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Lectura y escritura en pantallas
(Letrados a su manera)
éxico tiene la
mala fama de
ser un país alejado de la lectura, por
lo menos eso dictan las cifras oficiales y muchos
artículos periodísticos. Recientemente, la Encuesta Nacional de Lectura 2012 señala que
se
lee
un
promedio
de al
2.9año.
libros
Al comparar estos datos con los de otros países
como Chile (5.8), Portugal (8.5) o España
(10.3), parecería que no vamos por buen camino. Si bien podemos tomar estas cifras como
referente, es pertinente conocer cómo son obtenidas y cuál es su alcance explicativo.
Al revisar dicha encuesta, así como los
esfuerzos gubernamentales de fomento de la
lectura (Programa de fomento para el libro y la lectura: México lee 2008), nos hemos dado cuenta de dos cosas: primero,
cuando en los medios se habla de “la lectura”
se hace referencia básicamente a la del libro
impreso, generalmente asociada al placer o
entretenimiento; y segundo, cuando se habla
del “fomento de la lectura” se hace referencia
al que gira alrededor también del libro impreso. Por ende, consideramos urgente cuestionar
si sólo este tipo de acercamiento al texto es el
que debemos tomar en cuenta, cuando lo que
se busca es corroborar la formación de ciudadanos letrados que aprovechen la lectura y
la escritura para educarse, trabajar y participar
en sociedad.
¿Hasta qué punto se puede saber qué tan
letrados somos los mexicanos a partir de la
medición de hábitos y prácticas sólo alrededor
del libro impreso?, ¿qué hay de la lectura y escritura en pantalla?, ¿sólo importan los hábitos
de lectura por placer o entretenimiento?, ¿qué
pasa con la lectura y escritura de otros formatos
de texto como las cartas, documentos legales,
publicidad, recetas de cocina, subtítulos de
películas, blogs, “tweets”, etc.? No hay mejor población para analizar esta temática que
aquélla con una mayor afinidad hacia las tecnologías de información y comunicación: los
jóvenes.
Solventan diversas
necesidades
Recientes investigaciones sobre la lectura y
escritura en jóvenes (y adultos jóvenes) han
permitido exponer hechos distintos de los reportados por las evaluaciones nacionales e
internacionales. Estos grupos estudiados realizan una cantidad importante e interesante de
prácticas lectoras, es decir, son letrados, pero a
su manera. Cuando usamos el término letrado
no estamos haciendo referencia a una persona
culta o sabia, que tiene afinidad a la “literatura
clásica” (Cervantes, Shakespeare, Poe, Wilde,
Woolf, Lorca, Borges, Neruda, Eco, etc.), no
se trata de esas personas que las instituciones
se han encargado de idealizar y que son reportadas en las encuestas como lectores consumados. Cuando usamos el término letrado nos
referimos a alguien que enriquece su vida con
la lectura y la escritura; puede ser letrado tanto
quien aprende a reparar su computadora leyendo foros en Internet como quien comenta literatura latinoamericana en un círculo de lectura.
Tomando en cuenta lo anterior, encontramos que estos jóvenes no leen muchos libros al
año, sin embargo usan la lectura y la escritura
para resolver o solventar diversas necesidades
relacionadas con:
El hogar. Planificar sus actividades en agendas de papel o electrónicas, escribir la lista
de compras en una tableta, comunicarse con
sus familiares por mensajes de texto, correo
electrónico, videoconferencia o con una
simple nota en el refrigerador.
Cuestiones afectivas. Escribir en diarios o
cuadernos privados (incluso abriendo blogs
anónimos en Internet) donde se vuelcan
emociones, o tal vez leyendo o escribiendo
poesía en un sitio especializado en la red,
incluso buscar pareja.
Información. Consultar diarios electrónicos,
los chismes de su grupo de amigos o simplemente encontrar información de
su interés en Internet, que puede
ser algo como la biografía de
René Magritte o la tabla general de la primera división del
futbol mexicano.
Entretenimiento. Leer una novela, un artículo,
buscar revistas culturales, leer subtítulos de
programas, películas o series de televisión,
participar de juegos en línea.
impreso, sin afán de minimizar su importancia.
Uno de los principales retos para las encuestas
sobre lectura y para la formación de lectores
apuntaría en esta dirección.
Interacción social. La lectura y escritura se
usan para convivir con otros, a través de redes sociales como Facebook y Twitter, o por
mensajería instantánea como WhatsApp y
mensajes de texto en el celular.
Queremos destacar que no estamos afirmando que las pantallas y sus nuevas prestaciones sean más relevantes que los libros y los
tradicionales géneros textuales; dependiendo
de cada situación cada cual tiene sus alcances
y limitaciones. Precisamente algunos jóvenes
universitarios destacan que saben cuándo les
conviene buscar un dato en Internet y cuándo
es mejor consultar a un profesor o conseguir
un libro especializado. Insistimos, depende de
cada situación.
Activismo o militancia. Organizar, apoyar o
difundir cuestiones sociales, económicas,
religiosas y políticas. Por ejemplo, los grupos defensores de los animales (CODEBA:
Comité Defensor del Bienestar Animal),
grupos de apoyo contra el cáncer (LEPACH CECAN Xalapa: Luz y Esperanza
Para Amigos con Cáncer, Centro Estatal de
Cancerología), grupos de acción por la paz
en México (NAR: Nuestra Aparente Rendición), entre otros.
La educación. Por supuesto que la escolaridad implica leer y escribir, pero esto no se
reduce a la actividad
en clase, los jóvenes
también usan Internet
para buscar ofertas
educativas, contactar
con otras universidades, consultar calificaciones,
inscripciones, selección de
materias, apoyo entre
compañeros,
envío
de trabajos por correo
electrónico, etc.
¿Más relevantes que los
libros?
Lo curioso de haber explorado esta gama de
prácticas ha sido el encontrar que se realizan
principalmente en pantallas conectadas a Internet. Esperamos que quede
claro que no podemos reducir la idea de leer sólo
a las prácticas alrededor de lo
Así es como la lectura y escritura juegan
distintos roles, tan diversos como los contextos
donde son utilizadas (desde el niño que se acerca a una pequeña biblioteca de su escuela rural,
hasta un postgraduado en una gran ciudad que
escribe un blog). Vale la pena no menospreciar
ninguna de las facetas de la lengua escrita, vale
mucho la satisfacción –no la pena– estudiarlas.
*Doctora en Comunicación Lingüística y Mediación Multilingüe (Universidad Pompeu Fabra,
Barcelona). Colabora
en el cuerpo académico
Inteligencia Artificial e
Innovación Educativa de
la Universidad Veracruzana (UV); adscrita a las
líneas de investigación
de Innovación Educativa
y Sociología de la Educación Superior del
Instituto de Investigaciones en Educación de
la UV. Correo:
[email protected]
**Maestro en Investigación Educativa (UV).
Es profesor asistente y estudiante de Doctorado en Traducción y Ciencias del Lenguaje
en la Universidad Pompeu Fabra,
Barcelona. Actualmente estudia el uso de Tecnologías
de la Información y la Comunicación en la práctica
docente en centros de Educación Secundaria Obligatoria.
[email protected]
Denise Hernández y Hernández*
Francisco Javier Martínez Ortega**
Ilustración: Francisco J. Cobos Prior
Dir. de Comunicación de la Ciencia, UV
[email protected]