Crítica De La Imaginación Pura Mario Ortiz

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Este libro fue configurado en el taller El Cafetín, Agustín Muñoz s/n esquina Molina, La Teja, Montevideo. Título original: Cuadernos de Lengua y Literatura volumen VI (Crítica de la imaginación pura) Autor: Mario Ortiz Primera edición: La Propia Cartonera, Noviembre de 2011 Agradecemos infinitamente al autor por la autorización de la publicación de este texto. Editor responsable: La Propia Cartonera Contactos: [email protected] - www.lapropiacartonera.blogspot.com CUADERNOS DE LENGUA Y LITERATURA VI Crítica de la imaginación pura Mario Ortiz LA PROPIA CARTONERA Un catálogo lleno de amor y buenos títulos! TEATRO: ¡Diosa! Federico Falco (Ar) POESÍA: *Inflamable León Félix Batista (Rep. Dom) *El Velo Hermafrodita de la Lengua Oscar Fariña (Ar) *Conversaciones con Jack La Motta David Liquen (Esp) *Respiración del laberinto Mario Santiago Papasquiaro (Mex) *Mixtura Néstor Groppa *Impreso en papel vegetal Milton López (Ar) *Lo que cae del Ciruelo Germán Borelli y Horacio Cavallo (Uy) *La poesía chilena soy yo Héctor Hernández Montecinos (Chi) *Sudáfrica David Liquen, Manuel Forega, Juan Luis Saldaña (Esp.), Diego Recoba, Gonzalo Ledesma, Elder Silva (Uy), Manuel Podestá, Pablo Grande, Ricardo Piña (Ar) *Algunos apuntes Gladys Castelvecchi (Uy) *Pornosonetos Ramón Paz (Ar) *Poemas de amor tóxico Juan Terranova (Ar) *Ortega no se va Ricardo Piña (Ar) *Sobre como aprovechar los restos Lalo Barrubia (Uy) *Upepeté W. Cucurto (Ar) *Haikus Gordos Belén Iannuzzi (Ar) * Son bellas las santa Mayra Serra (Uy) * Papel Cebolla Alfonsina Brión (Ar) *Los barcos vuelven Laura Petrecca (Ar) *La Lengua del viento Olga Leiva (Uy) *Postales Sol Echeverría (Ar) *Opacidad Paula Einöder (Uy) *El Recreo - *Tilos Valeria Meiller (Ar) *Paredísticos de Katia Chiari (Pan) *Ocultemos Virginia Janza (Ar) *La mañana empieza muy tarde Rocío Cerón (Mex) *Aire quemado Gladys González (Ch) *Como un disfraz de conejo Agostina López (Ar) *Teoremas Nurit Kasztelan (Ar) *Discontinuos Noelia Vera (Ar) *Antología Úrsula Starke (Chi) *Cromañón Juana Roggero (Ar) *Una cosa mínima Julieta Lerman (Ar) *Hippocampus Denisse Vega Farfán (Per) *La República en el espejo Rery Maldonado (Bol) *Tramoya Andrea Samaniego (Ec) *Obra incompleta Jessica Freudenthal (Bol) *La Ciudad Lucía Paula Ilabaca (Chi) *La raza chilena I y II Pablo Paredes ( Chi) *Afrodictum Juan Salzano (Ar) *Tango negro Saul Ibargoyen (Uy) *Sachet Élder Silva (Uy) *Con mis botas kosakas (n y p) Timo Berger (Ale) *The Real Poncho Rodolfo Edwards (Ar) *Los orientales de Stevenson Elvio Gandolfo (Ar) *Clásicos selecta Inti García Santamaría (Mx) NARRATIVA: *Pulgas y Cucarachas W. Cucurto (Ar) *Niño rico con problemas Dani Umpi (Uy) *Rock Barrial (n) Juan DIego Incardona (Ar) *Mil Gotas – *El Cerebro musical César Aira (Ar) *Los espacios irónicos Eduardo Halfon (Gua) *Los Alienados Damián González Bertolino (Uy) *La Pesada Valija de Benavides Samanta Schweblin (Ar) *La Muerta Pablo Giordano (Ar) *La Dama del bar Nevada Sergio Faraco (Br) *El Viaje Definitivo Pablo Grande (Ar) *El Bosque Pulenta Fabián Casas (Ar) *Canon perpetuo Mario Bellatín (Mex) *Astra y Osterperfoalógena Gabriela Bejerman (Ar) *5 El Quinteto de la Muerte (Ar) *Vivir donde América se hace cruz Carlos Oriel Wynter Melo (Pan) *Del otro lado Ramiro Sanchiz (Uy) *Swedenborg vs Kant Cecilia Pavón (Ar) *Monólogos en fuga Andrea Jeftanovic (Chi) *Album de cromos Gabriela Alemán (Ar) *Forward > Kioto Juan Villoro (Mex) *Espacio compartido Romina Doval (Ar) *El despenador Martín Bentancor (Uy) *Sórdidos detalles a continuación Rafael Juárez Sarasqueta (Uy) *Las notas perdidas David Miklos (Méx) *Hotel Cabildo Sebastián Pedrozo (Uy) *Caballo Hernán Ronsino (Ar) *2073 Félix Bruzzone (Ar) *Un chango llamado Hemingway Sergio Fong (Méx) *Flor de piel Nicolás der Agopián *Impresiones en silencio Roberto Appratto (Uy) *Orlando el holandés Gabriel Casas (Ar) crítica de la imaginación pura BIOGRAFÍA Mario Ortiz nació en Bahía Blanca en 1965. Trabaja en el ámbito de la docencia. Sus libros tienen el título general Cuadernos de Lengua y Literatura, de los que se han publicado hasta el momento el volumen I (Ed. Vox, 2000); el vol II (Ed. Vox 2001); el vol III, Yo Luis Carapella, (Coop. Ed. El Calamar, 2003); el vol IV, El libro de las formas que se hunden, (Ed. Gog y Magog, 2010); y el vol IV, Al pie de la Letra, (Ed. 17 grises, 2010) solicitado para la colección de autores bahienses “Bahía piensa el Bicentenario”. En enero de 2006 comencé a tomar un conjunto de notas a partir de observaciones sobre algunos objetos en desuso tirados en un gallinero. A medida que avanzaba, pude comprobar que esos textos formarían una serie coherente. Sin embargo, me daba cuenta de que planteaban una cierta dificultad de orden estético: ¿qué eran aquellos artefactos verbales que unían en un solo trazo descripciones objetivas, fragmentos autobiográficos e históricos, junto a imágenes que podían parecer un poco extrañas? Sean lo que fuesen, sin dudas los consideraba – y los considero – poemas, aunque de un tipo ligeramente distinto del que venía trabajando hasta ese momento. Ya en el Volumen IV, que terminé hacia 20041, el verso tendía a expandirse en distintas direcciones para dar cuenta de núcleos temáticos heterogéneos y ritmos disímiles, pero que se unían en mi cabeza como partes de un todo integral y necesario. Dos años más tarde, en aquel gallinero, el verso directamente desaparecía o, mejor aún, se proyectaba en períodos más extensos, muy cercanos a la prosa. Cada vez tenía mayores dificultades para pensar a la poesía únicamente como un poema compuesto de un número determinado de versos. En determinados aspectos, esa forma resultó un poco limitante y restrictiva para la cantidad de cosas que necesitaba expresar. Tiempo más tarde, la nueva modalidad poética se aplicó al estudio de la tipografía, y dio origen a una serie de textos que integrarían el volumen V, al que familiarmente llamo “el libro de las letras”2. Cuando Gonzalo Ledesma me propuso editar material para la Cartonera Uruguaya, me pareció oportuno volver a aquellos poemas sobre objetos viejos. Al reacomodarlos en vista a un nuevo libro, agregué más textos y al conjunto lo fui escandiendo con una serie de ideas y consideraciones sobre poesía que hace rato me dan vuelta por la cabeza. No pretendo que sean originales o que aporten algo nuevo, pero son las que me acompañan en mi trabajo diario. ¿Un libro que contiene su propia teoría? Suena muy pedante. ¿Las reflexiones o “principios” enumerados iluminan los textos? ¿Los “poemas” son ejemplificación de aquellos “principios”? Ninguna de las dos cosas, o en todo caso: ambos se hablan y responden mutuamente, trazando entre ellos finísimos hilos de diálogo hasta entretejerse y formar una trama poética. Se funden en la masa incandescente de una misma emulsión verbal. 1 Publicado recién en 2010 por la editorial Gog & Magog bajo el título El libro de las formas que se hunden. 2 Publicado también en 2010 con el título Al pie de la letra en Bahía Blanca por la editorial “17 grises” con apoyo de fondos provenientes del Estado Nacional. 5 mario ortiz crítica de la imaginación pura ANEXO C Jakobson cita un antiguo hechizo de la Rusia septentrional como ejemplo de la función fática: “¡Agua, río, rey, amanecer! Manda la pena más allá del mar azul, al fondo del mar, como una piedra gris que nunca más pueda salirse de él, que no vuelva más la pena a ser una carga para el ligero corazón del siervo de Dios, que la pena se vaya y se hunda.” Crítica de la imaginación pura 6 47 mario ortiz crítica de la imaginación pura ANEXO B Sé perfectamente que muchos poetas y narradores recomiendan un trato respetuoso y exigente con sus lectores porque se niegan a indicarle qué deben pensar, a resolverle los aspectos oscuros de la trama, las imágenes herméticas, los elementos aparentemente inconexos que en una primera lectura se resisten a encajar en un sistema cerrado y coherente. Si por un lado esto implica renunciar al autoritarismo implícito en el concepto mismo de “autor”, por el otro es una forma de otorgar densidad y complejidad al propio texto para que los lectores trabajen, quizá durante varias generaciones. Todo esto es bien conocido, y estoy perfectamente de acuerdo con ese modo de escribir. Pero si este texto es una especie de ensayo y de investigación poética (PVF), resultaría un tanto decepcionante que no aparezca en él un mínimo recorrido argumentativo, el despliegue de al menos un par de ideas. Sin embargo, yo no digo qué debe pensar el lector o cómo debe leer esta obra. Él (usted) tiene sus propias ideas de que yo desconozco y de las que no me puedo hacer cargo. Por lo tanto, me resulta inconcebible que acepte dócilmente un amojonamiento del camino que, en todo caso, sólo ha servido para que yo mismo no me pierda. Sabemos que las migas de pan no dieron resultado a los niños, pero sí a las palomas que se encontraron felices con este impensado banquete. Probamos con piedritas, pero los felices fueron otros niños que las recogían en sus bolsillos para jugar a la payana o para arrojarlas en el lago verdoso, casi paralelas a la superficie para que reboten sobre esa membrana líquida. Entonces fue el momento acudir a partículas más pequeñas, imperceptibles casi, grumos que aparecen sólo cuando se filtra un haz de luz. Eso que ni siquiera merece llamarse ideas porque flotan llevadas por el viento o por los remolinos que provocan la mano al atravesar el rayo. Una tras otra, una tras otra, esa fue nuestra guía. ESTUDIO Nº 1 – Primeros principios. Campo de observación. Funciones 1- Existen las cosas. 2- Existen las palabras. 3- Las palabras son cosas. 4- Las cosas son cosas. 5- Existen las flores que abren sus pétalos a la noche. Están cerca del gallinero. 6- Las flores son cosas y son palabras. 7- Abren sus pétalos. Se pronuncian. 8- Están bajo las estrellas, que también son cosas y son palabras, y brillan y se pronuncian. 9- La poesía parte de una función, pero no en primera instancia como lo entiende Jakobson (función poética) sino en un sentido que se aproxima al de Hjelmslev para la lingüística: “Decimos que hay función entre una clase y sus componentes (una cadena y sus partes, o un paradigma y sus miembros) entre sí. A los terminales de una función los llamaremos funtivos, entendiendo por funtivo un objeto que tiene función con otros objetos. De él se dice que contrae función”. Lo crucial en Hjelmslev es que el término función alude al sentido etimológico, pero también al lógico matemático: una entidad tiene dependencia con otra entidad3. 10- Las flores y las estrellas copulan en la misma oración. Luego del punto, se pueden cerrar los ojos y sólo queda el aroma. 11- Alguien que fuese trasladado desde otra dimensión y apareciese por primera vez en este punto del planeta a esta hora, al desconocer todo acerca de nuestro universo, no podría determinar si el aroma proviene de las flores o de las estrellas. 12- Las flores se llaman “buenas noches”. La estrella se llama Sirio, y también tienen nombre las que dan forma a Orión y a la Cruz del Sur. 13- La criatura de otra dimensión no tiene nombre. 3 Hjelmslev, Louis. Prolegómenos a una teoría del lenguaje [1943], Madrid, Gredos, 1984 46 7 mario ortiz crítica de la imaginación pura Jorge, mi suegro, posee un campo que comparte con sus hermanos. Lo heredaron de su padre, que a su vez lo había heredado de su padre, quien lo compró a principios del siglo XX en la época de la colonización francesa en Pigüé; por lo tanto, lo que toque en sucesión a cada descendiente serán varias parcelas de no muchas hectáreas. Está ubicado en la zona de Cura Malal, partido de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. Cuando hacemos los preparativos para ir a pasar unos días, mis hijos son felices. De este mismo campo transcribo un recuerdo al principio del volumen IV. Poco después de haber visto por primera vez la película “Titanic”, permanecíamos en un clima de fascinación con barcos que se nos hundían en la cabeza, y entonces luego “de una feroz helada, sacábamos los planchones de hielo que se habían formado en el bebedero de las vacas y los hacíamos estallar contra el alambrado mientras Matías cantaba el tema de Celine Dion”. La puerta de entrada que está al costado de la casa da contra un jardincito que tiene un tamarisco, un arbusto de lilas, y unas varias plantas de “buenas noches”. Más allá, a la derecha, hay un amplio espacio cubierto con acacias y eucaliptos. Debajo de ellos, Jorge armó una serie de corrales con alambre tejido para criar gallinas y gallos. Tambores de 200 litros de combustible están abiertos en un extremo y, acolchados con paja en el interior, sirven de nido para algunas gallinas. Cuando cae la tarde en verano, suele haber tres o cuatro huevos en cada uno. Entre agosto y octubre, selecciona las mejores aves y las lleva a exposiciones rurales de la zona. Alrededor de las jaulas, se fue acumulando un conjunto heterogéneo de materiales: rollos de alambre, postes y varillas para reparar los alambrados, junto con objetos, y cacharros viejos, frascos, y algunas cáscaras de naranja y papa picoteadas. Este es nuestro campo de observación. 14- Dos partículas de materia devienen funtivos. Las “buenas noches” y el resplandor helado de las constelaciones abren sus pétalos y contraen una dependencia o función. Forman un sistema. 15- La criatura de la n-dimensión está suspendida en medio del aroma. No pudo entrar en el sistema. Es demasiado pequeña: recién ha nacido en el texto. 8 teatro; lo sobrenatural es producto de un aparato que lo fabrica. Entonces sí podemos hablar de una verdadera tecnología de la imaginación. Lo esencial, al menos para el teatro clásico, es que la máquina estuviese oculta para que lo maravilloso resultase auténticamente increíble. Esto es lo que de algún modo aparece en la acepción 3 de tramoya, sólo que por extensión se aplica a una artimaña, a un engaño detenidamente calculado para obtener un beneficio. Aquí entonces la tramoya teatral salió de las bambalinas para aparecer en las comedias de enredos. En el mundo de todos los días, estimado Carl, suele decirse que abogados y políticos son tramoyeros. No debe perderse de vista que tramoya viene de trama, aquella urdimbre de hilos que forma un tejido, de donde también viene el verbo tramar (un delito, una traición). Pero por esto mismo, tramar tiene un sentido delictual y crudamente conspirativo que tramoya no necesariamente posee. Yo no he ocultado ningún procedimiento; ningún hilo permaneció escondido ante la mirada del lector. Hechas estas salvedades, puedo decir que el término máquina es completamente aplicable al motor en todas sus acepciones. 45 mario ortiz crítica de la imaginación pura ANEXO A Definiciones del diccionario de la Real Academia Española (21ª edición), leídas junto con Carl la madrugada que volvió de Coronel Dorrego. máquina. (Del lat. machĭna, y este del gr. dórico μαχανά) 1. f. Artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza. 2. f. Conjunto de aparatos combinados para recibir cierta forma de energía y transformarla en otra más adecuada, o para producir un efecto determinado. 3. f. Agregado de diversas partes ordenadas entre sí y dirigidas a la formación de un todo. 4. f. por antonom. Locomotora del tren. | 5. f. tramoya (| del teatro). 6. f. Traza, proyecto de pura imaginación. 7. f. Intervención de lo maravilloso o sobrenatural en cualquier fábula poética. 8. f. coloq. Edificio grande y suntuoso. La gran máquina de El Escorial. 9. f. coloq. Multitud y abundancia. Tengo una máquina de libros. | 10. f. Cuba. coche (| vehículo automóvil). -------tramoya. (De trama). 1. f. Máquina para figurar en el teatro transformaciones o casos prodigiosos. 2. f. Conjunto de estas máquinas. 3. f. Enredo dispuesto con ingenio, disimulo y maña. Observe algo muy interesante, querido Carl. En las acepciones 6 y 7 la máquina no se vincula a lo mecánico, sino a lo fantástico, la imaginación pura, aquello que escapa al orden de lo explicable mediante la evidencia empírica. Pareciera haber aquí una contradicción con el universo de sentido común desde la modernidad y la revolución tecnológica-industrial a partir del Siglo XVIII. El escándalo inicial sería este: la máquina, cualquiera sea, producto por excelencia de la razón instrumental, ¿tiene acaso que ver con lo mágico y misterioso, con el mundo de las hadas y las ensoñaciones nocturnas? La paradoja, sin embargo, se disipa rápidamente en la acepción 5: la máquina también es la tramoya del 44 Permanece sin nombre. Está confundida. ESTUDIO Nº 2 – La cafetera Inicio la exploración del área delimitada. Encuentro una cafetera enlosada marrón, cubierta de polvo. Está colgada en el alambre tejido que separa el jardín de la zona de las gallinas y la zona de los zapallitos. No se la ve muy deteriorada, pero en la base encuentro un pequeño orificio. Existe un momento crítico para las fuentes, cafeteras o pavas de este material, y es el de su primera caída, cuando por algún descuido se nos resbalan de las manos acaso mojadas luego de haberlos lavado. En el choque con el piso, se salta una partecita del enlosado y el interior de metal queda al descubierto. Nada detendrá la oxidación que por allí avanza, combustión fría que se manifiesta como manchas anaranjadas, de una voracidad lenta y continua. Cada lavado del recipiente elimina el óxido. Cautelosos, lo secamos bien, sobre todo en la parte herida y nos damos por satisfechos. Sin embargo, la mancha reaparece, acaso por la misma humedad del ambiente, tan invisible como un virus, y no se detendrá hasta comer toda la delgada capa de hierro fundido y dejar, en los casos ya terminales, un pequeño orificio abierto de lado a lado. Entonces nos damos cuenta, pero ya es demasiado tarde: aquél momento cuando se nos resbaló de las manos supuso el principio del final; en la primera caída ya está la última, esa que lo arroja definitivamente al rincón de los trastos inservibles. He visto que a algunas fuentes intentaron salvarlas taponando el orificio con soldadura de bronce. Ellas vuelven al uso, pero a un uso si se quiere disminuido, restringido sólo a la intimidad de la comida familiar. A poco de terminar el guiso de papas y de repasar el fondo con un pedazo de pan, emergen los estigmas de un accidente irreversible, un abultamiento dorado como un pequeño tumor. Se ha vuelto impresentable. Esta cafetera marrón no se benefició de semejante tratamiento ortopédico. El agujero posiblemente no sería más grande que la cabeza de un 9 mario ortiz crítica de la imaginación pura alfiler, pero suficiente para filtrar en la mesa un charquito de café. Y ahora, en medio de la lluvia, el sol y las heladas, el óxido continúa su digestión sin que nada lo detenga, tomando cada vez más porciones de metal hasta volverlas delgadas, ínfimas, finalmente invisibles, cáncer inmaterial por donde se cuelan partículas de polvillo. El agujero ya tiene un diámetro 3 o 4 milímetros. Agarro la cafetera por su manija e inspecciono el interior contra el sol de la tarde; un rayo de luz se filtra desde su fondo y proyecta un círculo dorado que se deshace entre los yuyos, rodeado por un cono de sombra. Entonces decido elevar el recipiente encima de mi cabeza, hasta ocultar el sol. Se produce un eclipse de rostro. En el fondo oscuro de la cafetera veo que aparece una estrella incandescente. El mismo rayo de luz que se proyectaba entre las hojitas se hunde en mi ojo derecho. Creo que podría deshacerlo. 16- Una función se descubre mirando con insistencia un objeto hasta que el ojo segregue un líquido caliente y aromático. La incandescencia no es un atributo del vacío, pero éste es condición de posibilidad de la fulguración que disemina en derredor. Aún dentro del mismo vacío, la lámpara es un recipiente para el flujo de electrones, y por eso NUNCA HAY UN VACÍO TAN COMPLETO QUE BORDEE LA INEXISTENCIA. La lata vacía tiende a colmarse de partículas aéreas, electrones, bichitos, ondas de radio. Sí, átomos con toda su carga de protones, neutrones y neutrinos similares a los que aceleran hasta velocidades vertiginosas en el CERN o en la Máquina de Dios para hacerlos colisionar y descubrir dentro de ellos fragmentos todavía más pequeños, inimaginables. Todo lo contrario ocurre aquí. El motor 27- trabajó a toda velocidad sobre partículas verbales, pero para producir imágenes; lejos, absolutamente lejos de pretenderse una máquina divina. Más aún: los átomos que aparecen en la lata de café Tres Ríos son mansos, están verdaderamente tranquilos a tal punto que se los puede recoger con la mano, al igual que a los bichos bolita, vueltos sobre sí mismos para proteger su interior de patitas nerviosas. Entonces, aquellos que afirman sentirse vacíos en su interior, deberían tomar una lata vieja, elevarla hasta la altura de sus ojos y dedicarle toda la atención de que sean capaces. Piensen lo que ocurrió en estas páginas: objetos en desuso, condenados a lenta destrucción en la intemperie, han encontrado una posibilidad imaginaria de sobrevida. Imaginaria porque es real: está aquí, en el texto, ante tus ojos. Y entonces, esto que hemos experimentado con los objetos, ¿funcionará con los seres humanos? 10 43 mario ortiz crítica de la imaginación pura CONCLUSIONES PROVISORIAS Lo que permite ver (la cafetera) estableció las primeras funciones (cafetera solar) y reveló al motor en su densidad histórica tanto como en su potencia de escritura (refuncionalización). Entonces, ahora sí podemos pensar el término función a partir de Jakobson, hecho que habíamos dejado en suspenso a partir del inciso 9-. Como se sabe, en su conocido ensayo “Lingüística y poética”4, Jakobson desarrolla una teoría sobre las funciones del lenguaje a partir de algunas investigaciones previas de Karl Bühler, y que hoy está ampliamente difundida hasta en los manuales escolares. Al utilizar la palabra “función”, Jakobson no piensa en el sentido lógico matemático del término, sino más bien en el significado convencional de uso, es decir, para qué sirven nuestras emisiones lingüísticas en las diversas situaciones comunicativas, con qué finalidad nos expresamos. Así, por ejemplo, la función FÁTICA predomina en aquellos “mensajes que sirven sobre todo para establecer, prolongar o interrumpir una comunicación” (p. 356). Por su parte, la función POÉTICA llama la atención sobre el propio mensaje en base a proyectar el principio de la equivalencia del eje de la selección al eje de la combinación (p. 360). Reinterpretado con cierta libertad, este principio describe de un modo pertinente lo que hasta ahora hemos realizado en el campo: al seleccionar determinados elementos que se nos aparecían a la vista (funtivos), los ejes que establecían vínculos entre ellos (funciones) se proyectaron sobre eje sintagmático (PVF) que los descubría en su espesor histórico al mismo tiempo que los reinventaban para nuevos usos (la cafetera se refuncionalizó en una cafetera-solar como instrumento óptico para leer y detectar líneas invisibles; el motor 27como máquina de escribir combinó libremente elementos seleccionados hasta producir saltos por todas las dimensiones conocidas (planos, altiplanos, campos literales y metafóricos). ¿Para qué? ¿Con qué fin? Uno se da cuenta de que no es tanto por el horror vacui del que hablaban los filósofos antiguos, sino precisamente para demostrar la dificultad del vacío. Este fenómeno se mantiene en el tiempo sólo bajo estrictas condiciones de cierre hermético y sellado, como en las viejas lamparitas incandescentes que ya no se fabrican más por la ley de ahorro energético. En general, todas las lámparas funcionan al vacío, incluidas las de la Radio Plymouth. 4 Jakobson, Roman. “Lingüística y poética” [1958], en Ensayos de lingüística general, Barcelona, Planeta Agostini, 1985. ESTUDIO Nº 3 – La radio 17- Mis ojos no tienen pétalos, pero se abren a las cosas que emergen a la mañana. Abajo de los árboles, encuentro un extraño aparato eléctrico arrojado en una bañadera de chapa, junto con botellas y cacerolas abolladas. Sujeta por remaches, el aparato tiene una pequeña chapa con inscripciones. Las leo en bloque, y luego aplico sobre ellas la cafetera solar. Por el pequeño orificio puedo leer, letra por letra: Plymouth Radio Mod. P76 Serie 50.528 ALT Marca Registrada CONT CABIRO Hnos y Cía Importadores y distribuidores Av. de Mayo 1430 Solo queda de la radio lo que denominan el chasis, es decir, el soporte de metal con los circuitos, capacitores y filtros. No hay rastros del parlante ni del primitivo gabinete o carcasa. En la parte inferior, una resistencia perdió sus alambrecitos y quedó reducida a un pequeño tubo de vidrio. Los cables se mezclan con pajitas y hojas de acacia y forman red electrónico-vegetal. Le quedan dos válvulas, una recubierta con pintura bordó y la otra de vidrio transparente. Dirijo hacia ella la cafetera solar que se ha revelado 11 42 mario ortiz crítica de la imaginación pura como un instrumento óptico. A través del orificio, se me aparece el interior de la lámpara como un ensamble de hilos, plaquetas diminutas y platillos superpuestos, similar a una sonda espacial que navega en una ampolla, o veleros encapsulados en una botella. De otras válvulas sólo quedan sus cimientos de cristal. Esa radio estaba adaptada para funcionar con baterías, me dijo Jorge al verme inclinado sobre el aparto. En mi casa había una similar cuando era chico, pero la enchufábamos a la línea de 220 v. Uno daba vuelta la perilla de encendido y no se escuchaba nada; había que esperar unos segundos hasta que las válvulas calentasen sus resistencias, y entonces sí fluían libremente los electrones y la música. Me asomaba a la parte trasera del aparato, y por las ranuras de ventilación veía pequeños filamentos anaranjados que flotaban en medio de la oscuridad. Después de un buen rato, me asomaba de nuevo y entonces de las ranuras salía un vaho con olor a mica y cobre recalentado. Vuelvo a este aparato que tengo ante mi vista. Anoto. Electrones por palabras. Las últimas noticias que lanzó al aire. Y finalmente, las hojitas de acacia. Paso la mano sobre la superficie de los circuitos. Están fríos y tienen olor a follaje húmedo. ESTUDIO Nº 15 Crítica de la imaginación pura 37- Sólo a partir de lo real podemos elaborar construcciones imaginarias (“la realidad supera la ficción”) 38- Pero al mismo tiempo, sólo la imaginación permite acceder a lo real. 39- No hay paradoja entre ambos, sino movimientos de envío y reenvío, dialéctica sin término. ¿Ya no habíamos comprobado en otros lugares la validez de estos mismos principios? Así es. Un niño alza una caracola marina, la coloca contra el pabellón de su oreja y escucha las voces de los mayores, el canto de los náufragos cuando se hunden, la conversación de las mujeres mientras tienden las camas en un hotel de lujo. Y también: los cristales concéntricos que rotan en el extremo del Faro Recalada permiten leer las letras de los diarios antiguos. Más tarde pude averiguar que Agar Cross fue fundada en Argentina a fines del siglo XIX. En sus inicios comercializaba más de 5000 productos, incluyendo maquinarias para el agro, equipos de frío, autos y camiones. En esos tiempos la empresa representaba a importantes marcas internacionales como John Deere, Case, International Harvester, Morris, Pegaso y Alfa Laval. Por supuesto, una de esas marcas era Ruston & Hornsby. La empresa Ruston, Proctor and Company de Lincoln, Inglaterra, fabricaba locomotoras y diversas máquinas a vapor. El 11 de septiembre de 1918 se fusionó con Richard Hornsby & Sons y pasaron a construir motores agrícolas, automóviles y tanques durante la II Guerra Mundial. Ya para ese entonces, las letras art-nouveau se habían separado y eran dos gruesas R y H de perfilas rectangulares y macizos. --------- 12 41 mario ortiz crítica de la imaginación pura Y más, más todavía: el aparato metafórico del periodista llevado a su máxima potencia por el motor de explosión verbal lanza caballos a toda carrera con héroes medievales el Santo Grial rebosa por el reciclaje de funciones entre los pétalos de una flor nocturna araron el campo en forma de partitura para que la vaca electromagnética arranque con sus dientes un celaje de armonías, el pastito de las emociones caprichosas los héroes rescatan a los muertos, a los que ya estaban en el fondo del mar / o en la fosa común, o acaso dispersos / en la tierra natía (Raschella) la metáfora del periodista medieval es una vaquillona a explosión que se lanza a toda carrera por el altiplano de las astillas fluorescentes escuchá, escuchá La Primavera, escuchá el latido de tu hijito, mujer embarazada de rocío y lluvia / los desquiciados que trazan una línea divisoria no pueden llegar a tu vientre esas flores que reclaman granos de café introducen al ojo por el rayo de una estrella / así nace la humedad de las hojitas de acacia / así va a nacer tu hijo entonces todas las criaturas son partículas musicales que atraviesan láminas de hielo donde una diosa dibuja con gotas de luz entonces veo más allá de mí mismo y de las cosas porque la combustión de hidrógeno estelar depositó finísimos pétalos sobre las láminas de mi retina entonces veo por fin veo lo subreal lo real lo suprarreal y como le está permitido, mi ojo traspasará el fondo del abismo hasta llegar al mismo centro de la Tierra donde se incuban los hombres entonces veo lo extraordinario lo ordinario lo infraordinario y más, todavía más no hay fondo no hay techo no puede haber y por eso las esferas entran sin llamar somos nosotros buenas noches una flor La historia es conocida. Un grupo de cuatro jóvenes amigos, pertenecientes a familias acomodadas de la sociedad porteña, compartían el mismo hobby: eran radioaficionados. Uno de ellos, Enrique Susini, era médico especializado en vías respiratorias y garganta. La Armada lo comisionó para viajar a Europa apenas terminó la Primera Guerra Mundial. Debía analizar los efectos de los gases tóxicos. En Francia compró un equipo de radio de apenas 5 kw que había sido utilizado en el frente. Cuando regresó a Buenos Aires, se subió junto con sus amigos y el aparato transmisor a la terraza de un edificio que estaba al lado del teatro Coliseo. Montaron una antena, colocaron un micrófono sobre el escenario y el 27 de agosto de 1920 transmitieron la ópera Parsifal de Richard Wagner. Muchos historiadores consideran que ésa fue la primera emisión de un programa en el mundo, y que allí nació la radio tal como la conocemos hoy. A los cuatro amigos los rebautizaron a partir de entonces “los locos de la azotea”. Nuestros pensamientos son inseparables de las metáforas con que los conceptualizamos. Al día siguiente, un desconocido periodista del diario “La Razón” redactó esta nota: Una audición llovida del cielo Es posible que mucha gente ignore una cosa simple y a un mismo tiempo maravillosa. Disimuladas entre chimeneas, tubos de respiración, soportes de hilos telefónicos y cables eléctricos, desparrámase por los techos de las casas ciudad, sensible y alerta, un buen número de antenas de radiotelegrafía. Corresponden a otros tantos aparatos receptores y transmisores de la onda marconigráfica, de uso particular y autorizado a todos. Alguien tuvo la feliz ocurrencia de colocar en lo alto de la sala del Coliseo un micrófono potente. Y anoche, una onda sonora onduló, vermicular, de las 21 a las 24 por el espacio, como cubriendo con un sutil celaje de armonías las más caprichosas, ricas, grávidas de nobles emociones, la ciudad entera. Y por tres horas, no sólo aquellos iniciados en el secreto, sino cuantos por razones de oficio o en virtud de la casualidad – marinos de barcos que disponen de aparatos, operadores de estaciones radiotelegráficas, esclavos todos de la escucha – tuvieron el regalo de una audición de “Parsifal”, la obra maestra de Wagner, que se interpretaba en el teatro precitado. 13 40 mario ortiz crítica de la imaginación pura Diversas capitales cuentan con una organización que se titula “teatrofón” cuyos abonados, mediante un aparato telefónico, disfrutan de audiciones musicales, de conferencias y discursos. Lo de anoche fue algo más que eso: a la maravilla científica, sumóse la delicadeza conmovedora que entrañó el pensamiento de quienes lanzaron al espacio, sin finalidad interesada alguna, todo el tesoro estético que se encierra en la partitura de Wagner. Buenos sembradores, echaron puñados de emoción al espacio para que la recogiesen cuantos de ella pudiesen tener hambre y sed. Y a fe que los beneficiados habrán podido creer que esas notas divinas venían del cielo… 18-Flores y estrellas; mirada y circuitos; semillas y emociones son terminales (funtivos) de una determinada función. Al texto (poético) que surge a partir esa función (poética) lo denominamos proyección verbalfuncional (PVF). ESTUDIO Nº 14 El motor 27- funciona a toda velocidad un gusano penetra en el oído ondea vermicular entre los huesecillos del tímpano y genera música y 4 locos siembran electrones en el mar donde flotan operadores de turno por 3 horas la Edad Media fluye entre tubos de respiración el caballero Parsifal cabalga sobre las olas salta por encima de los buques mercantes y se zambulle hasta el fondo del lecho marino donde están los cuerpos que los peces no quisieron comer uno por uno, los carga sobre la montura del caballo y los devuelve a la costa a la tierra donde pertenecen 14 39 mario ortiz crítica de la imaginación pura ESTUDIO Nº 13 Corolario Si de acuerdo a: 25- Las letras son partículas de finísimo polvo que se depositan en el papel y dejan noticias de la luz que recogieron en su caída. 28- La escritura traza líneas sobre partículas fluorescentes (motor – mano) Y teniendo en cuenta que: 34- El salto de dimensión produce efectos imprevistos como el desconcierto o la felicidad sería posible concluir que la escritura es una constelación en el cielo de Planolandia. En parte es correcto, pero recordemos que en ese mundo no hay arriba, no hay abajo, sino la pura superficie que tiene los límites del papel como horizonte. Los puntos brillantes existen, pero están al alcance de la mano. Entonces, el Sr. y la Sra. Triangulitos salen a caminar entre las constelaciones. Mientras las letras de la panadería permanecen felices en lo alto de su cornisa, Carl sigue manifestando el segundo efecto del salto dimensional: la desorientación más completa. De a poco se va acostumbrando, aunque no sin dificultades. Estuvo en Coronel Dorrego algunos días. Una noche, cerca de la plaza, creyó que la música infantil venía de la luna que se derramaba entre los árboles. Más tarde vio una casa, y en la puerta un racimo de globos inflados y serpentinas. ESTUDIO Nº 4 – Una lata se proyecta. Problemas dimensionales. No muy lejos de la bañadera metálica, encuentro una lata de 1? (ilegible) kilogramo de CAFÉ “TRES RÍOS” Molido Torrado con 10% de azúcar Elaborado con café ¿crudo? (ilegible) del Brasil Envasado en (sin fecha, o borrada) N. A. MORENO Calle 50 Nº 1559 Industria Argentina La Plata Producto registrado en el Ministerio de Salud Pública de la Prov. de Bs. As. Expte. (ilegible) Análisis 204.701 En la cara posterior, un ramillete de flores azules y amarillas - o más bien, por los efectos del sol y la lluvias debiera decirse “azuladas” y “amarillentas” forman guirnalda alrededor de la palabra ARROZ. El interior tiene manchas de óxido, pajitas y bichos muertos. Dos días más tarde, encuentro otra lata similar sobre los estantes inferiores del aparador que está en la cocina de esta misma casa de campo. Ahora pienso que siempre ha estado ahí, y que por lo tanto debo haberla visto cientos de veces cuando abría la puerta para sacar el tarro enlosado de yerba. Esta lata está en buenas condiciones. Completo los datos faltantes: Café “crudo” Envasado en (continúa sin fecha, definitivamente no tenían la costumbre de imprimirla) Peso neto “1” kilogramo Expediente “2.507” Aquí la guirnalda enmarca la palabra HARINA; sus colores son más definidos, no así el tipo de flores, que parecen una especie de rosas y margaritas amarillas. Al quitar la tapa emerge perfume a café que ahora proviene de un sobre de plástico marca “La Morenita”. A pesar de que el tarro ofrecía una sugerencia para su reciclado y completar así una colección, el recuerdo de su contenido original pudo más que la idea de la harina, y al quitar esa tapa se retrocede décadas, al momento en que se introdujo por primera vez la cuchara para 15 38 mario ortiz crítica de la imaginación pura retirar una porción de ese café brasileño e introducirla en el filtro de tela que a mí de chico me parecía una versión reducida de las bolsas con mango usadas por las viejas para colecta en la Misa. O más bien: lo que las viejas pasaban de banco en banco en espera de algunas monedas eran gigantescos filtros de café. Al tarro del gallinero, sin embargo, se le ha negado hasta la posibilidad del arroz. Episodio típico en los procesos de superpoblación de latas: a las primeras en llegar a una casa se las guarda para nuevos usos, eventualmente como macetas; las últimas van engrosando el caudal de basura. No necesariamente sobreviven las más fuertes, sino las primeras. Arriba del Café Tres Ríos se encuentra el tarro de yerba. Su tapa es azul, y un ramo de caléndulas vagamente rojizas flota en medio del enlosado blanco. Al lado, hay más tarros similares, pero con distintos motivos estampados. Es evidente que fueron fabricados especialmente para este uso, quiero decir, la idea de la harina, el arroz o cualquier otro alimento no era en ellos una coartada de supervivencia. En la casa donde nací, todavía se conserva uno exactamente igual. Allí se guarda el azúcar desde que tengo memoria, no bajo la forma muchas veces habitual de introducir la bolsita ya abierta, recipiente adentro del recipiente, sino vaciando el contenido entero, lo cual me ha provocado algunas veces el sobresalto y el fastidio de ver cómo, al inclinar la lata, ese mismo contenido entero, ligeramente solidificado por la humedad, se desplomaba en grandes bloques como témpanos que estallaban en la boca de la azucarera que pretendía llenar. Sé que puedo entrar a mi casa, saludar a mi padre, conversar con él sobre lo que nos ha ocurrido desde la última vez que nos hablamos por teléfono, abrir la puerta de la alacena y encontrar el tarro en el primer estante a la izquierda. Algún día también podrá ocurrir lo contrario: un espacio vacío u otro paquete usurpador. Entonces algo, un mínimo orden que no afecta al desenvolvimiento del universo, pero que se mantenía anterior a mi memoria, se habrá alterado en la economía de movimientos y recuerdos. El acto casi reflejo de manotear el recipiente cuando la azucarera se vacía devendrá rito sin sentido, ademán que no encuentra objeto como cuando uno estira la mano para abrir una canilla que hace poco fue anulada, o en el departamento que recién alquilamos vamos a presionar el interruptor de la luz en el baño y tocamos sólo la pared grumosa. Cuando algunas de las grandes bandas de rock salen en sus giras 16 ¿Es que no lo pudo saber? O quizá sí. Ella supo desde un principio, pero no podía quedar humillada frente al desafío de su hermano, porque los dioses son esclavos de ser dioses, de su belleza, de su perfección. y también hay una gigante roja, y una enana amarilla que parece ser más joven que el sol, y una gota de agua de mar baja sobre su pecho desnudo, se escurre por el extremo del pezón y cae en la boca abierta de su amado y Rigel es un sistema estelar triple, π5 Orionis es una variable elipsoidal rotante y es una canción de cuna o es sonido del oleaje no importa: lo mismo asciende, las ondas van más allá del cielo por eso shhhhh no te muevas no tengas miedo, mi amor, es solamente luz Bellatrix Betelgeuse La criatura del planeta Erra apagó su radio a pilas pero siguió escuchando una tenue música que venía del cielo, apenas audible. Al elevar sus ojos, descubrió que había una nueva constelación. 37 mario ortiz crítica de la imaginación pura durante siete años hasta que Zeus, compadecido de su huida, las elevó a los cielos. Higinio, en su Astronomía poética, recoge dos versiones sobre la muerte de Orión. Soberbio y vanidoso por el tamaño de su cuerpo y su fuerza sin límites, le aseguró a Ártemis que podía matar cualquier animal sobre la tierra. La Madre Tierra asustada, o quizá más bien ofendida, le envió un animal pequeñito, un escorpión. Al correr detrás de un ciervo, el gigante habrá sentido un insignificante pinchazo en la planta de sus pies, acaso una espinita de abrepuño. …y Alnilam (ε Orionis), la estrella más brillante del cinturón, es una supergigante azul que ilumina la nebulosa NGC 1990… Quizá no sea eso, sino el amor que todo lo mueve y genera las órbitas de las cosas. La otra versión dice que Ártemis se enamora del gigante. Apolo, hermano de la diosa, enloquece de envidia. En una ocasión, la desafía al decirle que no sería capaz de alcanzar con una flecha aquel bulto oscuro que se mueve allá a lo lejos, sobre la superficie del mar y contra la línea del horizonte. La diosa cazadora tensa el arco, eleva el ángulo de la flecha, entre sus dedos, la cuerda es casi una cuerda de arpa a punto de sonar, ligerísimo temblor por el esfuerzo en sus brazos, imperceptible, el bulto se aleja, la madera empieza a crujir, el ojo se proyecta en la punta de metal, el bulto ya es casi invisible, dispara… …lejos, mucho más lejos todavía, arde en el vacío helado Alnitak (ζ Orionis), sistema estelar triple de magnitud 1.89, la última de las tres marías… La diosa trae el cuerpo de su amado hasta la playa. Recuesta el torso del gigante sobre su regazo, y comienza a mecerse, como si lo estuviese acunando. Mientras canta, le cierra los ojos y le saca filamentos de algas que se habían enredado entre sus pelos. El agua y la sangre chorrean por la piel y los vestidos desgarrados. 36 mundiales, previamente estipulan por contrato un cathering en el que especifican con todo detalle qué comidas y bebidas se les debe servir y a qué hora, el decorado de la habitación, la disposición de los muebles, el color de los cortinajes y sábanas, sus texturas, el tipo de jabón y shampoo que desean usar, la música ambiente, la mayor o menor luminosidad que incide en las habitaciones. Esto se debe cumplir con todo rigor en cada uno de los hoteles donde los alojan. Puede parecer una excentricidad propia de un millonario obsesivo o de un noble decadente, sin embargo cumple una función de la más estricta supervivencia: un año entero de gira, cambiando constantemente de lugar y de hábitos alimenticios acabaría por destruirlos por completo. Los ritos aprisionan la mente, pero al mismo tiempo la liberan del terror vacui, de los abismos de lo aleatorio y el azar. Un tarro permanece tiempo indefinido en una alacena por simple desdén, o por una razón que nos es ajena, pero que sin dudas tiene que ver con la conservación de la especie. En un curso que dictó hace muchos años, Jorge Lovisolo comentó acerca de cierta tribu amazónica cuya aldea estaba dividida en dos mitades por una muralla de piedra. No era un cerco lindero o una valla erigida para mantener separadas dos zonas rivales: constituía el límite visible de un mundo-dos, o si se quiere, el eje alrededor del cual se organizaba el espacio, la vida y la mente escindidas en dos fragmentos complementarios, quizá como el ying y el yang, o los trozos de imán que constantemente reproducen la cartografía de un cosmos bipolar. Nosotros no tenemos lenguaje para precisar esta idea porque, a pesar de que establecemos regiones diferenciadas en un todo, gradaciones, zonas de transición, extremos insolubles, sin embargo tendemos a subsumirlo en una totalidad superior, el Uno que se cierra sobre sí mismo, el Uni-verso. La traza de una autopista estatal que se abría paso por la selva se topó en su trayecto con la aldea. El gobierno brasileño creyó más práctico erradicarla antes que modificar el recorrido previsto. Los aborígenes fueron reubicados en un plan de viviendas cuyas casas estaban distribuidas de acuerdo a nuestra espacialización urbanística europea, repartidas en manzanas regulares, que a su vez se organizaban en torno a una plaza. Las consecuencias, previsiblemente, fueron desastrosas. Los aborígenes, desorientados en un principio, comenzaron a deambular por las calles como sonámbulos algunos, como espíritus obsesivos otros, buscando entre recovecos las huellas de algo ausente. No faltaron quienes trazaron líneas que comenzaban sobre la tierra del patio, trepaban las paredes de la casa y descendían en el otro extremo para que la continuase el vecino si lo consideraba necesario o tenía voluntad. Pero la punta afilada de una ramita, 17 mario ortiz crítica de la imaginación pura un trozo de ladrillo o carbón no alcanzaban para reponer una geometría que se había perdido definitivamente. Entonces, sobre el espacio uniforme del nuevo barrio, lo que comenzaron a dividirse fueron las mentes; los casos de esquizofrenia se multiplicaron. Se les brindó asistencia psicológica, pero los terapeutas no sabían qué hacer con esos desdichados sujetos. Las viejitas vaciaron las bolsas con la colecta de la Misa y encontraron sólo granos de café 19-Carl Sagan graficó un posible cruce de planos: en un mundo de sólo dos dimensiones (ancho y largo), sus habitantes triangulares y cuadrados reciben la visita de una esfera (una naranja, por ejemplo). La esfera no necesita llamar a la puerta de casa, porque entra por donde debería estar el techo que no puede existir, ya que estaría “arriba” (“arriba” y “abajo” son palabras inconcebibles en el mundo 2D). El Sr. y la Sra. Triangulitos sólo ven un círculo pequeño que se agranda y vuelve a reducirse a medida que la naranja atraviesa el living de su casa. 20- A la criatura de otra dimensión que está cerca de las “buenas noches” le ponemos de nombre Carl. Conversamos con él acerca de la posibilidad e imposibilidad de estrellas perfumadas. Parece más tranquilo. ESTUDIO Nº 12 Intersección de superficies y escrituras. La salvación por la luz. Si elevamos los ojos al cielo nocturno, vemos un conjunto de puntitos brillantes que están en la misma superficie ligeramente abovedada. Desde la tierra, sentados en la reposera una noche de verano en medio del campo, contemplamos un cosmos bidimensional o universo 2D, y por eso desde la antigüedad los astrólogos, magos venidos de oriente, astrónomos árabes, griegos y mayas, sentados en sus respectivas reposeras, no podían resistir la tentación de trazar dibujos en el cielo uniendo los puntitos que se ofrecían como referencia del mismo modo que otros hombres lo hacían sobre el papiro, el papel, las tablillas de barro, la piedra, las paredes de una esquina o la puerta del baño en la escuela. Así es como el gigante Orión prolonga su historia entre al tierra y el cielo. Según Eratóstenes, quien recoge la versión de Hesíodo, el héroe era hijo de Poseidón. Éste le había concedido la facultad de caminar sobre las aguas, y así se trasladaba de isla en isla, hasta que llegó a Creta, donde se entregó a extenuantes jornadas de cacería con la diosa Ártemis. Más aún: si pudiésemos viajar hacia los propios dibujos que trazamos desde la tierra, comprobaríamos que se desarticulan y disuelven hasta volverse irreconocibles, mundos separados entre sí por millones de años luz. Pero no hay una sola historia. Las versiones se multiplican y diseminan formando un entramado de relatos. Euforión de Calcis cuenta que Zeus, Hermes y Poseidón fueron de incógnito a visitar a Hirieo de Tanagra quien cocinó un buey entero para ellos. Agradecidos por el soberbio banquete, le ofrecieron concederle un deseo. Hirieo pidió tener un hijo. Los dioses tomaron el pellejo del buey, orinaron sobre él o quizá eyacularon, y lo enterraron. Le dejaron instrucciones de que a la décima luna lo desenterrara. Cuando lo hizo se encontró con un niño, a quien llamó Urión, el que orina. Entonces podríamos ver que el cinturón del Gigante, que también conocemos como las Tres Marías, resulta de conectar en la bóveda de nuestra retina a Mintaka (δ Orionis), compleja estrella múltiple a 915 años luz… Hay quienes dicen que trató de violar a Pléyone mientras viajaba junto a sus hijas las Pléyades por Beocia. Ellas escaparon pero el gigante las persiguió 18 35 mario ortiz crítica de la imaginación pura La intersección de las dos dimensiones, la literal y la metafórica, produciría de inmediato a-una vaca semántica b-una vaca intelectual c-una vaca electromagnética d-una vaca etc. Se verifica del otro lado del alambre la feliz multiplicación del campo en todos los órdenes posibles, una suerte de campo facetado o campo cubista en donde sería posible comprobar con igual facilidad que a- la vaca semántica come el pasto literal y produce la lecha metafórica o vía láctea b- la vaca intelectual come el pasto del olvido y produce la leche de la memoria c- la vaca electromagnética se conecta con la radio de la bañadera y reproduce la música de las esferas. Una criatura del planeta Erra, en la constelación de las Pléyades, esa noche trepó un acantilado de roca esponjosa, sintonizó su radio a pilas y asegura que escuchó un prolongado y tristísimo gemido. Esto ocurre cuando en nuestro planeta tiene lugar el destete de los terneros. d- la vaca etc. todavía es una incógnita. Es el resultado de un cruce espontáneo de razas (entre las cuales no se descarta alguna canina). Todo promete un buen rinde de carne, a juzgar por el tamaño de sus cuadriles. Los bovinos absolutamente literales o Hereford, mientras tanto, siguen del otro lado del alambre. Son 4000 kg de carne con cuero y 10 pares de ojos que nos miran. Después de un buen rato, algún animal se separa del resto, gira sus ancas, vuelve hacia el centro del campo, y todos los demás lo siguen inmediatamente formando fila. Entonces, uno se queda solo. ESTUDIO Nº 5 – El motor 21- Cada cosa (objetos y palabras) se encuentra en un nodo particular de vectores (funciones) que se cruzan y enlazan, y cuya totalidad forma una malla tupida que, de hecho, abarca al conjunto del universo. 22- El motor Ruston & Hornsby recuesta su pesadez sobre invisibles líneas temporales, espaciales, utilitarias, morales, políticas e imaginarias. Las palabras hacen visibles esas líneas vectoriales como el polvillo en suspensión que marca la trayectoria de un rayo solar al filtrarse por las rendijas de una persiana. Desde que llegué por primera vez al campo hace más de diez años, el motor estaba arrumbado contra una de las salidas del galpón principal, la que da a la quinta. Se había vuelto algo así como una mesa de paso, un estante al aire libre donde se amontonaban latitas de conserva abiertas, frascos de mayonesa vacíos. La tapa del tanque de nafta se perdió definitivamente, y si uno asomaba el ojo por la embocadura, podía ver en el interior un brillante disco celeste que flotaba en la oscuridad, y luego otro ojo, parpadeando en el centro de la propia mirada. Es obvio: este motor no funciona con agua de lluvia. Hace unos días lo llevaron al fondo del gallinero, y desde ese entonces recuesta su pesadez sobre uno de los costados, escorado como un barco junto a una pila de hierros y alambres retorcidos. De allí no lo van a mover más; eso es seguro. Tiene casi un metro de altura, un cuerpo macizo de hierro forjado y dos enormes ruedas o volantes, una a cada lado, que de algún modo lo hacen parecer a una silla de ruedas. “Hace una ponchada de años lo usábamos con mi padre para mover una picadora de pasto. Le dabas vuelta a la manivela y cuando agarraba movimiento fuerte, corrías la manijita del magneto para darle contacto, pero tenías que sacar la manivela rápido porque si no te pegaba el volantazo. Después enganchábamos en la polea una correa larga que iba derecho a la picadora.” Al igual que la radio, a un costado veo una plaqueta remachada donde aparece un texto en fragmentos minúsculos. Entre mi ojo y las letras median dos dispositivos conjugados: un cristal divergente (de mi anteojo) enfocado hacia la mínima abertura de diafragma de la cafetera solar. A partir de esto, leo: 34 19 mario ortiz crítica de la imaginación pura “RUSTON & HORNSBY Ltd.” Lincoln, England R.P.M 500 / 600 H:P. 4½ Nº 208.398 fabricado en Inglaterra únicos introductores Agar Cross & Co. Ltd. Buenos Aires - Rosario - Bahía Blanca Tucumán y Mendoza Al pedir piezas de repuesto, sírvase citar este número ESTUDIO Nº 11 Algunas consecuencias del salto dimensional operados por el motor 27Intersección de planos (literal y metafórico) 34- El salto de dimensión produce efectos imprevistos como el desconcierto o la felicidad. 35- El Sr. Pentágono, habitante del mundo 2D o Planolandia, no puede continuar leyendo su diario. Varias letras han saltado a nuestro mundo y adquirieron un cuerpo. Son las que están sobre una cornisa en Villa Mitre y forman las palabras PANADERÍA Y CONFITERÍA LA PRIMAVERA. Han olvidado por completo qué significaban antes. Ahora sólo proclaman la existencia del pan, y desde allí experimentan el ritmo regular del cosmos. 36- Existe un motor que se alimenta con gotas de rocío y lluvia. Acerquen el oído al texto: ¿escuchan cómo funciona? El campo como espacio o extensión geográfica literal donde se reproducen y engordan las vacas ha generado gran cantidad de metáforas para nombrar determinados conceptos o teorías científicas. En estos casos, la traslación es una imagen plástica que cumple la función de volver concreto e inmediatamente entendible algo más bien abstracto y de complejidad variable. De este modo, suele hablarse de a-un campo semántico b-un campo intelectual c-un campo electromagnético d-etc. El bovino, claro está, permanece en el campo literal porque, como bien se ha dicho, nada hay más boludo que una vaca. Para comprobarlo, basta con apoyar los codos sobre un poste de alambrado. De inmediato, todos los animales que están del otro lado se acercan en tropilla y se instalan frente a uno, formando un semicírculo compacto. Permanecen inmóviles clavándonos sus ojos un buen rato, lo cual no les impide seguir moviendo sus mandíbulas para rumiar el pasto que llevan en sus 4 estómagos. 33 Puedo reconocer dos letras grabadas en altorrelieve sobre una tapa que protege el interior de la máquina. Las líneas art-nouveau están enlazadas de tal modo que las cuatro extremidades de la H atraviesan por encima y por debajo las patas y el orificio de la R, fusión de cuerpos en un solo cuerpo verbal. Levanto los ojos y miro las parcelas sembradas, y vuelvo los ojos al motor. Trigo por manufacturas inglesas. Leo sobre la superficie de estas cosas la sintaxis de un discurso mil veces repetido y denunciado. Intento girar las enormes ruedas, pero es imposible. Seguramente, mantendrá compresión adentro del cilindro, pero además el eje y las partes móviles están oxidados y se han fundido en un solo bloque macizo. Traigo unas llaves del banco de herramientas para retirar la tapa de las letras y analizar el interior. Desde allí espero ver el cigüeñal y parte de cárter con algún resto de aceite. Encastro una llave francesa en los perfiles de un bulón y presiono hacia la izquierda con toda fuerza que puedo, pero sólo 20 mario ortiz crítica de la imaginación pura ESTUDIO Nº 10 El motor 27- en pleno funcionamiento arroja las siguientes incógnitas. Un hombre camina por la calle al atardecer. Toma su cabeza y la arroja con violencia lejos de su cuerpo. ¿Cuánto tiempo tardan las piernas en dar los últimos pasos? ¿Cuánto tiempo tarda la cabeza en cerrar sus ojos luego de descubrir el Lucero entre los cables de electricidad? Acaso se produzca una fusión de esa mente con los sueños de un chofer estacionado en la banquina. Al abrir los ojos, ¿cuál de los dos ve primero el campo cuando amanece? Salvo que: La cabeza tome un plano ascendente y, sin obstáculos, se acelere hasta pasar varias veces la velocidad del sonido. Ya no escucha nada porque ha dejado el sonido detrás. Llega a la velocidad de la luz y no ve nada porque ya es luz, un punto lejano en el firmamento. Entonces, un cuerpo sin cabeza corre por la calle con los brazos extendidos hacia el cielo e intenta recuperar el primer planeta del atardecer para devolverlo a su cuello. consigo mellar la pieza. Cambio de postura para trabajar más cómodo; es igualmente inútil. El motor permanece en una rigidez intratable. Podría haber traído un caño para insertar el mango de la llave francesa y hacer palanca, pero tengo miedo de que si ejerzo una presión excesiva, el bulón termine degollado y me quede con su cabeza en la mano. Abandono la tarea. Dos ángulos de aquella cabeza hexagonal muestran partir de ahora unas heridas grisáceas y brillantes de metal recién marcado. En algún tiempo más, luego de las primeras lluvias y rocíos del amanecer, también se cubrirán de líquenes y óxido verdoso. El sol se esta corriendo y da de lleno sobre un costado de la ruedavolante. Cierro los ojos. Me imagino volviendo a Bahía Blanca con el Nº de serie 208.398 para pedir repuestos en la sucursal de Agar Cross. La busco durante horas y horas. Recorro cada una de las calles del centro; miro todos los negocios, escaparates, carteles; consulto la guía telefónica; pregunto en ferreterías industriales. A medida que los días pasan, me convenzo de la inutilidad de ese número anotado en el papel, de esa recomendación grabada en la chapa del motor. Lo mismo me ocurre en Buenos Aires, y semanas más tarde en Rosario, en Mendoza, en Tucumán. Gruesas gotas de sudor bajan por mi frente. Abro los ojos. Me agacho para juntar las herramientas, y veo que sobre la pata de la R trepa una hormiguita como las que suele haber en las cocinas. Está sola, gira en semicírculos y sus antenitas se agitan a toda velocidad. Parece desorientada. Acaso busque el rastro aromático de sus compañeras, o posiblemente es una exploradora de avanzada, que tantea el terreno preparando una invasión. Cuando llega a un extremo de la H, me pongo la gorra y me voy a tomar mate. Suficiente por esta tarde. 32 21 mario ortiz crítica de la imaginación pura ESTUDIO Nº 6 – Desplazamiento de partículas sobre las superficies 23- Partículas de finísimo polvo se depositan en el papel y dejan noticias de haces luminosos, de trabajos y días de los hombres. 24- No flotarán, a menos que las agite de nuevo con la punta de la birome. No hace mucho tiempo, observaba por casualidad el remate superior de una fachada bastante antigua que forma ochava en Brown y Fitz Roy. Allá arriba, una estela alargada de mampostería abarcaba casi toda la esquina, y sobre ella todavía eran perfectamente legibles unas letras mayúsculas en bajorrelieve que formaban el nombre AGAR CROSS & CO. LTD. Debajo de esas letras, está el supermercado BURGOS. Sin dudas, el motor ha salido de estos mismos salones; quizá haya podido verse desde las amplias vidrieras que sirven de escaparates. La pintura verde que cubre la carcasa en ese entonces relucía y se mostraba orgulloso, flanqueado por partes de cosechadoras y ruedas de molino que aparecían desproporcionadamente enormes al descender de sus torres de hierro. Me acerqué al vidrio. Una muchacha embarazada consultaba el precio de las latas de arvejas. Un nenito se le acercó corriendo y se abrazó a sus piernas. Ella le dijo algo que no alcancé a oír. Dentro del carrito de las compras me pareció ver paquetes de pañales, una botella de gaseosa y otros bultos indefinibles. Sólo sé que tomó una lata de arvejas, acarició el pelo del nene y juntos desaparecieron atrás de los estantes. El resto lo ignoro. Sobre la superficie del vidrio se reflejaba el cielo transparente. A través de ellos, la mortadela se anunciaba en oferta. Una nube comenzó a atravesar las palabras y las cosas. Ya no las distinguía bien. Metí las manos en los bolsillos y seguí caminando. camionero está profundamente dormido y se produce un diálogo de liebres en voz baja, casi un susurro. Si trasladamos el principio de Galileo a planos inclinados, se presupone que el cuerpo se moverá en sentido descendente con una velocidad inercial cada vez mayor. Ahora bien. Según se evidencia en la misma frase que citamos más arriba, lo que en verdad realizó el físico italiano fue un experimento mental (Gedankenexperiment, como lo llamara por primera vez Oersted). Entonces, aplicando esta misma metodología, nada impide pensar que la conciencia de un hombre, solidificada en un objeto contundente o cuerpo, ascienda con una velocidad inercial cada vez mayor sobre una superficie inclinada hacia planos más altos. A partir de esto, habría que determinar el punto de encuentro o función entre un camionero dormido y un cerebro impulsado a toda velocidad sobre el altiplano boliviano que tiende al infinito. Movimiento natural o violento. Galileo acaba con este principio aristotélico y funda una nueva física. Sin embargo, puesto frente al motor 27- o una letra o un yuyo, mi cerebro es atraído por una fuerza irresistible que no encuentra obstáculos. Pero entonces: ¿La piedra caería indefinidamente? ¿No existe una causa final que mueve en la quietud? ¿La mente no tiene reposo? 22 31 mario ortiz crítica de la imaginación pura ESTUDIO Nº 9 La máquina de escribir (motor 27- ) comienza a generar nuevas funciones 32- Ya hemos visto que en un sistema funcional pueden ser funtivos a- dos cosas: Alfa Centauro y las emisiones polenizadas de las “buenas noches”; las ruedas-volante y el modelo agroexportador; b- cosas y palabras: el motor y la escritura que traza líneas sobre partículas fluorescentes; la cafetera solar y el origen de una posible metáfora. 33- Por supuesto, también es posible c- un sistema cuyas terminales sean sólo palabras Veamos. Hace ya un tiempo, estaba inclinado sobre el escritorio estudiando unos textos de epistemología para preparar unas clases. Concretamente, trabajaba con LORENZANO, César Julio La estructura del conocimiento científico, Buenos Aires, Zavalía, 1996 - 2a. Ed. Leí una llamada a pie de página en la que Lorenzano transcribe un fragmento de Galileo. Ya sea por agotamiento o por una repentina distracción, alteré inconcientemente sólo dos palabras y se produjo el siguiente texto: “Concibo a mi mente como un cuerpo arrojado sobre un plano horizontal; excluido todo obstáculo, resultará entonces que el movimiento del cuerpo sobre este plano sería uniforme y perpetuo si se extendiera en el infinito.” La lectura puede ser aberrante; los resultados y sus consecuencias, definitivamente no lo son. Ya habíamos analizado un fenómeno muy parecido en el volumen II: un chofer del Expreso Sud-Atlántico se trasladaba manejando su camión a una velocidad constante entre Rosario y Bahía Blanca. Venía muy cansado. En un momento de la madrugada, lee BOLIVIA donde decía BOLIVAR y se echa a la banquina. La radiación luminosa de unas esferas cristalinas no mitiga el desconcierto del lector, y sufre el mismo efecto que Carl. Sin embargo, ya es tarde: el 30 ESTUDIO Nº 7 – Otra lata Y sí, es necesario que sigamos un poco más con el tema de los tarros, o más concretamente, de este tarro que no incluí con los anteriores porque merece un tratamiento propio. Una lata de NESQUIK de 1 kg., similar a las de leche NIDO; al fin de cuentas, pertenecen a la misma fábrica. Está sobre un aparador en la casa del campo, llena de broches para colgar la ropa. “Sabor a chocolate”. En la parte inferior, la inscripción que dice INSTANTÁNEO está en el centro de un óvalo dentado, pictograma de una explosión, precisamente como si la palabra misma hubiese estallado y por lo tanto nos obligase a dirigir hacia ella la mayor de nuestras atenciones. La poesía debería detonar con la misma precisión en la mente de cada lector, pero la sucesión constante de una misma imagen termina acostumbrando al ojo y al oído para los cuales lo instantáneo se ha vuelto un texto que no se diferencia de los demás, una palabra invisible, casi inaudible, el peculiar silencio de los imitadores acríticos, o de los que empiezan a repetir mecánicamente sus primeros hallazgos. ¿Hoy debiera llamarnos la atención que ese polvo marrón produzca en el instante una taza de leche chocolotada fría o caliente, teniendo en cuenta que lo conocemos desde nuestra más temprana infancia? Debiera, sí, sobre todo si tenemos en cuenta el tiempo demorado de sumergir la barrita de chocolate en una leche a la que debió llevarse casi a punto de hervor, el trabajo acompasado de la cucharita que hace girar la barra de bordes ya fláccidos, y cuya blandura se profundiza hasta hacerse una con la del líquido caliente. Pero éste es ya el sabor de las madres. Quiero decir: aquellas que han sumergido para nosotros y nuestros hermanos no una barra sino una tableta entera en una cacerola algún fin de semana de invierno. También debiera demorar nuestra atención el hecho de que esta sustancia no tenga un nombre bien definido. “Cacao en polvo” o bien “chocolate en polvo” podrían ser los más sencillos y próximos a la realidad del objeto, y sin embargo no me parece que sean los más usados; también sería absurdo que un chico le pidiese a su madre un vaso de leche con “alimento a base de azúcar, cacao, lecitina de soja y aromatizado con etilvainilla”, tal como se lo nombra en el envase. Todos recurrimos a la vieja figura retórica de la antonomasia de manera inconciente, claro, del mismo modo en que los chicos del jardín de infantes emplean sujetos y predicados, modificadores, términos de complemento, objetos directos y proposiciones subordinadas sin la menor 23 mario ortiz crítica de la imaginación pura dificultad. Sí, uno debiera experimentar el mismo asombro que Monsieur Jourdain cuando se enteró que había estado cuarenta años de su vida hablando prosa. NESQUICK o TODDY son los nombres definitivos. La marca comercial ha reemplazado al posible nombre de la cosa, se ha impuesto sobre ella en nuestras cabezas. La antonomasia es aquí manifestación del triunfo capitalista. Inconciente como la respiración que en sus elevaciones y depresiones alternativas nos hace ondular, nos convierte en lenguaje, o los imperceptibles movimientos con que el intestino absorbe una taza de chocolatada, con que el cerebro asimila ideas que no ha digerido. Este chocolate en polvo - así lo dicen unos números grabados en relieve que están en la base del tarro - fue envasado en 1976. María Julia, mi compañera, tenía 8 años; su hermano Guillermo, 6 y Ricardo, 4; Cristina todavía no había nacido. Yo, 10 años. Estaba en quinto grado de la Escuela Normal que lleva el nombre del filósofo argentino Vicente Fatone, y un vago recuerdo, al iniciar las clases, de una foto en blanco y negro publicada en la revista Gente en la que tres hombres uniformados estaban de pie ante de un telón grisáceo sobre el que gravitaba un Escudo Nacional. Esa lección la aprenderíamos más tarde, reponiendo los nombres y apellidos correspondientes. Mientras tanto, los gránulos de chocolate comenzaban a desaparecer, sumergidos en un torbellino de leche. COMENTARIO Nº 2 - JUNIO DE 2011 El campo es felicidad de los planchones de hielo y niños sentados en reposeras. El viento del atardecer entre hojas de acacia trae la quietud. Remueve cristales. El viento del atardecer entre hojas de acacia no trae la quietud. El viento es el viento. Cristales en reposo. La quietud no es la quietud. El campo es el campo no es el campo. Esto no es una contradicción. Es un conflicto. Felicidad en las constelaciones y pétalos como niños. La conciencia desgarrada. El conflicto con el campo. 24 29 mario ortiz crítica de la imaginación pura Miguel Martos, también locutor, me hizo escuchar en cierta oportunidad una grabación que tiene en su estudio. Luego del gong electrónico característico, una melodía clásica muy melancólica, y la voz de Tito Solís que, entrecortada pero firme anunciaba: “Señoras y señores, a partir de estos momentos, L.U.7 Radio General San Martín suspende definitivamente sus transmisiones por decreto del Poder Ejecutivo Nacional. A los que nos han acompañado durante todos estos años… a todos… muchas, muchísimas gracias…” Y la música de fondo lentamente desaparecía. Salgo del escritorio para desentumecer las piernas, alzo la piedra contra el cielo y me paro sobre la superficie de un lago verdoso, como los mosquitos que, en su liviandad, esperan durante horas sobre el agua mullida; el más mínimo movimiento rompería el equilibrio de esa membrana líquida y lo precipitaría junto a los peces que momentos antes veía agitarse debajo de sus patitas. Y no, el fondo del mar no es tu lugar natural, te repito, no es tu lugar, como no lo es el de las radios, no lo es el de los hombres que también yacen diseminados, no por movimiento natural, sino violento, el más violento de todos los imaginables, llevados por el aire más allá del aire al que pertenecían. Y por eso los peces no los reconocieron como suyos, y ni siquiera los tocaron, del mismo modo que los buitres dejaron sin picotear el cuerpo de Polínices en la llanura tebana. ESTUDIO Nº 8 – Estereoscopía del motor Así como el almacenaje de trigo en bolsas de arpillera fue reemplazado por el acopio a granel, los silos subterráneos para conservar el forraje triturado cedieron ante el avance de máquinas arrastradas por tractores que cosechan la planta, la introducen en su interior de bandas engomadas que giran a toda velocidad y van formando un rollo de pasto. Cuando el aparato está colmado, abre su compuerta trasera y deposita en el medio del campo un gigantesco cilindro amarillo, amarrado con hilos de nylon para evitar que se desarme al transportarlo. El motor inglés que movía la trituradora de pasto resultó un armatoste demasiado incómodo y hasta peligroso si se tiene en cuenta que esas ruedasvolante en plena marcha podían arrancar con facilidad los dedos de una mano. Ya viejo y desgastado por el uso continuo, la máquina no pudo competir con esa nueva realidad que se aceleraba cada vez más, y se la dejó arrumbada bajo las acacias, en ese lugar donde la realidad parecía desacelerarse hasta quedar detenida por completo. Entonces la rigidez, la indiferencia final. Junto con la radio, las latas, la cafetera. Restos que exhiben su destrucción al aire libre como cadáveres insepultos. Y sin embargo, insisto en una imagen que me obsesiona: pienso en la mano aferrando la manivela para dar el impulso inicial. El brazo mismo constituía el sistema de arranque y al girar devenía parte de la máquina. Se me ocurre ahora trazar un círculo en el aire que imita, aunque sea inútilmente, el impulso de aquella manivela y entonces me doy cuenta de que es similar al movimiento de mi mano sobre el papel al escribir estas mismas líneas. Pasaron más de cinco años desde aquellas primeras anotaciones, y la imagen insiste. El motor reclama y continúa por el extremo del brazo un trazado irregular de bucles, espiras y ángulos, letra por letra. Es, literalmente, un “primer motor” que mueve sin ser movido. Entonces ocurre lo mismo que ante el cuadernillo de tipografías, ¿no es cierto? “El sujeto orbita alrededor del objeto; mis pupilas, alrededor de este libro de letras. El estudiante es un satélite que produce mareas a intervalos regulares. La letra es el fruto ensimismado que atrae como causa final.” 25 28 mario ortiz crítica de la imaginación pura COMENTARIO Nº 1 El Ruston deviene ahora una máquina de escribir. 25- Las letras también son partículas de finísimo polvo que se depositan en el papel y dejan noticias de la luz que recogieron en su caída. 26- Existe el motor R & H. Las letras y palabras han marcado la trayectoria de sus funciones con el modo de producción. 27- Existe el motor R & H devenido máquina de escribir. 28- Este poema o proyección verbal existe: fue producido por ese motor y mi mano. 29- Flor, mirada, circuito, estrella, recipiente, máquina, pétalos; son cosas y son palabras y brillan y se pronuncian. 30- El motor 26- y 27- no se anulan mutuamente. Se complementan y producen un efecto de espesor 3D en la mirada estereoscópica y en el texto. 31- Todavía en la madrugada, permanece una fosforescencia sobre el papel y la retina. Uno de los primeros principios de la física aristotélica afirma que el movimiento es natural o violento, es decir, causado por alguien, y que las cosas, libradas a su movimiento espontáneo, tienden hacia su lugar natural. Así, un piedra que tiremos a un precipicio cae de inmediato y, si realmente le fuese permitido, traspasaría el fondo del abismo y, buscando afanosamente orificios, pendientes, recovecos en las cavernas, troneras y chimeneas naturales, no se detendría en su carrera cada vez más veloz, cada vez más anhelante, hasta llegar al mismo centro de la Tierra, donde encontraría su reposo definitivo del mismo modo que, según San Agustín, nuestra alma no encuentra descanso definitivo hasta que no asciende y se aloja en el corazón mismo de Dios. El 27 de agosto de 1970, cincuenta años después de la primera transmisión, Enrique Susini afirmó: “Podríamos haber inaugurado dos días antes, con un concierto de Arturo Rubinstein, pero preferimos que fuera la melodía de Parsifal, el tema de la fe, la que iniciara las transmisiones”. Aquellos primeros receptores funcionaban con una piedra llamada galena (sulfuro de plomo) que captaba las ondas de radio. Mientras corrijo los estudios sobre objetos del campo, esta piedra de adorno y yo estamos frente a frente, ella sobre mi escritorio, yo sobre las hojas garrapateadas en tinta azul; ambos como casuales pasajeros en una terminal esperando colectivos con destinos opuestos. A decir verdad, no sé si es una piedra, o mineral, o qué. Debería tener doce o trece años cuando la encontré con mi hermana en el Barrio Patagonia, en un montón de tierra que había sido removida. Juntamos una buena cantidad, pero a lo largo de los años se fueron perdiendo todas, y a mí que quedó ésta, y creo que a mi hermana otra. Es negra y brillosa, pero si se la mira al trasluz, en los bordes más delgados revela transparencias verdosas. Siempre convertimos en esmeraldas los trozos de botellas, en diamantes las astillas del parabrisas chocado. En ese extremo alejado del Barrio Patagonia tenían una casita de fin de semana unos amigos de mis viejos, Ilse y el petiso Osvaldo Linares. Era en realidad el seudónimo artístico que él, Maximo Levi, usaba como locutor de L.U.7 hasta que fue cerrada por la dictadura militar. Alguien me dijo -cosa que creo muy probable- que sus equipos transmisores fueron confiscados por la Marina, y que después de un tiempo de indecisiones, o por simple desidia, terminaron arrojándolos al mar. 26 27