Dios sobre la materia. En consecuencia, no hay tal cosa como causas naturales o poder de la naturaleza independientes. Samuel Clarke Vers. 4. Voz de Jehová con potencia. Como la voz de Dios en la naturaleza es tan poderosa, también lo es en la gracia; el lector puede trazar un paralelo, y hallará mucho en el evangelio que puede ser ilustrado por el trueno del Señor en la tempestad. Procura no rechazar al que te habla. Si su voz es poderosa, ¡piensa lo que será su mano! C. H. S. El caos no puede resistirte, escucha tu voz con obediencia, pero el corazón endurecido te rechaza, y tu voz poderosa llama muchas veces en vano a su oído. Tú eres mayor que cuando 140 creas los mundos de la nada, cuando mandas al corazón rebelde que se levante de su abismo de pecado y siga por los caminos de tus mandamientos. J. B. Massillon Voz de Jehová con gloria. El Rey de reyes habla como un rey. Así como cuando el león ruge todas las bestias de la selva se acurrucan en silencio, así también la tierra está silenciosa y muda cuando resuena el trueno de Jehová. C. H. S. Oh, si el «Boanerges» evangélico hiciera que el glorioso sonido del evangelio fuera oído por debajo de todo el cielo, y que el mundo pudiera de nuevo ser sensible al mismo, antes que la voz del Hijo del Hombre, que tantas veces ha llamado a los pecadores al arrepentimiento, los llame a juicio. George Horne Vers. 5. Voz de Jehová. Es diabólica la ciencia que centra nuestras contemplaciones en las obras de la naturaleza y las aparta de Dios. Si alguno que quiere conocer a un hombre prescinde de su rostro y fija sus ojos en las uñas, ésa es una locura merecedora de nuestra burla. Juan Calvino Las cedros del Líbano. Estos árboles de Dios tan poderosos, que durante siglos han resistido la fuerza de la tempestad, son los primeros objetos de la furia de los rayos, que, como se sabe bien, visitan primero los objetos más altos. Robert Murray M’cheyne Vers. 6. Los hace saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como crías de búfalos. La voz de nuestro Salvador moribundo hendió las rocas y abrió las tumbas; su voz viviente todavía obra maravillas semejantes. C. H. S. A toda bestia del bosque Él pone en el trance de dar a luz sus crías. El nuevo nacimiento, el arrepentimiento y la humillación del evangelio abren los corazones de los hombres, que son gruesos y llenos de la propia vanidad, orgullo, hipocresía, amor propio y pagados de sí mismos, y también fanfarronería y sensualidad, como todo bosque está lleno de matorrales y espesura, que impide el paso, hasta que es limpiado, sea quemándolo o destrozándolo. Joseph Caryl Vers. 7. Voz de Jehová que lanza llamas de fuego. El mismo poder de Dios sale de su palabra, «viva y poderosa, y aguda como espada de dos filos», que penetra, ilumina e inflama los corazones de los hombres. George Horne «La voz de Jehová envía llamas partidas de fuego.» Esto es muy descriptivo de la acción divina en Pentecostés enviando llamas partidas, en lenguas de fuego que estaban divididas desde su fuente celestial, y se posaron sobre las cabezas de los apóstoles, y los llenaron del fuego del celo y el amor santos. Christopher Wordsworth Vers. 8. Voz de Jehová que hace temblar el desierto. Sí, incluso aquí, gran Dios, donde creí que hallaría un asilo inaccesible a tu misericordia eterna y podría pecar con impunidad, incluso en esta soledad tu voz me detuvo y me hizo postrar a tus pies. J. B. Massillon Vers. 9. Voz de Jehová que desgaja las encinas. Nuestros primeros padres buscaron un refugio entre los árboles, pero la voz de Dios los halló muy pronto e hizo temblar sus corazones. El evangelio tiene un poder revelador en los corazones oscuros, y hace que el alma tiemble delante del Señor. C. H. S. 141 Y en su templo todo proclama su gloria. Hay mucho más poder real en el trueno de la Palabra que en la palabra del trueno. Este aterroriza sólo para convencer, pero el otro aterroriza para salvación. Joseph Caryl Vers. 11. Jehová dará fuerza a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz. En el huracán que describe este Salmo se desplegó un gran poder; en la calma suave después de la tormenta se promete que este poder será la fuerza de los escogidos. C. H. S. Primero, el evangelio pone este premio en la mano del que está dispuesto a adquirirlo; es paz de conciencia, porque la paz de conciencia no es sino un pago realizado bajo la mano de Dios, el que la deuda de la justicia divina sea pagada plenamente. Segundo, todo verdadero creyente tiene paz de conciencia en la promesa, que nosotros contamos tan buena como dinero constante y sonante. Vale la pena leer todo el Salmo para ver qué peso pone el Señor en esta promesa dulce. El Salmo tiene por objeto mostrar, qué grandes cosas puede hacer Dios, y que esto no significa para El nada más que una palabra. Este Dios que hace todo esto, promete bendecir a su pueblo con paz. ¿No sería una paz triste si hubiera calles tranquilas pero nos cortáramos el cuello en nuestras casas? Con todo, infinitamente más triste es tener paz en las calles y las casas pero guerra y sangre en nuestras conciencias culpables. «Mi paz os dejo, mi paz os doy.» En tercer lugar, es llamado «el fruto apacible de la justicia». Sale de modo tan natural de nuestra santidad como un fruto brota de la simiente correspondiente. William Gurnall *** SALMO 30 Título: «Salmo cantado en la dedicación de la Casa. Salmo de David», o un cántico de fe, puesto que la casa de Jehová, en su proyecto, fue algo que David nunca vio realizado. Un Salmo de alabanza, puesto que había sido detenido un penoso juicio y perdonado un gran pecado. Vers. 1. Te ensalzaré, oh Jehová. Tendré una concepción de Ti alta y honrosa, y la expresaré con mi música mejor. Otros pueden olvidarte, murmurar de Ti, despreciarte, blasfemar tu nombre, pero «Yo te ensalzaré», porque he sido favorecido por encima de los demás. Porque tú me has puesto a salvo. Aquí hay una antítesis. «Te ensalzaré, porque tú me has ensalzado.» La gracia nos ha sacado del foso del infierno, de la zanja del pecado, del pantano del abatimiento, del lecho de enfermedad, de la esclavitud de las dudas y temores; ¿no tenemos cántico que ofrecer por todo esto? ¿Hasta dónde nos ha ensalzado nuestro Señor? Nos ha ensalzado al lugar de hijos, para adoptarnos en su familia; nos ha ensalzado a una unión con Cristo, «para estar juntos con Él en lugares celestiales». Ensalzad el Nombre de nuestro Dios, porque El nos ha ensalzado por encima de las estrellas. C. H. S. El verbo usado en el original denota «movimiento recíproco de cubos en un pozo, uno que desciende y otro que sube, y viceversa; y es aplicado aquí con propiedad admirable para indicar 142 la reciprocidad y cambio en las fortunas de David según se describen en este Salmo, como la prosperidad y la adversidad. Samuel Chandler Vers. 2. Dios mío, a Ti clamé, y me sanaste. Si se nos para el reloj lo llevamos al relojero; si nuestro cuerpo o alma están en una situación difícil, recurrimos al que los ha creado, y a su habilidad infalible, para ponerlos de nuevo en condiciones. En cuanto a nuestras enfermedades espirituales, no hay nada que las sane excepto el toque del Señor Jesucristo; si tocamos el borde de su túnica seremos sanados, en tanto que si abrazamos a otros médicos no nos van a ser muy útiles. Vers. 3. Oh Jehová, hiciste subir mi alma de la tumba. Nota bien, no es «Espero que», sino «Tú has», tres veces. David está seguro, sin la menor duda, que Dios ha hecho grandes cosas para él, por lo que está contento sobremanera. Vers. 4. Cantad a Jehová, vosotros sus santos. David no quería llenar su coro de réprobos, sino de personas santificadas que cantaran de corazón. Te llama, oh pueblo de Dios, porque vosotros sois santos; y silos pecadores están silenciosos en su maldad, que vuestra santidad os constriña a cantar. Sois sus santos, escogidos, comprados con sangre, llamados y puestos aparte para Dios; santificados para que ofrezcáis el sacrificio diario de alabanza. Sed abundantes en el cumplimiento de este deber celestial. C. H. S. Vers. 5. Su ira. Oh, admirad y maravillaos para siempre ante la gracia de Dios soberana. ¿Sois vosotros los que poseéis abundancia mejor que muchos de su pueblo que ahora son echados en el horno de fuego? ¿Tenéis menos escoria que ellos? ¿Han pecado ellos con mayor frecuencia que vosotros? El está airado con ellos por su tibieza, porque se han vuelto atrás; ¿arden vuestros corazones siempre de amor? ¿Han guardado siempre vuestros pies sus caminos sin vacilar? ¿Habéis salido del camino? ¿Os habéis desviado hacia la derecha o hacia la izquierda? Sin duda lo habéis hecho; y, por tanto, qué misericordia es que Él no esté tan airado con vosotros como lo está con ellos. Timothy Rogers En su favor hay vida. Si un alma condenada fuera admitida a gozar de los placeres de la vida eterna sin el favor de Dios, el cielo sería un infierno para él. No es el lugar hórrido y tenebroso de sufrimiento lo que hace desgraciada al alma en el infierno, sino el desagrado de Dios. Si un alma elegida fuera echada allí y retuviera el favor de Dios, el infierno sería un cielo para él, y su gozo no podrían quitárselo todos los demonios del infierno; la noche para él sería transformada en día. Edward Marbury Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. Cuando viene el Sol de justicia, nos enjugamos los ojos, y la alegría echa fuera a la pena. ¿Quién no está gozoso conociendo a Jesús? Los primeros rayos de la mañana nos traen consuelo cuando Jesús viene con el alba, y todos los creyentes lo saben. El duelo sólo dura hasta la mañana; cuando la noche se va se desvanece la tristeza. Esto es aducido como una razón para cantar santamente, y es de peso; las noches cortas y los días alegres llaman al salterio y al arpa. C. H. S. ¡Qué peso tiene una tribulación durante la noche! Nuestros nervios y cerebro, cansados, parece que no pueden resistir la presión. El pulso late furioso, y el cuerpo, febril, inquieto, rehúsa 143 ayudar en la tarea de la resistencia. Después de una noche así de lucha, y del sueño pesado del agotamiento, nos despertamos con un sentimiento vago de alteración. ¿Por qué nos sentíamos tan abatidos? Las cosas no se ven igual ahora: tristes, cierto, pero tolerables; duras, pero ya no imposibles; malas quizá aún, pero no desesperamos ya. El llanto nos visita por la noche, pero a la mañana viene la alegría. Y así, cuando la vida, con sus luchas y problemas y pecados, trayéndonos un conflicto perpetuo, termina al final en las luchas agónicas de la muerte, entonces Dios «da sueño a sus amados». Duermen en Jesús y despiertan en el gozo de una mañana que no se desvanecerá ni disminuirá: la mañana de gozo. El Sol de justicia brilla sobre ellos. La luz se halla por todas partes. Y sólo pueden maravillarse cuando no recuerdan la desesperación, las tinieblas y la violencia de la vida terrenal, y dicen, como habían dicho varias veces sobre la tierra: «Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría.» Y nuestras penas, nuestras dudas, nuestras dificultades, nuestros anhelos hacia el futuro, desmayando de poder tener fuerza para resistir una noche de tribulación tan prolongada, ¿dónde se hallan entonces? ¿No sentiremos cómo nos describen las hermosas palabras de nuestros himnos: Cuando nos reunamos en la patria mejor, Veremos a los nuestros otra vez, Entonces nos será difícil comprender Por qué antes teníamos que llorar y apenarnos. —Mary B. M. Duncan Su llanto sólo va a durar hasta la mañana. Dios va a transformar la noche invernal en un día de verano, sus suspiros en cantos, su pena en alegría, su duelo en música, su amargura en dulzura, su soledad en un paraíso. Lo mejor para la salud del alma es que el viento del mediodía de la misericordia, y el viento del norte de la adversidad, soplen sobre ella; y aunque cada viento que sopla traerá bien a los santos, ciertamente sus pecados menguan y sus gracias prosperan cuando se hallan bajo el viento seco, helado e hiriente de la calamidad, tanto como bajo el viento cálido y acariciador de la misericordia y prosperidad. Thomas Brooks Vers. 6. En mi prosperidad. Cuando todos los enemigos de David estaban quietos y su hijo rebelde había muerto, entonces fue el momento del peligro. Muchos navíos se hunden en la calma. Ninguna tentación es peor que la tranquilidad. C. H. S. Nunca estamos en mayor peligro que bajo la caricia del sol de la prosperidad. El ser mimado por Dios y no probar nunca la tribulación es una muestra de que Dios nos tiene descuidados, más bien que de su tierno amor. William Struther Dije: no seré jamás zarandeado. ¡Ah!, David, has dicho más de lo prudente, o incluso con sólo pensarlo, porque Dios ha fundado el mundo sobre las aguas para mostrar lo endeble, mudable e 144 inconstante que es. ¡Desgraciado el que edifica sobre él! Se está construyendo una mazmorra para sus esperanzas. Vers. 7. Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte. Compara su estado al de una montaña, aunque un montón de arena habría sido mejor; nunca pensamos demasiado poco de nosotros. David se jacta de que su montaña es firme, y, con todo, antes, en el Salmo 29, hablaba del Sirón y el Líbano saltando como becerros. ¿Era el estado de David más firme que el Líbano? ¡Ah, engreimiento vano, común en todos! Qué pronto va a estallar esta burbuja cuando al pueblo de Dios se le sube este orgullo a la cabeza y piensa que va a gozar de inmutabilidad bajo las estrellas y constancia en el orbe circundante. ¡Qué conmovedora y aleccionadora es la forma en que Dios corrigió la equivocación de su siervo! Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado. No hubo necesidad de aplicarle golpe alguno, bastó con que Dios escondiera el rostro. Esto prueba, primero, que David era un santo genuino, porque el que Dios esconda el rostro, en la tierra, no turba al pecador; y segundo, que el gozo del santo depende de la presencia de su Señor. C. H. S. Los goces engendran confianza; la confianza da lugar al descuido; el descuido hace que Dios se retire y da oportunidad para que Satán obre a escondidas. Y así como los ejércitos después de la victoria se sienten seguros, y entonces es cuando son sorprendidos, nosotros, con frecuencia, después de progresos espirituales somos derribados. Richard Gilpin Ningún versículo puede enseñamos más claramente esta verdad gloriosa y consoladora, sobre la que a los escritores medievales les gusta insistir, de que el que Dios mire o no mire a sus criaturas es causa de la felicidad o desgracia de las mismas. John Mason Neale Si Dios es tu porción, entonces no hay pérdida en todo el mundo que sea tan dura y pesada como la pérdida de Dios. La palabra hebrea bahal significa grandemente turbado o aterrorizado, como se puede ver en 1º Samuel 28:21: «Y la mujer fue a Saúl, y vio que estaba turbado en gran manera.» Aquí tenemos la misma palabra hebrea, bahal. Thomas Brooks Vers. 8. A Ti, oh Jehová, clamé. La oración es el recurso infalible del pueblo de Dios. Aun cuando se vean acorralados y sin saber por dónde volverse, todavía pueden acudir al propiciatorio. Cuando un terremoto hace temblar nuestra montaña, el trono de la gracia sigue firme y podemos ir a él. No nos olvidemos nunca de orar, no dudemos nunca del buen resultado de la oración. La mano que hiere puede curar; acudamos al que nos da el golpe, porque El quiere oírnos. La oración es mejor solaz que la edificación de una ciudad por Caín o el procurarse música Saúl. La alegría, la diversión y los deleites de la carne son una receta lamentable para la mente afligida y abatida; la oración triunfa donde todo lo demás falla. C. H. S. 145 Vers. 9. ¿Qué provecho hay en, mi sangre? Igualmente cuando los pobres santos de Dios acuden a El y le dicen en sus oraciones que El puede condenarlos, o echarlos, que puede fruncir el ceño sobre ellos; negarles éstas u otras peticiones, por ciertas causas Justas, ¿que ventaja le reportará? Dios puede conseguir muchas alabanzas, etc., al escucharlos y ayudarlos; pero, ¿qué bien resultará de verles oprimidos por los enemigos de sus almas?, o ¿qué deleite habrá para El en verlos hundiéndose y desmayando bajo la terrible presión, etc.? Éste es un método permisible y útil de súplica. Thomas Cobbet ¿Te alabará el polvo? ¿Puede bastar algún número de almas para alabarte? ¿Puede haber bastantes bocas que declaren tu verdad? ¿Y no puedo yo ser una -ya sé que pecaminosa-, pero una en el número, si a Ti te agrada el eximirme de descender a la fosa? Sir Richard Baker La oración que prevalece ante Dios es, a veces, una oración que presenta argumentos. A Dios le gusta que oremos razonando nuestra petición, puede considerar aceptables nuestros argumentos. Thomas Watson Vers. 10. Señor, sé Tú mi ayudador. Una forma compacta y apropiada de oración. Es útil en centenares de casos para los hijos de Dios; es apropiada para un ministro cuando ha de ir a predicar, para el que sufre en la cama del dolor, para el que trabaja en el campo de servicio, para el creyente bajo la tentación, para el hombre de Dios bajo la adversidad; cuando Dios ayuda, las dificultades desaparecen. C. H. S. Vers. 11. Has cambiado mi lamento en una danza; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. Esto puede ser verdad de David, librado de su calamidad; fue verdad de Cristo, al levantarse de la tumba para no morir más; es verdad del penitente, cambiando su sayal por los vestidos de salvación; y se verificará en nosotros todos, el último día, cuando nos quitaremos los vestidos de deshonor de la tumba para brillar en gloria inmarcesible. George Horne Vers. 12. A fin de que mi alma te cante y no esté callada. Jehová, Dios mío, te alabaré para siempre. A este fin, es decir, con este fin e intento -esto es, mi lengua o mi alma-, puede cantar alabanzas a Ti y no estar en silencio. Sería un crimen vergonzoso si, después de recibir las misericordias de Dios, nos olvidáramos de alabarle. Dios no quiere que nuestras lenguas estén ociosas cuando hay tantos temas de gratitud a disposición. El no quiere que sus hijos estén mudos en la casa. Han de cantar en el cielo y, por tanto, deben cantar en la tierra. Cantemos con el poeta: Quiero empezar la música aquí, Y así mi alma debe elevarse; Y con unas cuantas notas celestiales, Llevar mis afectos a los cielos. —C. H. S. El profeta de este Salmo empieza con la ira de Dios, pero termina con su favor; como en los tiempos antiguos, cuando entraban en el tabernáculo veían al principio cosas desagradables, 146 como los cuchillos de los sacrificios, la sangre de las víctimas, el fuego que ardía sobre el altar y consumía las ofrendas, pero cuando pasaban un poco más adelante, hallaban el lugar santo, el candelero de oro, el pan de la proposición y el altar de oro en que se ofrecían perfumes; y más adentro estaban el Lugar Santísimo con el arca del pacto, el propiciatorio y los querubines, que velaban el rostro de Dios. Thimoty Rogers ¿Qué es alabanza? El arriendo que pagamos a Dios, y cuanto mayor es la finca, mayor debe ser el arriendo. G. S. Bowes *** SALMO 31 Algunos han pensado que la ocasión en la atribulada vida de David que le llevó a este Salmo fue la traición de los hombres de Keila, y nos hemos sentido muy inclinados a esta conjetura; pero, después de reflexionar, nos ha parecido que el tono doliente y la alusión a su iniquidad requieren una fecha posterior, y podría ser más satisfactorio decir que ilustra el período en que Absalón se rebeló y sus propios partidarios le abandonaron, y labios mentirosos esparcieron millares de rumores maliciosos contra él. Vers. 1. En Ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás. ¿Cómo puede el Señor permitir que sea de modo definitivo avergonzado el hombre que depende y confía exclusivamente en El? Esto no sería tratarnos como un Dios de verdad y de gracia. Traería deshonor sobre Dios mismo si la fe no fuera al final recompensada. Sería un día triste verdaderamente para la religión si Dios no trajera consolación y ayuda. C. H. S. Vers. 2. Inclina a mí tu oído. Escucha mi queja. Pon tu oído junto a mis labios, para que puedas escuchar lo que mi debilidad es capaz de pronunciar. Generalmente ponemos los oídos cerca de los labios de los enfermos y los moribundos para poder escuchar lo que dicen. A esto parece que se refiere el texto. Adan Clarke Y ciudadela para salvarme. ¡Cuán simple y sencilla es la oración del justo y, no obstante, cuán enjundiosa y profunda! No echa mano de ornamentos ni florituras; su espíritu es demasiado sincero y profundo como para hacerlo de otra forma; cuánto mejor no sería si cuando oramos en público tuviéramos siempre en cuenta esta regla. Vers. 3. Se Tú mi roca y mi ciudadela para salvarme. Las dos promesas personales son como clavos firmes sobre los que colgar la fidelidad al Señor. ¡Oh, si tuviéramos gracia para que nuestro corazón estuviera fijo en la creencia imperturbable y firme en Dios! Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. No es posible que el Señor permita que su, honor sea mancillado, pues esto implicaría que los que confían en El han de perecer. Este fue el ruego de Josué. «¿Qué harás a tu gran Nombre?» C. H. S. 147 Si el mero honor de la criatura, el crédito de los ministros o la gloria de los ángeles fuera lo implicado, la salvación del hombre sería sin duda incierta. Pero cada paso de ella implica el honor de Dios. Rogamos en su Nombre. William S. Plumer Vers. 4. Pues Tú eres mi refugio. El Omnipotente corta la red que teje las conveniencias. Aunque nosotros, pobres criaturas, estamos en la red, Dios no está. En la antigua fábula el ratón pone en libertad al león; aquí el león libera al ratón. Vers. 5. En tus manos encomiendo mi espíritu. Estas palabras vivas de David fueron las palabras que pronunció nuestro Señor al morir, y han sido usadas con frecuencia por los santos en la hora de su partida. Podemos estar seguros que son buenas, sabias y solemnes; podemos usarlas ahora y en nuestra última hora. C. H. S. Estas fueron las últimas palabras de Policarpo, de Bernardo, de Huss, de Jerónimo de Praga, de Lutero, de Melanchthon y de muchos Otros. «Bienaventurados son» dijo Lutero» «los que mueren no sólo por el Señor como mártires, no sólo en el Señor, como todos los creyentes, sino igualmente con el Señor, exhalando sus vidas en sus manos: "En tus manos encomiendo mi espíritu".» J. J. Stewart Perowne Encomiendo y pongo en tus sagradas manos, oh Dios mío, lo que soy, que Tú conoces mucho mejor que yo, débil, desgraciado, herido, voluble, ciego, sordo, mudo, pobre, desprovisto de todo, sí, menos que nada, a causa de mis pecados, y más miserable de lo que puedo saber o expresar. Recíbeme, Señor Dios, y haz de milo que Él, el Cordero divino, quiere que sea. Te encomiendo y ofrezco y entrego en tus manos todos mis asuntos, cuidados, afectos, consuelos y labores, todo lo que Tú sabes viene sobre, mí. Fray Tomás De JESÚS Con gran voz El exclamó estas palabras ante el mundo, que para siempre irá hundiéndose en la aprehensión pagana de la muerte, del temor de la muerte, la desesperanza de la inmortalidad y la resurrección, porque está siempre permitiendo que la presencia y conciencia de la personalidad de Dios, y de la unión personal con El, queden oscurecidas y desfiguradas. J. P. Lange, D. D. Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. La redención es una base sólida para la confianza. David no conoció el Calvario como lo conocemos nosotros, pero la redención temporal le animaba; y ¿no nos consolará más dulcemente a nosotros la redención eterna? Vers. 6. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias. Los que no se apoyan en el verdadero brazo de fortaleza, van a poner confianza vana en sí mismos. Muchos han de tener un dios, y si no adoran al Dios vivo, verdadero y único, se hacen uno ellos mismos, y le prestan atención supersticiosa, y esperan con esperanza ansiosa, basada en una ilusión. Los hombres que hacen dioses de sus riquezas, sus personas, sus entendimientos o cualquier otra cosa, tienen que ser evitados por aquellos cuya fe descansa sobre Dios en Jesucristo; y, lejos de ser envidiados, han de ser compadecidos por depender de estas vanidades. C. H. S. 148 Los romanistas fingen milagros de los santos, para hacerlos, según creen, más gloriosos. Dicen que la casa en que la Virgen María se hallaba cuando la visitó el ángel Gabriel, muchos centenares de años después, fue transportada de Galilea a Dalmacia, a unas dos mil millas, y de allí, por mar, a Italia, en donde fue llevada de un Sitio a otro, hasta que se halló un lugar apropiado; y por ella fueron realizadas muchas curas maravillosas, y que los mismos árboles, cuando llegó, se inclinaron ante ella. Hay infinitas historias de esta naturaleza, especialmente en la leyenda de los santos, que llaman «La leyenda áurea», un libro lleno de errores tan inmensos que Luis Vives, un católico, pero hombre inteligente y erudito, dijo de él con gran indignación: «¿Qué puede haber más abominable que este libro?»; y se maravilló de que lo llamaran «áureo», pues «lo que se escribió en él tiene hierro por boca y plomo por corazón». «Por todas partes podéis hallar» dice Erasmo, «ofrecida para obtener ganancia, la leche de María, que honran casi como el cuerpo de Cristo consagrado; aceite prodigioso; muchos fragmentos de la cruz, que si fueron recogidos, no cabrían en un gran barco. »Aquí hay el capuchón de Francisco; allí las prendas interiores de la Virgen; en otro lugar el peine de Ana; en otro, un calcetín de José; en otro, el zapato de Thomas de Canterbury; en otro, el prepucio de Cristo, que, aun siendo algo incierto, adoran con más fervor que a la persona de Cristo. »Y no dicen que estas cosas han de ser meramente toleradas, para ayudar a la gente sencilla, sino que toda la religión está casi colocada en ellas.» Christopher Cartwright Mas yo en Jehová he esperado. Esto puede no estar de moda, pero el Salmista se atreve a ser distinto. Los malos ejemplos no nos deben desviar de la verdad, sino que, aun en medio de una defección general, deberíamos hacernos más osados. Esta adherencia a la confianza en Jehová es el punto sobre el cual se insiste: el que está turbado se acoge a los brazos de su Dios y se atreve a todo en la fidelidad divina. Vers. 7. Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Estas dos palabras, alegraré y gozaré, son una reduplicación instructiva. No tenemos que ser mezquinos en nuestro triunfo santo. Este vino podemos beberlo a jarros, sin temor a excedemos. Tú has visto mi aflicción. Dios reconoce a sus santos cuando otros están avergonzados de reconocerlos; nunca rehúsa reconocer a sus amigos. No piensa poco en ellos por el hecho de que vayan cubiertos de harapos. No los juzga en falso y los echa cuando sus caras están demacradas por la enfermedad, o sus corazones pesados por el abatimiento. C. H. S. Sí, aunque hayamos perdido nuestro rico vestido y vayamos a Él en harapos; aunque nuestra carne esté debilitada por el dolor o la vejez (Salmo 6:7); aunque la enfermedad y la pena hayan consumido nuestra hermosura como la polilla (Salmo 39:11); aunque el sonrojo, las lágrimas y el polvo se extiendan por nuestro rostro (Salmo 69:7), El nos reconoce todavía y no se avergüenza de nosotros. Consuélate con esto, porque ¿qué daño te va a hacer el que los hombres te desprecien, si Dios el Señor no te ha olvidado? Christian Scriver 149 Vers. 8. Pusiste mis pies en lugar espacioso. Bendito sea Dios por la libertad: la libertad civil es valiosa, la libertad religiosa es preciosa, la libertad espiritual no tiene precio. Vers. 9. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia. Esta primera frase abarca todo lo que sigue: es el texto de su discurso quejumbroso. La miseria mueve a misericordia -no se necesitan más razonamientos-. «Ten misericordia» es la oración; el argumento prevalece, puesto que es sencillo y personal: «Estoy atribulado. Mis ojos se han consumido de tristeza. Las lágrimas sacan su sal de nuestra fuerza, y cuando manan en abundancia pueden consumir la fuente de la cual proceden. Los ojos hundidos y ojerosos son una indicación clara de mala salud. Dios quiere que le digamos los síntomas de nuestra enfermedad, no para su información, sino para mostrar nuestro sentimiento de necesidad. Mi alma también, y mis entrañas. El alma y el cuerpo están tan íntimamente unidos que la una no puede declinar sin que lo sienta el otro. En estos días no son raros estos dobles decaimientos como los descritos por David; hemos sentido que nos desmayamos por el sufrimiento físico, y sido afligidos por la enfermedad mental; cuando las dos coinciden, es bueno que el piloto esté frente al timón, en medio de la borrasca, y haga que la tempestad se transforme en un triunfo de su arte. Vers. 10. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. El dolor es un mercado muy triste en que gastar toda la riqueza de nuestra vida, pero un negocio mucho más provechoso que el que se hace en la Feria de Vanidad; es mejor ir a la casa del luto que a la del festín. El negro es un color que cae bien. La sal de las lágrimas es una medicina saludable. Es mejor pasar los años suspirando que pecando. Se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción. Es una aflicción provechosa la que nos lleva a ver nuestros fallos. ¿Se trataba del peor pecado que cometió el Salmista y que roía su corazón y devoraba su energía? Es muy probable que lo fuera. C. H. S. Hallo que cuando los santos están atribulados y muy humillados, los pecados pequeños gritan desaforadamente en su conciencia; pero, en la prosperidad, la conciencia es un papa que da dispensaciones y manga ancha a nuestros corazones. La cruz es, por tanto, necesaria, como la corona es gloriosa. Samuel Rutherford Vers. 11. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio. Se divertían en echarme algo en cara; mi estado lastimoso era música para ellos, porque interpretaban maliciosamente que era un juicio del cielo sobre mí. Los que no son llamados a soportarlo no dan mucha importancia a los reproches, pero el que se halla bajo su látigo conoce lo profundo de sus heridas. Los mejores hombres pueden tener los enemigos más acerbos y verse sometidos a las increpaciones más crueles. C. H. S. Si alguno procura ser paciente y humilde, se dice que es un hipócrita. Si se permite algunos de los placeres de este mundo, que es un glotón; si busca la justicia, impaciente; si no la busca, un necio. Si es prudente, se le llama avaro; si quiere hacer felices a los demás, di-soluto. Si se da a la oración, vanidoso. 150 Y ésta es la gran pérdida de la iglesia, ¡que por estos medios muchos se abstienen de obrar bien!, de lo cual el Salmista se lamenta diciendo: «De todos mis enemigos soy objeto de oprobio.» Crisostomo, citado por J. M. Neale Y de mis vecinos mucho más. Los que están más cerca de nosotros son los que peor nos apuñalan. Sentimos más los desprecios de los que deberían mostrarnos simpatía. Y el horror de mis conocidos. Cuanto más íntimos, más se apartan de nosotros. Nuestro Señor fue negado por Pedro, traicionado por Judas y abandonado por todos en la hora de la máxima necesidad. Todo el rebaño se vuelve contra el ciervo herido. La leche de la bondad humana se vuelve agria cuando un creyente despreciado es víctima de acusaciones calumniosas. Las que me ven en la calle huyen de mí. ¡Qué cosa más monstruosa y villana es la calumnia, capaz de transformar al más eminente de los santos, al hombre que fuera admiración de todos, en un despreciado, convirtiéndole en el blanco de las cornadas de todos y objeto de la aversión general! Vers. 12. He sido olvidado de su corazón como un muerto. Mejor le es al hombre la muerte que el verse asfixiado en la calumnia y el escándalo. De los muertos no se dicen más que virtudes y alabanzas, pero en el caso del Salmista no decían de él más que lo malo. He venido a ser como un vaso echado a perder. Veamos aquí el retrato del Rey de reyes en su humillación, cuando renunció a todo buen nombre y tomó sobre sí forma de siervo. Vers. 13. Porque oigo el murmurar de muchos. Una víbora calumniadora es muerte para todo consuelo. ¿Cuál será el veneno de toda la nidada? C. H. S. Desde mi misma infancia, cuando me di cuenta de los intereses de las almas de los hombres, me entró admiración al hallar que por todas partes los religiosos y piadosos, que sólo se preocupaban seriamente de su propia salvación y de la de los demás, eran objeto de toda clase de desprecios y calumnias, especialmente por los hombres más nefandos y viciosos; de modo que los que profesaban los mismos artículos de fe, los mismos mandamientos como ley de Dios y las mismas peticiones del Padrenuestro como su deseo, y así profesaban la misma religión, por todas partes hablaban mal de los que se esforzaban en vivir sinceramente lo que decían. Si la religión es mala y nuestra fe no es verdadera, entonces, ¿por qué la profesan estos hombres? Si es verdadera y buena, ¿por qué aborrecer y menospreciar a los que viven en la práctica seria de la misma, si ellos mismos no la practican? Pero no hemos de esperar que sean razonables los hombres a los que el pecado y la sensualidad han hecho irrazonables. Aun así, he de admitir que desde que observé el curso del mundo y el acuerdo entre la Palabra y la providencia de Dios, consideré como una prueba notable de la caída del hombre, de la verdad de las Escrituras, y del origen sobrenatural de la santificación verdadera, el hallar esta enemistad universal entre la simiente santa y la de la serpiente, y hallar que el caso de Caín y Abel queda ejemplificado con regularidad, y el que es nacido de la carne, persigue a aquel que ha nacido del 151 Espíritu. Creo que en el día de hoy vemos la evidencia patente que confirma nuestra fe cristiana. Richard Baxter Mientras se conjuran contra ml y maquinan quitarme la vida. Es mejor caer en las garras de un león que bajo la voluntad de perseguidores maliciosos, porque la fiera puede no hacer caso de su presa si está harta, pero la malicia es implacable y cruel como un lobo. De todos los enemigos, el más cruel es la envidia. Vers. 14. Digo: Tú eres mi Dios. David proclamó en voz alta su decisiva fidelidad a Dios. No era un creyente de los que continúan cuando todo va viento en popa. Podía hacer uso de su fe en el helado invierno y envolvérsela alrededor del cuello para protegerle y evitar las inclemencias. El que puede decir lo que dijo David, no tiene por qué envidiar la elocuencia de Cicerón. «Tú eres mi Dios» es más dulce que todas las demás palabras que pueda formular el habla humana. Nota que esta fe mencionada aquí es un argumento que usa para recordar a Dios su promesa de enviarle liberación pronta. C. H. S. ¡De cuánto más valor que poseer diez mil minas de oro es el poder decir «Dios es mío»! El siervo de Dios está convencido de ello, y esto es la felicidad completa para él, y en ella se deleita. Cierto servidor del rey Ciro, que gozaba de su favor, estaba a punto de conceder su hija en matrimonio a un hombre muy importante, si bien él no poseía muchas riquezas; por ello, alguien le dijo: «Oh, ¿cómo vas a poder dar una dote a tu hija proporcionada a su categoría? ¿Dónde están tus riquezas?» A lo que contestó: «No necesito nada. Ciro es mi amigo.» Pero ¿no podemos decir nosotros mucho más siendo nuestro amigo el Señor, que tiene todos los atributos excelentes y gloriosos que no pueden quedar cortos en ninguna necesidad y hacernos felices, especialmente siendo capaces para ello? John Stoughton, La verdadera felicidad del justo Vers. 15. En tu mano están mis tiempos. Se dice que la luna con-trola las mareas de los mares; ¿no hay un poder dominante de las almas? No tiene por qué ser así, al parecer, en la mayoría de las vidas que son terrenales, pero lo es en las celestiales; del mismo modo que la luna dirige las mareas, lo mismo Dios nuestras almas. La mano de Jesús es la mano que rige nuestros tiempos. El regula el reloj de nuestra vida. Cristo por nosotros y Cristo en nosotros. Mis tiempos están en su mano. Mi vida no puede ser en vano, como la vida del Salvador no es en vano. E. Paxton Hood Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Es legítimo desear escapar de la persecución si es la voluntad del Señor. Vers. 16. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia. Dame la luz del sol del cielo en mi alma, y desafiaré las tempestades de la tierra. Permíteme gozar del sentimiento de tu favor, oh Señor, y saber lo que quieres en mi manera de vivir, y no me importa que los hombres frunzan el ceño y me calumnien. 152 Vers. 18. Enmudezcan los labios mentirosos, que profieren insolencias contra el justo. Los pensamientos propios orgullosos con frecuencia dan por resultado estimaciones devaluadoras de los demás. Cuanto más espacio procuramos para nosotros, menos queda para nuestros vecinos. ¡Qué iniquidad es que los personajes indeseables siempre estén despotricando contra los hombres buenos! No tienen capacidad para apreciar el valor moral, del cual ellos carecen por completo, y tienen la desvergüenza de ascender al tribunal y juzgar a los hombres, a cuyo lado ellos no son más que escoria. C. H. S. En la venerable y monumental obra original de la Iglesia Valdense, titulada La lección de oro, de fecha 1100, hallamos un verso que ha sido traducido de la siguiente forma: Si alguno ama y teme a Jesucristo, Y no maldice, jura o miente, Es casto, no mata, ni hurta a otros; Dicen que es un valdense, y merece castigo. —Antoine Monastier, en Historia de la Iglesia Valdense Vers. 19. Cuán grande es tu bondad. No nos dice lo grande que es la bondad de Dios, porque no puede; no hay medidas para delimitar la inconmensurable bondad de Jehová, que es la bondad misma. Se asombra, usa interjecciones cuando fallan los adjetivos. Si no podemos medirla, podemos asombrarnos. Vers. 20. En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre. Los que viven al pie de la cruz de Cristo se vuelven indiferentes a la burla de los poderosos. Las heridas de Jesús destilan un bálsamo que cura todas las heridas que infligen las armas del desprecio; de hecho, cuando tengo la misma mentalidad que había en Cristo Jesús, soy invulnerable a todos los dardos del orgullo. Vers. 21. Bendito sea Jehová. Cuando el Señor nos bendice, nosotros no podemos por menos que bendecirle a Él de vuelta. Vers. 22. Decía yo en mi inquietud: Cortado soy de delante de tus ojos. etc. Generalmente, cuando tenemos prisa farfullamos lo que no debemos. Las palabras precipitadas las dice la lengua en un momento, pero pueden permanecer durante muchos años en la conciencia. C. H. S. ¡Oh, qué amor le debemos a Cristo, que ha abogado por nosotros cuando nosotros no teníamos nada que decir! ¡Esto nos ha sacado del foso de los leones y de las fauces del león rugiente! Es decir, como afirmó Mrs. Sarah Wright: «He obtenido misericordia, cuando yo creía que estaba más allá ya de la misericordia; esperanza del cielo, cuando creía que ya estaba condenada por mi incredulidad; he dicho muchas veces: no hay esperanza para mí; estaba desesperada y no me importaba lo que hubiera de pasarme. »A menudo me hallaba al mismo borde de la muerte y el infierno, incluso a las mismas puertas de ellos, y entonces Cristo las cerró. Me hallaba como Daniel en el foso de los leones, y El detuvo a estos leones y me dio libertad. 153 »La bondad de Dios es inescrutable; cuán inmensa es la excelencia de su majestad para que se digne mirar a una persona como yo; que me haya dado paz cuando estaba llena de terror y andaba continuamente en medio del fuego y el azufre.» Timothy Rogers Vers. 23. Amad a Jehová todos vosotros sus santos. Si los santos no aman al Señor, ¿quién lo 'hará? El amor es la deuda universal de toda la familia salvada; ¿quién quiere eximirse de pagarlo? Se dan las razones para amar, porque el amor que cree no es ciego. C. H. S. Vers. 23. Y paga abundantemente al que procede con soberbia. Lo que hemos de preguntar seguidamente es: ¿cómo recompensa Dios al orgulloso? 1º) Por medio de represalia o desquite -porque a Adoni-bezek, que cortaba los pulgares de las manos y de los pies de los demás, le cortaron los suyos (Jueces 1:7)-. Así los judíos, que vociferaban: «Crucifícale, crucifícale», fueron muchos de ellos crucificados; que si hemos de creer a Josefo, no había bastante madera para hacer cruces, ni espacio, en el lugar acostumbrado, para colocar tantas cruces como hicieron. Las trampas que cava el orgulloso son para él mismo, y de ello da abundante testimonio la Escritura. 2º) Mediante desengaños vergonzosos, cosechando raramente de lo que habían sembrado, o no comiendo lo que habían cazado, lo cual se ve claro en el estado judío cuando Cristo se hallaba entre ellos. Judas traicionó a Jesús por dinero, y no vivió para poder gastarlo. Pilato, para agradar al César, resiste todos los consejos, y cede y accede al asesinato por el que vino su ruina y la del César. Hugh Peters Vers. 24. Esforzaos todos vosotros. El ánimo del cristiano puede ser descrito así: Es la audacia indomable de un corazón santificado que se aventura a afrontar dificultades y sufrir penalidades por una buena causa cuando Dios le llama a ello. La audacia que hay en los brutos es mencionada como semejante al valor que Dios concede a los hombres (Ezequiel 3:9). Esta es la promesa del Señor: «Como el diamante, más duro que el pedernal, he hecho yo tu frente.» La locución «más duro» es la misma en el hebreo que se usa en este texto -fortiorem petra-, la roca que no teme las inclemencias del tiempo: verano o invierno, sol o lluvia, calor o frío, heladas o nieve; no se sonroja, no se arruga, no cambia en su calidad; es todavía la misma. Amado, el valor no consiste en un ojo penetrante, una mirada hosca, en palabras altisonantes; sino que consiste en los hechos, el vigor de tu brazo, de tu pecho. La raíz de donde viene el coraje es el amor a Dios; todos los santos de Dios que aman al Señor son de buen ánimo. El amor a Cristo me constriñe a estas empresas, dice el apóstol (2ª Corintios 5:14). La regla por la cual se rige es la Palabra de Dios: lo que el Señor se ha complacido en dejarnos registrado para la guía del cristiano en las páginas sagradas (lº Crónicas 22:12, 13). Y el final, al cual se refiere, es Dios. Porque para todo hombre santificado, siendo un hombre que se niega a sí mismo y mira a Dios y sus intereses, Dios en su centro, en que reposan sus actividades y sus empresas; y su alma no se satisface, ni puede hacerlo, si no es en Dios. Simeon Ash, «Sermón predicado ante los comandantes de las fuerzas militares de la ciudad de Londres.» 154 El cuartear los deseos camales, para un hombre, es como cuartear su propio cuerpo; es un trabajo doloroso y penoso, como si un hombre se cortara sus propios pies, se cortara las manos o se pinchara sus propios ojos, como expresan Cristo y el apóstol Pablo. Simeon Ash. *** SALMO 32 Título: «Salmo de David. Masquil». Que David escribió este Salmo gloriosamente evangélico queda probado no sólo por este título sino por las palabras del apóstol Pablo en Romanos 4:6-8: «Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras... » Probablemente su profundo arrepentimiento del gran pecado fue seguido por una paz bienaventurada, y se vio llevado por ella a derramar su espíritu en la música suave de este cántico escogido. En el orden cronológico parece seguir el cincuenta y uno. C. H. S. La marca del verdadero penitente cuando ha sido una piedra de tropiezo para los otros es el ser tan cuidadoso en levantarlos con su arrepentimiento como les fue perjudicial con su pecado; y creo que nunca un hombre que es verdaderamente penitente se avergüenza de enseñar a los pecadores el arrepentimiento mediante su propia prueba particular. La mujer samaritana, cuando se convirtió, dejó el cubo en el pozo, fue a la ciudad y dijo: «Venid aquí; ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho» (Juan 4:29). Y nuestro Salvador dijo a Pedro: «Cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos» (Lucas 22:32). Tampoco Pablo, después de su conversión, se avergonzó de llamarse el principal de los pecadores, y de enseñar a los otros a arrepentirse de sus pecados arrepintiéndose de los propios. Feliz, tres veces feliz, el hombre que puede edificar tanto como ha derribado. Archibald Symso Se dice de Lutero que un día le preguntaron cuál de los Salmos era el mejor, y contestó: «Psalmi paulini»; y cuando sus amigos insistieron en saber cuáles eran, añadió: «El 32, el 51, el 130 y el 143. Porque todos ellos enseñan que el perdón de nuestros pecados viene sin la ley y sin las obras del hombre que cree, y por tanto los llamo Salmos Paulinos.» Lutero, Conversaciones de sobremesa Los Salmos penitenciales: Cuando Galileo fue encarcelado por la Inquisición en Roma por afirmar la exactitud del sistema copernicano, se le mandó como penitencia que repitiera los siete salmos penitenciales cada semana durante tres años. Esto tiene que haber sido con el objeto de extraer de él una especie de confesión de su culpa y admisión de la justicia de su sentencia; y en ello había cierta sagacidad, y en realidad humor, añadida a la iniquidad (o necedad) del procedimiento. De otra manera, no es fácil entender qué idea de castigo podían adscribir los padres a un ejercicio devocional así, que en cualquier caso sólo podía ser agradable y consolador para el preso. M. Montague en Los siete Salmos penitenciales en vers. 155 Vers. 1. Bienaventurado. Como el Sermón del Monte, este Salmo empieza con bienaventuranzas. Este es el segundo Salmo de bienaventuranzas. El primer Salmo describe el resultado de la santa bendición; el treinta y dos detalla la causa de la misma. El primero describe el árbol en pleno crecimiento; éste muestra cuándo se le planta y riega. C. H. S. Bienaventurado. ¡Oh dichoso!; o bien: ¡Oh felicidad de este hombre! Robert Leighton Nota que éste es el primer Salmo, -sin contar el primero de todos-que empieza con una «bienaventuranza». En el primer Salmo tenemos la bienaventuranza de la inocencia, o mejor, de aquel que únicamente es inocente; aquí tenemos la bienaventuranza del arrepentimiento como el estado más feliz que sigue al de la falta de pecado. Lorinus en Comentario de Neale Bienaventurado aquel a quien es perdonada su trasgresión. Un perdón de la trasgresión pleno, instantáneo, irreversible, vuelve el infierno del pobre pecador en un cielo y le convierte, de heredero de ira, en participante de bendición. La palabra traducida por «perdón» en el original es «quitar», como una carga que es quitada o una barrera eliminada. ¡Qué descanso y alivio! Le costó a nuestro Salvador sudar sangre el llevar nuestra carga. Sí, le costó la vida el quitarla. Sansón se llevó las puertas de Gaza a cuestas, pero ¿qué era esto comparado con el peso que Jesús llevó en favor nuestro? C. H. S. El santo David, al comienzo de este Salmo nos muestra en qué consiste la verdadera felicidad: no en la hermosura, el honor, las riquezas (la trinidad del mundo), sino en el perdón del pecado. Pablo exclama: «He obtenido misericordia» (1ª Timoteo 1:13). Cuando el Señor perdona a un pecador, Él no paga una deuda, sino que concede un legado. Dios, al perdonar el pecado, remite la culpa y el castigo. La culpa dama a la justicia: tan pronto como Adán hubo comido la fruta, vio la espada flameante y oyó la maldición; pero en la remisión Dios parece decir al pecador: «Aunque has caído en las manos de mi justicia y mereces la muerte, a pesar de ello te absuelvo, y todo lo que está cargado a tu cuenta queda remitido.» Thomas Watson Cubierto su pecado. Cubierto por Dios, como el arca estaba cubierta por el propiciatorio, como Noé fue cubierto por el diluvio, como los egipcios fueron cubiertos por las profundidades del mar. ¡ Qué cubierta ha de ser que esconda para siempre de la vista del Dios Omnisciente toda la inmundicia de la carne y del espíritu! El que ha visto una vez el pecado en toda su horrible deformidad, puede apreciar la felicidad de no tener que verlo más. C. H. S. Hay una forma de cubrir el pecado que es una maldición (Proverbios 28:13). «El que encubre sus pecados, no prosperará.» Hay un modo de encubrirlo, que es no confesarlo, o lo que es peor, negarlo -Gehazi lo usó-, un cubrir el pecado con una mentira; y hay también un cubrir el pecado al justificamos: «No he hecho esto», o «No era nada malo». Todas éstas son formas falsas de cubrirlo; el que cubre así su pecado no prosperará. Pero hay una forma bendita de cubrir el pecado: el perdón del pecado es esconderlo de la vista, y esto es la bienaventuranza. Richard Alleine 156 Vers. 1, 2. En estos versículos se mencionan cuatro males: 1) Trasgresión, pesha; 2) pecado, chataah; 3) iniquidad, avon; 4) doblez, remiyah. El primero significa pasarse de la raya, hacer lo prohibido. El segundo significa errar el blanco, no hacer lo mandado; pero es con frecuencia tomado como expresión pecaminosa, o pecado en la naturaleza, que produce trasgresión en la vida. El tercero significa lo que se ha desviado de su curso o situación apropiados; algo moralmente deformado o tergiversado; iniquidad, que es contrario a equidad o justicia. El cuarto significa fraude, dolo, doblez, etc. Para quitar estos males son mencionados tres actos: perdonar, cubrir, no imputar. Adam Clarke Vers. 1-2, 6-7. ¿Quién es bienaventurado? No el que cubre, esconde o no confiesa su pecado. En tanto que David estaba en este estado, era muy desgraciado. Había doblez en su espíritu (2), miseria en su corazón, sus mismos huesos habían envejecido, su jugo se había secado como en una sequía de verano (3, 4). ¿Quién es bienaventurado? El que no tiene pecado, que no ha pecado, el que no contrista más con su pecado el pecho de aquel sobre el cual se reclina. Esta es una bienaventuranza superlativa, su elemento más alto de felicidad del cielo. El ser como Dios, el rendir obediencia implícita, plena, perfecta, la obediencia del corazón, de nuestro ser entero; ésta ha de ser la más bendita de todas las bienaventuranzas. James Harrington Evans, M. A. Vers. 2. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad. Nota las tres palabras usadas con tanta frecuencia para denotar desobediencia: trasgresión, pecado e iniquidad, son las tres cabezas del cancerbero del infierno, pero nuestro glorioso Señor ha hecho callar sus ladridos contra los suyos que creen para siempre. La trinidad del pecado es vencida por la Trinidad del cielo.} Y en cuyo espíritu no hay doblez. Libre de culpa, libre de doblez. Los que son justificados de culpa son santificados de falsedad. Un mentiroso no es un alma perdonada. La traición, la doblez, la disimulación, la tacañería, son rasgos de los hijos del diablo, pero el que ha sido limpiado de pecado es veraz, sincero y simple como un niño. C. H. S. Cuando ha sido perdonado, el creyente tiene el valor de ser veraz ante Dios; puede permitirse el abandonar la doblez en el espíritu. ¿Quién no declara todos sus débitos cuando otro está dispuesto a pagarlos? ¿Quién no declararía su enfermedad si estuviera seguro de ser curado con ello? La fe verdadera no sólo sabe que la doblez es imposible delante de Dios, sino también que ya no es necesaria. El creyente no tiene nada que esconder; se ve como delante de Dios, abierto y desnudo; y si ha aprendido a verse a sí mismo tal cual es, también ha aprendido a ver a Dios cuando se revela. J. W. Reeve, M. A. 157 «Aquí hay agua» dijo el eunuco, «¿qué impide que sea bautizado?» (Hechos 8:36). Ahora bien, observa la respuesta de Felipe, vers. 37: «Si crees de todo corazón, bien puedes»; como si dijera: «No hay nada, excepto un corazón hipócrita, que pueda impedirlo. Es el corazón falso solamente el que halla cerradas las puertas de la misericordia.» William Gurnall Vers. 3. Se consumieron mis huesos. ¡Qué clase de muerte es el pecado! Es una enfermedad pestilencial! ¡Un fuego en los huesos! En tanto que intentamos cubrir nuestro pecado ruge por dentro y, como una herida infectada, se hincha horriblemente y es causa de gran dolor. En mi gemir todo el día. Nadie conoce los dolores de la convicción de pecado como el que ha pasado por ella. El potro, la rueda, el haz llameante son fáciles de soportar comparados con el Tófet que es una conciencia culpable inflamada dentro del pecho: es mejor sufrir todas las enfermedades que aquejan la carne que yacer bajo el sentimiento aplastante de la ira del Dios Todopoderoso. La Inquisición española, con todas sus torturas, no era nada comparado con la pesquisa de la conciencia dentro del corazón. Vers. 4. Porque de día y de noche pesaba sobre mí tu mano. El dedo de Dios puede aplastarnos -¿qué no puede hacer su mano?- y está presionando de modo pesado y continuo. Bajo los terrores de la conciencia los hombres tienen poco descanso, día y noche; porque los tristes pensamientos de todo el día les acosan en sus dormitorios y les persiguen en sus sueños, o bien les dejan despiertos en un sudor frío de temor; es mejor llevar un mundo en el hombro, como Atlas, que la mano de Dios en el corazón, como David. C. H. S. La sequía del verano. Durante los doce años de 1846 a 1859 sólo llovió, escasamente, un par de veces en Jerusalén entre los meses de mayo y octubre. Una vez fue enjulio de 1858; la otra en junio de 1859. Dr. Whitfy Si Dios aflige y castiga con dolor a aquellos que le son propicios, ¡cuán más duramente no afligirá a aquellos que no le son propicios! Gregory Vers. 4, 5. Si vuestras ofensas han sido, no como mosquitos, sino como camellos, nuestra pena ha de ser, no una gota, sino un océano. Los pecados carmesí requieren lágrimas de sangre; y si Pedro pecó vergonzosamente, tuvo que llorar amargamente. Por lo tanto, si tu vida antigua ha sido una retahíla de iniquidades, una cuerda bien trenzada, un escrito repleto de borrones, un curso manchado con pecados diversos y serios, multiplica tus confesiones y amplía tu humillación; dobla tus ayunos y triplica tus oraciones; derrama tus lágrimas y acarrea profundos suspiros. En una palabra, repite e incrementa tu reconocimiento, aunque, como dice el apóstol en otro caso: «No te aflijas como los que no tienen esperanza», que ante tu arrepentimiento sincero y apropiado la bondad divina va a perdonarte los pecados. Nathanael Hardy Vers. 5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Entre los hombres, una confesión franca abre el paso a la sentencia; pero con Dios, cuanto más lamenta un pecador su ofensa más se atenúa la ira de su Juez. El pecado llama la justicia, puesto que es una ofensa contra Dios; con todo, una vez es una herida para el alma, le mueve a la misericordia y la clemencia. Isaac Craven 158 Este pecado parece muy probable que fuera su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías. Ahora David, para dar más evidencia de la misericordia perdonadora de Dios, dice que no sólo perdonó su pecado, sino la iniquidad de su pecado; y ¿qué era esto? Sin duda, lo peor que se puede decir sobre esto, su complicado pecado, es que hubiera tanta hipocresía en él: David jugó arriesgada-mente con Dios y el hombre al cometerlo; esto, sin duda, era la iniquidad de su pecado, y agravó la cosa mucho más que la sangre que había vertido. ¿No había dado David ningún otro paso falso además de éste? ¿Declara el Espíritu de Dios, exceptuando esto, su aprobación de todo lo demás que había hecho? No; sin duda el Espíritu de Dios registra otros pecados que escaparon a este eminente siervo de Dios; pero todos éstos quedan incluidos aquí, y éste mencionado es la gran mancha de su vida. Pero, ¿por qué? Sin duda porque aquí aparecía menos sinceridad, sí, más hipocresía en éste que en todos los demás juntos; aunque David en estos otros había obrado mal en cuanto al acto cometido, pese a todo, su corazón era menos torcido en la forma de cometerlo. William Gurnall Vers. 6. Por esto orará a Ti todo santo, dice David. ¡Por esto! ¿Qué? Sus pecados. Y ¿quién? No es el inicuo, sino el santo, en este sentido, que tiene motivos para orar. ¿Y por qué ha de orar? Sin duda, para que le sea renovado el perdón, incrementada la gracia y perfeccionada la gloria. No podemos decir que no tenemos pecado. ¡ Oh!, oremos, pues, con David: «No entres en juicio con tu siervo, ¡oh Jehová!» Nathanael ARDÍ En el tiempo en que puedas ser hallado. Hay, sin embargo, un tiempo señalado para la oración, más allá del cual no sirve de nada; entre el tiempo del pecado y el día del castigo la misericordia tiene la palabra, y Dios puede ser hallado; pero una vez la sentencia ha sido pronunciada, las apelaciones son inútiles, porque el Señor no será hallado por el alma condenada. C. H. S. Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Los efectos de la oración hasta entonces habían sido maravillosos. La oración había cerrado las ventanas de los cielos para que no lloviera, y de nuevo habían sido abiertas para que la tierra pudiera dar su crecimiento. La oración había detenido el rápido curso del sol y hecho que regresara quince grados. La oración detuvo la mano de Dios para que no hiriera a su pueblo cuando El estaba dispuesto a hacerlo. La oración, sin ninguna otra ayuda o medio, había derribado los sólidos muros de Jericó. La oración ha dividido el mar para que las aguas no alcancen a los israelitas. En este lugar, ahora, había librado al hombre fiel de todos los peligros de este mundo. Thomas Playfere El fuego y el agua no tienen misericordia, decimos. Pero, de los dos, el agua es la peor. Porque el fuego puede ser apagado con agua; pero la fuerza del agua, si entra en violencia, no hay poder humano que, la detenga. El. La filosofía define a este «él», o sea, el hombre, por la razón y las virtudes morales de la mente; pero la Divinidad define al cristianismo por su fe y su conjunción por medio de ella con Cristo. Thomas Playfere 159 Vers. 7. Tú eres mi refugio. Observa que el mismo hombre que en el versículo cuatro estaba oprimido por la presencia de Dios aquí halla refugio en El. Ve lo que pueden hacer la sincera confesión y el pleno perdón. El evangelio en la doctrina de la sustitución hace de El nuestro refugio, cuando de otro modo sería nuestro Juez. C. H. S. Supongamos que un viajero en un páramo expuesto y solitario se alarma cuando ve avecinarse una tempestad. Busca cobijo. Pero si su ojo discierne un lugar donde esconderse de la tormenta, ¿se queda quieto y dice: «Veo este refugio, y por tanto voy a permanecer donde estoy»? ¿No se dirigirá a él? ¿No va a correr para escapar de la furia del viento y la tempestad? Era «un» refugio ya antes, pero pasa a ser «su» refugio cuando el viajero se esconde en él y está seguro. Si no hubiera entrado en él, aunque podría haber sido protección para otros viajeros que hubieran acudido al mismo, para él habría sido como si no existiera. ¿Quién no se da cuenta al instante, por esta simple ilustración, de que las bendiciones del evangelio son sólo para el que se las apropia al alma? El médico sólo puede curar al que le llama; la medicina sólo puede curar al que la toma; el dinero sólo enriquece al que lo posee; y el mercader de la parábola no habría sido más rico al descubrir que había una «perla de gran precio» si no la hubiera adquirido. Lo mismo sucede con referencia a la salvación del evangelio: Si Cristo es el «bálsamo de Galaad», aplícate el remedio; si es el «médico», ve a Él; si es «la perla de gran precio»,, vende todo lo que tienes y cómprala; y si es el «refugio», corre a El y ponte, a salvo; no habrán gozo y paz sólidos en tu alma hasta que El sea tu «escondedero». Fountain Elwin Me guardarás de la angustia. La angustia no me causa daño cuando el Señor está conmigo; más bien será causa de mucho beneficio para mí, como la lima que quita la herrumbre pero no destruye el metal. Observa los tres tiempos; hemos notado el pasado deplorable, la última cláusula era un gozoso presente, ésta es un futuro gozoso. C. H. S. Dios usa ambos medios en favor de sus siervos: a veces suspende la operación de lo que ha de obrar como tormento, como cuando suspendió el furor de los leones de Daniel y el calor del fuego del horno encendido de los jóvenes; otras veces concede insensibilidad al que sufre; así san Lorenzo no sólo fue paciente, sino que se burló e hizo bromas cuando le asaban; y así leemos de muchos otros mártires que han sido menos afectados por los tormentos que sufrieron que los verdugos que los infligían. John Donne Vers. 8. Esta triple repetición: haré entender, enseñaré, guiaré, muestra tres características de un buen maestro. Primero, hacer que las personas entiendan el medio de salvación; segundo, ir delante de ellos; tercero, velar sobre ellos y sus caminos. Archibald Symson Sobre ti fijaré mis ojos. «Te aconsejaré, mis ojos estarán sobre ti.» Éste es el sentido del hebreo. El significado literal es: «Te aconsejaré; mis ojos estarán sobre ti.» De Wette: «Mi ojo está dirigido hacia ti.» La idea es la de uno que muestra a otro el camino que ha de tomar a fin de llegar a cierto punto; y le dice que le observa, o fija el ojo sobre él, para asegurarse que no se desvía. Albert Barnes 160 Vers. 9. No seáis como el caballo, o como el mulo. Según la naturaleza de estas dos bestias, los padres y otros expositores han dado varias interpretaciones, o por lo menos alusiones. Consideran que el caballo y el mulo admiten a un jinete, una carga, sin discreción o diferencia, sin debate o consideración; no preguntan si el jinete es noble o villano, ni si la carga es de oro para el tesoro u hortalizas para el mercado. Y estos expositores hallan la misma indiferencia en el pecador habitual a toda clase de pecado; tanto si es por placer, o para beneficio, o para compañía, todos son pecados. John Donne Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque Si no, no se pueden dominar. El freno de la aflicción muestra lo duros que somos de dominar; las bridas de la enfermedad y dolencias manifiestan lo obstinado de nuestra voluntad. No deberíamos ser tratados como mulas si no hubiera mucho del asno en nosotros. Vers. 10. Muchos dolores habrá para el impío. El que siembra pecados cosechará aflicción en gavillas copiosas. Las penas de la conciencia, el desengaño, el terror, son la herencia segura del pecador en el tiempo, y luego las penas de remordimiento y desesperación para siempre. Mas al que espera en Jehová, le rodeará la misericordia. El malvado tiene un enjambre de avispas que le rodean, muchas penas; pero nosotros tenemos un enjambre de abejas que producen miel. C. H. S. Se verá rodeado de misericordia, como nos rodea el aire o la luz del sol. Hallará misericordia y favor por todas partes: en casa, fuera; de día, de noche; en sociedad, en soledad; en enfermedad, en salud; en vida, en muerte; en el tiempo, en la eternidad. Andará entre misericordia, morirá entre misericordias; vivirá en un mundo mejor en medio de las misericordias eternas. Albert Barnes «Nota bien este texto» dijo Richard Adkins a su nieto Abel, que estaba leyéndole el Salmo treinta y dos-. «Nota este texto: "Al que espera en Jehová, le rodea la misericordia." Lo leí en mi juventud y lo creí; y ahora lo leo en mi ancianidad, y, gracias a Dios, sé que es verdad. Oh, es una gran bendición en medio de los goces y sufrimientos del mundo, Abel, el confiar en el Señor». El Tesoro cristiano Vers. 11. Alegraos. La felicidad no es sólo un privilegio, sino que es nuestro deber. Verdaderamente servimos a un Dios generoso, puesto que hace que una parte de nuestra obediencia sea el estar gozosos. ¡Qué pecaminosas son nuestras murmuraciones rebeldes! Leemos de uno que murió al pie del patíbulo, de la inmensa alegría que tuvo al recibir el perdón de su monarca; y ¿vamos a recibir el perdón gratuito del Rey de reyes y, con todo, nos entregamos a una pena inexcusable? Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón. Es de temer que la iglesia de nuestros días, aunque sea a causa de su afán de comportarse debidamente, se ha vuelto demasiado artificial; así, los gritos de los penitentes y de los creyentes, si alguien intentara pronunciarlos en nuestras reuniones, serían acallados. Esto puede ser mejor que el fanatismo vociferante, pero hay tanto peligro en una dirección como en la otra. 161 Por nuestra parte, nos conmueve el corazón un poco de exceso sagrado, y cuando los hombres piadosos, en su gozo, saltan los límites estrechos del decoro, no los miramos con espíritu crítico, como la hija de Saúl, Mical, a David. C. H. S. Cuando el poeta Carpani inquirió de su amigo Haydr por qué su música religiosa era tan alegre, el compositor le dio una hermosa respuesta: «No puedo hacerla de otra forma. Escribo según los pensamientos que siento; cuando pienso en Dios, mi corazón está tan lleno de gozo que las notas bailan y saltan de mi pluma; y como Dios me ha dado un corazón alegre, me perdonará si le sirvo con un espíritu alegre. Anécdotas de John Whitecross *** SALMO 33 Título: Este canto de alabanza no tiene título o indicación de autor; «nos enseña» dice Dickson«a ver las sagradas Escrituras como totalmente inspiradas por Dios, y no atribuirles valor según 105 escritores de las mismas». La alabanza de Jehová es el motivo de este cántico sagrado. C. H. S. ¡De qué modo tan absurdo tratan los filósofos el origen del mundo! ¡Qué pocos han razonado de modo sistemático sobre este tema tan esencial! Nuestro profeta resuelve la importante cuestión con un solo principio; y lo que es más notable: este principio, que es expresado noblemente, lleva consigo la evidencia más clara. El principio es: «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (vers. 6). Esta es la explicación más racional que se ha dado nunca de la creación del mundo. El mundo es la obra de una voluntad eficiente por si misma, y este principio solamente puede explicar su creación. La doctrina de la providencia expresada en estas palabras: «Dios considera las obras de los habitantes de la tierra» es una consecuencia necesaria de su principio «Dios formó sus corazones»; y este principio es una consecuencia necesaria de lo que el Salmista había indicado antes como explicación del origen del mundo. Una de las objeciones más especiosas que se han opuesto nunca a la doctrina de la providencia es el contraste entre la grandeza de Dios y la pequeñez del hombre. ¿Cómo puede una criatura tan insignificante como el hombre ser objeto del cuidado y atención de un ser tan magnífico como Dios. No hay objeción que pueda ser más especiosa o, en apariencia, más invencible. La distancia entre el insecto más rudimentario y el monarca más poderoso, que pisa y aplasta a los reptiles sin la 162 menor consideración para ellos, es una imagen muy imperfecta de la distancia entre Dios y el hombre. Lo que prueba que estaría por debajo de la dignidad del monarca el observar los movimientos de las hormigas, o gusanos, e interesarse en sus acciones y castigarías o premiarías, parece demostrar que Dios se degradaría si observara, dirigiera, castigara o premiara a la Humanidad, que es infinitamente inferior a El. Pero con un hecho basta para contestar esta objeción especiosa: esto es, que Dios ha creado a la Humanidad. ¿Se degrada Dios más al gobernar que al crear a la Humanidad? James Saurtn Vers. 1. Alegraos, oh justos, en Jehová. El gozarse en las comodidades temporales es peligroso; gozarse por si mismo es necio; gozarse en el pecado es fatal; pero gozarse en Dios es celestial. Quien quiera tener el cielo dos veces, tiene que empezar ya aquí a gozarse como los de allá. C. H. S. El verbo hebreo, según los etimólogos, originalmente significa «danzar de gozo», y por tanto es una expresión muy fuerte de viva exultación. J. A. ALEXANDER No os gocéis en vosotros mismos, porque no es seguro, sino gozaos en el Señor. Agustin A los rectos les va bien la alabanza. La alabanza no va bien a los cantantes profesionales no perdonados; es como zarcillo de oro en la nariz del cerdo. Los corazones torcidos aman la música torcida, pero los rectos tienen su deleite en el Señor. La alabanza es el vestido de los santos en el cielo; es apropiado que se lo prueben aquí abajo. C. H. S. La alabanza no va bien, a menos que se sea piadoso. La alabanza en la boca del pecador es como un oráculo en la boca de un necio: ¡Qué poco apropiada es para él la alabanza de Dios si su vida deshonra a Dios! Thomas Watson Agrada a Dios aquel cuyo agrado está en Dios. Agustín Vers. 3. Cantadle. Cantar es la música de los santos. 1. Han ejecutado este deber en grandes números (Salmos 147:1,2). 2. En sus mayores apuros (Isaías 26:19). 3. En sus mayores luchas (Isaías 42:10, 11). 4. En sus mayores liberaciones. 5. En sus mayores abundancias (Isaías 65:14). John Wells Hacedlo bien. Es lamentable escuchar alabanzas a Dios hechas descuidadamente. Todo cristiano debe esforzarse por cantar según las reglas del arte, de modo que cante a compás y afinando con toda congregación. Las melodías más dulces y las voces más dulces, con las palabras más dulces, son todas ellas poco para el Señor nuestro Dios; no las ofrezcamos de modo discorde y desagradable. C. H. S. Tañendo con júbilo. La buena voluntad y el corazón han de ser conspicuos en la alabanza divina. Hay que cantar con ánimo, no languideciendo y arrastrándose. No es que el Señor no quiera oírnos si no lo hacemos de modo vivo y bien alto, pero no es el modo natural para una gran exultación. Los hombres gritan a la vista de sus reyes; ¿no vamos a ofrecer hosannas con júbilo al Hijo de David? C. H. S. 163 Vers. 4. Porque recta es la palabra de Jehová, y toda su obra es hecha con fidelidad. Dios escribe con una pluma que no hace borrones, habla con una lengua que nunca se traba, obra con una mano que nunca falla. ¡Bendito sea su Nombre! Vers. 5. De la misericordia de Jehová está llena la tierra. Venid aquí, astrónomos, geólogos, naturalistas, botánicos, químicos, mineros, sí, todos los que estudiáis las obras de Dios, porque lo que tenéis que contarnos confirma esta declaración. Desde el animálculo que piruetea en el rayo de sol, al leviatán en el océano, todas las criaturas deben su abundancia al Creador. Incluso el desierto sin caminos contiene algunas misericordias no descubiertas, y las cavernas del océano esconden tesoros de amor. La tierra podría haber estado llena de terror lo mismo que de gracia, pero abunda en toda clase de bondades. El que no puede verlo y, con todo, vive en ella como el pez en el agua, merece morir. Si la tierra está llena de misericordia, ¿de qué ha de estar lleno el cielo? C. H. S. Vers. 6. Es interesante notar la mención del Espíritu en la cláusula: y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. La palabra aliento es la misma que se traduce en otros puntos por «Espíritu». Así, las tres personas de la Divinidad se unen al crear las cosas. ¡Qué fácil para el Señor hacer los astros más poderosos y los ángeles más gloriosos! Una palabra, un aliento, pudo hacerlo. Fue tan fácil para Dios crear el universo como para el hombre respirar; no, más fácil aún, porque el hombre respira no de modo independiente, sino que pide prestado aliento de sus narices a su Hacedor. Vers. 7. Él junta como montón las aguas del mar. El pone en depósitos los abismos. Es posible que el texto se refiera a las nubes y a los depósitos de granizo y nieve y lluvia, estos tesoros de misericordia y riqueza para los campos de la tierra. Estas masas acuosas se hallan almacenadas para un uso futuro benéfico. La ternura abundante se ve en la previsión de nuestro celestial José, cuyos graneros ya están llenos para el tiempo de necesidad en la tierra. Estos almacenes pueden haber sido, y fueron un tiempo, municiones de venganza; ahora son parte del ministerio de misericordia. C. H. S. Vers; 8. Tema a Jehová toda la tierra. Que no teman a otro en vez de El. ¿Ruge una fiera? Teme a Dios. ¿Acecha en emboscada una serpiente? Teme a Dios. ¿Te odia el hombre? Teme a Dios. ¿Lucha contra ti el diablo? Teme a Dios. Porque toda la creación está bajo Aquel a quien se te manda que temas. Agustin Vers. 9. Porque Él dijo, y fue hecho. ¡Feliz el hombre que ha aprendido a apoyarse en la segura Palabra de Aquel que hizo los cielos! C. H. S. Vers. 10. Jehová frustra el plan de las naciones. Cuanto más se oponían a la verdad los fariseos antaño, y sus sucesores los prelados ahora, más prevalece. La Reforma de Alemania prosperó en gran manera por la oposición papista; sí, cuando dos reyes (entre muchos otros) escribieron contra Lutero -a saber: Enrique VIII de Inglaterra, y Ludovico, de Hungría- y tomaron parte en la controversia, esto hizo que muchos entraran en curiosidad e investigarán la cosa, y el resultado fue un estímulo e inclinación general hacia las opiniones de Lutero. Richard Younge, de Librería cristiana y anula las maquinaciones de los pueblos. Sus persecuciones, calumnias y falsedades son como bolas de nieve estrellándose contra una pared de granito: sin efecto ni resultado 164 alguno; el Señor se enseñorea sobre el mal, y aun del mal saca bienes. La causa de Dios nunca está en peligro: las artimañas infernales son superadas por la sabiduría Infinita, y la malicia satánica se ve en jaque ante el poder que no tiene límites. C. H. S. Vers. 11. El consejo de Jehová permanecerá para siempre. Las ruedecillas de un reloj de bolsillo o de pared se mueven en sentido contrario unas de otras, las unas en una dirección, las otras en otra; con todo, sirven, según el propósito del artesano, para mostrar el tiempo o para hacer que suene la hora. Así, en el mundo, la providencia de Dios se puede ver que circula por todas sus promesas, los unos de una forma, los otros de otra; los hombres buenos van en una dirección, los malos en otra; pero todos, en conclusión, ejecutan la voluntad y centran su propósito en Dios, el gran Creador de todas las cosas. Richard Sibbes Vers. 12., Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que El escogió como heredad para sí. Un hombre puede tener su nombre estampado en crónicas y, sin embargo, perderse el nombre; cincelado en mármol perdurable, pero aun así perece; puesto sobre un monumento igual al Coliseo, y a pesar de ello ser cubierto de ignominia; inscrito en las puertas de un hospital, pero ir al infierno; grabado en la fachada de su propia casa, pero la casa estar en posesión de otro; todos estos casos son de escritura en el polvo o sobre el agua, en que los rasgos perecen tan pronto como han sido trazados; no demuestra que el hombre sea feliz, como el necio no podía probar que Poncio Pilato era feliz porque tenía su nombre escrito en el Credo. Pero el verdadero consuelo para un hombre es cuando, por la seguridad recibida, puede llegar a la conclusión en su alma de que su nombre está escrito en las hojas eternas del cielo, en el libro de la elección de Dios, que nunca serán envueltas en las hojas de la oscuridad, sino que seguirán legibles por toda la eternidad. Thomas Adams Algunas veces he equiparado los grandes hombres del mundo y los hombres buenos del mundo, con las consonantes y vocales del alfabeto. Las consonantes son de mayor tamaño; ocupan la mayor parte de la sala y hacen bulto; pero, creedme, las vocales, aunque son en menor número y son las más pequeñas, son las más útiles, las que producen mayor sonido; no hay pronunciación sin las vocales. ¡Ah! queridos, aunque los grandes hombres del mundo ocupan el lugar y se exhiben por encima de los demás, no son sino las consonantes, un grupo de consonantes mudas y sordas en su mayor parte; los hombres buenos son las vocales, usadas y más útiles en todo momento; un buen hombre ayuda con sus oraciones; un buen hombre aconseja con sus advertencias; un buen hombre se interpone con su autoridad; ésta es la pérdida que lamentamos, que hemos perdido a un buen hombre; la muerte ha borrado una vocal. Temo que habrá más silencio allí donde ahora falta; silencio en la cama, silencio en la casa, silencio en la tienda, silencio en la iglesia y silencio en la parroquia, porque en todas partes era una vocal, un buen hombre en todos los sentidos. John Kitchin, M.A., en el sermón de un entierro. 165 Vers. 15. Observa a todos los moradores de la tierra. Dos hombres dan limosna a un pobre, el uno busca su recompensa en el cielo, el otro la alabanza de los hombres. Tú, en los dos, ves una cosa; Dios entiende dos cosas. Porque El entiende también lo que está dentro, sabe lo que está dentro; El ve sus fines, sus intenciones. «El entiende todas sus obras.» Agustin Vers. 16. El rey no se salva por la multitud del ejercito. El poder de los mortales es falso, y los que confían en él están engañados. Las hileras apretadas de hombres armados no han sido capaces de sostener un imperio, o incluso la vida del monarca cuando ha sido emitido un decreto del tribunal del cielo proclamando la derrota del mismo. C. H. S. En la batalla de Arbela los ejércitos de Persia eran en número de medio a un millón de hombres, pero fueron totalmente derrotados por el de Alejandro, que no contaba con más de cincuenta mil; y el antes poderoso Darío fue vencido. Napoleón entró en Rusia con medio millón de hombres, pero un invierno terrible deshizo su ejército y él terminó prisionero en la roca solitaria de Santa Elena. Este versículo ha venido siendo comprobado a lo largo de la línea de la historia. Los batallones más fuertes se derriten como copos de nieve cuando Dios está contra ellos. C. H. S. Vers. 18. El ojo de Jehová está sobre los que le temen. Mira el sol cuando proyecta su luz y su calor sobre el mundo en su curso general, y verás que brilla sobre buenos y malos con la misma influencia; pero deja que sus rayos se concentren en un cristal de aumento: entonces comprobarás que enciende el objeto que toca, pero que los que le rodean no sufren este efecto. De la misma manera, en la creación, Dios mira a todas sus obras con un amor general -erant omnia valde bona-, se agrada de todas. ¡Oh!, pero cuando El se complace en proyectar los rayos de su amor y hace que éstos brillen sobre sus elegidos en Cristo, entonces sus afectos son inflamados, en tanto que los otros sólo reciben una influencia leve, la gracia común que brilla un poco sobre cada uno. Richard Holdsworth Vers. 19. Para librar sus almas de la muerte. La mano del Señor va con su ojo; su soberanía preserva a aquellos a quienes observa en su gracia. Los rescates y restauraciones son como un mosaico que sustenta la vida de sus santos; la muerte no puede tocarlos hasta que el Rey firma su licencia y les deja partir, y entonces su toque ya no es mortal, sino inmortal; no nos da muerte, sino que mata nuestra mortalidad. C. H. S. Vers. 20. Nuestra alma. No nuestras almas, sino nuestra alma, como si todos ellos tuvieran una. Y ¿cuál es la expresión de Dios según el profeta?: «Les daré un corazón y un camino.» Y así los dos discípulos que iban a Emaús exclamaron, en la sorpresa de su descubrimiento: «¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros?» Por ello, al principio de esparcirse el evangelio se decía: «La multitud de ellos creía en un solo corazón y una sola alma.» Hemos visto varias gotas de agua sobre la mesa que, al ser puestas en contacto, se juntan en una. Si los cristianos se conocieran mejor entre sí, fácilmente se unirían. William Jay 166 Nuestra alma espera en Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es El. Hay una historia excelente de un joven que se hallaba navegando, en medio de una furiosa tempestad; y cuando todos los pasajeros estaban desesperados por el terror, él era el único que estaba tranquilo. Cuando le preguntaron la razón de su tranquilidad, contestó: «El piloto del barco es mi padre, y sé que mi padre hará bien las cosas.» El Dios sabio y grande, que es nuestro Padre, desde toda la eternidad ha decretado cuál será el resultado de todas las guerras y el final de todos los tumultos; Él es nuestro piloto, El se halla al timón; y aunque el barco, la Iglesia o el Estado se hallen a punto de naufragar, podemos estar tranquilos, que nuestro Piloto tendrá cuidado de nosotros. No se hace nada en este parlamento inferior que es la tierra sin que antes no sea decretado en el superior, que está en los cielos. Las ruedas pequeñas vienen regidas por las mayores. «No se venden cinco gorriones por un cuarto», dijo Cristo. Un gorrión no vale ni medio cuarto. Y no hay hombre que no tenga el valor de un cuarto. Y a ningún hombre se le hará ni un cuarto de daño más de lo que Dios ha decretado desde la eternidad. Edmund Calamy *** SALMO 34 Título: «Salmo de David, cuando mudó su semblante (conducta) delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue». De este suceso que no refleja crédito alguno en la memoria de David se nos da un relato en 1º Samuel 21. Aunque la gratitud del Salmista le hizo registrar por escrito la bondad del Señor al concederle una liberación inmerecida, sin embargo, él no elabora ninguno de los incidentes de su escape en el relato, sino que insiste sólo en el gran hecho de ser escuchado en la hora de peligro. Podemos aprender de este ejemplo a no exhibir nuestros pecados delante de los demás, como algunos vanidosos acostumbran, que exhiben sus pecados como si fueran veteranos de campaña cargados de cruces y medallas. David se finge loco con gran habilidad, pero no estaba tan loco como para cantar las hazañas de su propia locura. Vers. 1. Bendeciré a Jehová en todo tiempo. El que alaba a Dios por sus misericordias nunca carecerá de misericordia que alabar. El bendecir al Señor es siempre oportuno; no hay sazones más apropiadas que otras. C. H. S. El mártir Bradford, hablando a la reina Mary, en cuyo poder se hallaba, y por consiguiente bajo su cruel clemencia, le dijo: «Si la reina se complace en soltarme, se lo agradeceré; si me encarcela, se lo agradeceré; si me quema, se lo agradeceré», etc. Esto dijo un alma creyente: «Hágame Dios lo que me haga, estaré agradecido.» Samuel Clarke Vers. 2. En Jehová se gloriará mi alma. El jactarse es una tendencia muy natural, y si nos hemos de jactar como en este caso, cuanto ti mejor. La exultación de este versículo es más que mera 167 jactancia de la lengua; el alma va incluida, el gloriarse es algo que se siente antes de ser expresado. ¡Qué alcance tiene este gloriarse santo en Jehová! C. H. S. Vers. 4. Busqué a Jehová, y Él me escuchó. Dios espera oírnos a nosotros antes que nosotros le oigamos a El. Si tú retienes la oración, no es de extrañar que la misericordia prometida sea retenida. La meditación es como el estudio que hace el abogado del caso, a fin de defenderlo ante el tribunal; cuando tú has visto la promesa y tu corazón ha sido afectado por las riquezas de la misma, entonces lánzate al trono de la gracia y preséntala delante del Señor. William Gurnall Vers. 5. Los que miran hacia Él. Cuanto más pensam9s en nuestro Señor y menos en nosotros, tanto mejor. El mirarle a El, sentado a la diestra del trono de Dios, va a ayudarnos a mantener firmes nuestras cabezas y nuestros corazones cuando atravesamos las aguas turbias de la aflicción. He pensado con frecuencia en esto al cruzar las aguas en el antiguo lugar de Langholm. Hallo que cuando miro al agua siento vértigo, y por tanto fijo los ojos en un objeto distante, al otro lado, y me siento tranquilo. David Smith Vers. 6. Este pobre clamó. Su oración era un grito, por la brevedad y la amargura, por la sinceridad y la sencillez, por la naturalidad y la pena; era el grito de un pobre, pero no menos poderoso para el cielo, porque el Señor le escuchó, y el ser escuchado por Dios es ser librado; y por ello se añade: El le libró de todas sus angustias. Al instante David se vio libre de todos sus males. El Señor barrió su aflicción como los hombres destruyen un nido de avispas o el viento disipa la niebla. La oración puede aclarar nuestras tribulaciones tan fácilmente como el Señor limpió de ranas y moscas a Egipto cuando Moisés se lo pidió. C. H. S. Una flecha tirada con plena energía se dirige rápidamente a su blanco; por tanto, las oraciones de los santos son expresadas clamando sobre las Escrituras. Samuel Rutherford Vers. 7. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. No voy a hacer las preguntas que se han hecho en el pasado sobre silos ángeles pueden hacer esto o aquello; tampoco me ocuparé de cuál es su sustancia, su virtud u operación. Pero de esto el hombre piadoso puede estar seguro: que siempre que está en necesidad, a pesar de puertas, cerrojos y barrotes, puede disponer de uno en un instante con sólo indicarlo. Zachary Bogan Vers. 8. Gustad, y ved cuán bueno es Jehová. Nuestros sentidos ayudan a nuestro entendimiento; no podemos, mediante nuestro entendimiento racional, percibir la dulzura de la miel; pruébala, y saboréala; esto basta. Richard Alleine en Cielo abierto. No basta con que la veas de lejos, si no la tienes, como le ocurrió al rico de la parábola; o tenerla y no probarla, como el león de Sansón, que era un depósito de la misma, pero no probaba su dulzura; sino que además de verla debes probarla. Thomas Payfere No quieras tragarte 1Q5 buenos dones de Dios sin gustar el sabor de los mismos; ni los olvides maliciosamente, sino usa tu paladar y considera su sabor. D. H. Mollerus 168 Vers. 10. Los potentados se empobrecen, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. No faltará plata en el saco de Benjamín si José la echa allí. La gracia no es como un huésped pobre, que no paga su estancia. Cuando se adora al mejor de los seres, se gozan las mejores bendiciones. William Secker La carencia santificada es un medio notable de llevar al arrepentimiento, de obrar en nosotros un cambio de vida; estimula a la oración; nos desteta del amor del mundo; nos mantiene preparados siempre para el combate espiritual; revela si somos verdaderos creyentes o hipócritas; impide mayores males de pecado y castigo futuros; nos hace humildes, conformes para con Cristo, nuestra Cabeza; aumenta nuestra fe, nuestro gozo y agradecimiento, nuestra sabiduría espiritual, y al mismo tiempo nuestra paciencia, como ya he mostrado en otro tratado. Richard Young en El abogado de los pobres Recuerdo que cuando pasé por el campo conocí a una pobre viuda cuyo marido había caído en Bothwell; los soldados saquearon su casa, diciéndole que se llevarían todo lo que tenía. «No dejaremos nada» -le dijeron-, «ni sobre ti, ni alrededor». «No me importa» -les contestó-, «no lo necesito en tanto que tenga a Dios en los cielos». Esta fue la respuesta de un creyente. Sermón de Alejandro Peden Da una mirada al cielo y a la tierra y las cosas que hay en ellos, y todo lo que tenga base sólida para creer que es bueno pídelo con confianza a Cristo; su amor no te lo negará. Si fuera bueno para ti que no hubiera pecado, demonio, aflicción o destrucción, el amor de Cristo al instante los aboliría. Es más, si la posesión de todos los reinos del mundo fuera buena en absoluto para ser un santo, el amor de Cristo al instante le coronaría como monarca de los mismos. David Clarkson Vers. 11. Venid, hijos. Cuando Dios hubo creado los cielos y la tierra, lo primero que hizo fue adornar el mundo con luz y separarlo de las tinieblas. Feliz el niño para quien la luz del conocimiento salvador empieza a alumbrar pronto. Dios, en la ley, requiere el primogénito y las primicias, y lo mismo aun hoy quiere que le ofrezcamos nuestros primeros días. Nathanael Hardy David, en esta parte del Salmo emprende la educación de los niños; aunque era un hombre de guerra y ungido rey, no pensaba que esto estuviera por debajo de su dignidad; aunque tenía la mente llena de cuidados y asuntos en sus manos, podía hallar tiempo y corazón para dar buenos consejos a los jóvenes, usando su propia experiencia. Matthew Henry Observemos: 1º) Lo que Él espera de ellos: oídme, dejad vuestros juegos, y escuchad lo que tengo que deciros; no sólo prestadme atención, sino observadme y obedecedme. 2º) Lo que intenta enseñarles: el temor de Jehová, incluidos todos los deberes de la religión. David era un músico famoso, un hombre de estado, un soldado, pero no dice a sus hijos: «Os enseñaré a tocar el arpa, o a manejar la espada o la lanza, o a disparar el arco», o bien: «Os enseñaré las máximas de la política del Estado»; sino que dice: «Os instruiré en el temor de Jehová», que es mejor que todas las artes y ciencias, mejor que todos los holocaustos y sacrificios. Es esto lo que tendríamos que ser solícitos en aprender nosotros y enseñar a nuestros hijos. Matthew Henry 169 El Maestro de las Sentencias insiste, a partir de este versículo, en las cuatro clases de temor: mundano, servil, inicial y filial. Mundano, cuando tememos incurrir en pecado, simplemente para que no perdamos algunas de las ventajas sociales e incurramos en algún inconveniente en el mundo. Servil, cuando tememos pecar, simplemente por temor del infierno, que es su castigo. Inicial, cuando tememos cometer pecado, para no perder la felicidad del cielo. Filial, cuando tememos sólo y exclusivamente, porque no queremos ofender a Dios, a quien amamos de todo corazón. «El temor humano está lleno de amargura; el temor divino, lleno de dulzura; el uno lleva a la esclavitud, el otro lleva a la libertad; el uno teme la prisión de la Gehena, el otro abre el reino de los cielos», dice Casiodoro. J. M. Neale Vers. 14. Haz el bien. La bondad negativa no es suficiente para hacernos aptos para el cielo. Hay algunos en el mundo cuya religión está fundada sólo sobre negaciones; no son borrachos, no juran, y, por ello, se consideran bienaventurados. Ve cómo el fariseo se extasía (Lucas 18:11): «Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, etc.» ¡Ay!, el no ser causa de escándalo no hará de un hombre un cristiano, como un dígito no forma una suma. Se nos manda, no que cesemos de obrar mal, sino que obremos bien. Será una alegación muy pobre al final el decir: «Señor, me abstuve de mancharme en pecados graves: no hurté.» Pero, ¿qué bien hay en ti? No basta que el siervo de la viña no haga daño en ella, que no destruya árboles ni setos; si no trabaja en la viña, pierde su jornada. No basta que digamos el último día: «No he hecho daño a nadie; he vivido sin cometer pecados graves»; pero, ¿qué has hecho en la viña? ¿Dónde está la gracia que has recibido? Si no puedes mostrar esto, has perdido tu paga y quedado corto de tu salvación. Thomas Watson Busca la paz. La ira es un crimen tanto para uno mismo, como para el que es objeto de ella. Y síguela. Búscala; persíguela con anhelo. Es posible que la pierdas pronto -no hay nada tan difícil de retener-, pero haz lo que puedas, y si la enemistad aparece, que no sea por tu culpa. Vete tras la paz cuando ésta se escabulle; haz la decisión de no tener un espíritu contencioso. La paz que así procuras te será devuelta en tu propio seno, y será una fuente de consuelo perenne para ti. C. H. S. Las cosas más deseables no son las más fáciles de obtener. Lo más hermoso para la imaginación es la tranquilidad y la paz. Pero esta gran bendición no se presenta por su cuenta de modo voluntario; hemos de buscarla. Incluso cuando la buscamos, con frecuencia nos esquiva; huye, y tenemos que perseguiría. Condensado del sermón del DR. Waterland en J. R. Pitman's Course (Sermones sobre los Salmos) Vers. 18. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón. Cercano en amistad para aceptar y consolar. Los corazones quebrantados creen que Dios está muy lejos, cuando en realidad está muy cerca; sus ojos están nublados y no pueden ver a su mejor amigo. C. H. S. 170 Considera las ventajas de este corazón quebrantado. Un corazón quebrantado es aceptable y agradable a Dios (Salmo 51:17). Compensa muchos defectos en tu servicio y deberes (Salmo 51:17). Hace al alma un receptáculo apto para que Dios resida en ella (Isaías 57:15). Nos acerca a Dios (Salmo 34:18). Te prepara para la dulce curación de Cristo (Ezequiel 34:16). Si, te pone en el camino recto para el cielo, donde todas tus heridas y golpes serán curados (Apocalipsis 22:2). John Spalding en Sintaris Sacra, o colección de sermones Tenemos tendencia a pasar por alto a los hombres en proporción a lo humilde de su posición con respecto a nosotros. Dios los considera más en esta misma relación. Los vasos de honor son hechos de un barro que es desmenuzado antes en partículas más pequeñas. George Horne ¡Oh, pobre pecador!, tú tienes una carga insoportable de pecado y culpa dentro de tu alma, que te está oprimiendo hasta el infierno, y, con todo, no la sientes; tienes la ira de Dios colgando sobre tu cabeza por el hilo de una vida corta, y es posible que se te caiga encima antes de un año, quizá un mes, pero que no ves ahora; si la vieras, entonces gritarías como se oyó en el campo de Bosworth: «¡Un caballo!, ¡un caballo!, ¡un reino por un caballo'» Y tú exclamarías: «¡Nadie sino Cristo! ¡Nadie sino Cristo! ¡Diez mil mundos por Cristo!» James Nalton Contritos de espíritu -«dakkeey ruach»-. En ambas palabras va implicada la idea de un martillo; el romper a pedazos el mineral, y luego el batir el metal que ha sido separado del mineral. Esto recordará al lector Jeremías 23:29: «¿No es mi palabra como fuego dice Jehová y como martillo que rompe la roca en pedazos?» Adam Clarke Vers. 19. Le librará el Señor de todas ellas. El abogado puede librar a su cliente en un pleito; el médico puede librar al paciente de una enfermedad, el amo puede librar a su siervo de la servidumbre, pero el Señor nos libra de todas las aflicciones. Como cuando Moisés fue a liberar a los israelitas no quería dejar absolutamente nada detrás, lo mismo cuando el Señor viene para liberar a los justos no deja ninguna tribulación detrás. El que dice: «Quité de en medio todas tus iniquidades», también dirá: «He quitado de en medio todas tus enfermedades y aflicciones.» Henry Smith. Vers. 20. El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado. La eternidad va a curar todas sus heridas. Ni un hueso del cuerpo místico de Cristo será quebrantado, incluso su marco corporal fue conservado intacto. El amor divino vela sobre cada creyente como veló sobre Jesús; ninguna herida fatal ocurrirá. Ni seremos detenidos ni hechos inútiles en el reino, sino que seremos presentados después de las pruebas de la vida sin mancha ni arruga ni cosa semejante, preservados en Cristo Jesús y guardados por el poder de Dios por la fe para salvación. C. H. S. Los huesos de Jesús podían ser fracturados en hipótesis, pero en realidad no podían serlo por toda la violencia del mundo, porque Dios había decretado de antemano: «Ningún hueso suyo será fracturado». Así confesamos que los hijos de Dios son mortales; pero todo el poder del diablo o del hombre no puede, no debe, matarlos antes de su conversión, en conformidad con la elección de Dios para vida, que por necesidad ha de ser realizada. Thomas Fuller *** 171 SALMO 35 Título: «Salmo de David». Esto es todo lo que sabemos sobre el Salmo, pero la evidencia interna parece establecer la fecha de la composición en los tiempos turbulentos en que Saúl perseguía a David por montes y valles, y cuando los que halagaban al rey cruel calumniaban al objeto inocente de su ira; o puede referirse a los días desasosegados de las insurrecciones frecuentes que tuvieron lugar en la ancianidad de David. Todo el Salmo es una apelación al cielo hecha por un corazón osado y una conciencia clara, irritada desmesuradamente por la opresión y la malicia. Sin la menor duda, el Señor de David se puede ver aquí con el ojo espiritual. C. H. S. Bonar titula este Salmo «La terrible declaración del Justo con respecto a los que le aborrecen sin causa», y hace los siguientes comentarios: «En aquel día, cuando nuestras ideas de la justicia serán mucho más claras y plenas que ahora, entenderemos cómo pudo Samuel descuartizar a Agag, y los ejércitos piadosos exterminar en Canaán a hombres, mujeres y niños por las órdenes de Dios. Podremos, no sólo estar de acuerdo plenamente en la sentencia: "Sean confundidos", etc., sino aun cantar: "Amén, Aleluya1' sobre el humo del tormento» (Apocalipsis 19:1, 2) Deberíamos en alguna medida ser capaces de aplicarnos cada versículo ae este Salmo a nosotros mismos en el espíritu en que habla el Juez, sintiéndonos sus asesores en la acción de juzgar al mundo (1ª Corintios 6:2), pues, de todos modos, es algo que tendremos que hacer cuando lo que aquí está escrito tenga su cumplimiento. Andrew A. Bonar Vers. 1. Pleitea, oh Jehová, con los que contra mí contienden. ¿Te condena el mundo por tu celo en el servicio de Dios? ¿Amontona reproche y desprecio sobre ti por tu cuidado en seguir obrando el bien? ¿No se sonroja al imputarte toda clase de falsedades, con hipocresía farisaica? ¡Oh!, pero si tu conciencia no te condena en lo más mínimo, si te sientes confirmado por la santa Palabra de Dios, si tu objetivo es su gloria al proseguir en tu propia salvación, y no te asocias con los que perturban la iglesia, sigue adelante, buen cristiano, en la práctica de la piedad, no te desanimes en tus laudables esfuerzos, sino recuerda con consuelo que el Señor es tu Juez (1ª Corintios 4:4). Isaac Craven, Sermón Vers. 3. Blande la lanza, y cierra contra mis perseguidores. El detener el tumulto es un verdadero acto de bondad. Lo mismo que un guerrero valiente con su lanza detiene a una hueste hasta que su hermano más débil ha podido escapar, así el Señor a menudo detiene a los enemigos del creyente hasta que el hombre bueno ha recobrado aliento y ha escapado de la mano de sus enemigos. C. H. S. Di a mi alma: Yo soy tu salvación. Observa que la salvación puede ser asegurada al hombre. David nunca oraba por aquello que era imposible, ni Pedro nos encomienda un deber que no tiene la posibilidad de ser ejecutado. «Aseguraos de vuestra elección» (2ª Pedro 1:10). Y para detener los aullidos y vociferación de los adversarios, Pablo lo demuestra directamente: «Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis bien a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros? A menos que estéis reprobados» (2ª Corintios 13:5). Por tanto, podemos saber si Cristo está en nosotros. Si Cristo 172 está en nosotros, nosotros estamos en Cristo; si estamos en Cristo, no podemos ser condenados, pues leemos en Romanos 8:1: «Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.» Thomas Adams Si Dios nos da consuelo, ruge de horrores el infierno. No hay aflicción como la aflicción del alma; ni consolación como la consolación del alma... Que esto nos enseñe a sacar mucho de este «mi». La seguridad de que Dios va a salvar a algunos la tienen bien clara los demonios. Los mismos reprobados pueden creer que hay un libro de elección; pero Dios nunca les ha dicho qué nombres hay escritos allí. El mendigo hambriento, en la casa del festín, huele desde la puerta, pero el dueño no le dice: «Esto está provisto para ti». La hermosura de esta excelente ciudad de Jerusalén, edificada de zafiros, esmeraldas, crisólitos y otras piedras preciosas, cuyos fundamentos y paredes son de oro (Apocalipsis 21), no da consuelo al alma a menos que pueda decir: «Yo tengo una mansión en ella.» Los méritos suficientes de Cristo no tienen valor para ti a menos que sea tu Salvador. El mundo falla, la carne falla, el diablo mata. Sólo el Señor salva. ¿Cómo? Salvación. Algo especial; todo hombre la desea. «Te daré un señorío» dijo Dios a Esaú-. «Te daré un reino» dijo Dios a Saúl». «Te daré un apostolado» dijo Dios a Judas-. Pero «Seré tu salvación» Él lo dice a David, y sólo a los santos. Condensado de Thomas Adams Vers. 4. Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida. No hay malicia aquí; el calumniado simplemente anhela justicia, y la petición es natural y justificada. Guiado por el buen Espíritu de Dios, el Salmista predice la confusión eterna de todos los que aborrecen a los justos. Un desengaño terrible será para la porción de los enemigos del evangelio, y el cristiano de corazón más tierno no puede desear otra cosa mirando a los pecadores como hombres, los amamos y queremos su bien, pero considerándolos como enemigos de Dios, no podemos pensar en ellos sino detestándolos y deseando lealmente que sean confundidos' en sus añagazas. Ningún ciudadano leal puede desear bien a los rebeldes. La sentimentalidad enfermiza puede objetar al lenguaje recio que se usa aquí, pero en sus corazones todos los hombres de bien desean la confusión de los inicuos. C. H. S. Vers. 4, 8, 26. ¿Cómo podemos considerar estas oraciones como teniendo por objetivo la venganza? Las hallamos principalmente en cuatro Salmos: el siete, treinta y cinco, sesenta y nueve y ciento nueve, y las imprecaciones en ellos forman una culminación terrible. En el último no hay menos de treinta anatemas. ¿Son estos anatemas sólo estallidos de sentimiento o pasión no santificada, o bien son la expresión legítima de una indignación justa? Una conmiseración mal informada sabemos bien que ha llevado a muchas personas a abstenerse de leer estos Salmos en absoluto. Ahora bien, la fuente real de la dificultad se halla en que no observamos ni distinguimos la diferencia esencial entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. La antigua dispensación era en todo sentido más severa que la nueva. El espíritu de Elías, aunque no era un espíritu malo, no era el espíritu de Cristo. «El Hijo del Hombre no vino para destruir las vidas de los hombres, sino para salvarlas» (Lucas 9:56). J. J. Stewart Perowne 173 David sentía el mismo deseo de venganza de todo personaje público típico que pueda ser nombrado. Su conducta en relación a Saúl, desde el principio al fin, desplegó un espíritu singularmente noble, muy alejado del deseo carnal de venganza; y la mansedumbre con que soportó los reproches acerbos de Siemeí, da testimonio del mismo espíritu después de su acceso al trono... Puede afirmar con respecto a sus enemigos implacables: «Oh Señor, si yo he hecho esto; si hay iniquidad en mis manos; si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (sí, he librado a aquel que sin causa es mi enemigo), que el enemigo persiga mi alma y la tome; sí, que pisotee mi vida sobre la tierra» (Salmo 7:3-5). Sin duda, hemos de pensar dos veces antes de interpretar estas imprecaciones en formas totalmente incompatibles con estas apelaciones, pronunciadas casi juntamente con ellas. William Binnie D. D. Vers. 7. Porque sin causa me tendieron una trampa; sin causa cavaron hoyo para mi alma. David afirma dos veces en un versículo que sus adversarios han tramado contra él sin causa. El cavar hoyos y tender redes requiere tiempo y trabajo, y las dos cosas las hacen los inicuos, contentos con tal de ver derribado al pueblo de Dios. Vers. 8. Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina, lo prenda la misma red que escondió, y en su fosa se hunda. Aquí vemos una lex talionis de Dios que a menudo obra sorpresas. Los hombres ponen trampas, y se les quedan agarrados los dedos en ellas. Tiran piedras, y éstas caen sobre sus cabezas. ¡Con qué frecuencia Satán se equivoca y se quema los dedos en sus propios carbones! Esta, sin duda, será una de las agravaciones del infierno, que los hombres se atormentarán a sí mismos con lo que un día acostumbraban maquinar en sus mentes rebeldes. Maldicen, y son maldecidos; tiran coces contra el aguijón, y se desgarran las carnes; dejan caer diluvios de fuego, y ellos son los que se queman por dentro y por fuera. C. H. S. Al dar bastante cuerda a Ahitófel, el Señor preservó a David de perecer. ¿Quién no admira que Goliat fuera muerto con su propia espada, y que el orgulloso Naamán sostuviera el estribo de Mardoqueo y fuera el heraldo de su honor? El malvado será derrotado en sus propios actos; todas las flechas que dispara contra el justo caerán sobre su propia cabeza. Majencio construyó un puente falso para que Constantino se ahogara en él, pero fue él quien pereció ahogado. Enrique III de Francia fue apuñalado en la misma estancia en que colaboró para organizar la cruel matanza de los protestantes franceses. Y su hermano, Carlos IX, que se deleitaba en la sangre de los santos, tuvo que beber sangre hasta la saciedad. Condensado de Thomas Brooks Vers. 11. Se levantan testigos malvados. Ésta es una de las argucias de los impíos, y no hemos de maravillarnos de que la usaran contra nuestro Señor y contra nosotros. Para agradar a Saúl, siempre había hombres que eran bastante ruines para calumniar a David. 174 Me acusan de cosas que ni sé. No tenía la menor idea de la sedición; era leal, más de lo que debía, y le acusaban de conspirar contra el ungido del Señor. No sólo era inocente, sino que ni aun tenía idea de la acusación. Es bueno que nuestras manos sean tan limpias que no haya rastro de suciedad en ellas. C. H. S. Dirás: «¿Por qué permite Dios que los malvados acusen a los fieles de tales cosas cuando son inocentes? Si Dios quisiera podría impedirlo, y cerrar la boca de los malvados para que no pudieran hablar en contra de sus hijos.» Respuesta: Como todas las cosas obran para bien de los que aman a Dios, también resulta esto para el bien del pueblo de Dios. Dios lo permite para el bien de su pueblo, y de esta manera frustra las esperanzas de los malos: ellos intentan mal contra los buenos, y Dios lo dispone para bien. Como dijo José a sus hermanos: «Intentasteis este mal contra mí, pero Dios lo ha dispuesto para el bien.» Hay un bien cuádruple que Dios saca de ello para su pueblo. Primero: por este medio Dios los humilla, y hace que examinen lo que hay malo en ellos. Segundo: por este medio Dios les pone de rodillas con más frecuencia, para que le busquen para abogar su causa y para clarificar su inocencia. ¡Cuántas veces habló el profeta a Dios cuando los malvados le acusaban falsamente! Tercero: Dios usa el reproche de los malos como una medicina preventiva contra el crimen de que los malos les acusan. Los fieles tienen una naturaleza no renovada, así como la renovada, y si Dios los dejara siempre a sí mismos, ellos no son sus guardadores apropiados para que no cayeran en el pecado del cual los malos los acusan; y todo hombre o mujer piadoso puede decir cuando se le acusa falsamente: «Es por la misericordia de Dios que no he caído en este pecado de que me acusan.» Cuarto: Dios, por este medio nos enseña cómo juzgar a los demás cuando se nos acusa falsamente. En el futuro no van a escuchar los falsos informes sobre sus prójimos; se asegurarán de la verdad antes de creerla, y sabrán cómo consolar a otros que se hallen en condiciones semejantes. Sermón de Zephaniah Smyth Vers. 12. Me devuelven mal por bien. Por el bien que David había hecho al matar a Goliat, al matar a sus diez mil filisteos, y con ello salvar a su rey y a su país, Saúl y sus seguidores le tenían envidia e intentaban matarle; así nuestro Señor Jesucristo, por todo el bien que había hecho a los judíos, curando sus cuerpos y enfermedades y predicando el evangelio para beneficio de sus almas, fue premiado con reproches y persecuciones, y al final con la muerte de oprobio en la cruz; y lo mismo le sucede a su pueblo; pero éste es un mal que no quedará sin castigo (ver Proverbios 17:13 ). John Gill Y mi oración regresó a mi propio seno. La oración nunca se pierde; si no bendice a aquellos por quienes hemos intercedido, por lo menos bendice a los intercesores. Las nubes no siempre dejan caer la lluvia sobre el mismo lugar de donde asciende el vapor, sino que riegan otro lugar; y, aun 175 así, las súplicas de uno u otro lugar producen lluvias de misericordia. Si nuestra paloma no halla descanso para su pie entre nuestros enemigos, volará a nuestro pecho y traerá consigo una ramita de paz en su boca. C. H. S. Vers. 14. Su madre. Cuando le preguntaron a Mahoma qué relación tenía más fuerza para su afecto y respeto, contestó: «La madre, la madre, la madre.» Vers. 15. Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron. Se alegraron cuando cojeaba. Mi cojera era divertida para ellos. El peligro estaba cerca, y ellos cantaban sobre mi derrota inminente. ¡Qué contentos están los malvados al ver a un buen hombre que cojea! C. H. S. No te gloríes en la desgracia de tu prójimo. Muchos se regocijan en los sufrimientos de los demás. Los que se regocijan en los sufrimientos de los otros están enfermos de la enfermedad del diablo; pero el Señor libre nuestras almas de esta enfermedad. No hemos de orar para que lluevan calamidades ni decir con Clemente el agnóstico: «Dame calamidades para que me gloríe en ellas.» No puede haber mayor evidencia de un corazón malvado que el que se alegre de la desgracia de otros. «El que se alegra de las calamidades (esto es, de las de los otros) no quedará sin castigo» (ver Proverbios 17:5). Thomas Brooks ¡Maravillosa es esta profecía de la cruz!, sólo aventajada, silo es, por el Salmo veintidós. Todavía más cerca de la historia si leemos la Vulgata: «Los azotes fueron todos recogidos sobre mí.» Incluso así, oh Señor Jesús, los que araban tu espalda hicieron profundos surcos en ella; preciosos surcos para nosotros, que son sembrados con paciencia para la vida presente y gloria para la venidera; en que hay sembrada esperanza que no avergüenza y amor que las muchas aguas no pueden apagar. Luis De Granada Se juntaron contra ml gentes despreciables. ¡Qué unánimes son los poderes del mal; de qué buen grado los hombres sirven al diablo y ninguno renuncia a su servicio porque no están dotados de suficiente capacidad! Me despedazaban sin descanso. Es tal la afición de los malvados a desgarrar y hacer trizas la reputación de un buen hombre que, cuando se ocupan en ello, se resisten a abandonar la tarea. Una jauría de perros despedazando su presa no es nada comparado con un grupo de chismosos magullando la reputación de un hombre digno. El que los que aman el Evangelio en estos días no sean descuartizados como en los antiguos tiempos de la reina Mary, hay que atribuirlo a la providencia de Dios más bien que a la bondad de los hombres. Vers. 16. Como lisonjeros escarnecedores y truhanes, crujieron contra mí sus dientes. ¡Nuestro Señor podría haber usado las palabras de estos versículos! No olvidemos el ver aquí al despreciado y rechazado entre los hombres en un retrato de tamaño natural. El Calvario y la turba inicua alrededor de la cruz parecen hallarse delante de nuestros ojos. C. H. S. Algunos no pueden divertirse como no sea a costa de las Escrituras; si quieren jolgorio, ¡el tema de sus discursos ha de ser los san-tos!; su anhelo es hacer burlas profanas sobre la Palabra de Dios; su pasatiempo preferido es éste mientras van bebiendo cerveza en la taberna. ¡Qué bien preparadas tienen sus reflexiones rebeldes; han aprendido este lenguaje de sus padres, son 176 acusadores de los hermanos; sus palabras dan evidencia de que pertenecen al infierno! Oliver Heywood Vers. 17. Señor, ¿hasta cuándo verás esto? ¿Por qué eres un mero espectador? ¿Por qué descuidas a tu siervo? ¿Eres indiferente? ¿No te afecta el que perezcamos? Así podemos razonar con el Señor. El nos permite que llevemos hasta este punto de familiaridad. Vers. 18. Te confesaré en gran congregación. La mayoría de los hombres publica sus agravios; los buenos proclaman sus misericordias. Vers. 19. No se alegren de mí mis pérfidos enemigos, ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. Tu causa aborrecida es el blanco de los inicuos; el sufrimiento sin causa es la porción de los justos. C. H. S. Vers. 21. Dijeron: ¡Ja, ja, nuestros ojos lo han visto!, contentos de hallar una falta o un infortunio o de jurar que han visto mal allí donde no lo había. La malicia sólo tiene un ojo; es ciega para la virtud de su enemigo. Los ojos generalmente pueden ver lo que desea ver el corazón. Un hombre con una mota en el ojo ve una mancha en el. ¡Son semejantes a un asno que rebuzna sobre el infortunio de otro! Son como el diablo cuando ríe como una hiena por el resbalón de un hombre bueno. C. H. S. Vers. 23. Dios mío y Señor mío. La exclamación de Tomás cuando vio las heridas de Jesús. Si es que no consideraba que nuestro Señor era divino, entonces tampoco aquí adscribe David divinidad a Jehová, porque no hay diferencia en las expresiones, excepto en el orden de las palabras y la lengua en que fueron pronunciadas; el significado es idéntico. ¡Qué palabras son éstas! Dos ojos que ven a Jehová en dos aspectos, pero, siendo El uno, lo captan con las dos manos en un doble «mío» para el corazón; porque la palabra es una y la misma, por la que se inclinan y arrodillan para adorarle con la más humilde reverencia. Bien podía Nouet, en su exposición de las palabras como las usa Tomás, exclamar: ¡Oh dulce palabra, la diré toda mi vida; la diré en la hora de la muerte; la diré en la eternidad! C. H. S. Vers. 27. Sea exaltado Jehová, que se complace en la paz de su siervo. Los romanos, cuando estaban en un gran apuro, no tenían inconveniente en sacar las armas del templo de sus dioses para luchar contra sus enemigos y vencerlos. Así, cuando el pueblo de Dios está apurado por causa de las aflicciones y persecuciones, las armas que han empleado han sido oraciones y lágrimas, y con ellas vencen a sus perseguidores. Thomas BROOK Vers. 28. Mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día. Veo que he hecho un discurso algo largo; estáis cansados. ¿Quién puede resistir la alabanza a Dios todo el día? Voy a sugerir un remedio para que podáis alabar a Dios todo el día si queréis. Hagáis lo que hagáis, hacedlo bien y, con ello, alabaréis a Dios. Agustin 177 Algunos pecadores se halagan de que ya se han convertido. Se sientan y descansan en una esperanza falsa, persuadiéndose de que todos sus pecados están perdonados, que Dios les ama, que irán al cielo cuando mueran, y que no tienen que preocuparse más. «Porque dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo» (Apocalipsis 3:17). Condensado de Jonathan Edwards *** SALMO 36 Es el Salmo del Servicio dichoso, al que se unen los que llevan el yugo fácil de Jesús. Los malos son puestos en contraste con los justos, y el Señor de los fieles es ensalzado de todo corazón; así se insiste en la obediencia a un Señor tan bueno, y es condenada la rebelión contra El. Vers. 1. La iniquidad del impío le dice al corazón: No hay por qué temer a Dios ni en su presencia. Los pecados de los hombres tienen voz para los oídos piadosos. Son un indicador externo de un mal interior. La maldad es el fruto de la raíz atea. Si Dios está en todas partes y yo le temo, ¿cómo puedo atreverme a quebrantar sus leyes en su misma presencia? C. H. S. «No teniendo el temor de Dios ante sus ojos» es algo que ha quedado incrustado en los procedimientos de los tribunales de justicia. Cuando un hombre no teme a Dios, está preparado para cualquier crimen. William S. Plumer Vers. 2. Porque se lisonjea, en sus propios ojos. Los hombres temerosos de Dios ven sus pecados y los lamentan. Cuando es al revés, podemos estar seguros que no hay temor de Dios. El excusar la propia conducta ante la conciencia de uno (que es lo que significa en el hebreo) es a Hanar el propio camino hacia el infierno. El que no tiene a Dios delante de sus ojos en santo temor, se pone a sí mismo en admiración no santa. El que tiene en poco a Dios se considera muy importante. Los que olvidan la adoración caen en la adulación. Los ojos han de ver algo, y si no admiran a Dios, se halagan a sí mismos. C. H. S. Vers. 3. Las palabras de su boca son iniquidad y engaño. Esta pareja de perros del infierno generalmente cazan juntos, y lo que uno no alcanza lo consigue el otro; si la iniquidad no puede vencer por la opresión, el engaño lo conseguirá con sus artimañas. Cuando el corazón es tan corrupto que se halaga a sí mismo, la lengua no le va en zaga. El sepulcro abierto de la garganta revela la corrupción de la naturaleza interior. C. H. S. Vers. 4. Maquina maldad sobre su cama. Su lugar de descanso pasa a ser el lugar para maquinar. Su cama es el criadero de hierbas ponzoñosas. Tiene al diablo como compañero de cama, que intriga con él en la forma en que ha de pecar. Dios está lejos de él. C. H. S. Tal como el hombre que teme a Dios consulta a su corazón en la cama para no pecar, no, no en su corazón, así el hombre que no teme a Dios maquina la forma en que puede ejecutar su pecado a sabiendas. David Dickson 178 Con toda diligencia, Ayguan sigue las expresiones escriturales referentes a la cama y nos dice que hay seis diferentes camas de maldad: la de la lascivia, la de la avaricia, la de la ambición, de la codicia, de la torpeza y de la crueldad, y lo ilustra con ejemplos de la Escritura. J. M. Neale De la ruindad de los malos el Salmista se vuelve a la contemplación de la gloria de Dios. Los contrastes son impresionantes. Vers. 5. Tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Cuando podemos medir los cielos, vemos que estamos circundados por la misericordia del Señor. Hacia sus propios siervos en especial, en la salvación del Señor Jesús ha desplegado gracia con mayor elevación que los cielos de los cielos y más ancha que el universo. ¡Oh, si el ateo pudiera verlo, con qué asiduidad anhelaría llegar a ser un siervo de Jehová! C. H. S. Cuando los hombres pecan de modo descarado, ¿quién no se admira de la longanimidad divina? Sebastian Munster Tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Más alta, much9 más alta que toda comprensión es la verdad de la fidelidad de Dios. El nunca falla, ni olvida, ni deja en falso su Palabra. C. H. S. Vers. 6. Tu justicia es como los montes de Dios. Firmes e inmóviles, elevados y sublimes. Como los vientos y los huracanes no hacen estremecer los Alpes, tampoco la justicia de Dios es afectada en el grado más mínimo por las circunstancias; El siempre es justo. ¿Quién puede sobornar al Juez de toda la tierra, o quién puede, con amenazas, conseguir que trastorne el juicio? Ni aun para salvar a sus elegidos, permitiría el Señor que su justicia fuera puesta a un lado. Cerrando el paso del camino a todo hombre inicuo que sueña con el cielo se encuentran los Andes majestuosos de la justicia divina, que ningún pecador sin regenerar puede soñar en atravesar. C. H. S. Tus juicios, como el gran abismo. Los tratos de Dios con los hombres no pueden ser sondeados por ningún hombre lleno de jactancia que quiere ver el porqué de todo. El Señor no admite ser interrogado por nosotros respecto a por qué esto y por qué aquello. El tiene sus razones, pero no quiere someterlas a nuestra necia consideración. Vers. 7. Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. ¡Oh si más personas pudieran conocer la excelencia del refugio celestial! El ver que le rechazaban hizo llorar a Jesús; nuestras lágrimas pueden lamentar el mismo mal. C. H. S. En celda solitaria me encuentro detenido, Atado por amor a Cristo, testigo a su verdad; Las paredes son gruesas, mas las puertas abiertas. Dios es mi fuerza, mi reposo y solaz. En una carta para JERONIUS SEGERSON, escrita en la prisión de Amberes a su esposa, llamada Lysken, la cual se hallaba también allí. 179 Vers. 8. Serán completamente saciados. Tal como Dios espera lo mejor para nosotros, también nos da lo mejor. George Swinnock Saciados de la abundancia de tu casa. Oí una vez a un padre que decía que cuando se trasladó con su familia a una nueva residencia, en que las estancias eran mucho más amplias, con muebles y enseres y provisiones más ricas y variados que en su residencia anterior, su hijo menor, muy pequeño aún, corría de un lugar a otro examinando las cosas nuevas lleno de entusiasmo, exclamando con asombro infantil a cada descubrimiento: «¿Es esto nuestro, padre?, ¿es nuestro?» El niño no decía «tuyo» y observé que el padre, mientras contaba la historia, no se sentía ofendido por la libertad de su hijo. Se podía ver en sus ojos que la confianza del niño al apropiarse como suyo también lo que era de su padre constituía un elemento importante en su satisfacción. Así serán, supongo, el gozo y la confianza con que el hijo de la familia de nuestro Padre lo considerará todo como propio cuando sea mudado de la condición relativamente humilde presente y entre en la realidad infinita venidera. Cuando las glorias del cielo irrumpan ante su vista, no se mantendrá a distancia como un extraño, diciendo: «¡OH Dios mío, estas cosas son tuyas!» Dará un salto hacia adelante y tocará todas las provisiones que contenga la mansión bendita, exclamando al mirar el rostro de su Padre: «¡Padre, esto y aquello es nuestro!» El niño está contento con todas las riquezas del Padre, y el Padre está más contento por su hijo querido. William Arnot Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. ¿Tiene motivo, causa o razón alguna el niño para ir mendigando aquí y allá migajas y restos, cuando su Padre tiene artículos tan valiosos y exquisitos a su disposición? George Swinnock Delicias. Vemos esta misma palabra en forma de «Edén» en el Génesis, sólo que aquí está en plural. Dalman Asptone, M. A. Vers. 9. Porque de Ti brota el manantial de la vida. Este versículo está hecho de palabras simples pero como el primer capítulo del Evangelio de Juan, es muy profundo. Del Señor, como fuente independiente y suficiente de por sí procede toda criatura, es sostenida y sustentada por Él, y por medie' de Él sólo puede ser perfeccionada. La vida está en la criatura, pero la fuente de la misma sólo en el Creador. C. H. S. Éstas son algunas de las palabras más maravillosas que se hallan en el Antiguo Testamento Su plenitud de significado no puede ser agotada por ningún comentario Son en realidad el meollo y la anticipación de gran parte de las enseñanzas más profundas del apóstol Juan. J. J. Stewart Perowne En tu luz vemos la luz. El conocimiento de Dios derrama más luz en las cosas espirituales que sobre todos los otros temas. No necesitamos una vela para ver el sol; lo vemos por su propio resplandor, y luego vemos todo lo demás por este brillo. Nunca vemos a Jesús con nuestra luz, sino a nosotros a la luz de Jesús. Es un vanidoso el que confía en el conocimiento y el ingenio 180 humanos; un rayo del trono de Dios es mejor que el resplandor del mediodía de la sabiduría creada. ¡Señor, danos el sol, y dejemos a los que se deleitan en las velas de cera de la superstición y la fosforescencia de la filosofía corrupta! C. H. S. Esta vista gloriosa que Daniel vio le quitó la energía (Daniel 10:8). El objeto, estando fuera de él, le quitó todo vigor al contemplarlo, y le dejó exánime; pero en el cielo, nuestro Dios, a quien veremos y conoceremos, se hallará dentro de nosotros para fortalecernos; entonces viviremos porque veremos su faz. Será una luz consoladora, como la luz de la mañana para el centinela cansado, que anhela verla durante la noche. William Colville La luz de la naturaleza es como una chispa, la luz del evangelio como una lámpara, la luz de la gracia una estrella, pero la luz de la gloria es el mismo sol. Cuanto más ascendemos, mayor es nuestra luz; Dios reside «en la luz inaccesible» (1ª Timoteo 6:16) para todo hombre que arrastra su mortalidad y su pecado; pero cuando estas dos características corruptas e impotentes sean eliminadas, entonces contemplaremos esta luz. Ahora estamos contentos de que el sol y las estrellas se hallen sobre nuestras cabezas para darnos luz: ¡qué luz y deleite serán cuando éstos se hallen a nuestros pies! Esta luz tiene que estar por encima de la de ellos, tal como ahora ellos están por encima de nosotros. T. ADAMS Hacemos grandes alardes de la luz que tenemos en el mundo, y hay motivos para ello en las cosas naturales; pero así como en los tiempos antiguos el mundo no pudo conocer a Dios por medio de la sabiduría, lo mismo es válido ahora. Si hemos de conocer a Dios, ha de ser mediante su Palabra. Andrew Fuller Conoceremos inconcebiblemente más en el primer momento de llegar al cielo que lo que somos capaces de alcanzar aquí en todos nuestros días. Timothy Cruso En esta comunión de Dios, ¿qué nos falta? Porque Dios será el todo en todos; El será hermosura para el ojo, música para el oído, miel para el paladar, y contento y satisfacción plenos para nuestros deseos, y esto de modo inmediato. E. Pinchbeck en La fuente de la vida (sermón de un entierro) Vers. 10. Y tu justicia en los rectos de corazón. La peor cosa que debe temer el hombre de Dios es el desamparo y el abandono del cielo; de aquí la razón de esta plegaria. Pero el temor carece de fundamento si consideramos la paz que nos brinda la fe. Aprendamos de este versículo que merced al pacto tenemos garantizada la continuidad de la misericordia, aunque no por ello podemos dejar de hacer de ésta objeto de nuestra oración. Vers. 11. Que el pie del orgullo no me alcance. Los hombres buenos hacen bien en temer a los orgullosos, porque la simiente de la serpiente nunca cesa de morder el talón de los fieles. C. H. S. *** SALMO 37 181 Tema: El gran enigma de la prosperidad de los malos y la aflicción de los justos, que ha dejado perplejos a tantos, es tratado aquí a la luz del futuro; la inquietud y lamentos son prohibidos de modo expreso. Es un Salmo en que el Señor acalla con dulzura las quejas demasiado comunes de su pueblo y calma su mente en cuanto a sus tratos presentes con sus propios escogidos, un rebaño rodeado de lobos. Contiene ocho grandes preceptos, está ilustrado dos veces con afirmaciones autobiográficas, y abunda en contrastes notables. C. H. S. Este Salmo puede muy bien titularse «El cordial del hombre bueno en los tiempos malos; un remedio soberano en la plaga del descontento, o un antídoto escogido contra el veneno de la impaciencia». Nathanael Hardy en un sermón de un entierro Vers. 1. No te impacientes a causa de los malvados. El impacientarse es preocuparse, afligirse, sufrir indignación. La naturaleza es capaz de encender un fuego de celos cuando ve a los que quebrantan la ley cabalgando arrogantes, en tanto que los rectos se arrastran en el fango. Parece difícil, al juicio natural, que la carne más exquisita tenga que ir a los perros, mientras que los hijos amados carecen de ella y sufren por su falta. Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. ¿Quién envidia al buey engordado, y con las cintas y guirnaldas que lo decoran, cuando es llevado al matadero? Pues bien, el caso presenta un paralelismo, porque el rico impío no es más que un animal engordado para el matadero. C. H. S. La reina Elizabeth envidiaba a la lechera cuando ella se hallaba en la cárcel; pero si hubiera conocido qué reino tan glorioso le esperaba después, durante cuarenta y cuatro años, no la habría envidiado. Y el hombre piadoso, aunque se halle en la miseria, no tiene por qué envidiar al inicuo en el fulgor de su prosperidad y bienestar, considerando que él tiene a mano lo que tiene en esperanza. John Trapp ¿De qué les aprovecha la prosperidad? No hace más que apresurar-les a su ruina, no a su recompensa. El buey que ara vive más que el que pace; el que le pongan en buenos pastos apresura su matanza; y cuando Dios pone a los inicuos en pastos lozanos, en lugares de honor y poder, esto sólo acelera su ruina. Ludovuco De Carbonte, citado por John Spencer Vers. 2. Y como el césped verde se secarán. ¡Qué completo es el fin del hombre que se gloría sin término! ¿Vale la pena desgastarnos en la ansiedad sobre el insecto de una hora, algo efímero que muere el mismo día que nace? Dentro de los creyentes hay una semilla viva e incorruptible, que vive y permanece para siempre; ¿por qué hemos de envidiar la mera carne, y la gloria de ella, que no es sino hierba, y flor de hierba? Vers. 4. Pon asimismo tu delicia en Jehová. En cierto sentido, imita al malvado: él se deleita en su porción; tú atiende a la tuya y, lejos de envidiarle, vas a tener compasión de ellos. No hay lugar para la ansiedad o el afán si recordamos que Dios es nuestro. C. H. S. 182 Y considera que tu condición en la tierra es tal que te expones a muchos sufrimientos y penalidades que, al no deleitarte en El, nunca puedes estar seguro de poder evitar (porque son comunes a todos los hombres), pero que al deleitarte en El puedes soportar fácilmente. Además de todo esto, considera seriamente que has de morir. No puedes alterar este hecho de ninguna manera. ¡Qué fácilmente tolerable y placentero será, pues, el pensar que vas a Aquel con quien has vivido ya antes en comunión deleitosa! Y ¡qué terrible el aparecer delante de Aquel con quien te has portado como un extraño y sin mostrarle afecto (a pesar de todos sus requerimientos y solicitudes), según te acusa tu propio corazón! John Howe en Tratado del deleite con Dios Vers. 5. Encomienda a Jehová tu camino es traducido en la Vulgata como «Revela viam Domino»: «revela tu camino»; y san Ambrosio entendía: el revelar nuestros pecados a Dios. Verdaderamente, es imposible cubrir nuestros pecados, así que ¿por qué no revelárselos? No escondas lo que Dios ya conoce y quiere que le des a conocer. Es un mal oficio el ser secretario del diablo. Interrumpe tus tratos con Satanás revelando tus secretos y tus pecados a Dios. Nathanael Hardy Y confía en El; y El actuará. El labrador ara, grada y siembra, y luego deja la cosecha a Dios. ¿Qué más puede hacer? No puede cubrir los cielos de nubes, u ordenar lluvia, o hacer salir el sol, o hacer descender rocío. Lo deja todo en las manos de Dios; y esto es para todos la verdadera sabiduría: el confiar obedientemente en Dios, y dejar los resultados en sus manos y esperar su bendición. Vers. 6. Exhibirá tu justicia como la luz. Cuanto más nos angustiamos en este caso, peor para nosotros. Nuestra fuerza consiste en estar quietos. El, Señor va a dejar en claro al calumniado. Si procuramos su honor, El cuidará del nuestro. Es maravilloso ver, cuando la fe aprende a resistir la calumnia con calma, que la suciedad no la contamina, sino que cae como bolas de nieve sobre un muro de granito. C. H. S. Vers. 7. Guarda silencio ante Jehová. Y éste es un precepto muy duro para el hombre, hasta el punto que el precepto de acción más difícil es como nada cuando lo comparamos con este mandamiento a la inacción. Jerónimo La palabra hebrea traducida como «silencio» es dom, probable raíz de «mudo» en algunas lenguas. El silencio que se nos manda aquí se opone al murmurar y quejarse. James Anderson en Comentario a Calvino Vers. 8. Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. Uno puede hacer lo malo al angustiarse por la prosperidad del malvado, o imitándole, haciendo lo que él hace, con la esperanza de conseguir su prosperidad. John Gill Vers. 9. Porque los malhechores serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, heredarán la tierra. La pasión, según la parábola de Bunyan, consigue sus cosas buenas primero, y luego pronto se desvirtúan; la paciencia tiene sus cosas buenas al final, y duran para siempre. 183 Vers. 10. Pues de aquí a poco no existirá el malvado. Por lo tanto, creyente probado, ¿por qué envidiar a uno que dentro de poco yacerá más bajo que el polvo? Observarás su lugar, y ya no estará allí. Su casa estará vacía, no estará sentado en su silla, su hacienda carecerá de propietario. Habrá pasado como una nube pasajera, olvidado, como un sueño, borrado por sus propios excesos, o terminando en la penuria por su propio despilfarro. ¿Dónde están sus jactancias y fanfarronadas, dónde la pompa que hace pensar a algunos que el pecador es bendecido? C. H. S. Vers. 11. Los mansos heredarán la tierra. No los de espíritu altanero, que remueven el mundo para conseguirlo, sino los mansos, que son vapuleados de un rincón al otro, y sufren y apenas se les deja tranquilos en parte alguna. Esta tierra de la cual estaban privados, ahora la poseerán para gozar de ella. John Pennington Vers. 13. El Señor se reirá de él. Para que la carne no murmure y se queje preguntando a Dios por qué sólo ha de reír el inicuo y no se venga de ellos, se añade la razón de que El ve el día de su destrucción inminente. «Porque ve que le llega su día.» Juan Calvino Porque ve que le llega su día. El malvado no ve que se acerca su destrucción, que le pisa los talones; se jacta de aplastar a otros, cuando el pie de la justicia ya está levantado para hollarle como el fango de las calles. ¡Pecadores en la mano de un Dios airado, y, con todo, maquinando contra sus hijos! Pobres almas, que embisten la punta de la lanza de Jehová. C. H. S. Su día fatídico, el día de su muerte, que será también el día de su condenación. John Trapp Vers. 16. Más vale lo poco del justo, que las muchas riquezas del impío. Preferiríamos pasar hambre con el Bautista que festejar con Herodes; mejor alimentarse de la escasez de los profetas en la cueva de Abdías que envalentonarnos con los sacerdotes de Baal. La felicidad del hombre no consiste en los montones de oro que tiene almacenados. El contento halla multum in parvo, en tanto que al corazón malvado no le basta todo el mundo. C. H. S. ¡Oh, qué consuelo es probar la dulzura del amor de Cristo en cada goce! Cuando podemos decir: «Cristo me amó y se dio a sí mismo por mí, para que pueda gozar de estas bendiciones», ¡oh, cómo ensalza esto el valor de toda misericordia común! David Clarkson Como las aguas que fluyen de las colinas de algunas islas de Moluca saben a la canela y clavos que crecen allí, así también tu don, aunque sea sólo agua, sabe a la buena voluntad y la gracia especial del Dador. George Swinnock Es tan posible que un infiel llene su cuerpo de aire y su pecho de gracia como su mente de riqueza. Les pasa como a los barcos: pueden estar sobrecargados de plata y oro, hasta hundirse, y aún les queda espacio para contener diez veces más. Así, el desgraciado codicioso, aunque tenga bastante para hundirse, con todo, no tiene todavía suficiente para estar satisfecho. John Glascock, sermon Vers. 16, 17. Nunca debe murmurar un cristiano porque tiene poco, sino más bien ha de bendecir al Dios que ha bendecido lo poco que tiene. Thomas Brooks Vers. 18. Conoce Jehová los días de los íntegros. Deposita tus días, los pone a resguardo; éste es el significado de la idea en hebreo. John Fry 184 Vers. 20. Mas los impíos perecerán. Aunque haya fuegos fatuos que se burlan de su presente, su futuro es negro y oscuro, pura noche. C. H. S. Serán consumidos; se disiparán como el humo. «¿De qué nos ha servido el orgullo?, o ¿qué nos han proporcionado nuestras jactancias de las riquezas?» Estas son las cosas de que hablarán en el infierno los que han pecado. Porque la esperanza de los impíos es como un cardo seco arrastrado por el viento, o la espuma esparcida sobre las olas, o el humo que flota de acá para allá en el aire, o el recuerdo del caminante de un día. Wouter De Stoelwyk Vers. 25. Ni a su descendencia mendigando el pan. Si alguien dice que el mismo David mendigó -pidió pan a Abimelec y a Nabal-, diré que los casos transitorios y los incidentes súbitos no son la regla, no hacen mendigos; no decimos: «David era un mendigo, o mendigó su pan» porque una vez estuvo en un apuro y pidió pan a Abimelec, y en otro apuro lo hizo a Nabal. En estos casos inesperados el rico en el mundo puede verse airado para pedir un pedazo de pan. Un buen hombre puede caer en una necesidad así, pero los hombres buenos muy raramente, si es que ocurre alguna vez, acaban en tanta necesidad. Joseph Caryl Vers. 25, 26. El hombre bueno siempre es misericordioso y presta; y su descendencia es bendecida. Lo que piensa el mundano hará pobre su posteridad; Dios dice hará la del hombre bueno rica. El precepto nos da una promesa de misericordia a la obediencia, no confinándola al mismo hombre obediente, sino extendiéndola a su descendencia, hasta mil generaciones (Exodo 20:6). Confía, pues, tus hijos a Cristo; cuando tus amigos fallen, la opresión sea condenada al infierno, tú mismo al polvo, y el mundo haya sido consumido y transformado en ceniza, todavía «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y para siempre.» Thomas Adams Vers. 34. Espera en Jehová. El que verdaderamente confíe en Dios se mantendrá en el tiempo de Dios, y usará los medios de Dios, y andará por el camino de Dios aunque le parezca que dé vueltas. David Clarkson Espera... guarda. En tanto que esperamos, procuremos no vacilar. No demos un paso fuera del camino de Dios aunque se nos plante un león delante; no evitemos el deber, para obtener seguridad; sigamos en la senda de Dios, la buena senda antigua (Jeremías 6:16), la senda empedrada con la santidad. «Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad» (Isaías 35:8). Evita los caminos torcidos, vigila no se desvíen hacia la izquierda y no andes por ella. El pecado cruza nuestras esperanzas, pone barricadas en nuestro camino; un hombre puede esperar hallar el cielo, pero hallará el infierno si sigue un camino pecaminoso. Thomas Watson Vers. 35. Vi yo al impío sumamente enaltecido «terrible, airado, violento», y que prosperaba como un cedro frondoso. Una figura sorprendente del inicuo en este mundo, firmemente enraizado en las cosas terrenales: crecido en su suelo nativo, orgulloso y altanero en su prosperidad, sin temor de percance alguno. William WILSON 185 Y ¿por qué un cedro? Porque en invierno, cuando los demás árboles que dan provecho -higueras, manzanos, etc.- están secos y desnudos, el cedro sigue tan verde como en verano. Así sucede con los inicuos; cuando los hijos de Dios, en las tormentas de la persecución y las aflicciones y miserias, parecen marchitos, como si estuvieran muertos, los malos siguen prosperando, y se ven verdes a los ojos del mundo; se nutren en la riqueza del mundo, pero es para su destrucción; se engordan, pero es para el día de la matanza. Éste era el caso de Ofni y Fineés; el Señor les dio bastante y permitió que ellos prosperaran en su maldad; pero, ¿cuál era la razón? Él iba a destruirlos. J. Gore, sermón Vers. 36. Lo busqué, y no fue hallado. Si, impulsados por la curiosidad, inquirimos acerca de los impíos, vemos que no han dejado rastro, como los pájaros de mal agüero, y nadie desea recordarlos. Algunos de los justos más humildes son inmortalizados, sus nombres son fragancia imperecedera en la iglesia, en tanto que los más capaces de los infieles y blasfemos apenas son recordados a los pocos años. Antes estaban en la boca de todos, pero hoy han sido olvidados, porque sólo la virtud es inmortal. C. H. S. Vers. 37. Considera... y mira. Si Cristo quiso que el nombre de María fuera recordado en el Evangelio hasta el fin de los tiempos por el vaso de ungüento que derramó sobre su cabeza, no podemos imaginar que quiera que los muchos actos piadosos y misericordiosos de sus siervos sean enterrados en el olvido. Nathanael Hardy El hombre Integro. Así todo santo es perfecto en comparación con los impíos entre los que vive. En este sentido se dice de Noé: «Era un justo en su generación»; su gracia, comparada con la maldad del antiguo mundo, bien merecía el nombre de perfección; en realidad, todo hombre íntegro es perfecto en comparación con los que francamente son malos, o buenos exteriormente: manchados por la maldad, o con un barniz de santidad. Nathanael Hardy Considera al Integro, y mira al justo; porque hay un porvenir dichoso para él y para su posteridad. El texto puede dividirse en dos partes: 1) La característica del hombre piadoso; 2) el privilegio del hombre piadoso. Su característica es la perfección; su privilegio es la paz. Aquí tenemos el carácter del santo y la corona del santo; se caracteriza por la integridad o sinceridad y es coronado por la paz. Aquí tenemos el camino del cristiano y su meta, su movimiento y su descanso. Su camino es la santidad, su meta la felicidad; su movimiento es hacia la perfección y la integridad; su reposo es paz al fin de su jornada. John Whitlock en un sermón de un funeral. Para morir bien, asegúrate de vivir bien; no hemos de pensar en tener la muerte de Lázaro y la vida del rico Dives; como el que menciona Plutarco, que quería vivir como Creso, pero quería morir como Sócrates. No, los deseos de Balaam son necios e inútiles; si quieres morir bien, cristiano, has de tener cuidado en vivir bien; si quieres morir sosegado, has de vivir de modo recto; si quieres vivir tranquilo, vive moderadamente; si quieres vivir feliz, vive santamente. John Kitchen, M. A. 186 Vers. 40. Jehová les ayudará. ¡Qué seguridad la de los santos! ¡Qué certidumbre hay en las promesas! John Trapp Y los salvará, por cuanto en él esperaron. La fe garantiza la seguridad de los elegidos. Es la marca de las ovejas, por la cual serán separadas de las cabras. No es su mérito, sino su fe, lo que les distingue. C. H. S. Lutero termina su Exposición de este Salmo con las palabras: «¡Qué vergüenza para nuestra falta de fe, desconfianza y vil incredulidad que no creamos declaraciones tan ricas, poderosas y consoladoras de Dios, y aceptemos con tanta credulidad cualquier cosa que nos digan en sus malvados discursos los impíos! ¡Ayúdanos, oh Dios, para que podamos alcanzar la fe recta! Amén.» *** SALMO 38 Título: «Salmo de David, para recordar». David tenía la impresión de que Dios le había olvidado, y por ello repasa sus aflicciones y clama en alta voz pidiendo ayuda. El Salmo 70 tiene el mismo título y en él el Salmista derrama sus quejas delante de Dios. Sería de poco provecho tratar de acertar el punto en la historia de David en que fue escrito; por otra parte, puede haber sido compuesto por él para uso de los santos enfermos y calumniados, con una referencia especial a sí mismo. Entre las cosas que David recuerda, las principales son: 1) sus pruebas y liberaciones pasadas. El punto culminante del Salmo de David, sin embargo, es el recordar; 2) la corrupción de su naturaleza. Quizás no hay otro Salmo en que se describa más plenamente la naturaleza humana, vista a la luz que Dios, el Espíritu Santo, proyecta sobre ella, al tiempo en que nos redarguye de pecado. Estoy persuadido de que la descripción que hay en el Salmo no corresponde a ninguna enfermedad corporal conocida. Es muy semejante a la lepra, pero hay ciertos rasgos que nos se hallan en ningún caso de lepra descrito, sea en el pasado o en nuestros días. El hecho es que se trata de una lepra espiritual; es una enfermedad interior la que describe, y David la pinta en su propia vida y quiere que nosotros la recordemos. C. H. S. Vers. 1. Jehová, no me reprendas en tu furor. He de ser reprendido porque soy un hijo que ha errado, pero Tú, Padre cuidadoso, no pongas demasiada ira en el tono de tu voz; trátame suavemente aunque haya pecado de modo grave. La ira de otros puedo sobrellevaría, pero no la tuya. C. H. S. Vers. 2. Porque tus saetas se han clavado en mí. Son saetas, verdaderamente, que penetran rápidamente, y para darles impulso son disparadas en tu arco cruzado, pues de otro modo no volarían tan rápidas, no penetrarían tan profundo como las cruces y aflicciones con que me has sorprendido. 187 ¡Oh, así como has extendido el brazo de tu ira, oh Dios, para disparar estas flechas contra mí, extiende tu brazo de misericordia para arrancarlas, y que pueda cantarte himnos y no elegías; y que Tú puedas mostrar tu poder al perdonarme como lo has hecho al condenarme! Sir Richard Baker Las flechas son: 1) rápidas; 2) secretas; 3) agudas; 4) letales. Son instrumentos que sacan sangre y beben sangre hasta emborracharse (Deuteronomio 32:42); las aflicciones son como flechas en todos estos rasgos. Joseph Caryl Vers. 3. Tu indignación... mi pecado. ¡Ay! Soy como un yunque bajo dos martillos: el uno tu ira, el otro mi pecado; ambos me golpean incesantemente; el martillo de tu ira golpea mi carne, y el de mi pecado, mis huesos; tu ira golpe a mi carne, que es más sensible; mi pecado golpea mis huesos, que son más duros. La ira de Dios y el pecado son dos causas eficientes de toda miseria; pero la causa verdaderamente es el pecado; la ira de Dios, como ocurrió con el edificio que Sansón derribó sobre su propia cabeza, no cae sobre nosotros a menos que nosotros empujemos y tiremos hasta que se nos venga encima. Sir Richard Baker Ni hay reposo en mis huesos, a causa de mi pecado. El cristiano en esta vida es como el mercurio, que tiene en si mismo un principio de movimiento, pero no de reposo; nunca está quieto, como el barco sobre las olas. En tanto tenemos pecado, somos como el mercurio: un hijo de Dios está lleno de movimiento e inquietud... Está en constante fluctuación, siempre tiene prisa; su vida es como la marea, unas veces sube, otras veces baja. No hay descanso; y la razón es porque se halla fuera de su centro. Todo está en movimiento hasta que vuelve a su centro; Cristo es el centro del alma; la manecilla de la brújula tiembla hasta que marca el polo norte. Thomas Watson Aprende aquí de los mendigos a procurarte alivio y subsistencia. Muestran sus llagas, dan a conocer su necesidad, manifiestan toda su miseria; no hacen su situación mejor de lo que es. Los mendigos saben por experiencia que cuanta mayor miseria exhiben más son compadecidos y más auxilio reciben. William Gouge Vers. 4. Como carga pesada gravitan sobre mí. Es bueno que el pecado sea una carga intolerable y que el recuerdo de nuestros pecados nos abrume hasta hacerse irresistible. Este versículo es el clamor genuino de uno que se siente deshecho por su trasgresión y, con todo, no ve el gran sacrificio. C. H. S. No hay nadie tan fuerte al que no se le pueda cargar en exceso; aunque Sansón se cargó al hombro las puertas de Gaza, cuando se derrumbo el templo de Dagón sobre su cabeza murió aplastado. Y así soy yo; desde que nací llevo sobre mí carga de pecado; antes la llevaba ligeramente, como Sansón las puertas de Gaza; pero ahora he tirado de la casa entera del pecado y ha caído sobre 188 mí, y no puedo evitar ser aplastado por un peso tan grande. Y aplastada habrías quedado, oh alma mía, si Dios a pesar de su ira no se hubiera compadecido de ti y, a pesar de su desagrado, no hubiera detenido su mano de un mayor castigo. Sir Richard Baker Es de utilidad especial para nosotros que las caídas de los santos de Dios sean registradas en las Sagradas Escrituras. Las manchas no se ven más desagradables en parte alguna que en un rostro hermoso o en un vestido limpio. Y es conveniente tener un conocimiento perfecto de la inmundicia del pecado. Aprendamos también a pensar con humildad de nosotros mismos y depender de la gracia de Dios para mantenernos bajo estricta vigilancia, no sea que caigamos en los mismos pecados, o peores (Gálatas 6:1). Herman Witsius, D. D. Vers. 5. Hieden y supuran mis llagas, a causa de mi locura. La conciencia ha ido hurgando el mal hasta llegar a ser una herida que supura, y la corrupción es espantosa. ¡Qué criatura tan horrible se ve el hombre ante su propia conciencia cuando su corrupción y vileza son abiertas y hechas patentes por la ley de Dios, aplicada por el Espíritu Santo! Ni las enfermedades más repelentes pueden compararse al pecado. Ni las úlceras, cánceres o llagas pútridas pueden compararse en su indescriptible pestilencia. Nosotros mismos nos vemos de esta manera. Escribimos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; e incluso ahora temblamos al pensar lo enconado del mal en lo profundo de nuestra naturaleza. C. H. S. ¿Podía la tumba retener a Lázaro cuando Tú abriste tu boca y le llamaste? Tampoco puede la corrupción de mis llagas ser un estorbo para su curación si te complaces en curarlas. Sir Richard Baker Vers. 5, 6. Siempre que Dios quiere revelar a su Hijo con poder, siempre que quiere que el evangelio haga resonar las cuerdas del corazón en cuanto al pecado, hace sentir el peso del mismo a la conciencia y la hace gemir. Y estoy seguro de que cuando una persona está trabajando bajo la carga del pecado lo hará llena de gemidos y quejas. La Biblia registra centenares de quejas de hijos de Dios bajo la carga del pecado. La queja espiritual, pues, es una marca de vida espiritual y Dios la reconoce como tal. «Ciertamente, he oído los gemidos de Efraín» (Jeremías 31:18). Muestra que Efraín tiene algo que le oprime, que le hace gemir; que su pecado está patente a su vista en toda su malignidad; que es angustia para su alma; que se lo encuentra en la boca; que es descubierto por el ojo penetrante de Dios y fustigado por la mano de Dios. J. C. Philpot Vers. 6. Estoy encorvado, estoy abatido en gran manera, ando como enlutado todo el día. Que un hombre se vea y se sienta encadenado por la culpa, en peligro del infierno, bajo el poder de sus concupiscencias, en enemistad contra Dios, y Dios como un extraño para él; que el sentimiento de esta condición se halle en su corazón, y toda su alegría se habrá disipado. 189 ¡Qué lamentable criatura es el hombre ante sus propios ojos! Envidia la dicha de las bestias que corren y retozan en los prados. Sabemos de uno que al ver un sapo sollozó, porque Dios le había hecho un hombre; la bondad de Dios le hacia llorar, según él la veía; pero este hombre cree que su condición es inmensamente peor que la de un sapo, y quisiera cambiarse en uno, porque el sapo no siente la culpa del pecado, no teme la ira de Dios, no está bajo las garras de la concupiscencia; Dios no es un enemigo para el sapo; esto es lo que él siente. Giles Firmin. Vers. 7. Mis lomos están ardiendo de fiebre. En muchas cosas nuestras evaluaciones son exageradas, pero nunca estimamos con exceso la maldad del pecado. Corrompe y condena. Cubre el alma de manchas de plaga, como la lepra (Isaías 1:5, 6 ) William S. Plumer Vers. 8. Estoy debilitado y molido en gran manera. El original dice «entumecido», como helado; hay contradicciones en mi mente que desvaría y en mi cuerpo enfermo; me parece que, alternativa-mente, parte de mi es caliente y otra fría. Como las almas en el purgatorio de los papistas, echadas desde hornos ardientes a témpanos de hielo, así los corazones atormentados van de un extremo al otro, los dos torturantes igualmente. Del calor del temor, al escalofrío del horror; del deseo ardiente, a una insensibilidad horrible; estos estados sucesivos del que se halla bajo convicción de pecado le llevan a la puerta de la muerte. C. H. S. Gimo, etc. Es difícil que el penitente verdadero, en la amargura de su alma, repase la vida que ha arrastrado en su pecaminosidad sin gemir y suspirar desde el fondo de su corazón. Pero ¡dichosos son estos gemidos, dichosos estos suspiros y sollozos, puesto que fluyen de la influencia de la gracia y del aliento del Espíritu Santo, el cual, en forma inefable, gime dentro de nosotros y con nosotros, y forma estos gemidos en nuestros corazones por medio de la penitencia y del amor! Jean Baptiste Elias Avrillon Vers. 9. Mi suspiro no te es oculto. Las lágrimas secretas para los pecados secretos son una señal excelente de un corazón santo y de un bálsamo curativo para los espíritus quebrantados. Samuel Lee Vers. 11. Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi llaga. Es muy duro, porque los que deberían acudir primero para ayudarnos son los primeros en abandonarnos. En tiempos de tribulación profunda del alma, incluso los amigos más íntimos no pueden entrar en el caso del que sufre. Pueden estar ansiosos acerca de él, pero no pueden vendar las heridas de una conciencia dolorida y tierna. ¡Oh, qué soledad la de un alma que pasa por el poder del Espíritu Santo que la redarguye de pecado! C. H. S. La prueba del afecto se ve en los hechos. Oigo el nombre de parientes y amigos, pero no veo los hechos. A Ti acudo, pues, cuya Palabra son hechos; porque necesito tu ayuda. Del latín de A. Rivetus Vers. 13. Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; y soy como mudo que no abre la boca. ¡Oh!, qué felices podríamos ser si siempre pudiéramos hacer lo que sabemos que es mejor hacer y si nuestras voluntades estuvieran dispuestas a obrar tal como puede actuar nuestra razón; entonces 190 evitaríamos muchas rocas en las que tropezamos ahora; evitaríamos muchos errores en los que incurrimos. El ser sordo-mudo es ciertamente una gran incapacidad cuando estos defectos son naturales; pero cuando son voluntarios, podríamos decir artificiales, entonces más bien son ventajas, son perfecciones. Sir Richard Baker Vers. 15. Porque en Ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío. El hombre que ha de descender a un gran pozo no se tira de cabeza en él o salta a ver qué pasa, sino que ata una cuerda a una viga atravesada en la boca, o fija de modo seguro, y va descendiendo gradualmente. Así pues, desciende en la consideración de tu pecado colgando de Cristo, y cuando hayas ido tan abajo que ya no puedas más, pero estás dispuesto a vencer el horror y oscuridad de tu desgraciado estado, no permanezcas más tiempo ante las puertas del infierno, para que el diablo no te haga entrar de un tirón, sino asciende nuevamente por actos de fe renovados, y «huye para refugiarte en la esperanza que está puesta delante de ti» (Hebreos 6:18). Thomas Cole en Ejercicios matutinos Vers. 16. Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí. La menor falla en un santo es infaliblemente notada; mucho antes de que sea una caída el enemigo ya empieza a abochornar; el menor desliz del pie hace ladrar a todos los perros del infierno. ¡Qué cuidadosos hemos de ser y qué insistentes en la oración para obtener gracia sustentadora! No queremos, como Sansón ciego, ser burla de nuestros enemigos; de modo que estemos alerta y vigilemos a la traidora Dalila del pecado, por cuyos medios puede que nos saquen los ojos. C. H. S. Vers. 17. Porque yo estoy a punto de caer. De mostrar mi debilidad en mis pruebas y aflicciones, como Jacob cojeaba después de su lucha con el ángel (Génesis 32:31). En griego, «estoy listo para los azotes», esto es, para sufrir corrección y castigo por mis pecados; y en caldeo, para la «calamidad». Henry Ainsworth Vers. 18. Por tanto, confieso mi maldad. Cuando la pena lleva a un reconocimiento sincero y apenado del pecado, es una pena bienaventurada, algo que tenemos que agradecer a Dios de corazón. Y me contrista mi pecado. El sentir dolor por el pecado no es expiación para el mismo, pero es el espíritu adecuado con que acudir a Jesús, que es la reconciliación y el Salvador. Cuando el hombre se halla finalmente delante de sus pecados, está cerca del fin de sus tribulaciones. Vers. 19. Porque mis enemigos son activos y poderosos. Por débil y desfalleciente que se encuentre el justo, los males que se le oponen son verdaderamente activos. Ni el mundo, ni la carne, ni el demonio se sienten conmovidos por la debilidad que le aqueja; este terceto de maldad labora con implacable energía para derrocarnos. Si el diablo estuviera enfermo o nuestros deseos carnales fueran débiles, podríamos aflojar en la oración; pero teniendo enemigos tan activos y vigorosos, no podemos cesar en nuestro clamor a Dios. 191 Vers. 20. Me son contrarios, por seguir yo lo bueno. Si los hombres nos aborrecen por esta razón, nosotros hemos de regocijarnos de ello; su ira es un homenaje inconsciente que el vicio rinde a la virtud. Este versículo no es incompatible con la previa confesión del escritor; podemos sentirnos igualmente culpables delante de Dios y, pese a ello, ser enteramente inocentes de mal alguno hacia nuestros prójimos. Una cosa es el reconocimiento de la verdad, y otra el someterse a ser calumniado. El Señor me hiere justamente, y, con todo, yo puedo decir a mi vecino: «¿Por qué me hieres?» C. H. S. *** SALMO 39 El Salmista, abatido por la enfermedad y la pena, se ve agobiado por pensamientos de incredulidad que decide ahogar para que no le venga ningún mal por expresarlos (vers. 1, 2). Pero el silencio crea una pena insoportable, que por fin exige ser expresada, y lo consigue en la oración de los versículos 3-6, que es casi una queja y un suspiro por la muerte, o por lo menos un cuadro sin esperanza de la vida humana. En los versículos 7-17 el tono es de mayor sumisión y se hace más claro el reconocimiento de la mano divina; la nube evidentemente ha pasado y el corazón dolorido es aliviado. C. H. S. La más hermosa de todas las elegías en el Salterio. H. Ewald Vers. 1. Dije. He resuelto, me he decidido. En su gran perplejidad, su mayor temor era que podría pecar; y, por ello, busca el método que más le garantice el evitarlo, y está decidido a callar. Es excelente que un hombre se confirme en un buen curso o trayectoria, por el recordatorio de una resolución bien hecha y buena. C. H. S. Dije: Velaré sobre mis pasos. Se cuenta de un tal Pambo, un hombre bueno y bien intencionado que fue a ver a un amigo suyo y le pidió que le enseñara uno de los Salmos de David. El amigo le leyó este versículo. Pambo contestó: «Este versículo es bastante si lo aprendo bien.» Diecinueve años más tarde dijo que durante todo aquel tiempo apenas había podido aprender aquel versículo. Samuel Page Para no pecar con mi lengua. Los pecados de la lengua son muy graves; como las chispas del fuego, las palabras necias o vanas esparcidas pueden causar gran daño. Si los creyentes pronuncian palabras duras contra Dios en tiempos de depresión, el maligno y los impíos van a aprovecharlo y usarlas como justificación para sus vidas pecaminosas. Si los propios hijos de un hombre murmuran o le faltan al respeto, no es de extrañar que la boca de los enemigos se halle llena de insultos. C. H. S La boca del hombre, aunque es sólo un agujero pequeño, puede contener un mundo de pecado. Porque no hay ningún pecado prohibido en la ley o en el evangelio que no sea dicho por la lengua, pensado en el corazón o hecho en la vida. ¿No es, pues, casi tan difícil gobernar la lengua como gobernar al mundo? Edward Reyner 192 Pondré a mi boca un freno, o más exactamente, un bozal o mordaza. El bozal -según el originales más efectivo que una brida o un freno, pues impide hablar del todo. David habría hecho bien resolviendo ser muy precavido en sus palabras, pero cuando tomó la decisión de guardar silencio total, incluso para el bien, es que tenía evidentemente amargura en su alma. El evitar una falta no nos debe llevar a otra. El usar la lengua contra Dios es un pecado de comisión, pero el no usarla a su favor es un pecado de omisión. Las virtudes elogiosas deben ser seguidas tanto como los vicios han de ser evitados; pero para librarnos de Escila no hemos de caer en Caribdis. En tanto que el impío esté delante de mí. Esto modifica el carácter de su silencio y atenúa la crítica, porque el mal hombre va a usar mal incluso nuestras palabras más santas, y no es bueno que echemos nuestras perlas delante de los puercos. Los creyentes más firmes son probados por la incredulidad, y el diablo conseguiría una gran victoria si publicaran sus dudas y vacilaciones. Si yo tengo calentura, no hay razón para que procure contagiar al vecino. Si hay alguien a bordo enfermo, hay que poner el corazón en cuarentena y no permitir que nadie desembarque en el bote del habla hasta que tenga un certificado de salubridad. C. H. S. Es una aflicción el verse obligado a escuchar tanta cháchara en este mundo, y es una ventaja el discernirlo y evitar las palabras inútiles. Es sorprendente que los hombres puedan poner en movimiento tanto viento, y cuanto más exhalan, más pródigos son en su aliento y su abuso de la paciencia de los demás, y descuidados de sus propias conveniencias. William Struthr Vers. 2. Enmudecí. Hay siete clases de silencio: 1) Silencio estoico. 2) Silencio político o diplomático. 3) Silencio necio. 4) Silencio hosco. 5) Silencio forzado. 6) Silencio del desánimo. 7) Silencio santo, prudente, gracioso. Thomas Brooks Guardé silencio y me callé. A un cristiano le preguntaron qué fruto había obtenido de Cristo, y contestó: «¿No es un fruto el no sentirse afectado por vuestros reproches?» En casos de esta naturaleza hemos de referirlo todo a Dios. Christopher Sutton, B. D. Vers. 2-9. Un inválido al cual habían ordenado que tomara un par de tabletas, en vez de tragárselas de golpe, fue desplazándolas por la boca con la lengua para que se disolvieran a pesar de ser muy amargas. Gotthold estaba presente y murmuró: «Los insultos y las calumnias de los adversarios son píldoras amargas; no todos entienden el arte de tragar sin mascar.» Para los cristianos, sin embargo, son saludables en varias formas. Les recuerdan su propia culpa; ponen a prueba su mansedumbre y paciencia; les muestran de qué deben guardarse; y al fin redundan en su honor y gloria a la vista de Aquel por quien han tenido que sufrir. Con respecto a las píldoras de la calumnia, sin embargo, así como las otras, es aconsejable no ir diluyéndolas continuamente en la mente, o juzgarlas según la carne y la opinión del mundo. Esto va a incrementar su sabor amargo, lo extenderá por la lengua y llenará el corazón de animosidad en proporción. La forma correcta de proceder es tragarías, guardar silencio y olvidar. Christian Scriver 193 Vers. 3. Ardía mi corazón dentro de mí. La fricción de los pensamientos internos producía un calor intenso mental. La puerta de su corazón estaba cerrada, y con el fuego del sufrimiento ardiendo dentro la estancia de su alma se había calentado de modo irresistible. El silencio es algo terrible para el que sufre; es un método seguro para perder la razón. En mi meditación se encendió fuego. En tanto que su corazón estaba meditando, se estaba derritiendo, puesto que el tema era confuso. C. H. S. ¡Qué bendición, qué privilegio es la oración (aparte de ser un deber)! Ahora, la meditación es una ayuda a la oración. Gersom la llama el ayo de la oración. La meditación es como aceite para la lámpara; la lámpara de la oración se apagará, a no ser que la meditación la Sostenga. La meditación y la oración son como dos tórtolas; si se separa la una de la otra, mueren. Un pescador astuto observa el tiempo y la sazón en que los peces pican más, y entonces mete el anzuelo en el agua; cuando el corazón está calentado por la meditación, es el mejor momento para echar la caña de la oración y pescar misericordia. Después que Isaac hubo meditado en el campo, estaba preparado para la oración cuando llegó a casa. Cuando el cañón ha sido cargado con la pólvora está a punto para disparar. Así que cuando la mente está llena de buenos pensamientos, el cristiano está preparado para disparar la oración, y ahora envía ráfaga tras ráfaga de suspiros y gemidos del cielo. La meditación produce un doble beneficio: vierte dentro y fuera; primero vierte buenos pensamientos en la mente, y luego los derrama otra vez en oración; la meditación primero provee el material para la oración y luego prepara al corazón para orar. Thomas Watson Medita hasta que veas que tu corazón se ha calentado para este deber. Si cuando un hombre siente frío le preguntas durante cuánto tiempo se quedará junto al fuego, te dirá: hasta que me haya calentado y me sienta listo para trabajar. Así que, cristiano, tu corazón es frío; ponte cerca del fuego de la meditación hasta que sientas tus afectos calientes y preparados para el servicio espiritual. Thomas Watson Cuando los alguaciles entran por la noche en una casa sospechosa, la primera pregunta que hacen es: «¿Cuántos y quiénes son los que están aquí?» Así, cuando Dios entra en nuestro corazón oscuro, la pregunta es: ¿Qué pensamientos hay aquí? ¿Por qué surgen estos pensamientos en tu mente? «¿No os habéis vuelto jueces de malos pensamientos?» (Lucas 24:38; Santiago 2:4). Faithful Teat Proferí con mi lengua. La lengua amordazada rompe las trabas. Va a salir miseria en abundancia. Puedes hacer enmudecer la alabanza, pero la angustia dama y vocifera. Resolución o no, precaución o no, pecado o no, el torrente avasallador se abre paso y lo arrastra todo a su paso. C. H. S. Vers. 4. Hazme saber mi fin. El Salmista quiere saber más de la brevedad de su vida para poder sobrellevar sus males pasajeros, y hasta aquí podemos arrodillarnos con él, pronunciando la misma petición. Pero el que no haya límite a su miseria es un verdadero infierno; el que haya fin 194 a la aflicción de la vida es la esperanza de todos los que tienen esperanza más allá de la tumba. Dios es el mejor maestro de la filosofía divina, que mira hacia un fin esperado. Los que ven la muerte a través del cristal del Señor ven una vista hermosa, que les hace olvidar el mal de la vida al prever el fin de la vida. C. H. S. Y cuál es la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. Es decir, cuándo voy a dejar de ser. ¡Ay!, pobre naturaleza humana, querida como la vida, el hombre alterca con Dios de mod6 que más bien desea dejar de ser que sobrellevar lo asignado por el Señor. ¡Qué mezquindad en un santo! Pero esperemos un poco hasta que nos hallemos en una posición semejante a la suya, y no obraremos mucho mejor. El barco en el muelle se sorprende de que aparezca una vía de agua en la barca, pero cuando él se lanza a alta mar se asombra de que los maderos resistan tales tempestades sin resquebrajarse. El caso de David no se registra para que lo imitemos, sino para que aprendamos. C. H. S. Entre Walsall e fretsy, en Cheshire, hay una casa (una taberna), edificada el año 1636, con el armazón de roble, rellenado con ladrillo. Sobre el dintel de una ventana se puede leer, grabada en el roble, una inscripción en latín que dice: «Llorarías si supieras que sólo te queda un mes de vida; pero ríes, sin saber qué quizá sólo te queda un día.» Qué triste es la idea de que con este mentor silencioso, este sermón veraz ante los ojos, hayan sido a millares los que, entrando en ella, se han emborrachado para la destrucción de su alma. Y, con todo, esto es una semejanza de lo que vemos constantemente en nosotros mismos. Vers. 5. El tiempo de mi vida es como nada delante de Ti. Tan corto que no es casi nada. Piensa en la eternidad, y en un ángel recién nacido, el mundo nuevo y reluciente, el sol como una chispa que ha saltado del fuego, y el hombre inexistente. Ante el Eterno, la edad del hombre es como un tic-tac de reloj. C. H. S. Si un hombre es tan minúsculo comparado con la fábrica del gran mundo, y el mundo en sí tan pequeño que no puede contener al Señor, tan pequeño y ligero que El no siente el peso del mismo en la punta de su dedo, se puede muy bien decir del hombre que no es «nada» colocado ante el Señor. Edmund Layfielde Ciertamente es como un soplo todo hombre que vive. Esto es una gran verdad, y no hay nada más cierto que ello. Considera un hombre, el mejor, y no es más que un hombre, un soplo, insustancial como el viento. Su constancia es la inconstancia. Su vanidad es la única verdad; lo mejor en él es que es vano, sólo vanidad. C. H. S. Selah. Esta expresión se menciona setenta y cuatro veces en la Escritura: setenta y una veces en el libro de los Salmos y tres en el libro del profeta Habacuc, que fue escrito en forma de Salmo. E. Layfielde Vers. 6. Sí, como una sombra que pasa es el hombre. Los hombres en el mundo andan como un viajero que tiene un espejismo: engañados, confundidos y, pronto, llenos de desengaño y desesperación. 195 Ciertamente, en vano se afana. Lee bien este texto y luego escucha el clamor del mercado, el rumor de la bolsa, el estruendo de las calles de la ciudad, y recuerda que todo este ruido, esta interrupción de la quietud, es algo insustancial, vanidades pasajeras. El descanso interrumpido, el temor ansioso, el cerebro sobrecargado, la mente que se derrumba, la locura, todos ellos son pasos en el proceso de la inquietud y desasosiego de muchos, y todos se afanan para ser ricos, o sea, llenarse hasta rebosar de arcilla; arcilla que van a dejar pronto, después de todo. C. H. S. Todo hombre carnal anda en una feria de vanidad y, pese a todo, ¡cómo se envanece de su feria de vanidad! Se inquieta en vano, y es sólo vanidad lo que le inquieta. Labora toda su vida por la ganancia de las riquezas, y, con todo, en la muerte, sus riquezas no le aprovecharán. El que mira a un buey que pasta en un prado lozano, llega a la conclusión de que le preparan para la matanza. William Secker Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. Los hombres se levantan temprano y se acuestan tarde para edificar una casa, y luego un extraño se pasea por sus corredores, se ríe en sus estancias, y ni se acuerda de quien la edificó y la llama suya propia. Este es uno de los males bajo el sol para el cual no hay remedio prescrito. C. H. S. La trinidad del mundo consiste en: 12 honores sin fruto; los que les parecen honores de sustancia no son sino una vana ostentación. 22 Cuidados innecesarios. Se desasosiegan en vano. Congojas imaginarias que sustituyen a los cuidados reales y necesarios. 32 Riquezas inútiles; tales que no les dan satisfacción permanente ni a ellos ni a sus descendientes que las reciben. G. Rogers Mañana, mañana, y de nuevo mañana, Que vienen paso a paso, uno tras otro, Y así hasta el fin del tiempo registrado; Y cada ayer fue acompañando a necios En su camino al polvo. ¡Basta ya, endeble vela! La vida es una sombra que se mueve; Un pobre actor que se pasea un rato De arriba abajo por la escena, y luego Se va y no vuelve ya a asomarse; es un relato Contado por un necio, bien repleto De gritos y de gestos, mas sin significado. —William Shakespeare Vers. 8. Líbrame de todas mis transgresiones. Es una buena señal cuando el Salmista ya no insiste sobre sus aflicciones, sino que pide ser librado de sus pecados. ¿Qué es la pena cuando la comparamos con el pecado? Que el veneno del pecado sea quitado de la copa, y no tenemos por qué temer su amargura, porque lo amargo cura. Nadie puede librar a un hombre de su trasgresión, más que Aquel bendito a quien llamamos Jesús, porque El salva a su pueblo de sus pecados. C. H. S. No me pongas por escarnio del insensato. ¡Por los placeres carnales de unos pocos días algunos truecan su joya eterna! ¡Por unos granos de tierra amarilla se pierden la ciudad empedrada de oro y puertas de perlas! ¡Oh necedad sin medida! ¡Oh locura inconcebible! Verdaderamente, hemos 196 de orar con toda sinceridad: «No me pongas por escarnio del insensato.» Origenes, citado por J. M. Neale Vers. 9. Enmudec4 no abrí mi boca, porque Tú lo hiciste. Dios está enseñando a sus hijos aquí. Este es el verdadero carácter de sus tratos con ellos. La educación de sus santos es el objeto que tiene a la vista. Es un entrenamiento para el reino; es una educación para la eternidad. Es la disciplina del amor. Cada paso del mismo es bondad. No hay ira ni venganza en parte alguna del proceso. La disciplina de la escuela puede ser severa y rígida, pero la de la familia es amor. El santo anciano estaba en la prisión «por la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo». Sus perseguidores implacables le llevaron en una bandeja la cabeza sangrante de su hijo martirizado, Richard Cameron, y le preguntaron con sorna si la conocía. «La conozco, la conozco» dijo el padre, y besó la frente del hijo; «¡es la de mi hijo, mi propio hijo querido! ¡Es el Señor! Buena es la voluntad del Señor, que no puede hacerme daño a mí o a los míos, sino que ha hecho que la bondad y la misericordia nos sigan todos los días de la vida». Horatius Bonar en La noche del llanto Si el Rey de reyes pone su mano sobre nuestro hombro, queridos, pongamos la nuestra sobre la boca. Nicholas Estwick, B. D. Una niña, en la providencia de Dios, nació sordomuda. Fue aceptada y enseñada en una institución establecida para los que padecen este defecto. Un día, un visitante hacía preguntas a estos niños privados de los goces comunes de la infancia. Hizo varias preguntas, que fueron rápidamente contestadas mediante papel y lápiz. Finalmente, el visitante escribió: «¿Por qué naciste sordomuda?» Una mirada de angustia nubló por un momento el rostro de la niña, pero rápidamente desapareció y, tomando el papel y el lápiz, escribió: «Está bien, Padre, porque así agrado a tu vista.» Mrs. Rogers en El rey pastor Vers. 10. Estoy consumido bajo la dureza de tu mano. Podemos fundar nuestros ruegos en nuestra debilidad y aflicción. Es bueno mostrar a nuestro Padre las magulladuras que resultan de sus azotes, por si su compasión paternal le aligera la mano, y le mueve a consolarnos en su pecho. No es para consumirnos que El dirige su disciplina, sino para consumir nuestros pecados. Vers. 11. Castigando sus pecados, corriges al hombre. Dios no juega con su vara; la usa a causa del pecado, y con vistas a vapulearnos con ella; de ahí que quiere que sintamos los golpes, y de veras los sentimos. Y deshaces como polilla toda su belleza. Como la polilla echa a perder la tela, y con ello su belleza, agujereándola y dejándola inservible, lo mismo los castigos de Dios descubren en nosotros nuestra locura y debilidad y nos hacen sentir como vestidos viejos, gastados e inútiles. La belleza ha de ser muy poca cosa cuando una polilla puede consumirla y una reprensión echarla a perder. C. H. S. 197 Las polillas del Oriente son muy grandes y hermosas, pero de corta vida. Después de unos chubascos, estos espléndidos insectos se ven revolotear en la brisa, pero el tiempo seco y sus numerosos enemigos pronto los eliminan. Del mismo modo, la hermosura del hombre se consume como la de este hermoso insecto, vestido en sus ropas de púrpura, escarlata y verde. John Kitto Algunas mariposas sólo viven unas veinticuatro horas. ¡Qué tragedia para la que nace en un día lluvioso! Anónimo Sin duda como un soplo es todo hombre. ¿Qué es la grandeza? ¿Podemos adscribirla al hombre, independientemente de sus cualidades como ser inmortal? ¿O de sus acciones, independientemente de sus principios y motivos? Así pues, el relucir de la nobleza no es superior al plumaje de un pavo real, ni el valor de un Alejandro a la furia de un tigre, ni los deleites sensuales de Epicuro a los del animal que merodea por el bosque. Ebenezer Porter, D. D. Vers. 12. Oye mi oración, oh Jehová. Ahora, en esta oración de David hallamos tres cosas, que son tres calificaciones para las oraciones aceptables. La primera es la humildad. La segunda son el fervor y la insistencia. La tercera es la fe. «El que va a Dios es menester que crea que existe, y que es galardonador de los que le buscan con diligencia» (Hebreos 11:6). Y, ciertamente, como el que va a Dios ha de creer esto, el que lo cree, no puede por menos que acudir a Dios. Condensado, de Robert Leighton No te hagas sordo a mis lágrimas. Las lágrimas hablan con más elocuencia que diez mil lenguas; actúan como llaves en los departamentos de los corazones tiernos, y la compasión no les niega nada si a través de ellas el que llora mira las gotas de la sangre de Jesús. Porque forastero soy junto a Ti. No para Ti, sino junto a Ti. Como Tú, Señor mío, un extraño entre los hijos de los hombres, un extraño para los hijos de mi madre. Dios hizo el mundo, lo sustenta, lo posee, y, con todo, los hombres le tratan como si fuera un intruso y extraño; y como tratan al Señor, así tratan a sus siervos. «No es sorprendente que seamos desconocidos». Estas palabras pueden también significar: «Yo comparto la hospitalidad de Dios» como un extraño hospedado por un anfitrión generoso. C. H. S. Por más que estén bien establecidos, éste es el temple de los santos sobre la tierra: el considerarse como extraños. Todos los hombres son en realidad extraños y forasteros, pero los santos disciernen mejor y lo reconocen de modo más franco. Los hombres malos no tienen morada permanente en la tierra, pero esto va contra sus intenciones; su pensamiento y su deseo internos son que puedan vivir para siempre. Son extraños contra su voluntad; su habitación en el mundo es incierta; y no pueden evitarlo. Thomas Manton Vers. 13. Déjame, y tomaré fuerzas, antes que me vaya y perezca. El hombre en su estado corrupto es como Nabucodonosor: tiene un corazón de bestia que solamente anhela la satisfacción de su apetito sensual; pero cuando es renovado por la gracia, entonces recobra el entendimiento. 198 David, hasta aquí no se ha recobrado todavía de aquel pecado que le puso en un nivel tan bajo como podemos percibir en los versículos 10 y 11. Y el hombre bueno no puede pensar en morir, aceptando el hecho, hasta que su corazón está en condición más santa; y para la paz del evangelio, serenidad de la conciencia y gozo interno, toda falta de santidad es como veneno para los espíritus que la beben. William Gurnall *** SALMO 40 Tema: Jesús está aquí evidentemente, y aunque no hay que forzar mucho el lenguaje para ver tanto a David como a su Señor, Cristo, y la iglesia, el doble comentario puede resultar algo oscuro, y por tanto hemos de dejar entrar el sol aunque esto va a borrar las estrellas. Incluso en el caso de que el Nuevo Testamento no se expresara sobre ello, llegaríamos a la conclusión de que David habla de nuestro Señor (en los versículos 6 al 9), pero el apóstol, en Hebreos 10:5-9, elimina las conjeturas y confina el significado a Aquel que vino al mundo para hacer la voluntad del Padre. Vers. 1. Pacientemente esperé en Jehová. El esperar paciente en Dios caracterizó al Señor. La impaciencia nunca se alberga en su corazón; mucho menos se escapa de sus labios. A lo largo de toda la agonía de Jesús en el Huerto, su juicio de burlas crueles entre Herodes y Pilato, y su pasión sobre el madero, esperó en paciente omnipotencia. Ni una mirada de ira, ni un murmullo, ni un acto de venganza del paciente Cordero de Dios; esperó y siguió esperando; fue paciente, paciente hasta la perfección, excediendo a todos los demás que, según su medida, glorificaron a Dios en el fuego. Job sobre la ceniza no iguala a Cristo en la cruz. El Cristo de Dios lleva la corona imperial entre los pacientes. C. H. S. Esperé pacientemente. Más bien ansiosamente; el original dice dos veces «esperé esperando», un hebraísmo que significa una solicitud vehemente. Daniel Cresswell La paciencia de nuestro Señor bajo el sufrimiento fue un elemento de perfección en su obra. Si se hubiera impacientado, como hacemos a veces nosotros, y se hubiera desanimado, su expiación habría sido pobre. Podemos gozarnos de que en medio de todas sus tentaciones, y en lo más recio de la batalla contra el pecado y Satán, permaneció paciente y dispuesto a terminar la obra que su Padre le había encomendado. James Frame Vers. 2. El pozo de la desesperación. Algunos pozos a los que se refiere la Biblia eran mazmorras, como uno que vi en Atenas y otro en Roma. En ellos no había aberturas, excepto el agujero en la parte de arriba, que servía como puerta y como ventana. El fondo de estos pozos por necesidad era sucio y repugnante, y a veces lleno de lodo. John Gadsby Del lodo cenagoso. Si el hombre tiene un apoyo firme donde poner el pie, su carga queda aliviada; pero si está cargado y ha de andar por fango resbaladizo, su prueba es doblemente difícil. Vers. 3. Puso luego en mi boca cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. En la Pascua, antes de su pasión, nuestro Señor cantó uno de los grandes Salmos antiguos de la 199 alabanza; pero, ¿cuál es la música de su corazón ahora, en medio de sus redimidos? ¿Qué cántico es éste en que su corazón alegre para siempre dirige el coro de los elegidos? Ni el tambor de Miriam ni el himno alborozado de Moisés pueden por un momento rivalizar con este cántico nuevo y triunfante. La justicia engrandecida y la gracia victoriosa; el infierno sometido y el cielo glorificado; la muerte destruida y la inmortalidad establecida; el pecado derrocado y la justicia resplandeciente; ¡qué tema para un himno en aquel día en que nuestro Señor beba el vino nuevo con nosotros todos en el reino de nuestro Padre celestial! C. H. S. Muchos verán, y temerán, y confiarán en Jehová. Pero en tanto que el pecador sólo ve y teme, sólo está en el estadio inicial de la conversión, en un estado de preparación para huir de la ciudad de destrucción. Puede haber dado el primer paso en su peregrinaje, pero no ha llegado a su Padre todavía para recibir el beso de bienvenida y de perdón. No ha dado todavía el paso definitivo. Ha visto, realmente; ha temido, también; pero todavía necesita confiar, confiar en el Señor y ahuyentar todos sus temores. Este es el paso culminante del gran cambio; y, a menos que se dé, las otras experiencias van a borrarse y perecer como una flor prematura, o serán combustible para el fuego que no se apaga. James Frame Vers. 4. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza. La fe obtiene las promesas. Una confianza simple, sencilla, en Dios es la marca segura de la bienaventuranza. Un hombre puede ser tan pobre como Lázaro, tan aborrecido como Mardoqueo, estar tan enfermo como Ezequías, o tan sólo como Elías, pero en tanto que su mano de la fe está agarrada en Dios, ninguna de sus aflicciones externas puede impedirle ser nombrado entre los bienaventurados. Y no mira a los rebeldes, ni a los que se desvían tras la mentira. Nunca hemos de prestar atención a los apostatas, a los falsos maestros; son levadura dañina, y cuanto más alejados de ellos estemos mejor; bienaventurados son aquellos a quienes Dios preserva del error en las creencias y la práctica. Verdaderamente, si el enemigo del infierno se paseara en carruaje y criados con librea, y viviera como un señor, tendría a millares que cortejarían su amistad. Vers. 6. Aquí entramos en uno de los pasajes más maravillosos de todo el Antiguo Testamento, un pasaje en que el Hijo de Dios encarnado se ve, no a través de un cristal oscuro, sino cara a cara. Sacrificios y ofrendas no te agradaron. Considerados en sí mismos, y por amor a ellos, el Señor no veía nada satisfactorio en las varias ofrendas de la ley ceremonial. Ni la víctima derramando su sangre ni la harina desprendiendo humo en el altar podían dar contento a la mente de Jehová; no tenía interés en la carne de los toros o de los machos cabríos, ni se agradaba del trigo, el vino o el aceite. Estas ofrendas tenían su valor como tipo, pero cuando Jesús, en antitipo, vino al mundo, dejaron de tener valor, del mismo modo que las velas son retiradas cuando sale el sol. C. H. S. Has horadado mis orejas, expresión cuyo significado es simbólico: «Tú me has aceptado como tu esclavo», una alusión a la costumbre de Éxodo 21:6, en que el amo perforaba el pabellón de la 200 oreja de un esclavo que rehusaba la libertad que se le había ofrecido, como prueba de que era aceptado de nuevo. Daniel Cresswell No deseabas holocausto ni expiación. Sabemos por este versículo que Jehová da más valor a la obediencia del corazón que a todas las ceremonias imponentes del culto ritualístico; y que nuestra expiación del pecado viene, no por el resultado de un ceremonial complicado, sino por el efecto de la obediencia de nuestro Sustituto a la voluntad de Jehová. rra! Aquí hay algo digno de que fijéis en ello la mirada. ¡Sentaos y observad con cuidado, porque el Dios invisible viene en la semejanza de carne pecaminosa, y como un niño el que es infinito pende del pecho de una virgen! Emmanuel no fue enviado, sino que vino; vino en su propia personalidad, en todo lo que constituía su yo esencial. Vino desde los palacios de marfil a los recintos de la miseria; vino en el momento destinado; vino con alegría santa, como uno que se ofrece libremente. C. H. S. Como su nombre está por encima de todo otro nombre, así también su venida está por encima de cualquier otra venida. A veces decimos que nuestros nacimientos son nuestra venida al mundo; pero, en realidad, ninguno ha venido al mundo sino El. Porque: 1º De El sólo, verdaderamente, se puede decir que viene, que existe ya, antes de venir; y esto no lo podemos decir de nosotros, pero sí de El. 2º Sólo viene de modo estricto el que viene voluntariamente; nosotros lloramos y luchamos en nuestra entrada en el mundo como si no estuviéramos dispuestos a hacerlo. El sólo dice: «Aquí estoy.» 3º Sólo viene el que va de un lugar a otro. ¡Ay de nosotros, no venimos de ningún otro sitio sino del seno de la nada! Solamente El tenía un lugar en el que estaba antes de venir. Mark Frank Vers. 8. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. ¿Falló Cristo placer en humillarse y en el tormento, en sufrir y morir por mí, y puedo yo no hallar placer en orar, escuchar, meditar y gozar de los dulces deberes de la comunión con El? ¿Vino El tan alegremente a morir por mí, y yo me dedico a la oración y tomo los sacramentos para tener comunión con El con desánimo? ¿Fue un gozo para Él derramar su sangre, y no lo es para mí el aplicármela, el cosechar los beneficios de ella? ¡Oh, cesen los gemidos y murmuraciones, las excusas culpables, los desánimos y las ejecuciones indiferentes del deber, después de un ejemplo así! Está dispuesto a hacer la voluntad de Dios; está dispuesto también a sufrir. Y en cuanto a los sufrimientos por Cristo, no deberían ser gravosos para los cristianos que saben que Cristo vino del seno del Padre a morir por ellos con buen ánimo. ¿Podemos comparar nuestros sufrimientos con los de Cristo? En modo alguno, pues no hay comparación; hubo más amargura en una gota de sus sufrimientos que en un mar de los nuestros. 201 Para concluir: tu deleite y disposición para seguir los caminos de la obediencia, son la misma medida de tu santificación. Condensado de John Flavel Fue Jesús el que hizo la obra. El Padre la quiso, pero no la hizo. Fue Jesús quien la hizo, quien la trajo, quien la llevó tras el velo y la presentó como una ofrenda aceptable y meritoria a los pies del Padre, que se agradó de ella. La obra estaba terminada; consumada. No tenemos ya que hacerla nosotros. No podemos hacerla. No podemos hacer lo que ya está hecho; y no podríamos hacerla, caso de que no hubiera sido hecha. Hay mucho que puede hacer el hombre, pero no puede ser propiciación por los pecados. James Frame Tu ley está en medio de mi corazón. Cristo no rindió devoción formal, externa; su corazón estaba en su obra, la santidad era su elemento, la voluntad del Padre su comida y bebida. Cada uno de nosotros hemos de ser como nuestro Señor en esto, o nos faltará la evidencia de ser sus discípulos. Allí donde no hay obra del corazón, no hay place ni deleite en la ley de Dios, no puede haber aceptación. C. H. S. Él estaba dispuesto a sangrar y morir por ti como tú estás dispuesto a comer cuando tienes hambre. Él se deleita en ser azotado, herido y crucificado como tú te deleitas en la comida. David Clarkson Vers. 9. He proclamado tu justicia. Es Jesús el que habla, y habla de sí mismo como predicador. Era un predicador, y un gran predicador además. 1. Poseía elocuencia genuina. Su mente tocaba la mente de sus Oyentes. 2. Su conocimiento era muy grande. Muchos dominan las palabras y las usan con destreza, pero lo que dicen «carece de conocimiento». Van hablando, intentando al mismo tiempo pensar y guiar a sus oyentes a un terreno inexplorado incluso por ellos mismos. 3. Era grande en bondad. Hay grandeza en la bondad, y la grandeza de la bondad es un elemento importante en la grandeza de un predicador. 4. Otro elemento de la grandeza de Jesús como predicador consistía en la grandeza de su dignidad esencial. Era Dios y hombre a la vez. Esto era Cristo como predicador. Es verdad que era mas que un predicador: era también un Modelo, un Sacerdote y un Propiciador; y como modelo, sacerdote y propiciador no tiene igual. Nunca ha habido un predicador como Él. Condensado de James Frame He aquí, no refrené mis labios, Jehová, Tú lo sabes. Ni por amor a la conveniencia ni al temor de los hombres se quedaron cerrados los labios del gran Maestro. Sus palabras no variaban según la sazón. El pobre le escuchaba, y los príncipes escuchaban sus reprensiones; los publícanos se gozaban en El, los fariseos se sentían irritados, pero a todos proclamaba El la verdad del cielo. C. H. S. 202 Vers. 9, 10. He proclamado, no refrené... no he ocultado, he publicado. Estas palabras se juntan para expresar su franqueza: la de un corazón ardiente que quiere mostrar su gratitud. No se necesita ninguna descripción complicada para que podamos ver la semejanza de Uno «cuya vida era un acto de acción de gracias». J. J. Stewart Perowne Vers. 10. No encubrí. Esto da a entender que todo el que emprende la predicación del evangelio de Cristo va a sentir la gran tentación de esconderlo, porque tiene que ser predicado contra gran oposición y frente a dificultades. Matthew Henry No oculté tu misericordia y tu verdad a la gran asamblea. Jesús reveló plenamente los atributos de Dios, tanto los tiernos como los severos. El esconder estaba muy lejos del Gran Apóstol de nuestra profesión. Nunca exhibió cobardía ni vacilación en su lenguaje. El que como niño de doce años hablaba en el templo entre los doctores, y después predicó a cinco mil en Genezaret y a las vastas muchedumbres en Jerusalén en aquel gran día, el último de la fiesta, siempre estaba dispuesto a proclamar el nombre del Señor y nunca puede ser acusado de un silencio no santo. Vers. 12. Me han rodeado males sinnúmero; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar, la vista. El no tenía pecado, pero los pecados fueron puestos sobre El, y El los tomó como si fueran suyos. «Fue hecho pecado por nosotros.» ¡Oh alma mía!, ¿qué consecuencias te habrían acarreado tus pecados eternamente si el amigo de pecadores no hubiera condescendido en tomarlos sobre sí? Son más que los cabellos de mi cabeza. Pecados contra el Dios Santo, Pecados contra sus leyes justas, Pecados contra su amor, su sangre; Pecados contra su nombre y su causa, Pecados inmensos como el mar. ¡Escóndeme, oh Getsemaní! C. H. S. El apóstol decuplica cada pecado (Santiago 2:10). Lo que nos parece uno a nosotros, según el sentido de la ley y la cuenta de Dios es multiplicado por diez. El pecar directamente contra uno quebranta cada mandamiento, y por ello peca diez veces en una; además, hay un enjambre de circunstancias pecaminosas y agravantes que rodean cada acto en tal número, que son como átomos que rodean nuestro cuerpo en una habitación polvorienta; te sería más fácil contarlos que contar los pecados. Y aunque algunos cuentan éstos sólo como fracciones, pecados incompletos, a pesar de ello es más difícil aún sacar el número de la cuenta. Y, lo que es más asombroso, piensa en los deberes religiosos mejores que hayas ejecutado, e incluso aquí podrás hallar un enjambre de pecados sinnúmero. 203 En la mejor oración que puedas presentar a Dios hay irreverencia, tibieza, incredulidad, orgullo espiritual, auto estimación, hipocresía, distracciones, etc., y muchos otros, que un alma iluminada lamenta; y, con todo, hay muchos más que los ojos puros de Dios disciernen pero que el hombre no nota. David Clarkson Vers. 13. Los versículos que quedan de este Salmo son casi exactamente iguales al Salmo 70. Vers. 14. Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla. Ha de redundar en la confusión infinita de Satanás que sus intentos de destruir al Salvador le destruyeron a él; el cónclave diabólico que tramó en el consejo ahora ha sido todo él avergonzado, porque el Señor Jesús ha replicado a todos sus puntos y ha convertido su sabiduría en necedad. Vers. 15. Quedan consternados en pago de su afrenta los queme dicen: ¡Ja, ja! ¿Escarnecen hoy los malos el nombre del Redentor? ¡Su devastación le vengará a El de todos sus adversarios! Jesús es el manso Cordero para todos los que buscan misericordia por medio de su sangre; pero los que le desprecian, que tengan cuidado, porque es el León de la tribu de Judá, y ¿quién lo despertará? ¡Oh lector infiel!, si hay alguno que mire y lea esta página, vigila si persigue a Cristo y a su pueblo, porque Dios sin duda vengará a sus elegidos. Tus ¡Ja!, ¡Ja! te van a costar muy caro. Dura cosa es dar coces contra el aguijón. Vers. 16. Gócense y alégrense en Ti todos los que te buscan. El gimió para que nosotros podamos cantar, y quedó cubierto de sudor y sangre para que nosotros podamos ser ungidos con el aceite de la alegría. C. H. S. Vers. 17. Aunque yo estoy afligido y necesitado, Jehová pensará en mí. El que encauza a su voluntad los corazones de los reyes como las aguas de los ríos, hace también que a su palabra todos los arroyuelos del mundo bañen y fertilicen cualquier tierra, por sedienta y asolada que pueda estar. Samuel Lee Hay tres cosas en el hecho de que Dios piense en nosotros que nos proporcionan solaz y deleite. Observa, primero, la frecuencia de sus pensamientos. Verdaderamente son incesantes. Si tienes un amigo a quien aprecias y amas y quieres vivir en su mente, cuando parte le dices que te escriba: «Piensa en mí.» Le das, quizá, un recordatorio para avivar su memoria. Pero el amigo más íntimo del mundo no puede estar pensando siempre en ti. ¡La mitad del tiempo está durmiendo y durante la otra mitad está muy ocupado! En cambio, no hay cese en los pensamientos del Señor. Observa, luego, la sabiduría de sus pensamientos. Tienes un hijo ausente y le sigues en tu mente. Pero no conoces sus circunstancias presentes. Le dejaste en un lugar determinado, pero ¿dónde está ahora? Le dejaste en una condición dada, pero ¿cómo está ahora? Tal vez mientras estás pensando en su salud está gimiendo con un brazo magullado o una enfermedad seria. Quizás mientras estás pensando en su seguridad algún enemigo saca ventaja de su inocencia. Quizás mientras te regocijas en su prudencia está dando un mal paso que afectará a toda su vida. 204 Pero cuando Dios piensa en ti, Él sabe perfectamente cuál es tu situación, tus peligros, tus necesidades. Asimismo, observa la eficiencia de sus pensamientos. El que piensa en ti es un Dios a mano, no distante; El tiene todos los sucesos bajo su control; es el Dios de toda gracia. William Jay En las memorias del editor, Dr. Malan, uno de sus hijos escribe así de su hermano Jocelyn, que estuvo sometido durante anos, con anterioridad a su muerte, a dolores intensos corporales: «Un rasgo sobresaliente de su carácter era el santo temor de Dios y la reverencia ante su voluntad.» Un día estaba yo repitiendo un versículo de los Salmos: En cuanto a mí, soy una pobre alma necesitada, pero el Señor cuidará de mí,' Tú eres mi ayudador y mi libertador. ¡Oh Señor, no tardes! El dijo: «Mamá, me gusta este versículo, excepto el final, parece como si murmuraras contra Dios. El nunca "tarda" en mi caso». De La vida, labores y escritos de Cesar Malan, por uno de sus hijos. *** SALMO 41 El gran tema de este Salmo es, evidentemente, Jesucristo, traicionado por Judas Iscariote; pero no creemos que sea el exclusivo. El es el antitipo de David, y todos los suyos son en cierta medida como El, por lo que las palabras atribuidas al Gran Representante son aplicables a todos los que están en El. Los que reciben oprobio como recompensa de su bondad hacia los demás pueden leer este Salmo con mucho consuelo, porque verán que, por desgracia, es común para el mejor de los hombres el ser recompensado con crueldad y desprecio por su caridad; y cuando han sido humillados por haber caído en el pecado, se ha sacado partido de su condición abatida, se han olvidado sus buenos hechos y se les ha mostrado el vilipendio más ruin. Vers. 1. Bienaventurado el que se preocupa del pobre. Todos aquellos que han sido participantes de la gracia divina reciben una naturaleza más tierna y no se endurecen contra los de su propia sangre y carne; adoptan la causa de los humildes y dirigen su mente con tesón al fomento de su bienestar. No les echan una moneda al pasar, sino que inquieren en sus aflicciones, disciernen sus causas, estudian los mejores métodos de aliviarlos y prácticamente acuden a rescatarlos. C. H. S. No hablamos ya de los pobres del mundo en común ni de los pobres santos en particular, sino de una persona pobre específica; porque la palabra está en número singular, y designa a nuestro Señor Jesucristo, que en el último versículo del Salmo precedente se dice que fue pobre y necesitado. John Gill El dar dinero no es toda la obra y labor de benevolencia. Has de ir al enfermo en su cama. Has de darle la mano para ayudarle. Ésta es la bondad verdadera y sencilla. De un sermón de Thomas Chalmers 205 Un noble piamontés a quien conocí en Turín me contó la siguiente historia: «Yo estaba cansado de la vida, y después de un día espantoso, que ni quiero recordar, salí corriendo a la calle en dirección al río, cuando de repente me dieron un tirón de la capa; me volví y vi a un niño pequeño que la había agarrado y ansiosamente procuraba llamar mi atención. Su mirada y su actitud eran irresistibles. También lo fue la lección que aprendí: "Somos seis hermanos y nos estamos muriendo de hambre." »"¿Por qué no he de aliviar a estos desgraciados?" -pensé-. "Tengo los medios, y no tardaré más que unos minutos. Pero es igual si tardo más." La escena de miseria a la que me condujo era indescriptible. Les tiré la bolsa, y su explosión de gratitud me dejó anonadado. Llenó mis ojos de lágrimas, fue un bálsamo para mi corazón. "Volveré mañana" -les grité.- "¡Necio, y tú pensabas dejar un mundo donde se pueden tener satisfacciones de este tipo por tan poco!"» Samuel Rogers en Italia ¡Qué necios son los que temen perder sus riquezas al darlas y no temen perderse ellos al conservarlas! El que encierra su oro puede ser un buen carcelero, pero el que lo desparrama es un buen mayordomo. Haz bien mientras tengas oportunidad de hacerlo; alivia al oprimido y ayuda al huérfano en tanto que tienes tu hacienda en la mano; cuando estés muerto, tus riquezas pasarán a otros. Una lámpara que uno lleva mirando hacia delante es mucho más útil que veinte hacia atrás. En tu compasión por los necesitados o para otros usos piadosos, que tus manos sean los ejecutores y tus ojos los inspectores. Francis Raworth en un sermón En el día malo lo librará Jehová. La promesa no es que el santo generoso no tendrá tribulaciones, sino que será preservado en ellas y a su debido tiempo se le librará. ¡Qué verdadero fue esto en el caso de nuestro Señor! Nunca hubo aflicción más profunda ni triunfo más brillante que el suyo, y, gloria sea a su nombre. El garantiza la victoria final a todos aquellos a quienes ha comprado con su sangre. El egoísmo lleva consigo una maldición; es un cáncer en el corazón, en tanto que la generosidad es felicidad y forma tuétano en los huesos. En los días oscuros no podemos reposar en el supuesto mérito de la limosna, pero, con todo, la música de la memoria trae consigo no poco solaz cuando cuenta de viudas y huérfanos a quienes hemos socorrido y presos y enfermos a quienes hemos ministrado. C. H. S. Vers. 1, 5. El que considera. Mis enemigos. Strigelius ha observado que hay una antítesis perpetua en este Salmo entre los pocos que tienen la debida consideración de los pobres en espíritu y los muchos que los afligen o abandonan. W. Wilson Vers. 2. Jehová lo guardará, y le dará vida. El avaro no es útil hasta que ha muerto: que muera; el justo, como el buey, es útil toda su vida: que viva. Será bienaventurado en la tierra. Habla un hombre, un verdadero enigma, Porque cuanto más daba, más tenía. 206 Vers. 3. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor. Los brazos eternos sostendrán su alma; como manos amigas y almohadas blandas apoyarán su cuerpo enfermo. ¡Qué tierna y amorosa es esta imagen; qué cerca trae a nuestro Dios de nuestras dolencias y enfermedades! ¿Quién ha oído esto de los antiguos dioses paganos, los de la India o la China? Éste es el lenguaje peculiar del Dios de Israel; El se digna atender y cuidar personalmente a los hombres buenos. Si hiere con una mano, sostiene con la otra. ¡Oh, bendito desmayo cuando uno cae en el pecho del Señor y es sostenido por El! C. H. S. Tú harás su cama en su enfermedad.~ ¿Cómo va a hacer Dios mi cama si no tengo cama propia? ¡Necio! El puede hacer que el que no tengas cama pase a ser una ventaja para ti. Cuando Jacob durmió sobre el suelo, ¿quién no habría cambiado la suya por el suelo duro, con tal de tener su sueño celestial? Thomas Fuller Cuando fui a visitar, un día, a un querido amigo moribundo, Benjamín Parsons, le dije: «¿Cómo se encuentra hoy?» Me contestó: «Mi corazón descansa dulcemente sobre tres almohadas: amor infinito, poder infinito, sabiduría infinita.» Paxton Hood Vers. 4. Porque contra Ti he pecado. El pecado y el sufrimiento van inevitablemente juntos. Observa que el Salmista entendía que el pecado era principalmente un mal porque iba dirigido contra Dios. Esta es la esencia del verdadero arrepentimiento. Aplicando la petición a David y a otros creyentes pecadores, qué evangélico resulta el argumento: sáname, no porque soy inocente, sino porque he pecado. ¡Qué contrario es esto a toda transacción de justicia propia! ¡Cómo concuerda con la gracia! ¡Qué incompatible con el mérito! Incluso el hecho de que el penitente que confiesa había recordado a los pobres es mencionado Sólo indirectamente, pero se hace una apelación directa a la misericordia en base al gran pecado. Oh lector que tiemblas, aquí hay un precedente revelado divinamente para ti; no tardes en seguirlo. C. H. S. Saúl y Judas dijeron uno y otro: «He pecado»; pero David dice: «He pecado contra Ti.» William S. Plumer Vers. 5. ¿Cuándo se morirá, y perecerá su nombre? Si los perseguidores se salieran con la suya, la iglesia tendría sólo un cuello, y éste estaría en el tajo. Los ladrones de buena gana apagarían todas las velas. Las luces del mundo no son los deleites del mundo. Los pobres murciélagos, que son ciegos, vuelan hacia la lámpara y tratan de derribarla. C. H. S Es el nombre, el carácter y los privilegios de los verdaderos siervos de Dios lo que provoca el odio de los impíos, y de buena gana extirparían a Dios de su vista. W. Wilson Vers. 6. Y si vienen a verme, hablan mentira. Sus visitas de simpatía son una farsa. Cuando la zorra visita al cordero enfermo, sus palabras son blandas, pero se lame el hocico pensando en su cadáver. 207 Su corazón, repleto de iniquidad. A cada cual lo suyo. El pájaro hace su nido de plumas. De las flores más dulces el químico puede destilar veneno, y de los actos y palabras más puras la malicia puede hallar base para informes calumniosos. Es maravilloso comprobar cómo el odio teje su telaraña sin material alguno. C. H. S. Recuerdo un pequeño apólogo que cuenta Bromiard: «Un pajarero, una fría mañana, habiendo cazado muchos pajaros que había estado esperando mucho tiempo, empezó a recoger sus redes, cortando la cabeza a los pájaros y poniéndolos en el suelo unos junto a otros. »Desde un arbusto, un tordo vio que por sus mejillas resbalaban unas lágrimas, debidas sin duda al frío extremo reinante, y dijo a su madre que el hombre era compasivo, pues lloraba amargamente por la calamidad cometida contra los pájaros. Pero la madre le dijo que juzgara más bien por la actividad de su mano que por la del ojo; y si sus manos obraban a traición, nunca admitiera amistad con él aunque hablara bien y llorara de compasión.» Jeremy Taylor Vers. 7. Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen. El espía se reúne con sus compañeros y se ponen a hablar en voz baja. ¿Por qué no hablar en voz alta? ¿Tenían miedo del guerrero enfermo? ¿O bien sus designios eran tan aleves que debían esconderlos al mencionarlos? Observa la unanimidad de los inicuos: todos. ¡Qué fácilmente se unen los perros para salir a cazar al ciervo! Ojalá que nosotros estuviéramos unidos en la santa labor sólo la mitad de lo que están ellos, y nuestra prudencia fuera la mitad de su astucia. Vers. 9. Hasta mi amigo íntimo. «El hombre de mi paz», según el original, con el cual no tenía diferencias, con el cual estaba unido, que era antes su paz y su consuelo. Este era Ahitofel, que fue para David lo que Iscariote fue para nuestro Señor. Judas era un apóstol admitido a la intimidad del Gran Maestro, al corriente de su pensamiento secreto, como si dijéramos, permitiéndosele leer el mismo corazón de Jesús. El beso del traidor hirió el corazón del Señor como el clavo hirió su mano. C. H. S. Los sufrimientos de la iglesia, como los de su Redentor, generalmente empiezan en casa; sus enemigos francos no pueden dañarla hasta que sus amigos supuestos la han entregado en sus manos; y, por extraño que parezca, los que han engordado de sus riquezas son los primeros en «levantar el talón» contra ella. George Horne Vers. 11. En esto conoceré que te he agradado. María y Marta recordaron a Cristo sólo dos cosas: la primera era que Cristo amaba a su hermano Lázaro; la segunda, que Lázaro estaba enfermo; «El que Tú amas está enfermo»; no había necesidad de decirle qué debía hacer, puesto que sabían que El haría lo que había de hacer por él, porque le amaba. Así también podemos decir al Señor cuando estamos seguros de que nos ama: «Señor, el que amas necesita esto o aquello para su cuerpo o su alma.» No tenemos, pues, que asignarle lo que ha de hacer, o cuándo, o cómo; porque lo que El vea como más conveniente para nosotros y para su propia gloria, esto es sin duda lo que hará. William Burton 208 En que mi enemigo no cante victoria de mí. Cuando Dios nos libra de las manos de nuestros enemigos, o de otra tribulación, podemos estar persuadidos por ello de que El está en favor nuestro, como estaba David persuadido. Pero entonces se puede preguntar: si Dios ama a su iglesia, ¿por qué permite que su iglesia sea turbada y molestada por los enemigos? La razón es ésta: porque por este medio su amor puede hacerse más manifiesto al salvarlos y librarlos. Porque, así como un amigo seguro no es probado hasta el tiempo de la necesidad, del mismo modo la bondad y amor de Dios nunca serán tan bien percibidos como cuando nos ayuda en momentos en que nosotros no podemos hacer nada por nosotros mismos. William Burton Vers. 12. En cuanto a mí, me sustentas en mi integridad. Somos igual que vasos sin pie, que sólo pueden estar derechos si se les sostiene en la mano; nosotros caemos, lo derramamos y echamos a perder todo, si se nos deja solos. El Señor debe ser alabado cada día si somos preservados de grave pecado. Cuando los otros pecan, nos enseñan lo que seríamos nosotros de no ser por la gracia. «El hoy, y yo mañana» fue la exclamación de un santo cuando veía a otro que caía en pecado. C. H. S. Esta misma integridad es como el arca en la que Noé fue preservado cuando todos los demás perecieron al estar fuera de ella. Es como el cordón rojo que los espías de Josué entregaron a Rahab, que fue la garantía por la que salvó su vida cuando el resto de la ciudad fue destruido. Admito que esta integridad es de poca monta para los hombres de este mundo, que creen que no hay cielo, sólo tierra; pero así como el cordón de Rahab fue mejor para ella que todos sus dioses, y se probó cuando vino la espada, así también es mejor para los hijos de Dios que todo el mundo cuando viene la muerte. William Burton Vers. 13. El Salmo termina con una doxología. Bendito sea Jehová, esto es: sea El glorificado. La bendición, al comienzo de la boca de Dios, es devuelta, al final, por boca de su siervo. No podemos añadir a la bendición del Señor, pero podemos derramar nuestros deseos agradecidos, y éstos El los acepta como nosotros aceptamos flores de los hijos que nos aman. C. H. S. AQUÍ TERMINA EL PRIMER LIBRO DE LOS SALMOS *** SALMO 42 Título: Siempre edifica el escuchar la experiencia de un santo muy afligido y dotado de gracia. Aunque no se menciona a David como el autor, este Salmo tiene que ser de su pluma; es tan davídico que huele a él; lleva las marcas de su estilo y sus experiencias en cada letra. Podríamos, más bien, poner dudas sobre la paternidad de la segunda parte de El Peregrino que poner en duda el nombre de David como autor de este Salmo. C. H. S. Hijos de Coré. Los escritores medievales hacen notar que aquí, como ocurre con frecuencia, la voluntad de Dios era levantar santos allí donde menos podía haberse esperado. ¿Quién podría 209 haberse imaginado que de la posteridad de uno que dijo: «Os quedáis demasiado, vosotros hijos de Aarón» podrían haber surgido descendientes cuyos dulces salmos serían la herencia de la iglesia de Dios hasta el fin de los tiempos? J. M. Neale Tema: Es el grito de un hombre apartado de las ordenanzas y culto externo de Dios, suspirando por la casa de su Dios, tan amada; y al mismo tiempo es la voz de un creyente espiritual deprimido, que anhela la renovación de la presencia divina, luchando con dudas y temores, pero, con todo, manteniéndose firme en su fe en el Dios vivo. Vers. 1. Como el ciervo busca jadeante las corrientes de las aguas, así te anhela a Ti, oh Dios, el alma mía. Excluido del culto público, David sentía su corazón enfermo. No buscaba comodidades; no suspiraba por honores; pero el disfrute de la comunión con Dios era una necesidad vital para su alma. La consideraba no meramente como el más dulce de todos los privilegios, sino como una necesidad absoluta, como el agua para el ciervo. Dadle su Dios, y está contento, como el ciervo que al fin apaga su sed y está perfectamente satisfecho; pero negadle su Señor, y su corazón jadea, su pecho palpita, todo él se estremece como uno a quien le falta el aire después de una carrera. Querido lector, ¿sabes tú lo que es esto por haberlo sentido personalmente? Es una dulce amargura. Después de haber vivido a la luz del amor del Señor, lo mejor es ser desgraciado hasta que lo poseemos, y jadear en su busca. La sed es una necesidad perpetua y no hay que olvidarla, y lo mismo es continuo el anhelo del corazón hacia Dios. Cuando es tan natural para nosotros anhelar a Dios como para un animal estar sediento, las cosas van bien en nuestra alma, por penosos que sean nuestros sentimientos. Aprendemos en este versículo que la intensidad de nuestro deseo puede hacerse valer ante Dios, y más aún porque hay promesas especiales para el que es importuno y ferviente. C. H. S. Vers. 2. Mi alma tiene sed de Dios. Procura que tu corazón no repose en cualquiera de tus deberes, salvo que sea en Cristo. Deja todo deber, a menos que puedas hallar algo de Cristo en él; y no un puñado, sino una brazada (con el anciano Simeón, Lucas 2:28). En realidad, debes tener relación con el cielo y comunión con Cristo, lo cual es llamado la presencia de Dios, o sea, el presentarte delante de El. Agustín decía que ya no le gustaban las elegantes frases y discursos de Tulio (al revés de antes) porque no podía hallar a Cristo en ellas; ni el alma con la gracia tiene interés en deberes vacíos. Las flores y adornos retóricos, expresiones sin impresiones al orar o predicar, no son pan verdadero, sino címbalos que retiñen. Christpher Ness Del Dios vivo. Un Dios muerto es una farsa; odiamos una deidad monstruosa; pero el Dios vivo, la fuente perenne de vida y de luz y amor, es el deseo de nuestra alma. ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? «El ver el rostro de Dios» es una traducción más exacta del hebreo; pero las dos ideas pueden combinarse: quiere ver a su Dios y ser visto por El; ¡esto es digno de ser buscado! C. H. S. 210 Un hombre inicuo nunca puede decir con sinceridad: «¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?», porque tendrá que hacerlo demasiado pronto, y antes de lo que quisiera, como los diablos que dijeron a Cristo «que los atormentaba antes de su tiempo». Pregúntale a un ladrón si quiere aparecer ante el juez. La respuesta es segura: preferiría que no hubiera jueces en absoluto. Y así es con los hombres del mundo con respecto a Dios, más bien desean esconderse de El. Thomas Horton Si quieres que un niñito se contente con sus juguetes, no estará muy satisfecho y llorará pidiendo el pecho de su madre. Así, si un hombre sube al púlpito con frases adornadas y anécdotas preciosas, éstas no contentarán al alma hambrienta. Necesita la leche sincera de la Palabra con que alimentarse. Oliver Heywood Vers. 3. Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche. El poder llorar, y hacerlo con franqueza, es una prueba de sinceridad. Quizá es bueno para el corazón de este hombre, como una válvula de seguridad; hay una pena seca que es mucho más terrible que las penas con lágrimas. Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? El malvado sabe que la desgracia peor para nosotros sería perder el favor de Dios; por ello su malicia diabólica les lleva a decir estas palabras. C. H. S. ¿Qué ha pasado a tu Dios del que tanto blasonabas y te creías feliz en El aunque no hubiera sido el Dios de nadie más excepto el tuyo? De ello podemos aprender la disposición del malvado. Es venenosa, y su interés es herir a un hombre con su religión. ¿Dónde está tu Dios? Así trató el diablo a la Cabeza de la iglesia, nuestro bendito Salvador, cuando fue a tentarle. «Si eres e] Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en pan» (Mateo 4:3). Viene con un «si»; lo elabora para hacerle vacilar en su Filiación. El diablo, como está apartado de Dios externamente, se ha vuelto un espíritu de división; trabaja para dividir incluso a Dios el Padre de su propio Hijo: «Si eres el Hijo de Dios». Así procura separar a los cristianos de su Cabeza, Cristo. «¿Dónde está tu Dios?» Este es su objetivo, poner división, si puede, entre su corazón y Dios, hacerle sentir celos de Dios como si El no le hubiera considerado; tú has, pasado por muchas cosas para servir a tu Dios; mira cómo te trata El ahora a ti. «¿Dónde está tu Dios?» Richard Sibbes Vers. 4. Derramo mi alma dentro de mí. La misma alma de oración se halla en el derramar el alma delante de Dios. Thomas Brooks De cómo yo iba con la multitud, y la conducía hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¡Qué degradación el suplantar el canto inteligente de toda la congregación por refinamientos insulsos y teatrales, cuartetos, coros y viento de fuelles y tubos! Lo mismo podríamos orar con maquinaria que alabarle con ella. C. H. S. El Dios de gracia se ha complacido en estimar como su gloria el que haya muchos mendigos pululando por la Puerta Hermosa de su templo, pidiendo limosna espiritual y corporal. ¡Qué honor para nuestro Señor y Propietario que estas multitudes de ocupantes acudan a su casa a 211 pagar su arriendo de gracias y adoración por todo lo que están usando en esta vida! George Swinnock Vers. 5. ¿Por qué te abates, oh alma mía? El averiguar la causa de nuestra pena es con frecuencia la mejor cirugía para la misma. La ignorancia no es felicidad; en este caso es miseria. La niebla de la ignorancia aumenta nuestros motivos de alarma; una visión clara hará ver que los monstruos son bagatelas. C. H. S. Pensad en esto los que sentís la pesadez de vuestra alma; pensad en ello los que no la sentís, para que podáis sentirla. Sabed que hay una pena que «obra arrepentimiento del que no hay que arrepentirse». Sabed que hay una pena que «consume hasta la muerte». Recuerda que las lágrimas acompañaron a María Magdalena al cielo; recuerda también que hubo lágrimas que no hicieron nada por Esaú lleno de pecado. Porque, como en el martirio, no es la espada, el fuego ni lo que sufrimos lo que nos justifica, sino aquello por lo que sufrimos. Brian Duppa, sermón. Los inicuos oprimen a David, y el diablo le tienta; con todo, él reprende a su propio corazón y nada más. David no reprende a Saúl ni a Absalón, sino que reprende y mira su propio corazón. ¿Por qué te abates, oh alma mía? Aunque el diablo tienta y los malvados oprimen como instrumentos de castigo por el pecado, pese a todo, nosotros, con David, hemos de reprender a nuestro propio corazón. Christopher Love en Cura del alma abatida ¿Por qué... te turbas dentro de ml? «Estás en tumulto», una expresión aplicada al rugir el mar entumecido. Ver Isaías 17:12; Jeremías 5:22; 6:23; 51:55. Henry March Espera en Dios. La esperanza nunca produce más gozo que en la aflicción. Es en la nube que lleva agua que el sol pinta los curiosos colores del arco iris... Hay dos gracias que Cristo usa especialmente para llenar el alma de gozo: la fe y la esperanza, porque estas dos aportan el vino sin escatimarlo. La fe dice al alma lo que Cristo ha hecho por ella, y así la consuela y conforta; la esperanza aviva al alma con la noticia de lo que Cristo hará; las dos sacan sus recursos de un origen común: Cristo y su promesa. Condensado de William Gurnall Espera en Dios; porque aún he de alabarle. Cuando se puede decir: «Aquel a quien Dios ama está enfermo», puede decirse también: «Esta enfermedad no es para muerte»; y aunque sea la primera muerte, no será la segunda. ¿Quién habría pensado cuando Jonás se hallaba en el mar (ver Jonás 3) que predicaría en Nínive? ¿Quién habría pensado cuando Nabucodonosor se hallaba en el bosque (ver Daniel 4) que volvería a reinar en Babilonia? ¿Quién habría pensado cuando José fue vendido por sus hermanos que éstos le buscarían como siervos suyos? ¿Quién hubiera pensado cuando Job se rascaba sus llagas sentado sobre las cenizas de la basura, sus casas consumidas por el fuego, sus ganados robados y sus hijos muertos que volvería a ser mucho más rico de lo que nunca fue? Así son las acciones de la misericordia divina, que hacen a los rectos exclamar cantando: «El Señor ha triunfado gloriosamente» (Exodo 15:21). Henry Smith No creas que baste acallar tu corazón para que no alterque con Dios, sino que no debes cesar hasta que le hayas colocado donde repose dulcemente en El. El santo David llegó hasta aquí; no 212 sólo reprendió a su alma por su desasosiego, sino que le encargó que confiara en Dios. William Gurnall Vers, 5, 11. Lo que molesta a la pobre bestia no es el peso de la carga, sino las ataduras en sus lomos; así, no es el peso de los males externos, sino el escozor interno de una conciencia amargada, no purificada ni curada por la fe, lo que aflige y turba a la pobre criatura. Mathew Laurence en El uso y la práctica de la fe El pájaro insensato, hallándose en una estancia con la puerta cerrada y los postigos cerrados, arremete contra la pared y las ventanas, magullándose y haciendo saltar sus plumas, en tanto que si esperara a que le abrieran la ventana podría partir sin herirse; lo mismo nos ocurre a nosotros. Cuando el Señor nos encierra y limita nuestra libertad durante un tiempo, queremos abrirnos paso por nuestra cuenta, usando todos los recursos de nuestro corazón para pasar por las paredes de su providencia; mientras que si esperáramos confiando en su promesa y nos sometiéramos a su disposición, podríamos soportar más fácilmente el encierro y, sin heridas, acabaríamos recobrando la libertad. Porque Dios toma su decisión, y ¿quién puede cambiarla? Él hará que suceda lo que ha decretado sobre nosotros. John Barlow sermón Si quieres estar más seguro, pasa más tiempo reforzando tus evidencias del cielo que poniéndolas en duda. La gran falta de muchos cristianos es que pasan más tiempo haciendo preguntas que tratando de afianzar sus consuelos. A base de razonamientos acaban en la incredulidad, y dicen: «Señor, ¿por qué debo creer?» Christopher Love Vers. 6. Dios mio. ¡Asombrosa expresión! ¿Quién puede atrever-se a decir al Creador de la tierra, la Majestad de los cielos: «Dios mío»? Un desterrado, un paria, un descarriado; un hombre abandonado, despreciado, un alma abatida y desasosegada, ¿cómo se atreve? ¿Con qué derecho? Por el pacto. Henry March Me acordaré, por tanto, de Ti. Es sabio el almacenar en la memoria nuestras ocasiones especiales de conversación con el cielo; podemos necesitarlas otro día cuando el Señor sea lento en devolvernos de entre los expulsados y nuestra alma se duela y tiemble. ¡Oh valle de Acor no olvidado, tú eres una puerta de esperanza! Días hermosos, ahora desaparecidos, habéis dejado una luz detrás que alegra nuestras tinieblas presentes. C. H. S. Vers. 7. Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas. Aquí ha unido dos fenómenos naturales terribles. Es un hecho bien conocido por la evidencia de viajeros que los chubascos en forma de tromba marina no son raros en la costa de Judea. Parece que son ocasionados por la acumulación de grandes masas de nubes, cuyas aguas se concentran en un punto para descender luego en una columna ingente, acompañada de un ruido ensordecedor. Ahora bien, la imagen concebida en la mente del Salmista parece ser la de un inmenso torbellino que se precipita en el mar, ya agitado, y aumenta el remolino y turbulencia de las olas. ¡Qué cuadro tan terrible! Especialmente si añadimos a él las ideas de un cielo nublado, tempestuoso, y el rugido del trueno sumado al tumulto. ¿Cuál sería la situación de un buque en medio de una tempestad así, un diluvio cayendo desde arriba y alrededor el mar furioso, levantándose en 213 tremendas oleadas, como un barco sin control, inerme, hundiéndose, a menos que escape por una intervención milagrosa? Pues bien, a una situación así compara David el estado de su alma cuando, sumergido bajo un mar de aflicciones, dice: «Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. » ¡Qué vivo había de ser su sentimiento de angustia en aquella ocasión para hacer uso de una comparación así que expresa el terror más extremo! Henry March Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. Las olas del Atlántico sucediéndose incesantemente, trombas marinas que se acercan, y todo el océano en tumulto alrededor del nadador; la mayoría de los herederos del cielo pueden comprender la descripción, pues muchos han experimentado cosas semejantes. Esta es una experiencia profunda desconocida para los recién nacidos en la gracia, pero bastante común para los que viajan por las aguas profundas de la aflicción; para éstos sirve de consuelo el recordar que las olas y ondas son del Señor. «Tus olas y tus ondas» dice David-, «todas han sido enviadas y dirigidas por El y realizan sus designios, y el Hijo de Dios, sabiéndolo, está resignado.» Vers. 8. Pero de día mandará Jehová su misericordia. No amanecerá ningún día sobre el heredero de la gracia, hallándole abandonado por completo por el Señor; el Señor reina, y es un soberano que con autoridad ordena que la misericordia sea reservada para sus escogidos. C. H. S. Su expresión es notable; no dice simplemente que el Señor concederá, sino que ordenará su misericordia. Como el don concedido es gracia -favor gratuito al que no es digno de él-, así la manera de concederlo es soberana. Es dada por decreto; es un donativo regio. Y si Él manda la bendición, ¿quién impedirá su recepción? Henry March Y de noche. Para decir la verdad, creo que la noche es el momento más dichoso para el hombre piadoso, y el más triste para el inicuo; éste, aunque hace uso de la noche para esconder su pecado, pese a todo teme a causa de aquello mismo en que consiste su seguridad. Zachary Bogan Y mi oración al Dios de mi vida. Aquí podemos ver que la religión de David era una religión de oración tanto después de la liberación, como antes. El egoísta que dama en la tribulación habrá terminado con sus oraciones cuando haya terminado la tribulación. Con David era al revés. La liberación de la tribulación fortalecía su confianza en Dios, enardecía sus peticiones y le proporcionaba nuevos argumentos... Hay una gran necesidad de oración después de la liberación, porque el momento de la liberación es con frecuencia el de la tentación; el alma está jubilosa y afloja su vigilancia. Henry March Vers. 9. ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? Es lamentable que haya que amputar un miembro a un hombre, pero cuando sabemos que la operación es necesaria para salvar su vida, estamos contentos de saber que ha sido realizada con éxito; incluso así, cuando está en marcha la prueba, el designio del Señor al enviarla se hace más fácil de llevar. Vers. 10. Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? Tal era la malicia de los enemigos de David que, habiendo pensado en esta cruel pregunta, se la repiten constantemente, sin duda para 214 enloquecerle, y quizá lo habrían conseguido de no haber él recurrido a la oración y hacer de las persecuciones de sus enemigos un motivo de ruego a su Señor. C. H. S. David podía haberles dicho: «Dónde están vuestros ojos? ¿Dónde está vuestra vista? Porque Dios no sólo está en el cielo, sino en mí.» Aunque David no podía presentarse en el santuario, el alma de David era un santuario para Dios; porque Dios no está atado a un santuario hecho de manos. Dios tiene dos santuarios; tiene dos cielos: el cielo de los cielos y el espíritu quebrantado. Richard Sibbes Las moscas en el campo, aunque sean pequeñas, pueden atormentar y enloquecer a un caballo de guerra; por ello, David dice: «Hasta romperme los huesos, mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?» Frederick William Robertson Vers. 11. Esperanza. La esperanza es como el sol, que cuando nos dirigimos hacia él proyecta la sombra de nuestra carga detrás. Samuel Smiles Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío. La salud y la vida de tu gracia se hallan las dos, no en tu gracia, dice la fe, sino en Dios, el cual es tu Dios; por tanto, viviré y alabaré a Dios. No es de extrañar que el cristiano débil esté abatido y triste cuando ve su rostro enfermo en algún otro espejo distinto de éste. William Gurnall ¿Has visto brillar el sol en el mes de febrero, con el cielo azul, los setos a punto de brotar, las primaveras asomando la cabeza por la ribera del arroyo, y los pájaros jugueteando y cantando por entre los arbustos? ¿Has pensado que la primavera ya está aquí con su hermosura y sus fragancias suaves? Pero pasan unos 'días, vuelven las nubes, el aire es helado, los pájaros enmudecen y la nieve cubre el suelo, y dices que la primavera no va a venir nunca. Y así, algunas veces, el joven convertido ve que sus temores son quitados y los consuelos del evangelio vertidos en su corazón, y la alabanza, la acción de gracias y un cántico nuevo brotan de su boca. Y cree, erróneamente, que sus tribulaciones son cosa del pasado. Pero pronto sus dudas reaparecen, sus consuelos menguan, le es quitada la luz y su espíritu está abrumado, y llega a la conclusión de que la salvación y todas sus bendiciones no son para él. Pero la primavera, aunque llegue tarde, por fin extenderá su manto de belleza y de luz. H. G. Salter Libro de ilustraciones *** SALMO 43 Tema: A causa de la semejanza de la estructura de este Salmo con el Salmo 42, se ha supuesto que es un fragmento separado por equivocación del cántico precedente; pero siempre es peligroso dejar cabida para teorías sobre errores en la Escritura, y en este caso sería difícil mostrar motivos para esta admisión. Vers. 1. Júzgame, oh Dios. Puedo reírme de las lucubraciones de la mente humana si sé que Tú estás a mi lado. 215 Y defiende mi causa; líbrame de gente maligna. Cuando tratarnos con infieles, no es de extrañar que sean injustos, y por ello no se puede esperar que traten con justicia a su pueblo los que no son fieles a Dios. Odian al Rey y no pueden amar a 'sus súbditos. La opinión popular pesa para muchos, pero la opinión divina tiene mucho más peso para los que poseen la gracia. Una palabra de Dios pesa para él más que cien mil discursos de los hombres. El que confía en Dios en todas las cosas, lleva un escudo de bronce en su brazo y las flechas de la calumnia, al tocarlo, caerán sin clavarse en él. C. H. S. Ahora bien, Dios no puede en justicia castigar dos veces; por lo tanto, habiendo sido herido Cristo, los creyentes han de ser curados (Isaías 53). A los creyentes se les ha imputado la justicia de Dios (2ª Corintios 5); por ello, Dios tiene que tratarlos como trata con su propia justicia. Condensado de Nathanael Homes Líbrame de gente maligna, y del hombre engañoso e inicuo. El engaño y la justicia van juntos; el que halaga no teme calumniar. De estos dos demonios nadie puede librarnos sino Dios. Vers. 2. ¿Por qué me has desechado? Hay muchas razones por las cuales Dios podría habernos desechado, pero ninguna razón prevalecerá para que lo haga. El no desecha a su pueblo, aunque por un tiempo los trata como silos hubiera desechado. Aprende de esta pregunta que es bueno inquirir en las cosas oscuras, pero hemos de inquirir de Dios, no de nuestros temores. El que es el autor de una prueba misteriosa es el que mejor puede explicárnosla. La incredulidad ciega yerra sin fallo, Y contempla la obra de Dios en vano; Dios es su propio intérprete Y Él la explicará de modo claro. —C. H. S. Vers. 3. Envía tu luz. «¡El día que comas de ella, ciertamente morirás!» Adán comió, y en aquel mismo día quedó sometido al pecado y a la muerte. Esta fue la verdad ejecutando el juicio. Pero surgió la luz de las tinieblas; los rayos de la misericordia templaron la nube espesa. La promesa del Gran Libertador fue pronunciada, y la fidelidad quedó alistada del lado de la gracia y pasó a ocuparse en concederla; «la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron». A partir de entonces, todas las almas humildes y confiadas las han contemplado unidas y han hecho de su unión la base de su confianza y su gozo. Henry March Estas me guiarán. Que ésta sea la estrella que me guíe al descanso. Que éstos sean los guías alpinos que me conduzcan sobre las montañas y los precipicios de las moradas de gracia. Me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. No buscamos luz para pecar ni verdad para ser ensalzados por ella, sino para que sean los guías prácticos para una comunión más íntima con Dios. C. H. S. Vers. 4. Entraré al altar de Dios. Hacia este altar han convergido desde la eternidad todos los rayos de la luz del favor y la gracia divinos, y la verdad y la santidad divinas; y desde este punto 216 brillan sobre el alma y el corazón del penitente pobre y alejado, atrayéndole al altar en que pueda encontrar a su Dios. John Offord Al Dios de mi alegría y de mi gozo. No era en el altar como tal que se interesaba el Salmista; no creía en el paganismo de los rituales; su alma deseaba comunión espiritual, comunión con Dios mismo en la realidad. ¿Qué son los ritos del culto a menos que el Señor esté en ellos?; ¿qué son verdaderamente sino cáscaras vacías? C. H. S. Vers. 5. Espera en Dios. El lema del mundo es «pájaro en mano». «Dame hoy», y «mañana veremos». Pero la palabra de los creyentes es spero meliora: mis esperanzas son mejores que las posesiones presentes. Elnathan Parr *** SALMO 44 Título: «Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré». El título es similar al del Salmo cuarenta y dos, y aunque esto no es prueba de que sea por el mismo autor, lo hace muy probable. No hay que buscar otro escritor para ninguno de los Salmos cuando David es suficiente, y por tanto nos resistimos a adscribir este canto sagrado a otro que no sea el gran Salmista, por más que no sepamos a qué período de su vida pueda corresponder. Las últimas líneas presentan mucha semejanza con los famosos versos de Milton sobre la matanza otra orilla. Con todo, estas dificultades no contaban para nada ante El, el Omnipotente, y sólo sirvieron para hacer resaltar más el efecto del milagro estupendo que iba a ocurrir. 522 A la orden de Jehová, los sacerdotes, llevando el arca del pacto, el símbolo sagrado de la presencia divina, emprendieron la marcha y pasaron en un trayecto de más de media milla por delante del pueblo, al cual se le había prohibido acercarse. Así quedó manifiesto que Jehová no necesitaba protección de Israel, sino que era su guarda y guía, puesto que los sacerdotes no iban armados, y no temían separarse de los ejércitos israelitas y aventurarse con el arca en el río a la vista de sus enemigos. El pasaje de este río rápido y profundo, hace notar el Dr. Hales, «en la estación más desfavorable, era milagroso de modo manifiesto, más aún, si es posible, que el del Mar Rojo; puesto que aquí no había elemento natural empleado; ni un viento poderoso que barriera las aguas como en el caso anterior; ni el reflujo de la marea, si es que ocurrió y que mencionan los filósofos para disminuir la importancia de aquel milagro. Parece, pues, que fue designado providencialmente para acallar objeciones respecto al anterior; era al mediodía, a la luz del sol, y en presencia, indudable, de los habitantes del territorio circundante, algo que aterrorizó a los reyes de los cananeos y amoritas al oeste del río. Philip Henry Gosse Las aguas conocen a su Amo; el Jordán, que fluía a rebosar cuando Cristo entró en él para ser bautizado, ahora cede camino cuando el mismo Dios tiene que pasarlo en el arca; entonces había uso para el agua; ahora para la arena. No se dice nada de que se golpeara el agua con una vara; la presencia del arca del Señor Dios, Señor de todo el mundo, es una señal suficiente para estas aguas que, ahora, se echan atrás y no se atreven ni a mojar los pies de los sacerdotes que la llevaban. ¡Qué obedientes son todas las criaturas ante el Dios que las ha hecho! ¡Qué glorioso es el Dios a quien servimos; a quien los poderes de los cielos y los elementos se someten de buen grado, y alegremente aceptan el carácter y la naturaleza que Él les da! Abraham Wright Vers. 4-6. Cuando Cristo desciende al alma en la obra de conversión, ¡qué fuerza despliega' Las fortalezas del pecado son expugnadas; todo lo que se exalta a sí mismo contra el conocimiento de Cristo es puesto en cautividad a la obediencia de su cetro (2! Corintios 10:4, 5). Se echa a los demonios de las posesiones que habían retenido durante años sin la menos interrupción. Lo mismo hace Cristo en la conversión de un pecador. El Jordán retrocede, todo el curso del alma se altera, las montañas saltan como carneros. Hay muchas montanas en el alma de un pecador, como el orgullo, la incredulidad, el engreimiento, el ateísmo, la liviandad, etc. Estas montañas son arrancadas de cuajo en el momento en que Cristo empieza la obra de la conversión. Ralph Robinson Vers. 5. ¿Qué te pasó oh mar que huiste? ¿Estabas asustado? ¿Por qué falló tu fuerza 'Se secó tu propio corazón? «¿Qué mal tenias tú, oh mar, que huiste» Tú eras vecino al poder de Faraón, pero no temías a sus huestes; el viento tempestuoso nunca prevaleció contra ti de modo que fueras dividido en dos; pero cuando el Señor había de pasar a través de tus muchas aguas, te asustaste y huiste delante de El. C. H. S. 523 Vers. 6. Oh montes ¿por qué saltasteis como corderos, y vosotros, collados, como corderitos? ¿Qué os dolía que os movíais así. Sólo hay una respuesta: la majestad de Dios os hacía saltar. Una mente de gracia va a reprobar a la naturaleza humana por esta extraña insensibilidad, cuando el mar y el río, los montes y los collados son tan sensibles a la presencia de Dios El hombre está dotado de razón e inteligencia, y, con todo, se queda inconmovible ante lo que la creación material contempla con temor. Dios ha llegado más cerca de nosotros de lo que llegó nunca en Sinaí, o en el Jordán, porque ha asumido nuestra naturaleza, y, sin embargo, la masa de la humanidad no retrocede de sus pecados ni avanza por los caminos de la obediencia. C. H. S. Vers. 7. A la presencia de Jehová tiembla la tierra. «Está en dolores», como una mujer de parto; porque si el dar la ley produce estos terribles efectos, ¿cuál será el resultado de quebrantarla? John Trapp Vers. 8. La peña en están que de aguas. Nuestra liberación del yugo del pecado es vívidamente tipificada por la salida de Israel de Egipto y también por la victoria de nuestro Señor sobre los poderes de la muerte y el infierno. El Exodo, pues, debería ser recordado sinceramente por los corazones cristianos. ¿No habló Moisés a nuestro Señor, en el Monte de la Transfiguración, de «su salida» que El había de llevar a cabo al poco a Jerusalén; y no está escrito de las huestes celestiales que cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios y del Cordero? ¿No esperamos nosotros otra venida del Señor, cuando a la vista de su rostro los cielos y la tierra huirán y no habrá más mar? Nos unimos, pues, a los cantores alrededor de la mesa de Pascua y pronunciamos nuestra Hallel, porque también nosotros hemos sido sacados del yugo de servidumbre y llevados como un rebaño a través del desierto, donde el Señor suplió nuestras necesidades con mana celestial y con agua de la Roca de los siglos. Alabado sea el Señor. C. H. S. La notable peña en el Sinaí que la tradición considera que fue golpeada por Moisés, por lo menos ha sido bien escogida con miras a su situación, sea cual sea la opinión que tengamos de la verdad de esta tradición, que al parecer los viajeros más tardíos consideran con mas respeto que los anteriores. Es una masa de granito aislada, de casi veinte pies en cuadro y en altura, cuya base se halla hundida en la tierra; no sabemos hasta qué profundidad. En la cara anterior de la roca hay cierto número de grietas horizontales, a distancias distintas una de otra; algunas cerca de su parte superior; otras a poca distancia del suelo. Un viajero norteamericano dice: «El color y la apariencia de conjunto de la roca es tal que, si se la viera en otro punto, al margen de toda tradición, nadie vacilaría en creer que las grietas las había producido el agua saliendo de ellas. Creo que sería en extremo difícil la formación de una grieta así artificialmente. 524 No es menos difícil creer que una fuente natural manara a la altura de doce pies desde la superficie de una roca aislada. Creyendo que el agua salió de una roca de esta montaña, como creo yo, no veo nada increíble en la opinión de que ésta es la roca precisa, y que estas grietas y otras apariencias deben ser consideradas como evidencias del hecho. C. H. S. Si la peña cambió en estanque de aguas y en manantial de aguas la roca, ¿no se humedecerán por lo menos nuestros ojos, si no brota de ellos una fuente de lágrimas, al considerar nuestra propia miseria y las misericordias inefables de Dios al librarnos del mal? Oh Señor, toca Tú los montes y que humeen; toca nuestros labios con una brasa de tu altar, y de nuestra boca brotará tu alabanza. Golpea, Señor, nuestros corazones duros como pedernal, con el martillo de tu Palabra, y ablándalos con las gotas de tu misericordia y el rocío de tu Espíritu; hazlos humildes, tiernos, de carne, circuncidados, blandos, obedientes, nuevos, limpios, quebrantados, y luego «un corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh Dios». John Boys Mientras describía el viaje de Israel saliendo de Egipto y añadía la presencia divina entre ellos, percibí una hermosura en este Salmo que era enteramente desconocida para mí, y que iba a perder; y es que el poeta esconde del todo la presencia de Dios al principio del mismo, y más bien deja que se haga cargo de ella un vocablo posesivo, no un sustantivo, y no menciona la divinidad. «Judá fue su santuario, e Israel su dominio», o reino. La razón me parece ahora evidente, y que este proceder es necesario; porque si Dios hubiera aparecido antes, no habría habido asombro al ver los montes saltando y el mar retirándose; por lo que para que esta convulsión de la naturaleza pueda ser presentada con sorpresa, su nombre no es mencionado hasta después; y entonces, con un giro agradable del pensamiento, Dios es introducido súbitamente con toda su majestad. Isaac Watts *** SALMO 115 En el Salmo anterior se cuentan las maravillas pasadas que Dios había obrado en honor su yo; en el presente se le ruega que se glorifique El mismo otra vez, porque los paganos estaban presumiendo por la ausencia de milagros, y negaban rotundamente los milagros de las épocas anteriores, e insultaban al pueblo de Dios con la pregunta: «¿Dónde está ahora vuestro Dios?» Contristaba el corazón de los piadosos el que Jehová fuera menospreciado así, y, considerando que su situación presente de reproche no es digna de ser tenida en cuenta, suplican al Señor que por lo menos reivindique su propio nombre. El Salmista está, evidentemente, indignado de que los adoradores de ídolos puedan hacer una pregunta tan insultante al pueblo que daba culto al único Dios vivo y verdadero; y habiendo expresado su indignación con sarcasmos sobre las imágenes y sus hacedores, sigue exhortando a la casa de Israel a confiar en Dios y a bendecir su nombre. 525 Vers. 1. No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria El pueblo, indudablemente, deseaba alivio de los insultos despectivos de los idólatras, pero su principal deseo era que Jehová mismo no tolerara por más tiempo los insultos de los paganos. Lo más triste de esta tribulación es que su Dios ya no era temido por sus adversarios. Cuando Israel entró en Canaán, se extendió el pánico entre la población de los alrededores, porque Jehová era un Dios poderoso; pero este temor ya se 10 habían sacudido las naciones, puesto que hacía tiempo que no se había presenciado ningún despliegue del poder milagroso. La repetición de las palabras «No a nosotros», parece indicar un deseo muy intenso de renunciar a la gloria que habrían podido atribuir a sí mismos, y expresa de modo vehemente el deseo de que Dios, a toda costa, engrandezca su nombre. En aquellos tiempos, en que las primeras victorias del evangelio eran recordadas como historias de un pasado remoto y vago, es comprensible que los escépticos tendieran a jactarse de que el evangelio había perdido su fuerza inicial y, por ello, se atrevían a ultrajar el nombre de Dios mismo. Por tanto, nosotros tenemos derecho a suplicar la intervención divina, para que la mancha aparente sea quitada del blasón suyo, y que su propia Palabra resplandezca gloriosamente como en los días de antaño. No deseamos el triunfo para nuestras opiniones, ni por amor a nosotros mismos, ni por honor a una secta, sino que confiadamente oramos pidiendo el triunfo de la verdad para que Dios mismo pueda ser honrado. C. H. S. El Salmista, con su repetición, da a entender nuestra tendencia natural a la auto idolatría y a exaltarnos a nosotros mismos, y la dificultad de limpiar nuestros corazones de este egocentrismo. Si es Angélico rehusar la gloria indebida robada al trono de Dios (Apocalipsis 22:8, 9), es diabólico el aceptarla y acariciarla. «El buscar nuestra propia gloria no es gloria» (Proverbios 25:27). Es vil y una deshonra para la criatura el darle lo que, por la ley de la creación, debe ser dirigido a otro punto. Todo lo que sacrificamos ante nuestro propio altar, para nuestro crédito, a la habilidad de nuestras manos, sagacidad o ingenio, lo quitamos de Dios. Stephen Charnock Si pudiéramos ver el cielo abierto -si pudiéramos oír sus aleluyas gozosos y gloriosos- podríamos ver la innumerable compañía de ángeles, y la de santos glorificados, cuando lanzan sus coronas ante el trono, y oiríamos cuando el coro universal proclama: «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia y por amor a tu verdad.» Barton Bouchier Vers. 2. ¿Por qué han de decir las gentes: Dónde está ahora su Dios? O más literalmente: «¿Dónde, por favor, está su Dios?» ¿Por qué ha de ser permitido a las naciones desdeñar con burla la cuestión de la existencia, misericordia y fidelidad de Jehová? Siempre están dispuestos a blasfemar. En nuestro propio caso, debido a nuestra tibieza y descuido de la predicación fiel del evangelio, hemos permitido que se levante y extienda la duda moderna, y nos vemos obligados a confesarlo con profunda pena en el alma; con todo, no tenemos por qué desalentarnos, sino suplicar a Dios que salve su propia verdad y gracia del desprecio de los hombres del mundo. ¿Por qué han de poder los supuestos sabios de hoy poder decir que dudan de la existencia de la persona de Dios? ¿Por qué han de poder decir que la respuesta a la oración es una ilusión piadosa y que la resurrección y deidad de nuestro Señor Jesús son cuestiones imposibles de demostrar? 526 ¿Por qué han de poder hablar despectivamente de la expiación por la sangre y por precio, y rechazar de plano la doctrina de la ira de Dios contra el pecado, y aun la ira que arde para siempre jamás? Hablan con altanería extrema, y sólo Dios puede detener sus arrogancias; procuremos por medio de una intercesión extraordinaria prevalecer sobre Dios para que se interponga, dando a su evangelio una reivindicación tan triunfante que ponga en silencio total a la perversa oposición de los inicuos. C. H. S. Vers 3. Nuestro Dios está en los cielos. Es donde debe estar; por encima del alcance de las burlas de los hombres, oyendo todas sus fanfarronerías, pero mirando hacia abajo con el mismo silencio con que contemplaba a los que hacían la torre de Babel. Una vez desafiaron a su Hijo a que descendiera de la cruz, diciendo que, silo hiciera, creerían en El; ahora quisieran que Dios sobrepasara los límites ordinarios de su providencia y descendiera de los cielos para convencerlos; pero hay otras cosas que ocupan su mente augusta, aparte de convencer a los que voluntariamente cierran sus ojos a las superabundantes evidencias de su poder y divinidad, que les rodean por todas partes. C. H. S. Vers. 3. Todo lo que quiso ha hecho. Bien podemos soportar la burla «¿Dónde está ahora su Dios?» en tanto que estamos perfecta-mente seguros de que su providencia no queda alterada, su trono es inconmovible y sus propósitos intactos. Lo que ha hecho, seguirá haciéndolo, su consejo permanecerá, y El hará todo lo que le plazca, y, al fin del gran drama de la historia humana, la omnipotencia de Dios y su inmutabilidad y su fidelidad quedarán más que vindicadas para confusión eterna de sus adversarios. C. H. S. Vers. 4. Los ídolos de ellos son plata y oro. Son de metal, piedra o madera. Son hechos, en general, en forma de hombre, pero no pueden ni oler, ni oír, ni ver, ni sentir, andar o hablar. ¡ Qué embrutecimiento es el confiar en ellos! Y luego sigue, en necedad y locura, el esperar que resulte bien alguno de ellos, para los mismos que los han formado. Tan evidentemente vano era todo el sistema de la idolatría, que los más serios de los paganos lo ridiculizaban, y era el objeto de las burlas de los librepensadores y bufones. ¡Qué agudas son las palabras de Juvenal: «¿Oyes, oh Júpiter, estas cosas? No mueves los labios cuando deberías hablar, tanto si eres de mármol como de bronce. O, ¿por qué ponemos el sagrado incienso en tu altar de un papel abierto, y el extracto de hígado de becerro, o el blanco omento de un cerdo? A lo que me parece, no hay diferencia entre tu estatua y la de Batilo»! (Sat. 13:113). Esta ironía se verá más clara al saber que Batilo era un músico cuya imagen, por orden de Polícrates, fue erigida en el templo de Juno en Samos. Adam Clarke Los idólatras alegan en favor de sus ídolos que no intentan otra cosa que representar a sus dioses, y defienden que tienen con ello un sentido superior de su presencia. El Espíritu, sin embargo, no permite esta excusa y trata a sus imágenes como los verdaderos dioses que adoran. Los dioses que dicen representar no existen en realidad y, por tanto, su adoración es vana y necia. ¿No hemos de decir lo mismo de la supuesta adoración de muchos en nuestros días, que acumulan ritos y ceremonias, y símbolos expresivos, o se fraguan en su imaginación un dios distinto del de la revelación? W. Wilson 527 Vers. 4-7. El emperador Teodosio dio orden de derribar un templo pagano, y Teófilo, el obispo, ayudado por los soldados, se apresuró a ascender los peldaños y entró en el templo. A la vista de la imagen, durante un momento los soldados vacilaron, aunque eran cristianos. El obispo ordenó a un soldado que golpeara sin vacilación. Con su hacha dio un golpe a la rodilla de la estatua. Todos esperaban con emoción, pero no hubo muestras de ira divina. Los soldados se encaramaron a la cabeza y la destruyeron a golpes. Rodó sobre el suelo hecha pedazos. Había en ella una familia de ratas que, perturbadas en su tranquila estancia dentro de la estatua, se desparramaron en todas direcciones por el suelo del templo. El público empezó a reír y siguieron destruyendo con renovado celo. Arrastraron los fragmentos de la estatua por las calles. Incluso los paganos estaban disgustados con dioses que no hacían nada para defenderse. El enorme edificio fue destruido poco a poco, y en su lugar fue construida una iglesia cristiana. Había aún algo de temor entre el pueblo cuando el Nilo mostraba su desagrado al demorarse la inundación regular. Pero, al poco, el río ascendió más que de costumbre y toda ansiedad desapareció. Andrew Reed Vers. 4-8. Teodoreto nos dice que santa Publia, la anciana abadesa de un convento de monjas en Antioquía, cuando Juliano pasó en una procesión idólatra, cantó el Salmo: «Sus ídolos son plata y oro, la obra de sus manos... Los que los hacen son como ellos. Y lo mismo todo el que confía en ellos»; y dice que el emperador, enojado, hizo que sus soldados la abofetearan hasta sangrar, incapaz de resistir la punzada del antiguo canto hebreo. Neale Y Littledale Vers. 5. Tienen ojos, mas no ven. No pueden decir quiénes son sus adoradores ni lo que les ofrecen. Ciertos ídolos tienen joyas como ojos, más valiosos que el rescate de un rey, pero son tan ciegos como el resto. Un dios que tiene ojos y no puede ver es un dios ciego; y la ceguera es una calamidad, no un atributo de la deidad. Tiene que ser ciego el que adora a un dios ciego; un ciego nos causa lástima; es extraño adorar a una imagen ciega. C. H. S. Vers. 6. Orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen. El Salmista parece acumular estas frases con el mismo espíritu sardónico de Elías, que decía: «Gritad en alta voz, porque es dios; quizás está hablando, u ocupado en un negocio, o de viaje; quizá duerme y tenéis que despertarle.» C. H. S. Sócrates, en desprecio de los dioses paganos, juró por una cabra, un roble y un perro, diciendo que éstos eran mejores dioses que los otros. John Trapp Vers. 7. Manos tienen, mas no palpan; pies, mas no andan. Tienen que ser levantados en sus peanas, o no llegarían a ellas; tienen que ser amarrados a sus nichos, o se caerían; tienen que ser llevados de un sitio a otro, pues no pueden moverse; no pueden acudir a rescatar a sus amigos ni escapar del iconoclasia de sus enemigos. El insecto más vil tiene más poder de locomoción que el más grande de los dioses paganos. C. H. S. No tiene voz su garganta. No pueden ni pronunciar los sonidos guturales de los animales inferiores, ni un gruñido, ni un berrido, nada. C. H. S. 528 Vers. 8. Semejantes a ellos serán los que los hacen. Los que hacen las imágenes muestran que son hábiles, y sin duda son hombres con sentidos; pero a la vez muestran gran necedad y son sin sentido, como los ídolos que hacen. Matthew Henry Cada uno es lo que es su Dios; todo el que sirve al Omnipotente es omnipotente con El; el que exalta la debilidad, creyendo en una idea ilusoria que es su dios, es tan débil como este dios. Este es un elemento preservador contra el temor para los que están seguros de que adoran al verdadero Dios. E. W. Hengstenberg Y cualquiera que confía en ellos. Los que se han hundido hasta el punto de poder confiar en ídolos han llegado al extremo de la locura y son dignos de tanto desprecio como sus deidades despreciables. Los discursos duros de Lutero eran bien merecidos por los papistas de su tiempo; los trataba de necios y de venerar reliquias deshechas por el tiempo. El dios del pensamiento moderno se parece en gran manera a las deidades descritas en este Salmo. El panteísmo es en extremo afín al politeísmo, y difiere muy poco del ateísmo. El dios manufacturado por nuestros grandes pensadores es una mera abstracción; no tiene propósitos eternos; no se interpone en favor de su pueblo; no le importan nada los pecados de los hombres, porque ha dado a sus iniciados «una mayor esperanza» por la cual aun los más incorregibles pueden ser restaurados. Este dios es lo que el último grupo de críticos decide hacer de él; dice lo que ellos deciden que diga; y hará lo que a ellos les plazca prescribir. Que este credo y sus devotos se queden solos, y ellos mismos lo refutarán, porque como este dios ha sido formado según ellos mismos, gradualmente ellos se formarán según su dios. C. H. S. Vers. 9. Oh Israel, confía en Jehová. No importa las dificultades que tengamos, y, por audaz y blasfemo que sea el lenguaje usado por nuestros enemigos, no temamos ni desmayemos, sino reposemos confiadamente en Aquel que puede reivindicar su propio honor y proteger a sus siervos. C. H. S. Vers. 12. Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón. Su naturaleza es bendecir; su prerrogativa es bendecir; su gloria es bendecir; su deleite es bendecir; Él ha prometido bendecir y, por tanto, podemos estar seguros de esto, que Él bendecirá y bendecirá y bendecirá sin cesar. C. H. S. Vers. 17. No alabarán los muertos a JAH. El predicador no puede engrandecer al Señor desde su ataúd, ni el obrero cristiano manifestar más el poder de la divina gracia por su actividad diaria cuando yace en el sepulcro. Ni cuantos descienden al silencio. La tumba no emite voces; de los huesos mohosos y los gusanos que consumen no resuena el ministerio del evangelio ni su gracioso canto. C. H. S. Vers. 18. Pero nosotros bendeciremos a JAH desde ahora y para siempre. Nosotros que estamos todavía viviendo, procuraremos que las alabanzas a Dios no cesen entre los hijos de los hombres. 529 Nuestras aflicciones y depresiones de espíritu no serán causa de que suspendamos nuestras alabanzas, ni nuestra avanzada edad o más numerosas dolencias disminuirán el ardor de los fuegos celestiales; sí, ni aun la misma muerte podrá hacernos cesar de esta deleitosa ocupación. Los muertos espiritualmente no alaban a Dios, pero la vida dentro de nosotros nos constriñe a hacerlo. C. H. S. *** SALMO 116 El tema de este Salmo es el amor personal, fomentado por una experiencia personal de la redención, y en él vemos a los redimidos que reciben respuesta a la oración, son preservados en el tiempo de la tribulación, reposan en su Señor, andan conscientes de sus obligaciones, conscientes de que no son suyos, sino comprados por precio, y uniéndose a toda la compañía rescatada para cantar aleluyas a Dios. C. H. S. Vers. 1. Amo al Señor. Una bendita declaración: todo creyente debería poder declarar sin la menor vacilación: «Amo al Señor». Era requerido por la ley, pero nunca fue conseguido en el corazón del hombre excepto por la gracia de Dios y bajo los principios del evangelio. Es una gran cosa decir: «Amo al Señor», porque la más dulce de las gracias y la más segura de todas las evidencias de la salvación es el amor. Es una gran bondad de parte de Dios que condescienda a ser amado por unas criaturas tan pobres como somos nosotros, y es una prueba segura de que El ha estado obrando en nuestro corazón. C. H. S. El ha escuchado la voz de mis súplicas. Pero ¿es un beneficio tan grande para nosotros el que Dios nos escuche? ¿Es el que Dios nos escuche un motivo del amor de Dios? ¡Ay! El puede que nos escuche y, con todo, nosotros no mejorar en nada. El puede oír nuestra voz, y, con todo, su amor a nosotros podría ser muy poco, porque ¿quién hay que no escuche a un hombre aunque no le ame? Para los hombres quizá sea así, pero no para Dios; porque el que nos oiga no sólo es voluntario, sino reservado: sus oídos no están abiertos a los clamores de todos; en realidad, el que nos oiga es para Dios un gran favor que bien puede ser considerado como su hijo predilecto aquel a quien escucha; y más bien por el hecho de que su oír siempre es activo, y con el propósito de ayudar; de modo que si El oye mi voz, puedo estar seguro de que quiere concederme mi súplica; o mejor, quizás, en la manera en que David lo expresa, y en la manera en que Dios procede, el oír mi voz no es ni más ni menos que el concederme lo que le suplico. Sir Richard Baker Vers. 2. Porque ha inclinado a mí su oído. Es amor lo que abre nuestras bocas, para que alabemos a Dios con labios gozosos. Thomas Manton Cuando la oración es oída en nuestra debilidad, y contestada en la fuerza y grandeza de Dios, somos fortalecidos en el hábito de la oración y confirmados en la decisión de hacer intercesión incesante. No debemos agradecer a un mendigo que nos informa que, como hemos concedido su petición, no dejará nunca de pedirnos más y, con todo, indudablemente es aceptable para Dios 530 que los que le piden algo formen la resolución de seguir orando; esto muestra la grandeza de su bondad y la abundancia de su paciencia. C. H. S. Si el hipócrita corre a, orar y obtiene lo que pide, con ello deja de orar y no pide más. Si desde un lecho de enfermedad es levantado y vuelto a la salud, deja de orar después de ello; se debilita en sus llamadas a Dios, cuando, al pedírselo, Dios le da fuerza. Y así es en otros casos. Cuando obtiene lo que desea en la oración, ya no tiene deseos de orar más. En tanto que el hombre piadoso ora después como oraba antes, y aunque no vuelve a caer en las mismas dificultades y, por tanto, no hay ocasión que le inste a pedir de nuevo, no puede vivir sin orar, porque no puede vivir fuera de la comunión con Dios. Joseph Caryl En tanto que viva. No sólo algunos días, sino cada día de mi vida; porque orar ciertos días y no otros, es la marca de los que aborrecen y no de los que aman. Ambrosio Vers. 3. Me rodearon ligaduras de muerte. Cuando Dios envía dificultades y aflicciones como mensajeros para que ataquen a un hombre, le encuentran y, al hallarlo, echan mano de él. Los días de la aflicción le rodean: no puede desprenderse de ellos, no hay modo de escapar de sus manos. Estos perseguidores divinos no se dejan persuadir ni sobornar para dejarte escapar, hasta que Dios dice: «Suéltale; déjale libre.» Joseph Caryl Vers. 4. Oh Jehová, te ruego que salves mi vida. Esta forma de petición es corta, comprensiva, al punto, humilde y sincera. Haríamos bien si todas nuestras peticiones fueran moldeadas según este modelo; quizá lo serían si estuviéramos en circunstancias similares a las del Salmista, porque la tribulación real produce oración real. Aquí no hay multiplicidad de palabras ni ordenación escogida, todo es simple y natural; no hay redundancias, y no falta nada. C. H. S. Una oración corta para una petición tan grande, y, con ser corta, prevaleció. Si nos hemos asombrado antes del poder de Dios, ahora podemos asombrarnos del poder de la oración, que puede prevalecer ante Dios, para obtener aquello que por naturaleza es imposible, y para la razón, increíble. Sir Richard Baker Vers. 5. Clemente es Jehová, y justo. Es clemente para escuchar-nos; es justo en sus juicios. Es clemente para perdonamos, y, por tanto, ¿cómo puedo dudar de su voluntad para ayudarme? Es justo para recompensar conforme a lo merecido; es clemente para recompensar más allá de lo merecido; sí, es misericordioso para recompensar sin merecimientos; y, por tanto, ¿cómo puedo dudar de su voluntad en ayudarme? Es misericordioso, y esto muestra su generosidad; es justo, y esto muestra su justicia; sí, es misericordioso, y esto muestra su amor; y, por tanto, ¿cómo puedo dudar de su voluntad de ayudarme? Sir Richard Baker Sí, nuestro Dios es misericordioso. Ved cómo el atributo de la justicia siempre se halla entre dos guardas de amor: clemente, justo y misericordioso. La espada de la justicia envainada en una vaina enjoyada de clemencia. C. H. S. Vers. 6. Jehová guarda a los sencillos. Contempla ahora cómo de entre todos los que parecen tener menos motivos para confiar en Dios tienen más causa para confiar en El. Las personas 531 simples, los necios según el mundo, que no tienen sesos sutiles o ingenio astuto para procurarse por medios indirectos lo que desean, tienen, sin embargo, bastante para sostenerse en el gran hecho de que el Señor los preserva. Ahora bien, ¿quién no sabe que «Es mejor confiar en el Señor que poner confianza en el hombre; es mejor confiar en el Señor que poner confianza en príncipes»? (Salmo 118:8, 9). William Gouge Suponemos que hay muchas verdades que aprender, muchos principios de que darse cuenta antes de poder ser salvo. No; «el Señor preserva a los sencillos.» Es posible que no sepamos cómo reconciliar algunas de las doctrinas del cristianismo con otras; podemos hallarnos en la mayor perplejidad cuando examinamos las evidencias en que descansamos; podemos estar expuestos a gran dificultad cuando procuramos aplicarlas prácticamente; pero, con todo, podemos adoptar las palabras que tenemos delante: «El Señor guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. Recobra, alma mía, tu calma.» R. S. M. Simples o necios, esto es lo que les llaman, porque ésta es la forma en que se les estima a los ojos de los sabios en el mundo; no que sean tan simples como se les considera; porque si el Señor puede juzgar sobre sabiduría o simpleza, el único necio es el ateo y el profano; el único sabio en el mundo es el cristiano simple, recto, que se mantiene precisamente en todos los estados en este curso sencillo y sincero que el Señor le ha prescrito. W. Slater Estaba yo postrado, y me salvó. Aunque yo era sencillo y simple, el Señor no me pasó por alto. Aunque reducido en mis circunstancias calumniado en mi carácter, deprimido en mi ánimo y enfermo en el cuerpo, el Señor me ayudó. C. H. S. Estaba postrado. Por la aflicción y la tribulación. El hebreo significa literalmente «colgar, estar péndulo, oscilar», como un cubo en el pozo, o en las ramas flexibles de la palmera o del sauce, etc. Luego significa débil, enclenque, como en la enfermedad. Es probable que se refiera a la postración del cuerpo por la enfermedad. «Y me salvó.» Me dio fuerzas, me restauró. Albert Barnes Me ayudó tanto a sobrellevar lo peor como a esperar lo mejor; me ayudó a orar, pues de otro modo el deseo habría fallado; me ayudó a esperar, pues de otro modo la fe habría fallado. Matthew Henry Vers. 7. Recobra, oh alma mía, tu calma. Tal como el pájaro vuela a su nido, vuela mi alma a su Dios. Cuando un hijo de Dios, aunque sea sólo un momento, pierde la paz del ánimo, debe procurar hallarla de nuevo, no buscándola en el mundo o en su propia experiencia, sino sólo en el Señor. Cuando el creyente ora y el Señor inclina su oído, la ruta al antiguo descanso está delante de él, que no tarde en seguirla. C. H. S. Regresa al descanso que Cristo da a los que están fatigados y cargados (Mateo 11:28). Regresa a tu Noé, cuyo nombre significa reposo, como la paloma no halló reposo y regresó al arca. No conozco una palabra más apropiada para cerrar los ojos por la noche, cuando voy a dormir, o para cerrarlos para la muerte, este largo sueño, que ésta: «Recobra, alma mía, tu calma.» Matthew Henry 532 Esta es la misma palabra que el ángel usó para Agar cuando había huido de su señora: «Regresa» (Génesis 16:9). Como Agar, a causa de la forma dura en que la había tratado su señora huyó de ella, así el alma de este profeta, por causa de la aflicción, cayó de su antigua confianza sosegada en Dios. Como el ángel le mandó a Agar que «regresara a su señora», también el entendimiento de este profeta le dice a su alma que recobre su calma. William Gouge Vers. 9. Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. Oh alma mía, el andar en la tierra de los vivientes es andar por caminos de justicia; porque allí no hay la muerte del alma que es el pecado; no hay tal causa de lágrimas para los ojos como la culpabilidad en la conciencia; no hay tal tropiezo para los pies como el caer delante de Dios; y, por tanto, para decir la verdad, el alma no puede nunca regresar a su reposo si no anda por los caminos de justicia; y no puede decir si este reposo es una causa de su andar, o su andar una causa del reposo; por esto podemos decir que son ciertamente compañeras la una de la otra, lo cual, en efecto, no es sino esto: que la justificación nunca puede existir sin la santificación. La paz de la conciencia y la piedad de la vida no pueden ir la una sin la otra. O ¿quizá lo que quiere decir David es que la tierra de los vivientes es aquella en la que están viviendo Enoc y Elías con el Dios vivo? Pero, si quiere decir esto, ¿cómo puede hablar con tanta confianza y decir: «Andará en la tierra de los vivientes», como si pudiera llegar a andar allí por sus propias fuerzas o a placer suyo? Por tanto, explica: «Creí, y por tanto hablé», porque la voz de la fe es fuerte y habla con confianza; y como por fe cree que debería andar en la tierra de los vivientes, por ello, con confianza, dice: «Andaré en la tierra de los vivientes.» Sir Richard Baker El andar en la tierra de los vivientes es el deseo del hombre inicuo; sí, si fuera posible, él andaría allí para siempre; pero ¿con qué fin? Sólo para disfrutar de sus deseos, llenarse de placer, aumentar su riqueza, en tanto que el fin del hombre piadoso al desear vivir allí es que pueda «andar delante de Dios», fomentar su gloria y ejecutar su servicio. Es por esto que hemos de tomar debida nota de que David no dice: «Me saciaré ahora de deleites en mi ciudad regia», sino: «Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes.» Nathaniel Hardy Vers. 10. Creí, por tanto hablé. Con respecto a las cosas de Dios, ninguno puede hablar a menos que crea; el habla del que vacila es dañosa, pero la lengua del creyente es provechosa; las palabras más poderosas que han salido de labios del hombre han emanado de un corazón persuadido plenamente de la verdad de Dios. No sólo el Salmista, sino hombres como Lutero, Calvino y otros grandes testigos de la verdad podían decir de todo corazón: «Creí, por tanto hablé.» C. H. S. No es suficiente creer a menos que, al mismo tiempo, confieses abiertamente delante de incrédulos, tiranos y todos los demás. Después de creer, viene la confesión; y, por tanto, los que no hacen confesión deben temer; en tanto que, al contrario, deberían tener esperanza los que dicen abiertamente lo que creen. Paulus Palanterius 533 El corazón y la lengua deberían ir juntos. La lengua siempre debería ser el intérprete del corazón, y el corazón siempre debería ser el que sugiere a la lengua; lo que se dice con la lengua debería estar primero estampado en el corazón y salir de él. Joseph Caryl El apóstol recoge estas mismas palabras de David (2a Corintios 4:13): «Conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé; nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.» Esto es, impulsamos a los otros a creer sólo lo que nosotros mismos creemos y de lo cual estamos plenamente convencidos. J. Caryl La palabra de Cristo y la cruz son compañeras inseparables. Como la sombra sigue al cuerpo, así la cruz sigue a la palabra de Cristo; y como el fuego y el calor no se pueden separar, tampoco el evangelio de Cristo y la cruz pueden ser apartados el uno de la otra. Thomas Becon Vers. 11. Dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. En un sentido modificado, la expresión puede ser justificada, aunque fuera pronunciada apresuradamente, porque todos los hombres se mostrarán mentirosos si se confía indebidamente en ellos; algunos, por falta de veracidad, y otros, por falta de poder. Es mucho mejor estar quieto cuando el espíritu está trastornado y presuroso, porque es mucho más fácil decir que retirar lo dicho; podemos arrepentirnos de nuestras palabras, pero no podemos desvirtuarías de modo que desaparezca el daño que hayan causado. Si incluso David tenía que arrepentirse de haber hablado apresuradamente, ninguno debería confiar en su lengua a menos que le ponga una brida. C. H. S. Vers. 11. Aquí tenemos un problema aparente. Si todo hombre es mentiroso, entonces David era un mentiroso; por tanto, miente cuando dice que todo hombre es mentiroso. Esto se contradice y, por tanto, destruye su afirmación. Esto se contesta fácilmente, porque cuando David habla no lo hace como hombre, sino bajo la inspiración del Espíritu Santo. Robert Bellarmine Vers. 11-15. Y ahora que haga lo que quiera el mundo, y quédese con sus mentiras, porque David, teniendo a Cristo a su lado, siempre podrá prevalecer contra el mundo, porque Cristo ha vencido al mundo. Pero aunque todos los hombres sean mentirosos, con todo, no lo son todos los hombres en todas las cosas; porque entonces el mismo David sería un mentiroso en esto; pero todos los hombres, quizás en una ocasión o en otra. La verdad absoluta no se halla en el hombre, sino en aquel Hombre que no sólo era hombre; porque si no hubiera sido más que esto, quizá no se habría hallado en El tampoco, siendo así que la verdad absoluta y la deidad van juntas, y nunca se hallan separadas. Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Porque si es una dicha tan grande el ser aceptable a su vista, ¿qué felicidad no será el ser precioso a su vista? Cuando Dios, en la creación, miró todas sus obras, se dice que vio que todas ellas eran buenas en gran manera; pero no dice que ninguna de ellas fuera preciosa a su vista. ¿Cómo, pues, llega la muerte a ser preciosa a su vista, cuando no lo era ninguna de sus obras, sino que es destructora de sus obras? ¿Es posible que una cosa que destruye a sus criaturas tenga un titulo de más valor a su vista que las mismas criaturas? 534 ¡Oh alma mía!, éste es uno de los milagros de sus santos, y quizás uno de aquellos que Cristo daba a entender cuando dijo a sus discípulos que ellos harían milagros mayores que los que El había hecho; porque ¿qué mayor milagro que éste, de la muerte, que por si es una cosa vil a la vista de Dios, pero una vez abrazada por sus santos, corno si fuera por su solo contacto, pasa a ser preciosa a su vista? El cambiar una cosa de modo que pase de ser vil a preciosa, ¿no es un milagro mayor que el de transformar el agua en vino? De veras lo es; la muerte no daña a sus santos, sino que sus santos dignifican la muerte. La muerte no quita nada de la felicidad de sus santos, sino que sus santos añaden lustre a la vileza de la muerte. Si hay gloria preparada para los que mueren en el Señor, mucho más serán glorificados los que mueren por el Señor. SIR Richard Baker Vers. 12. Por todos sus beneficios para conmigo. ¿Qué recompensa daré al Señor por todos los beneficios que me ha concedido? Desde la triste vaciedad de la no existencia Él nos despertó para darnos el ser; El nos ennobleció con entendimiento; nos enseñó artes que enriquecen los medios de vida; ordenó a una tierra prolífica que nos cediera su alimento; ordenó a los animales que nos aceptaran como sus señores. La lluvia desciende para nosotros; para nosotros el sol derrama sus rayos creativos; se levantan las montañas, los valles florecen, proporcionándonos agradable habitación y retiro resguardado. Para nosotros fluyen los ríos; murmuran las fuentes; los mares abren su seno para admitir nuestro comercio; la tierra agota sus provisiones; cada nuevo objeto presenta un nuevo goce; toda la naturaleza derrama sus tesoros a nuestros pies, por la gracia generosa de Aquel que quiere que todo sea nuestro. Basilio Una obediencia parcial no es buena, de modo que unas gracias parciales son sin valor. Un alma honrada no intentará disimular o esconder toda deuda que tenga con Dios, sino que reconoce que ha de rendir cuentas de todos sus beneficios. El saltarse una nota en una melodía echa a perder la gracia de la música; la ingratitud a una misericordia desbarata nuestro agradecimiento al resto. William Gurnall Vers. 14. Cumpliré mis votos. Foxe, en sus Acts and Monuments, refiere lo siguiente con respecto al mártir John Philpot: «Fue con los gendarmes al lugar de ejecución; y cuando estaba entrando en Smithfield, el camino era pésimo y dos gendarmes le tomaron y sostuvieron en alto para llevarle a la estaca. Entonces él dijo alegremente: "Qué, ¿queréis hacer de mí un papa? Estoy contento de ir hasta el fin de mi camino a pie." Pero antes de entrar en Smithfield se arrodilló, diciendo estas palabras: "Te pagaré mis votos, oh Smithfield".» Vers. 15. Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. No morirán prematuramente; no verán la muerte hasta que hayan terminado su obra; y cuando llegue su tiempo para morir, entonces sus muertes serán preciosas. El Señor vela sobre sus lechos de muerte, alisa su almohada, sostiene su corazón y recibe sus almas. Los que son redimidos por la preciosa sangre, son tan queridos de Dios que incluso su muerte es preciosa para El. El lecho de muerte de los santos es muy precioso para la iglesia; la iglesia aprende mucho de ellos. Son tan preciosos para todos los creyentes, que éstos se deleitan en atesorar las últimas 535 palabras de los que parten. Pero son más preciosos aún para el mismo Señor Jehová, que ve con sagrado deleite la muerte triunfante de aquellos de los que tiene misericordia. Si hemos andado con Él en la tierra de los vivientes, no tenemos por qué temer el morir delante de El cuando se acerque la hora de nuestra partida. C. H. S. ¡Cuánto ha progresado la causa de la religión por la muerte paciente de Ignacio, Policarpo, Latimer, Ridley, Huss y Jerónimo de Praga y toda ¡a hueste de mártires! ¡Cuánto debe el mundo y la causa de la religión a estas escenas que ocurrieron en los lechos de muerte de Baxter, Thomas Scott, Halyburton y Payson! ¡Qué argumento para la verdad de la religión, qué ilustración para su poder sostenedor, qué fuente de consuelo para los que están a punto de morir, el reflexionar que la religión no deja al creyente cuando éste necesita más su apoyo y consolación; que puede sostenemos en la prueba más severa de nuestra condición aquí; que puede iluminar lo que nos parece el más oscuro, triste y repulsivo de todos los lugares: «el valle de sombra de muerte». Albert Barnes Su muerte es preciosa (akar); la palabra del texto es «in pretiofuit, magni estimatum est». Ved cómo es traducida la palabra en otros textos. 1. Honrosa (Isaías 43:4), «jakarta»: «tú eras precioso a mi vista, tú has sido honorable». 2. «Muy famoso» (1º Samuel 18:30): «Su nombre se hizo muy famoso.» 3. Querida (Jeremías 31:20): «Anfilius (jakkir) pretiosus mihí Ephraim»: «Efraín es mi hijo querido.» 4. Espléndida, famosa o gloriosa (Job 31:26): «Si vidi lunam (jaker) pretiosam et abeunten»: «la luna avanzaba en resplandor». Samuel Torshell La muerte ha visitado muchas veces a tu casa, como ha hecho ahora a la mía, y en realidad ha hecho estragos en nuestro bienestar. Sin embargo, seremos vengados de este enemigo, este rey de los terrores. No puedo por menos, a veces, de acercarle el puño a la cara y rugir en mi agonía y angustia: «¡Tú serás absorbida en victoria!» Hay, incluso ahora, también, esta consolación: «Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?» John Jameson Vers. 16. Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo. Tú me has hecho libre, y yo estoy impaciente para ser puesto de nuevo en servidumbre. Tú has hecho pedazos los lazos del pecado; ahora, Señor, átame con las cuerdas de amor. Tú me has librado de la tiranía de Satanás; hazme como uno de tus jornaleros. Yo te debo mi libertad, mi vida, y todo lo que tengo o espero, a tu generoso rescate; y ahora, misericordioso y divino Amigo y Redentor, me pongo yo mismo a tus pies. Samuel Lavington Los santos siempre han tenido un santo orgullo en ser los siervos de Dios; no puede haber mayor honor que servir a un amo así que domina cielo, tierra e infierno. No creas que honras a Dios al servirle; si no que ésta es la manera en que Dios te honra a ti, al concederte que seas su siervo. Thomas Adams El tener pensamientos altos y honrosos de la majestad y grandeza del Dios vivo, y una impresión profunda y temerosa de la presencia inmediata y continua del Dios que escudriña el corazón, esto produce de modo natural la mayor humillación de uno mismo y la más sincera sumisión del espíritu delante de nuestro Hacedor. John Witherspoon 536 Tú sueltas mis ligaduras. Las misericordias son concedidas para animarnos en el servicio de Dios y deberían ser recordadas para este fin. La lluvia desciende sobre la tierra, no para que sea más estéril, sino más fértil. Nosotros somos sólo mayordomos o administradores; las misericordias de que gozamos no son nuestras, sino para ser mejoradas en el servicio de nuestro Señor. Las grandes misericordias deberían llevarnos a gran obediencia. Dios empieza su Decálogo con un recordatorio de su misericordia al sacar a los israelitas de Egipto: «Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto.» Con qué afecto el Salmista reconoce su relación a Dios como su siervo, cuando considera en qué forma Dios ha soltado sus ligaduras: «Oh Señor, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy; Tú sueltas mis ligaduras.» El recuerdo de tu misericordia me hará reconocer sólo mi relación de siervo hacia Ti. Es irracional el estimularnos en nuestro camino hacia el infierno con un recuerdo del cielo, el fomentar libertad en el pecado con una consideración de la generosidad de Dios. Cuando recordamos que todo lo que tenemos o somos es el don de la generosidad de Dios, deberíamos sentirnos obligados a honrarle con todo lo que tenemos, porque El ha de recibir honor de todos sus dones. Stephen Charnock Vers. 18. A Jehová cumpliré mis votos delante de todo su pueblo. La misericordia viene en secreto, pero la alabanza es rendida en público; la compañía era, sin embargo, selecta; no echaba sus perlas a los cerdos, sino que presentaba su testimonio delante de los que podían entenderlo y apreciarlo. C. H. S. Los malos son audaces en proferir blasfemias para deshonrar a Dios; no les importa quiénes les oyen. No se abstienen de hacerlo en medio de las ciudades. ¿Han de ser ellos más osados para deshonrar a Dios que nosotros celosos en honor suyo? Sin duda, Cristo se mostrará dispuesto a confesar nuestro nombre según tú estés dispuesto a confesar el suyo (Mateo 10:32). Este atrevimiento santo es el camino preparado para la gloria. William Gouge Vers. 19. En medio de ti, oh Jerusalén. La alabanza de Dios no ha de ser confinada a un armario, ni su nombre ha de ser murmurado por los rincones y escondrijos, como si tuviéramos miedo de que alguien nos oyera; sino que en medio de la multitud, y en el centro de las asambleas, deberíamos levantar el corazón y la voz al Señor e invitar a otros a unirse con nosotros para adorarle. C. H. S. *** SALMO 117 Este Salmo, que es muy pequeño en su letra, es muy grande en su espíritu; porque, desbordando los límites de raza o nacionalidad, llama a toda la humanidad a la alabanza del nombre del Señor. El mismo espíritu divino que se extiende en el Salmo ciento diecinueve, aquí condensa sus expresiones en dos cortos versículos, pero, con todo, está presente y perceptible en él la misma plenitud infinita. Puede ser de interés el notar que éste es, además, el capítulo más corto de las Escrituras y la porción central de toda la Biblia. C. H. S. Vers. 1. Alabad a Jehová, naciones todas. Ésta es una exhortación a los gentiles a glorificar a Jehová, y una prueba clara de que el espíritu del Antiguo Testamento difiere ampliamente del 537 fanatismo estrecho y contraído con que los judíos de los días de nuestro Señor se habían infectado. C. H. S. El Salmista lo había dicho todo. Pero no había terminado. Para significar que cuando hemos dicho todo lo que podemos en la alabanza a Dios, no hemos de estar contentos, sino empezar de nuevo. Apenas hay un deber sobre el cual haga más énfasis el Antiguo Testamento (aunque sea poco practicado) que el de alabar a Dios. Abraham Wright Vers. 2. Porque ha prevalecido su misericordia (gabar, es fuerte). No sólo es grande en número o tamaño, sino que es poderosa; prevalece sobre el pecado, Satanás, la muerte y el infierno. Adam Clarke La verdad de Jehová. Aquí, como en otros Salmos, la misericordia y la verdad (fidelidad) de Jehová van juntas para mostrar que todos los métodos y procedimientos, tanto en ordenanzas como en providencias, con los que se pone en contacto y se comunica con su pueblo, no sólo son misericordia (aunque ésta sea muy dulce), sino también verdad. Sus bendiciones les llegan en el camino de la promesa de Dios como seguras para ellos, en la verdad de su pacto. Esto satisface al alma verdaderamente; esto hace que se vuelva todo sabroso, cuando toda misericordia es un presente enviado desde el cielo en virtud de una promesa. Abraham Wright Este Salmo, la porción más corta de la Palabra de Dios, es citado y se le da mucho valor en Romanos 15. Y sobre esto se ha observado: «Es una porción pequeña de la Escritura, y nosotr9s podemos fácilmente pasarla por alto. Pero no el Espíritu Santo. Este rebusca en su precioso testimonio que habla de la gracia para los gentiles y lo subraya para nuestra atención.» Bellett En la adoración a Dios no siempre es necesario ser largo y prolijo; las pocas palabras dicen lo que es suficiente, como este corto Salmo nos da a entender. David Dickson Este Salmo es el más corto, y el próximo uno de los más largos. Hay oportunidad para los himnos cortos y los himnos largos; para las oraciones cortas y las oraciones largas; para los sermones cortos y los sermones largos; para los discursos cortos y los discursos largos. Es mejor ser demasiado corto que demasiado largo, puesto que lo primero se puede reparar más fácilmente. Los mensajes cortos no necesitan una división formal; los mensajes largos la requieren, como el Salmo que viene después del próximo. G. Rogers *** SALMO 118 En el libro de Esdras (3:10, 11) leemos que «cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.» 538 Ahora bien, las palabras mencionadas en Esdras son las primeras y últimas cláusulas de este Salmo, y, por tanto, llegamos a la conclusión de que el pueblo cantaba todo este sublime canto; y, además, que el uso de esta composición en tales ocasiones fue ordenado por David, el cual, suponemos, es su autor. C. H. S. Vers. 1. Alabad a Jehová, porque él es bueno. Los corazones agradecidos están ansiosos de usar las lenguas de los hombres y quisieran monopolizarías para la gloria de Dios. Nunca hemos de tolerar un instante de incredulidad en cuanto a la bondad del Señor; todo lo demás puede ser discutible, pero esto es absolutamente cierto, que Jehová es bueno; sus dispensaciones pueden variar, pero su naturaleza es siempre la misma y siempre buena. No es sólo que El fue bueno y será bueno, sino que El es bueno; sean cuales sean sus disposiciones y providencias. Por tanto, demos gracias a su nombre, aunque en el momento presente los cielos estén sombríos y nublados. C. H. S. Porque para siempre es su misericordia. La misericordia es una gran parte de su bondad, y nos afecta a nosotros más que cualquier otra porque somos pecadores y tenemos necesidad de misericordia. Los ángeles pueden decir que El es bueno, pero no necesitan su misericordia, y no pueden, por tanto, deleitarse de modo igual en ella; la creación inanimada declara que es bueno, pero no puede sentir su misericordia porque nunca ha transgredido; pero el hombre, profundamente culpable y perdonado por la gracia, contempla la misericordia como e] mismo foco y centro de la bondad del Señor. C. H. S. Vers. 1-4. Al oír esta cláusula repetida tantas veces aquí, que «la misericordia del Señor es para siempre», no hemos de pensar que el Espíritu Santo la emplea como una tautología vacía, sino que nuestra gran necesidad la exige; porque en las tentaciones y peligros la carne empieza a dudar de la misericordia de Dios; por tanto, no hay nada que deba ser impreso en la mente tanto como esto: que la misericordia de Dios no falla, que el Padre eterno no se cansa de remitir nuestros pecados. Solomon Gesner Vers. 2,3,4. Ahora Cuidado con demorar. El demorar es peligroso; nuestros corazones se enfriarán y nuestros afectos decaerán. Es bueno, pues, hacerlo cuando somos llamados hoy, ahora. «Ahora, ahora, ahora», dice David; hay tres ahoras, y todo para enseñarnos bien que es ahora o nunca, hoy o jamás; hemos de alabar a Dios en tanto que el corazón está caliente, o bien se enfriará como una plancha. Satanás tiene pocas esperanzas de prevalecer a menos que pueda persuadirnos de omitir el cumplimiento de nuestros deberes cuando suena el reloj; y, por tanto, su astucia y añagaza es instarnos a aplazarlos hasta otro día más apropiado o mejor. Richard Capel Vers. 4. Digan ahora los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia. En cada una de las tres exhortaciones, nótese cuidadosamente la palabra «ahora». No hay ocasión como la presente para dar alabanzas a Dios. La exaltación presente del Hijo de David, ahora, exige de todos los que son súbditos de su reino cánticos continuos de agradecimiento a Aquel que ha sido enaltecido en medio de Sión. Ahora, para nosotros, debería significar siempre. ¿Cuándo sería apropiado cesar de alabar a Dios, cuyas misericordias no cesan nunca? El cuádruplo testimonio a la misericordia permanente de Dios de estas cuatro expresiones están ahora delante de nosotros hablando, como cuatro evangelistas, cada una declarando el verdadero meollo del evangelio; y 539 están como los cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los vientos con sus manos, restringiendo las plagas de los últimos días para que la misericordia y la longanimidad de Dios puedan durar hacia los hijos de los hombres. Aquí tenemos cuatro cuerdas para atar los sacrificios a los cuatro cuernos del altar, y cuatro trompetas con que proclamar el año de jubileo a los cuatro cuadrantes del mundo. Que el lector no pase a la consideración del resto del Salmo hasta que con toda su fuerza eleve su corazón y su voz para alabar al Señor, «porque para siempre es su misericordia». C. H. S. Vers. 5. En mi angustia invoqué a JAH. No le quedaba nada sino la oración; su agonía era demasiado grande para otra cosa; pero, teniendo el corazón y el privilegio de orar, lo poseía todo. Las oraciones que proceden de la angustia, generalmente salen del corazón. La oración puede ser amarga en su ofrecimiento, pero será dulce en la res-puesta. El hombre de Dios ha llamado al Señor cuando no estaba en angustia y, por tanto, encuentra natural y fácil llamarle cuando está en angustia. C. H. S. Saúl procuraba matar a David, pero David vivió más que Saúl y se sentó en su trono. El escriba y el fariseo, el sacerdote y el herodiano, se unieron en oposición al Cristo de Dios, pero El es exaltado en lo alto a pesar de la enemistad de ellos. El hombre más poderoso es un pigmeo cuando se opone a Dios; sí, se retrae en la pura nada. C. H. S. Vers. 6. Cuando las criaturas inferiores se ven respaldadas por otra superior, están llenas de valor; cuando el amo está cerca, el perro se aventura a atacar a animales mayores que él y no les teme; pero cuando su amo está ausente, no lo hará. Cuando Dios está con nosotros, El es supremo, y esto debería eliminar todo temor. Esto le ocurría a David: «El Señor está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.» Que me haga todo el mal que pueda: fruncir el ceño, amenazar, intrigar, armarse, golpear; el Señor está a mi lado; El tiene cuidado especial de mi; El es un escudo para mí; no temeré, sino que esperaré; como en el versículo siguiente: «Yo desdeño a los que me aborrecen. Los veré cambiados o destruidos. Nuestra ayuda es en el nombre del Señor, pero nuestros temores están en el nombre del hombre. William Greenhill Vers. 7. Jehová está conmigo entre los que me ayudan, por tanto, yo desdeño a los que me aborrecen. Nuestro Señor Jesús en este mismo momento mira a nuestros adversarios, sus enemigos son el estrado de sus pies; los mirará en su segunda venida, y su mirada les hará huir despavoridos, pues no pueden resistirla, ya que lee los pensamientos de su mente. C. H. S. Vers. 8. Quizá puede considerarse por debajo de la dignidad y solemnidad de nuestro tema hacer notar que este versículo octavo de este Salmo es el versículo que se halla en la mitad de la Biblia. Hay, creo, unos 31.174 versículos, y éste es el número 15.587. Barton Bouchier Mejor es confiar en Jehová. Todos lo reconocen y, no obstante, apenas hay uno entre ciento que esté plenamente persuadido de que sólo Dios puede proporcionarle ayuda suficiente. Este hombre ha alcanzado un rango elevado entre los fieles, pues, estando satisfecho en Dios, nunca cesa de tener una esperanza viva, incluso cuando no encuentra ayuda en la tierra. Juan Calvino 540 Vers. 9. Mejor es confiar en Jehová que en príncipes. Una veleta dorada da vueltas con el viento igual que una sencilla. Los príncipes son sólo hombres, y los mejores entre los hombres son pobres criaturas. En muchas ocasiones no nos pueden ayudar en lo más mínimo; por ejemplo, en la enfermedad, en la desolación, en la muerte; ni pueden ayudarnos una pizca con referencia a nuestro estado eterno. En la eternidad, la sonrisa de un príncipe no sirve de nada; el cielo y el infierno no prestan el menor homenaje a la autoridad regia. El favor de los príncipes se sabe bien que es voluble, el testimonio de los mundanos es abundante en este sentido. Todos recordamos las palabras que el gran poeta puso en los labios de Welsey al morir; su poder consiste en su veracidad: ¡Cuán desgraciado el hombre que depende del favor de los príncipes! Entre la sonrisa, por la que suspira, este aspecto dulce del favor del príncipe, y su propia ruina, hay más angustias y dolores que no hallamos entre las guerras o entre las mujeres; y cuando este hombre cae, igual que Lucifer, ya no puede esperar de nuevo levantarse. C. H. S. David conocía esto por experiencia, porque había confiado en Saúl su rey; en otro tiempo en Aquis, el filisteo; en otro en Ahitofel, su prudente ministro; además de otros; y todos ellos le habían fallado; ero nunca confió en Dios sin sentir beneficio de ello. Robert Bellarmine «Las palabras de los grandes hombres», dijo uno, «son como los zapatos de un muerto; tendrá que ir descalzo el que confía en ellas.» John Trapp Vers. 10. Mas en el nombre de Jehová yo las rechacé. Se necesita mucha fe para estar sosegado en el día de la batalla, y especialmente cuando la batalla se encarniza; pero nuestro héroe estaba tan sosegado como si no hubiera lucha. Napoleón dijo que Dios siempre estaba del lado de los batallones mayores, pero el Salmista guerrero halló que el Señor de los ejércitos estaba con el campeón solitario, y que en su nombre los batallones enemigos tenían que morder el polvo. Hay un toque de egocentrismo en la última parte del versículo, pero queda disimulado por el nombre del Señor, de modo que la cosa no es sena. Reconoce su propia individualidad, y la afirma; no estaba sentado esperando que Dios hiciera la obra por medios misteriosos, sino que decidió emprender la campaña con la espada de su confianza, y así pasó a ser en la mano de Dios el instrumento de su propia liberación. C. H. S. Vers. 11. Me rodearon y me asediaron; mas en el nombre de Jehová yo las rechacé. Le rodearon por completo, el cerco era doble, triple, pero, a pesar de todo, él confiaba en la victoria. Es grande oír a un hombre que habla de esta manera cuando no es jactancia, sino la tranquila expresión de su confianza arraigada en Dios. C. H. S. 541 Es bueno que el hombre tenga adversarios, porque con frecuencia teme más pecar para que no le desprecien, que no lo aborrece en su conciencia para que Dios no le condene. Hablan mal de nosotros; si es verdad, enmendémoslo; si es falso, condenémoslo; tanto si es falso como cierto, tengámoslo en cuenta. Así aprenderemos bien a partir del mal que nos causan; hagamos de ellos nuestros tutores. En todas las cosas, observémoslos; no los temamos en nada: «lo cual para ellos es ciertamente indicio de perdición, mas para vosotros de salvación» (Filipenses 1:28). La iglesia es esta torre de David; «si hay mil armas para herirnos, hay mil escudos para guardarnos» (Cantares 4:4). Thomas Adams Vers. 12. Porque en el nombre del Señor yo las destruiré. ¡Qué maravillas se han realizado en el nombre del Señor! Es el grito de combate de la fe, ante el cual los adversarios huyen en desbandada. «La espada de Jehová y de Gedeón» causa pánico instantáneo en el enemigo. El nombre de Jehová es la única arma que nunca falla en el día de la batalla; el que sabe cómo usarla puede perseguir a mil con su única arma. ¡Ay!, con demasiada frecuencia vamos a trabajar y a la contienda en nuestro propio nombre, y el enemigo no lo sabe, pero inquiere con desprecio: «¿Quién eres?» Vigilemos en no aventurarnos ante la presencia del enemigo sin armarnos primero con esta malla impenetrable. Si conociéramos este nombre mejor, y confiáramos más en él, nuestra vida sería más fructífera y sublime. Jesús, el nombre más alto en cielo, infierno y tierra. Ángeles y hombres se postran ante él, y los diablos huyen. C. H. S. Vers. 13. Para que cayese. Si nuestros adversarios pueden hacer esto, habrán tenido éxito a placer; si caemos en un pecado grave, tendrán más satisfacción que si hubieran traspasado nuestro corazón con una bala asesina, porque una muerte moral es peor que la muerte física. Si pueden deshonrarnos, y a Dios a través de nosotros, su victoria será completa. «Mejor la muerte que faltar a la fe» es el lema de una de nuestras casas de nobleza, y debería ser el nuestro. C. H. S. Tú has hecho tu parte, oh Satanás, y la has hecho bien. Tú has conocido todos mis puntos débiles; tú has visto dónde mi armadura no me protege; y tú me has atacado en el momento oportuno en el lugar preciso. El gran poeta español Calderón cuenta de uno que llevaba una pesada armadura el año entero, y la dejó durante una hora, y en aquella hora llegó el enemigo y el hombre pagó su negligencia con la vida. «Bienaventurado el hombre que soporta la tentación; porque cuando sea probado recibirá la corona de la vida, que el Señor ha prometido a los que le aman.» John Mason Neale 542 Vers. 14. Mi fortaleza y mi cántico es JAH. Esto pueden decir todos los redimidos de Jehová: «La salvación es del Señor.» No podemos tolerar ninguna doctrina que ponga la corona sobre una cabeza indebida y defraude al glorioso Rey la alabanza que le es debida. C. H. S. Mi fuerza, el que pueda resistir a mis enemigos; mi salvación, que sea librado de mis enemigos; mi cántico, que puedo alabarle gozosamente y cantar a El después de ser librado. William Nicholson Los buenos cánticos, las buenas promesas, los buenos proverbios, las buenas doctrinas, no empeoran con la edad. Lo que fue cantado al pasar el Mar Rojo, lo canta aquí el profeta, y será cantado al final del mundo por los santos del Altísimo. William S. Plumer Vers. 16. La diestra de Jehová es sublime; la diestra de Jehová hace valentías. El Salmista habla en tercetos, porque está alabando al Dios trino; su corazón es ferviente y le gusta insistir sobre la nota; no está contento con la alabanza que ha rendido; se esfuerza por expresarla cada vez con más ardor y júbilo que antes. Insiste en cada frase: «me rodearon», porque el peligro de que sus enemigos lo cercaran se realizó del todo; y ahora insiste sobre el valor del brazo de Jehová, porque tiene un sentimiento tan vívido de la presencia y majestad del Señor. ¡Qué raramente ocurre esto; la misericordia del Señor es olvidada y sólo se recuerda la prueba! C. H. S. Vers. 17. No moriré, sino que viviré. David no se considera inmortal o que no haya de morir; sabía que estaba sometido a la necesidad de la muerte, pero el significado es: No moriré ahora; no moriré de las manos de estos hombres; no moriré de la muerte que ellos han planeado para mí. Joseph Caryl Tiene interés recordar el siguiente incidente: «Wycliffe había envejecido, pero el reformador se hallaba especialmente desgastado por los ataques incesantes de sus enemigos, y sus labores siempre más pesadas, pues tenía 60 años apenas. Se sentía enfermo. »Con extrema satisfacción, los frailes se enteraron de que su gran enemigo se estaba muriendo. Naturalmente, ellos consideraron que se sentía abrumado por el horror y el remordimiento, a causa del mal que les había hecho, y se apresuraron a presentarse ante su lecho, para recibir la expresión de su penitencia y pena. Alrededor de la cama del enfermo se congregaron las cabezas afeitadas de los delegados de cuatro órdenes distintas. Empezaron deseándole salud y la restauración de su dolencia; pronto cambiaron el tono y le exhortaron, como uno que se halla al borde de la tumba, a hacer una confesión plena y expresar dolor y pena no fingida por los ultrajes que había infligido a sus órdenes. »Wycliffe permaneció silencioso hasta que hubieron terminado, y mandó a su siervo que le incorporara un poco, apoyándole con la almohada, y después, fijando en ellos los ojos, dijo en voz alta: "No moriré, sino que viviré, y declararé las maldades de los frailes." Los monjes abandonaron la habitación asombrados y confusos.» J. A. Wylie Y contaré las obras de JAH. En el segundo miembro del versículo señala el uso apropiado de la vida. Dios no prolonga las vidas de sus hijos para que se mimen con comida y bebida, duerman 543 tanto como les plazca y disfruten de toda bendi4ón temporal, sino para que le engrandezcan por los beneficios que El está amontonando diariamente sobre ellos. Juan Calvino Según Matthesius, Lutero tenía este versículo colgado de la pared de su estudio. Vers. 19. Abridme las puertas de justicia. Las puertas ganadas por su justicia, a quien decimos diariamente: «Sólo Tú eres santo»; las puertas que exigieron la «Vía Dolorosa» y la cruz antes de que pudieran girar sobre sus goznes. En una tarde tormentosa, después que el sol se había escondido durante tres horas, el mundo oyó de nuevo acerca de aquel Edén del cual había sido expulsado Adán hacia cuatro mil años. «De cierto, de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.» ¡Oh bienaventurado malhechor, que entraste así en los jardines celestiales! ¡Dichoso ladrón, que de este modo penetró en el reino de los cielos! John M. Neale Entraré por ellas, alabaré a JAH. ¡ Ay!, existen multitudes que no tienen interés en saber si las puertas de la casa de Dios están abiertas o cerradas; y aun si saben que están abiertas de par en par, nunca se interesan por entrar; ni cruza por su mente la idea de alabar a Dios. Vendrá un día en que hallarán las puertas del cielo cerradas, porque estas puertas son peculiarmente las puertas de justicia, a través de las cuales no puede pasar nada contaminado. C. H. S. Vers. 22. La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra principal del ángulo. No se daban cuenta de la excelencia de Aquel sobre el cual tenían que edificar; no podían conseguir que El encajara en su ideal de una iglesia nacional; era una piedra de una cantera distinta de la suya, y no conforme a sus ideas ni a sus gustos; por tanto, la arrojaron y amontonaron desprecio sobre la misma, como dijo Pedro: «Esta es la piedra que, fue desechada por los edificadores»; le tuvieron en nada, aunque El es el Señor de todos. Al levantarle de los muertos el Señor Dios le exaltó para ser la cabeza de su iglesia, el mismo pináculo de su gloria y hermosura. Desde entonces ha sido la confianza, de los gentiles, incluso los que están alejados a través del mar, y así El ha unido los dos muros judío y gentil en un templo magnífico, y es la piedra de ángulo que los une, haciendo de los dos uno. Este es un tema que consideramos con deleite. Todo esto es cierto, en un sentido muy enfático, de nuestro bendito Señor, «El Pastor, la Piedra de Israel». Dios mismo le puso donde está y, escondidas dentro de El, todas las cosas preciosas de su pacto eterno; y allí permanecerá para siempre, el fundamento de todas nuestras esperanzas, la gloria de todos nuestros gozos, el lazo de unión de toda nuestra comunión. El es «)a cabeza de todas las cosas para la iglesia» (Efesios 1:22, 23), y por El la iglesia está unida y encajada, creciendo como un templo santo en el Señor. C. H. S. Todavía siguen rehusándole los edificadores; hasta este día los maestros profesionales del evangelio tienen tendencia a desviarse a cualquier nueva filosofía más bien que a mantener el simple evangelio, que es la esencia de Cristo; sin embargo, El mantiene su verdadera posición entre su pueblo, y los necios edificadores verán, para su gran desconcierto, que su verdad será exaltada sobre todos. 544 Los que rechazan la piedra escogida tropezarán con El para su propio daño, y antes de poco vendrá su segundo advenimiento, cuando El caerá sobre ellos desde las alturas del cielo y los triturará y reducirá a polvo. C. H. S. Puede que haya mucho ingenio y saber, y mucho conocimiento de las Escrituras, entre los que aborrecen al Señor Jesucristo, y el poder de la piedra, y son corruptores del culto a Dios. Es el espíritu de humildad y obediencia y la fe salvadora los que enseñan a los hombres a estimar a Cristo y edificar sobre El. Robert Leighton Vers. 23. Esto ha sido obra de Jehová. Cada grano de fe verdadera en este mundo es una creación divina, y cada hora en que la verdadera iglesia subsiste es un milagro persistente. No es la bondad de la naturaleza humana ni la fuerza del razonamiento lo que exalta a Cristo y edifica la iglesia, sino un poder desde arriba. Esto hace tambalear al adversario, porque no puede entender qué es lo que le desconcierta: del Espíritu Santo no sabe nada. Nunca cesa de asombrarnos el ver, incluso aquí abajo, que Dios, por medio de la debilidad, derrota al poder; por la simplicidad de su Palabra desbarata la astucia de los hombres, y por la influencia invisible de su Espíritu, que exalta a su Hijo en los corazones humanos frente a la oposición decidida y franca. Verdaderamente es «maravilloso a nuestros ojos», como deben ser todas las obras de Dios silos hombres se dedican a estudiarlas. En el hebreo, el pasaje dice: «Hecho maravillosamente»; no sólo es la exaltación de Jesús de Nazaret maravillosa en sí, sino que el medio para realizarla es maravilloso; está hecho maravillosamente. Cuanto más estudiamos la historia de Cristo y su iglesia, más plenamente estamos de acuerdo con esta declaración. C. H. S. Vers. 24. Este día se lo debemos a Jehová. Adán introdujo un día de tristeza, pero hay otro día hecho por Cristo: Abraham vio este día desde lejos, y se alegró; nosotros andaremos, incluso en este momento, en su luz. Johann David Frisch Vers. 26. Bendito es el que viene en el, nombre de Jehová. En los días del Salmista, El era «el que viene», y El es todavía «el que viene», aunque ya haya venido. Estamos dispuestos con nuestros hosannas, tanto para su primer advenimiento como para el segundo; lo más íntimo de nuestra alma le adora y bendice con agradecimiento e invoca sobre su cabeza deleites inefables. C. H. S. Vers. 27. Jehová es Dios y nos ha dado luz Nuestro conocimiento de la gloria de Dios a través de Jesucristo no vino por la luz de la naturaleza, ni de la razón ni resultó de las chispas que nosotros habíamos encandilado, ni las recibimos de otros hombres, sino que el Dios poderoso solamente nos las mostró. La palabra traducida como «cuerdas» lleva consigo la idea de guirnaldas y ramas, de modo que no era una cuerda áspera y dura, sino ornamentada, adornada incluso en nuestro caso, aunque estamos atados al altar de Dios, es con cuerdas de amor y con lazos de un hombre, y no por medio de una coerción que destruye la libertad de la voluntad. Persiste una tendencia en nuestra naturaleza a empezar aparte de esto; no se complace en el cuchillo sacrificial. En el ardor de nuestro amor acudimos voluntariamente al altar, pero necesitamos un poder que nos constriña para mantenernos allí en la totalidad de nuestro ser y durante toda la vida. Por fortuna hay una 545 cuerda, envuelta alrededor del sacrificio, o mejor dicho, alrededor de la persona de nuestro Señor Jesucristo, el cual es nuestro único altar, que puede retenernos y nos retiene: «Porque el amor de Cristo nos constriñe; porque decimos esto, que si uno murió por todos, entonces todos murieron; y que él murió por todos, para que los que viven a partir de ahora no vivan en sí mismos, sino en aquel que murió por ellos y resucitó.» Estamos unidos a la doctrina de la expiación; estamos unidos a Cristo mismo, que es a la vez altar y sacrificio; deseamos estar más unidos a El que nunca; nuestra alma halla su libertad en estar amarrados firmemente al altar del Señor. La Junta Americana de Misiones tiene como sello a un buey, con un altar en un lado y un arado en el otro, y el lema: «Dispuestos para ambos», dispuestos a vivir y a trabajar, o dispuestos a sufrir y morir. De buena gana nos desgastaríamos en la actividad para el Señor, o bien pasivamente, según El quisiera; pero como conocemos la rebelión de nuestra naturaleza corrupta, sinceramente rogamos ser conservados en esta actitud mental de consagración, y que nunca, a causa del desaliento o por las tentaciones del mundo, se nos permita dejar el altar, al cual sentimos el deseo intenso de ser amarrados más firmemente. Una consagración así, y los deseos de que sea perpetua, será apropiada para aquel día de gozo que el Señor ha hecho tan glorioso por el triunfo de su Hijo, nuestra cabeza en el pacto, nuestro bien amado. C. H. S. No dice: Esta luz vino como resultado de los esfuerzos de la criatura; esta luz fue producida por mi propia sabiduría; esta luz fue la naturaleza transmutada por alguna acción de mi propia voluntad, y de este modo llegó gradualmente a su existencia a través de un cultivo largo y asiduo. Si no que atribuye toda esta luz que poseemos a Dios, el Señor, como el único Autor y Dador de ella. Ahora bien, si Dios, el Señor, nos ha mostrado a ti y a mí la misma luz que mostró a su siervo, entonces estamos llevando con nosotros más o menos aproximadamente la misma convicción solemne de que hemos recibido esta luz de El. J C. Philpot No somos agradables a la vista de Dios, a menos que estemos atados a los cuernos del altar, de modo que derivemos toda nuestra aceptación del altar. Nuestras oraciones son sólo aceptables para Dios si son ofrecidas por medio de la cruz de Jesús. Nuestras alabanzas y acción de gracias son sólo aceptables a Dios si están en conexión con la cruz de Cristo y ascienden al Padre a través de la propiciación de su querido Hijo. Y, por tanto, todo sacrificio de nuestro bienestar, de nuestra propia ventaja en nuestros días, de nuestros recursos, para el beneficio de los hijos de Dios, es sólo un sacrificio espiritual y agradable en cuanto está atado a los cuernos del altar, unido a la cruz de Jesús, y derivando toda su fragancia de esta conexión con el incienso que ofrece allí el Señor de la vida y la gloria. J. C. Philpot Atad víctimas. Hay un dicho entre los hebreos: que los animales que eran ofrecidos en sacrificio eran por naturaleza los más reacios y díscolos de todos; ésta es la naturaleza de los animales desagradecidos, cuando deberíamos amar a Dios, de nuevo nos esforzamos para alejarnos de El; hemos de ser atados al altar con cuerdas, para sacar de nosotros amor o temor. Abraham Wright *** 546 Salmo 119 Introducción No hay título para este Salmo, ni se menciona al autor del mismo. Es el Salmo más largo, y esto es un distintivo suficiente. Y no sólo es largo; porque se destaca también en amplitud de pensamiento, profundidad de significado y altura de fervor. Muchos lectores superficiales se han imaginado que insiste rasgando una sola cuerda y abunda en repeticiones y redundancias piadosas; pero esto es debido a lo somero de la mente del lector; los que han estudiado este himno divino y notado cuidadosamente cada línea del mismo se han asombrado ante la variedad y profundidad de su pensamiento. Cuanto más se estudia, más fresco y vigoroso resulta. No contiene palabras ociosas; las uvas de este racimo están a punto de estallar en mosto para el reino. Una vez y otra hemos exclamado al estudiarlo: «¡Qué profundidad!» Con todo, estas profundidades están escondidas tras una aparente simplicidad, como ha dicho sabiamente Agustín, y esto hace su exposición mucho más difícil. Creemos que fue David el que escribió este Salmo. Es davídico en tono y expresión, y corresponde a las experiencias de David en muchos puntos interesantes. El tema único es la palabra del Señor. «La mayoría», dice Martín Boos, «lee sus Biblias como las vacas que pacen entre la hierba lozana, y pisotean bajo sus pies las flores y hierba más delicada». Es de temer que hacemos esto con demasiada frecuencia. Esta oda sagrada es una Biblia en miniatura, las Escrituras condensadas, la Sagrada Escritura reducida a emociones y acciones santas. C. H. S. NOTAS REFERENTES A ESTE SALMO EN CONJUNTO Este Salmo es llamado el «Alfabeto del amor divino», el «Paraíso de todas las doctrinas», el «Almacén del Espíritu Santo», la «Escuela de la verdad»; también el profundo misterio de las Escrituras, en que toda la disciplina moral de todas las virtudes brilla resplandeciente. J. P. Palanterius Se dice que el famoso san Agustín, que entre sus obras voluminosas dejó un Comentario al libro de los Salmos, había demorado el comentar sobre este Salmo hasta que hubo terminado todo el Salterio; y sólo entonces cedió ante la insistencia vehemente de sus amigos a que lo comentara: «Porque», decía, «cuantas veces he intentado pensar en él, siempre excede el poder de mi pensamiento atento y la capacidad de comprensión de mis facultades». W. Deburgh En la obra de Matthew Henry Account of the Life and Death of His Father, Philip Henry dice: «Una vez, insistiendo en el estudio de las Escrituras, nos aconsejó que leyéramos un versículo de este Salmo cada mañana y meditáramos sobre él, y que repasáramos el Salmo dos veces cada año; y esto, dijo él, os pondrá a tono en el amor al resto de las Escrituras. Con frecuencia decía: "Toda gracia crece cuando crece el amor a la Palabra de Dios".» 547 Hallándose en Londres, en el tumulto y confusión de una crisis política (1819), William Wilberforce escribe en su Diario: «Anduve desde Hyde Park Corner repitiendo el Salmo ciento diecinueve con gran consuelo.» William Alexander, en «The Witness of the Psalms» George Wishart, el capellán y biógrafo que escribió The GreatMarquis of Monrose, como se le llamaba, habría seguido el destino de su ilustre amo, excepto por el siguiente y singular incidente: Cuando, hallándose en el cadalso, requirió, según la costumbre del tiempo, que se le permitiera cantar un Salmo, escogió el ciento diecinueve, y antes de haber cantado los dos tercios del mismo llegó su perdón, y su vida fue preservada. Puede no estar fuera de lugar el añadir que George Wishart, obispo de Edinburgo, al cual nos hemos referido, ha sido confundido muchas veces con un mártir piadoso del mismo nombre que vivió y murió un siglo antes. C. H. S. Me parece a mí que es una colección de las exclamaciones o jaculatorias más pias y devotas de David, como suspiros breves y súbitos de su alma a Dios, que fue escribiendo a medida que se le ocurrían, y hacia el fin de sus años recogió de su diario en que se hallaban esparcidas y, añadiéndoles muchas otras palabras, compuso este Salmo, en el cual hay poca continuidad o coherencia entre los versículos. M. Henry Sé que no hay parte alguna de las Sagradas Escrituras en que la naturaleza y evidencia de la piedad verdadera y sincera sea subrayada tan plena y completamente, y delineada como en el Salmo ciento diecinueve. J. Edwards El nombre Jehová ocurre veintidós veces en el Salmo. Su tema es la Palabra de Dios, que menciona bajo uno de estos diez términos: ley, camino, testimonio, precepto, estatuto, mandamiento, juicio, palabra, dicho, verdad, en cada uno de los versículos, excepto uno, el ciento veintidós. J. D. Murphy EXPOSICIÓN DE LOS VERSÍCULOS 1 AL 8 Estos primeros ocho versículos están relacionados con la contemplación de la bienaventuranza que resulta de guardar los estatutos del Señor. La comunión de corazón con Dios se goza por medio del amor a esta Palabra, que es la manera de Dios de comunicar con el alma por medio de su Espíritu Santo. Es de desear que el lector sienta el fervor derramado sobre los versículos a medida que avance: entonces empezará como lector, pero pronto se inclinará como suplicante; su estudio pasará a ser un oratorio, y su contemplación enfervorizará en adoración. Vers. 1. Bienaventurados. La verdadera religión no es fría ni seca; tiene sus exclamaciones y arrobamientos. No sólo creemos que el guardar la ley de Dios es algo sabio y apropiado, sino que estamos enamorados con ardor de su santidad, y exclamamos con asombro y adoración: «¡Bienaventurados los perfectos!», indicando con ello que estamos ansiosos de llegar a serlo nosotros y no deseamos mayor felicidad que ser perfectamente santos. Tal como David empieza de este modo su Salmo, así también deberían los jóvenes empezar sus vidas, los nuevos convertidos comenzar su profesión, y así deberían todos los cristianos empezar 548 cada día. Establece en tu corazón como un primer postulado y una regla segura de ciencia práctica que la santidad es la felicidad. ¡Cuán fácilmente entra la contaminación en nosotros, incluso en nuestras cosas santas! Incluso podemos regresar del culto, público o privado, habiendo sido contaminada nuestra conciencia en el mismo momento en que estábamos de rodillas. La vida santa es un caminar, un progreso firme, un avance tranquilo, una continuidad persistente. Enoc anduvo con Dios. Los hombres buenos siempre anhelan hacer las cosas mejor, y por ello prosiguen adelante. Los hombres buenos nunca están ociosos, y por ello no se recuestan a la sombra o van dando vueltas, sino que caminan en rectitud hacia la meta deseada. No tienen prisa, no se desazonan, no se desconciertan, y así mantienen el paso siempre igual, avanzando seguros hacia el cielo. El camino puede que sea áspero, severa la regla, estricta la disciplina -todo esto lo sabemos, y más aún-, pero hay mil bienaventuranzas esperadas o ya presentes en una vida piadosa, por las cuales bendecimos al Señor. En este versículo vemos a personas bienaventuradas que disfrutan de cinco cosas dichosas: un camino bienaventurado, una pureza bienaventurada, una ley bienaventurada, concedidos por un Señor bienaventurado, y una senda bienaventurada; a lo cual podemos añadir el bendito testimonio del Espíritu Santo dado en este mismo pasaje, por lo que estas personas son verdaderamente bendecidas por el Señor. Vers. 2. Bienaventurados los que guardan sus testimonios. ¿Cómo? ¿Una segunda bendición? Sí, son doblemente bienaventurados aquellos cuya vida externa es sostenida por un celo interno por la gloria de Dios. Se adscribe bienaventuranza a aquellos que atesoran los testimonios del Señor;'en lo cual se implica que escudriñan las Escrituras, que llegan a comprenderlas, que las aman, que persisten en la práctica de las mismas. La Palabra de Dios es su testigo o testimonio de las grandes e importantes verdades que se refieren a El y nuestra relación con El; esto deberíamos desear conocerlo; al conocerlo, deberíamos creerlo; al creerlo, deberíamos amarlo; y al amarlo, deberíamos defenderlo contra todo el que osara atacarlo. No podemos luchar una buena batalla, ni terminar nuestro curso, a menos que guardemos la fe. A este fin el Señor ha de sostenernos; sólo aquellos que son guardados por el poder de Dios para salvación serán capaces de guardar sus testimonios. C. H. S. Si la Palabra de Dios no fuera más que una ley, con todo, tendríamos el deber de obedecerla, porque somos sus criaturas; pero como es también un testimonio de su amor, en el que como un padre El da testimonio de su favor hacia sus hijos, somos doblemente inexcusables si no la abrazamos gozosamente. W. Cowper Y con todo el corazón la buscan. Ved el crecimiento que indican estas cláusulas: primero, en el camino; luego, andando en él; luego, hallando y guardando los tesoros de la verdad, y, coronándolo todo, buscar al Señor del camino. El hombre bienaventurado ya tiene a Dios, y por esta razón le busca. Esto puede parecer una contradicción; es sólo una paradoja. 549 A Dios no se le busca verdaderamente mediante las frías pesquisas del entendimiento; hemos de buscarle con el corazón. Dios es uno, y no le conoceremos hasta que nuestro corazón sea uno. Un corazón quebrantado no tiene que desanimarse por esto, porque no hay corazón tan entero en su búsqueda de Dios como un corazón quebrantado, cada uno de los fragmentos del cual suspira y dama en busca del rostro del gran Padre. Un corazón puede ser dividido y no quebrantado, y puede ser quebrantado pero no dividido; y, con todo, también, puede ser quebrantado y entero, y nunca ser tan entero como cuando está quebrantado. C. H. S. Vers. 3. No hacen iniquidad. Esto es, no comercian con ella ni suelen practicarla. Resbalar, bueno, a causa de la debilidad de la carne, y la sutileza de Satanás y los atractivos del mundo; pero no siguen cursos pecaminosos e ilegítimos por costumbre. R. Greenham Un hombre inicuo peca con deliberación y deleite; está inclinado hacia el mal; hace «provisión para la carne y sus concupiscencias» (Romanos 13:14), y «las sirve» con sumisión voluntaria (Tito 3:3). Pero los que son renovados por la gracia no son «deudores» a la carne; han aceptado otra deuda y obligación, que es el servir al Señor (Romanos 8:12). Si un hombre se deja arrastrar con frecuencia y fácilmente por el pecado, pone al descubierto el hábito de su alma y el temple de su corazón. Las praderas pueden estar inundadas durante un tiempo, pero el terreno pantanoso se llena cada vez que vuelve la marea. Un hijo de Dios puede verse llevado, alguna vez, y obrar en dirección contraria a la inclinación de su nueva naturaleza; pero cuando los hombres se hunden a cada nueva tentación, ya se trata de un hábito de pecado. T. Manton Andan en sus caminos. Hemos de obrar rectamente en el sentido positivo así como en el negativo. La manera más segura de abstenerse del mal es ocuparse plenamente de obrar bien. C. H. S. Para muchos, su religión consiste en «no es»: «No soy como este publicano» (Lucas 18:11). Un terreno que no produce una buena cosecha no vale nada, por más que no produzca zarzas y espinos. No sólo el siervo rebelde es echado en el infierno porque apalea a sus compañeros, come y bebe con borrachos, sino que el siervo inútil que envolvió su talento en un pañizuelo también lo es. Meroz es maldecido, no por oponerse y combatir, sino por no ayudar (Jueces 5:23). Dives no le quitó nada a Lázaro, pero no le dio ni las migajas. Muchos dirán: «No erigí otros dioses»; pero, di: ¿amaste, reverenciaste y obedeciste al verdadero Dios? No pensamos en los pecados de omisión. Si bien no somos borrachos, adúlteros y blasfemos, no nos acordamos de que el omitir el respeto a Dios y la reverencia a su santa Majestad es también pecado. T. Manton Vers. 4. Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos. Los que son diligentes en los negocios se levantan temprano y se acuestan tarde y se niegan muchas comodidades y reposo. No se cansan pronto, o si se cansan, perseveran aunque los ojos y las cejas les duelan. Así deberíamos servir al Señor. Un Amo así exige diligencia de sus siervos; un servicio así es lo que exige, y no se contentará con menos. 550 No sirve de nada avanzar rápidamente si no se camina en la dirección correcta. Los hombres han sido diligentes en un negocio que arroja pérdidas; y cuanto más han comerciado, más han perdido; esto es malo en los negocios; no podemos permitírnoslo en nuestra religión. C. H. S. Vers. 5. ¡Ojalá fuesen firmes mis caminos para guardar tus estatutos! Nuestros caminos son por naturaleza opuestos al camino de Dios y deben ser enderezados por la mano del Señor en una nueva dirección, o nos llevarán a la destrucción. C. H. S. Nos sería tan fácil crear un mundo como crear en nuestros corazones un pulso de vida espiritual. Y, con todo, nuestra incapacidad no anula nuestra obligación de hacerlo. Nuestra incapacidad es nuestro pecado, nuestra culpa, nuestra condenación, y en vez de excusar nuestra condición, sólo nos tapa la boca y nos deja sin excusa alguna que alegar delante de Dios en nuestra defensa. De modo que nuestra obligación permanece intacta. C. H. S. «Toda la vida de un buen cristiano consiste en un santo deseo», dijo Agustín; y esto es secundado por el esfuerzo, sin el cual, el afecto es, como Raquel, hermoso, pero estéril. J. Trapp Vers. 6. Entonces no sería yo avergonzado. Puedo soportar del escorpión la picadura; pisar brasas, yacer en hielo eterno; bambolearme, dando tumbos en el vacío, pero no puedo vivir una vida de vergüenza. Joanne Baillie Cuando considerase todos tus mandamientos. Un sentido permanente del deber nos hará audaces; no tendremos miedo de tener miedo. No hay vergüenza que nos detenga u obstaculice en la presencia del hombre cuando el temor de Dios ha tomado plena posesión de nuestra mente. No hay nada de qué avergonzarnos en una vida santa; un hombre puede estar avergonzado de su orgullo, de sus riquezas, de sus propios hijos, pero nunca estará avergonzado de haber observado en todas las cosas la voluntad del Señor su Dios. C. H. S. No puede haber verdadera piedad excepto cuando el hombre tiene intención de guardar todos los mandamientos de Dios. Si hace selección entre ellos, guardando éste o aquél, según considere que le convenga, o según se le antoje, o según sea popular, esto es una prueba plena de que no sabe nada de la naturaleza de la verdadera religión. Un hijo no tiene el debido respeto a su padre si le obedece sólo en lo que le acomoda o le gusta, y ninguno puede ser piadoso si no se propone, con toda sinceridad, guardar todos los mandamientos de Dios; someterse a su voluntad en todo. A. Barnes Saúl mató a todos los amalecitas menos uno; y esta única excepción en el camino de la obediencia global señaló lo endeble de su profesión, le costó la pérdida del trono y le puso bajo el terrible desagrado de su Dios. Y así el pie, o la mano, o el ojo derecho, los miembros corruptos, no mortificados, llevan a todo el cuerpo al infierno. Las reservas son la llaga de la sinceridad cristiana. C. Bridges 551 Vers. 7. Te alabaré. Alabamos a los que pueden enseñar a un perro, un caballo y otros animales; pero que nosotros, potros díscolos, aprendamos la voluntad de Dios, que aprendamos a andar delante de El agradándole, esto deberíamos reconocer que es una gran misericordia de Dios. P. Bayne Vers. 8. No me abandones del todo. El ser dejados solos para que descubramos nuestra debilidad es una prueba suficiente; el ser abandonados del todo, esto sería la ruina y la muerte. El que El esconda su rostro en un momento de ira nos deja abatidos; una deserción completa nos llevaría finalmente al último infierno. C. H. S. EXPOSICIÓN DE LOS VERSÍCULOS 9 AL 16 Vers. 9. ¿Con qué limpiará el joven su camino? ¿En qué forma llegará a ser y permanecerá prácticamente santo? No es más que un joven, lleno de pasiones, y escaso en conocimiento y experiencia; ¿cómo conseguirá rectitud y persistirá en ella? No hubo nunca una pregunta más importante para el hombre; nunca hay un momento más apropiado para hacerla que al comienzo de la vida. C. H. S. Se asigna un lugar prominente al joven en el Salmo ciento diecinueve, uno de los veintidós apartados entero. Es apropiado que sea así. La juventud es un período impresionable, apto para el mejoramiento. Los jóvenes son el futuro sostén de la sociedad, y el temor del Señor, que es el principio de la sabiduría, debe empezar en la juventud. La fuerza, las aspiraciones, las expectativas intactas de la juventud, son necesarias para el mundo; ¡oh, si fueran consagradas a Dios! La misma pregunta muestra que su corazón no se halla en un estado corrupto. Existe el deseo; se necesita dirección. La pregunta es: «¿Con qué mantendrá limpio el joven su camino -una línea de conducta- en medio de un mundo contaminado y contaminante? John Stephen Con guardar tu Palabra. Joven, la Biblia debe ser tu mapa y guía, y debes estar muy alerta de que tu camino sea conforme a sus instrucciones. Has de vigilar tu vida diaria, así como estudiar tu Biblia, y has de estudiarla para que puedas vigilar tu vida diaria. A pesar del mayor de los cuidados un caminante se perderá si el mapa que consulta está equivocado y le desvía de la ruta; pero con un mapa correcto también se perderá si no lo sigue. El camino estrecho no se halla por casualidad, ni nunca llega uno despreocupado e indiferente a llevar una vida santa. Podemos pecar sin pensarlo; nos basta con descuidar a la gran salvación y echar a perder nuestras almas; pero el obedecer al Señor y andar rectamente exigirá todo nuestro corazón, alma y mente. Que recuerden esto los descuidados. Un capitán puede velar desde cubierta toda la noche, pero si no sabe nada de la costa y no tiene piloto a bordo lo más probable es que esté apresurando el momento del naufragio. No basta con el deseo de obrar rectamente, porque la ignorancia puede hacernos pensar que estamos haciendo un servicio a Dios cuando estamos provocándole, y el hecho de nuestra ignorancia no va a invertir el carácter de nuestra acción, mucho menos mitigar nuestra responsabilidad. C. H. S.. 552 La Palabra es la única arma (como la espada de Goliat, incomparable) para abrirse paso y hacer estragos en el enemigo obstinado, nuestros deseos carnales. La Palabra de Dios puede dominarlos aun cuando se hallen en el apogeo de su orgullo; si hay un momento en que la concupiscencia ruge con más ardor es cuando la sangre joven hierve en nuestras venas. La juventud es voluble, y sus concupiscencias ardientes e impetuosas; su sol sigue ascendiendo, y cree que queda mucho para el anochecer; así que ha de ser un brazo poderoso el que aparte de sus deseos al joven, edad en que mejor los saborea el paladar. Bien; que la Palabra de Dios se encuentre con este joven y desafíe su bravura cuando tenga el festín de los deleites sensuales delante; basta con el susurro de unas pocas sílabas en su oído, que despierte su conciencia con su punzada, para que huya de ellos a toda prisa, como lo hicieron los hermanos de Absalón de la fiesta cuando vieron a Amnón, su hermano, asesinado sobre la mesa. W. Gurnall Las Escrituras nos enseñan la mejor manera de vivir, la manera más noble de sufrir, y la manera más confortable de morir. John Flavel Vers. 10. Con todo mi corazón te he buscado. El modo más seguro de limpiar el camino de nuestra vida es buscar a Dios mismo, y esforzarnos por permanecer en comunión con El. No me dejes desviarme de tus mandamientos. Hemos de ser buscadores tan sinceros e íntegros que no tengamos tiempo ni deseos de descarriamos, y con todo nuestro corazón hemos de cultivar un temor celoso, para no apartarnos del camino de la santidad. Hay dos cosas que son semejantes y, con todo, muy distintas: los santos son «forasteros» ~ puede ser edificada; pero en vez de ser la casa de Dios, será la sinagoga de Satanás. Los matrimonios que no están bajo la bendición de Dios tampoco pueden ser bendición para los demás. Adam Clarke. El Salmista está muy lejos de pensar que el cuidado y el trabajo humano que se emplean en la edificación de casas y mantenimiento de ciudades ha de ser considerado como inútil, porque el Señor es el que edifica y guarda; sino que entonces es más especialmente útil y efectivo cuando el mismo Señor es el Constructor y Guardador. El Espíritu Santo no es un amo que dirige a hombres perezosos e indolentes; sino que dirige la mente de aquellos que trabajan para la providencia y poder de Dios. Wolfgang Musculus En el principio de nuestra contienda con la Gran Bretaña, cuando nos dábamos cuenta del peligro, orábamos diariamente en esta habitación pidiendo el favor de la protección divina. Nuestras oraciones, señores, fueron oídas y misericordiosamente contestadas. Todos los que estábamos ocupados en la lucha pudimos observar frecuentes ejemplos de una Providencia supervisándola en favor nuestro. A esta clase de Providencia le debemos esta feliz oportunidad de consultar en paz sobre los medios de establecer nuestra felicidad nacional futura. ¿Y hemos olvidado ahora a este poderoso amigo, o nos imaginamos que ya no necesitamos su ayuda? He vivido mucho tiempo (ochenta y un años); y cuanto más vivo más convencido estoy de esta verdad por pruebas indubitables, que veo que Dios gobierna en 19s asuntos de los hombres. Y si el gorrión no cae al suelo sin que El lo note, ¿es posible que una nación pueda levantarse sin su ayuda? Se nos asegura, señores, en los escritos sagrados que «Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican.» Yo lo creo firmemente; y también creo que sin su ayuda concurrente procederemos en esta edificación política más o menos como los que edificaron Babel; seremos divididos por nuestros pequeños intereses locales, parciales; confundiremos las perspectivas; y acabaremos siendo un reproche y ejemplo de escarnio para las edades futuras.» «Y lo que es peor, la humanidad es posible que, más adelante, por este desgraciado ejemplo, desespere de poder establecer un gobierno basándolo en la sabiduría humana y lo deje al azar, a la guerra o a la conquista. Por tanto, propongo que, a partir de ahora, se ofrezcan en esta asamblea oraciones, implorando la asistencia del cielo y su bendición en nuestras deliberaciones, cada mañana antes de emprender las discusiones; y que uno o más de los eclesiásticos de esta ciudad sean requeridos para oficiar en este servicio. Benjamin Franklin 642 Si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Nótese que el Salmista no dice al edificador que cese de trabajar, ni sugiere que el guarda descuide su deber, ni que los hombres deben mostrar su confianza en Dios no haciendo nada, no; lo que supone es que éstos harán todo lo que puedan, y luego prohíbe que pongan su confianza en lo que han hecho y les asegura que todo esfuerzo de la criatura será vano a menos que el Creador aporte su poder para hacerlo efectivo. La Sagrada Escritura respalda la orden de Cromwell: «Confiad en Dios, y vigilad que no se moje la pólvora»; sólo que aquí el sentido es distinto, y se nos dice que la pólvora seca no ganará la victoria a menos que confiemos en Dios. Feliz el hombre que acierta el término medio exacto obrando de modo que crea en Dios, y creyendo en Dios de modo que obre sin temor. C. H. S. Vers. 2. Por demás es que os levantéis de madrugada, y que retraséis el descanso, y que comáis pan de fatigas. Su pan es ganado difícilmente, racionado con escasez y no endulzado, sino untado con amargura perpetuamente; y todo porque no tienen fe en Dios y no hallan gozo si no es en acumular oro, que es lo único en que confían. No es así que han de vivir los hijos de Dios. El quiere que vivan como príncipes, lleven una vida sosegada y dichosa. Que descansen el tiempo apropiado y tomen la porción de alimento debida, porque esto es bueno para su salud. Naturalmente, el verdadero creyente no puede ser ni perezoso ni despilfarrador; silo es, sufrirá por ello; pero no ha de pensar que sea necesario ni recto el preocuparse y ser tacaño. La fe trae calma y expulsa a los que alteran la paz, sea de día, sea de noche. C. H. S. Pero ningún hombre debe trabajar más allá de su capacidad física o intelectual, ni más allá de las horas que permite la naturaleza. No resulta ningún bien cuando el individuo o la sociedad de modo forzado prolongan las horas de trabajo a un extremo u otro del día. El levantarse temprano, comer el desayuno a la luz de una vela o las vigilias prolongadas, quemar el tradicional «aceite de la medianoche», es un engaño y una trampa. Trabaja en tanto que es de día. Cuando viene la noche, reposa. Los demás animales hacen esto, y, como razas, lo pasan mejor que esta angustiosa raza humana. Charles F. Deems El significado es que aunque no lo necesiten realmente, los hombres se oprimen el seso, desgastan su espíritu, estragan su conciencia, y muchas veces por nada; o bien Dios no les da riquezas o no les da el bienestar que esperan de ellas. Pero los amados de Dios, sin estos acuciantes cuidados, viven contentos; si no tienen el mundo, tienen reposo y sueño; con silencio se someten a su voluntad, y con quietud esperan su bendición. Así pues, reconoce la Providencia para que puedas permanecer bajo su bendición: trabajar sin Dios no produce prosperidad; hacerlo contra Dios v contra la voluntad expresa de su Palabra da resultados contraproducentes. Thomas Manton. Las angustias y el afán, la agonía y el temor, no nos acercan a Dios. Lo que El escucha es la oración. 643 J. P. Lange Pues que a sus amados lo da Dios mientras duermen. Nótese que Jesús estaba dormido en medio del tumulto de la tempestad en el mar. Sabía que estaba en las manos de su Padre, y, por tanto, estaba tan sosegado en el espíritu que las olas eran un arrullo para El; sería lo mismo para nosotros si fuéramos más como El. C. H. S. ¿De dónde procede el gran esfuerzo y ardor del no creyente, que no mueve un dedo sin tumulto y alboroto; en otras palabras, el que deje de atormentarse con cuidados superfluos, sino del hecho que no atribuyen nada a la providencia de Dios? El fiel, por otra parte, aunque lleva una vida de trabajo, con todo, sigue su vocación con mente sosegada y tranquila. Por ello sus manos no están ociosas, sino que su mente reposa en la quietud de la fe, como si estuviera dormido. Juan Calvino. Cuando el primer Adán dormía, el Señor le hizo un don precioso: le sacó una costilla del costado y formó con ella una mujer, Eva, su esposa, la madre de todos los vivientes. Así, cuando Cristo, el segundo Adán, el verdadero Jedidiah, el bienamado Hijo de Dios, dormía en la muerte de la cruz, Dios formó de El, en su muerte, y por su muerte, mediante la corriente de vida que fluía de su precioso costado, la iglesia, la Eva espiritual, la madre, de todos los vivientes; y se la dio por esposa. Así, El edificó para El, en su sueño, el templo espiritual de su iglesia. Christopher Wordsworth El sueño tranquilo es un don de Dios, y a Dios le gusta darnos un sueño tranquilo. Philip Goodwin El mundo da a sus favoritos, poder, riqueza, distinción; Dios les da sueño. ¿Podría haber algo mejor? El dar sueño cuando ruge la tempestad, el dar sueño cuando la conciencia hace una larga lista de pecados; dar sueño cuando los ángeles malos tratan de trastornar nuestra confianza en Cristo; el dar sueño cuando se acerca la muerte, cuando un juicio está próximo, ¡oh, qué don precioso y apropiado! ¿Qué puede ser más digno de Dios? ¿Qué hay más precioso para el alma? Seca tus lágrimas, tú que estás a la vera del lecho de muerte de un creyente que muere; el momento de la partida es inminente. Hay un frío sudor en su frente, el ojo está fijo, el pulso imperceptible. ¿Tiemblas ante este espectáculo? ¡No! ¡Deja que la fe haga su parte! La habitación está llena de formas gloriosas; ángeles que esperan para hacerse cargo del alma desencarnada; una mano más suave que la de ningún ser humano está cerrando estos ojos; una voz más dulce que la de ningún ser humano le susurra: «Porque a sus amados da sueño Dios.» C. H. S. ¡Id, avaros! ¡Partid, hombres ambiciosos! No envidio vuestra vida inquieta. El sueño del hombre de Estado es interrumpido con frecuencia; el sueño del avaro es siempre malo; el sueño del hombre que ama la ganancia nunca es sosegado; pero Dios da, con su contento, sueño a sus amados. C. H. S. Vers. 3. He aquí, herencia de parte de Jehová son los hijos. Esto indica otro modo de edificar una casa, a saber, dejando descendientes que lleven nuestro nombre y conserven nuestra familia sobre la tierra. 644 Sin esto, ¿qué sentido tiene que el hombre acumule riqueza? ¿De qué le servirá al que edifica la casa si no tiene en su familia quien habite en ella después de él? Con todo, en este punto, el hombre es impotente sin el Señor. El gran Napoleón, con todo su cuidado en este punto, no pudo crear una dinastía. Miles de personas ricas darían la mitad de sus haciendas si pudieran oír el llanto de un niño recién nacido en su familia. Los niños son una heredad que Dios mismo ha de dar, pues de otro modo un hombre muere sin hijos, y con ello su casa queda por edificar. C. H. S. Incluso si no quisieras separarte de ninguno de ellos por miles de oro y plata, puedes creer que el que es la fuente de toda ternura los considera con un amor más profundo todavía, y hará de ellos, en la hora de la prueba, un medio para aumentar su dependencia de él, y pronto tu sostén y orgullo. ¡Hijos! Es posible que el aliento del destructor los haya marchitado para la tumba, y las antiguas caricias y sonrisas hagan sangrar tu corazón herido. Sí; ¡heredad de parte de Dios! Pero, ¿no puede El reclamar lo que es suyo? Están bien guardados en su mano, y te serán restaurados en la tierra mejor, donde la muerte los hará ángeles ministradores en el trono de Dios; es más, ellos vendrán a darte la bienvenida los primeros a la gloria, para amar y adorar contigo por toda la eternidad. Robert Nisbet Recompensa de Dios el fruto del vientre. Cuando la sociedad está ordenada rectamente, los hijos no son considerados como un estorbo, sino como una heredad; y son recibidos, no con pesadumbre, sino como una recompensa. C. H. S. La hija de John Howard Hinton le dijo a su padre cuando se arrodilló al lado de su lecho de muerte: «No hay mayor bendición para los hijos que tener padres piadosos.» «Y después», le contéstó el moribundo con un destello de gratitud en los ojos, «para los padres, como el tener hijos piadosos». Recuerdo En Un Manual Bautista Vers. 4. Como saetas en mano del guerrero, así son los hijos habidos en la juventud. Los hijos nacidos al hombre en sus años mozos, con la bendición de Dios, pasan a ser el apoyo de los años maduros. Un guerrero se alegra de que sus saetas puedan volar a donde él no puede ir; los hijos buenos son las saetas de su padre, que se dirigen al blanco al que apuntan sus padres. ¡Qué maravillas puede realizar un buen hombre si tiene hijos afectuosos que secundan los deseos del padre y que se prestan a sus designios! C. H. S. Bien llama David saetas a los hijos; porque si son bien criados, son disparadas a los enemigos de sus padres; pero si no lo son, a sus propios padres. Henry Smith Vers. 5. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos. Los que no tiene hijos lamentan el hecho; los que tienen pocos hijos pronto los ven fuera de la casa, y está, en silencio, y la vida ha perdido su encanto; los que tienen muchos hijos son, en conjunto, más felices. Naturalmente, un mayor número de hijos significa un mayor número de tribulaciones; pero, cuando se hace frente a las mismas con la fe en el Señor, significa una gran cantidad de amor y una multitud de goces. 645 El Dr. Guthri tenía la costumbre de decir: «No soy rico en nada, excepto en hijos.» Tenía once. Muchos hijos hacen muchas oraciones, y muchas oraciones traen mucha bendición. Proverbio Alemán El Rev. Moisés Browne tenía doce hijos; Alguien le dijo: «Señor, tiene el mismo número que tenía Jacob». El replicó: «Sí, y tengo el mismo Dios de Jacob que provee para ellos.» G. S. Bowes Recuerdo a un gran hombre que vino a mi casa en Waltham, y viendo a todos mis hijos de pie por orden de edad y estatura, dijo: «Estos \OB los que hacen pobre al rico.» Pero recibió esta respuesta: «No, señor, éstos son los que hacen rico a un pobre; porque no hay uno sólo del que quisiera desprenderme por todas las riquezas de usted.» Es fácil observar que no hay personas tan tacañas como las que no tienen hijos; por tanto, los que para mantener familias numerosas se ven obligados a grandes gastos, tienen tal experiencia de la providencia divina en la administración fiel de sus asuntos, que gastan con más alegría lo que reciben. Joseph Hall *** SALMO 128 Hay aquí un progreso en la edad, porque vamos de los hijos a los nietos: y también un progreso en felicidad, porque los hijos que en el Salmo anterior eran saetas, aquí son renuevos de olivo, y en vez de hablar de «los enemigos en la puerta», cerramos con «Paz sobre Israel!» Así pues, paso a paso, estamos ascendiendo. C. H. S. Vers. 1. Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová. El corazón de un hombre se verá en el camino por el que anda, y la bendición vendrá cuando el corazón y el camino estén, los dos, con Dios. Nótese que el primer Salmo enlaza la bendición con el andar en sentido negativo: «Bienaventurado el hombre que no anduvo», etc.; pero aquí lo hallamos en conexión con la forma positiva Para gozar de la bendición divina hemos de estar en actividad, y andar; hemos de ser metódicos, v andar en cierta forma; y hemos de ser piadosos, y andar en el camino del Señor. El camino del Dios es un camino bienaventurado; los caminos de Dios fueron abiertos por el Bendito; fueron pisados por Aquel en quien somos bendecidos; son frecuentados por los bienaventurados, están provistos de medios de bendición; están pavimentados con bendiciones presentes, y llevan a la eterna bienaventuranza; ¿quién podría no desear andar por ellos? C. H. S. Cuando ves un hogar en el que el matrimonio hace frente a toda tempestad, puedes estar seguro que reposa sobre un fundamento seguro que se halla más allá del alcance del sentido humano, y que este fundamento es el temor del Señor. El Salmista, pues, ha dado a este temor de Dios un lugar al comienzo de este Salmo que celebra la bendición que desciende sobre la vida conyugal y doméstica. Augustus F. Tholuck 646 Hay un temor de Jehová que es en sí terror y no bendición. La aprensión con que el rebelde en armas mira a su soberano triunfante y ultrajado, o los sentimientos con que un hombre que ha hecho una bancarrota fraudulenta mira a su acreedor severo; o un criminal convicto en su conciencia a su juez estricto, son tipos frecuentes de los sentimientos del hombre con referencia a Dios. Este, evidentemente, no puede ser el temor que es la bendición de que habla este Salmo. Ni puede ser, por otra parte, el temor que atormenta del auto reproche. Su temor es el que, producen las revelaciones que nosotros creemos y que recibimos de El en su Palabra. Es el temor que un hijo siente por su padre amado -un temor de ofender-; es el temor que siente uno que ha sido rescatado de la destrucción por su benefactor, que, noblemente y sacrificándose, se ha interpuesto para salvarle -un temor de obrar de modo indigno a su bondad-; y es el que llena el pecho de un rebelde perdonado y agradecido en presencia de un soberano venerado -un temor de que si él se olvida de la bondad del otro le puede causar pesadumbre. Este es el temor del cristiano ahora: un temor que inspira la reverencia por la majestad, la gratitud por las misericordias; el temor de desagradarle, el deseo de su aprobación, y anhelo de la comunión del cielo; el temor de los ángeles y del Hijo bendito; el temor, no del pesar, sino del amor, que se retrae instintivamente de hacer nada que pueda contristar, u omitir nada que pudiera honrarle. La religión es la única y gran sabiduría; y como el principio, el medio y el fin de ella es el temor del Señor, bienaventurado el hombre que es dominado por él. Robert Nisbet Consideremos el carácter del hombre bienaventurado. ¿Quién es el osado? El hombre que teme a Dios. El temor parece contrario a la felicidad; tiene un aire negativo; pero añadamos, temor «a quién». El que teme al Señor; este toque lo vuelve todo en oro. El que teme así, no teme; no tiene por qué temer; todos los temores insignificantes son tragados por este gran temor; y este gran temor es más dulce y agradable, en tanto que los temores pequeños son causa de angustia y vejación. Seguro de otras cosas, puede decir: «Si a mi Dios le agrada, no importa a quién le desagrada; no importa quién me desprecia, si El me considera suyo.» Vers. 2. Comerás del trabajo de tus manos. Esto tienen que aprender también los que están casados, que tienen que trabajar. Porque la ley de la naturaleza requiere que el marido sostenga y alimente a su esposa e hijos. Después de esto, los dos saben que deben temer a Dios su Creador, el cual no sólo los hizo, sino que dio también su bendición a sus criaturas; en segundo lugar, han de saber que no deben permitir que sus días pasen en el ocio y la abundancia. Hesíodo, el poeta, dio este consejo: primero debes conseguir una casa, luego una esposa y luego un buey para arar... Porque aunque nuestra diligencia, cuidado y trabajo no sean suficientes para sostener a nuestra familia, con todo, Dios usa estos medios por los cuales nos bendice. Martín Lutero Dichoso serás, y te irá bien. ¡Oh, confía en el Señor para obtener felicidad así como ayuda! Todas las fuentes de la felicidad están en El. «Confía» en El, que nos dio todas las cosas de que gozamos; quien de su misericordia rica y gratuita nos entrega, como de su propia mano, lo que recibimos como dones, y como garantía de su amor, para que gocemos de todo lo que poseemos. 647 Es su amor que presta sabor a lo que saboreamos, pone vida y dulzura a todo; en tanto que toda criatura nos lleva al gran Creador, y toda la tierra es una escala al cielo. El infunde los goces que están en su mano derecha en todo lo que concede a sus hijos agradecidos, que, teniendo comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, gozan de El en todo y sobre todo. John Wesley Y te irá bien. Si tememos a Dios, podemos descartar todo otro temor. Al andar por los caminos de Dios, estaremos bajo su protección, provisión y aprobación; el peligro y la destrucción se mantendrán lejos de nosotros: todas las cosas cooperarán para nuestro bien. A la vista de Dios no sería una bendición que nosotros viviéramos sin esfuerzo, ni que comiéramos el pan, no ganado, sino dependiendo de otro; el estado feliz en la tierra es que tengamos algo que hacer, y un justo resultado de lo que hacemos. Esto, con la bendición divina, es todo lo que hemos de desear, y es suficiente para todo hombre que teme al Señor y aborrece la codicia. Teniendo alimento y vestido, estemos contentos con ello. Vers. 3. Tu mujer. Para alcanzar la plenitud de la dicha terrena un hombre no debe estar solo. En el paraíso necesitaba una ayuda idónea, y, con toda seguridad, la mujer no es menos necesaria fuera del mismo. El que halla una mujer halla algo bueno. No todo hombre que teme al Señor tiene esposa; pero si la tiene, ella compartirá su bienaventuranza y la aumentará. C. H. S. En la intimidad de tu casa. Ella guarda la casa y guarda el hogar: Es la casa del esposo, y ella es de su esposo; como dice el texto: «tu esposa», y «tu casa»; pero, por su cuidado amante, su esposo es dichoso de tenerla como su igual con él, porque él es de ella, y la casa es de ella también. C. H. S. La casa es un lugar que la honra, porque ella es «la hermosura de la casa»; y tiene en ella abundante ocupación; allí está segura. Los antiguos pintaban a la mujer con un caracol debajo de los pies, y los egipcios negaban zapatos a sus mujeres, y los escitas quemaban el eje del carro de la esposa delante de la puerta cuando ella era traída a la casa del marido, y el ángel pide a Abraham dónde está Sara (aunque sabía muy bien dónde estaba), para que pueda observarse que estaba «en la tienda», para hacer todas las cosas. Todo ello intima que, por ley natural y por las reglas religiosas, la esposa debe cuidar la casa, a menos que haya buenas razones que justifiquen su lugar fuera. Richard Steele Tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa. Nuestros hijos se reúnen alrededor de la mesa para ser alimentados, y esto implica dispendios; cuánto mejor es esto que verlos gimiendo en la cama por causa de enfermedades, incapaces de acudir a la mesa para comer. Puede ayudarnos también a valorar los privilegios de nuestro hogar el pensar lo que sería si nos los quitaran. ¿Qué sería si la dulce compañera de nuestra vida nos fuera quitada de la casa y llevada al sepulcro? ¿Qué pensamos al comparar los problemas que nos causan los hijos con la aflicción que nos causaría su pérdida? Piensa, querido padre, cuál sería tu aflicción si tuvieras que exclamar con Job: «Oh, si estuviera como en los meses pasados, como en los días en que Dios me preservaba; cuando mis hijos estaban a mi alrededor.» C. H. S. Antes de la caída, el paraíso era el hogar del hombre; después de la caída, el hogar ha pasado a ser su paraíso. Augustus Wm. Hare 648 Vers. 4. He aquí que así será bendecido el hombre. Se afirma con una nota que demanda atención: He aquí. Contempladlo por la fe en la promesa; he aquí, vedlo en la ejecución de la promesa; vedlo con la garantía de que Dios es fiel; y admirándoos que sea así, porque nosotros no merecemos favor alguno, ni bendición de El. Matthew Henry Vers. 6. Y veas a los hijos de tus hijos. Éste es un gran placer. Los hombres viven sus vidas más jóvenes, podríamos decir, en sus nietos. ¿No dice Salomón que «los hijos de los hijos son la corona la vejez»? Lo son. El hombre bueno está contento de que su linaje si continúe; se regocija en la convicción de que serán formados otros hogares tan felices como el suyo, en los cuales el altar de la gloria de Dios humeará con los sacrificios matutinos y vespertinos. Esta promesa implica una larga vida, y esta vida es dichosa por el hecho de ser continuada en nuestros descendientes. Es una muestra de la inmortalidad del hombre que encuentre goce en la extensión de su vida en las vidas de sus descendientes. C. H. S. Señor, que tu bendición acompañe mis esfuerzos en su crianza, que todos mis hijos puedan ser Benaías, edificados por el Señor, y que todos sean Abners, la luz de su padre; y que todas mis hijas puedan ser Bitias, las hijas del Señor, y que luego sean Abigailes, el gozo de su padre. George Swinnock *** SALMO 129 Título: «Cántico gradual». No me es posible ver que este Salmo esté un paso más allá del anterior; y, con todo, es claramente el canto de un individuo anciano y muy probado, que mira hacia atrás a una vida de aflicción en la cual ha sufrido constantemente, incluso desde su juventud. En cuanto la paciencia es una gracia más elevada, o por lo menos más difícil, que el amor conyugal, el ascenso o progreso quizá pueda verse en esta dirección. El Salmo en conjunto: En la obra de Muston El Israel de los Alpes, referente al glorioso retorno de los valdenses bajo Henri Arnaud, se relata este incidente: «Después de estos éxitos, los valientes patrio-tas se juramentaron con un juramento de fidelidad mutua, y celebraron un servicio divino en una de sus propias iglesias, por primera vez después de su destierro. El entusiasmo del momento era incontenible; cantaron el Salmo setenta y cuatro, haciendo resonar sus armas como acompañamiento; y Henri Arnaud subió al púlpito con una espada en una mano y una Biblia en la otra, y predicó del Salmo ciento veintinueve, y declaró una vez más, ante el cielo, que nunca volvería a asumir su cargo de pastor con paciencia y paz hasta que presenciara la restauración de sus hermanos a las antiguas propiedades que les correspondían por derecho.» Vers. 1. Mucho me han angustiado desde mi juventud, diga ahora Israel. El canto empieza bruscamente. El poeta ha estado meditando, y el fuego ardiendo; por tanto, dice lo que tiene en la lengua; no puede evitarlo: ve que debe hablar y, por tanto, que puede decir lo que tiene por decir. C. H. S. 649 Los primeros años de Israel y de la iglesia de Dios pasaron en medio de pruebas. Los hijos de la gracia estaban en la cuna de la oposición. Tan pronto como nace el hijo de la mujer el dragón empieza a perseguirle. Sin embargo, «es bueno para el hombre llevar el yugo desde su juventud», y lo verá así cuando más adelante cuente su historia. C. H. S. Dios tenía un Hijo, y sólo uno sin pecado; pero nunca ha tenido ninguno sin aflicción. Podemos ser hijos de Dios y, con todo, hallarnos bajo persecución; ser su Israel y, no obstante, afligidos desde nuestra juventud. Podemos sentir la mano de Dios como un Padre sobre nosotros cuando nos hiere, lo mismo que cuando nos acaricia. Cuando nos acaricia es para que no desmayemos bajo su mano; cuando nos hiere, es para que conozcamos su mano. Abraham Wright Ellos. Los perseguidores no merecen nombre. El rico no es mencionado (en tanto que Lázaro lo es) porque no lo merece (Lucas 16). Su nombre está escrito en el polvo (Jeremías 12:13). John Trapp La historia, sin duda, da amplio testimonio de que el pueblo de Dios no sólo ha tenido que tratar con algunos enemigos, sino que ha sido atacado casi por todo el mundo; y, además, que han sido molestados no sólo por enemigos de fuera, sino también por los de dentro, por los que profesaban pertenecer a la iglesia. Juan Calvino Me han angustiado. Cuando los hombres se conocen a sí mismos, conocen también su pecado en la aflicción. ¿Cuál es el curso natural y la experiencia de los no creyentes en la humanidad? Transgresiones, remordimientos y, luego, olvido; nueva trasgresión, nueva pena y, de nuevo, olvido. ¿Es posible interrumpir esta indiferencia? ¿Cómo convencerles de que tienen necesidad de un Salvador como la primera y más profunda necesidad de su ser, y que sólo pueden ser librados de modo seguro de la ira eterna por medio de una inmediata súplica a Dios? No hay nada que sea más efectivo para ello que la aflicción. Los hijos de Dios que le han olvidado, se levantan y van a su Padre cuando son heridos por el azote de la aflicción; y tan pronto como se pronuncian compungidos: «Padre, he pecado», son abrazados, sanos y salvos, por su amor. Es, además, por medio de la aflicción que el hijo de Dios conoce el mundo. El mundo es el gran rival de Dios. Los deseos de la carne, el placer; la codicia de los ojos, la soberbia de la vida, el anhelo de ser superiores a los que nos rodean, abarcan todo lo que el hombre ambiciona de modo natural. Danos abundancia, honor, distinción, y todos los bienes de la vida parecen haber sido obtenidos. Pero ¿qué harás cuando El venga a juzgarte? Esta es una pregunta que alarma a los que son más felices en la prosperidad. Desde mi juventud. El que murió primero, murió por causa de la religión; tan pronto llegó el martirio a este mundo. John Trapp Vers. 2. Mucho. ¡Qué aflicciones fueron resistidas por la iglesia cristiana a partir de su juventud! ¡Cuán débil era esta juventud! ¡Qué pequeño el número de los apóstoles a cargo de los cuales 650 puso nuestro Señor su evangelio! ¡Qué destituidos estaban de estudios humanos, influencia mundana y poder secular! Con miras a su destrucción y frustrar su objetivo -la gloria de Dios y la salvación de los hombres-, fueron empleados el calabozo, el potro y el cadalso conjunta y sucesivamente. El que araba trazó largos surcos en su espalda. Fueron confiscadas sus propiedades; fueron encarcelados; sus cuerpos ardieron en piras; sus cabezas rodaron, y todo ello en medio de gritos feroces de la multitud y rugidos de fieras en el anfiteatro. A pesar de toda oposición, sin embargo, nuestra santa religión echó raíces y creció. No pudo exterminaría toda la furia de diez persecuciones. Los dientes de las fieras no la trituraron; el fuego no la consumió, las aguas no la ahogaron, el calabozo no la confinó. La verdad es eterna, como el gran Dios de cuyo seno brota, y, por tanto, no puede ser destruida. Y como el cristianismo es la verdad, y no la mentira, sus enemigos nunca han prevalecido contra él. W. Mcmichael Mas no prevalecieron contra mí. «Derribados, mas no destruidos» es el grito de un hombre victorioso. Israel ha luchado y ha vencido en la batalla. ¿Quién se queda sorprendido? Si Israel venció al ángel del pacto, ¿qué hombre o diablo puede vencerle a él? C. H. S. Vers. 3. Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos. Si bien en el libro de los Salmos, en sus himnos y cánticos, hallamos descritos todos los sufrimientos y dolores del Señor con detalle y minuciosidad, a pesar de ello nunca comprenderemos lo que nuestro bendito Señor sufrió por nosotros en cada parte de su vida y su pasión y muerte. Que el Señor, el Espíritu, imprima esta expresión en el versículo efectivamente sobre nosotros. Las heridas del Señor son muy expresivas de la violencia de sus verdugos y de su furor contra El, y de las heridas y tormentos que le infligieron. Samuel Pierce Vers. 4. Cortó las coyundas de los impíos. Dios no ha usado nunca a una nación para que castigara a Israel, sin destruir a esta nación una vez el castigo ha llegado a su término; El aborrece a los que hieren a su pueblo, aunque permite que el odio de ellos triunfe durante un tiempo para que se realicen sus propósitos. Si un hombre quiere que le corten los arneses, que empiece a arar sobre los campos del Señor son el arado de la persecución. El camino más corto a la ruina es entremeterse con un santo; el aviso divino es: «El que te toca, toca la niña de mi ojo.» C. H. S. Vers. 5. Serán avergonzados y retrocederán todos los que aborrecen a Sión. Estudia un capítulo del Libro de los Mártires, y di si no te sientes inclinado a leer un Salmo imprecatorio contra el obispo Bonner y María la Sanguinaria. Es posible que algunos sentimentalistas desgraciados de nuestro siglo diecinueve te censuren; si es así, léelo otra vez, ésta contra ellos. C. H. S. Vers. 6. Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes que crezca. Uno de los padres dijo del emperador Juliano: «Esta nubecilla pronto desaparecerá»; y así fue. Todo sistema escéptico de filosofía presenta una historia semejante; y lo mismo se puede decir de cada herejía. Son cosas deleznables, sin raíces; son, y ya no son; vienen, y se van, incluso sin que nadie se levante contra ellas. El mal lleva en sí la semilla de su propia disolución. Déjalo. C. H. S. 651 Con razón se les compara con la hierba de los tejados; porque el Espíritu Santo no puede hablar de ellos más despectivamente. Porque esta hierba es tal que pronto se seca, sin que se le aplique la hoz. Nadie piensa que valga la pena cortarla, ni la mira; se le permite jactarse durante un tiempo y pavonearse por los tejados como si fuera algo, cuando no es nada. Así los malvados perseguidores en el mundo, que se considera que son poderosos y terribles cuando se mira su aspecto externo, son los más despreciables de los hombres. Porque los cristianos ni piensan en arrancarlos o segarlos; no los persiguen, ni se desquitan de sus ultrajes, sino que les permiten que se jacten tanto como quieran. Porque saben que no podrán resistir la violencia de un viento vehemente. Sí, aunque todas las cosas permanezcan en calma, como la hierba sobre los tejados, poco a poco se marchitan por el calor del sol, y así las tiranías por poca cosa perecen y pronto desaparecen. Los fieles, pues al resistir, prevalecen y vencen: pero los malos, al hacerlo, son derribados y perecen miserablemente, de lo cual da testimonio visible historia de todos los tiempos y edades. Vers. 7. De la cual no llena el segador su mano, ni su brazada el que hace gavillas. Los orientales llevan el trigo en brazadas, pero en este caso no hay nada que llevar a casa. Así, los malos acaban en nada. Por designio justo divino, son un fracaso. Su fuego acaba en humo; su verdor, en vanidad; su florecer es una forma de marchitarse. Nadie se aprovecha de ellos, ni aun ellos mismos se benefician. Sus objetivos son malos; su obra es peor, y su fin pésimo. C. H. S. Vers. 8. Ni dicen los que pasan: La bendición de Jehová sea sobre vosotros; os bendecimos en el nombre de Jehová. No nos atrevemos a usar expresiones piadosas como meros cumplimientos, y por ello no nos atrevemos a decir un adiós -Dios sea contigo, a los malos, para no ser nosotros partícipes de sus hechos malos. Ve en qué forma son arados los fieles por sus adversarios, y, con todo, resulta de ello una cosecha que permanece y produce bendición; en tanto que aunque los impíos florecen durante un tiempo y gozan de completa inmunidad, morando -según creen- por encima del alcance de lo que pueda dañarles, al poco tiempo han desaparecido sin dejar rastro. Señor, cuéntame entre tus santos. Déjame participar de sus aflicciones, si puedo también participar de su gloria. Así quiero hacer mío propio este Salmo, y engrandecer tu nombre, porque tus afligidos no son destruidos y tus perseguidos no son abandonados. C. H. S. *** SALMO 130 Llamamos a este Salmo De profundis: «desde lo profundo», que son sus primeras palabras. Desde estas profundidades clamo, gimo, velo, espero. En este Salmo oímos acerca de la perla de la rendición (vers. 7 y 8); quizás el dulce cantor no habría hallado esta joya si no hubiera sido lanzado a lo profundo. «Las perlas se hallan muy hondo». C. H. S. 652 El Salmo en conjunto: El Espíritu Santo presenta aquí dos pasiones opuestas de modo claro: temor, con respecto a los pecados que merecen castigo, y esperanza, con respecto a misericordias no merecidas. Alexander Roberts Este Salmo, quizá más que algún otro, está marcado por sus cumbres: profundidad, oración, convicción, luz, esperanza, espera, vigilancia, anhelo, confianza, seguridad, felicidad y gozo completo. Como el barómetro señala cuando el tiempo se aclara o mejora, así este Salmo, frase tras frase, registra los progresos del alma. Y puedes ponerte a prueba a ti mismo con él, como una regla o medida, y preguntarte en cada línea: «¿He alcanzado esto? ¿He alcanzado aquello?», y así medir tu nivel espiritual. James Vaughan Vers. 1. Desde lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Por debajo de la inundación la vida de oración vivía y luchaba; sí, el grito de la fe subía por encima del rugido de las olas. No importa mucho dónde nos hallamos si podemos orar; pero la oración nunca es más real y aceptable que cuando nos hallamos en los peores lugares. Los lugares profundos engendran devoción profunda. Las profundidades de la sinceridad son agitadas por las profundidades de la tribulación. Los Diamantes brillan más en la oscuridad. El que ora desde lo profundo no se hundirá en esta profundidad. El que clama desde lo profundo pronto cantará en las alturas. C. H. S. La razón suficiente de que Dios no oye a algunos es porque no claman; razón suficiente de que no oiga a otros es porque no claman desde lo profundo; pero cuando claman, y lo hacen desde lo profundo, no se sabe de ningún caso en que Dios haya rehusado escuchar; y, por tanto, yo clamo a Ti desde lo profundo, te ruego, oh Dios, que en tu gran misericordia oigas mi voz. Sir Richard Baker Cuando estamos en prosperidad, nuestras oraciones salen de nuestros labios; y, por tanto, el Señor se ve forzado a hundirnos algo para que nuestras oraciones procedan de nuestro corazón, y nuestros sentidos puedan despertar de la seguridad en que yacen. Y así Dios trata con nosotros, como los hombres hacen con las casas que han de ser suntuosas y altas; porque entonces cavan hoyos profundos para sus cimientos. Así, Dios, proponiéndose dejar esto bien claro por medio de Daniel, y los tres jóvenes en Babilonia, José en Egipto, y David en Israel, primero los hundió en las aguas profundas de la aflicción. Daniel fue echado en el foso de los leones; los tres jóvenes en un horno ardiendo; José encarcelado; David desterrado. Con todo luego exaltó a todos ellos, e hizo de ellos templos gloriosos para El. Nota aquí lo embotado de nuestra naturaleza, que es tal, que Dios se ve forzado a usar remedios enérgicos para despertarnos. Jonás dormía en el barco cuando le perseguía la tempestad de la ira de Dios. Dios, por tanto, le echó en el vientre de la ballena, en el fondo de esta profundidad, para que de estos lugares profundos pudiera clamar a El. Así pues, cuando estamos atribulados por la enfermedad grave, o la pobreza, u oprimidos por la tiranía del hombre, saquemos provecho de ello y usémoslo, considerando que Dios ha echado a sus mejores hijos en tales peligros para su beneficio; y que es mejor hallarse en peligros graves orando, que en los altos montes de la vanidad jugando. Archibald Symson 653 Hay profundidad tras profundidad en la oscuridad mental, en que el alma se siente más y más afligida, hasta la profundidad que se halla al borde de la desesperación. La tierra hueca, el cielo vacío, el aire espeso, toda forma deformada, los sonidos discordes, el pasado sombrío, el presente un enigma, el futuro un horror. Un paso más hacia abajo y el hombre se halla en la cámara de la desesperación, cuyo suelo es ardiente, cuyo aire es glacial como la atmósfera del polo. ¡Hasta qué profundidades del espíritu puede caer un hombre! Pero la profundidad más horrible a la que puede descender el alma del hombre es el pecado. A veces, empezamos en pendientes graduales y descendemos tan rápidamente que pronto hallamos lo profundo; profundidades en que hay horrores que no se hallan ni en la pobreza, ni en la pena, ni en la depresión mental. Es pecado, es un ultraje contra Dios y contra nosotros mismos. Vemos que no tiene fondo. Cada nueva abertura revela una nueva profundidad mayor que la anterior. Es en realidad el abismo sin fondo. Oh profundidad sin fondo! ¡Oh caída de la luz a la sombra, de la sombra a las tinieblas! ¡Oh el infierno del pecado! Qué podemos hacer? ¡Clamamos, simplemente! ¡Y seguimos clamando! Pero clamemos a Dios. El clamar a otros es inútil y perjudicial. Son meras expresiones de impotencia, o protestas contra un destino imaginario. Pero el clamor del espíritu al Altísimo es un clamor varonil. De las profundidades de toda pobreza, toda aflicción, toda depresión mental, todo pecado, ¡clamemos a Dios! De «The Studi and the PuIpit» Cuando David dama de lo profundo, se eleva de lo profundo, y su mismo clamor no le permite permanecer mucho tiempo en lo profundo. AGUSTÍN Se ha dicho muy bien que el versículo pone delante de nosotros seis condiciones de la verdadera oración: es humilde: «de lo profundo»; ferviente: «clamo»; dirigida a Dios mismo: «a Ti»; reverente: «oh Señor»; temerosa: «Señor», que es un título solemne que se repite; y, finalmente, que sea de uno mismo: «escucha mi voz». Neale Y Littledale Vers. 2. Señor, escucha mi voz. Si el Señor nos prometiera de modo absoluto que contestaría a todos nuestros requerimientos, sería más bien una maldición que una bendición, porque esto sería poner la responsabilidad de nuestras vidas sobre nosotros mismos y estaríamos colocados en una posición muy inquietante; pero el Señor escucha nuestros deseos, y esto basta; sólo deseamos que El los con-ceda, si su sabiduría infinita ve que ha de ser para nuestro bien y para su gloria. C. H. S. Vers. 3. JA JI, Si miras a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse en pie? Si Jah, el Omnisciente, llamara a cuentas en estricta justicia por toda falta de conformidad a su justicia, ¿dónde nos encontraríamos? Verdaderamente, El registra todas nuestras transgresiones, pero de momento no actúa movido por este historial, sino que lo deja para otro día. Si los hombres fueran juzgados por el sistema dc las obras, ¿quién de nosotros podría responder por sí mismo ante el tribunal de Dios y esperar poder mantenerse libre y ser aceptado? C. H. S. Pero ¿no marca el Señor nuestra iniquidad? ¿No toma nota de cada pecado cometido por cada uno de los hijos de los hombres, especialmente sus propios hijos? ¿Por qué, pues, pone el 654 Salmista este «si»? «Si miras a los pecados...». Es verdad, el Señor anota toda iniquidad para conocerla, pero no marca ninguna iniquidad de sus hijos para condenarles por ella; así, el significado del Salmo es que si el Señor mar-cara el pecado con un ojo estricto y severo, como un juez, para acusar de él a la persona que lo comete, nadie podría soportarlo. Joseph Caryl Estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica, pero no noten tus ojos las manchas de mi pecado; porque: «Si Tú, Señor, miras a los pecados, ¿quién podrá mantenerse en pie? ¿No cayeron los ángeles cuando Tú miraste sus locuras? ¿Puede la carne, que no es más que polvo, ser limpia delante de Ti, cuando las estrellas, hechas de una sustancia más pura, no lo son? ¿Puede alguno ser limpio a tu vista, que no sea tan limpio como tu vista? ¿Y puede alguna pureza ser igual a la tuya? ¡Ay, Señor! No somos ángeles ni estrellas, y ¿cómo podemos estar nosotros de pie cuando éstas caen? ¿Cómo podemos ser limpios cuando éstas son impuras? Si Tú miras lo que se hace mal, habría trabajo a marcar para Ti en tanto que exista el mundo, porque ¿qué acción del hombre está libre de la mancha de pecado o de la falta de justicia? Por tanto, no mires nada en mí, oh Dios, de lo que he hecho, sino mira sólo lo que Tú has hecho. Mírame en tu propia imagen; y luego que puedas mirarme y decir todavía, como dijiste una vez: «Y todo era muy bueno.» Sir Richard Baker Vers. 3 y 4. Estos dos versículos contienen la suma de las Escrituras. En el tercero hay la forma del arrepentimiento; en el cuarto, las misericordias de Dios. Son las dos montanas: Gerizim y Ebal, mencionadas en Deuteronomio 27:12, 13. Son las dos columnas del Templo de Salomón (lº Reyes 7:21), llamadas Jaquin y Boaz. Con Pablo, hemos de persuadimos de que hemos venido del monte Sinaí al monte Sión, donde hay misericordia, aunque hay que comer algunas uvas agraces por el camino. Jeremías comió primero un higo amargo en un cesto, luego uno dulce en otro. En los días de Moisés las aguas manaban primero amargas, luego dulces, por el tronco puesto en ellas. Y Eliseo echó sal en el potaje de los hijos de los profetas: luego resultó saludable. Archibald Symson Vers. 4. Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Bendito! pero... En la mano del gran Rey hay perdón gratuito, pleno, soberano; es su prerrogativa el perdonar y se deleita en ejercerla. Debido a que su naturaleza es la misericordia, y porque El ha provisto un sacrificio por el pecado, hay perdón en El para todos los que le confiesan sus pecados. Si el Señor ejecutara justicia sobre todos, no quedaría ninguno para reverenciarle; si todos estuvieran bajo la aprensión de su ira merecida, la desesperación ya los habría endurecido para que no le temieran; es su gracia la que dirige el camino a una consideración santa de Dios y un temor reverencial de ofenderle. C. H. S. El martillo de la ley puede que quebrante el corazón helado del hombre con terrores y horrores, y, con todo, es posible que permanezca helado, sin cambio; pero cuando el fuego del amor derrite suavemente el hielo, se cambia y disuelve en agua; ya no es hielo, sino que tiene otra naturaleza. George Swinnock 655 La doctrina evangélica del perdón gratuito de los pecados no engendra descuido, como alegan erróneamente los católicos romanos, sino más bien un temor de Dios verdadero y genuino; como muestra aquí el Salmista, éste es el efecto final de la doctrina. Solomon Gesner El hombre ya está a punto de ser destruido, tragado vivo, cuando de súbito surge este «pero», tres veces bendito, que le detiene en seco en el curso precipitado de su ruina, pone su brazo fuerte con su escudo de oro entre el pecador y la destrucción y pronuncia estas palabras: «Pero hay perdón en ti para que seas reverenciado.» C. H. S. Para que seas reverenciado (o temido). Este perdón, esta sonrisa de Dios, ata el alma a Dios con un hermoso temor. El temor de perder la mirada de amor de Dios. El temor de perderse una obra de bondad. El temor de ser alejado del cielo de su presencia por una comente insidiosa de mundanalidad. El temor de adormilarse. El temor del error. El temor de no complacerle. Nuestro deber, pues, es beber a fondo del amor del perdón de Dios. El ser llenado de él es ser llenado de pureza, fervor y fe. Nuestros pecados han de esconder su cabeza reducida y escurrirse por las grietas cuando el perdón cuando Cristo entra en el alma. George Bowen Vers. 5. Espero yo en Jehová, espera mi alma. Esperando que Él y vendrá a mí en amor, espero sosegadamente su aparición; espero en El en el servicio y en la fe. A Dios espero, y sólo a El; si El quiere manifestarse, no tendré nada más que esperar; pero hasta que El aparezca en mi ayuda tengo que aguardar, esperando incluso en las profundidades. C. H. S. ¡Oh! que qué real e instantáneo es el reposo hallado en Jesús! El reposar en El, por honda que sea la profundidad del alma, por oscuras que sean las nubes que la envuelven o agitadas las aguas que la inundan, todo es sol y serenidad dentro. Octavius Winslow Pendiente estoy de su Palabra. Aguardando, estudiamos la Palabra, creemos la Palabra, esperamos en la Palabra y vivimos en la Palabra; y todo porque es su Palabra, la Palabra de Aquel que nunca habla en vano. La Palabra de Jehová es un terreno firme para un alma que aguarda o reposa. C. H. S. Vers. 5 y 6. ¿Qué consuelo tiene un enfermo en tiempo de aflicción sino la esperanza de la salud? ¿O un pobre en la indigencia sino esperanza de riquezas? ¿O un preso sino esperanza de libertad? ¿O un desterrado sino esperanza de regresar? Todas estas esperanzas pueden fallar, pues con frecuencia carecen de garantía. Aunque un médico puede animar a un enfermo con sus buenas palabras, con todo, no puede darle la garantía de la recuperación, porque su salud depende de Dios; los amigos pueden prometer alivio al pobre, pero no hay hombre que no mienta; y sólo Dios es fiel, el cual es «el que prometió». Por tanto, afiancemos nuestra fe en Dios, y nuestra esperanza en Dios, porque El se mantendrá fiel a su promesa. Nadie ha esperado en El en vano, ni hubo nunca nadie que quedara decepcionado de su esperanza. C. H. S. 656 Vers. 6. Mi alma aguarda al Señor más que los centinelas a la mañana. No temía a Dios como no temen la luz los que están legítimamente ocupados. Suspiraba y anhelaba por su Dios C. H. S. Más que los vigilantes a la aurora. ¿No ha de haber una proporción entre la causa y el efecto? Si mi causa para velar es mayor que la suya, ¿no debería yo velar más por ellos? Los que vigilan esperando la mañana tienen motivo para hacerlo, sin duda, porque les trae la luz del día; pero ¿no tengo yo más motivo para vigilar, que espero la Luz que ilumina a todo el que ha venido a este mundo? Los que velan esperando la mañana esperan que se levante el sol para que los libre de las tinieblas que impiden la vista; pero yo espero que se levante el Sol de justicia para que disipe los horrores de la oscuridad que atemorizan mi alma. Ellos aguardan la mañana para tener luz en la que andar; pero yo espero la aurora de arriba para que dé luz a los que están sumidos en la oscuridad y sombra de muerte, y para que guíe sus pies por el camino de paz. Sir Richard Baker En el año 1830, en la noche precedente al primero de agosto, el día en que los esclavos de nuestras colonias de las Indias Orientales habían de entrar en posesión de la libertad prometida, muchos, se nos dice, ni tan sólo se fueron a la cama. Miles y decenas de miles, reunidos en lugares de culto, se ocuparon en deberes devocionales, cantando alabanzas a Dios, aguardando el primer rayo de luz de la aurora del día en que habían de pasar a ser libres. Algunos fueron enviados a las colinas, desde donde podían obtener la primera vista del día, para que con una señal dieran a conocer a sus hermanos en el valle la aurora del día que los haría hombres libres, no objetos como eran entonces, hombres con almas que Dios había creado para siempre. ¡Con qué ansia estos hombres han de haber aguardado esta mañana! T. W. Aveling Vers. 7. Y abundante redención con él. El atributo de la misericordia, y el hecho de la redención, son dos razones mas que suficientes para esperar en Jehová; y el hecho de que no hay misericordia o liberación en otros puntos debería ser suficiente para limpiar el alma de toda idolatría. ¿No son estas cosas profundas de Dios un gran consuelo para los que están clamando desde las profundidades? ¿No es mejor estar en las profundidades con David esperando la misericordia de Dios, que en las cumbres jactándose de la justicia propia imaginaria? C. H. S. Y tal es la redención que nos procura la misericordia de Dios. No sólo líos saca de un calabozo, sino que nos pone en posesión de un palacio; no sólo nos deja libres para comer el pan con el sudor de nuestra frente, sino que nos restaura al paraíso, donde crecen toda clase de frutos por su propia cuenta; no sólo declara que no somos cautivos, sino que nos encarece para ser hijos; y no sólo hijos, sino herederos; y no sólo herederos, sino coherederos con Cristo; y ¿quién puede negar que ésta es una abundante redención? ¿O bien se dice que es una redención abundante en consideración al precio que fue pagado para redimirnos? Porque somos redimidos por precio, no de oro o piedras preciosas, sino con la sangre preciosa del Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para redimirnos; y esto, estoy seguro, es una abundante redención. Sir Richard Baker 657 Vers. 8. Iniquidades. ¡Qué conclusión tan apropiada la de este Salmo comprensivo e instructivo! Como el sol al amanecer está velado por las nubes, y al ponerse lo baña todo de esplendor, el Salmo se abre con el alma en la profundidad y termina con el alma en las alturas. ¡La redención de toda iniquidad! Deja corto el lenguaje más descriptivo y excede las más extensas medidas. La imaginación más vívida no llega a concebirlo; la imagen más esplendente falla en, retratarlo, y la fe siente que sus alas desmayan para escalar su cima. El redimirá a Israel de todas sus iniquidades. El versículo es una imagen del hombre restaurado, del paraíso recobrado. Octavius Winslow *** SALMO 131 Título: «Cántico gradual; de David». Está escrito por David y es sobre David; él es el autor y el tema, y muchos incidentes de su vida se pueden emplear para ilustrarlo. Comparando los Salmos a joyas, podríamos decir que es una perla; ¡con qué hermosura adorna el cuello de la paciencia! Es uno de los Salmos más cortos, pero uno de los que se tarda más en aprender. Habla de un niño, pero contiene la experiencia de un hombre en Cristo. La humildad está aquí en conexión con un corazón santificado, una voluntad sometida a la mentalidad de Dios, y una esperanza que lo aguarda todo del Señor. Feliz el hombre que puede, sin falsedad, usar estas palabras como propias, porque lleva la semejanza de su Señor, que dijo: «Yo soy manso y humilde de corazón.» C. H. S. Vers. 1. Jehová, no está envanecido mi corazón. Empieza con su corazón porque es el centro de nuestra naturaleza, y si hay orgullo allí lo contamina todo; tal como el fango en la fuente ensucia luego el arroyuelo. Es algo grande que un hombre conozca su propio corazón de modo que pueda hablar a Dios sobre él. C. H. S. Ni mis ojos son altivos. El orgullo tiene su sede en el corazón, pero su expresión principal está en el ojo. El ojo es el espejo del alma, y a partir de él se pueden averiguar las características mentales y morales con alto grado de precisión. ¡Qué mundo de significado se concentra a veces en una sola mirada! Pero de todas las pasiones, el orgullo es la que más claramente se revela en los ojos. Apenas podemos equivocarnos aquí. Todos estamos familiarizados con cierta clase de frases que van a pares: hablamos de pecado y miseria; santidad y felicidad; paz y prosperidad; guerra y desolación. Entre éstas hemos de poner el corazón orgulloso y la mirada altiva. N. M’michael No ando tras grandezas. Como hombre privado no quería usurpar el poder del rey ni planear intrigas contra él; se ocupaba de sus propios negocios y dejaba a los demás que se ocuparan de los suyos. Como hombre reflexivo, no hurgaba en las cosas no reveladas; no especulaba, no era engreído ni voluntarioso. Como persona secular, no se inmiscuía en el sacerdocio, como habían hecho Saúl antes y Uzías después. Buena cosa es ejercitarnos en la piedad para que podamos conocer nuestra propia esfera y mantenernos en ella con asiduidad. C. H. S. 658 Uno no puede por menos que admirar la oración de Anselmo, un profundo teólogo de nuestro propio país, en el siglo once: «No procuro, Señor, penetrar tus profundidades. En modo alguno creo que mi intelecto esté a la altura de ellas; pero anhelo entender hasta cierto grado tu verdad, que mi corazón cree y ama. Porque no procuro entender para poder creer, sino que creo para poder entender.» N. M'michael Vers. 2. Sino que me he calmado y he acallado mi alma. ¡Oh, qué soso y qué insípido el sabor de este mundo para el alma que es idónea para el cielo! No hay más sabor en estos bocados llamativos para mi paladar que en la clara de un huevo; todo me es una carga, como no sea seguir mi vocación y agradecer mis deleites. Oliver Heywood Como un niño destetado de su madre. No todo hijo de Dios puede ser destetado pronto. Algunos son niños que maman cuando uno podría esperar ya que fueran padres; otros son difíciles de destetar, y lloriquean, y gritan, y patalean, y se enfurecen contra la disciplina de su Padre celestial. Cuando creemos que ya hemos sido destetados con mucho, descubrimos con tristeza que los antiguos apetitos han sido amortecidos más bien que muertos, y empezamos a llorar de nuevo pidiendo el pecho al que ya habíamos renunciado. Es fácil empezar a gritar antes de haber salido del bosque, y sin duda son centenares los que han cantado este Salmo mucho antes de entenderlo. C. H. S. ¡Con qué paciencia permitió Isaac que su padre le amarrara para ser sacrificado! (Génesis 22:9). Y, con todo, tenía ya edad suficiente para defender su vida, pues tenía por lo menos veinticinco años; pero este santo joven aborrecía la idea de luchar con su padre. ¿Y no nos resignaremos nosotros a nuestro Dios y Padre en Cristo Jesús? John Singleton Con la misma simplicidad de sumisión deberíamos reposar y depender de Dios. Evitemos el exceso de prudencia y previsión para nosotros mismos, pero confiemos en nuestro Padre que está en los cielos y pongámonos en su manos para que nos rija con su santo y sabio gobierno. Thomas Manton Hay ocasiones en que parece que nos domina una apatía total. Salomón parece haber pasado por una fase así en un período de su vida: «No tengo deseo alguno», dijo un conocido sensualista de nuestro propio país, que había bebido tanto como pudo de la copa de placeres del mundo. «Si todo el contenido de la tierra estuviera expuesto a mi disposición, delante de mis ojos, no creo que hubiera nada que me impulsara a extender la mano para poderlo tomar.» C. H. S. *** SALMO 132 Título: «Cántico gradual». Un cántico gozoso verdaderamente; que todos los peregrinos a la Nueva Jerusalén lo canten con frecuencia. Los grados o ascensos son muy visibles; el tema asciende paso a paso desde los «desvelos» a la «corona», de «recuerda a David» a «hará retoñar el poder de David». La última mitad es como el firmamento inclinándose sobre «los campos y bosques», que hallamos en las resoluciones y oraciones de la porción anterior. C. H. S. 659 Vers. 1. Ten en cuenta, oh Jehová, a David, todos sus desvelos. La petición es que el Señor recuerde, y ésta es una palabra llena de significado. Sabemos que el Señor recordó a Noé e hizo cesar el diluvio; recordó a Abraham y sacó a Lot de Sodoma; recordó a Raquel y a Ana y les dio hijos; recordó su misericordia a la casa de Israel y libertó a su pueblo. Sin duda, innumerables bendiciones descienden sobre familias y naciones a través de las vidas piadosas y sufrimientos pacientes de los santos. No podemos ser salvados por los méritos de otros, pero más allá de toda duda nos beneficiamos de sus virtudes. C. H. S. Vers. 1 y 2. Si el judío podía en propiedad apelar a Dios para que mostrara misericordia a su iglesia y nación por amor al joven pastor a quien El había prosperado hasta el trono, mucho más podemos abogar nosotros en favor de nuestra causa en el nombre del hijo de David (llamado David cuatro veces en los profetas). Teodoreto Y Casiodoro Vers. 2. De cómo juró a Jehová, y prometió al Fuerte de Jacob. Deberíamos entrar en temor ante la idea, de hacer alguna promesa al Dios poderoso; el intentar jugar con El puede dar resultados muy serios, ciertamente. C. H. S. Y prometió al Fuerte de Jacob. El que está dispuesto a prometer o hacer votos en todo momento va a quebrantarlos cada vez. Es una regla necesaria que «hemos de abstenemos de hacer votos siempre que podamos», ya que de la proliferación de los mismos resultan muchos y graves inconvenientes. Podemos observar que la Escritura menciona muy pocos casos de votos en comparación con los muchos ejemplos de grandes y maravillosas providencias, como dándonos muchos ejemplos de lo que hemos de hacer y pocos de lo que no hemos de hacer. Podéis leer que Jacob vivió ciento cuarenta y siete años (Génesis 47:28); pero sólo leemos que hizo un voto. Henry Hurst El primero que hace un voto santo del cual tenemos noticia es Jacob, mencionado aquí, y que es, por tanto, llamado el padre de los votos; y por esto algunos creen que David menciona a Dios bajo el título de «el Fuerte de Jacob», más bien que otro, a causa de su voto. Abraham Wright El Fuerte de Jacob. Donde los intérpretes han traducido el «Dios de Jacob», en el hebreo es «el fuerte en Jacob». Nombre que a veces es atribuido a los ángeles, y otras es aplicado a otros seres en que hay fuerza y firmeza, como un león, un buey y otros. Pero aquí es una palabra de fe especial, significando que Dios es el poder y fuerza de su pueblo; porque sólo la fe la atribuye a Dios. La razón y la carne atribuyen más a las riquezas y otras ayudas mundanas que el hombre busca y conoce. Todas estas ayudas carnales son verdaderos ídolos, que engañan a los hombres y los llevan a la perdición; pero ésta es la fuerza y firmeza del pueblo, el tener a Dios presente entre ellos. Martín Lutero Vers. 4. No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento. ¡Ojalá que muchos más sufrieran de este insomnio porque la casa del Señor está desolada! Pueden dormirse pronto, y ni aun les estorban los sueños, por más que la causa de Dios caiga en el más bajo nivel a causa de 660 sus ambiciones. ¿Qué ha de ocurrir a los que no tienen intereses en las cosas divinas y ni aun piensan en lo que Dios reclama? C. H. S. Vers. 6. He aquí oímos que está en Efrata; la hallamos en los Campos del Bosque. ¡Ay, que no haya lugar para el Señor en los palacios de los reyes, de modo que le sea necesario ir a los bosques! Si Cristo está en un bosque, no obstante será encontrado por los que le buscan. Está cerca de una casa campestre> rodeada de árboles, como está en las calles abiertas de la ciudad; sí, El contesta la oración ofrecida desde el corazón de un bosque umbrío cuando los viajeros solitarios parece que han perdido toda esperanza de que se les escuche. C. H. S. Cristo ha sido hallado en los campos del bosque; en un estado humilde, abyecto, bajo, como significa esta frase (Ezequiel 16:5). Los pastores le hallaron después de haberle sido negada la entrada incluso en un mesón, no habiendo lugar para El allí, y yacía en un pesebre (Lucas 2:7, 16); los ángeles le hallaron en el desierto entre los animales del campo (Marcos 1:13); ni aun tenía las conveniencias de que disponen las zorras y los pájaros; no tenía aposento en el que reclinar su cabeza (Mateo 8:20). Y le hallamos en el campo de la Escritura, donde se esconden el tesoro y la perla de gran precio (Mateo 13:44). john gill Vers. 7. Postrémonos ante el estrado de sus pies. Es bueno no sólo ir a la casa del Señor, sino adorar allí; no hacemos más que profanar sus tabernáculos cuando entramos en ellos con otros propósitos. Antes de dejar este versículo, notemos el ascenso de este Salmo de grados: «Oímos... hallamos... iremos... adoraremos.» C. H. S. Vers. 8. Levántate, oh Jehová, hacia el lugar de tu reposo, tú y el arca de tu poder. Habría sido inútil establecer el arca si el Señor no hubiera de continuar en ella y resplandeciera perpetuamente entre los querubines. A menos que el Señor repose con nosotros, no hay descanso para nosotros; a menos que el arca de su fortaleza permanezca con nosotros, nosotros seguimos sin fortaleza. C. H. S. Vers. 9. Tus sacerdotes se vistan de justicia. Ningún vestido es tan resplandeciente como el que tiene un carácter santo. En este vestido glorioso está ataviado nuestro gran Sumo Sacerdote para siempre, y quiere que todo su pueblo esté adornado de la misma manera. Sólo entonces son sacerdotes idóneos para aparecer ante el Señor y para ministrar en beneficio del pueblo cuando sus vidas están dignificadas por la bondad. Siempre tienen que recordar que son sacerdotes de Dios y, por tanto, deben llevar la «librea» de Dios, de modo que sea conspicua la justicia en cualquier parte de ellos. Todo el que mira a los siervos de Dios debe ver la santidad, aunque no vean nada más. C. H. S. Y se regocijen sus santos. La santidad y la felicidad van juntas; donde hay la una, la otra no está muy lejos. Las personas santas tienen derecho a un gozo intenso y expresivo; pueden prorrumpir en gritos de júbilo. Como son santos, y son tus santos, y Tú has venido a morar con ellos, ¡oh Señor!, Tú has hecho que regocijarse sea un deber para ellos y, por lo tanto, dejan que los otros conozcan su gozo. La frase, que puede leerse como un permiso para hacerlo, es también un 661 precepto: a los santos se les manda que se regocijen en el Señor. ¡Feliz la religión que hace un deber de estar contento! Allí donde la justicia es el vestido, el gozo puede bien ser la ocupación. C. H. S. Vers. 10. Por amor de David tu siervo. Cuando Senaquerib puso cerco a Jerusalén con su ejército, Dios trajo liberación a Israel en parte por consideración a la oración del piadoso Ezequías, y en parte por respeto a la piadosa memoria de David, el rey y héroe según el mismo corazón de Dios. El mensaje enviado por Isaías al rey concluye de esta manera: «Por-que yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo» (2º Reyes 19:32-34). ¡Qué respeto se muestra al nombre de David, nombre que aquí se pone al lado del de Dios! Por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Alexander Balmain Bruce Vers. 11. Juró Jehová a David. El arma más potente de Dios es su propia Palabra. Augustus F. Tholuck Una verdad de la que no se retractará. Jehová no es mudable. Nunca se aparta de su propósito, y mucho menos de su promesa solemnemente ratificada por un juramento. Nunca se retracta. ¡Qué roca para afianzar el pie la que tiene como fundamento el inmutable juramento de Dios! C. H. S. Vers. 12. Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre. Este versículo nos muestra la necesidad de la piedad familiar. Los padres han de procurar que sus hijos conozcan el temor del Señor, y han de pedir al Señor que les enseñe esta verdad. No tenemos ningún derecho hereditario al favor divino; el Señor mantiene su amistad a las familias de generación en generación porque no le gusta abandonar a los descendientes de sus siervos, y no lo hace nunca a menos que sea después de una prolongada provocación. Como creyentes, estamos todos, hasta cierto punto, bajo el mismo pacto que David; algunos pueden mirar hacia atrás y ver hasta cuatro generaciones de sus antepasados fieles, y ahora estamos contentos de mirar hacia adelante y ver a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos, andando en la verdad. Sabemos que la gracia no corre en la sangre, y que estamos llenos de santo temor, no sea que algunos de nuestra descendencia tengan un mal corazón de incredulidad y se aparten del Dios vivo. C. H. S. El rey estaba interesado en la edificación de la casa de Dios; y vemos que Dios le contesta, prometiéndole la edificación de una casa para el rey. Dios paga un edificio con un edificio. Hay una metáfora en la palabra, sobre la cual también juega un autor posterior, el hijo de Sirac, cuando dice que los hijos y los edificios de una ciudad perpetúan el nombre de uno; ¡cuánto más si son de linaje real, que están destinados a sentarse en un trono! Y Dios promete a David hijos para este fin honorable: «Se sentarán sobre su trono.» Arthur Lake Yo les, enseñaré. Aquí hemos de notar que añade «Yo les en señ aré», porque El será el maestro y será escuchado. No dice que haya de ser escuchado el consejo de la iglesia, o los que enseñan lo que El no ha enseñado... Dios no da autoridad a nadie por encima de la Palabra. De modo que 662 ¿podría poner al hombre, que es polvo y ceniza, sobre El mismo? Porque, ¿qué es la Palabra sino Dios mismo? Los que honran, obedecen y guardan esta Palabra son la verdadera iglesia, por despreciables que sean ante el mundo; y los que no lo hacen son la iglesia de Satanás y no tienen arte ni parte con Dios. Y ésta es la causa por la que esto está indicado de modo expreso en el texto. C. H. S. Y mi testimonio que yo les enseñaré. Porque Dios usará de tal modo el ministerio de maestros y pastores en la iglesia que, a pesar de que Él será su pastor principal, y todos los demás ministros y pastores, sí, la misma iglesia será regida y gobernada por la Palabra. Martín Lutero Vers. 15. Bendeciré abundantemente su provisión. La Iglesia recibirá su provisión diaria, su provisión real, su provisión satisfactoria, gozosa, a rebosar; y la bendición divina hará que la recibamos con fe, para alimentarnos de ella por la experiencia, para crecer por ella por la santificación, para ser corroborados por ella en la labor, alegrados por ella para la paciencia y edificados por ella para la perfección. C. H. S. Y, además de todo esto, tiene las aportaciones dulces y vivificantes del Espíritu, llenándole de un placer tan verdadero que puede fácilmente prescindir del banquete más suntuoso, la fiesta más noble, los deleites más altos del mundo, como algo infinitamente inferior a una hora de refrigerio en el aposento de su Amigo. Y si éste es el modo en que nos trata en un mesón, ¿qué será lo que tendrá en la corte? Si este maná celestial es su alimento en el desierto, ¿cuál será el nivel de vida cuando llegue a Canaán? Si ésta es la provisión para el camino, ¿cuál será la del país? John Janeway A sus pobres saciaré de pan. El pan de la tierra es «el pan que perece», pero el pan de Dios perdura para vida eterna. En la iglesia, donde Dios reposa, su pueblo no morirá de hambre; de ser así, el Señor no descansaría. No descansó durante seis días hasta que hubo preparado el mundo para que el primer hombre pudiera vivir en él; no daría reposo a su mano hasta que todas las cosas estuvieran preparadas; por tanto, podemos estar seguros de que si el Señor reposa es porque «todo está consumado», y el Señor ha preparado su bondad para los pobres. Allí donde Dios halla su deseo, su pueblo debería hallar el suyo; si Él está satisfecho, ellos deberían estarlo. C. H. S. Cristo es un bien satisfactorio. Un pan de madera, un pan de plata, un pan de oro no satisfarían el hambre. Las golosinas y dignidades del mundo, la grandeza y la gloria del mundo, la abundancia y prosperidad del mundo, el halago y la popularidad del mundo no satisfarán al alma que se dirige a las puertas del infierno y dama desde las profundidades; ha de ser Cristo. «Dame hijos, o muero», exclamó la mujer; Cristo, o muero; ¡Cristo, o estoy condenado!, es el grito de] alma desesperada. ¿Qué hay en el mundo o del mundo que pueda dar sosiego, cuando Cristo, el Sol de justicia, se pone para el alma? Richard Mayhew Vers. 16. Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes. Se promete más de lo que se ha pedido. Ved cómo el versículo nueve pide que sus sacerdotes se vistan de justicia. Dios acostumbra a hacerlo todo abundantemente, por encima de lo que nosotros pedimos o incluso pensamos. La justicia es sólo un aspecto de la bendición; la salvación es el todo de la misma. ¡Qué vestido de oro es éste! ¡Más que un atavío regio! ¡Vestidos de salvación! Sabemos quién los ha tejido, quién los ha teñido y quién los ha dado a su pueblo. 663 Estos son los mejores vestidos para los sacerdotes y predicadores, los príncipes y el pueblo; no los hay semejantes: ¡dádmelos! No todo sacerdote irá vestido así, sino sólo sus sacerdotes, los que verdaderamente pertenecen a Sión, por la fe que es en Cristo Jesús, que los ha hecho sacerdotes para Dios. Estos están vestidos por el Señor mismo, y nadie puede vestirlos como El. Si incluso la hierba del campo es vestida por el Creador de modo que es superior a Salomón en, toda su gloria, ¿cómo van a ser vestidos sus hijos? Verdaderamente El será admirado en sus santos; las «libreas» de sus siervos serán el asombro del cielo. Y sus santos darán voces de júbilo. Sión no tiene santos mudos. La vista de Dios reposando entre sus escogidos es bastante para hacer gritar de júbilo a un mudo. Si las estrellas de la mañana cantaron a coro cuando fueron hechos los cielos y la tierra, mucho más cantarán de gozo los hijos de Dios cuando sean hechos el nuevo cielo y la nueva tierra, y la Nueva Jerusalén descienda del cielo de Dios preparada como una esposa para su marido. C. H. S. Un europeo se asombraría si oyera cantar a estos nativos, y lo encontraría divertido. No tienen la menor idea ni de armonía ni de melodía; lo que entienden es el ruido, y al que canta más alto se le considera como el que canta mejor. Alguna vez les reprendí sobre este punto, pero la respuesta que recibí me hizo callar para siempre. «Canta más bajo, hermano», le dije al principal de los miembros. «¿Canta más bajo?», me contestó; «¿eres tú nuestro padre que nos dice que cantemos más bajo? ¿Has oído algunas veces cantar las alabanzas a nuestros dioses hindúes, y has visto cómo inclinamos la cabeza hacia atrás y a pleno pulmón gritamos las alabanzas de los que no son dioses? »Y ahora ¿tú nos dices que hemos de susurrar las alabanzas de Jesús? No, hermano, no es posible; hemos de expresar nuestra gratitud bien alto al "que nos amó y murió por nosotros".» Y siguieron cantando con todas sus fuerzas, y yo no hice más comentarios. G. Gogerly Vers. 17. Allí haré retoñar el cuerno (poder) de David. Al principio del mes de marzo el ciervo común está escondido por el bosque, inerme como la hembra y tímido como ella. Pronto aparecen un par de prominencias en su frente, cubiertas de una piel de terciopelo. En pocos días han crecido bastante y dan idea de lo que será su forma posterior. Si tocas una de estas prominencias con la mano verás que está muy caliente, porque la sangre fluye en abundancia por esta piel aterciopelada, depositando material de carácter óseo. Los cuernos crecen rápidamente, las arterias carótidas se engruesan para poder aportar suficiente nutrición, y en el corto período de diez semanas hay una masa enorme de materia ósea que ha sido acumulada. Un proceso así carece casi de paralelo en la historia del reino animal. J. G. Wood He dispuesto lámpara a mi ungido. El gran medio asignado por Dios para manifestar la gloria de Cristo a un mundo perdido; El ha provisto «una lámpara» para su ungido. El uso de una lámpara es para dar luz al pueblo en la oscuridad de la noche; lo mismo la Palabra de Dios, particularmente el Evangelio, es una luz que brilla en un lugar oscuro hasta que el día de gloria amanece, cuando el Señor Dios y el Cordero serán la luz de los redimidos para siempre jamás. 664 Vers. 18. A sus enemigos vestiré de confusión. Esto es, vergüenza será su cobertura inseparable, y les seguirá por dondequiera que vayan; como el hombre lleva siempre sus vestidos consigo, lo mismo llevarán ellos su vergüenza. Thomas Playfere Mas sobre él florecerá su corona. Los laureles de su victoria serán verdes. El vencerá y llevará la corona de honor, y su diadema heredada aumentará en resplandor. ¿No es así hasta este momento con Jesús? Su reino no puede caer; sus glorias regias no pueden marchitarse. Es a El mismo que nos deleitamos en honrar; es El mismo que recibe el honor, y sobre El mismo que florece. Si otros intentan apoderarse de su corona, sus objetivos traicioneros serán derrotados; pero El, en su propia persona, reina para siempre con esplendor creciente. C. H. S. *** SALMO 133 Título: «Cántico gradual; de David». No vemos razón para privar a David de la paternidad de este canto. Conocía por experiencia la amargura ocasionada por las divisiones en las familias, y estaba preparado para celebrar en Salmos selectos la bendición de la unidad por la que suspira. C. H. S. Vers. 1. Mirad. Es un portento que se ve raramente; por tanto, ¡miradlo! Se puede ver, porque es la característica de los santos de veras; por tanto, ¡no dejéis de inspeccionarlo! Es bien digno de admiración; ¡haced pausa y observadlo! Os inducirá a que tratéis de imitarlo; por tanto, ¡notadlo bien! C. H. S. ¡Cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Podemos prescindir de la uniformidad si poseemos la unidad de vida, de verdad y de camino; la unidad en Cristo Jesús; la unidad de objeto y de espíritu hemos de poseerlas, pues de lo contrario nuestras asambleas serán sinagogas de contiendas más bien que iglesias de Cristo. La unidad cristiana es buena en sí, buena para nosotros mismos, buena para los hermanos, buena para nuestros convertidos, buena para el mundo exterior; y con toda seguridad es placentera; porque un corazón amante ha de tener placer y dar placer asociándose con los que son de naturaleza semejante. Una iglesia unida durante años en servicio sincero al Señor es una fuente de bondad y de gozo para todos los que están a su alrededor. C. H. S. Delicioso. Es algo delicioso que los santos y el pueblo de Dios estén juntos de acuerdo; porque la misma palabra que se usa aquí para «delicioso» es usada también en el hebreo en música cuando las cuerdas de un instrumento son ordenadas para hacer una armonía; tan agradable y tan placentero es el acuerdo entre los santos. La misma palabra se usa en hebreo para lo agradable, por ejemplo un campo de trigo. Cuando un campo está cubierto de trigo, aunque sea segado, es muy placentero; y así es el acuerdo o armonía entre los santos. La misma palabra la usa el Salmista también para la dulzura de la miel y de las cosas dulces en oposición a las cosas amargas. 665 Y así vemos lo placentero de ella al compararla a la armonía de la música, a un campo de trigo, a la dulzura de la miel, al precioso ungüento que desciende por la barba de Aarón, y al rocío que cae sobre el monte Hermón y las colinas de Sión; y todo esto para descubrir lo placentero, provechoso y dulce del acuerdo entre los santos. Es algo agradable contemplar el sol, pero es mucho más placentero contemplar la armonía y unidad de los santos entre sí. William Bridge Hermanos. Abraham hizo de este nombre, «hermanos», un mediador para mantener la paz entre Lot y él: «¿No somos hermanos?», dice Abraham. Como si hubiera dicho: ¿Van a pelear los hermanos por cosas triviales, como los infieles? Esto bastó para apaciguar a Lot, porque Abraham le dio a entender que eran hermanos; cuando oyó el nombre de hermanos directamente, su corazón cedió, y aquí terminó la contienda. Este debería ser el abogado que terminara las rencillas entre cristianos, recordarse el uno al otro que son hermanos. Y los que han gastado todo lo que tenían en litigios desearían haber tomado este abogado y haber pensado, como Lot, si es apropiado que los hermanos luchen como enemigos. Henry Smith Vers. 2. Que baja hasta el borde de sus vestiduras. ¿Es este hombre un creyente en Cristo? Entonces pertenece al Cuerpo, y debo ofrecerle un amor permanente. ¿Es uno de los más pobres, uno de los menos espirituales, uno de los menos fáciles de amar? Entonces es como el borde de las vestiduras, pero el amor de mi corazón debe llegar hasta él. El amor fraternal viene de la cabeza, pero llega hasta los pies. Su camino es hacia abajo. «Desciende»; el amor a los hermanos condesciende a hombres de humilde condición, no es engreído, sino manso y humilde. Esto es una parte importante de su excelencia; el óleo no ungiría si no fluyera hacia abajo, ni el amor fraternal difundiría su bendición si no descendiera. C. H. S. El vaso fue vaciado sobre la persona del sumo sacerdote, de modo que su contenido fluye desde la cabeza hacia la barba, e incluso hasta el borde de sus vestiduras sacerdotales. Este exceso al verterlo tiene cierta consonancia con el modo de ser de David. Es un rasgo que tiene que haberle llamado la atención, porque él también era abundante en extremo. Él había amado a Dios en forma tal que le había expuesto a la acusación de excesivo. Había danzado delante del Señor, por ejemplo cuando le trajeron el arca de la casa de Obed-edom a Jerusalén, olvidándose del decoro debido a su dignidad real, excediéndose, al parecer, de modo inexcusable, pues podía contribuir a la solemnidad religiosa con demostraciones menos exuberantes. alexander bruce Vers. 3. Porque allí en vía Jehová bendición, y vida para siempre. ¡Oh, si tuviéramos más esta rara virtud! No el amor que viene y va, sino el que permanece; no el espíritu que separa y excluye, sino el que congrega; no la mente que quiere debatir y diferenciar, sino la que contribuye a la unidad. 666 Nunca conoceremos el pleno poder de la unción hasta que seamos uno en el corazón y el espíritu; nunca descenderá el sagrado rocío del Espíritu en toda su plenitud hasta que estemos perfectamente unidos pensando una sola cosa; nunca la bendición del pacto será enviada por el Señor, nuestro Dios, hasta que una vez más tengamos «un Señor, una fe, un bautismo». Señor, llévanos a esta preciosísima unidad espiritual, por amor a tu Hijo. Amén. C. H. S. Los hombres no pueden capacitar a otros, o darles poder, para que les puedan obedecer; uno puede mandar a un cojo que ande, a un ciego que vea, pero no puede capacitarle para andar o ver; Dios, con su palabra, da fuerza para hacer lo que manda; como antes, lo mismo en la nueva creación: «Habló, y se hizo; mandó, y tuvo lugar.» George Swinnock *** SALMO 134 Título: «Cántico gradual». Hemos alcanzado el último de los Salmos graduales. Los peregrinos regresan a sus casas y están cantando el último Salmo de su Salterio. Parten temprano por la mañana, antes que haya comenzado el día plenamente, porque la jornada será larga para muchos de ellos. En tanto que dura la noche ya están en movimiento. Pronto se hallarán fuera de las puertas, ven los guardas sobre cl muro del Templo, y brillan las lámparas de las cámaras que rodean el santuario por tanto, conmovidos por la vista, cantan su despedida a los asistentes perpetuos del santo santuario. Su exhortación de partida estimula a los sacerdotes a pronunciar una bendición sobre ellos desde el lugar santo; esta bendición está contenida en el tercer versículo. Los sacerdotes vienen a decir: «Habéis deseado que os demos la bendición del Señor y ahora rogamos al Señor que os bendiga.» C. H. S. El Salmo en conjunto: El Salmo que tenemos delante fue preparado para los sacerdotes que servían en el lugar sagrado por la noche. Había el peligro de que se durmieran, y de fantasías ociosas. ¡Oh, cuánto tiempo se pierde en este soñar despierto, dejando que el pensamiento vagabundee de un lugar a otro! Los sacerdotes estaban en peligro, decimos, de adormilarse, de soñar despiertos, de acariciar pensamientos vanos, meditaciones mutiles y palabras sin provecho; por tanto, está escrito: «Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que estáis por las noches en la casa de Jehová.» ¿Tienes el deber de pasar la noche en vela? Si es así pásala en adoración. No permitas que el tiempo de vigilia sea perdido, ocioso, sino que cuando los otros estén durmiendo o adormilados y tú, por necesidad, veles, estén las alabanzas de la casa de Dios; ¡que haya alabanza en Sión, alaba lo mismo de noche que de día! «Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová.» Samuel Martin 667 Vers. 1. Los que en la casa de Jehová estáis por las noches. Podemos entender bien que los santos peregrinos hasta cierto punto envidiaran a los que eran consagrados, que guardaban el Templo y asistían a los oficios necesarios del mismo durante las horas de la noche. Al silencio y solemnidad de la noche se añadía la gloria impresionante del lugar en que Jehová había ordenado que se celebrara su culto; los sacerdotes y levitas que eran ordenados para un servicio tan sublime eran bienaventurados. Era, pues, apropiado que bendijeran al Señor durante sus vigilias nocturnas; el pueblo quería que se dieran cuenta y no fallaran en su deber. No habían de moverse de un lado a otro como máquinas, sino poner su corazón en todos los deberes, y adorar espiritualmente en el curso entero de su deber. Hacían bien velando, pero mejor aún «velando y orando» y alabando. Cuando se cierne la noche sobre una iglesia, el Señor tiene sus vigilantes y santos que guardan todavía su verdad, y éstos no deben desanimarse, sino que han de bendecir al Señor incluso cuando se acercan las horas más oscuras. A nosotros nos corresponde animarles e insistir sobre ellos en cuanto a este deber: bendecir al Señor en todo tiempo y hacer que su alabanza salga continuamente de su boca. C. H. S. *** SALMO 135 Este Salmo está compuesto de muchos fragmentos seleccionados, y contiene la continuidad y frescor de un poema original. El Espíritu Santo a veces se repite; no porque le falten pensamientos o palabras, sino porque es conveniente que nosotros oigamos la misma cosa en la misma forma. Con todo, cuando nuestro gran Maestro usa repetición es, en general, con variantes instructivas que merecen nuestra cuidadosa atención. C. H. S. Vers. 1. Aleluya, o Alabad al Señor. Que los que están llenos de santa alabanza se esfuercen en estimular el espíritu afín de los otros. No basta que alabemos a Dios nosotros; no somos bastantes para esta tarea; llamemos a nuestros amigos y vecinos, y si ellos han andado remisos en este servicio, estimulémoslos con nuestras exhortaciones afectuosas. C. H. S. Aleluya es una palabra hebrea. Significa «Alabad al Señor». Por medio de ella los fieles se animan los unos a los otros a dar gracias a Dios, y alegran sus corazones y afinan sus espíritus para ejecutar este deber de la mejor manera, haciendo que esta palabra les sirva de prefacio a ello. El verdadero gozo del Espíritu Santo no resiste el ser mantenido encerrado dentro del pecho del hombre, sino que se esfuerza por hallar compañeros para derramarlo e impartirlo a otros, para que ellos puedan ser llenados y recibir refrigerio de esta fuente de gozo. Thomas Brighitman Alabad el nombre del Señor. Pensad en Él con amor, admiradle con sinceridad y alabadle con ardor. No engrandezcáis al Señor sólo por-que es Dios, sino estudiad su carácter y sus hechos y de este modo rendiréis alabanza inteligente y apreciativa. C. H. S. Cuando pensamos en El, hemos de levantar nuestros pensamientos por encima de todas las demás cosas y tenerle como el Ser universal del mundo, que da esencia y existencia a todas las cosas en él; como Jehová, santidad, pureza, simplicidad, grandeza, majestad, eminencia, 668 supereminencia en sí, infinitamente exaltado por encima de todo lo demás, existente en sí mismo, y de sí mismo, y teniendo todas las demás cosas subsistiendo en El; como Jehová, la misma misericordia, perdonando y olvidando todos los pecados que la humanidad comete contra El, tan pronto como se arrepienten y se vuelven a El. En una palabra, cuando pensamos en, el Dios Altísimo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, hemos de pensar en El como Jehová, Unidad en la Trinidad, Trinidad en la Unidad, tres personas, un ser, una esencia, un Señor, un Jehová, bendito para siempre. Este es el Ser Todopoderoso y glorioso que el Salmista menciona aquí cuando dice: «Alabad el nombre de Jehová.» William Beveridge Alabadle, siervos de Jehová. No alabamos bastante; no podemos alabar demasiado. Deberíamos estar siempre haciéndolo; respondiendo a la orden dada aquí: Alabad, alabad, alabad. Que el Dios trino reciba las alabanzas de nuestro espíritu, alma y cuerpo. Por el pasado, el presente y el futuro, rindamos un triple aleluya. C. H. S. Porque no haremos nada fuera de lugar alabando al Señor como siervos. Y si tuviéramos que ser sólo siervos para siempre, deberíamos alabar al Señor; ¿cuánto más deberían estos siervos alabar al Señor, habiendo obtenido el privilegio de hijos? Agustine Vers. 1, 2 y 3. Cuando Gotthold un día pasaba por delante de un mercader, oyó las notas de un Salmo con el que la familia estaba concluyendo su comida matutina. Se sintió profundamente afectado, y, con el corazón conmovido, se dijo: «¡Oh Dios mío, cuán agradable a mis oídos es el sonido de tu alabanza, y qué consolador a mi alma el pensamiento de que todavía hay unos pocos que te bendicen por tu bondad!» Por desgracia, la mayor parte de la humanidad se ha brutalizado, y se parece a los cerdos, que cuando llega la cosecha se hartan y engordan de bellotas bajo el roble, pero no muestran hacia el árbol que se las da más gratitud que frotarse la espalda con la corteza y gozar el suelo alrededor. Nuestra alma debería ser como una flor, que no recibe meramente la suave influencia del cielo, sino que a su vez, como en gratitud, exhala un perfume dulce y placentero. Nuestro deseo debería ser, como el de un hombre piadoso, que nuestros corazones se disolvieran como incienso en el fuego del amor, y desprendieran la suave fragancia de la alabanza; o como el santo mártir que decía estar dispuesto a ser consumido si de sus cenizas habían de brotar flores para la gloria de Dios. Deberíamos estar dispuestos con nuestra misma sangre a fertilizar el jardín de la iglesia y hacerlo más productivo en el fruto de la alabanza. Bien, pues, Dios mío, te alabaré y ensalzaré con todo mi corazón y boca hasta lo sumo de mi poder. ¡Oh, que sin las interrupciones que implican el comer, beber y dormir, pueda aplicarme a esta vocación celestial! Cada bocado de aire que inspiro está mezclado con la bondad que preserva mi vida; que cada aliento que exhale sea mezclado por lo menos con el sincero deseo de tu honor y alabanza. Christian Scriver Vers. 3. Alabad a JAh, porque es bueno. El es tan bueno que todo lo bueno se halla en El, fluye de El y es concedido por El. Dios es la esencia de la bondad. ¿No hemos de hablar de ella? Cantad salmos a su nombre, porque El es benigno. La mente se expande, el alma es elevada, el corazón se calienta, todo el ser se llena de deleite cuando estamos ocupados en cantar las alabanzas de nuestro Padre, Redentor, Consolador. Cuando en alguna ocupación se unen la 669 bondad y el placer, la proseguimos sin detenernos; con todo, es de temer que pocos cantemos al Señor en la proporción en que hablamos a los hombres. Vers. 4. Porque JAh ha escogido a Jacob para sí. La elección es uno de los argumentos más poderosos para adorar con amor. ¡Escogido, escogido para sí! ¿Quién puede estar bastante agradecido por estar afectado por este privilegio? «A, Jacob amé», dice Jehová, y no da razón por su amor, excepto que El decidió amarle. Jacob no tenía entonces nada bueno ni malo que ofrecer, y, con todo, el Señor decidió esto y habló de esta manera. Si se dice que la elección fue hecha con visión anticipada del carácter de Jacob, la cosa es quizás aún más notable; porque había poco en Jacob que mereciera una elección especial. Por naturaleza Jacob no era en modo alguno un hombre que inspirara amor. No, fue la gracia soberana que dictó la decisión. C. H. S. Jacob, Israel. ¡Oh, bendito sea Dios que me ha escogido para entrar en el número de su pueblo especial! Muchos no tienen el conocimiento de Dios, y otros viven en la iglesia, pero son carnales; y que yo sea uno de su pueblo peculiar, un miembro del cuerpo místico de Cristo, ¡oh qué privilegio tan grande! Y ¿qué fue lo que le llevó a hacer esto? Nada excepto la gracia gratuita. Por tanto, alabado sea el Señor. Thomas Manton Posesión suya. ¿No va a asegurar sus joyas un hombre que no es descuidado en sus cosas? «Y ellos serán míos, dice Jehová, mi propiedad personal, en el día en que yo actúe, y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve» (Malaquías 3:17). Si se incendia una casa, lo primero de que tendrá cuidado el propietario es de su esposa e hijos; luego, de sus joyas y, finalmente, de la madera y otras cosas. Cristo aseguró primero a su pueblo, que son sus joyas; cl mundo es madera y otras cosas. Richard Mayhew Vers. 5. Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. La grandeza de Dios es una razón para que le adoremos tanto como su bondad, una vez estamos reconciliados con El. Dios es grande positivamente, grande relativamente y grande superlativamente: «grande sobre todos los dioses». De esto el Salmista estaba plenamente persuadido. Dice, afirmando: «Sé». Es conocimiento que vale la pena poseer. Sabe por observación, inspiración y realización; no era un agnóstico, estaba cierto y seguro de la cosa. C. H. S. La palabra «yo» es muy enfática en el original. Sea lo que sea con los demás, yo tengo la experiencia personal y preciosa de la grandeza del poder de Jehová y de su infinita supremacía sobre todos los demás dioses. El autor del Salmo puede hablar, o bien de todo Israel como una unidad, o quizás ha formado este Salmo de modo que cada uno de los fieles pueda decir esto de sí mismo como su propio testimonio. Henry Cowles ¡En qué fundamento tan firme planta su pie el Salmista: «Yo sé»! Es bueno oír a los hombres de Dios hablar con esta confianza sosegada, indudable, segura, tanto si es sobre la bondad del Señor como de su grandeza. 670 Hay un conocimiento que termina en la cabeza, como el rayo en la cumbre de una montaña, que no deja rastro tras de sí; y hay un conocimiento que, como un arroyo fertilizante, penetra en los recovecos del corazón y da por resultado los frutos de la santidad, el amor, la paz y el gozo para siempre. Barton Bouchier Vers. 6. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Su voluntad es realizada en todo el espacio. La orden del rey es válida por todo el universo los paganos dividían el gran dominio; a Júpiter le asignaban el cielo, d Neptuno el mar, a Plutón las regiones inferiores; Jehová reina sobre todo. Su decreto no es anulado, su propósito no es frustrado; en ningún punto lo que quiere es puesto a un lado. Jehová hace su voluntad; hace lo que quiere. Ninguno puede detener su mano. ¡Cuán distintas las ideas de los paganos respecto a sus dioses! ¡Cuán contrario incluso a las concepciones de Dios de ciertos llamados cristianos, que le subordinan a la voluntad del hombre! Nuestra teología no enseña semejantes nociones del Eterno, puesto que no puede ser burlado por los hombres. «Todo lo que quiere lo hace. No hay región demasiado elevada; no hay abismo demasiado profundo, tierra demasiado distante, mar demasiado ancho para su omnipotencia; su placer divino se cumple en todo el reino de la naturaleza. C. H. S. Vers. 7. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra. Aquí se nos enseña el poder de la creación. El proceso de evaporación pasa inadvertido para muchos, pero tiene lugar constantemente a su alrededor. Sus causas no llaman la atención del irreflexivo, pero son una maravilla para el instruido. Es el Señor el que lo ha dispuesto todo. ¿Qué sería una mera ley natural si su poder no la respaldara? C. H. S. El Dr. Halley hizo varios experimentos en Sta. Helena, referentes a la cantidad de agua que se evapora diariamente sólo en una milla cuadrada de superficie en el mar, y halló que ascendía a la cantidad de 6.194 toneladas diarias de agua. De la superficie del Mar Mediterráneo, en un día de verano se evaporan cinco millones de toneladas de agua. Podemos fácilmente calcular lo que significa esto en un año, y en dos mil años sería bastante para dejar vacío todo el mar si no se añadiera agua de varias procedencias: lluvias, ríos, corrientes desde el Atlántico. En cuanto al poder requerido para evaporar este agua, los cálculos de Mr. Joule nos dicen que si tuviera que hacerse por medio de calor artificial, carbón por ejemplo, se requeriría trillones de toneladas, una cantidad muy superior a la existente en todo el mundo; no olvidemos que este proceso silencioso y seguro ha venido realizándose desde hace millones de años. Samuel Kinns Hace los relámpagos para la lluvia. Hay una íntima relación entre el relámpago y la lluvia. Todo ello, ordenado por Dios, no una fuerza independiente. Las aguas siempre cambiantes, lluvias, vientos y corrientes eléctricas circulan como si fueran la sangre vital del universo. C. H. S. Todos admiten de buen grado que Dios es el autor de la lluvia, el trueno y el viento, en cuanto El originalmente estableció este orden de cosas en la naturaleza; pero el Salmista va más allá de esto, sosteniendo que cuando llueve, esto no es realizado por un instinto ciego de la naturaleza, 671 sino como consecuencia del decreto de Dios, que se complace a un tiempo en oscurecer el cielo con nubes, y en otro en aclararlo para que brille el sol. Juan Calvino Es un gran ejemplo de la sabiduría divina y su bondad el que el relámpago vaya acompañado por la lluvia para suavizar su furor e impedir sus efectos dañinos. Así, en medio del juicio, Dios recuerda la misericordia. Las amenazas de su Palabra contra los pecadores son como el relámpago; nos abrasarían si no fuera por sus promesas hechas en la misma Palabra a los penitentes, que, como una lluvia benéfica, desvían su furor y consuelan sus espíritus atemorizados. George Horne Vers. 8. El es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia. Aquí hay motivo para alabar al Señor, porque esta mortandad fue un acto de justicia contra Egipto y de amor hacia Israel. ¡Qué golpe tan terrible! ¡Todo primogénito muerto en un momento! ¡Cuán horrible ha de haber sido para la nación y cómo debe haber dejado aterrados a los enemigos de Israel! Las bestias, a causa de su relación con el hombre, sufren en muchas formas como él. El primogénito de las bestias ha de morir como el primogénito de sus dueños, porque el golpe tenía por objeto dejar consternados a los egipcios, y realizó su propósito. El primogénito de Dios había sido herido gravemente, y fue librado por el Señor al aplicar a sus opresores un trato equivalente. ¿Es, pues, Dios injusto? ¿Se venga Dios? No, en modo alguno. Esto es un acto de retribución. Los egipcios habían matado a los hijos de los israelitas, echándolos al río. Ahora la aflicción ha caído sobre ellos; se ven privados del deleite de sus ojos; y todos los primogénitos mueren, desde el primogénito de Faraón que se sentaba en el trono hasta el primogénito del cautivo que se hallaba en una mazmorra. Thomas Millingthon Vers. 10. Destruyó a muchas naciones. Es mejor que los malos sean destruidos cien veces que no que tienten a los que todavía son inocentes a que se añadan a su compañía. Pensemos cuál habría sido nuestro destino, y el destino de todas las naciones bajo el cielo hasta este momento, si la espada de los israelitas los hubiera eximido. Incluso tal como quedaron las cosas, los pocos cananeos que quejaron y las naciones circundantes tentaron a los israelitas con sus prácticas idólatras, según leemos, llevando al pueblo de Dios a apartarse de su servicio al mismo. Pero si los paganos hubieran vivido en la tierra como sus iguales, y más aún, se hubieran casado en abundancia con los israelitas, ¿cómo habría sido posible, hablando humanamente, que hubiera sobrevivido algún destello de la luz de la verdad de Dios hasta la venida de Cristo? ¿No habrían perdido los israelitas su carácter peculiar? Y aun si hubieran retenido el nombre de Jehová como el de su Dios, ¿no se habrían formado de El nociones indignas de sus atributos y le habrían adorado con prácticas tan abominables como las que ofrecían los moabitas a Quemós, o los filisteos a Dagón? Pero, en esta lucha del destino de las naciones de Palestina, dependía la felicidad de la raza humana. Los israelitas no luchaban sólo por ellos mismos, sino también por nosotros. Puede considerarse, pues, que estaban luchando contra los enemigos de toda la humanidad; es posible que se sintieran tentados por el mismo hecho de su diferenciación a despreciar a las otras 672 naciones; con todo, hicieron la obra de Dios; con todo, preservaron intacta la simiente de la vida eterna, y fueron los vehículos de bendición a todas las demás naciones, aunque ellos mismos no disfrutaron de ella. Thomas Arnold Vers. 13. Oh Jehová, eterno es tu nombre. El nombre de Dios es eterno y nunca será cambiado. Su carácter es inmutable; su fama y su honor permanecerán por toda la eternidad. Siempre habrá vida en el nombre de Jesús, y dulzura y consolación. Aquellos que son nombrados del nombre de Jehová en verdad serán preservados por él, y guardados de todo mal, para siempre jamás. Y mi recuerdo, oh Jehová, de generación en generación. Los recordatorios se pasan, pero el recuerdo del Señor permanece para siempre. Qué consuelo para la mente abatida, que tiembla por el arca del Señor ¡No, precioso Nombre, tú nunca perecerás! La fama del Eterno nunca se apagará. C. H. S. Vers. 15. Ahora llegamos a la denuncia que hace el Salmista de los ídolos, que sigue de modo natural su panegírico del único Dios vivo y verdadero. Vers. 15. Los ídolos de los gentiles son plata y oro, obra de manos de hombres. Su material esencial es metal inerte; sus atributos no son sino las cualidades de las sustancias inertes; y la forma que exhiben se deriva de la habilidad y labor de los que los adoran. Es el colmo de la locura el adorar a productos metálicos. Uno podría pensar que es menos absurdo el adorar las manos de uno que adorar lo que estas manos han hecho. Con todo, el amor pagano a sus deidades abominables es superior al de la plata y el oro; sería elogioso que algunos de los llamados creyentes en el Señor tuvieran tanto amor para El. C. H. S. Herodoto nos cuenta que Amasis tenía un gran lavatorio de oro, en el cual él y sus huéspedes se lavaban los pies. Lo fundió un día e hizo un dios de metal, que los egipcios adoraban con devoción. Y es difícil distinguir entre la diferencia que hacen aún hoy algunos católico romanos entre un ídolo y una imagen, por lo menos para la mente de los que adoran frente a la imagen. John Trapp Vers. 15, 16, 17. El rev. John Thomas, un misionero a la India, estaba un día viajando solo por el campo cuando vio a una gran multitud de gente que esperaba cerca de un templo de ídolos. Fue hacia ellos y, tan pronto como se abrieron las puertas, entró en el templo. Viendo a un ídolo levantado por encima de la gente, se dirigió hacia él osadamente, levantó la mano y pidió silencio. Entonces se puso los dedos sobre los ojos y dijo: «¡Tiene ojos, pero no ve! ¡Tiene oídos, pero no puede oír! ¡Tiene nariz, pero no puede oler! ¡Tiene manos, pero no puede palpar! ¡Tiene boca, pero no puede hablar! ¡ Ni tampoco hay aliento en él!» En vez de ser agredido por los fieles en el templo por insultar a su dios y a ellos mismos, los nativos se quedaron sorprendidos; y un anciano brahmán quedó tan convencido de su locura, por lo que había dicho Mr. Thomas, que añadió gritando: «¡Tiene pies, pero no puede correr!» El 673 pueblo se puso a gritar, y, avergonzados de su necedad, dejaron el templo y se fueron a sus casas. The New Cyclopaedia of Illustrative Anecdote Vers. 16. Tienen boca. Jehová habla, y se hace; pero estas imágenes no pronuncian nunca una palabra. Sin duda, si pudieran hablar, reprenderían a los que les rinden culto. ¿No es su silencio todavía una reprobación más enérgica? Cuando nuestros maestros filosóficos niegan que Dios haya hecho revelación alguna de sí mismo, a la vez confiesan que su dios es mudo. C. H. S. Vers. 16 y 17. Tienen orejas, y no oyen. Una fantasía, una imaginación, puede ser tomada por una inspiración. Es cierto; pero ¿podemos por ello decir que toda inspiración es un error? Un guijarro no es un diamante, sí; pero ¿debe por ello un diamante ser un guijarro? El confesar a un Dios que no habla a los hombres, es igual a confesarlo y luego denegarlo; de toda idolatría, el resultado es tener dioses a la vez sordos y mudos. John Byrom Vers. 17. Tienen orejas, pero no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Parece que estos dioses paganos son mudos, ciegos y sordos sin duda una incapacidad muy seria. Están muertos; no hay señal de vida perceptible en ellos; y no conocen lo que es respirar, que es la esencia de la vida animal. ¿Ha de perder su aliento el hombre clamando a un ídolo que no respira? ¿Ha de ofrecer la vida peticiones a la muerte? Sin duda, esto es volver las cosas patas arriba. C. H. S. Vers. 18. Semejantes a ellos. En cierta montaña de Alemania se ve un fenómeno singular, conocido como el Espectro de los Brocken. FI viajero que al amanecer está de pie en la cresta más alta, contempla un espectro de colosales proporciones. Pero, de hecho, es su propia sombra proyectada sobre las brumas de la mañana por el sol que se levanta; y que imita, naturalmente, todo movimiento del que es causa de la misma. Así las naciones paganas han confundido su propia imagen por la Deidad. Sus dioses despliegan las debilidades y pasiones humanas, y escasas virtudes, proyectadas y magnificadas sobre los cielos, tal como las pequeñas figuras de la transparencia en la linterna mágica se proyectan, en gran tamaño, iluminadas sobre una sábana blanca. De Elan Foster: New Cyclopaedia of lllustrations Y todos los que en ellas confían. Hay algunos que creen en una regeneración bautismal, que en realidad no renueva la naturaleza, y los hace miembros de Cristo e hijos de Dios, si bien no tienen nada del espíritu de Cristo ni las señales de la adopción. Podemos ahorrarnos esta imitación de la obra divina, para no caer en otro tipo de idolatría. C. H. S. 674 *** SALMO 136 No sabemos quién escribió este Salmo, pero sabemos que era cantado en el Templo de Salomón (2º Crónicas 7:3-6), y que los ejércitos de Josafat lo cantaron en su victoria en el desierto de Tecoa. C. H. S. Salmo en conjunto: Cuando, en tiempo del emperador Constancio, san Atanasio fue atacado de noche en su iglesia de Alejandría por Sirianus y sus tropas, y muchos fueron heridos y asesinados, el obispo de Alejandría estaba sentado en su sitial y ordenó al diácono que empezara este Salmo, y el pueblo contestó, alternando: «Porque su misericordia es para siempre.» Christopher Wordsworth Vers. 1. Alabad a Jehová, porque Él es bueno. Damos gracias a nuestros padres; demos gracias a nuestro Padre celestial; estamos agradecidos a nuestros benefactores; demos gracias al Dador de todo bien. C. H. S. Porque para siempre es su misericordia. Esto se repite cuatro veces en el Salmo 118:l-4. Esta frase es el asombro de Moisés, la suma de la revelación y la esperanza del hombre. James G. Murphy Hay muchas cosas buenas en la Palabra de Dios, pero el nombre de misericordia es la palabra más dulce de todas las Escrituras y hace que David la repita veintiséis veces en este Salmo. Henry Smith La misericordia es agradable a Dios. No le cuesta mucho tener misericordia. Es su deleite; nunca nos cansamos nosotros de recibirla; por tanto, El no puede cansarse de darla; porque es mayor bendición el dar que el recibir; así también Dios tiene más contento en una cosa que en la otra. Robert Harris La bondad de Dios es una fuente; nunca se seca. Así como la gracia es desde el comienzo del mundo (Salmo 25:6), también persiste hasta el fin del mundo, una generación tras otra. La salvación no es algo temporal; la gracia no va unida a estaciones. Noé tuvo parte en esta salvación lo mismo que Abel; Moisés igual que Jacob; Jeremías igual que David; Pablo igual que Simeón. Los propósitos de gracia de Dios no los ahogó el diluvio, el humo de Sinaí no los sofocó, la cautividad no los terminó, el fin del mundo (según Pablo) no los determina. Porque Cristo, por quien la tenemos, fue inmolado desde el principio (san Juan nos lo dice). Cristo fue antes que Adán; El mismo lo dice. Y Clemente de Alejandría hace injusticia a Marción (aunque éste fuera un hereje) al acusarle de defender que Cristo salvó a aquellos que habían creído en El antes de su encarnación. La sangre de los animales bajo la ley era un tipo de Cristo. Y las cicatrices de sus heridas se ven todavía, y siempre, hasta que El venga para juicio. El apóstol dice: Él es hen y hodi y semper idem: Cristo es el mismo ayer y hoy y para siempre. Richard Clerke 675 Vers. 1 y 3. Alabad, dad gracias. ¿Cómo? ¿Dar gracias a Dios por todo, suceda lo que suceda, por negras que sean las nubes? Sí, da gracias a Dios por todo, Porque te guía fielmente, de la mano, hasta tu patria bendita. ¿Cómo? ¿Dar gracias por esta senda solitaria que me ha dado; por un camino que cada día parece alejarse del cielo? Sí, da gracias a Dios porque te guía de la mano hasta tu patria bendita. Te resguarda de todo daño con su escudo si la ruta es empinada, te sostiene con su brazo y te preserva seguro, aunque tú no lo entiendas, hasta que llegues a tu patria. ¡Qué bendición será que Él, que conoce lo que es bueno para ti, te proteja en el camino del mal mientras vas avanzando por él. Confía, pues, en El, y no dejes su mano, mientras te guía hacia tu patria. El Tesoro Cristiano Vers. 2. Alabad al Dios de los dioses. Si el pagano da culto a sus dioses con celo, ¡cuánto más debemos nosotros dárselo al Dios de dioses el único Dios verdadero y real! Algunas personas necias han deducido de este versículo la idea de que los israelitas creían en la existencia de muchos dioses y, al mismo tiempo, que Jehová era el principal de ellos; pero esto es una inferencia absurda, puesto que los dioses que tienen a Dios por encima de ellos no es posible que sean dioses a su vez. Porque para siempre es su misericordia. ¡Imaginémonos a la Deidad suprema sin misericordia para siempre! Sería, más bien, una fuente de terror que una fuente de agradecimiento como es ahora. C. H. S. Vers. 4. Al único que hace grandes maravillas. ¿Qué han hecho los dioses de los paganos? Si la cuestión ha de resolverse por sus hechos, Jehová es verdaderamente «único». Es en extremo maravilloso que los hombres adoren dioses que no pueden hacer nada y olviden al Señor, que es el único que hace grandes maravillas. C. H. S. 676 Es el «único» que hace grandes maravillas? Esto significa que El las hace por sí mismo, sin ayuda, sin colaboración de sus criaturas. Como el Nilo desde Nubia al Mediterráneo se desliza en una longitud de mil trescientas millas en solitaria grandeza, sin recibir ni un afluente, en tanto que él dispensa fertilidad y abundancia por donde pasa, así también «sólo» nuestro Dios hace maravillas (ver Deuteronomio 32:12; Salmo 72:18, etc.). No necesita ayuda; por sí solo Él hace la obra, y todas sus obras son dignas de Dios. Así pues, no tenemos necesidad de otro; somos independientes de todos los demás; todas nuestras fuentes se hallan en El. Andrew A. Bonar Los cristianos no deberían avergonzarse de los misterios y milagros de su religión. Algunas veces, en los últimos años, se ha manifestado una disposición a retraerse de la defensa de lo sobrenatural en la religión. Esto es un gran error. Si se renuncia a los milagros en la verdadera religión no queda nada que tenga poder suficiente para conmover al corazón para adorar; y sin adoración no hay piedad. Wm. Plumer Cuanto más vivo, oh Dios mío, más me asombro de las obras de tus manos. Veo a un artífice tan admirable en la más pequeña y humilde de todas tus criaturas, que cada día me asombra más la observación. No necesito mirar hasta el cielo para hallar material de que maravillarme aunque lo hay allí infinitamente glorioso; me basta ver una araña en mi ventana, o una abeja en el jardín, o un gusano a mis pies; cada uno de ellos me abruma con un sentimiento de asombro; con todo, no puedo ver más que su exterior; su interior, que es la sede de su ser y actividades, no puedo penetrarlo. Cuanto menos puedo comprender, Señor, más me asombro; y cuanto menos quedo satisfecho en lo que entiendo, más me maravillo de tus obras; déjame, pues, adorarte más a Ti por tu omnipotencia, que las has hecho todas. Joseph Hall Vers. 5. Al que hizo los cielos con maestría. Hayamos que Dios ha formado los cielos con sabiduría, para declarar su gloria y mostrar la obra de sus manos. No hay quien sostenga con su mano los planetas en sus órbitas, pues se mueven libremente en el espacio, sin cambiarlas, sin ser perturbados por nada en sus majestuosos círculos. Todo el sistema forma una gran pieza complicada de maquinaria celestial; círculo dentro de círculo, rueda dentro de rueda; revoluciones tan rápidas que se completan en unas horas, movimientos tan lentos que para contar su período se necesitan millones de años. The Orbs of Heaven Vers. 6. Al que extendió la tierra sobre las aguas. Son pocos los que piensan en la sabiduría y poder divinos que realizaron todo esto; no obstante, si un continente se ha levantado o ha caído una pulgada dentro del recuerdo histórico, el hecho es registrado en los intercambios de las sociedades científicas y discutido en las reuniones de los filósofos. C. H. S. 677 Vers. 7. Al que hizo las grandes lumbreras. El Salmista está haciendo un cántico para la gente común, no para los sabios, y así canta al sol y la luna que aparecen ante nosotros como las grandes lumbreras. C. H. S. Vers. 8. Porque para siempre es su misericordia. Día tras día proclaman la misericordia del Señor; cada rayo de sol es una misericordia, porque cae sobre pecadores que no los merecen y que sin ellos tendrían una tierra sumida en las tinieblas más hoscas, y la tierra sería un infierno. C. H. S. Vers. 9. La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche. Así que en todas las edades la luna ha sido considerada por toda clase de hombres con sentimientos de gozo y de admiración. Homero Gozamos de todas las ventajas que nos ofrecen los astros, como si hubieran sido creados solamente para el uso de nuestro mundo, en tanto que, al mismo tiempo, sirven a la diversificación del cielo nocturno de otros planetas, y para difundir su luz e influencia sobre millares de millares de otros mundos con los cuales están relacionados mas directamente, de modo que, en este aspecto, así como en todos los demás, el Todopoderoso produce los efectos más sublimes y diversificados por los medios más simples y económicos, y hace que cada una de las partes del universo esté subordinada a las otras y al bien del conjunto. Thomas Dick Cuando Napoleón cruzó el Mediterráneo en su expedición a Egipto, llevó consigo a una compañía de sabios que prestaron grandes servidos en muchas maneras. Entre ellos, sin embargo, como podía esperarse en aquella época, había no pocos de la escuela de Diderot y de Voltaire. Napoleón, para su propia instrucción y diversión a bordo, animaba las discusiones entre ellos, y en una ocasión ellos emprendieron la tarea de mostrar, por medio de lógica y metafísica infalibles, que no hay Dios. Bonaparte, que aborrecía a todos los ideólogos, razonadores abstractos y demostradores lógicos, no importaba qué trataran de demostrar, no intentó discutir con ellos, pero, yendo a cubierta, y señalando las estrellas en el cielo de la noche, les replicó a modo de contra-argumento: «¡Muy bien, señores! ¿Quién las hizo?» George Wilson Porque su misericordia es para siempre. Los guías e iluminadores nocturnos de los hombres, en tierra y mar, no son para un período determinado, sino que son para siempre. Brillaron sobre Adán y brillan sobre nosotros. Así pues, son una garantía de la gracia sin fin hacia los hombres. C. H. S. Vers. 12. Porque su misericordia es para siempre. Si con una plaga no les deja partir, entonces habrá diez; pero acabarán siendo libres a la hora designada; ni un israelita quedará bajo el poder de Faraón. Dios va a usar no sólo su mano, sino su brazo. Su poder extra-ordinario será puesto en acción, y su propósito de misericordia no fallará. C. H. S. Vers. 13. Al que dividió el Mar Rojo en dos partes. El abrió un camino sobre el fondo del mar, haciendo que se dividieran las aguas a uno y otro lado. Los hombres niegan los milagros, pero si 678 admitimos que hay un Dios, es fácil creer en los milagros. Como me sería necesario ser un ateo para poder negar lógicamente los milagros, prefiero la dificultad mucho menor de creer en el poder infinito de Dios. Él hace que las aguas del mar, permanezcan en su sitio, y El puede también hacer que se separen. El puede hacer precisamente lo que quiere, y hará lo que sea necesario para la liberación de su pueblo. C. H. S. Vers. 14. Porque su misericordia es para siempre. La misericordia abrió la ruta, la misericordia alentó a la hueste de Israel, la misericordia les hizo descender, y la misericordia los hizo subir al otro lado. La misericordia llega hasta el fondo del mar. La misericordia puede llegar a esto: no hay fin a la misma, no hay obstáculo en su camino, no hay peligro para los creyentes cuando Jehová está alrededor y dice: «Adelante». Sea éste nuestro santo y seña, como fue el de Israel, porque la misericordia nos rodea por todas partes. A través del fuego o a través del mar, su misericordia nos ha de guardar C. H. S. Vers. 15. Porque su misericordia es para siempre. El pecado es pura auto condenación. El pecador se hunde porque decide hacerlo, y si descubre un día que ya es demasiado tarde para poder regresar, ¿no ha de recaer su sangre sobre su propia cabeza? El que es impenitente, por terrible que sea su destino, no es un testigo en contra de la misericordia, sino que ésta aumenta su miseria, porque persistió desafiando la misericordia y no quiso ceder a Aquel cuya misericordia es para siempre. C. H. S. Vers. 16. Al que pastoreó a su pueblo por el desierto. Los tratos de Dios son misteriosos, pero han de ser rectos, simplemente porque son suyos. ¡Qué multitud de misericordias hay comprendidas en el hecho de conducir una multitud tan inmensa por una región en la que no hay provisiones ni para un solo caminante! C. H. S. Vers. 18-20. La persona irreligiosa en nuestros tiempos puede aprender de esto a vigilar en qué forma cometen injusticias contra los fieles. Dios es «sabio en el corazón y poderoso en fuerza» (Job 9:4). ¿Quién hay que haya intentado oponerse con furor contra su pueblo y haya prosperado? Por amor a ellos destruyó a reyes grandes y poderosos. A Sehón rey de los amorreos... y a Og rey de Basán. El puede arrancar las ruedas de tu carro, derribarte, hacer que tu corazón desfallezca de temor, y en un momento demandarte el alma; mejor sería que te colgaran del cuello una piedra de molino y te echaran al mar, que no que escandalizaras al más pequeño de estos fieles; pues Dios los ama con ternura, como a la niña de su ojo. John Barlow Vers. 20. Y a Og rey de Basán. Este era de la raza de gigantes, pero fue derrotado como un pigmeo cuando entró en lucha con el Dios de Israel. El pueblo de Israel fue llamado a combatir contra él, pero fue Dios quien ganó la victoria. C. H. S. 679 Vers. 20. Cuando Og rey de Basán entró en el campo de batalla era un gigante, un enemigo terrible, pero él también cayó. Y la misericordia que dio cuenta de enemigos tan grandes y fuertes, uno tras otro, «permanece para siempre». Cuando el Anticristo apreste sus huestes en los últimos días para atacar la iglesia, uno tras otro, los grandes, los famosos, los poderosos, los nobles, los gigantescos, todos perecerán: «porque para siempre es su misericordia.» Andrew A. Bonar Vers. 23. En nuestro abatimiento se acordó de nosotros. El hecho de que el Señor piense en nosotros ya es un acto de misericordia. Nuestro estado era lamentable, éramos mendigos en plena miseria. Nuestra condición era de abatimiento, enfermedad, pobreza, pecaminosa, sin amor, sin fe, sin ninguna otra gracia; y, con todo, el Señor no nos había olvidado, no nos había sacado de su mente como algo muerto, sino que nos recordaba todavía con ternura. Nosotros pensábamos que éramos demasiado insignificantes y sin valor para que El nos recordará, pero nos recordaba. C. H. S. La palabra «recordar» está llena de significado. Es pensar en otro, en oposición a olvidar. Pero el hecho de que otro nos tenga en su memoria no significa que haya de resultar ningún beneficio para nosotros. Pero no podemos estar en la memoria de Dios sin que ello sea un beneficio para nosotros. Porque su misericordia es para siempre. No hay razón alguna para que nos sea dado algo de gracia, sino la gracia misma; no hay razón para recibir misericordia, sino la misma misericordia. Se acordó de nosotros, «porque para siempre es su misericordia». Ralph Venning Vers. 24. Y nos rescató de nuestros enemigos. El pecado es nuestro enemigo, y somos redimidos del mismo por la sangre expiatoria; Satanás es nuestro enemigo, y somos rescatados del mismo por el poder del Redentor; el mundo es nuestro enemigo, y somos rescatados del mundo por el Espíritu Santo. Somos rescatados; gocemos de nuestra libertad; Cristo ha obrado nuestra redención; alabemos su nombre. C. H. S. Si el final de una misericordia no fuera el comienzo de otra, estaríamos perdidos. Philip Henry Vers. 25. El que da alimento a todo ser viviente. Se dice de Edward Taylor, conocido, más bien, como «Padre Taylor», el marinero predicador de Boston, que sus oraciones eran más bien expresiones de una mente oriental, abundante en imágenes, que de hijo de nuestros climas fríos occidentales. El domingo antes de partir para Europa, estaba rogando al Señor que cuidara bien de su iglesia durante su ausencia. De repente se paró y exclamó: «¿Qué he hecho? ¿Desconfiar de la providencia del cielo? Dios, que da a una ballena toneladas de arenques para desayunar, ¿no va a cuidar a mis hijos?»; y prosiguió, terminando su oración en un tono de mayor confianza. C. H. S. *** SALMO 137 680 Esta oda quejumbrosa es una de las composiciones más encantadoras de todo el libro de los Salmos, por su poder poético. Si no fuera inspirada, ocuparía un lugar muy elevado en poesía, especialmente la primera parte de la misma, que es tierna y patriótica en alto grado. Que hallen faltas en ella los que nunca han visto su templo incendiado, su ciudad en ruinas, sus esposas violadas y sus hijos degollados; es posible que no hablaran con bocas de terciopelo si hubieran sufrido de esta manera C. H. S. Salmo en conjunto: En cada una de sus líneas se pueden oír el gemido del cautivo, el lamento del exilio y el suspiro de los santos. W. Ormiston Vers. 1. Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos. Se sentaban en pequeños grupos y se lamentaban en común, mezclando sus recuerdos con sus lágrimas. Los ríos eran hermosos, sí, pero eran los ríos de Babilonia, y el suelo en que se sentaban los hijos de Israel era tierra extranjera, y por ello lloraban. Los que venían a interrumpirlos eran ciudadanos de la ciudad que los había destruido, y no deseaban su compañía. Todo recordaba a Israel su destierro de la ciudad santa, su servidumbre bajo la sombra del templo de Bel, su impotencia frente a un enemigo cruel; y, por tanto, sus hijos e hijas estaban sentados y afligidos. C. H. S. Y aun llorábamos, acordándonos de Sión. No lloraban cuando recordaban las crueldades de Babilonia; el recuerdo de la opresión dura secaba sus lágrimas, y hacía que sus corazones ardieran de ira; pero cuando volvía a su mente la ciudad amada con sus solemnidades, HO podían por menos que derramar lágrimas. Así es con los verdaderos creyentes cuando ven a la iglesia maltratada y se ven incapaces de hacer nada en su socorro; podríamos soportar cualquier cosa menos esto. En nuestros tiempos, la Babilonia del error hace estragos en la ciudad de Dios, y los corazones de los fieles se sienten dolorosamente heridos cuando ven la verdad derribada por las calles y la incredulidad creciente entre los que profesan ser siervos del Señor. Protestamos, pero al parecer es en vano; la multitud sigue ciegamente a sus ídolos. C. H. S. Un hombre piadoso siente en su corazón las miserias de la iglesia. He leído de ciertos árboles, cuyas hojas, si se cortan o se tocan, se encogen y durante un tiempo penden de su tallo; entre los cristianos existe esta especie de simpatía espiritual; cuando otras partes de la iglesia están sufriendo, ellos lo sienten como si tocaran a sus propias personas. Ambrosio dice que cuando Teodosio estaba enfermo de muerte, estaba más preocupado acerca de la iglesia de Dios que de su propia enfermedad. Thomas Watson ¿Qué deberíamos hacer, pues, en nuestra ausencia de otra clase de Jerusalén? La de ellos era una Jerusalén terrena, antigua, robada, saqueada, incendiada; la nuestra es una Jerusalén celestial, nueva, en la que no se ha disparado una flecha, ni se ha oído el ruido de la trompeta llamando a la batalla; ¿quién no lloraría estando ausente de ella? Walter Balcanqual Vers. 1-6. Hay ocasiones en que el mundo no se burla del cristiano. Con frecuencia el cristiano está lleno de un gozo tan especial que el mundo se maravilla en silencio. Con frecuencia hay un 681 espíritu manso y quieto en el cristiano que desarma toda oposición. La blanda respuesta quita la ira; y sus muchos enemigos se ven forzados a estar en paz con él. Pero espera hasta que llega el día de la oscuridad para el cristiano; espera hasta que el pecado y la incredulidad le han llevado a la cautividad; espera hasta que se ve expulsado de Sión y desterrado lejos y esté sentado llorando; entonces el mundo cruel incrementa su aflicción; entonces le piden que esté contento y cante; y cuando ven las lágrimas descendiendo por su mejillas, le piden con burla ruin: «¿Qué Salmo cantas hoy?» «Cántanos uno de los cánticos de Sión.» Incluso Cristo sintió esta amargura cuando colgaba de la cruz. A todo cristiano verdadero le gusta la alabanza, y los cristianos más santos la tienen en más estima Pero cuando el creyente cae en pecado y oscuridad su arpa cuelga del sauce, y no puede cantar el cántico del Señor, porque está en tierra extraña. Con frecuencia halla, cuando ha caído en el pecado y la cautividad, que ha caído entre deleites mundanos y amigos mundanos. Hay mil placeres que le tientan a que se establezca allí; pero si es un hijo verdadero de Sión, nunca puede reposar en una tierra extraña. Mirará los placeres del mundo y del pecado, y dirá: «Un día en tus atrios es mejor que mil fuera de ellos». «Si me olvido de ti, oh Jerusalén, que mi mano derecha olvide su destreza.» Robert Murray M'cheyne Vers. 2. Colgábamos nuestras arpas en los sauces que hay en medio de ella. La música tiene encantos que dan reposo al espíritu inquieto; pero cuando el corazón está triste, es una burla para su aflicción. Los hombres ponen a un lado sus instrumentos de alegría cuando la nube espesa oscurece sus almas. C. H. S. Sauces. Es un hecho curioso que durante el período de la «Commonwealth» (o república) en Inglaterra, cuando Cromwell, como político prudente, dio permiso a los judíos para establecerse en Londres y tener sus sinagogas, éstos acudieron allí en número suficiente para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos en tiendas, entre los sauces de las riberas del Támesis. Muchos fueron a observarlos, especialmente los aprendices de Londres, de modo que les causaron inconvenientes y fue necesario que las autoridades locales les protegieran. No que les insultara nadie; era bastante la curiosidad natural producida por un espectáculo nuevo y extraordinario, para estorbar sus actividades privadas y serles molestia. Maria Callcott Vers. 3. Cantadnos algunos de los cánticos de Sión. La naturaleza insultante de la petición se echa de ver si consideramos que el tema corriente de estos cánticos era la omnipotencia de Jehová y su amor hacia su pueblo escogido. William Keatinge Clay La moda, la frivolidad y la falsa filosofía se han aliado en una combinación formidable contra nosotros; y la misma verdad, la misma sinceridad y la misma integridad de principios que en cualquier otra causa sería estimada como respetable y noble, es despreciada y escarnecida cuando se refiere a la causa del Evangelio y sus sublimes intereses. Thomas Chalmers Vers. 4. ¿Cómo habíamos de cantar el cántico de Jehová en tierra extraña? Hay muchas cosas que hacen los no creyentes que ellos consideran muy naturales, y que los hombres bajo la gracia 682 no pueden permitirse. La pregunta «¿Cómo puedo...?» viene de una conciencia tierna, y denota una incapacidad de pecar que ha de ser cultivada con tesón. C. H. S. Además, los sentimientos de la vida presente son, con frecuencia, adversos a la alabanza. Los desterrados en Babilonia no podían cantar por hallarse bajo servidumbre. La mano de Dios había caído pesadamente sobre ellos. Dios tenía una controversia con ellos a causa de sus pecados. Ahora bien, los sentimientos de muchos de nosotros son de modo semejante adversos al canto al Señor. Algunos nos hallamos en gran tribulación. Hemos perdido a un amigo; estamos ansiosos por alguno de nuestros deudos; no sabemos en qué forma obtendremos el pan para mañana o el sostén para hoy. ¿Cómo podemos cantar al Señor? Además hay otra clase de aflicción, todavía más fatal, si fuera posible, para el ejercicio activo de la adoración. Y es un peso y una carga por el pecado no perdonado. Se pueden oír cantos procedentes de la mazmorra de Filipos; se pueden oír cantos de un lecho de muerte, o junto a una tumba abierta; pero no salen cánticos del alma que está bajo el peso del desagrado de Dios, real o imaginario, que es incapaz de captar la gracia y la vida para los pecadores que se hallan en Cristo Jesús. Esto, nos imaginamos, era la dificultad que oprimía al israelita en el exilio; que ciertamente es un impedimento ahora, para muchos, para que prorrumpan en alabanza cristiana. Y, además, hay una tierra aún más extraña al cántico del Señor que la tierra del pecado no perdonado, y es la tierra del pecado no abandonado. C. H. Vaughan El cántico de Jehová. No hay aflicción real en ninguna circunstancia a la que Dios nos ha llevado, o a la cual El nos guía y va con nosotros; pero cuando hay pecado y se ve que el sufrimiento es, no persecución sino juicio, no hay y no puede haber gozo; el alma se niega a ser consolada. Israel no puede cantar junto a las aguas de Babilonia. William De Burgh Vers. 5. Si me olvido de ti, oh Jerusalén. El Calvario, el monte de los Olivos, Siloé, ¡que fragancia exhalan del nombre que es sobre todo nombre! «¡Si me olvido de ti, oh Jerusalén!» ¿Puedo olvidar el lugar por donde El anduvo con frecuencia, donde pronunció palabras de misericordia, en que murió? ¿Puedo olvidar que sus pies se hallaban en el «monte de los Olivos, que está al oriente de Jerusalén»? ¿Puedo olvidar que se presentó en el Aposento Alto, y que allí cayeron las lluvias de Pentecostés? Andrew A. Bonar Vers. 6. Si de ti no me acordare. O bien nuestras camas son blandas o nuestros corazones duros si tenemos reposo cuando la iglesia es desolada, si no sentimos las duras cuerdas de nuestros hermanos a causa de lo mullidas que son nuestras camas. John Trapp Si no enaltezco a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría Si tal es el apego de un judío desterrado a su tierra natal, ¡cuánto más deberíamos amar nosotros a la iglesia de Dios, de la cual somos hijos y ciudadanos! ¡Qué celo debería ser el nuestro por su honor, su prosperidad! Nunca usemos como motivo de diversión o ligereza las palabras de la Escritura, o las cosas santas, no sea que seamos culpables de olvidar al Señor y su causa. Es de temer que muchas 683 lenguas han perdido el poder de cautivar a las congregaciones de los santos porque se han olvidado del Evangelio y Dios los ha olvidado a ellos. C. H. S. Vers. 7. Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén. No hemos de considerar las imprecaciones de este Salmo bajo otra luz que la profética. Están basadas en las muchas profecías que ya habían sido pronunciadas sobre el tema de la destrucción de Babilonia, si, como hemos de admitir, el Salmo que tenemos delante fue escrito después de la destrucción de Jerusalén. Pero estas profecías no se han cumplido en cada uno de sus puntos y deben cumplirse aun respecto a la Jerusalén mística, cuando el dominio del Anticristo se extenderá y la verdadera iglesia será introducida a la gloriosa libertad de los hijos de Dios cuando aparezca su Señor y Salvador Jesucristo en su propio reino. William Wison El odio de Edom era el odio que siente siempre la mente carnal, en su estado natural de enemistad contra Dios, hacia todo objeto elegido del favor divino. Jerusalén era la ciudad de Dios. «Arrasadla, arrasadla hasta sus cimientos», es el malévolo deseo de toda mente no regenerada contra todo edificio que haya en pie de la Piedra elegida del fundamento divino. La elección de Dios nunca gusta al hombre hasta que, por medio de la gracia, su propio corazón ha pasado a ser el receptor ferviente de esta misericordia contra la cual se rebelaba y cuyos efectos en los otros se negaba a admitir cuando él se hallaba en su estado natural. Desde Caín al Anticristo ha sido válida esta solemne verdad. Arthur Pridham *** SALMO 138 Este Salmo está colocado en el lugar apropiado. Fuera quien fuera quien editó y ordenó estos poemas sagrados, tenía buena vista para notar la oposición y el contraste; porque si en el Salmo 137 vemos la necesidad de silencio ante los provocadores y burladores, aquí vemos la excelencia de una confesión valerosa. Hay tiempos de silencio, no sea que echemos perlas a los cerdos; y hay tiempos de hablar abiertamente, no sea que se nos tache de cobardes. El Salmo es evidentemente de carácter davídico, exhibiendo toda la fidelidad, valor y decisión que conocemos en el rey de Israel y príncipe de los salmistas. Naturalmente, los críticos han procurado negar la paternidad de David a causa del hecho de que se menciona el Templo, aunque resulta que en uno de los Salmos que se admite fueron de David se menciona esta palabra. Muchos críticos modernos son lo que las moscas a la comida: no pueden hacer ningún bien, y a menos que se las ahuyente, causan gran mal. C. H. S. Vers. 1. Te alabaré con todo mi corazón. Su mente está tan absorta en Dios que ni menciona su nombre; para él no hay otro Dios, y Jehová es comprendido y conocido tan íntimamente por el Salmista, que al dirigirse a El ni piensa en mencionar su nombre, como no lo mencionamos al dirigirnos a un padre o a un amigo. Necesitamos un corazón quebrantado para lamentar nuestros pecados, pero un corazón entero para alabar las perfecciones del Señor. C. H. S. 684 Te alabaré. ¡Ay, que el crimen capital del pueblo de Dios es la esterilidad en la alabanza! ¡Oh, qué persuadido estoy de que una línea de alabanzas vale tanto como una página de oración, y una hora de alabanzas vale más que un día de ayuno y lamentación! John Livingstone Delante de los dioses te cantaré salmos. En estos días en que diariamente se inventan nuevas religiones y son establecidos nuevos dioses, es bueno saber cómo hay que obrar. El sentirse resentido es prohibido, y entablar controversia resulta en la propagación de la herejía el mejor método es seguir adorando personalmente al Señor con celo invariable, cantando con el corazón y la voz las alabanzas al Rey. ¿Niegan la divinidad de nuestro Señor? Adorémosle con mayor fervor. ¿Desprecian la expiación? Seamos más constantes en proclamarla. Si la mitad del tiempo que pasamos en concilios y controversias lo dedicáramos a la alabanza del Señor, la iglesia se hallaría en mejores condiciones y más fuerte de lo que es hoy día. C. H. S. Vers. 2. Me postraré hacia tu santo templo. Incluso así, el creyente fiel de estos días no ha de caer en la adoración supersticiosa, o la adoración del escepticismo, sino en la reverente adoración, como ordena el mismo Señor. Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad. La persona de Jesús es el templo de la Deidad, y en él contemplamos la gloria del Padre, «lleno de gracia y de verdad». Es sobre estos dos puntos que es atacado en estos días el nombre de Jehová: su gracia y su verdad. Se dice que es demasiado severo, demasiado terrible, y, por tanto, el «pensamiento moderno» desplaza al Dios de Abraham, Isaac y Jacob y establece una deidad contemporizante que ellos mismos han compuesto. En cuanto a nosotros, creemos firmemente que Dios es amor y que al ser consideradas todas las cosas se verá que el mismo infierno no es incompatible con la beneficencia de Jehová, sino que es en realidad una parte necesaria de su gobierno moral, una vez el pecado se ha introducido en el universo. Los verdaderos creyentes oyen el trueno de su justicia y, con todo, no dudan de su bondad. Pero no sólo atacan los hombres la bondad de Dios, sino que en estos días, al mismo tiempo, asaltan la verdad de Dios por todas partes. El cerdo está hollando las perlas, y nada le restringe; no obstante, las perlas quedan intactas, y no han sufrido daño alguno. C. H. S. La madre puede sacar acopio de consolación al comprender la condescendencia de Dios. El se interesará por su hijo si ella se lo encomienda; y El, que hizo el universo, en su infinita inteligencia, pensará en su cuna y el niño inerme, al cual la madre procura dormir. El enfermo puede sacar acopio de consolación del mismo origen, porque puede creer que Aquel que formó su cuerpo, pensará en los sufrimientos de este cuerpo y los aliviará o le dará fuerza para sobrellevarlos. Su condescendencia marca todos los tratos de Dios con su pueblo. Leemos de grandes máquinas que pueden doblar barras de hierro, y que tocan tan suavemente que no quiebran la cáscara de un huevo; y lo mismo es para ellos la mano del Altísimo; puede triturar un mundo y sanar una herida. Y tenemos gran necesidad de ternura en nuestro estado caído; poca cosa puede aplastarnos; tenemos almas tan débiles y magulladas que a menos que tengamos a uno que trate con ellas tiernamente pronto quedaremos destruidos. Philip Bennt Power 685 Tú has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas. Si Dios quiere puede hacer muchos otros mundos como éste; pero no puede hacer otra verdad, y, por tanto, no se va a perder una iota de la misma. Satanás, sabiéndolo, empeña todo su ingenio en la obra de desfigurarla por medio de doctrina falsa. La Palabra es un espejo en el cual vemos a Dios, y viéndole somos cambiados a su semejanza por el Espíritu. Si este espejo está resquebrajado, las concepciones que tenemos de Dios serán alteradas; en tanto que la Palabra, en su claridad prístina, nos lo pone delante de los ojos en toda su gloria. William Gurnall Dios nos ha enviado su Palabra como un espejo, para reflejar su gloria, como un estándar, al cual lo hemos de referir todo. No sabemos nada de la voluntad de Dios, excepto a través de su Palabra, como una fuente, de la cual emanan todas sus bendiciones. Si miramos por la superficie de toda la tierra, vemos que muchos que antes estaban bajo el dominio del pecado sin restricciones, ahora han sido transformados a la imagen de su Dios. Y luego ascienden al cielo y contemplan las miríadas de redimidos alrededor del trono de Dios, uniéndose a sus aleluyas a Dios y al Cordero; y a este estado fueron traídos todos por esta bendita Palabra, que es la única que podía realizar una obra tan grande. Es así que Dios ha magnificado su Palabra; y así que Él la engrandecerá hasta el fin de los tiempos; sí, a través de la eternidad será reconocida como la fuente de todas las bendiciones que habremos disfrutado. Charles Simeon Vemos esto en la naturaleza. Aquí vemos que un hombre es tan fiel a su palabra que es capaz de sacrificarlo todo antes que desmentiría; que un hombre puede renunciar a sus propiedades, a su misma vida, antes que negarse a sí mismo. Así ha hablado Dios de engrandecer su Palabra y su nombre sobre todas las cosas. Antes renunciaría a todas sus demás perfecciones que a su Palabra. Joseph C. Philpot Dios tiene mayor estima a las palabras de su boca que a las obras de su mano; los cielos y la tierra pasarán, pero ni una jota ni una tilde de lo que ha dicho caerá al suelo jamás. Algunos entienden que esto se refiere a Cristo, la Palabra o Verbo esencial, en quien ha puesto Mí nombre y a quien ha exaltado a tal altura, que le ha dado «un Nombre sobre todo nombre». Ebenezer Erskine Vers. 3. Fortaleciste el vigor en mi alma. Esta era una verdadera respuesta a su oración. Si no podía ser eliminada la carga, se le daba fuerza para llevarla, y éste es un método de ayuda igualmente efectivo. Puede que no sea lo mejor para nosotros que la tribulación llegue a su fin; es posible que sea mucho mejor que por medio de su presión aprendamos a tener paciencia. Los usos de la adversidad son dulces, y nuestro sabio Padre celestial no va a privarnos de estos beneficios. La fuerza impartida al alma es un bien inestimable; significa valor, seguridad, heroísmo. Pero su Palabra y el Espíritu dcl Señor pueden hacer valiente al que tiembla, entero al mutilado, rejuvenecer al cansado. C. H. S. Me respondiste; fortaleciste el vigor en mi alma. Se hallaba en una gran tribulación, y Dios se apresuró a ayudarle. Aunque es posible que hagamos aguardar para atender a un amigo que está 686 bien y nos llama, daremos permiso a un amigo enfermo para que nos llame a media noche. En apuros semejantes, vamos con el mensajero que viene a buscamos; y así hace Dios con la oración. Aliviamos al pobre cuando su necesidad aumenta; así Cristo conforta a su pueblo cuando se multiplican sus tribulaciones. Y ahora, cristiano, dime, ¿no merece tu querido Señor un espíritu dispuesto por tu parte para hacer frente a todo sufrimiento con Aquel o por Aquel o de Aquel que da los consuelos más dulces a su pueblo cuando han de llevar sus más severas aflicciones? El jornalero puede hacer su labor contento cuando su amo cuida de él con su propia mano llevándole la comida al campo. El cristiano no para hasta que llega al cielo para su consuelo. Allí, ciertamente, hallará su cena, pero hay un desayuno, cristiano, de goces previos, más o menos, que Cristo te trae al campo para que lo comas en el lugar en que estás soportando la dificultad. William Gurnall Vers. 4. Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, cuando hayan oído las palabras de tu boca. ¡Qué asamblea! «¡Todos los reyes de la tierra!» ¡Qué propósito! Reunidos para oír las palabras de la boca de Jehová. ¡Qué predicador! David mismo repite las palabras de Jehová. ¡Qué alabanza cuando todos ellos, en feliz unión, eleven sus cánticos al Señor! C. H. S. Vers. 6. Jehová atiende al humilde. Ésta es una disposición que sirve bien al gran plan de Dios de elevar y glorificar su gracia gratuita. ¿Cuál pensáis que sea el plan de Dios en la elección, la redención, en el conjunto de la dispensación del evangelio y en todas las ordenanzas del mismo? Su gran designio fue el erigir un trono alto y glorioso desde el cual desplegar las riquezas de su gracia gratuita y soberana; esto es lo que El magnificará por toda la eternidad por encima de todo. Ahora bien, la mansedumbre y humildad de espíritu se acomodan mejor al designio de Dios de exaltar lo gratuito de su gracia. No es el fariseo legalista y orgulloso, sino el publicano pobre y humilde, que se golpea el pecho y exclama: «Dios, sé propicio a mí, pecador», el que se somete a la revelación de la gracia. Ebenezer Erskine Mas al altivo lo trata a distancia. Para el sacrificio de Caín, la promesa de Faraón, la amenaza de Rabsaces y la oración del fariseo el Señor no tiene consideración. Nabucodonosor, cuando estaba lejos de Dios, decía: «Mira esta gran Babilonia que he edificado»; pero el Señor le conocía y le envió a comer hierba con el ganado. Los hombres orgullosos se jactan de su cultura y la «libertad de su pensamiento», y aun se atreven a criticar a su Hacedor; pero El los conoce de lejos, y les mantiene a distancia en esta vida y los encierra en el infierno en la próxima. C. H. S. Vers. 7. Cuando camino yo en medio de la angustia, tú me vivificas. Si estoy andando en ella ahora, o lo he de hacer en el futuro, no tengo por qué temer; porque Dios está conmigo y me dará nueva vida. El estar en alguna dificultad es bastante malo, pero es peor penetrar en el centro de este oscuro continente y atravesarlo; con todo, en un caso así el creyente hace progreso, porque camina; no hace más que caminar, pero mantiene un paso sosegado y seguro; y no está sin la mejor compañía, porque su Dios está cerca para darle nueva vida. Si somos vivificados, no 687 tenemos por qué lamentar la aflicción. Cuando Dios nos vivifica, la tribulación nunca nos perjudica. C. H. S. La sabiduría de Dios se ve en la ayuda a los casos desesperados. Dios muestra su sabiduría cuando fallan la ayuda y la sabiduría de los hombres. Los casos difíciles no son obstáculo alguno para él. La sabiduría de Dios nunca se halla apurada, sino que cuando las circunstancias son oscuras, entonces aparece la estrella de la mañana de la liberación. Algunas veces Dios hace que se derrita el ánimo de sus enemigos (Josué 2:24). Otras, halla otra tarea para ellos, y los hace retirar, como cuando Saúl perseguía a David. «Los filisteos han invadido el país.» «Dios se verá en el monte.» Cuando la iglesia parece estar sobre el altar, su paz y libertad a punto de ser sacrificadas, viene el ángel. Thomas WatsoN Vers. 8. Jehová completará sus designios sobre mí. Supongo que si el sueño medieval pudiera realizarse y el alquimista pudiera transformar el plomo en oro, podría transformar todo el plomo del mundo, de tener bastante tiempo, crisoles y hornos. El primer paso es el difícil, y si tú y yo hemos sido cambiados de enemigos a hijos, y esta chispa del amor de Dios enciende nuestros corazones, éste es un cambio más potente que los que hace falta efectuar para llegar a ser perfectos. Ha sido cambiado un grano; toda la masa cambiará a su debido tiempo. Alexander Maclaren No desampares la obra de tus manos. Todos los hombres estiman sus propias obras; muchos en exceso; ¿va a desamparar Dios las suyas? Joseph Caryl Contempla en mi tu obra, no la mía; porque la mía, si la ves, la condenas; la tuya, si la ves, la coronas. Porque toda buena obra que haya en mi, viene de Ti, no de mí; y así es más tuya que mía. Porque oigo de tus apóstoles: «Por gracia sois salvos, por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que ninguno se gloríe. Porque somos obra de sus manos, creados en Cristo Jesús» (Efesios 2:8-10). Agustín Tus manos. Sus manos creadoras formaron nuestras almas al principio; sus manos traspasadas por los clavos las redimieron en el Calvario; sus manos glorificadas sostendrán firmes nuestro espíritu y no lo soltarán. En sus manos encomendamos nuestros espíritus, seguros de que aunque la obra de nuestras manos desvirtúa la obra de las suyas, con todo, sus manos van a hacer perfecto de nuevo lo que nuestras manos han deshecho. J. W. Burgon *** SALMO 139 Uno de los himnos sagrados más notable. Canta la omnisciencia y omnipresencia de Dios, infiriendo de ellas el derrocamiento de los poderes de maldad, puesto que El ve y oye los hechos y palabras abominables de los rebeldes y, sin duda, los tratará en conformidad con su justicia. 688 El fulgor de este Salmo es como el del zafiro, o «cristal terrible» de Ezequiel; sus destellos son ráfagas de luz que cambian la noche en día. Como faros, su cántico santo proyecta una luz clara hasta los confines más alejados del mar y nos advierte contra el ateísmo práctico que no hace caso de la presencia de Dios y, con ello, hace naufragar al alma. Título: Naturalmente, los críticos descartan que ésta sea una composición de David, a causa de ciertas expresiones arcaicas en él. Creemos que sobre los principios del criticismo hoy en boga sería muy fácil probar que Milton no escribió el Paraíso perdido. Sabiendo qué disparatadas inferencias sacan los críticos en estas cosas, hemos perdido toda fe en ellos y preferimos creer que David es el autor de este Salmo, por la evidencia interna del estilo y la materia, más bien que aceptar la opinión de hombres cuyo juicio es evidentemente indigno de confianza. C. H. S. Salmo en conjunto: Aben Ezra hace notar que éste es el Salmo más glorioso y excelente de todo el libro; de que es muy excelente no cabe duda; de que sea el más excelente, es más difícil de aceptar. John Gill Hay un Salmo que los cristianos harían bien si, como Pitágoras con sus preceptos áureos, lo repitieran cada mañana y cada tarde. Es la apelación de David a una buena conciencia ante Dios contra las sospechas maliciosas y calumnias de los hombres en el Salmo 139. Samuel Annesley Este Salmo es una de las composiciones más sublimes del mundo. ¿Cómo pudo el zagal que vigilaba ovejas concebir un tema tan sublime y escribir en tonos tan sublimes? George Rogers «Ln Salmo de David». Cómo puede algún crítico asignar este Salmo a otro que no sea David, no lo puedo entender. Cada línea, cada idea, cada giro de expresión y transición es suyo y sólo suyo. En cuanto a los argumentos sacados de dos expresiones caldeas que hay en él, son realmente una fruslería. Estas expresiones consisten meramente en la sustitución de una letra por otra, muy semejante en forma, y puede ser fácilmente el error de algún copista, especialmente uno que hubiera usado el idioma caldeo; pero los argumentos morales para la paternidad de David son tan fuertes como para anular este criticismo verbal, o mejor literal, y otras objeciones mucho más formidables, caso de que aparecieran. John Jebb Vers. 1. Oh Jehová, tú me has escrutado y me conoces. Qué bueno es para nosotros conocer al Dios que nos conoce! No hubo tiempo alguno en el pasado en que el Señor no nos conociera, y nunca habrá un momento en que estemos más allá de su observación. Nota cómo el Salmista hace su doctrina personal; no dice: «Oh Dios, Tú conoces todas las cosas», sino «Tú me has conocido.» Es siempre bueno que reconozcamos la verdad. Qué maravilloso es el contraste entre el observador y el observado! ¡Jehová y yo! Con todo, ésta la más íntima de las conexiones es una realidad, y en ello hay nuestra esperanza. Que el lector esté quieto un momento y procure comprender los dos polos de esta afirmación el Señor y el hombre, pobre e insignificante, y verá mucho de que admirarse y asombrarse. C. H. S. El hombre piadoso a veces puede verse tan abrumado de calumnias y reproches que no halla manera de esclarecer su situación delante de los hombres, sino que debe contentarse y consolarse con el testimonio de una buena conciencia y con la aprobación de su integridad por Dios, como hace aquí David. David Dickson 689 Las verdades divinas resplandecen tanto cuando oramos sobre ellas como cuando son predicadas; y mucho mejor que cuando se disputa sobre ellas. Matthew Henry Escrutado. La palabra hebrea en el original significa «cavar», y es aplicada a la búsqueda de metales preciosos (Job 28:3), pero metafóricamente se aplica a una inquisición moral sobre culpa. Joseph Addison Alexander Vers. 1 y 5. Dios lo conoce todo perfectamente, y Él lo conoce todo perfectamente en un momento dado. Esto, en un entendimiento humano, daría lugar a confusión; pero no puede haber confusión en el entendimiento divino, porque la confusión procede de la imperfección. Así Dios, sin confusión, contempla de modo claro las acciones de cada hombre, como si este hombre fuera el único ser creado, y la Deidad se ocupara solamente de observarle. Que este pensamiento llene tu mente de temor y compunción. Henry Kirke White Vers. 2. Percibes desde lejos mis pensamientos. Ante los hombres, somos como una colmena opaca. Pueden ver que entran y salen pensamientos de nosotros, pero qué labor hacen dentro del hombre no pueden decirlo. Ante Dios somos una colmena de cristal, y, todo lo que están haciendo nuestros pensamientos dentro de nosotros El puede verlo y entenderlo. Henry Ward Beecher Vers. 2-4. No te imagines que tu comportamiento, postura, vestido o porte no estén bajo la providencia de Dios. Te engañas a ti mismo. No creas que tus pensamientos pasen sin inspección. El Señor percibe de lejos tus pensamientos. No creas que tu5 palabras se disipen en el aire antes que Dios pueda oírlas. ¡Oh, no! El las conoce aun antes que salgan de tu boca. No creas que tus caminos son privados y escondidos de modo que nadie puede conocerlos y censurarlos. Te equivocas. Dios conoce todos tus caminos. Johann David Frisch Vers. 4. Pues aún no está la palabra en mi lengua. Qué necesario es poner vigilancia en las puertas de nuestra boca para dominar a este miembro díscolo, la lengua, con freno y brida. Hay ocasiones en que pensarnos que apenas podemos decir una palabra, y cuantas menos decimos mejor. Esto está bien, porque los que hablan mucho suelen decir más de lo que debieran. Puede que sea algo bueno no hablar mucho, porque en la multitud de palabras no falta pecado. Doquiera que vayas, ¡qué conversaciones más sosas, más frívolas, más necias escuchas! Estoy contento de no verme en circunstancias en que tenga que oírlas. Pero para ti quizá sea muy diferente. Es posible que tengas que arrepentirte muchas veces de haber hablado, pero raramente de haber guardado silencio. ¡Cuán rápidamente son pronunciadas las palabras airadas! ¡Qué pronto salen de nuestra boca las expresiones necias! El Señor lo sabe todo, lo nota todo, y silo recordaras con mayor solemnidad serías mucho más cuidadoso de lo que eres. Joseph C. Philpot «Aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, Tú la sabes toda.» Los pensamientos son palabras para Dios. Matthew Henry 690 Vers. 5. Por detrás y por delante me rodeas. Tras nosotros se halla Dios registrando nuestros pecados o borrándolos por su gracia; y ante nosotros está Dios, sabiendo por adelantado nuestros hechos y proveyendo para nuestras necesidades. No podemos retroceder y escapar de El, porque está detrás; no podemos ir delante y dejarlo atrás, porque El está delante. C. H. S. ¿Qué dirías si -no importa adónde te dirigieras-, hicieras lo que hicieras, pensaras lo que pensaras, fuera en público o en privado, fuera con un amigo confidencial o a solas, hubiera siempre un ojo que te estuviera observando, y que por más que te esforzaras no pudieras escapar de él... que pudiera percibir cada uno de tus pensamientos? La suposición es terrible. Este ojo existe. Devere Y sobre mí tienes puesta tu mano. El preso avanza teniendo a cada lado un guarda o policía. Dios está muy cerca; estamos totalmente en su poder; y de este poder no hay quien escape. No se dice que Dios va a rodearnos y nos arrestará, sino que ya está hecho: «Tú me rodeas.» ¿No podemos alterar la figura y decir que nuestro Padre celestial nos ha rodeado con sus brazos y nos acaricia con su mano? Esto es lo que hace con todos los que por fe son hijos del Altísimo. C. H. S. Vers. 6. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí. No puedo comprenderlo. No puedo incluso pensar en ello. El tema me abruma. Estoy asombrado, consternado. Este conocimiento no sólo sobrepasa mi comprensión, sino incluso mi imaginación. C. H. S. En este momento El está escuchando las alabanzas pronunciadas por corazones agradecidos en mundos distantes, y leyendo todo lo que pasa por las mentes corruptas de la raza caída de Adán... Con una mirada ve el pasado, el presente y el futuro. No hay ningún fallo en la atención; no hay defecto en su memoria o de juicio que oscurezca su comprensión. En su memoria hay almacenadas no sólo las transacciones de este mundo, sino de todos los mundos del universo; no sólo de los sucesos de los seis mil años que han pasado desde que la tierra fue creada, sino de una duración sin principio. Es más, las cosas que vienen, y se extienden a una duración sin fin, están también delante de El. Una eternidad pasada y una eternidad futura, al mismo tiempo, en su ojo, y con este ojo eterno examina lo infinito. ¡Qué asombroso! ¡Qué inconcebible! Henry Duncan Es alto, no lo puedo alcanzar. Por más que yo me remonte, esta verdad es demasiado elevada para mi mente. Me parece que siempre está por encima de mí, incluso cuando me elevo a las regiones más altas del pensamiento espiritual. ¿No es así con cada uno de los atributos de Dios? ¿Podemos alcanzar una idea de su poder, su sabiduría, su santidad? Nuestra mente no tiene cordel con que medir el Infinito. Por tanto, ¿haremos preguntas? Mejor será que creamos y adoremos. No nos sorprende que este Dios glorioso esté en su conocimiento mas alto que todo conocimiento que nosotros podamos alcanzar. Tiene que ser así por necesidad, puesto que nosotros somos seres pobres y limitados; y aunque nos pongamos de puntillas, apenas podemos alcanzar el peldaño más bajo del trono del Eterno. C. H. S. 691 Vers. 7. ¿Adónde me iré lejos de tu espíritu? No que el Salmista desee irse de Dios o evitar el poder de su vida divina, sino que hace la pregunta para poder establecer el hecho de que nadie puede escapar del Ser que está por todas partes y de la observación del gran Espíritu invisible. C. H. S. Un filósofo pagano preguntó una vez: «¿Dónde está Dios?» El cristiano contestó: «Permíteme que te pregunte antes: «¿Dónde no está Dios?» John Arrowsmith Adónde huiré. Sin duda, a ninguna parte; los que intentan irse hacen lo mismo que el pez que nada toda la longitud del cordel con el anzuelo en la boca. John Trapp Tu presencia. La presencia de la gloria de Dios está en el cielo; la presencia de su poder, sobre la tierra; la presencia de su justicia, en el infierno; y la presencia de su gracia, en su pueblo. Si renunciamos a esta poderosa presencia, caemos en la nada; si nos negamos su presencia de gracia, caemos en el pecado; si nos negamos su misericordiosa presencia, caemos en el infierno. John Mason El célebre Linneo dio fe con su conducta, escritos y acciones del sentido más elevado de la presencia de Dios. Tan firmemente estaba grabada esta idea en su mente, que escribió sobre la puerta de su biblioteca: innocue vivite, Numen adest: «Vive de modo que seas inocente; Dios está presente.» George Seaton Bowes Vers. 7-11. Nunca pasarás inadvertido a la Deidad, aunque fueras tan pequeño que te hundieras en las profundidades de la tierra, o tan alto como si volaras al cielo, sino que sufrirás del castigo merecido de los dioses, tanto si habitas aquí o partes al Hades, o eres llevado a un lugar todavía peor que éste. Platón Vers. 7-12. El Salmo no fue escrito por un panteísta. El Salmista habla de Dios como una persona presente por todas partes, pero distinta, de la creación. En estos versículos dice: «Tu espíritu... Tu presencia... Tú estás allí... Tu mano... y Tu mano derecha... la oscuridad no me esconde de Ti.» Dios está en todas partes, pero no lo es todo, ni todo es Dios. William Jones Vers. 9. Si tomara las alas del alba y emigrara hasta el confín del mar. La luz se propaga con rapidez increíble, y apenas puede seguirla la mente; ilumina el ancho mar, y hace que sus olas brillen de lejos; pero su velocidad no le permitiría escapar, si intentara hacerlo, del Señor. Si voláramos en las alas de la brisa matutina y fuéramos a parar a océanos desconocidos por los mapas, con todo, allí hallaríamos que el Señor está presente. C. H. S. Vers. 9, 10. ¿Qué? ¿Había ofendido Jonás a las olas y los vientos para que le tuvieran tal ojeriza? Los vientos y las olas y todas las criaturas de Dios se unen del lado de Dios contra Jonás y contra todo pecador rebelde. Porque aunque Dios en el principio dio poder al hombre sobre todas las criaturas para gobernarlas, con todo, cuando el hombre pecó, Dios dio poder y fuerza a sus criaturas para poner freno al hombre y regirlo. Por tanto, aun-que él era antes señor de las olas, ahora las olas se enseñorean de El. Henry Smith 692 Vers. 10. Aun allí me alcanzaría tu mano. El misionero va guiado en sus solitarias caminatas de exploración; es sostenido en su debilidad. Las manos de Dios están sobre sus siervos para sostenerlos y contra los rebeldes para derribarlos; y, en este sentido, no importa a qué reinos se dirijan, la energía activa de Dios todavía les tiene rodeados. C. H. S. Vers. 11. Si dijese: Al menos las tinieblas me cubrirán. Las enormidades más soeces que la conducta humana ha perpetrado, han procurado hallar el manto de la noche para que las cubriera. El ladrón, el falsificador, el asesino, el seductor, todos se sienten relativamente seguros en la oscuridad de la noche, porque no hay ojo humano que pueda escrutar sus acciones. Pero ¿qué sucede si esta noche negra resulta paradójicamente como el negativo de una fotografía infalible? ¿Qué pasa si el malvado abre sus ojos del sueño de la muerte en otro mundo, y halla que el universo está lleno de fotografías fidedignas de sus enormidades en la tierra, que él suponía habían quedado perdidas en el olvido de la noche? ¡Qué escenas para que pueda contemplarlas para siempre! Es posible que ahora sonrían con incredulidad ante una sugerencia semejante, pero los descubrimientos en la química puede que les hagan temblar. Existe la probabilidad científica de que cada acción del hombre, por profunda que fuera la oscuridad en que se haya realizado, haya dejado impresa su imagen en la naturaleza, y que pueda haber pruebas que la devuelvan a la luz del día y la hagan permanente en tanto que subsista la materia. Edward Hitchcock Vers. 13. Tú me tejiste (cubriste) en el vientre de mi madre. Allí yacía escondido, cubierto por Ti. Antes de que pudiera conocerte, o conocer a otro, Tú tenias cuidado de mí, y me escondiste como un tesoro, hasta que decidiste que había llegado el momento de salir a la luz. Así describe el Salmista la intimidad que Dios había tenido con él. En su lugar más secreto '-sus entrañas, en su condición más secreta-, aunque no había nacido todavía, estaba bajo el control y guarda de Dios. C. H. S. La palabra traducida por algunos como «cubierto» significa, en realidad, entretejido, tejido, formado, y la traducción literal debería ser «Tú me has tejido en el vientre de mi madre», significando que Dios había puesto sus partes juntas, como uno que teje un vestido o un cesto. Albert Barnes Vers. 14. Prodigiosas son tus obras; prodigio soy yo mismo. En vez de asombrarnos del número de muertes prematuras que presenciamos constantemente, debería ser causa de mayor asombro el que no haya más, y que alguno llegue hasta los setenta u ochenta años de edad. La vida se forma de mil fuentes y morimos cuando una se seca; es extraño que un arpa de mil cuerdas se mantenga afinada tanto tiempo. Y esto no es todo. Prodigiosas son tus obras. En cuanto al cuerpo, somos formados como los otros animales, pero en relación a nosotros como agentes morales, nos distinguimos de la creación inferior. 693 Somos hechos para la eternidad. La vida presente es Sólo la parte introductoria de nuestra existencia. Sin embargo, es la que estampa un carácter a todo lo que sigue. ¡Qué seria y solemne es nuestra situación! ¡Qué innumerables las influencias a que está expuesta la mente por las tentaciones que nos rodean! ¿No es más peligrosa para el cuerpo la peste de lo que éstas que acechan en la oscuridad lo son para el alma? Tal es la construcción de nuestra naturaleza que la misma Palabra de vida, si la escuchamos sin atenderla, pasa a tener sabor de muerte para nosotros. ¡Qué consecuencias resultan de lo que parecen insignificantes contactos con el mal! Un mal pensamiento puede llevar a un mal propósito, este propósito a una mala acción, esta acción a un curso de conducta, esta conducta puede arrastrarnos al vórtice en que millones de nuestros prójimos terminan yendo a la perdición. El conjunto de este proceso queda ejemplificado en el caso de Jeroboam, el hijo de Nebat. Cuando fue colocado sobre las diez tribus, primero puso en su corazón: «Si este pueblo continúa subiendo a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, sus corazones se volverán a la casa de Roboam; y de este modo el reino volverá a la casa de David» (1'- Reyes 12:26-30). A causa de esto tomó una decisión y construyó los becerros de Dan y Betel. Esto le llevó a un curso de maldad, del cual no hubo manera de detenerle. Ni se confinó a él solo; porque «hizo que todo Israel pecara». El resultado fue no sólo su destrucción como nación, sino, bajo todas las apariencias, la ruina eterna de él mismo y de gran número de sus seguidores. ¡Tales fueron los frutos de un mal pensamiento! Andrew Fuller Prodigio soy yo mismo. Toma nota de la curiosa constitución de tu cuerpo. David dijo: «Prodigio soy yo mismo», o como traduce la Vulgata, acu pictus sum: «pintado con una aguja», como una prenda bordada de diversos colores, con nervios y venas. <,Qué diré del ojo, formado con tal arte que muchos, al examinarlo, han sido llevados por él al conocimiento de Dios? ¿De la mano, que se abre y cierra, y sirve para las labores y servicios de la naturaleza, sin gastarse en el curso de los años? Si fuera de mármol o de hierro, con el uso constante se gastaría; pero es de carne, y dura lo que dura la vida. Pero no he hablado aún del estuche en que está la joya. ¡El alma, esta chispa divina, viva, ágil, variable e infatigable en sus movimientos! ¡Cuántas son sus capacidades! ¡Cómo anima al cuerpo, y está, como Dios, en todas sus partes! ¿Podemos seguir los vuelos de la razón? ¿Cuál es el valor que da Dios al alma? Fue hecha a su misma imagen; El la redimió con la sangre de Cristo. Thomas Manton Una cadena o un cable, mantiene al barco en su sitio; ponemos los cimientos de un edificio en la tierra y el edificio permanece en pie. Pero, ¿qué es lo que une el alma y el cuerpo? ¿Dónde se tocan? ¿Cómo se mantienen juntos? ¿Cómo es que nosotros no vamos por las estrellas o las profundidades del mar, o de acá para allá, al azar, en tanto que nuestro cuerpo permanece donde está sobre la tierra? 694 Así que, en vez de maravillamos de que el cuerpo muera un día, ¿cómo es posible que sea hecho para vivir y moverse en absoluto? ¿Cómo es que se mantiene sin morir una sola hora? Ciertamente es del todo incomprensible la forma en que cuerpo y alma pueden formar un hombre; y si no tuviéramos un ejemplo ante nuestros ojos, si alguien nos lo dijera, no podríamos entender que la cosa fuera posible. Por ejemplo, ¿no sería extraño el hablar del tiempo como profundo o alto, o del espacio como rápido o lento? No menos extraño, sin duda, parecerá a algunas razas de espíritus el decir que el pensamiento y la mente tienen un cuerpo, según ocurre en el caso del hombre, por la voluntad maravillosa de Dios. John Henry Newman Maravillosas son tus obras. No tenemos por qué ir a los confines de la tierra para ver maravillas, ni aun hemos de cruzar el umbral de nuestra casa; abundan en nuestros propios cuerpos. C. H. S. Los que eran hábiles en anatomía entre los antiguos, llegaron a la conclusión, por la constitución externa e interna del cuerpo humano, que era la obra de un Ser trascendentalmente sabio y poderoso. Galeno se convirtió mediante sus disecciones, y no pudo por menos que confesar a un Ser Supremo como resultado del examen de esta su obra de arte. The Spectator Y mi alma lo sabe muy bien. No era un agnóstico, lo sabía; no era un indeciso, su alma lo sabía; no era un crédulo, su alma lo sabía muy bien. Si somos formados maravillosamente incluso antes de haber nacido, ¿qué diremos de los tratos del Señor con nosotros una vez salimos de su obrador secreto, y El dirige nuestro camino por la ruta de la vida? ¿Qué es lo que no diremos de este nuevo nacimiento que es aún más misterioso que el primero y que exhibe aún más el amor y sabiduría del Señor? C. H. S. Vers. 15. No fueron encubiertos de ti mis huesos. Si un artesano intentara comenzar una obra en una cueva oscura, donde no hay luz para ayudarle, ¿adónde dirigiría su mano para hacerlo? ¿Y en qué forma lo haría? ¿Y qué clase de arte demostraría? Pero Dios hace la obra más perfecta de todas en la oscuridad, porque forma hombres en la matriz de una madre. John Calvin Aun cuando en oculto fui formado. ¡Con qué hermosura describe la formación de nuestro ser antes del tiempo de nuestro nacimiento! El gran artista trabaja a solas en su estudio, y no permite que nadie vea su trabajo hasta que lo ha terminado; lo mismo el Señor nos forma donde ningún ojo puede vernos, y el velo no es levantado hasta que cada uno de los miembros es completo. C. H. S. Y entretejido en lo más profundo de la tierra. «Bordado con la mayor habilidad» es una descripción poética exacta de la creación de las venas, tendones, músculos, nervios, etc. ¿Qué tapiz puede igualar a la fábrica humana? C. H. S. Cuando hay muchas cerraduras y llaves en un estuche nos imaginamos el valor de la joya que contiene, y si la protegen muchas envolturas, tenemos idea del precio de la misma. Las tablas del testamento fueron puestas primero en el arca; segundo, el arca recubierta de oro puro; tercero, bajo la sombra de las alas de los querubines; cuarto, resguardado todo dentro del velo del tabernáculo; quinto, dentro del edificio del tabernáculo; sexto, con los patios alrededor; séptimo, con la triple cubierta de pieles de cabras y otros animales: tenían que ser tablas preciosas. 695 Así, cuando el Todopoderoso- hizo la cabeza del hombre (la sede del alma racional), y la recubrió de cabello, piel y carne, como la triple cubierta del tabernáculo, con los huesos del cráneo como tablas de cedro, y después con varias pieles como cortinas de seda; y finalmente con la membrana amarilla que cubre el cerebro (como el velo de púrpura), indudablemente quiso que supiéramos que ésta había sido hecha para que contuviera algún gran tesoro. En qué forma y cuándo esta alma racional es puesta en este estuche tan curioso en una cuestión que los filósofos disputan, pero sobre la cual nadie puede afirmar cosa alguna con certeza. Abraham Wright Vers. 16. Mi embrión lo veían tus ojos. Muchos se avergüenzan de la forma en que Dios los hizo; pero pocos se avergüenzan al ver la forma en que el diablo los ha dejado. Muchos están perturbados por pequeños defectos en su hombre externo; pero pocos están preocupados por las mayores deformidades del hombre interior; muchos adquieren belleza artificial con que suplementar la natural; pocos buscan la espiritual, para suplir los defectos de la hermosura sobrenatural de su alma. Abraham Wright Mis días estaban previstos, escritos todos en tu libro, sin faltar uno. Un arquitecto dibuja su plano y hace las especificaciones; lo mismo hizo el gran Hacedor de nuestra constitución, escribiendo todos nuestros miembros en el libro de sus propósitos. El que tengamos ojos, oídos, manos y pies es todo ello debido a los propósitos de gracia y sabiduría del cielo: fue ordenado así en el decreto secreto por el cual todas las cosas son como son. La gran verdad expresada en estas líneas ha hecho que muchos las refirieran a la formación del cuerpo místico de nuestro Señor Jesús. Naturalmente, lo que es verdad del hombre, como hombre, es enfáticamente verdad de Aquel que es el Hombre representativo. El buen Dios sabe quiénes son los que pertenecen a Cristo; su ojo percibe los miembros escogidos que aún hay que incorporar a la persona viva del Cristo místico. Los que son elegidos y que aún no han nacido, o sido renovados, están escritos, sin embargo, en el libro del Señor. C. H. S. Vers. 17. ¡Cuán preciosos me son! ¡Qué contraste es todo esto con la noción de los que niegan la existencia de un Dios personal, consciente! ¡Imaginémonos un mundo sin un Dios personal, pensante! ¡Concibamos una providencia gris, como una máquina, la paternidad de una ley! Una filosofía así es dura y fría. Lo mismo podría un hombre buscar reposo para su cabeza sobre el filo de una navaja en vez de una almohada. Pero un Dios que está pensando siempre en nosotros hace un mundo feliz, una vida rica y un cielo después. C. H. S. Vers. 17, 18. Contempla el amor de David a Dios; dormido o despierto, su mente va hacia El. No necesitamos argumentos para recordar a los que amamos. Nos olvidamos de nosotros mismos para pensar en ellos. Un hombre enamorado desgasta su ánimo, oprime su mente, descuida su comida, no atiende sus negocios; su mente se alimenta de su amor. Cuando los hombres aman lo que no deben, hay más necesidad de restringirlos con una brida para que no piensen en ello, que de espolearlos para que lo hagan. Pon a prueba tu amor a Dios de este modo. Si no piensas con frecuencia en Dios, no le amas. Si no puedes satisfacerte con los beneficios, placeres, amigos y otros objetos del mundo, sino que has de dejar todos estos negocios a un lado y ponerte a pensar en Dios cada día, entonces le amas. Francis Taylor 696 Vers. 17, 18. Muchos puntos pequeños hacen, en conjunto, una gran suma. ¿Qué hay más leve que un grano de arena, y qué más pesado que la arena de una playa? Los pecados pequeños (como los pensamientos vanos y las palabras ociosas), debido a su multitud, provocan una gran culpabilidad y presentan una gran factura, una cuenta que hay que pagar finalmente; así, las misericordias corrientes compensan con su mayor número lo que les falta en tamaño en relación con otras grandes misericordias. ¿Quién no dirá que un hombre muestra mayor afecto a otro si le mantiene comiendo a su mesa durante un año, que si le festeja con un gran banquete dos o tres veces en el mismo período? William Gurnall Vers. 18. Si los enumero, se multiplican más que la arena. La tarea de contar los pensamientos de amor de Dios sería interminable. Si intentáramos contarlos, fracasaríamos porque lo infinito no cae dentro de la capacidad de nuestro pobre intelecto. C. H. S. Cuando me levanto, todavía estoy contigo (otra versión). Tus pensamientos de amor son tantos que mi mente nunca puede apartarse de ellos; me rodean a todas horas. Me acuesto, y Dios es mi último pensamiento; me levanto, y hallo mi mente rondando por las puertas de su palacio: Dios siempre está conmigo, y yo siempre estoy con El. Esto es vida verdaderamente. C. H. S. No es una pequeña ventaja para la vida santa el «empezar el día con Dios». Los santos están acostumbrados a dejar sus corazones con Él al terminar el día, y durante la noche, para que puedan hallarle por la mañana. Antes que las cosas de la tierra empiecen a causar impresión en nosotros, es bueno sazonar el corazón con pensamientos acerca de Dios y consagrar las primeras actividades de la mente antes de ponerla en contacto con los objetos vulgares de la vida. Cuando el mundo tiene ventaja y nos ocupa por la mañana, anticipándose a la religión, raramente ésta puede resarcirse durante el día; el corazón está habituado a la vanidad durante todo el día. Pero cuando empezamos con Dios, le llevamos con nosotros en todos los negocios y asuntos del día, los cuales, estando sazonados con su amor y temor, son más dulces y sabrosos para nosotros. Thomas Case Acostúmbrate a una meditación seria cada mañana. El ventilar con el aire del cielo nuestras almas, va a engendrar un espíritu más puro y pensamientos más nobles. Una mañana sazonada va a asegurarnos para todo el día. Aunque tendrán que hacer acto de presencia otros muchos pensamientos relacionados con nuestra vocación, con todo, cuando los hayamos despachado, atendamos a nuestro tema matutino como nuestro compañero principal. Como un hombre que va con otro tratando de algún negocio importante, supongamos que a Westminster, aunque encuentre por el camino a otros amigos suyos, los salude y cambie algunas palabras con ellos, con todo, vuelve rápidamente a su compañero y reanuda su conversación con él. Haz igual en el caso presente. Nuestra mente es activa y se dedica a algo, aunque sea una fruslería; y si no fijamos nuestra mente sobre algún objeto noble, será como la de los necios y locos, que están contentos jugando con pajas. Los pensamientos de Dios eran los primeros visitantes que tenía David por la mañana. Dios y su corazón se reunían tan pronto como despertaba y la compañía de los dos duraba todo el día. stephen charnock 697 Vers. 19. ¡Ah, si matases al malvado, oh Dios! Los crímenes cometidos ante los ojos del Juez no es fácil que pasen sin castigo. Dios, que todo lo ve, va a exterminar todo lo malo. Tal es su amor a la santidad y su odio a la maldad, que va a sostener una guerra a muerte con todos aquellos cuyos corazones y vidas sean malvados. Dios no va a permitir que ésta su hermosa creación sea desfigurada y contaminada por la presencia de la maldad; si hay algo seguro, esto es seguro: que El va a barrer a todos sus adversarios. C. H. S. ¡Si los hombres sanguinarios se apartaran de mí! Parece decir: Si Dios no quiere que viváis con El, yo tampoco quiero que viváis conmigo. Apartaos de mí, porque vosotros os apartáis de Dios. Tal como nos deleitamos en tener al santo Dios siempre cerca de nosotros, así también quisiéramos con ansia que los malvados fueran apartados de nosotros tanto como fuera posible. Temblamos en la compañía de los impíos, no sea que su suerte caiga sobre ellos súbitamente y nosotros los veamos muertos a nuestros pies. No deseamos que el lugar de nuestro intercambio resulte ser una horca para su ejecución; por tanto, que los condenados sean apartados de nuestra compañía. C. H. S. Vers. 20. Tus enemigos toman tu nombre en vano (otra versión). ¡Qué extraño es que los hombres se rebelen contra un Ser tan bueno como es el Señor, nuestro Dios! El atrevimiento de los que hablan así es un hecho singular, y es más singular cuando reflexionamos y consideramos que el Señor contra el cual hablan está alrededor de ellos, y es afectado por cada deshonra que infligen a su santo nombre. No nos extrañemos de que estos hombres calumnien y se burlen de nosotros, porque lo hacen con el mismo Dios Altísimo. Vers. 21. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen? Su odio era bueno porque iba dirigido sólo a los que odiaban el bien. De este odio no se avergüenza, sino que lo presenta como una virtud, de lo cual quiere que el Señor dé testimonio. El amar a todos los hombres con benevolencia es nuestro deber, pero el amar a los malvados con complacencia sería un crimen. El aborrecer a un hombre porque sí, o por algún mal que nos ha hecho a nosotros, sería un mal; pero el aborrecer a un hombre porque es el enemigo de toda bondad y el enemigo de toda injusticia, no es otra cosa que una obligación. Cuanto mas amamos a Dios más indignados estaremos con los que rehúsan su afecto. C. H. S. El que cree que la buena fe es lo más santo en la vida, ¿puede evitar ser un enemigo de este hombre, que en su cargo público se atreve a despojar, desertar y traicionar? El que paga el debido honor a los dioses inmortales, ¿puede evitar de alguna forma ser un enemigo del hombre que saquea sus templos? Cíceron ¿No me enardezco? Se dice que Adam Smith sentía gran aversión a la apatía moral al ser obtuso en la percepción moral- que impedía a un hombre no sólo ver claramente, sino sentir con fuerza la distinción amplia entre la virtud y el vicio, y que, bajo el pretexto de la generosidad, era indulgente aun con los peores crímenes. En una reunión en Dalkeith Palace, en que un cierto Mr..., en palabras sinuosas, estaba buscando paliativos para algunos tratos ruines, el doctor esperó con paciente silencio hasta que se hubo 698 marchado, y entonces exclamó: «Ahora puedo respirar más libremente. No puedo tolerar a este hombre; no es capaz de indignarse.» Vers. 21, 22. Un siervo fiel tiene los mismos intereses, los mismos amigos, los mismos enemigos que su amo, cuya causa y honor es el suyo, en todas las ocasiones, y mantiene y sostiene como un deber. Un buen hombre aborrece según Dios mismo aborrece; no a las personas de los hombres, sino a sus pecados; no a lo que Dios les hizo, sino a lo que ellos se hicieron ellos mismos. No hemos de aborrecer a los hombres a causa de los vicios que practican; ni amar los vicios, por amor a los hombres que los practican. El que observa invariablemente esta distinción, cumple la ley de la caridad perfectamente, y tiene el amor de Dios y de su prójimo en él. George Horne Vers. 22. Los aborrezco por completo. No deja la cosa aquí. No quiere ocupar una posición neutral. Su odio a los malos, viciosos, blasfemos es intenso, completo, enérgico. Pone todo el corazón en su odio a la maldad como en su amor a lo bueno. Los tengo por enemigos míos. Hace de ello una cuestión personal. Es posible que no le hayan hecho ningún mal, pero si desprecian a Dios, a sus leyes, y a los grandes principios de la verdad y la justicia, David declara la guerra contra ellos. La maldad favorece a los hombres con espíritus injustos, pero los excluye de la comunión del justo. Alzamos el puente levadizo y fortificamos los muros cuando un hombre de Belial se acerca a nuestro castillo. Su carácter es un casus belli; no podemos hacer otra cosa que contender con los que contienden con Dios. Vers. 23. Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón. Tenía que ser por necesidad un hombre recto para ponerse deliberadamente en un crisol así. No obstante, todos podemos desear un escrutinio así, porque sería una terrible calamidad que permaneciéramos con pecados que no conociéramos en nuestros corazones y que no los descubriéramos. C. H. S. Pruébame y conoce mis pensamientos. ¡Qué misericordia que haya un Ser que nos conozca a la perfección! El está familiarizado a fondo con nosotros. Se inclina con su gracia hacia nosotros, y está dispuesto a inclinar su omnisciencia para que sirva al fin de nuestra santificación. Oremos como oraba David, y seamos tan sinceros como él era. No podemos esconder nuestro pecado; la salvación se halla en dirección opuesta, simplemente en descubrir el mal y en cortarlo de nosotros de modo efectivo. C. H. S. ¡Qué tremendo dilema tenemos aquí! El Santo no cambia cuando viene como visitante al corazón humano. Es el mismo allí que en el mas alto cielo. No puede tolerar el pecado; y ¿cómo puede un corazón humano darle la bienvenida en sus cámaras secretas? ¿Cómo puede el fuego ardiente dar la bienvenida al agua que lo apaga? Es fácil aprender de memoria la oración apropiada de un antiguo penitente, como en este caso. Pero puede que la letra muerta, gastada por el uso frecuente, fluya libremente de labios endurecidos, sin escocer en lo más mínimo en la conciencia, y, con todo, aunque sea una verdad de Dios, pasa a ser una mentira en el acto de ser pronunciada. La oración no se vuelve auténtica, aunque se pida prestada a la Biblia, si el suplicante esta invitando al Todopoderoso a que entre, 699 y, con todo, daría un mundo para que se quedara fuera para siempre. La diferencia entre un hombre no convertido y uno convertido no es que el uno tenga pecados y el otro no, sino que el uno se pone del lado de sus queridos pecados contra un Dios temido, y el otro, del lado de un Dios reconciliado contra sus pecados aborrecidos. En tanto que Dios es mi enemigo, yo sigo siendo su posesión. No tengo el menor poder para cambiar esta condición, como no la tiene una superficie pulimentada para abstenerse de reflejar el sol que cae sobre ella. Es el amor de Dios, del rostro de Jesús brillando en mi oscuro corazón, que hace que mi corazón se abra a El y se deleite siendo su morada. Los ojos del justo Vengador no pueden resistir que estén en este lugar de pecado; pero el ojo del Médico compasivo, de buena gana lo admite en este lugar de enfermedad; porque viene del ciclo a la tierra para curar almas enfermas por el pecado como la mía. William Arnot Vers. 23, 24. Hay ciertas cosas dignas de notar en la apelación del Salmista en las palabras que tenemos delante. Primero notemos la intrepidez del Salmista. Aquí tenemos a un hombre decidido a explorar los recovecos de su propio corazón. ¿Se propusieron Bonaparte, o Nelson, o Wellington una cosa semejante? Si todos los héroes renombrados del pasado estuvieran presentes, les preguntaría si habían tenido el valor de entrar en sus propios corazones. David era un hombre que tenía este valor. Cuando mató un león por el camino, cuando se las entendió con un oso, cuando decapitó al gigante Goliat, dio muestras indudables de valor; pero nunca desplegó una intrepidez tal como cuando decidió examinar su propio corazón. Si te hallaras sobre una eminencia y vieras todas las alimañas voraces y ponzoñosas que han existido sobre la tierra delante de ti, tendrías que revestir tu corazón de gran valor para combatir contra ellas. Todo pecado es un diablo, y cada uno puede decir: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» ¿Quién sabe qué es hacer frente a uno mismo? Y, con todo, si queremos ser salvos, hemos de hacerlo. Uno de los atributos del pecado es esconder al hombre de sí mismo, disimular su deformidad, impedir que se forme un concepto justo de su verdadera condición. Es un hecho solemne que aquí no se trata de un principio malo en el seno del mismo diablo que no exista en el nuestro, en el momento presente, a menos que hayamos sido renovados plenamente por el poder del Espíritu Santo. William Howels Vers. 23, 24. El auto-examen, o examen de conciencia, no es una cosa tan simple como puede parecer a primera vista. Ningún cristiano que lo haya practicado lo ha hallado fácil. ¿Hay algún ejercicio del alma que alguno de nosotros haya hallado tan insatisfactorio, casi imposible, como el examen de conciencia? No tengo la menor vacilación en decir a todo hijo de Dios -la criatura que tiene mayor intimidad con él en toda la tierra-: «Hay pecados latentes en este momento en ti, de los cuales no tienes idea; pero sólo se requiere una mayor medida de iluminación espiritual para marcarlos y hacerlos destacar. No tienes la menor idea de la maldad que hay en ti ahora.» Pero, en tanto que digo esto, que todo cristiano cuente bien el coste antes de aventurarse al acto atrevido de pedir a Dios que le «escudriñe». Porque has de estar seguro de que si de veras y sinceramente le pides a Dios que te «escudriñe», El lo hará. y El va a escudriñarte a fondo; si tú le dices que te ponga a prueba, El lo hará, y la prueba ¡no es cosa sin importancia! James Vaughan 700 Pero hay otra clase de hipocresía, que difiere de las dos anteriores; quiero decir la hipocresía por la cual un hombre no sólo engaña al mundo, sino que muchas veces se impone a sí mismo; esta hipocresía que disimula su propio corazón de él y le hace creer que es más virtuoso de lo que es realmente, y ni hace caso de sus vicios, o los confunde por sus virtudes. Son esta hipocresía y autoengaño fatales los que se hacen destacar en estas palabras: «¿Quién puede entender sus errores? Líbrame de mis faltas secretas.» Joseph Addison ¡Qué hermosa es la humildad de David! No puede hablar de los malos sino en términos de justa indignación; no puede sino aborrecer a los que aborrecen a su Dios; con todo, parece reflexionar inmediatamente y comprobarse a sí mismo: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón.» Precisamente en el mismo espíritu de humildad interior y reflexión, Abraham, cuando abogaba ante Dios en oración en favor de la Sodoma culpable y depravada, no dejó de hablar de sí mismo como polvo y cenizas (Génesis 18:27). James Ford Oro puro no teme al horno ni al fuego ni a la prueba ni al aguafuerte; no teme el oro de ley las balanzas. El oro que pesa lo que debe pesar lo evidencia se le pese como se le pese; lo que es oro, será oro, no importa cómo se le ponga a prueba, y aunque se haga la prueba con frecuencia seguirá siendo oro puro; lo que es, será, y será mejor de lo que es. Joseph Caryl Vers. 24. Y ve si hay en mí camino de perversidad. Del mismo modo que aborrezco todo camino de perversidad en los malos, también odiaría que lo hubiera en mí. C. H. S. Esta es una oración hermosa y apropiada para el comienzo de cada día. Es también un gran sentimiento para amonestarnos cada día al comienzo del mismo. Hay el camino de la incredulidad dentro de cada uno, el cual somos muy propensos a seguir. Hay el camino de la vanidad y orgullo, al cual nos acostumbramos con frecuencia. Hay el camino del egoísmo, en el cual andamos a menudo. Hay el camino de la mundanalidad, en el que a veces buscamos placeres vacíos, honores, fantasmas, etc. Hay el camino de la negligencia. ¡Qué apatía manifestamos en la oración, en el examen y aplicación de la Palabra de Dios! Hay el camino del depender de uno mismo, con el cual deshonramos a Dios y nos dañamos a nosotros mismos. Hay, por desgracia, el camino de la desobediencia, en el cual andamos a menudo. En todo caso, nuestra obediencia es fría, recalcitrante, incierta; no es simple, íntegra, ferviente. Qué necesario es, pues, ir a Dios al instante y preferir sinceramente la petición: «Señor, ve si hay en mí camino de perversidad.» Que nada que sea malo, que sea opuesto a tu carácter, repugnante a tu Palabra o dañoso y degradante para nosotros mismos, permanezca o sea albergado dentro de nosotros. T. Wallace Me parece que el punto más alto del logro religioso consiste en que un hombre pueda, con confianza, ofrecer la oración de nuestro texto. Os advierto que seáis precavidos en el uso de esta oración. Es fácil burlarse de Dios pidiéndole que os escudriñe, en tanto que no hacéis ningún esfuerzo, o muy pocos, en escudriñaros a vosotros mismos, y quizá menos para actuar ante el resultado del escrutinio. Henry Melvill 701 Y guíame en el camino eterno. Por medio de tu providencia, tu palabra, tu gracia, tu Espíritu, guíame siempre. C. H. S. *** SALMO 140 Este Salmo está en el lugar apropiado y a continuación del 139, de modo que casi puede leerse tras el anterior sin hallar una brecha entre los dos. El conjunto del Libro de los Salmos quedaría dañado seriamente si se interfiriera con el orden de los mismos, como algunos han propuesto. Es el grito del alma acorralada, la súplica de un creyente perseguido incesantemente y sitiado por enemigos astutos, que ansían su destrucción. David era perseguido como una perdiz por los montes y raramente tenía un momento de descanso. Esta es la apelación patética a Jehová pidiendo protección, una llamada que gradualmente se intensifica en la denuncia de sus acerbos enemigos. Con este sacrificio de oración ofrece la sal de la fe, porque en una manera muy marcada y enfática expresa su confianza personal en el Señor como Protector de los oprimidos y como su propio Dios y defensor. Pocos Salmos cortos son tan ricos en la joya preciosa de la fe. C. H. S. Vers. 1. Líbrame, oh Jehová, del hombre malo. Se lee como una cláusula de la oración del Señor: «Líbranos del mal.» David no suplicaba contra ningún individuo en particular, sino contra la especie representada por aquel cuya mejor descripción es «el hombre malo». Hay muchos que pertenecen a tal especie; realmente no hallaremos ninguno que no sea regenerado que en un sentido u otro no sea malo; y, sin embargo, no todos son igualmente malos. Es bueno que nuestros enemigos sean malos; sería algo espantoso que tuviéramos a los buenos contra nosotros. C. H. S. Guárdame de hombres violentos. El mal en el corazón se caldea en malicia y al fin hierve en pasión. El mal pasa a ser furor cuando tiene libertad para manifestarse; y entonces «el hombre malo» se desarrolla en el «hombre violento». ¿Qué vigilancia, fuerza o valor puede preservar al hijo de Dios del engaño y de la violencia? Sólo hay uno seguro que puede preservarle, y somos prudentes cuando nos cobijamos a la sombra de sus alas. Es común que los hombres buenos sean atacados por sus enemigos; David fue atacado por Saúl, Doeg, Ahitofel, Simei y otros; incluso Mardoqueo, sentado humildemente a la puerta, tenía su Amán; y nuestro Señor, el perfecto, estaba rodeado por los que tenían sed de su sangre. No podemos esperar, pues, que nosotros podamos pasar por el mundo sin enemigos, pero sí ser librados de sus manos, preservados de su furor, de modo que no pueda resultar daño real de su malicia. Esta bendición hay que procurarla por medio de la oración y esperarla por fe. C. H. S. Vers. 2. Los cuales maquinan en su corazón. No son felices a menos que intriguen y se confabulen. Parece que piensan unánimes y están en completo acuerdo en su malicia, y de todo corazón persigan a su víctima. 702 Causar un mal no es bastante para ellos; trabajan en plural y preparan muchas saetas para su arco. C. H. S. Cada día provocan contiendas. Literalmente esta cláusula dice: «recogen guerras», y algunos así lo entienden. Pero es bien conocido que las preposiciones son omitidas con frecuencia en el hebreo, y no hay duda de que el texto significa que provocan una enemistad general por medio de su falsa información, que actúa como una trompeta llamando a la batalla. Juan Calvino Vers. 2, 3. Los malos atacan al justo con tres armas: con el corazón, conspirando; con la lengua, mintiendo; con la mano, por la violencia. John Lorinus Vers. 3. Aguzaron su lengua como la serpiente. El movimiento rápido de la lengua de una víbora produce la impresión de que la aguza; lo mismo los maliciosos mueven la lengua tan rápido que hace suponer que la están aguzando. El poeta lo dice así en El rey Lear: «Hirióme con su lengua, como una serpiente, en el mismo corazón.» El aguzar la lengua significa una forma extrema de parlería, y mucho más el aguzar la lengua «como una serpiente». Los naturalistas nos dicen que no hay criatura que mueva su lengua con tanta rapidez como una serpiente, y por ello se dice que tienen tres lenguas. El Salmista significa: los malos hablan rápidamente, triplemente, y me hieren y envenenan con sus lenguas. Joseph Caryl ¿No es un hecho que hay muchos hombres cuya misma existencia es casi tan dañina como el veneno? Disparan sus lenguas lívidas como las de una serpiente, y el veneno de su disposición corroe el mismo objeto sobre el cual se concentran; siempre llenos de vileza y malicia, como el ave de mal agüero nocturna. Veneno de áspid hay debajo de sus labios. Es triste las cosas que pueden decir incluso hombres buenos cuando son provocados; sí, incluso los que se llaman «perfectos» cuando están en calma, no son tan mansos como palomas cuando uno pone en duda sus afirmaciones de no tener pecado. Este veneno del hablar mal no caería nunca de nuestros labios, por mucho que se nos provocara, si no estuviera allí de modo permanente; pero por naturaleza tenemos almacenadas muchas palabras venenosas, como la cobra tiene almacenado su veneno. Oh Señor, quita las bolsas de veneno y haz que de nuestros labios no salga sino miel. Selah. Este es trabajo duro. ¡Sube, corazón mío! No te hundas. No caigas. Levántate hacia Dios. C. H. S. En los días del apóstol Santiago, como ahora, al parecer había hombres y mujeres ociosas que iban de puerta en puerta chismeando y calumniando, y, con todo, uno no podía examinar la calumnia y descubrir la falsedad en ella. No se podía evaporar la verdad en un proceso lento en el crisol y ver en qué consistía el residuo de falsedad reluciente y visible. No se podía señalar qué palabra, o frase, o dicho era la calumnia; porque para constituir una calumnia no es necesario que la palabra dicha sea falsa; las medias verdades son a veces más calumniosas que las falsedades enteras. No es, incluso, necesario que sea pronunciada una sola palabra de modo claro; un labio caído, una ceja arqueada, un hombro encogido, una mirada significativa, una expresión incrédula en el rostro, y aun un silencio enfático pueden hacer la tarea; y cuando lo ligero y trivial que ha producido la maldad se ha desvanecido, queda detrás el veneno para enconar la herida, inflamar 703 el corazón, hacer febril la existencia y emponzoñar la compañía humana en la misma fuente de la vida. De modo muy enfático pudo decir uno que había sufrido una tal aflicción: «Veneno de áspid hay debajo de sus labios.» Frederick Wm. Robertson ¿Qué se puede decir de los que se han ocupado en esta actividad sino que son una «generación de víboras», la nidada de la antigua serpiente», el gran acusador y calumniador de los hermanos, que tiene bajo su lengua una bolsa de «veneno» que da la muerte instantánea a la reputación de aquel al que hinca el diente? Así, David era perseguido como un rebelde, Cristo fue crucificado como un blasfemo, y los cristianos primitivos eran torturados como culpables de incesto y asesinato. George Horne Tal es la naturaleza del pecado; entra donde quiere, se arrastra de un miembro del cuerpo a otro, y del cuerpo al alma, hasta que ha infectado al hombre entero; y luego va de hombre a hombre, hasta que infecta a toda la familia; y no se queda allí, sino que, desparramándose como fuego en una pradera, va de familia en familia hasta que ha envenenado a toda la ciudad, y así a todo el país o a todo un reino. William Crashaw Vers. 4. Guárdame, oh Jehová, de las manos del impío. Ninguna criatura entre las fieras de la selva es tan terrible como enemigo del hombre como el mismo hombre cuando va guiado por el mal e impelido por la violencia. C. H. S. Líbrame de hacer lo que ellos hacen, o lo que ellos querrían hacerme, o lo que se prometen que harán. Matthew Henry Vers. 5. Han tendido red junto a la senda. Si un hombre piadoso puede ser engañado, sobornado, atemorizado o encolerizado, el inicuo lo intentará. Están dispuestos a torcer las palabras, falsificar las intenciones, desviar los esfuerzos; dispuestos a halagar y mentir y hacerse ruines hasta el último grado con tal que puedan realizar sus propósitos abominables. Selah. El arpa necesita ser afinada después de estos acordes, y el corazón necesita elevarse hacia Dios. C. H. S. Vers. 6. La voz de mis ruegos. La única seguridad para el hombre sencillo y sin letras, cuando es atacado con los astutos argumentos de los herejes e infieles, no es la controversia, sino la oración, un arma que los adversarios raramente usan y no pueden entender. Bruno De Aste Vers. 7. Jehová Señor, potente salvador mío, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla. El escudo del Eterno es una protección mejor que un casco de bronce. Cuando las flechas vuelan y el hacha de combate golpea a derecha e izquierda, no hay mejor cobertura para la cabeza que el poder del Todopoderoso. C. H. S. Vers. 9. En cuanto a los que por todas partes me asedian, ahogue los la malicia de sus propios labios. El poeta representa a sus adversarios tan unidos como si tuvieran una sola cabeza, porque hay con frecuencia unanimidad entre los espíritus malignos, lo cual les hace mas fuertes y terribles en sus viles propósitos. La lex talionis, con frecuencia derriba al hombre violento y hace caer sobre él el mal que había planeado para otros; sus flechas se vuelven contra ellos. Cuando 704 los labios de un hombre sueltan maldiciones, probablemente, como las gallinas, acabarán regresando al punto del que partieron para reposar. Una piedra lanzada al aire es muy probable que caiga sobre la cabeza del que la lanzó. Las palabras de David se pueden leer en el futuro como una profecía; pero en este versículo, en todo caso, no hay necesidad de hacerlo para suavizar su tono. Es tan justo que la maldad que los hombres maquinan y la calumnia que esparcen se vuelva como un culatazo contra ellos, que todo hombre recto ha de desearlo; el que no desea que sea así, por creerse más humano y más cristiano, se arriesga a una componenda rastrera con los inicuos, o es deficiente en su sentido del bien y del mal. Cuando los malos cavan hoyos para el inocente pero caen en ellos, creemos que los ángeles están contentos; ciertamente, el más tierno y amable de los filántropos, por mucho que sienta compasión por los que sufren, tiene que aprobar la justicia que hace que sufran. Sospechamos que algunos de nuestros críticos sólo necesitarían ponerse en el lugar de David, y con ello sus palabras cambiarían de tono. C. H. S. Vers. 10. Caerán sobre ellos ascuas de fuego. Los que han calentado siete veces el horno de la calumnia serán devorados por él. ¿Quién habría sentido compasión por Nabucodonosor si le hubieran echado a él en su propio horno? C. H. S. En los abismos profundos de donde no salgan. Cuando el hombre justo cae, vuelve a levantarse; pero cuando cae el inicuo, «lo hace como Lucifer, para no volver a levantarse». C. H. S. Vers. 11. El hombre deslenguado no se afianzará en la tierra. Los hombres de lengua cruel y falsa son muy útiles cuando van como cadáveres a abonar el suelo. Llevan ya con el mal el elemento de corrupcion. De ahí que no hay oratoria que pueda prestar un cimiento seguro a la causa que lleva la mentira dentro de sí. C. H. S. El mal cazará al hombre violento para derribarle. El pecado es su propio castigo; un hombre violento no necesita destino más aciago que segar el mal que ha sembrado. Es horrible que un cazador sea devorado por sus propios sabuesos; con todo, éste es el destino seguro del perseguidor. C. H. S. Vers. 13. Ciertamente los justos alabarán tu nombre. En la tierra un tiempo, en el cielo para siempre, el hombre puro de corazón cantará al Señor. Qué resonantes y dulces serán los cánticos de los redimidos en el milenio, cuando el manso heredará la tierra y se deleitará en la abundancia de paz! Los rectos morarán en tu presencia. ¡Qué alto ha subido este Salmo.; desde ser cazado por los hombres malos, a residir en la presencia divina; así se eleva la fe del santo desde las profundidades a las alturas de reposo pacifico. Bien puede el Salmo llevar varios selahs, o ascensos. C. H. S. *** 705 SALMO 141 Título: «Salmo de David». Sí, David está bajo sospecha; tiene miedo de hablar para no inculparse él mismo, inadvertidamente, al tratar de defenderse; David, calumniado y sitiado por sus enemigos; David, censurado incluso por los santos, y tomándolo con paciencia; David, deplorando la condición del bando piadoso por el cual había sido reconocido como jefe; David, esperando en Dios con expectación confiada. El Salmo pertenece a un grupo de cuatro, y es bastante semejante a los otros tres. Su significado es profundo, de modo que en algunos puntos es muy oscuro; con todo, incluso en su superficie, tiene polvo áureo. En su comienzo, el Salmo es iluminado con el resplandor que se levanta con el incienso vespertino que se eleva hacia el cielo; luego viene la noche, lenguaje en cuyo significado no podemos casi ver nada; y ésta da lugar, luego, a la luz de la mañana, en la cual nuestros ojos están junto al Señor. C. H. S. El Salmo en conjunto. Pocos Salmos abarcan en una dimensión tan reducida tantas gemas de verdad preciosa y santa. Barton Bouchier Vers. 1. Jehová, a ti clamo. Mi oración es penosa y débil y no es más que un clamor; pero es un clamor a Jehová, y esto la ennoblece. C. H. S. La incredulidad busca muchas maneras de ser librada de la tribulación; pero la fe sólo tiene una manera: ir a Dios, a saber, por medio de la oración, pidiendo lo que necesita.. David Dickson Ninguna aflicción o peligro, por grande que sea, debe ahogar mi fe o cerrarme la boca, sino que me hará más sincero y ferviente, y mis oraciones, como los ríos cuando pasan por una angostura, lo arrastran todo por su impetuosidad. John Trapp A ti clamo. Nuestra oración y la misericordia de Dios son como dos cubos en un pozo: cuando el uno asciende, el otro desciende. Ezequiel Hopkins Vers. 2. Suba mi oración delante de ti como el incienso. Tal como el incienso es preparado cuidadosamente, encendido con fuego sagrado y devotamente presentado a Dios, así sea mi oración. No hemos de considerar la oración como una tarea fácil, que no requiere pensar mucho; es necesario presentarla; y lo que es más, presentarla «delante del Señor», teniendo sentimiento de su presencia y una santa reverencia a su nombre. C. H. S. Presentar. La oración es un obrar que piensa, obrar que cree, obrar que sabe, obrar que escudriña, obrar que humilla, y no vale nada si el corazón y la mano no se upen para hacerlo. Thomas Adams Como ofrenda de la tarde. Este debería ser nuestro servicio diario, tal como se ofrecía un cordero por la mañana y otro por la tarde como sacrificio. Pero, ¡ay!, qué sosas y muertas son nuestras devociones. Como los carros de Faraón, avanzan pesadamente. Algunas, como el asno de Balaam, raramente abren la boca dos veces. Thomas Adams 706 Vers. 3. Pon guarda en mi boca, oh Jehová. La lengua es el instrumento principal en la causa de Dios; pero también es la máquina central del diablo; dásela, y no pide nada más; no hay maldad que no sea cometida por ella. Un hombre nunca debería usar este lenguaje sin la convicción de que está en peligro de trasgresión. Y si David se daba cuenta de que podía errar, ¿vamos nosotros a presumir de que estamos seguros? Nuestro peligro resulta de la corrupción de nuestra naturaleza. «Engañoso es el corazón sobre todas las cosas, y perverso»; y ¿quién puede sacar algo limpio de lo sucio? Nuestro peligro resulta del contagio del ejemplo. No hay nada de que sea más culpable la humanidad, en conjunto, que de desórdenes en el hablar. Con todo, estamos rodeados de ellos constantemente; y acostumbrados a ellos desde la infancia, la edad más lábil. Estamos en peligro por la frecuencia con que hablamos. «En la multitud de palabras no falta pecado.» Por necesidad hemos de hablar con bastante frecuencia; pero muchas veces hablamos sin necesidad. El deber nos llama a mezclarnos con nuestros prójimos; pero estamos demasiado poco en el aposento alto y demasiado entre la muchedumbre, y cuando estamos en compañía olvidamos la admonición: «Sed prontos en el oír, y lentos en eL hablar.» Un hombre nunca debería usar este lenguaje sin estar convencido de su incapacidad de preservarse a sí mismo. La Biblia nos enseña esta verdad, no sólo doctrinalmente, sino también históricamente. Los ejemplos de hombres buenos, y hombres eminentes en piedad, confirman esto. Moisés, el más manso de todos los hombres, «habló con poco juicio con sus labios». Habéis oído de la paciencia de Job, pero Job «maldijo el día en que había nacido»; y Jeremías, el profeta del Señor, hizo lo mismo. Pedro dijo: «Aunque todos se escandalicen a causa de Ti, yo nunca me escandalizaré; aunque tenga que morir por Ti, yo no te negaré.» Pero ¿qué uso hizo de la lengua unas pocas horas después? Entonces «empezó a maldecir y a jurar, diciendo: ¡No conozco a este hombre!» Wm.Jay. Sermón sobre «La regulación de la lengua» La naturaleza hizo los labios para que fueran una puerta para mis palabras; que la gracia guarde esta puerta; que no permita que salga ninguna palabra que pueda tender al deshonor de Dios; a causar daño a otros. Matthew Henry Que haya un sello en la lengua para las palabras que no se deban decir. Es mejor guardar las palabras que la riqueza. Luciano Vers. 4. Mi corazón. Esaú tenía una herencia, tenía un corazón, pero no tenía dominio de sí mismo; por tanto, da a Dios tu corazón para que lo guarde; y no una parte de tu corazón, no un aposento de tu corazón, sino todo tu corazón. El corazón dividido muere. Dios no es como la madre fingida que no tenía inconveniente en que el niño fuera partido, sino como la madre verdadera que dijo, antes que lo partieran: «dádselo a ella». Que el diablo se lo quede todo si tú crees que el que te lo dio no es digno. Dios no está dispuesto a ceder parte del corazón a otro. En Deuteronomio 6:5 dice: «con todo tu corazón, toda tu alma, y toda tu fuerza»; lo requiere tres veces todo, no sea que nos quedemos algo. 707 Sin embargo, es tu corazón, esto es, un corazón vano, un corazón estéril, un corazón pecaminoso, hasta que lo entregas a Dios, y entonces es la esposa de Cristo, el templo del Espíritu Santo y la imagen de Dios, tan cambiado, y formado, y refinado que Dios lo llama un nuevo corazón. Hay una lucha por el corazón, como la hubo por el cuerpo de Moisés. «Dámelo», dice el Señor; «dámelo», dice el tentador; «dámelo», dicen las riquezas; «dámelo», dice el placer; como si tuvieras necesidad de darlo a alguien. Así pues, tú puedes decidir si lo das a Dios o al diablo; ¿será el Corazón de Dios, o del diablo? ¿De quién será? Henry Smith A hacer obras impías con los que hacen iniquidad. La vida se inclina pronto hacia donde tiende el corazón; Cuando se desean Cosas malas, el resultado son malas prácticas y Costumbres. A menos que la fuente de vida se conserve pura, las corrientes de la vida pronto estarán contaminadas. ¡Ay!, las Compañías tienen mucho poder; incluso los buenos son desviados al asociarse Con los malos; de ahí el temor de que practiquemos obras malas Cuando estamos rodeados de obradores de maldad. Hemos de esforzarnos en no estar Con ellos, no sea que pequemos Con ellos. Es malo ya Cuando el Corazón va por el mal camino solo; peor, cuando es la vida la que avanza por el mal camino sola; pero es muy probable que aumente el grado de impiedad cuando el que se hace atrás está corriendo pendiente abajo con toda una horda de pecadores. Los hombres buenos se horrorizan ante la idea de pecar como pecan otros; el temor de ello les hace postrar de rodillas. C. H. S. Y no coma yo de sus manjares deliciosos. La trampa tiene como cebo manjares deliciosos, para que se nos pueda capturar y pasemos a ser comida para su malicia. Si no queremos pecar con otros, es mejor que no nos sentemos con ellos, y si no queremos participar en su maldad, no hemos de compartir su osadía. C. H. S. El pecado no sólo es carne, sino carne sabrosa; no sólo es pan, sino pan tierno para el mal corazón. Joseph Caryl Vers. 5. Que el justo me castigue, será un favor. El Salmista prefiere los golpes de sus compañeros en la gracia, a las golosinas con los impíos. Prefiere que el justo le castigue que no que le festeje el impío. Da permiso, y aun invita, para que se le haga una admonición fiel: «Que el justo me castigue.» Cuando los impíos nos sonríen, su lisonja es cruel; cuando el justo nos hiere, su fidelidad es amable. Algunas veces los golpes del hombre piadoso pueden ser duros; no sólo le indica el mal con ellos, sino que le da de firme; y aun entonces hemos de recibir los golpes con amor y estar agradecidos a la mano que golpea recio. Los necios se resienten de la reprensión; el hombre prudente se beneficia de ella. C. H. S. La gracia enseña al cristiano a beber bebidas sanas, aunque no sean agradables al paladar. La reprensión fiel es una muestra de amor, y, por tanto, debe ser considerada como bondad. El hombre de naturaleza corrupta es como una serpiente; si se le toca, acumula veneno y lo proyecta sobre el otro. «Reprende al sabio, y te amará.» George Swinnock 708 La sinceridad y el arrepentimiento genuino son honrosos para la persona que es cuidadosa en evitar el pecado, y que es más propensa a confesarlo cuando ha sido vencida por él, y a ser agradecida de veras a los que la llaman al arrepentimiento; esta persona siente más deseo de que Dios y su ley y la religión tengan la gloria de su santidad que no de tener él mismo la gloria inmerecida de la inocencia y el escabullirse de la vergüenza merecida de su pecado. Una de las enfermedades más peligrosas en los que profesan religión, y uno de los mayores escándalos de esta edad, es que las personas eminentemente religiosas se muestran más impacientes frente a un reproche sencillo, pero justo, que muchos borrachos, perjuros o fornicarios; y cuando han pasado horas o días en una confesión al parecer sincera de su pecado, lamentan ante Dios y el hombre el que no puedan verter más lágrimas y pasar más pena por ello; con todo, cuando otro les dice contra ellos la mitad de lo que ellos dicen de sí mismos, lo consideran una afrenta intolerable y le tienen por un enemigo maligno de las personas piadosas. Richard Baxter El ministro no puede estar siempre predicando; dos o tres horas, quizá, cada semana, las pasa en el púlpito, mostrando a los suyos el espejo del evangelio para que se vean el rostro; pero las vidas de los fieles predican un sermón mucho más largo; si son santas y ejemplares, repiten lo que dice el pastor a sus familias y vecinos con quienes viven, y mantienen el sonido de su doctrina resonando continuamente en los oídos de ellos. «Al que quiera aconsejar o reprobar a otro», dijo Tertuliano, «le corresponde respaldar sus palabras con la autoridad de su propia conducta, no sea que, faltando aquí, lo que dice le avergüence a él mismo». No nos gusta que se nos acerque una persona que tiene mal aliento; los tales, pues, deben vivir una vida fragante. William Gurnall Será óleo excelente que no rehusará mi cabeza. Algunos se jactan de ser directos, o como dicen, «sinceros»; pero la brusquedad no hace bien a los otros y Consigue poco amor para uno mismo. Las Escrituras recomiendan mansedumbre y amabilidad. La reprensión debe caer Como el rocío, no como el granizo. El «óleo» se insinúa; la piedra de granizo hiere y rebota. Los cristianos deberían tener cuidado en no tenerle demasiado apego a la obra de «reprender». Estos «gendarmes espirituales» causan mucho mal sin tener intención de hacerlo. Son en la iglesia lo que una persona sarcástica en la sociedad, o un correveidile o soplón en la escuela: y aproximadamente muy semejantes a lo que el apóstol llama «entremetidos en las vidas de los demás». Nuestra manera de obrar ha de ser tierna y suave, que gane a los otros. «El clavo de la reprensión», dice un antiguo escritor, «debe ser bien untado de amabilidad, para que se clave». El entremeterse con las faltas de los demás es como intentar hacer que se mueva una persona afectada por la gota; ha de moverse muy poco a poco y con ternura, y no gritarle para que se apresure. Lo importante es mostrarle a la persona que la amamos de veras; y si manifiestas esto a la vista de Dios, El bendecirá tus esfuerzos y te dará favor a la vista del hermano que yerra. Christian Treasury Si David podía decir de su enemigo que le maldecía: «Dejadle, por que Dios le ha dicho que me maldiga» (20 Samuel 16), con mucha mas razón puedo yo decir de tu amigo que te reprende: 709 «Déjale, porque Dios le ha dicho que te reprenda.» Y tal como el apóstol dijo de los ministros del evangelio que «Dios os ruega por medio de nosotros», así persuadíos que Dios os reprende por medio de ellos. John Core Decían los paganos: «El que quiera ser bueno, ha de tener un fiel amigo que le instruya, o un enemigo vigilante que le reprenda.» ¿Matamos al médico porque viene a curarnos, o le deseamos mal porque él nos desea bien? La espada llameante de la reprensión es para evitar que comamos del fruto prohibido de la trasgresión. «Que el justo me castigue, será un favor; y que me corrija el recto, será óleo excelente que no rehusará mi cabeza.» Que me golpee como con un martillo, porque esto es lo que significa la palabra. Un Boanerges es tan necesario como un Bernabé. William Secker Pero mi oración testificará continuamente contra las maldades de los impíos. El hombre de gracia nunca se enoja contra sus amigos francos y sinceros, de modo que albergue rencor contra ellos; silo hace, cuando éstos le ven en la aflicción se volverán contra él y le zaherirán con sus reprensiones. Tan genuina es la fraternidad del cristiano, que estamos con nuestros amigos, en la enfermedad o la persecución, sufriendo con ellos; de modo que la oración de nuestro corazón es en favor de sus aflicciones. Cuando no podamos dar a un hombre bueno otra cosa, démosle nuestras oraciones, y hagámoslo doble para los que nos han reprendido. C. H. S. Vers. 7. Son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol (tumba). El caso de David parece sin esperanza; la causa de Dios en Israel estaba prácticamente muerta, como un cadáver deshecho, echado a la tumba, para que el polvo vuelva al polvo. C. H. S. Como astillas o pedruscos por el suelo. ¡Con qué frecuencia los hombres buenos piensan que la causa de Dios se halla en esta situación! Doquiera que miren ven muerte, división y destrucción. Partidos, divididos sin esperanza. Esparcidos, si, y a la boca de la tumba. ¡Partidos, y partidos para el fuego! Así ha llegado a verse, al parecer, la causa de Dios. «Sobre la tierra» las perspectivas son desastrosas; el campo de la iglesia es arado en profundos surcos; es como el patio del que parte leña, en que todo va a parar a un montón, hecho trozos. ¡Qué misericordia que haya algún lugar sobre la tierra al cual podamos mirar! C. H. S. Vers. 8. Hacia ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos. Si quieres tener la mente fija en la oración, mantén los ojos fijos. Por el ojo entra mucha vanidad. Cuando los ojos van de un lado a otro en la oración, el corazón los sigue. Pensar mantener el corazón fijo en la oración y dejar que los ojos miren de acá para allá, sería como uno que intentara tener la casa segura y dejara las ventanas abiertas. Thomas Watson No desampares mi alma. El estar desamparado en las circunstancias de la vida es malo, pero el estar desamparado en el alma es mucho peor; el ser abandonado por los amigos es una calamidad, pero el ser abandonado por Dios sería la destrucción. El consuelo que tenemos es que Dios ha dicho: «No te dejaré ni te desampararé.» C. H. S. 710 Vers. 9. Guárdame de los lazos que me han tendido. Parece más preocupado de la tentación encubierta que de los ataques a la vista. El hombre valiente no teme la batalla, pero aborrece las intrigas secretas. C. H. S. Vers. 10. Caigan los impíos a una en sus propias redes, mientras yo sigo adelante. Es posible que ésta no sea la oración de un cristiano, pero es muy justa; y se requiere mucha gracia para abstenerse de decir «Amén» a ella; de hecho, la gracia no nos empuja a hacernos desear otra cosa con respecto a los enemigos de los santos. ¿No deseamos todos que el inocente sea librado y el culpable coseche el resultado de su propia malicia? Naturalmente, si somos justos. No puede haber nada malo en desear que esto suceda en nuestro propio caso cuando lo deseamos para los buenos en general. Con todo, hay un camino más excelente. C. H. S. *** SALMO 142 Título: «Masquil de David». Este «Masquil» está descrito para nuestra instrucción. Nos enseña principalmente por medio del ejemplo la forma de ordenar nuestra oración en tiempos de aflicción. Una instrucción así es una de las partes más necesarias, prácticas y efectivas de nuestra educación espiritual. El que ha aprendido a orar ha recibido instrucción en la más útil de las artes y las ciencias. Los discípulos dijeron al Hijo de David: «Señor, enséñanos a orar»; y aquí David nos da una valiosa lección al enumerar sus propias experiencias en cuanto a la suplicación hallándose bajo una nube. C. H. S. Título: «La cueva». Dejando los caballos a cargo de algunos árabes, y poniéndonos a un árabe como guía, emprendimos el camino hacia la cueva, conocida ahora como Mugharet Khureitum, que se cree era la cueva de Adullam. Después de andar por ella a tientas todo el rato que pudimos, regresamos a la luz del día plenamente convencidos de que con David y sus valientes dentro toda la fuerza de Israel bajo Saúl no podía forzar la entrada, y ni aun lo habrían intentado. William M. Thompson Vers. 2. Delante de él expongo mi queja. Nos quejamos a Dios, pero no de Dios. Cuando nos quejamos, no debería ser delante de los hombres, sino delante de Dios solamente. C. H. S. Delante de él manifiesto mi angustia. Nota que no mostramos nuestra angustia delante del Señor para que la vea, sino para que nosotros podamos verle a El. Es para nuestro alivio, y no para su información, que explicamos todo lo que se refiere a nuestros ayes; nos hace mucho bien el presentar nuestra aflicción ordenadamente, porque gran parte de la misma desaparece en el proceso como un espectro que no resiste la luz del día; y el resto pierde gran parte de su terror, debido a que el velo del misterio es quitado por una presentación clara y ordenada de los hechos que nos afligen. 711 Derrama tus pensamientos, y verás lo que son; muestra tu aflicción, y se te hará patente la extensión de la misma; que todo sea hecho delante del Señor, porque en comparación con la gran majestad de su amor la aflicción parecerá casi nada. C. H. S. El encomendar nuestra causa a Dios es a la vez nuestro deber, nuestra seguridad y nuestro alivio. Abraham Wright Vers. 3. Cuando mi espíritu desfallece dentro de mí, tú conoces mi senda. Verdaderamente es bueno saber que Dios conoce lo que nosotros conocemos. Nosotros nos desconcertamos, pero Dios nunca cierra los ojos; nuestros juicios van a la deriva, pero los de la mente eterna siempre son claros. C. H. S. El Señor no se retira a gran distancia de nosotros, sino que sus ojos están sobre ti. El te ve, y no con la indiferencia de un mero espectador, sino que te observa con atención. El sabe, El considera tu camino; sí, El lo señala, y toda circunstancia acerca del mismo está bajo su dirección. Tu tribulación empezó en la hora que Él consideró oportuna; no podía venir antes; y El ha marcado el grado de)a misma hasta el grosor de un cabello, su duración hasta el minuto. El sabe, además, en qué forma está afectado tu espíritu; y las provisiones de gracia y fuerza que El considera necesarias te las proporciona a su sazón. Así que aun cuando las cosas parecen más oscuras, puedes decir: «Aunque disciplina, no mata.» Por tanto, espera en Dios, porque aún tienes que alabarle. John NEWTON Aunque como cristianos poseemos la plena solución del problema del sufrimiento, con todo, con frecuencia nos hallamos en la posición de Job con respecto a una aflicción particular determinada. Hay aflicciones tan extensas que son totales; pérdidas tan absolutas y golpes tan terribles e inexplicables que parece, durante un tiempo, como si estuviéramos envueltos en una lobreguez impenetrable, como si el secreto del Señor no hubiera sido revelado. ¿Por qué es herido éste y eximido aquél? ¿Por qué esta persona, en quien habíamos centrado tantas esperanzas, o que ya había realizado expectativas placenteras, ha sido arrebatado? ¿Por qué ha quedado, en cambio, otra que es inútil y aun un estorbo sobre la tierra? ¿Por qué aquella voz que hallaba eco en tantos corazones fue acallada de repente? ¿Por qué he sido herido yo? ¿Por qué he perdido lo que hacía mi vida moral hermosa y útil? Con frecuencia el alma parece perdida en pensamientos que la abruman pierde pie, se tambalea impotente en medio de las aguas profundas de la aflicción. Parece que todo ha terminado. No pienses así. Recuerda a Job; no puedes ir a mayores extremos de desesperación que él, y Dios tuvo compasión de él. Hay mucho consuelo para ti en este ejemplo de sufrimiento indescriptible, exasperado hasta el último grado, y, con todo, perdonado y consolado. Adhiérete a la memoria de este hecho bendito como un cable de liberación, una tabla en un naufragio. Y entonces recuerda que la aflicción forma parte del plan de Dios, y que El también te pide que te muestres dispuesto y absolutamente confiado en El. E. De Pressense, D. D. 712 En el camino por donde voy, me han tendido un lazo. Los impíos han de hallar alguna salida a su malicia, y, por tanto, cuando no se atreven a atacar directamente, tienden un lazo. Vigilan al hombre de gracia y tienden el lazo por donde pasa, pero lo hacen con sigilo, evitando ser observados. Esta es una gran prueba, pero el Señor es mayor que ellos y nos hace andar con seguridad en medio del peligro; porque El nos conoce a nosotros y a nuestros enemigos, nuestro camino y el lazo en el tendido. Bendito sea su nombre. C. H. S. Lazos a la derecha y lazos a la izquierda; lazos a la derecha, prosperidad mundana; lazos a la izquierda, adversidad mundana; lazos a la derecha, lisonja; lazos a la izquierda, alarma. Andas entre lazos; no te apartes del camino; no caigas en el lazo de la lisonja, ni te desvíes del camino a causa de la alarma. Agustín Vers. 4. Mira a mi diestra y observa: No hay quien me quiera conocer. Aunque parezca extraño, todos eran extraños para David. Había conocido a muchos, pero ninguno le reconocía. Cuando una persona está en entredicho, es asombroso ver lo flaca que se vuelve de repente la memoria de sus antiguos amigos; simplemente le olvidan; se niegan a conocerle. Esto es una calamidad. Es mejor que se le opongan a uno los enemigos que no que le abandonen los amigos. Cuando los amigos nos buscan, hacen ver que nos conocen desde la infancia; pero cuando nosotros buscamos a los amigos, es sorprendente lo poco que recuerdan; el hecho es que en los tiempos de deserción no es verdad que no nos conozcan, sino que no quieren conocernos. Su ignorancia es culpable C. H. S. «No tengo refugio... Tú eres mi refugio.» Los viajeros nos dicen que el que está en la cima de los Alpes puede ver que está lloviendo debajo muchas veces, pero que a él no le cae ni una gota encima. El que tiene su porción en Dios está en una alta torre, y, por tanto, seguro de todas las tribulaciones y tormentas. George Swinnock Vers. 5. Clamo a ti, oh Jehová. Como los hombres no hacían caso de él, David se vio llevado a Jehová su Dios. ¿No fue esto una ganancia que compensó la pérdida? ¿Riqueza ganada con una quiebra? Todo lo que nos lleva a clamar a Dios es una bendición para nosotros. C. H. S. Digo: Tú eres mi refugio, y mi porción en la tierra de los vivientes. A veces es más fácil creer en una porción en el cielo que en una porción sobre la tierra; estamos más cerca de morir que de vivir, o por lo menos lo pensamos. No hay vida en la tierra de los vivientes como vivir en el Dios vivo. En esta cláusula tenemos dos partes; la segunda se eleva por encima de la primera. El tener a Jehová como refugio es algo importante, pero el tenerlo como nuestra porción lo es todo. Si David no hubiera clamado, no lo habría dicho; y si el Señor no hubiera sido su refugio, nunca habría sido su porción. El peldaño inferior es tan necesario como el superior; pero no es necesario siempre detenerse en el primer peldaño de la escalera. C. H. S. Vers. 6. Escucha mi clamor: 713 ¿Puedes ver las penas de otro y no sentir, tú, aflicción? ¿Puedes verle cuando sufre y no intentar aliviarle? ¿Puede un padre ver a su hijo que llora, y no sentir pena? ¿Es la madre indiferente al gemido de su hijo? ¡Todo esto es imposible! ¿Crees tú que tus suspiros no los oye tu. Hacedor, que tus lágrimas ardientes le pasan inadvertidas? ¡No! Él nos concede su gozo que ahuyenta nuestro dolor. Y en tanto que éste persiste nos consuela con su amor. William Blake Vers. 7. Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre. Que Dios sea glorificado; éste es otro ruego del que suplica. Los presos fuera de la cárcel hablan bien de los que les han dado la libertad. La emancipación del alma es la forma más noble de liberación y requiere la alabanza más entusiasta; el que es librado de las mazmorras de la desesperación, con toda seguridad engrandece el nombre del Señor. C. H. S. *** SALMO 143 Título: «Salmo de David». Se parece tanto a otros Salmos davídicos que aceptamos el título sin la menor vacilación. La historia de David lo ilustra, y su espíritu respira en él. Por qué ha sido clasificado como uno de los siete Salmos Penitenciales no podemos decirlo; porque es más bien una reivindicación de su propia integridad, y una oración indignada contra sus calumniadores, que una confesión de falta. Es verdad que el segundo versículo prueba que él nunca había ni sonado intentar justificarse delante del Señor; pero en ello es difícil ver que haya el quebrantamiento de espíritu que hallamos en la penitencia. Parece más bien marcial que penitencial, más bien una súplica para ser liberado de la tribulación que un reconocimiento compungido de trasgresión. C. H. S. Todo el Salmo: Al hacer este Salmo (según se ve claramente), David se hallaba en algún peligro extremo; fuera por parte de Saúl, que le había forzado a huir a la cueva como en el Salmo anterior, o por parte de Absalón su hijo, o por algún otro, esto es incierto. Este valioso Salmo, pues, contiene estas tres cosas: Primera, una confesión de sus pecados. Segunda, una 714 lamentación por las injurias infligidas. Tercera, una súplica de liberación temporal y de gracias espirituales. Archibald Symson Vers. 1. Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos. Los hombres de gracia sienten anhelos de ser oídos en la oración y por ello doblan sus súplicas para conseguirlo. El Salmista desea ser oído y considerado; por ello dama: «Oye, y luego escucha.» C. H. S. Respóndeme por tu verdad. El perdón no es incompatible con la verdad o la justicia, y el perdón que por su misericordia Dios concede al pecador es concedido en justicia a su querido Hijo, el cual aceptó y cumplió las obligaciones del pecador. Esto es una verdad infinitamente preciosa, y los corazones de millares en todas las edades han sido sostenidos y alegrados por ella. Una anciana cristiana, muy humilde, comprendió esto tan plenamente, que cuando un siervo de Dios le preguntó cuando yacía en su cama moribunda-, que cuál era la base de su esperanza para la eternidad, contestó, con mucha seguridad: «Confío en la justicia de Dios»; añadiendo, sin embargo, cuando la respuesta dejó sorprendido a su interlocutor: «Justicia, no hacia mí, sino a mi Sustituto, en quien confío.» Robert Macdonal Vers. 2. Y no entres en juicio con tu siervo. Hace algunos años visitaba yo a una joven que se estaba muriendo de consunción. Era pobre y forastera en nuestra ciudad, aunque había vivido en ella algún tiempo en su infancia y había asistido a mi clase de Escuela Dominical. ¿Cuál era su único apoyo, esperanza y consuelo a la vista del oscuro valle de sombra de muerte al que se iba acercando? Era un versículo de un Salmo que había aprendido en mi clase y que nunca había olvidado. Lo repetía con las manos juntas, mirada penetrante y con la voz temblándole en los labios: No entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de Ti ningún ser humano. No; ningún pecador puede resistir la mirada de Ti, oh Dios, si trata de justificarse a sí mismo. James Comper Gray Un joven me dijo una vez: «No creo que yo sea un pecador.» Le pregunté si no le importaría que su madre o su hermana supieran todo lo que él había hecho, dicho o pensado, y todos sus pasos y sus deseos. Después de un momento me contestó: «No, ciertamente, no me gustaría que lo supieran; en modo alguno.» «Entonces, ¿cómo te atreves a decir, en la presencia del Dios santo, que conoce todos los pensamientos de tu corazón, que no has cometido pecado?» John B. Gough Porque no se justificará delante de Ti ningún ser humano. Esta edad insensata ha producido muestras de un orgullo tal que los hombres se han atrevido a afirmar la perfección en la carne; pero estos jactanciosos vanos no son excepción a la regla puesta aquí: no son sino hombres, y ejemplares pobres además. Cuando se examinan sus vidas con frecuencia se hallan en ellas más faltas que en el humilde penitente ante el cual se glorían de su superioridad. C. H. S. 715 Vers. 3. Ha postrado en tierra mi vida. La calumnia tiene un efecto deprimente sobre el ánimo; es un golpe que derriba la mente como si le hubieran dado con el puño. C. H. S. Vers. 5. Recuerdo los días de antaño. Cuando no veamos nada nuevo que pueda alegrarnos, pensemos en las cosas antiguas. En un tiempo pasado nuestros días eran alegres, días de liberación y gozo y acción de gracias; ¿por qué no han de serlo otra vez? Jehová rescató a su pueblo en las épocas pasadas, hace siglos; ¿por qué no ha de hacerlo ahora de nuevo? Nosotros mismos tenemos un pasado sustancial al que mirar; tenemos recuerdos soleados, recuerdos sagrados, recuerdos satisfactorios, y éstos son como flores para las abejas de la fe, y, al visitarías, pueden hacer miel para el presente. C. H. S. Vers. 5. y 6. Extiendo mis manos hacia ti. Como un mendigo pide limosna. Mendigar no es el oficio más fácil ni más pobre, sino el más difícil y el más rico de todos. John Trapp Mi alma tiene sed de Ti como la tierra sedienta. Como el suelo se resquebraja y abre la boca en súplica muda, así el alma del Salmista se partía por su anhelo. Tenía sed del Señor. Si pudiera haber sentido la presencia de su Dios, no se habría sentido abrumado o vivido en la oscuridad; es más, todo se habría vuelto para él paz y gozo. C. H. S. Selah. Es hora de hacer una pausa, porque la súplica ha llegado a un punto cumbre. Tanto las cuerdas del arpa como las del corazón necesitan descanso y ser afinadas para la segunda mitad del cántico. C. H. S. Vers. 7, 8, 10 y 11. Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás. Esto es exacto; nuestras oraciones, así como nuestras otras formas de obediencia, han de ser imparciales; deberíamos desear el consuelo por amor a la santidad, más bien que la santidad por amor al consuelo. John Fawcett Vers. 8. Hazme sentir tu misericordia. No es de extrañar que los ateos y los que rehúsan la Palabra de Dios vivan sin consuelo y mueran sin él también, debido a que rehúsan el instrumento que les proporcionaría el gozo. Es natural que el ateo muera sediento, puesto que rechaza el vaso, la Palabra de Dios, del que podría obtener refrigerio. Por tanto, como la fe viene por oír la palabra de Dios, y todo nuestro con-suelo viene de ella, oremos a Dios para que abra nuestros oídos y corazones, para que podamos recibir las buenas nuevas de reconciliación de Dios. C. H. S. Hazme sentir por la mañana tu misericordia. Deseamos que las aflicciones se aparten de nosotros, y que para hacerlo tuvieran pies como de gacela, o bien que nosotros tuviéramos las alas de una paloma, para huir de ellas y descansar... ¿Qué preso no desea que le pongan en libertad? ¿Qué marinero desea que la tempestad sea larga? ¿Qué siervo no suspira sobre su largo aprendizaje? Sí, ¿quién hay que, si se le ofreciera la posibilidad de evitar el beber la copa de la calamidad, diciéndole: «No bebas más», contestara: «Esta copa no ha de pasar de mí; me deleito en beber hasta el fin sus aguas amargas»? Sí, este deseo es tan común que alcanza al Hijo del hombre, la bendita simiente de la mujer, que estaba vestido de humana debilidad, y que oró fervorosamente 716 en su angustia, y no una sola vez: «Oh Padre mío, si es posible», etc.; y cuando su Padre contesta que no, exclama como uno a punto de caer bajo la carga: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» La razón por la que Cristo se queja así hay que buscarla en el punto del cual procedió su carne, a saber, de nosotros. Era nuestra carne humana, no su espíritu divino, la que estaba cansada de tanto sufrimiento; su espíritu estaba dispuesto, pero su carne era débil. Thomas Calvert Ocupemos nuestros pensamientos y afectos en ello. Está bien tener un tema así para ocupar los pensamientos de día, y, al despertarnos, que sea objeto de nuestros primeros deseos. Si entran otros pensamientos en nuestros corazones por la mañana, es posible que no podamos echarlos en todo el día. La oración y la alabanza, la lectura y la meditación, serán dulces con un tema así ocupando e influenciando nuestras mentes. Serán ejercicios de alegría, libertad y bendición. W. Arbot Hazme saber el camino por donde debo andar. Con frecuencia llegamos a un lugar donde no podemos avanzar, rodeados como por un seto por una providencia de Dios, de modo que parece que no hay modo de escapar de allí. Un hombre se ve a veces entre dificultades por las que empieza a desesperar, y se dice: «Bien, esta vez todo ha terminado para mí»; como el estornino de Sterne, o peor, como el hombre de Bunyan en su jaula, que dice: «No puedo salir.» Entonces, cuando Dios le ha sacado de la confianza en sí mismo y de sus propios recursos, se abre una puerta en la pared y se levanta, y anda libre, alabando a Dios. George Barrell Chiveer Vers. 9. Huyo a ti para que me escondas. Jesús se ha hecho Él mismo el refugio de los suyos; cuanto más pronto y de modo más completo huyamos a El, mejor para nosotros. Debajo del dosel carmesí de la expiación de nuestro Señor los creyentes están completamente escondidos; permanezcamos allí y reposemos. C. H. S. ¿Esto es lo que queda del valor de David, que está contento de poder huir? ¿No habría hecho mejor si hubiera luchado y muerto con valor, en vez de huir como un cobarde? ¡Oh alma mía!, el huir no es siempre señal de cobardía; no es siempre una muestra de valor el estar firme en un punto; en tanto que el huir cuando sentimos nuestra propia debilidad, y el huir a El, en quien tenemos nuestra fuerza, esto, si no valor, es por lo menos sabiduría, aunque es, para decir la verdad, sabiduría y verdadero valor. Y ahora, oh Dios, siendo así que me doy cuenta de mi propia debilidad y conozco tu fuerza, qué es lo que debo hacer sino huir, y ¿adónde huiré sino sólo a Ti?; a Ti, un santuario seguro para los que huyen de Ti. Sir Richard Baker Esto implica: 1. Peligro: el cristiano puede estar en peligro del pecado, del yo, de los enemigos. 2. Temor: estos temores carecen de base, pero con frecuencia son muy penosos. 3. Incapacidad para defenderse uno mismo o de vencer a los contrincantes. 4. Previsión: se esconde antes de la tormenta, no sea que el enemigo caiga sobre él. 5. Una preocupación laudable por la seguridad y el consuelo. El creyente, si es sabio, en todo tiempo huirá a Jehová. James Smith 717 Vers. 9, 10. Tienes que apartar el pecado por medio del arrepentimiento. Jesucristo no será un santuario para los rebeldes; no va a proteger a los obradores de maldad. Cristo nunca va a esconder al diablo ni a alguno de sus siervos (Isaías 55: 6, 7): «Deje el impío su camino», etc. David lo sabía; por tanto, pide a Dios que le enseñe a hacer su voluntad. Ralph Robinson Vers. 10. Enséñame a hacer tu voluntad. No dice: «Enséñame a conocer tu voluntad», sino «a hacer tu voluntad». Dios nos enseña en tres formas: primera, por medio de su palabra; segunda, ilumina nuestra mente con el Espíritu; tercera, imprime su voluntad en nuestros corazones y nos hace obedientes a la misma; porque el siervo que conoce la voluntad de su amo y no la hace, será azotado con muchos azotes (Lucas 12). Archibald Symson Vers. 11. Sacarás mi alma de la angustia. Yo puedo hacerla entrar en ella, pero sólo Tú puedes sacarla. John Trapp Vers. 11, 12. Por amor a tu nombre... por tu justicia y por tu misericordia. Nota bien, alma mía, las tres cuerdas con que procura David atraer a Dios para que le conceda lo que pide: por amor a su nombre; por amor a su justicia; por amor a su misericordia: tres motivos, en tanto que sería muy difícil que Dios pudiera denegar la petición basada en sólo uno de ellos. Pero si los tres motivos están bien entrelazados entre sí, no ya separados, entonces, ¡qué cuerda tan irresistible! Sir Richard Baker Vers. 12. Y destruirás a todos los adversarios de mi alma. ¿Desea que Dios extermine a sus enemigos en su misericordia, cuando la destrucción había de ser más bien una obra de justicia? Respondo que la destrucción del malvado es una misericordia para la iglesia. Tal como Dios mostró gran misericordia y bondad a su iglesia con la muerte de Faraón, Senaquerib, Herodes y otros perturbadores de la misma. Archibald Symson *** SALMO 144 Nos parece muy probable que el Salmista, recordando que había recorrido ya antes parte de este territorio, sintió que su mente se dirigía hacia nuevos pensamientos, y que el Espíritu Santo usó esta disposición de David para sus propios propósitos elevados. Para nosotros todo el Salmo aparece perfecto tal como está, y muestra tal unidad todo él, que sería un acto vandálico y un crimen espiritual el quitar parte alguna del mismo. Título: El título es «De David», y su lenguaje es de David, si es de alguien. Sin duda, podemos decir que un verso es «de Tennyson», o «de Longfellow», y también: «Es de David». Sólo por tener los ojos cerrados a los hechos y abiertos a la fantasía pueden algunos críticos atribuirlo a otros. Alexander dice muy bien: «El origen davídico de este Salmo es tan marcado como el que más en todo el Salterio.» C. H. S. Vers. 1. Bendito sea Jehová. Una oración pidiendo más misericordia es apropiado que empiece con una acción de gracias por la recibida anteriormente; y cuando estamos esperando que el Señor nos bendiga, deberíamos estimularnos a bendecirle. Matthew Henry 718 Mi roca. Agamenón dice a Aquiles: Si tienes fuerza, fue el cielo que te la dio; sabe, pues, ¡hombre vano!, que tu valor es de Dios. HOMERO El Señor adiestra. Y no enseña como el hombre. Así Él enseñó a Sansón mediante la abstención de bebidas fuertes y no permitir que pasara navaja sobre su cabeza. Y enseñó a los brazos del verdadero David a luchar cuando estaban extendidos en la cruz; clavados, para la vista humana, al árbol del sufrimiento, pero en realidad ganando con ellos la corona de la gloria; impotentes a los ojos de los escribas y fariseos, pero para los de los arcángeles agarrando los dos pilares, el pecado y la muerte, sobre los que reposaba la casa de Satanás, y haciéndolos saltar de sus cimientos. Ayguan El Señor adiestra mis manos para la batalla. En la guerra contra Satanás que sostuvo Cristo, el capitán de nuestra salvación, había tres cualidades de soldado valiente que sus seguidores han de imitar: osa41a en el ataque, destreza en la defensa, persistencia en el conflicto, cualidades que nos enseña con su ejemplo (Mateo 4:1,4,7, 10, 11). Fue un ataque osado, porque El empezó el combate yendo al desierto a desafiar al enemigo. Así también nosotros, cuando hemos de con-tender con Satanás, hemos de ayunar, aunque no seamos tentados por la glotonería, y ser humildes, aunque no seamos asaltados por el orgullo, y así sucesivamente. Era diestro en la defensa, parando los golpes del enemigo con la Santa Escritura; por 10 que nosotros, también, en el ejemplo de los santos hallamos lecciones para el combate. Era persistente en el conflicto, porque perseveró hasta el fin, hasta que el diablo le dejó y vinieron ángeles y le sirvieron. Y nosotros también no hemos de contentarnos con repeler el primer ataque, sino perseverar en nuestra resistencia hasta que los malos pensamientos sean puestos en fuga y en su lugar haya resoluciones celestiales. Neale Y Litledale Quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra. Un ministro se supone que ha sido enseñado por Dios, pero la gente no acepta que esto sea así para los tejedores o los caldereros; pero estos oficios son mencionados especialmente en la Biblia al principio como enseñados a las santas mujeres y hombres cuando fue erigido el primer tabernáculo. Toda sabiduría y destreza vienen del Señor y por ello merece nuestra gratitud. Esta enseñanza se extiende a los miembros más pequeños de nuestro cuerpo; el Señor enseña a nuestros dedos y a nuestras manos; verdaderamente, a veces sucede que si el dedo no está bien entrenado toda la mano es torpe. David era llamado un hombre de guerra, y tenía mucho éxito en las batallas; no atribuye esto a que era un buen general, o a su valor, sino al hecho de haber sido enseñado y fortalecido para la guerra y las batallas. Si el Señor se digna intervenir en cosas tan poco espirituales como luchar, sin duda nos ayudará a proclamar el Evangelio y a ganar almas. C. H. S. 719 Vers. 2. Misericordia mía y mi castillo. Así Él es también nuestra fortaleza y nuestra seguridad; en El habitamos tras muros inexpugnables y bastiones inconquistables. No podemos ser expulsados de ellos, ni nos harán morir de hambre, porque estamos preparados para un sitio; hay almacenado abundante alimento, y un pozo de agua viva dentro. Los reyes daban gran valor a sus ciudades fortificadas, pero David confía en su Dios, que es para él más que lo que habrían sido las fortalezas. C. H. S. La acumulación de términos, uno tras otro, que sigue ahora, puede parecer innecesaria; con todo, tiende en gran manera a fortalecer nuestra fe. Sabemos lo inestable que es la mente de los hombres, y especialmente cuán pronto vacila la fe de ellos cuando se ven asaltados por alguna prueba de severidad más que corriente. Juan Calvino Escudo mío. La palabra hebrea significa, no el gran escudo que era llevado por un escudero, sino una pequeña rodela que usaban en los combates cuerpo a cuerpo. El guerrero lo llevaba consigo cuando usaba su arco o su espada. Era generalmente de metal, pero más fácil de llevar, y útil, además de ser un ornamento pulimentado y brillante. David hacía mucho uso del Señor, su Dios, de día en día, en muchas batallas y muy peligrosas. C. H. S. El que somete a los pueblos debajo de mí. Los líderes de la iglesia cristiana no pueden mantener su posición a menos que el Señor preserve para ellos la influencia que les asegura obediencia y lealtad de sus fieles. Por cada partícula de influencia para bien que poseamos, hemos de engrandecer el Nombre del Señor. Así bendice David a Jehová porque le ha bendecido a él. Cuántas veces ha aplicado al Señor esta palabra: «¡Mi!» Cada vez que lo hace le adora y le bendice; porque la palabra «Bendito» circula por todo el pasaje como un hilo áureo. C. H. S. Vers. 3. ¡Oh Jehová! ¿Qué es el hombre, para que le tengas en cuenta? Sólo la infinita condescendencia puede explicar que el Señor se incline para ser amigo del hombre. Que hiciera del hombre el objeto de su elección, el objeto de la redención, el hijo del eterno amor, el amado de la providencia infalible, el pariente de la Deidad, es realmente algo que sobrepasa nuestra imaginación. C. H. S. ¿Qué es, pues, el hombre cuando la gracia revela las virtudes de la sangre del Salvador? El hombre siente de nuevo la vida divina, desprecia la tierra y anda con Dios. Y ¿a qué está el hombre destinado, una vez redimido, en los lejanos reinos del más allá? Ni los serafines se verán adornados cual él de honor, amor y santidad. El más cercano al trono, el primero en el canto, el hombre va a levantar sus aleluyas. En tanto que los ángeles a su alrededor 720 añadirán su alabanza a la de él asombrados. John Newton ¡Oh Jehová!, ¿qué es el hombre? Considéralo en sus cuatro elementos de tierra, aire, fuego y agua. En la tierra es polvo deleznable; en el aire es un vapor que desaparece; en el agua es una burbuja vacía; en el fuego es un humo que consume. William Secker Para que lo tengas en cuenta. Estas son palabras importantes. ¿Qué caso hacemos nosotros de los mosquitos que juegan al sol, o de las hormigas y los gusanos de nuestros jardines? Con todo, la desproporción entre nosotros y ellos es finita; la que hay entre Dios y nosotros es infinita. Tú, el gran Dios del cielo, tienes en cuenta una cosa tal como el hombre. Si un poderoso príncipe concediera a uno de sus humildes súbditos el favor de que le besara la mano, éste lo consideraría un inmenso favor. El que Tú, pues, oh Dios, te inclines a contemplar las cosas del cielo, y más aún el que pongas tu ojo sobre un gusano cual es el hombre, es menester que sea una misericordia maravillosa. Joseph Hall Vers. 3, 4. Muchos son los que se asombran además de David. El uno se maravilla de su gran honor, y aunque no lo dice, piensa: «¡Qué grande soy! ¡Mirad esta Babilonia que he construido!» Este es el asombro de Nabucodonosor. Otros se admiran de su persona, y hallan o bien una faz noble, o unos ojos hermosos, o una mano exquisita; éste era el asombro de Absalón. Otro se asombra de su ingenio e inteligencia, como el fariseo. Otro, de su riqueza, como el rico de la parábola del Evangelio. David se eleva muy por encima de éstos en su asombro; se asombra de su ruindad, como vaso escogido no se gloría de otra cosa que de su debilidad: «Señor, ¿qué es el hombre?» ¡Qué junto va todo esto! Apenas acaba de decir: «El que somete a los pueblos debajo de mi», exclama: «Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que le tengas en cuenta?» Otros se habrían jactado: «Todo este pueblo sometido a mí. Soy más que un hombre.» Hubo uno que dijo: «Seréis como dioses.» Joseph Hall Vers. 4. El hombre es semejante a un soplo. Adán es como Abel. Es como el que no es nada. Es, en realidad, vano, vacío, hinchado, una burbuja. Con todo, no es vanidad, sino como vanidad. No es sustancial ni aun como la vanidad. Señor, ¿qué es él hombre? Es maravilloso que Dios pensara en una cosa tan insignificante. C. H. S. Los historiadores paganos nos cuentan que Alejandro el Grande, cuando hubo realizado sus grandes designios, convocó un parlamento con representantes de todo el mundo delante de él, pero él mismo fue llamado por la muerte para presentarse en el otro mundo. George Swinock Cuando nació Caín hubo mucha algazara: «He recibido un hijo de Dios», dijo la madre; y miró al niño como una gran posesión, y, por tanto, lo llamó Caín, que significa «una posesión». Pero el segundo hombre que vino al mundo llevó el título del mundo: «vanidad»; su nombre fue Abel, que es «vanidad». Una prefiguración, en el nombre del segundo varón nacido en la tierra, de que ésta sería la condición de todos los hombres. 721 En el Salmo 144:4 hay una alusión a estos dos nombres. La traducimos: «El hombre es como vanidad»; el hebreo es «Adán es como Abel»; Adán, como sabéis, es el nombre del primer hombre, el nombre del padre de Abel; pero como Adán era el nombre propio del primer hombre, también es un apelativo, o palabra común para todos los hombres. Ahora bien, «Adán», esto es, hombre, todos los hombres son «Abel» (vanos) y andan en vanidad. Joseph Caryl ¡Vanidad! De hecho todas las ocupaciones y actividades son dignas de este epíteto, si no van precedidas y relacionadas por la salvación del alma, el honor de Dios y los intereses de la eternidad... ¡Oh, qué fantasmas, qué soplos son todas las cosas que absorben las potencias y ocupan los días de la gran masa de la humanidad que nos rodea! Sus bienes más sustanciales perecen al usarlos, y sus realidades más duraderas son «la moda de este mundo que pasa». Thomas Raffles Sus días son como la sombra que pasa. Obsérvese que la vida humana no es sólo como una sombra, sino como una sombra que pasa, está a punto de partir. Es un mero espejismo, la imagen de una cosa que no es, un fantasma que se disuelve en nada. ¿Cómo es posible que el Eterno haya dado tanta importancia al hombre mortal, que empieza a morir tan pronto como empieza a vivir? C. H. S. Las sombras de las montañas están cambiando constantemente su posición durante el día y, finalmente, desaparecen al llegar la noche; así le ocurre al hombre, que está cada día avanzando hasta el momento de su partida final de este mundo. Bellarmine Vers. 5. Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende. La tierra dama al cielo para que se incline. No, el grito es al Señor del cielo para que incline los cielos y aparezca entre los hijos de la tierra. El Señor lo ha hecho con frecuencia, y nunca de modo tan pleno como en Belén, en que el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros; ahora ya conoce el camino, y nunca rehúsa descender y defender a sus amados. David quería tener la presencia real de Dios para contrarrestar la presencia burlona de los jactanciosos; la verdad eterna solamente puede aliviarle de la vanidad humana. C. H. S. Esto no se cumplió nunca de modo tan pleno como en la encarnación de Jesucristo, cuando el cielo y la tierra se juntaron, por así decirlo. El mismo cielo se inclinó para poder unirse a la tierra. Dios descendió y trajo el cielo con El. No sólo descendió a la tierra, sino que trajo el cielo con El a los hombres y para los hombres. Fue algo maravilloso. Esto se cumplirá de modo más notable todavía en la segunda venida de Cristo cuando realmente El traerá todo el cielo consigo; a saber, todos los habitantes del cielo. El cielo quedará vacío de sus habitantes para descender a la tierra; y entonces los montes humearán y se derretirán ante su presencia, como en Isaías 64:1. Jonathan Edwards Vers. 7. Redímeme, y sácame de las muchas aguas. ¡Fuera los que no podéis hacer más que teorizar sobre el sufrimiento e insistir sobre el mismo!; ¡fuera, porque en el tiempo del llanto no podemos resistir vuestros razonamientos! Si no tenéis modo de librarnos, si no tenéis nada más que frases sentenciosas a ofrecer, tapaos la boca con la mano envolveos en silencio. Sufrir es bastante, pero sufrir y escucharos a vosotros es demasiado. Si la boca de Job llegó cerca de la 722 blasfemia, la culpa es vuestra, miserables consoladores, que hablabais en vez de llorar. Si he de sufrir, entonces pido sufrir, pero ¡sin palabrería! E. De Pressense De la mano de hombres extranjeros. ¡Oh si pudiéramos librarnos de los infieles que blasfeman y contaminan la sociedad con sus falsas enseñanzas y vanos discursos! ¡Oh si pudiéramos vernos libres de lenguas calumniadoras, labios mentirosos y corazones falsos! No es de extrañar que estas palabras se repitan, porque son el grito frecuente de muchos hijos de Dios atribulados. C. H. S. Vers. 8. Y cuya diestra es diestra de perjurio. Es algo espantoso cuando un hombre tiene más destreza en las mentiras que en la verdad, cuando no puede ni hablar ni obrar sin dar evidencia de falsedad. Dios nos libre de la boca mentirosa y de las manos falsas. C. H. S. Vers. 9. Oh Dios, te cantaré un cántico nuevo. Cansado de lo falso, adoraré lo verdadero. Lleno de nuevo entusiasmo, mi gratitud se abrirá un nuevo cauce. Cantaré como han hecho otros; pero será un cántico nuevo, no como el que han cantado los otros. Este capto será todo él para mi Dios; le ensalzaré a El, no a otro, pues de El viene mi liberación. C. H. S. Vers. 12. Nuestras hijas cual columnas de ángulo, esculpidas como las de un palacio. El hogar pasa a ser un palacio cuando las hijas son doncellas de honor y los hijos nobles en espíritu; entonces el padre es un rey y la madre una reina, y sobrepuja a las residencias reales. Una ciudad edificada con tales hogares es una ciudad de palacios, y un Estado compuesto de tales ciudades es una república de príncipes. C. H. S. Vers. 15. Bienaventurado el pueblo. Ha de ser una religión unilateral y estrecha la que vea algo fuera de lugar en esta bienaventuranza de paz y abundancia. Si podemos regocijarnos con los Salmos de modo pleno y sin recelos, en las bendiciones temporales concedidas por el cielo, tanto más deberíamos entrar con disposición sincera en las profundidades de su experiencia espiritual. Y el secreto de esto se halla en la plena comprensión y contemplación de lo hermoso y agradable como un don de Dios. A. S. Aglen Sí, bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová. Supón que las ventanas del cielo visible se abran y se derramen desde allí toda clase de bendiciones externas; supón que disfrutamos de modo perfecto de todo lo que contiene la vastedad de la tierra; dime, ¿de qué provecho será el conseguir todo esto y perder a Dios? Si entráramos en posesión de toda la tierra, pero no del cielo; o se abre el cielo material, pero no el beatífico; si el mundo pasa a ser nuestro, pero no Dios, no hemos conseguido la felicidad. Todo lo que hay en la primera proposición no es nada menos que añadamos: «Sí, bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.» Richard Holdsworth La versión siria traduce el versículo en forma de pregunta: « ¿No es bienaventurado el pueblo en tal caso?» La respuesta es: «No, a menos que tengan también a Dios» (Salmo 146:5). No hay nada que pueda hacer desgraciado al hombre si tiene a Dios como su porción, y nada puede hacer al hombre verdaderamente feliz si le falta Dios como su porción. Dios es el autor de la verdadera felicidad; Él es el dador de toda felicidad verdadera; El es el mantenedor de toda verdadera felicidad, y Él es el centro de toda verdadera felicidad; y, por 723 tanto, el que tiene a Jehová como su Dios y como porción, es el único hombre bienaventurado del mundo. Thomas Brooks *** SALMO 145 Éste es uno de los Salmos alfabéticos, compuesto con mucho arte, e indudablemente así ordenado para ayudar a la memoria. El Espíritu Santo condesciende incluso al uso de métodos de artificio del poeta para asegurarse la atención e impresionar al corazón. Título: Ciertamente la alabanza de David es la mejor alabanza, porque es la de un hombre de experiencia, de sinceridad, de calma y de intenso fervor en el corazón. Nadie puede rendir la alabanza ofrecida por David, porque esto sólo David pudo hacerlo, pero podemos tomar el Salmo de David como modelo y procurar hacer nuestra propia adoración personal tan semejante a él como sea posible; tardaremos mucho en igualar nuestro modelo. Que cada lector cristiano presente su propia alabanza al Señor y la llame con su propio nombre. ¡Qué riqueza y variedad de alabanzas presentaríamos en este caso por medio de Jesucristo! C. H. S. Título: «La alabanza de David». Los Salmos son las alabanzas de Dios acompañadas de canto; los Salmos son cantos que contienen la alabanza a Dios. Si hay alabanza, pero no hay Dios, no hay Salmo. Si hay alabanza, y alabanza a Dios, pero no hay canto, no es un Salmo. Para hacer un Salmo se necesitan tres cosas: alabanza, alabanza a Dios y canto. Agustín Vers. 1. Te ensalzaré, mi Dios, mi Rey. David como rey de Dios adora a Dios como su Rey. Es bueno cuando la realeza del Señor estimula nuestra lealtad, y nuestro espíritu es acuciado a magnificar a su majestad. El Salmista ha ensalzado a su Señor muchas veces antes; está haciéndolo todavía y lo hará en el futuro; la alabanza es para todos los tiempos. C. H. S. Rey. Dios es Rey en verdad; los demás son llamados reyes en vanidad. Martín Geier Vers. 2. Cada día te bendeciré. Sea cual sea el carácter que tenga el día, o mis circunstancias y condiciones durante el día, continuaré glorificando a Dios. Haríamos bien en considerar la materia, y veríamos causa abundante en cada día para rendir bendición especial al Señor. Todo, antes del día; todo, durante el día, y todo, después del día debería impulsarnos a engrandecer a nuestro Dios cada día; cada día del año. Nuestro amor a Dios no es cuestión de días santos; cada día es santo para los santos. C. H. S. Cada día. Dios ha de ser bendecido y alabado en los días oscuros y los claros. Johanes Paulus Palanterius 724 Te bendeciré y alabaré tu nombre. La repetición da idea del fervor de su afecto para esta obra, lo decidido de su propósito de abundar en ello, y la frecuencia de las ocasiones en que lo hace. Matthew Henry Vers. 4. Una generación encomiará tus obras a la siguiente generación. Cuando la iglesia esté desmayándose bajo el enebro en el desierto, allí acudirán los profetas para alimentarla hasta la bienaventurada resurrección de los testigos. Nuestro deber es estudiar la obra presente, y alabar la ayuda presente y regocijarnos en gran manera cuando el Señor envíe, como hizo una vez, a Boanerges y a Bernabé juntos. Orad por el manto, cinto y bendición de Elías, por el amor de Juan y el celo de Pablo, y para que se combinen con miras a atraer almas al cielo; hasta que venga el Amado como un corzo por encima de las colinas de las especias; hasta que huyan las sombras; hasta que amanezca, y la estrella del día se levante en vuestros corazones. Samuel Lee Vers. 5. Hablarán del esplendor de la gloria de tu majestad. Todo lo que tiene que ver con el gran Rey es majestuoso, honroso, glorioso. Lo menor de El es mayor que lo mayor del hombre; lo inferior, más alto que lo más alto del hombre. No hay nada acerca del Señor infinito que no sea digno de su realeza; y, por otra parte, no falta nada en el esplendor de su reino; su majestad es honrosa, y su honor es glorioso; El es del todo maravilloso. C. H. S. Vers. 6. Tu grandeza. Los hombres están enamorados de la grandeza. Así que han de buscarla en Dios y obtenerla de Dios. David hizo las dos cosas. Toda la historia muestra a la criatura aspirando a esta gloria. Asuero, Astiages, Ciro, Cambises, Nabucodonosor, fueron llamados todos «el Grande». Alejandro el Grande, cuando llegó al Ganges, ordenó que se hiciera una estatua suya mayor que su tamaño natural, para que la posteridad pudiera creer que había sido de noble estatura. Sólo en Cristo alcanza el hombre la grandeza que su corazón anhela: la gloria de la perfecta bondad. Thomas Le Blanc Vers. 7. Proclamarán el recuerdo de tu inmensa bondad: Dios, pues, no es alabado en absoluto si no es alabado en gran manera. Las alabanzas débiles y apagadas le son desdoro; para que una persona o cosa sea honrada, ha de haber proporción entre el honor y la alabanza y la dignidad de la persona o cosa honrada y alabada. Henry Jeanes No ceséis, bocas gozosas que alabáis al Señor. No podéis excederos, no podéis exagerar. Decís que tenéis entusiasmo, pero no habéis llegado a la mitad del que falta todavía. Entusiasmaos más. Mostrad mayor fervor. C. H. S. Hay demasiados testigos de la bondad que son testigos silenciosos. Los hombres no hablan bastante de los testimonios que podrían dar sobre este asunto. La razón por la que me gustan los metodistas -los buenos, naturalmente-, es que tienen una lengua a la altura de su piedad. Cumplen bien la orden de Dios: fervientes en espíritu. Henry Ward Beecher 725 Y cantarán tu justicia. Los pensadores modernos de buena gana eliminarían la idea de justicia de su noción de Dios; pero los convertidos, no. Es una señal de crecimiento en la santificación el que nos gocemos en la justicia, la rectitud y la santidad de nuestro Dios. Incluso un rebelde puede regocijarse en la misericordia que él ve como indulgencia; pero un súbdito leal se regocija cuando sabe que Dios es tan justo que ni aun para salvar a sus propios elegidos consentiría en violar la justicia de su gobierno moral. Son pocos los hombres que gritan con gozo ante la justicia de Jehová, pero los que lo hacen son sus escogidos, en los cuales su alma se deleita. C. H. S. Tu justicia. Es fácil percibir la justicia de Dios declarada en el castigo de los pecados; sólo la cruz declara «su justicia para remisión de pecados». La cruz magnifica la justicia al perdonar el pecado, y la misericordia al castigarlo. John M'laurin Vers. 8. Grande en misericordia. Si el Señor es grande en compasión, no hay lugar en El para el olvido o la aspereza, y nadie puede sospechar que los haya en Él. ¡Qué océano de compasión tiene que haber estando el Dios infinito lleno de ella! C. H. S. Lento para la ira. Aun los que rehúsan su gracia, participan de su longanimidad. Cuando los hombres no se arrepienten, sino que, al contrario, van de mal en peor, El se resiste a dejar que su ira se encienda contra ellos. Con gran paciencia y deseoso en extremo de que el pecador pueda vivir, «deja caer el trueno ya levantado» y sigue teniendo paciencia. C. H. S. Vers. 9. Bueno es Jehová para con todos. Aun los peores saborean la misericordia de Dios; los que luchan contra la misericordia de Dios la saborean; los inicuos tienen algunas migajas de la mesa de la Misericordia. Hay dulces gotas de rocío tanto en el cardo como en la rosa. La misericordia abarca mucho territorio. La cabeza de Faraón llevaba una corona por más que su corazón estaba endurecido. Thomas Watson Y la ternura de su amor sobre todas sus obras. La bondad es una ley del universo de Dios: el mundo fue planeado para ser feliz; incluso ahora, en que el pecado ha echado tan tristemente a perder la obra de Dios e introducido elementos que no estaban al principio, el Señor ha dispuesto las cosas de modo que la caída es reparada, la maldición tiene su antídoto y es mitigado el dolor inevitable. Incluso en este mundo herido por el pecado, bajo su economía en desorden, hay abundantes indicios de una mano hábil para aliviar la desazón y curar la enfermedad. Lo que hace la vida tolerable es la ternura del gran Padre. Esto se ve tanto en la creación de un insecto como en el gobierno de las naciones. El Creador nunca es áspero; la Providencia no es olvidadiza; e] que gobierna no es cruel. No se hace nada para crear enfermedad; no hay órganos dispuestos a fomentar la desgracia o el sufrimiento; la entrada de la enfermedad y el dolor no están de acuerdo con el plan original, sino que es el resultado de nuestro estado desordenado. El cuerpo del hombre, cuando salió de la mano del Hacedor, no estaba formado para la enfermedad, decrepitud o la muerte, ni había el 726 propósito para él de males y angustias; muy al contrario, estaba constituido para la actividad gozosa y el goce pacífico de Dios. Jehová con gran consideración ha dispuesto en el mundo curas para nuestras dolencias, y ayudas para nuestra debilidad; y si bien se ha tardado mucho en descubrir buena parte de ellos, es porque había de ser más beneficioso para el hombre el que los descubriera él mismo que no que fueran etiquetados y colocados delante de sus ojos. Podemos estar seguros de esto: que Jehová nunca se ha deleitado en los males de sus criaturas, sino que ha buscado su bien y El mismo se ha entregado para aliviar las consecuencias de la culpa en que se habían lanzado ellos mismos. C. H. S. De veras puede decir el hombre: por mi pecado, he hecho de mí mismo la más vil de todas las criaturas; soy peor que las bestias que perecen; tan vil como un gusano, tan aborrecible como un sapo, por razón de la corrupción que hay en mi corazón y mi disposición contraria a la naturaleza de un Dios santo. Pero hay «misericordia para todos», incluso para criaturas tan viles y despreciables; puede haber alguna para mi, aunque ahora la ira se halle sobre mí. ¡Oh, que tu misericordia, cuya gloria es extenderse sobre todos, me alcance también a mí! ¡Oh si la influencia bendita y poderosa de la misma engendrara fe en mi corazón! David Clarkson Vers. 10. Te alaben, oh Jehová, todas tus obras. Pregunta a las innumerables plantas y animales; ¿no van a testificar de la acción de la gran Fuente de vida? Sí, de cada una de ellas, de cada departamento de la naturaleza viene la misma repuesta; por todas partes oímos tu nombre, ¡oh Dios!, por todas partes vemos tu amor. La creación, en toda su longitud, anchura, profundidad y altura, es la manifestación de tu Espíritu, y sin Ti el mundo estaría oscuro y muerto. El universo es para nosotros la zarza ardiente que vio el caudillo hebreo: Dios está siempre presente en ella, porque arde con su gloria, y el terreno en que estamos siempre es santo. «Francis» (Viscount Dillon) Y tus santos te bendigan. Sólo los hombres benditos van a bendecir al Señor. Sólo los santos bendecirán al Dios trino. Si alabamos a Jehová a causa de sus obras alrededor de nosotros, hemos de seguir bendiciéndole por sus obras dentro de nosotros. Que sea verdad, especialmente la segunda parte de este versículo. C. H. S. El lirio se levanta sobre su delgado tallo y despliega sus pétalos de oro y sus hojas de reluciente marfil; y con su misma existencia alaba a Dios. El mar retumba potente en la tempestad, arrollando todo lo que halla a su paso; y cada embestida de sus olas alaba a Dios. Los pájaros, por la mañana, y algunos por la noche, no cesan en sus alabanzas, uniéndose a las diez mil otras voces que hacen un concierto incesante ante el trono. Pero obsérvese que ni la flor ni el mar ni el pájaro alaban con la intención de alabar. Para ellos no hay ejercicio del intelecto, porque no conocen a Dios y no pueden entender que Él es digno; ni aun saben tampoco que están alabándole. Exhiben su bondad y su sabiduría, y al hacerlo realizan mucho: pero nosotros hemos de aprender a hacer más. 727 Cuando tú y yo adoramos a Dios, hay en este acto el elemento de voluntad, de inteligencia, de deseo, de intento; y en los santos de Dios hay otro elemento, a saber, el del amor a El, de gratitud reverente hacia El, y esto transforma la alabanza en bendición. Si ves que un hombre es un pintor eminente, exclamas: «Su pincel está lleno de vida.» Pero este hombre no es amigo tuyo; tú no pronuncias ninguna bendición sobre su nombre. Es posible que lamentes que su destreza y arte en su profesión no vayan acompañadas de un buen carácter. Otra persona es en extremo hábil en su profesión, pero te trata injustamente, y, por tanto, aunque alabas sus logros extraordinarios, no puedes bendecirle, porque no tienes motivo para hacerlo. Estoy convencido de que existe en algunos un sentimiento así de admiración a Dios por su gran habilidad, su poder, su sabiduría, y, con todo, no sienten en su corazón el calor del amor hacia Él; pero en los santos la alabanza es endulzada con el amor y está llena de bendición. C. H. S. Vers. 11. Y la gloria de su reino divulguen. No hay tema más beneficioso para la humildad, la obediencia, la esperanza y el gozo que el del poder reinante del Señor, nuestro Dios. C. H. S. Y hablen de tu poder. ¿Quién calcula las fuerzas de reserva del Infinito? ¿Cómo puede, pues, fallar su reino? Oímos hablar de cinco grandes potencias, pero ¿qué son al lado de la gran Potencia? El Señor es «el bendito y único Potentado». C. H. S. Vers. 13. A la puerta de una antigua mezquita, en Damasco, que había sido antes una iglesia cristiana, pero durante doce siglos ha sido uno de los santuarios mahometanos más sagrados, hay inscritas estas palabras memorables: «Tu reino, oh Cristo, es un reino eterno, y tu dominio permanece por todas las generaciones.» Aunque dentro de la misma el nombre de Cristo ha sido blasfemado con regularidad, y los discípulos han sido maldecidos regularmente durante doce siglos, la inscripción persiste inalterada por el tiempo y está intacta. No se conocía su existencia durante el largo reinado de intolerancia y opresión mahometana; pero cuando fue restaurada parcialmente la libertad religiosa y los misioneros fueron autorizados para establecer una iglesia cristiana en aquella ciudad, salió de nuevo a la luz, alentándoles en su obra de fe y de amor. John Bate Vers. 14. Sostiene Jehová a todos los que caen. Los que caen, en nuestra raza, son esquivados por todos, y es la ternura peculiar del Señor que sea precisamente a ellos que El mira, aun cuando sean los principales de los pecadores y los menos considerados de la humanidad. Los que caen entre nosotros es muy fácil que sean hollados por los fuertes: su timidez y dependencia hacen de ellos las víctimas de los orgullosos y los dominadores. A ellos también el Señor sostiene con su mano. El Señor se complace en obrar al revés que nosotros: rebaja al orgulloso y eleva al humilde. C. H. S. Vers. 15. Los ojos de todos esperan en ti. ¿Clamarán a Dios, a su manera, las bestias y tú permanecerás en silencio? El Señor te ha elevado por encima de estas criaturas inferiores y te ha hecho apto para los actos, inmediatos de su adoración y para una c9munión más elevada con El, y ¿no le servirás tú en consecuencia? El te ha dado un corazón y un alma espiritual, en tanto que 728 a ellos les ha dado apetitos sensuales y deseos naturales, y ¿clamarán ellos a Dios a su manera, y no lo harás tú con lo que posees? Alexander Pitcairne Ojos... esperan en ti. Muchos mendigos han sido aliviados a la puerta de Cristo haciendo meramente gestos. William Secker En la agonía, la naturaleza no es atea; la mente que no sabe adónde volar, vuela a Dios. Hannah More Tú les das su comida a su tiempo. Mr. Robertson nos contó de un niñito que estaba acostumbrado a ver que llegaba provisión inesperada para las necesidades de su madre, como respuesta a la oración. En Escocia la harina se pone en un tonelito, y el muchacho hambriento lo observaba con frecuencia. Un día dijo: «Madre, creo que Dios está escuchando cuando rascas el fondo del tonel.» The Christian Vers. 16. Abres tu mano. Dios abrió su mano y satisfizo a toda la creación, pero tuvo que comprar a la iglesia con su sangre... ¡En qué variedad de formas son provistas nuestras necesidades! La tierra es fructífera; el aire está lleno de vida; las nubes se vacían sobre la tierra; el sol derrama sus rayos benévolos; pero la operación de todas estas causas secundarias es sólo la de ¡abrir su mano! Es más, ¿miramos nosotros los instrumentos o agentes también como medios? Los padres nos alimentan en nuestra infancia y proveen para las necesidades; se nos abren avenidas para nuestra subsistencia futura; se forman conexiones que resultan ser fuentes de bienestar; los amigos son amables en tiempos de apuro; nos llegan provisiones de puntos que no habíamos esperado. ¿Qué son estas cosas sino que su mano se abre? Si su mano estuviera cerrada, ¿qué sería de este mundo? Los cielos sordos, la tierra desolada; hambre, pestilencia y muerte, esto es lo que resultaría. Andrew Fuller Vers. 17. Justo es Jehová en todos sus caminos. No hay nada más difícil en el tiempo de la tribulación, cuando Dios, al parecer, nos ha abandonado o nos aflige, que el restringir nuestros impulsos corruptos a sublevamos contra sus juicios; como se nos dice del emperador Mauricio en un memorable pasaje histórico, que al ver a sus hijos asesinados por el pérfido traidor Focas, y él a punto de ser llevado también a la muerte, exclamó: «Justo es Jehová en todos sus juicios.» Juan Calvino Santo en todas sus obras. Dios es bueno, de modo absoluto y perfecto; y de lo bueno no puede salir nada que no sea bueno; y, por tanto, todo lo que Dios ha hecho es bueno, como El es; así pues, si algo en el mundo parece malo, hay que considerar una de estas dos cosas: O bien no es malo, aunque nos lo parezca -y Dios hará salir lo bueno de ello a su debido tiempo y justificará su nombre ante los hombres, y mostrará que Él es santo en todas sus obras y justo en todos sus caminos-, o bien que, si la cosa es realmente mala, entonces Dios no la hizo. Ha de ser una enfermedad, una equivocación y un fall9 del hombre, pero no ha sido hecho por Dios. Porque todo lo que El ha hecho lo ve eternamente; y he aquí, es muy bueno. Charles Kingsley Vers. 18, 19. Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos. El Dios que prepara, el Corazón de su pueblo para orar, les prepara el oído para ofr; y El, que promete ofr 729 antes que, llamemos, nunca se negará a prestar atención cuando clamamos a El. Como dijo Calvino: «Las opresiones y las aflicciones hacen que el hombre clame, y los clamores y las súplicas hacen que Dios escuche.» F. E. Ver. 19. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Alguien dijo: «La parte principal del cristianismo es el deseo de ser cristiano.» Y otro: «La suma total de la religión en esta vida consiste en los verdaderos deseos de la gracia salvadora.» William Fenner Dios no nos concederá cada uno de nuestros deseos, ésta es su misericordia; porque algunos de ellos son pecaminosos. David deseaba vengarse de Nabal y su familia inocente. Jonás deseaba la destrucción de Nínive. ¿Cuál es el deseo principal de un marinero? Llegar al puerto. Así los santos serán llevados a su puerto deseado. ¿Qué diremos de un peregrino? (Ver Hebreos 11:16.) Así todos los deseos de un cristiano se resumen en esto: El que pueda gozar de Dios eternamente y ser como El. Sin duda hay un gran misterio en estas cosas. No obstante, creo que es cierto que cuando Dios levanta un deseo espiritual en tina persona, con frecuencia, aunque no siempre, es con la intención de conceder el objeto deseado. Andrew Fuller Dios cumple la voluntad de aquellos que temen desobedecer su voluntad. Simón De Muis Vers. 21. Y todo hombre bendiga su santo nombre eternamente y para siempre. Sólo los corazones santos alabarán el santo nombre o el carácter del Señor; ¡ojalá que toda carne fuera santificada; entonces la santidad de Dios sería el deleite de todos! Nuestros corazones se deleitan alabándole. Nuestra boca, nuestra mente, nuestro labio, nuestra vida serán de nuestro Señor durante toda esta existencia mortal y cuando el tiempo no sea ya más. C. H. S. *** SALMO 146 División: Nos hallamos ahora en los «Aleluyas». El resto de nuestro camino transcurre por 105 montes deleitosos. Todo es alabanza al final del libro. La clave es aguda; la música son címbalos que retiñen. ¡Oh si tuviéramos el corazón lleno de gratitud gozosa, para poder correr, saltar y glorificar a Dios como hacen estos Salmos! C. H. S. Todo el Salmo: Este Salmo da en forma resumida el Evangelio de la confianza. Inculca los elementos de fe, esperanza y acción de gracias. Martín Geier Vers. 1. Alaba al Señor. La palabra usada aquí es «Aleluya», y es para ser usada constantemente por nosotros, que somos criaturas dependientes y bajo una obligación tan grande respecto al Padre de toda misericordia. Siempre hemos oído que la oración hace grandes maravillas; pero no faltan tampoco ejemplos de que la alabanza se acompaña de sucesos singulares. Los antiguos bretones, en el año 420, obtuvieron una victoria sobre los ejércitos de los pictos y los sajones, cerca de Mold, en Flintshire. Los bretones, que no estaban armados, tenían a Germánico y a Lupo como jefes. En esto, les atacaron los pictos y los sajones. Los dos jefes 730 bretones, al estilo de Gedeón, ordenaron a sus tropas que gritaran «¡Aleluya!» tres veces, y al oír este sonido el enemigo, entró en pánico, dio media vuelta y, llenos de confusión, dejaron a los bretones dueños del campo. Hay un monumento de piedra que perpetúa el recuerdo de esta «victoria del Aleluya», y creo que aún puede verse en el día de hoy, en un campo cerca de Mold. Charles Buck Alaba, alma mía, a Jehová. ¡Ven, alma mía, ser mío, mi todo, hazte llama de adoración gozosa! ¡Arriba, hermanos! ¡Elevad vuestros cánticos! «Alabad al Señor.» Pero, ¿cómo puedo yo llamar a los otros y ser negligente yo mismo? Si hubo jamás un hombre que haya tenido obligación en su vida de bendecir al Señor, yo soy este hombre; por lo cual dejadme poner mi alma en el centro del coro y, luego, que toda mi naturaleza me estimule a la más alta alabanza de amor. «¡Oh si fuera un arpa afinada!» Mejor aún, un corazón santificado. Entonces, si mi voz no fuera muy musical, si careciera de melodía, no obstante, mi alma, sin mi voz, cumpliría mi resolución de engrandecer al Señor. C. H. S. Vers. 2. Cantaré salmos a mi Dios mientras viva. No voy a vivir para siempre. Esta vida mortal terminará en la muerte; pero mientras dure alabaré al Señor, mi Dios. No puedo decir cuánto va a durar mi vida, pero cada hora de la misma será dedicada a las alabanzas de mi Dios. En tanto que viva le amaré, y en tanto que respire le bendeciré. Es sólo durante un tiempo, y no pasaré este tiempo en la ociosidad, sino consagrándolo al mismo servicio en que me ocuparé en la eternidad. Como nuestra vida es un don de la misericordia de Dios, debe ser usada para su gloria. C. H. S. Mr. John Janeway, en su lecho de muerte, exclamó: «Venid, ayudadme con alabanzas, pero todo es poco. Venid, ayudadme vosotros ángeles poderosos y gloriosos, que sois tan diestros en la obra celestial de la alabanza! Alabadle, criaturas todas de la tierra; que todo lo que tenga ser me ayude a alabar a Dios. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!» «La alabanza es ahora mi tarea, y me ocuparé de esta dulce labor ahora y para siempre. Traedme la Biblia; buscad el libro de los Salmos, y cantemos un Salmo de alabanza. Venid, elevemos nuestras voces en alabanzas al Altísimo. Cantaré con vosotros en tanto que tenga aliento, y cuando no lo tenga, estaré haciéndolo mejor.» George Carpenter, el mártir de Baviera, cuando algunos de sus piadosos hermanos le pidieron que cuando estuviera ardiendo en la pira les diera alguna señal de constancia, contestó: «Que sea un signo seguro para vosotros de mi fe y perseverancia en la verdad el que, en tanto que pueda abrir la boca, o susurrar, nunca cesaré de alabar a Dios y de profesar su verdad»; y lo hizo, según el autor que consultó; y también lo hicieron muchos otros mártires con él. John Trapp Cantaré salmos a mi Dios mientras viva. No tengo ser aparte de mi Dios; por tanto, no intentaré disfrutar de mi ser de otro modo que cantando en honor suyo. Dos veces dice el Salmista: «cantaré»; aquí piensa igual, primero y después. Nunca seremos lo firmes que debemos en mantener la santa resolución de alabar a Dios, porque el fin principal de nuestra vida y ser es que glorifiquemos a Dios y gocemos de El para siempre. C. H. S. Vers. 3. No confiéis en los príncipes. Shakespeare pone este sentimiento en boca de Wolsey: 731 ¡Oh, qué desgraciado el hombre que depende del favor del príncipe! Entre la sonrisa de él, a la que aspira; aspecto dulce del favor, y su propia ruina, hay más dolores y temores de los que acumulan entre sí las guerras y las mujeres. Y cuando este hombre cae, es como Lucifer: ¡No vuelve a levantarse! Príncipes. Los príncipes terrenales son como burbujas que atraen al alma y la desvían de ir en pos del premio eterno. Los mismos príncipes han afirmado que su principado constituye su mayor peligro. El papa Pío V, dijo: «Cuando era un monje, tenía esperanza de mi salvación; cuando llegué a cardenal, empecé a temer el perderla; pero cuando he sido hecho papa, he empezado a desesperar de la eternidad.»Thomas Le Bi.Anc Ni en hijo de hombre, porque no hay en él poder para salvar. No hay ninguno en que se pueda confiar, ni uno. Adán cayó; por tanto, no te apoyes en sus hijos. El hombre es una criatura inerme sin Dios; por tanto, no mires en esta dirección. Todos los hombres son como los pocos que llevan el título de príncipes: son más en la apariencia que en la realidad, más en prometer que en ejecutar; más aptos para ayudarse a sí mismos que para ayudar a otros. ¡Cuántos hay que han regresado abatidos después de ir a ver a hombres en los cuales habían confiado! Nunca ocurrió un caso semejante a un creyente en el Señor. El es una ayuda verdadera en tiempo de tribulación. En el hombre no hay ayuda en tiempos de depresión mental, en el día de la desolación, en la noche de la convicción de pecado o en la hora de la muerte. ¡Qué horror que cuando estemos en mayor necesidad oigamos estas negras palabras: «No hay ayuda»! C. H. S. Vers. 4. Pues expira, y vuelve a la tierra. Hemos de esforzarnos por echar el mundo fuera de nosotros; no podemos sacarnos nosotros del mundo. San Pablo, aunque deseaba partir, no podía acelerar el día; Dios es el que ha de separar lo que está unido; Dios da, y Dios quita; y si Dios dice, como dijo a Lázaro, Exi foras: «sal fuera», hemos de resignarnos y ponerlo todo en las manos de Dios. Cuando Dios nos envía un yugo, lo más sabio que puede hacer el hombre es poner la cerviz de buena gana para recibirlo. Cuando nuestro gran Capitán nos llama, hemos de aceptar de buen grado la llamada. En este mismo día perecen sus proyectos. A la hora de la muerte, el hombre ve que todos sus pensamientos que no habían sido dedicados a Dios son sin fruto. Todo pensamiento mundano, vano, en el día de la muerte perece y termina en nada. ¿De qué beneficio nos será en aquel momento el mundo entero? Los que han disipado su vida en fruslerías se darán cuenta, con dolor, que han obrado neciamente. Un capitán escita que por un vaso de agua cedió una ciudad, exclamó: «¡Qué he perdido! ¡Qué traición he cometido!» Así será con el hombre que al llegar el momento de morir vea que ha dedicado todas sus meditaciones al mundo. Dirá: «¡Qué he perdido! ¡Qué traición he cometido! 732 He perdido el cielo, he traicionado a mi alma.» ¿No debería esto fijar nuestras mentes en los pensamientos de Dios y de la gloria? Todas las otras meditaciones son infructuosas; como el terreno en el que se ha gastado mucho dinero, pero no produce cosecha alguna. Thomas Manton Sus pensamientos. El confiar en el hombre es como apoyarse en un montón de polvo en vez de hacerlo en una columna. El elemento más orgulloso del hombre es su pensamiento. En los pensamientos de su corazón se eleva muy alto; pero he aquí que aun sus pensamientos altivos, dice el Salmista, serán degradados y perecerán en el polvo del cual proceden. ¡Pobre orgullo perecedero! ¿Quién confiará en él? Johannes Paui.Us Pai.anterius Vers. 7. Que hace justicia a los agraviados. ¿Somos calumniados? ¿Nos niegan nuestros derechos? Consolémonos; el que ocupa el trono no vacilará un momento en ejecutar juicio a favor nuestro. C. H. S. Que da pan a los hambrientos. Esto mismo nos dice que El no siempre es tan indulgente con los suyos que los llena de abundancia, sino que de vez en cuando les retira su bendición, para que pueda socorrerlos cuando se vean reducidos al hambre. Si el Salmista hubiera dicho que Dios alimentó a su pueblo con abundancia y los mimó, ¿no se habrían desanimado inmediatamente los que están en necesidad o pasan hambre? La bondad de Dios, por tanto, ha de ser extendida aún más para alimentar a los hambrientos. Juan Calvino El Señor liberta a los cautivos. Así se manifiesta de modo claro que los que están bajo una enfermedad o invalidez, etc., y que están «atados por Satanás» (Lucas 13:16), son desatados por Cristo (vers. 12): «Mujer, eres desatada de tu enfermedad»; y se enderezó al instante. El que fuera «enderezada» era el ser desatada de sus ligaduras o amarras o cárcel. Y en esta licencia poética o expresión profética, el soltar el Señor los presos comprende aquí el hacer andar al cojo, curar al leproso, hacer oír al sordo, sí, y el levantar a los muertos; porque todos ellos están atados, y así, cuando se les restaura, se puede decir de ellos como se dijo a Lázaro con respecto al sudario: «Desatadlo, y dejadle ir.» Henry Hammond Vers. 7, 8. No hemos de seguir adelante sin hacer notar que el nombre de Jehová se repite aquí cinco veces en cinco líneas, para dar a entender que es el poder del Todopoderoso, el de Jehová, el que se ocupa y esfuerza en aliviar la suerte de los oprimidos; y que es tanto una manifestación de la gloria de Dios el socorrer a los que están en la miseria, como el cabalgar en los cielos, según leemos en el Salmo 68:4. Matthew Henry Vers. 8. Jehová abre los ojos a los ciegos. Jesús lo hizo con frecuencia, y por medio de ello mostró que El mismo era Jehová. El que hizo el ojo puede abrirlo; cuando lo hace, es para su gloria. ¡Con qué frecuencia se cierra el ojo mental en la noche moral! Y ¿quién puede eliminar este efecto penoso de la caída sino el Dios Todopoderoso? C. H. S. Los ciegos. Volney notó ya el gran número de ciegos que se pueden ver en las calles de El Cairo y Alejandría. «Andando por las calles de El Cairo», dice, «de cada cien personas que encontré, por lo menos veinte eran ciegas; dieciocho, tuertas; y otras veinte tenían los ojos enrojecidos, 733 purulentos o manchados. Muchos llevaban vendas, indicando que padecían de oftalmía o se recobraban de ella.» La oftalmía es, en realidad, una de las plagas de Egipto, como saben los médicos. El que prevalezca tanto ha de atribuirse a la gran cantidad de arena que el viento hace entrar en los ojos; pero uno puede entender que en los países orientales en general el calor excesivo del sol ha de hacer la ceguera mucho más común que entre nosotros. No es sorprendente, pues, para uno que conozca el Oriente, ver que los ciegos son mencionados con tanta frecuencia en la historia del Evangelio y que se hallen tantas alusiones a esta enfermedad en la Escritura. De las veinte maldiciones de los levitas, hay una contra el que «hace salir de su camino al ciego» (Deuteronomio 27:18). «El Espíritu de Dios me ha ungido», dice Jesús citando a Isaías, «para predicar el Evangelio a los pobres, y devolver la vista a los ciegos» (Lucas 4:18). «El Señor», dice David, «pone en libertad al cautivo; abre los ojos a los ciegos». Felix Bovet Vers. 9. Trastorna el camino de los impíos. Todas las diez cláusulas que preceden levantan al santo, paso a paso, cada vez más alto. De repente, como Satanás cuando cae del cielo cual rayo, los inicuos se ven lanzados desde la cumbre de la soberbia a las profundidades del infierno. Johannes Paulus Palanterius Una ilustración notable de la locura de no contar con Dios en los planes que uno hace es el curso de William M. Tweed, cuya muerte ha sido anunciada recientemente. Aquí tenemos a un hombre que buscaba riquezas y poder, y que durante un tiempo parecía tener éxito en su empresa. Al parecer no se proponía obedecer a Dios o vivir para la vida venidera. Lo que quería era prosperidad en este mundo. Creía que la tenía. Había ido al Congreso. Recogido millones. Controlaba los intereses materiales de la metrópolis de este país. Abiertamente desafió ~ sentimiento público y a los tribunales de justicia en la prosecución de sus planes. Era un ejemplo pernicioso de un hombre que estaba triunfando por medio de la villanía. Pero la promesa de prosperidad verdadera para la vida presente es sólo para los piadosos. Cuando William M. Tweed estaba muriendo en la cárcel de la ciudad que antes regía, su confesión de amargo desengaño fue: «Mi vida ha sido un fracaso en todo. No hay nada de lo que me sienta orgulloso.» Si algún joven quiere llegar a un fin semejante, el camino es simple. «El gran Dios que formó todas las cosas retribuye al necio y a los transgresores.» «El camino de los impíos es trastornado.» American Sunday School Times Vers. 10. Alabad al Señor. Una vez más dice: «Aleluya». De nuevo surge el dulce perfume de los frascos de alabastro llenos de fragancia. ¿No estamos preparados nosotros también para prorrumpir en cánticos sagrados? ¿No diremos también nosotros «Aleluya»? Aquí termina este hermoso y alegre Salmo, pero no termina la alabanza al Señor, que ascenderá para siempre jamás. Amén. C. H. S. *** 734 SALMO 147 Tema: Este es un cántico notable. En él se celebran la grandeza y la bondad condescendiente del Señor. El Dios de Israel es presentado en la peculiaridad de su gloria como cuidando de los afligidos, los insignificantes, los olvidados. El poeta halla un gozo especial en alabar a uno que está tan lleno de gracia. Es un Salmo de la ciudad y del campo, de la primera creación y de la segunda, de la comunidad y de la iglesia. Es todo él bueno y agradable. C. H. S. Vers. 1. Alaba al Señor. O: ¡Aleluya! El ancho río que fluye en el Libro de los Salmos termina en una catarata de alabanza. El Salmo presente empieza y termina con «Aleluya». Jehová y la alabanza feliz deberían ir asociados en la mente del creyente. C. H. S. Porque es bueno cantar Salmos a nuestro Dios. El canto de los hombres es en sí bueno y noble. El mismo Dios que provee a los pájaros del cielo de las notas con que inconscientemente alaban a su Creador, da al hombre el poder para cantar. Todos sabemos hasta qué punto estimaba Lutero el don y el arte del canto. Que todo aquel a quien es concedido se regocije en él; que todo aquel a quien le falta, procure, si le es posible, estimularlo; porque es un buen don del Creador. Rudolf Stier Es bueno y agradable. No hay cielo, ni en este mundo ni en el venidero, para las personas que no alaban a Dios. Si no entras en el espíritu y culto del cielo, ¿cómo puede el espíritu y gozo celestial estar en ti? El egoísmo hace largas oraciones, pero el amor hace oraciones cortas, para poder dedicar más tiempo a la alabanza. John Pulsford Alabanza. Hay otra dificultad para alabar en el servicio de canto de la iglesia, y es que tenemos muy pocos himnos de alabanza. Es difícil creerlo, pero os sorprenderíais si buscarais un ejemplo de alabanza real en nuestros himnarios. Hay un buen número de himnos que hablan acerca de la alabanza y exhortan a ella. No faltan himnos que digan que Dios debe ser alabado. Pero himnos que alaben, no ya que digan algo sobre alabar, hay sólo unos pocos. Y los pocos que hay los debemos todos a las iglesias antiguas. Muchos de ellos vienen de las Iglesias latina y griega... No hay lugar en la literatura humana en que se pueda hallar tanta alabanza como en los Salmos de David. Henry Ward Beecher Vers. 2. A los desterrados de Israel recoge. Espiritualmente vemos la mano de Dios en la edificación de la iglesia y en el juntar en uno a los pecadores. ¿Qué son los hombres bajo la convicción de pecado sino desterrados de Dios, de la santidad del cielo, e incluso de la esperanza? ¿Quién podría recogerlos de su dispersión y hacerlos ciudadanos en Cristo Jesús excepto el Señor, nuestro Dios? Este acto de amor y poder Él lo está realizando constantemente. Por tanto, que el canto empiece en Jerusalén, nuestro hogar, y que toda piedra viva en la ciudad espiritual se haga eco del canto; porque es el Señor el que ha traído de nuevo a sus desterrados y los ha afianzado en Sión. C. H. S. Vers. 3. El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Los reyes de la tierra creen que son grandes a causa de su encumbramiento; pero Jehová es grande a causa de su 735 condescendencia. ¡Mirad, el Altísimo tiene que ver con los enfermos y los tristes, con los desgraciados y los heridos! ¡El va por los hospitales como el buen Médico! Su profunda simpatía con los que lloran es una marca especial de su hondad. El Señor siempre está sanando y vendando; esta tarea no es nueva para El. Lo ha hecho desde antiguo; y no es una cosa del pasado de la cual ahora ya está cansado, porque todavía está sanando y vendando, como hacía al principio. ¡Venid, corazones quebrantados, venid al Médico que nunca se can sa de curar; mostradle vuestras heridas para que las vende! C. H. S. Como el hombre que tiene una flecha clavada en su costado, y aunque la flecha sea arrancada, la herida no cura al instante, así el pecado puede ser arrancado del corazón, pero la cicatriz hecha al arrancarlo no está curada todavía. Las heridas que están bajo cura son llagas y perturbaciones de la conciencia, suspiros y gemidos del alma hambrienta en busca de gracia, el veneno clavado por el colmillo de la serpiente y que se queda allí; éstas son las heridas. Ahora bien, el corazón es quebrantado en tres formas: Primero, por la ley; como aturde al ladrón el oír la sentencia del juez por la cual ha de ser ahorcado por su crimen, así quebranta el corazón del alma el entender la sentencia de la ley: «No peques; si lo haces, serás condenado.» Si el corazón se da cuenta de esta sentencia: «Tú eres un reo condenado», es imposible resistirse, sino que ha de ser quebrantado. «¿No es mi palabra como un martillo, que desmenuza la roca?» (Jeremías 23:29). ¿Puede algún corazón de roca resistir sin quebrarse ante los golpes de este martillo? Ciertamente, puede ser quebrantado hasta cierto punto y, con todo, seguir siendo un réprobo; porque todos serán quebrantados así en el infierno, y, por tanto, este quebrantamiento no es suficiente. Segundo, por el evangelio; porque si el corazón se da cuenta del amor del evangelio, se quebranta en pedazos: «Rasgad vuestro corazón, porque Jehová es clemente, compasivo...» (Joel 2:13>. Cuando llegan las sacudidas de la misericordia de Dios, todos gritan: «Rasgad». Realmente el corazón no puede resistirías si las ha sentido una vez. Golpea tu alma sobre el evangelio; si en alguna forma bajo el cielo puede ser quebrantado, ésta es la manera. Tercero, el corazón puede ser quebrantado por la experiencia del ministro en el manejo de estos dos: la ley y el evangelio; Dios le da la gracia para hacer comprender la ley, y entendimiento de cómo presentar el evangelio, y por este medio Dios quebranta el corazón; porque aunque la ley sea un buen martillo y el evangelio un buen yunque, si el ministro no pone el alma sobre él el corazón no será quebrantado; ha de conseguir un buen golpe con la ley, y ha de poner el pleno poder del evangelio debajo del alma, o el corazón no será quebrantado. Porque Cristo ha emprendido la tarea de hacerlo. Cuando un médico hábil ha emprendido una cura, lo natural es que la consiga; es verdad, algunas veces un buen médico puede fallar, como le ocurrió al médico de Trajano, pues éste murió en sus manos; y en su tumba escribieron: «Aquí yace Trajano el emperador, que puede dar gracias a su médico por haber muerto.» Pero si Cristo emprende la cura, puedes estar seguro de ella; porque El te dice a ti que estás quebrantado de corazón, que El la ha emprendido; El te ha tomado el pulso ya. No debes tener miedo, diciendo: «¿Va uno a curar a sus enemigos? Yo he sido un enemigo de la gloria de Dios, y ¿El va a curarme?» Sí, dice Cristo; si estás quebrantado de corazón, yo te vendaré. William Fenner 736 Para curar un corazón quebrantado, Dios, además, ha designado a un Médico cuya ciencia es infalible, cuya bondad y cuidado son iguales a su ciencia. Este médico no es otro que el Hijo de Dios. En este carácter nos ha sido dado a conocer. «Quién tiene necesidad de médico sino el que está enfermo.» El profeta Isaías presenta su advenimiento en el lenguaje más sublime: «El me ha enviado a vendar a los quebrantados de corazón, proclamar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.» Thomas Blackley Vers. 4. El cuenta el número de las estrellas. Entre los paganos cada constelación representaba algún dios. Pero las Escrituras muestran a Jehová, no como uno de estos dioses estelares, sino como el Dios de todas las estrellas. El es, también, como El enseña a su pueblo por medio de Abraham, el Dios de un firmamento de estrellas más nobles,. Su pueblo está esparcido como la arena, de la orilla del mar. Pero El vuelve en polvo las estrellas de gloria. El hará de todo santo una estrella, y el cielo es el firmamento de su pueblo, donde los quebrantados de corazón que sufren en la tierra serán glorificados en galaxias resplandecientes. Hermann Venema Las llama a todas por sus nombres. Cuando el Dr. Herschel estaba explorando la parte más poblada de la Vía Láctea, en un cuarto de hora pasaron no menos de 116.000 estrellas por el campo de visión de su telescopio. Se ha calculado que nuestros aparatos más perfeccionados pueden percibir casi cien millones de estrellas, si todas las regiones del cielo fueran exploradas a conciencia. Pero hay innumerables regiones del espacio que se hallan más allá de los límites de la visión humana, incluso con instrumentos ópticos, y la imaginación apenas puede penetrar aquí, aunque, sin duda, están llenas de actividades de la sabiduría y omnipotencia divinas. Thomas Dick Vers. 6. Jehová levanta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra. Los soberbios están muy elevados ya, según su propia estima; sólo los que están bajos pueden ser elevados, y sólo a éstos elevará Jehová. C. H. S. Vers. 9. Y a los hijos de los cuervos cuando graznan. Estas criaturas del bosque, que parecen inútiles al hombre, ¿carecen en realidad de valor? En modo alguno; llenan un lugar en la economía de la naturaleza. Cuando aún no han salido del nido, claman a sus padres para que les den comida; y el Señor no permite que sufran y les proporciona según sus necesidades. Es maravilloso que haya tantos pajaritos que alimentar. Un pájaro en una jaula, bajo el cuidado del hombre, está en más peligro de carecer de comida y agua que uno de las miríadas que vuelan en los espacios abiertos y no tienen otro dueño que su Creador. Lo grande ocupado en cosas pequeñas es el rasgo principal de este Salmo. ¿No deberían sentir todos un gozo especial en alabar a uno que de modo tan especial tiene cuidado de los necesitados y los olvidados? ¿No deberíamos también confiar en el Señor, porque el que alimenta a los hijos de los cuervos, ¡sin duda alimentará a los hijos de Dios!? ¡Aleluya a Aquel que alimenta a los cuervos y rige las estrellas! ¡Qué gran Dios eres, oh Jehová! C. H. S. Vers. 10 y 11. No se deleita en la fue a del caballo, ni se place en la agilidad del hombre. Ninguno es favorecido por Dios a causa de su favor externo, su cara hermosa, sus miembros 737 ágiles; no, el Señor no se complace en ello; pero tampoco en su intelecto, su ingenio o su juicio, ni aun en su lengua y su elocuencia; sino que el Señor se complace en aquellos que le temen y en los que esperan en su misericordia, en aquellos que andan humildemente delante de Él y le invocan. Joseph Caryl Vers. 11. Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia Es un pensamiento notable que Dios no sólo esté en paz con algunas clases de hombres, sino que incluso halle solaz y complacencia en su compañía. ¡Oh, qué incomprensible con-descendencia por parte del Señor, que su grandeza se complazca en las criaturas insignificantes de su mano! ¿Quiénes son estos hombres favorecidos en los cuales se complace Jehová? Algunos de ellos son los más pequeños de su familia, que nunca han ido más allá de esperar y temer. Otros están más desarrollados, pero, con todo, exhiben un carácter mezclado compuesto de temor y esperanza: temen a Dios con santa reverencia y respeto filial, y también esperan recibir perdón y bendición a causa de la divina misericordia. Como el padre se complace en sus propios hijos, así el Señor tiene solaz en sus amados, cuyas marcas de haber nacido de nuevo son el temor y la esperanza. Temen porque son pecadores; esperan porque Dios es misericordioso. Le temen porque es grande; esperan en El porque es bueno. Su temor hace sobria su esperanza; su esperanza realza su temor; Dios se complace en ellos tanto en su temor como en su regocijo. C. H. S. La paciencia y el temor son las vallas de la esperanza. Hay una hermosa relación entre el temor y la esperanza. Las dos están unidas en este versículo. Son como los corchos en la red del pescador; impiden que se hunda, y el plomo impide que flote. La esperanza sin temor está en peligro de volverse efervescencia; el temor sin esperanza se convertiría en lobreguez. George Seaton Bowes Vers. 17. Echa su hielo como migas de pan. ¡Oh los que os estremecéis esperando pan! Alguien ha dicho de este texto: El hielo es como pan; la lluvia, bebida; la nieve es lana; la helada, un fuego en la tierra, haciendo que por dentro haya rescoldo. Todo ello simboliza y nos enseña lo que hemos de hacer para los pobres de Dios. John Trapp Hablando del invierno, un día su hermana le dijo al arzobispo Leighton: «Es severo en extremo». El buen hombre sólo contestó: «Pero Tú, oh Dios, has hecho verano e invierno.» J. N. Parson Vers. 18. Envía su palabra, y los derrite. Israel, en la cautividad, estaba como los barcos que viajan por el Ártico rodeados por el hielo: congelados, sin poderse mover; pero Dios envió la brisa primaveral de su amor, y el hielo se derritió y quedaron en libertad. Dios deshizo su cautividad, y las cadenas de hielo, derretidas por los rayos de sol de la misericordia de Dios, fluyeron en corrientes como los «ríos del sur», los «torrentes del Négueb» (ver Salmo 126:4). Así fue el día de Pentecostés. El invierno de la cautividad espiritual se derritió y disolvió por el aliento cálido del Espíritu Santo, y la tierra sonrió y florecieron las flores primaverales de la fe, el amor y el gozo. Christopmer Wordsworth 738 Vers. 19 y 20. Ha manifestado... sus estatutos y sus juicios a Israel; no ha hecho cosa igual con ninguna de las naciones. ¿Cuál es la revelación del evangelio hecha por el Hijo del mismo Dios? Porque aunque la ley es oscurecida y deformada por la caída, con todo, hay algunas nociones de la misma implantadas en la naturaleza humana; pero no hay la menor sospecha del evangelio. La ley descubre nuestra miseria, pero sólo el evangelio nos muestra el camino para ser librados de ella. Si una ventaja tan grande y tan preciosa no toca nuestros corazones, y si, en posesión de la misma, con gozo, no respondemos a los deberes que el Padre de las misericordias ha puesto sobre nosotros, seremos los más desgraciados e ingratos de este mundo. William Bates *** SALMO 148 Este cántico es uno e indivisible. Parece casi imposible exponerlo en detalle, porque un poema vivo no puede ser disecado verso tras verso. Es un cántico sobre la naturaleza y la gracia. Como un relámpago cruza el espacio y su resplandor envuelve cielo y tierra en un ropaje de gloria, así la adoración del Señor en este Salmo ilumina todo el universo y hace que resplandezca con el fulgor de la alabanza. El canto empieza en los cielos y va descendiendo hasta las profundidades, para volver a ascender de nuevo, hasta que el pueblo cercano a Jehová se ha unido a su melodía. Para su exposición el requisito principal es un corazón ardiente de reverente amor al Señor de todos, al cual sea la gloria para siempre. C. H. S. Salmos 148-150. Estos tres últimos Salmos son una tríada de maravillosa alabanza, que asciende de alabanza en alabanza, cada vez mas alta, hasta que se vuelve «gozo inefable y lleno de gloria», exaltación que no conoce limites. El gozo rebosa del alma y se extiende por todo el universo; cada criatura es magnetizada por él, y es añadida al coro. El cielo está lleno de alabanza, la tierra está llena de alabanza, las alabanzas se elevan desde debajo de la tierra: «todo lo que respira» se una al éxtasis. Dios está rodeado por una creación que le ama y le adora. El último en ser creado, el hombre, pero el primero en canto, no puede contenerse. Danza, canta; da órdenes a todos los cielos con los ángeles en ellos que le ayuden; «bestias y ganado, reptiles y aves», todos deben hacer lo mismo; incluso los «dragones» no deben quedar silenciosos; y «todas las profundidades» deben aportar su contribución. Trae incluso objetos inertes a su servicio -tambores, trompetas, arpas, órganos, címbalos-, por si por algún medio, puede él dar expresión a su amor y su gozo. John Pulsford Salmo en conjunto. Milton, en su Paraíso Perdido (Libro 5, línea 153), ha imitado este Salmo de modo elegante, y lo ha puesto en boca de Adán y Eva en su estado de inocencia como su himno matutino. James Anderson Salmo en conjunto. Este Salmo no es ni más ni menos que una gloriosa profecía del día venidero en que no sólo se habrá extendido el conocimiento del Señor sobre toda la tierra, como las aguas cubren el mar, sino que todo ser creado en el cielo y en la tierra, animado e inanimado, desde el arcángel más elevado a través de todos los grados y fases del ser, hasta el átomo más pequeño; 739 jóvenes y doncellas, viejos y niños, y todos los reyes y príncipes y jueces de la tierra- se unirá en su himno milenial a la alabanza del Redentor. Barton Bouchier Vers. 1. Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. Bernardo, en su sermón con ocasión de la muerte de su hermano Gerardo, refiere que en la última noche que pasó sobre la tierra, su hermano, con gran asombro de todos los presentes, con voz y rostro exultantes, prorrumpió en las palabras del Salmista: «¡Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas!» Vers. 3. Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Hay una adoración perpetua al Señor en los cielos: varía con la noche y el día, pero continúa siempre en tanto que hay sol y luna. Siempre hay una lámpara ardiendo delante del altar elevado del Señor. La luz es un canto que fulgura delante de los ojos en vez de resonar en el oído. Las estrellas sin luz no rendirán alabanza, y los cristianos sin luz le quitan al Señor su gloria. Por pequeño que sea nuestro rayo, no hemos de esconderlo; si no podemos ser un sol o una luna, hemos de procurar ser una de las «estrellas de luz», y nuestro centelleo ha de ser en honor de nuestro Señor. C. H. S. ¿Cómo alaba a Jehová de modo especial el sol? 1. Con su belleza, Jesús, hijo de Sirac, lo llama el «globo de la hermosura». 2. Con su plenitud. Dion lo llama la «imagen de la capacidad divina». 3. Con su exaltación. Plinio lo llama caeli rector, «el que rige el cielo». 4. Con su perfecto resplandor. Plinio añade que es «la mente y el alma de todo el universo». 5. Con su celeridad y constancia en el movimiento. Marciano lo llama «la guía de la naturaleza». Thomas Le Blanc Vers. 4. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. Si subiéramos tanto sobre los cielos como los cielos están por encima de la tierra, podríamos gritar a todos los que nos rodearan: «Alabad a Jehová.» No puede haber nadie tan alto que esté por encima de alabar a Jehová. Que las nubes añadan su adoración. Que el mar ruja y su plenitud alabe la presencia de Jehová, el Dios de Israel. Hay algo de misterio en estas supuestas reservas de agua; pero, sea lo que sea, ellas también darán gloria al Señor, nuestro Dios. Que los fenómenos menos conocidos y desconcertantes ocupen su lugar en la alabanza universal. C. H. S. Vers. 5. Alaben el nombre de Jehová; porque él lo mandó, fueron creados. La alabanza más alta de Dios es el proclamar lo que El ha hecho. Nosotros no podemos inventar nada que pueda engrandecer al Señor; no podemos hacer otra cosa mejor para ensalzarlo que repetir su nombre o describir su carácter. El Señor ha de ser ensalzado por haber creado todo lo que existe y hacerlo sólo por medio de su Palabra. Él lo creó todo con su orden; ¡qué poder es éste! Podemos, pues, esperar que los que le alaban confiesen que le deben el ser. La evolución puede ser atea; pero la doctrina de la creación exige, lógicamente, adoración; y por ello, como los árboles se conocen por su fruto, se demuestra que es verdadera. Los que fueron creados por una orden, tienen la orden de adorar a su Creador. La voz que dice: «Hágase», ahora dice: «Alaben.» C. H. S. 740 Vers. 5. y 6. Éste es el relato de la creación en una palabra: «Dijo, y fue hecho.» Cuando vino Jesús, fue por todas partes mostrando su divinidad mediante la evidencia de que su Palabra era omnipotente. Estos versículos declaran dos milagros de la voluntad y la Palabra de Dios, a saber, la creación y consolidación de la tierra. Jehová primero produjo la materia, luego la ordenó y la afianzó. John Lorinus Vers. 7. y 8. Llama a las profundidades, al fuego, al granizo, a la nieve, a los montes y a las colinas para que se unan a la obra de alabanza. No que puedan hacerlo de modo activo, sino para mostrar que el hombre ha de llamar a toda la creación para que le ayude de modo pasivo, y ha de mostrar tal amor a todas las criaturas, que ha de aceptar lo que ellas le ofrecen, y ha de tener tanto afecto a Dios, que ha de ofrecerle todo lo que de El recibe. La nieve y el granizo no pueden bendecir y alabar a Dios, pero el hombre debe bendecir a Dios por estas cosas, en lo cual hay una mezcla de inconveniencia y molestia; algo que molesta a nuestros sentidos, pero también que mejora y prepara la tierra para dar fruto. Stephen Charnock Vers. 8. Nieve. De modo tan seguro como que cada copo de nieve tiene su parte en la gran economía de la naturaleza, así también cada palabra de Dios que cae dentro del santuario tiene su fin a realizar en la esfera moral. He contemplado en un día de invierno los copos que a puñados se disolvían en la corriente de un río. Parecía que morían sin propósito alguno, tragados por un enemigo que no hacía el menor caso de su poder o de su existencia. Y así he visto la Palabra de Dios caer sobre corazones humanos. Enviada por Dios día tras día y año tras año, he visto que caía, al parecer, sin resultado en la corriente turbia de la incredulidad, en un torbellino de mundanalidad que absorbía las mentes y vidas de los oyentes. Pero, mientras estaba junto a la ribera del río y miraba lo que parecía ser la muerte del copo vacilante, un nuevo pensamiento me aseguró que no era otra cosa que la muerte a la vida, y que todo copo que había dejado su vida en las aguas se incorporaba al ser del río. Así, cuando he visto la Palabra de Dios cayendo, al parecer, sin fruto en vidas humanas inquietas, bulliciosas, apresuradas en su corriente, una fe recobrada en la inmutable declaración de Dios me ha asegurado que lo que veía no era una muerte casual e inútil, sino más bien la caída de un soldado después que había aportado su fuerza vital al destino de una nación y a la historia de un mundo. Y así debe ser. La Palabra de Dios siempre alcanza su fin. S.S. Mitchell Vers. 10. Reptiles. El público en conjunto ha de añadirse. Todo lo que se arrastra. Las cuerdas pequeñas contribuyen al concierto como las grandes. Tomas Goodwin Vers. 11. Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes. Cuánto más intolerable es la maldad de los reyes y los príncipes que reclaman ser eximidos de la regla común, cuando ellos deberían, en cambio, inculcarla a los otros y llevar la batuta. Podría haber dirigido su exhortación de modo sumario a todos los hombres, y en realidad menciona al pueblo en términos generales; 741 pero especifica a los príncipes tres veces, con lo que sugiere que son reacios a cumplir su deber y necesitan que se les inste a hacerlo. Juan Calvino Vers. 12. Los ancianos. Vuestras lenguas no pueden excusarse de estar silenciosas en las alabanzas a Dios, cuya gloria es proclamada por todo objeto arriba o alrededor, y por todo miembro de sus propios cuerpos y cada facultad de sus almas. Pero los ancianos son doblemente inexcusables si no prestan atención a estas preciosas instrucciones que les dan las obras de Dios que han visto, o de las que han sido informados, cada día, desde que empezó a operar el poder de su naturaleza racional. Considerad cuánto tiempo habéis vivido. ¿No es cada día de la vida, y aun cada hora, cada momento, una misericordia inmerecida? Podríais haber sido cortados desde la matriz o el pecho, porque fuisteis concebidos en iniquidad y nacidos en pecado. ¡Cuántos en vuestra carrera cayeron antes de poder distinguir su mano derecha de la izquierda, antes que pudieran hacer nada bueno o malo! Como habéis sido responsables moralmente en todos estos años, no ha pasado un día en ~ue no se os pudiera acusar de pecado. ¡Qué riqueza de paciencia se ha manifestado en una vida de sesenta o setenta años! Si habéis vivido en estado de pecado todos estos años, ¿no tenéis razon para asombraros de que no estéis ya en una condición en que no os sería posible añadir vuestra voz a la alabanza? Dad gloria, pues, a este Dios que os ha preservado en vida. George Lawson Vers. 13. El nombre de Jehová. Jehová es un nombre de gran poder y eficacia, un nombre en cuyo original hay cinco vocales, sin las cuales no puede expresarse sonido articulado; un nombre que tiene también tres sílabas, para significar la Trinidad de Personas, la eternidad de Dios, uno en tres, y tres en uno; el nombre que despertaba tal temor y reverencia entre los judíos que temblaban al oírlo, por lo que usaban el nombre Adonai (Señor) en todas sus devociones. Y, por ello, todos deberían estar de pie en temor y reverencia, no usando el nombre de Dios en vano, sino cantando alabanzas, dándole honor, recordando y proclamando y bendiciendo este santo, digno y excelente nombre. Rayment Vers. 14. Alabad al Señor, o «Aleluya». Esto debería ser el Alfa y la Omega de la vida de todo hombre bueno. Alabemos a Dios hasta el fin, para siempre jamás. El campo de la alabanza que se nos presenta delante en este Salmo está limitado al principio y al final por la piedra miliaria del «Aleluya», y todo lo que hay entre las dos, cada palabra del mismo, es en honor del Señor. Amén. C. H. S. El pueblo a él cercano. Jesús tomó nuestra naturaleza y se hizo uno de nosotros; de modo que, El está «cerca» de nosotros; El nos, da su Santo Espíritu, nos une a El, y de este modo estamos cerca de El. Este es nuestro honor más elevado, una fuente inagotable de felicidad y paz. Estamos cerca de Él cuando somos pobres y cuando estamos atribulados; estamos más cerca de El en unos momentos que otros, y estaremos lo más cerca posible de El en nuestra muerte. Si estamos cerca de El, El estará con nosotros en todas las aflicciones, nos ayudará en todas las pruebas, nos protegerá en todos los peligros, nos consolará en las horas de soledad, proveerá para 742 nosotros en épocas de necesidad y nos introducirá finalmente en la gloria. Hagámonos cargo de esto diariamente; estamos muy cerca de Dios, y El nos quiere mucho. James Smith *** SALMO 149 Estamos casi en el último Salmo y todavía entre «Aleluyas». Este es un «nuevo cántico», evidentemente a propósito para la nueva creación y los hombres que tienen un nuevo corazón. Es el cántico que puede ser cantado a la venida del Señor, cuando la nueva dispensación derribe a los inicuos y honre a todos los santos. El tono es en extremo jubiloso y rebosante. En todo él se oye el resonar de tímpanos y arpas, al ritmo de los pies de las doncellas que golpean el suelo con sus saltos y danzas. C. H. S. Vers. 1. Cantad al Señor un cántico nuevo. Entre nuestras novedades habrá cánticos nuevos; ¡ay!, los hombres tienen más apego a quejarse que a cantar Salmos nuevos. Nuestros nuevos cánticos deben ser dirigidos al honor de Jehová; en realidad, todos nuestros pensamientos nuevos deberían correr hacia El. C. H. S. Un nuevo cántico. El viejo hombre es un cántico viejo; el nuevo hombre es un cántico nuevo. El Antiguo Testamento es un cántico viejo; el Nuevo Testamento es un cántico nuevo... Los que aman las cosas terrenas cantan un cántico viejo; que los que desean cantar un cántico nuevo amen las cosas de la eternidad. El amor es nuevo y eterno; por tanto, siempre es nuevo, porque nunca se vuelve viejo. Agustín Vers. 4. Porque Jehová se complace en su pueblo. Pero, ¿por qué se complace el Señor en ellos? ¿Hay algo en ellos que El pueda contemplar con complacencia y deleite? No; ellos saben bien que no pueden tener pretensiones de esta clase. No es a causa de ellos, sino por causa de El mismo; es por amor a su nombre, su verdad, su misericordia que Él ahora les muestra su favor. El Señor «se complace en su pueblo» porque ellos son su pueblo; aquellos a quienes Él compró con su sangre, sí, renovó con su Espíritu y redimió con su poder. Edward Cooper Hermosea a los humildes con la salvación. Ellos son humildes y tienen necesidad de la salvación; ÉI, es misericordioso y se la concede. Ellos lamentan su deformidad, y El los hermosea en forma selecta. Él los salva santificándolos, y así ellos llevan la hermosura de la santidad y la hermosura de un gozo que brota de la salvación. El hace a su pueblo humilde, y luego hermosea a los humildes. Aquí hay un argumento para adorar al Señor con la máxima exultación; a Aquel que se complace en nosotros tanto, es necesario que le demos toda clase de muestras de gozo exultante. Dios se complace en todos sus hijos, como Jacob amaba a todos sus hijos; pero los mansos son como José, y sobre ellos pone la túnica de muchos colores, hermoseándoles con paz, contento, gozo, santidad e influencia. Un espíritu manso y tranquilo es llamado «un ornamento», y, ciertamente, es «la hermosura de la santidad». Cuando Dios mismo hermosea a un hombre, es verdaderamente hermoso y lo es para siempre. C. H. S. 743 Dirige tus pensamientos a la mañana de la resurrección cuando esto corruptible se revestirá de incorrupción, esto mortal, de inmortalidad; cuando el cuerpo, elevado en honor y gloria, será revestido de hermoso ropaje y, siendo hecho como el cuerpo glorioso de Cristo, resplandecerá como el sol en el firmamento; cuando, unido a un espíritu a fin santificado, ya no será un peso y un estorbo, sino que será un incremento para su gozo, y participará y contribuirá a su felicidad espiritual. Este es el significado del texto; ésta es la hermosura que El ha diseñado para su pueblo y para la cual los está preparando ahora. Considerando todo esto,' con razón se les puede decir: «Alabad al Señor.» Edward Cooper Vers. 5. Que los santos se regocijen en su gloria; que canten en sus camas incluso. Cuando los huesos están doloridos y el sueño huye de nosotros, pedimos a Dios que nos trate con misericordia; pero cuando nuestras dolencias han sido curadas, entonces ya no damos gracias, y la sensación de seguridad nos vuelve reacios a alabar. William Bloys Vers. 5. Los santos en gloria descansarán de sus labores, pero no de su alabanza. Robert Bellarmine Este versículo se ha cumplido en las crisis solemnes de las vidas santas. En el lecho de muerte y en el cadalso o la hoguera, el gozo y la gloria han enfervorizado los corazones de los fieles testigos de Cristo. Thomas Le Blanc Vers. 6. Haya alabanzas a Dios en sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos. La Palabra de Dios es toda ella filo; de cualquier lado que se vuelva golpea de muerte la falsedad y la maldad. Si no alabamos, el conflicto pesara en nuestro ánimo; si no luchamos, nuestro cántico se volverá presuntuoso. El versículo indica una mezcla apropiada entre el cantor y el cruzado. Nótese que ambos son enfáticos en el creyente: si canta, es con grandes alabanzas, y alabanzas en sus gargantas, en lo profundo de ellas, según el original; si lucha, es con la espada, y la espada de dos filos. El Dios vivo imparte vida vigorosa a los que confían en El. No son neutrales o tibios; los hombres los oyen y los sienten. Su espíritu es quieto, pero en esta misma quietud hay una fuerza irresistible. Cuando el hombre piadoso presenta batalla a los poderes del mal, cada conflicto es una alabanza en voz alta al Dios de bondad. Incluso el tumulto de nuestra guerra santa es una parte de la música de nuestras vidas. C. H. S. A los soldados de Cromwell los llamaban con soma salmistas; pero los salmistas de Dios son siempre soldados aguerridos. El que tiene un «nuevo cántico en su boca» siempre es más fuerte, tanto para sufrir como para trabajar, que el hombre de espíritu apagado y sin cánticos en el corazón. Cuando canta en su trabajo, hará más, y lo hará mejor que el que no canta. De ahí que no hemos de sorprendemos de que en toda su historia la iglesia de Dios haya avanzado «a lo largo de la línea de la música». William Taylor Alabanzas a Dios. Si consideramos las más altas alabanzas de los hombres a Dios como fruto de la actividad del hombre, resultan algo pobre e insignificante; pero hemos de considerarlas como 744 testimonios y expresión de un corazón que cree, que proclama y da a conocer la sabiduría inefable, la fidelidad, tesoros y excelencias de Dios ejercidas en sus obras; a este respecto, la Escritura declara que el corazón de Dios las desea y que está dispuesto a dar cielo, tierra, El mismo y su Hijo a los hombres, y que se considera satisfecho con tal que éstos le den alabanza con sus corazones, manos y lenguas. Por tanto, cuando su pueblo bendice su nombre, hablan a Dios en el dialecto de los ángeles: las alabanzas a Dios. Vers. 8. Para aprisionar a sus reyes con argollas. Agripa era cautivo de Pablo. La Palabra le tenía amarrado como preso y le hizo confesar, a pesar de si mismo, ante Festo, que «por poco se sentía persuadido a hacerse cristiano». Entonces se verificó lo que había sido profetizado: «Para aprisionar a sus reyes con argollas, y a sus nobles con cadenas de hierro.» ¡Oh, qué majestad y fuerza la de la Palabra! Henry Smith Se dijo de Pompeyo que le habría bastado con dar un golpe en el suelo con el pie para que toda Italia se levantara en armas a su alrededor; y los hombres poderosos del mundo pueden tener naciones, reinos y países a su mando, pero, con todo, Dios es más poderoso que todos ellos. Si El se levanta, todos ellos huirán despavoridos de su presencia; si Él pone a los príncipes en argollas, estarán tan seguros que ninguno podrá desprenderse de ellas. Stephen Gosson Vers. 9. Para ejecutar en ellos el juicio decretado. Israel como nación tenía que hacer esto, y lo hizo, y entonces se regocijó en el Dios que había dado tales éxitos a sus ejércitos. Nosotros alabamos a nuestro Dios de un modo distinto; nosotros no somos los ejecutores de la justicia, sino los heraldos de la misericordia. Sería muy triste si alguno usara mal el texto; si algún creyente belicoso se inclinara a hacerlo, le recordaríamos que la ejecución no puede ir delante de la sentencia y la orden expresa; y nosotros no hemos recibido orden de ejecución contra nuestros prójimos. C. H. S. Un honor será esto para todos sus santos. Muchos se convierten al contemplar el fin piadoso de la vida de los hombres buenos; como el mismo centurión, que estaba presente y era el ejecutor en la muerte por crucifixión de Cristo; después que Cristo expiró, exclamó dando testimonio de El: «Verdaderamente, éste era el Hijo de Dios.» Así, los que vilipendian, condenan, maldicen, persiguen y ejecutan a los hombres piadosos, hablan con un lenguaje distinto acerca de ellos cuando éstos han sufrido la muerte, y declaran que eran fieles y sinceros siervos de Dios. Thomas Fuller Vers. 1. Alabad a Dios en su santuario. En esta su iglesia aquí abajo y en sus atrios arriba, deben resonar continuamente «Aleluyas». En la persona de Jesús, Dios halla un santuario o morada apropiada, y en El ha de ser alabado en gran manera. C. H. S. *** SALMO 150 Hemos llegado a la última cumbre de esta cordillera de los Salmos. Se eleva a gran altura en el claro azul del cielo, y sus laderas están bañadas por la luz del sol del mundo eterno de la 745 adoración. Es un éxtasis. El poeta profeta está lleno de inspiración y de entusiasmo. No discute, no explica, no enseña, sino que prorrumpe en «¡Alabad a Dios! ¡Alabad a Dios!» C. H. S. Salmo en conjunto: El Salmo anterior termina con un coro de alabanza a Dios, en el cual el poeta llama a todo el pueblo, todos los instrumentos de música sagrada, todos los elementos y todas las estrellas, para que se unan al mismo. Final sublime de esta obra de sesenta años cantada por el pastor, el héroe, el rey y el anciano. En este Salmo final vemos el mismo entusiasmo casi inarticulado del poeta lírico; ¡las palabras se agolpan en sus labios con tal celeridad, flotando hacia arriba, a Dios, su fuente, como el humo del gran incendio del alma avivado por la borrasca! Aquí vemos a David, o mejor dicho, el corazón humano mismo con todas las notas que le ha dado Dios, aflicción, gozo, lágrimas y adoración: poesía santificada en su expresión más elevada, un vaso de perfume derramado en los peldaños del Templo y esparciendo su fragancia desde el corazón de David al corazón de toda la humanidad. William Plumer Todo el Salmo: El primer Salmo y el último tienen los dos el mismo número de versículos, y los dos son cortos y memorables; pero el objetivo de los mismos es muy distinto; el primer Salmo es una instrucción elaborada respecto a nuestro deber, nos prepara para los consuelos de nuestra devoción; éste es todo éxtasis y arrobamiento, y quizá fue escrito con el propósito de ser una conclusión de estos cantos sagrados, para mostrar cuál es el designio de todos ellos, a saber, el de ayudamos a la alabanza a Dios. Matthew Henry Vers. 2. Alabadle conforme a la inmensidad de su grandeza. No hay nada que sea pequeño en lo que se refiere a Dios, y no hay nada grande aparte de El. Si tuviéramos siempre cuidado en hacer nuestra alabanza apta y apropiada para nuestro gran Señor, ¡cuánto mejor cantaríamos! ¡Con cuánta más reverencia deberíamos adorar! Sus proezas excelentes requieren una alabanza excelente. C. H. S. Vers. 4. Alabadle con instrumentos de cuerda y con flautas. Muchos hombres, muchas mentes, y éstas tan diferentes como las cuerdas de las flautas; pero sólo hay un Dios, y a este Dios hemos de adorar todos. Las flautas eran instrumentos de viento de varios tipos, y los piadosos pastores los usaban para engrandecer a su Dios. C. H. S. Vers. 3, 4, 5. Como dice sobre estos versículos san Agustín: «No se omite aquí ninguna clase de facultad. Todas se ponen a contribución para alabar a Dios.» El aliento es empleado para soplar la trompeta; los dedos son usados en los instrumentos de cuerdas como el salterio y el arpa; toda la mano para golpear el tamboril; los pies para moverse en la danza; hay instrumentos de cuerda; hay el órgano (ugab, syrinx) compuesto de tubos como flautas variados, y combinados, y los címbalos, que resuenan el uno contra el otro. C. Wordsword La pluralidad y la variedad de estos instrumentos eran apropiadas para representar las diversas condiciones del hombre espiritual, y la grandeza del gozo que se encuentra en Dios, y para enseñar qué estímulo ha de haber de los afectos y potencias de nuestra alma, y del uno al otro, para la adoración a Dios; qué armonía debe haber entre los que adoran a Dios, qué melodía debe entonar cada uno al cantar a Dios con gracia en su corazón, y para mostrar la excelencia de la 746 alabanza a Dios, que ningún instrumento, o medio de expresión cualquiera, puede proclamar de modo suficiente. David Dickson Patrick tiene una nota interesante sobre los muchos instrumentos de música del Salmo ciento cuarenta y nueve, que podemos citar aquí: «Los antiguos habitantes de Etruria usaban la trompeta; los arcadios, el silbato; los de Sicilia, el pandero; los de Grecia, el arpa; los tracios, la corneta; los lacedemonios, la flauta; los egipcios, el tambor; los árabes, el címbalo (Clem., Paedag. ii:4).» ¿No podemos decir que en esta enumeración de instrumentos musicales del Salmo hay una referencia a la variedad que existe entre los hombres en el modo de expresar el gozo y estimular el sentimiento? Andrew A. Bonar Vers. 6. Todo lo que respira, alabe a JAH. «Que todo lo que respira le alabe»; esto es, todo ser vivo. El les dio aliento; que este aliento se transforme en alabanza a El. Su nombre está compuesto en el hebreo, más bien, de, exhalaciones que de letras, para mostrar que todo aliento viene de El; por tanto, úsese para El. Unámonos, todas las criaturas vivientes, en el Salmo eterno. Pequeñas o grandes, no escatimemos nuestra alabanza. ¡Qué día será cuando todas las cosas, en todos los, lugares, se unirán para glorificar al único Dios vivo y verdadero! Este será el triunfo final de la iglesia de Dios. C. H. S. No hay nada en el Salterio más majestuoso o más hermoso que este breve pero significativo final, en el cual predomina la solemnidad en el tono, sin perturbar en nada el entusiasmo y alegría que la conclusión del Salterio tiene por designio producir, como si fuera una alusión simbólica al triunfo que espera a la iglesia y a todos sus miembros cuando, después de muchas tribulaciones, entren en su descanso. Joseph Addison ALEXANDER ¡Aleluya! ¡Alabad al Señor! Una vez más, «Aleluya!». Así termina el Salmo con una nota de alabanza; y así termina el Libro de los Salmos con unas palabras de extática adoración. Lector, ¿no quieres hacer una pausa y adorar al Señor tu Dios? ¡Aleluya! C. H. S. ¡ALELUYA! 747