Metáforas Y Articulaciones Para Una Pedagogía Crítica Sobre La Interseccionalidad Raquel (lucas) Platero Méndez

Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad Raquel (Lucas) Platero Méndez
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Quaderns de Psicologia | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 ISNN: 0211-3481  http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1219 Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad Metaphors and articulations for a critical pedagogy on intersectionality Raquel (Lucas) Platero Méndez Universidad Rey Juan Carlos y Universidad Complutense de Madrid Resumen ¿Cómo pensamos sobre las desigualdades múltiples y la interseccionalidad? ¿qué imágenes o metáforas pueden ayudar a entender la organización y las relaciones entre diferentes desigualdades? Usando una mirada histórica, exploraré los conceptos de la simultaneidad, la encrucijada, la discriminación múltiple, las categorías en relación, el agenciamiento y los ensamblajes. Me propongo mostrar mi práctica política y pedagógica sobre la interseccionalidad, mostrando algunas de las preguntas frecuentes que surgen. Es relevante señalar que no se trata tanto de dar cuenta de la diversidad de la ciudadanía, como de evidenciar que existen vivencias que pueden ser señaladas como “abyectas”, o “pertenecientes a los márgenes”, o “disidentes”. Al mismo tiempo, supone la existencia de unos privilegios, así como también son relevantes las posibilidades de agencia y empoderamiento de los sujetos. Palabras clave: Interseccionalidad; Pedagogía crítica; Activismo; LGTBQ Abstract How can we think of multiple inequalities and intersectionality? What images or metaphors can facilitate our understandings of how inequalities are organized and how they relate to one another? Based in a historical approach, I explore concepts such as: simultaneity, crossroads, multiple discrimination, categories in relation and assemblages. In this article, I face the task of showing my own political and pedagogical practices in regards to intersectionality, presenting some of the most frequent questions that emerge. It is also relevant that intersectionality is not just about describing the diversity of citizens, but rather, evidence that some citizens live experiences that can be labeled as ‘abject’, ‘belonging to the margins’ or ‘dissident’. At the same time, intersectionality implies the existence of some privileges, as well as agency and empowerment. Keywords: Interseccionality; Critical Pedagogy; Activism; LGTBQ Tras las publicación del libro colectivo “Intersecciones. Cuerpos y sexualidades en la encrucijada” (Platero, 2012) y así como por mi tarea docente, me he enfrentado a la tarea de hacer accesible el concepto de “interseccionalidad”, generando pedagogías críticas alrededor de la conformación de las identida- des, la articulación de la discriminación y las fuentes de resistencia, en lo que se puede llamar una “maraña de relaciones complejas”. Se trata sólo de mi propia experiencia docente, por tanto soy consciente de se trata una de visión subjetiva y que existe una plu- 56 Platero Méndez, Raquel (Lucas) ralidad de aproximaciones, con las que planteo un diálogo activo. Antes de entrar a discutir los enfoques pedagógicos, pensemos en el concepto de interseccionalidad. Para definir la interseccionalidad sencillamente, se podría decir que hace consciente cómo diferentes fuentes estructurales de desigualdad (u “organizadores sociales”) mantienen relaciones recíprocas. Es un enfoque que subraya que el género, la etnia, la clase, u orientación sexual, como otras categorías sociales, lejos de ser “naturales” o “biológicas” son construidas y están interrelacionadas (para una representación accesible de la interseccionalidad, ver Figura 1). No se trataría tanto de enumerar y hacer una lista inacabable de todas las desigualdades posibles, en una especie de “Juegos Olímpicos de la Desigualdad” (opression olympics) y superponiendo una tras otra, como de fijarse en aquellas manifestaciones e identidades que son determinantes en cada contexto y cómo son encarnadas por los sujetos para darles un significado, que es temporal (Platero, 2012). Hace alusión a unas desigualdades u “organizadores sociales”, que estructuran las vidas de las personas y que, muy a menudo, se pierden junto a un lánguido etcétera al final de una lista. Este mismo etcétera representa la imagen borrosa de un sujeto político que no es evidente y que se construye en la acción (Butler, 2007, pp. 278-279). La interseccionalidad se puede entender como un estudio sobre las relaciones de poder, que incluyen también vivencias que pueden ser señaladas como “abyectas”, o “pertenecientes a los márgenes”, o “disidentes”. Sin embargo, también sirve para teorizar el privilegio y cómo los grupos dominantes organizan estrategias de poder (conscientes o no) para preservar su posición de supremacía. Esta definición, sin embargo, no muestra los orígenes de la interseccionalidad, ni su evolución a lo largo del tiempo, si bien nos ayudará a dar un punto de partida a la discusión. A continuación, se presentan algunas preguntas frecuentes sobre la interseccionalidad, seguidas de algunas representaciones metafóricas que pueden ser útiles en la pedagogía crítica, para finalmente presentar algunas ideas finales. Preguntas incrédulas Volviendo a la práctica pedagógica, las preguntas más frecuentes con las que me he en- http://quadernsdepsicologia.cat Figura 1. Una guía divertida sobre la interseccionalidad. Fuente: Dobson, 2013. contrado han tenido que ver con dos grandes cuestiones. Por una parte, la creencia de la “imposibilidad” de aplicación práctica de la interseccionalidad y el cuestionamiento de que “pueda llegar a conformar un conjunto diversos de metodologías” (sic). Y un segundo conjunto de preguntas, que evidencian una verdadera dificultad para abordar la complejidad que supone el concepto de la interseccionalidad, más allá de la noción intuitiva de la “doble discriminación”, así como para entender que las identidades son construcciones dinámicas, ligadas a ciertos “organizadores sociales” o desigualdades. Fuera de esta dualidad, aparecen otras voces que se interrogan sobre si la interseccionalidad es un enfoque “novedoso”, sin conocer la historia de los movimientos sociales críticos al respecto de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Frente a esta corriente, aparecen otras voces que afirman que la intersecciona- Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad lidad puede ser una apuesta “pasada de moda” (Taylor, Hines y Casey, 2010), quizás apuntando a las limitaciones de algunas de las miradas interseccionales como la metáfora del “cruce de caminos” (como veremos más adelante) o las expectativas fallidas sobre su puesta en práctica, tanto por los movimientos sociales como por los análisis sociales y las políticas públicas. También me he encontrado excepcionalmente con quien afirma que la interseccionalidad es una “propuesta de las élites” (sic). Estas afirmaciones descontextualizan la necesidad crítica que han tenido y tienen las personas frente a la falta de reconocimiento de su situación personal interseccional, así como de los procesos de reflexión ligados al empoderamiento. Aluden a personas que pueden estar situadas en lugares minoritarios, desde los que hacen frente a las normas sociales dominantes, a menudo enfrentándose a unos costes personales y sociales importantes. ¿Se puede llevar a la práctica, o es sólo teoría? La primera cuestión a la que se aludía antes, frente a las preguntas más frecuentes, es de orden metodológico y no tiene una única respuesta, porque no hay una sola metodología para estudiar la interseccionalidad (como tampoco hay una sola metodología queer, feminista o antirracista). Sí existen diferentes intentos plurales de generar metodologías críticas que desarrollan la interseccionalidad, también en el Estado español1. Algunas propuestas provienen de las teorías críticas feministas, antirracistas, sobre la diversidad funcional, la sexualidad o las apuestas decoloniales. Son ámbitos donde ya se ha superado la pregunta de si existe “una investigación feminista” o si hay un conjunto plural de aproximaciones a este efecto, optando por esta última perspectiva (Harding, 1987). Por otra parte, hay abordajes que tratan de identificar privilegios, o bien fuentes de exclusión social, la interacción entre desigualdades so1 Sobre el contexto del Estado español (Bustelo, 2009a; 2009b; de la Concha y Osborne 2004; Forest, Platero, 2008; Juliano, 1992; 1998a;1998b; 2001; 2002; 2004; 2012; Lombardo y Verloo, 2010; López Rodríguez, 2011; López y Peterson, 2011; López, Peterson, Platero y Forest, 2008; Osborne, 1991; 1996; 2004; 2009; 2011; 2012; Osborne y Guasch, 2003; Platero, 2007; 2008; 2011; 2012; Rey Martínez, 2008; Romero Bachiller, 2010; Stolcke, 1988; 1992; 1993; 1995; 1997; 2003; 2004). 57 ciales, las ausencias y los problemas que no se estudian, por ejemplo, y que podríamos entender dentro de este conjunto de metodologías interseccionales. En mi propio trabajo, la interseccionalidad se convierte en metodología, no sólo por el análisis del discurso donde aparezcan ciertos conceptos (así como que se mencionen varias desigualdades recíprocas), sino también por el hecho de identificar al menos cuatro claves, que son: (1) examinar críticamente las categorías analíticas con las que interrogamos los problemas sociales; (2) las relaciones mutuas que se producen entre las categorías sociales; (3) la invisibilidad de algunas realidades, que se vuelven “inconcebibles”; y también, (4) la posición situada de quien interroga y construye la realidad que analiza. Si tomamos la primera propuesta, ésta alude a explorar las categorías analíticas con las que construimos la realidad, ya que a menudo existen falsos consensos sobre qué quieren decir. Por ejemplo tomando el ámbito de la sexualidad y las relaciones de género, ¿qué implica la categoría mujer?; ¿incluye a las mujeres transexuales o a las lesbianas?; ¿alude a quienes son aún niñas o son mayores de 65 años?; ¿la diversidad funcional desdibuja de alguna manera qué significa ser mujer?; ¿la clase social modifica las expectativas sociales sobre el hecho de ser mujer?; ¿de qué manera se construyen unos parámetros rígidos de feminidad que determinan el hecho de ser mujer?; ¿cómo se articulan los movimientos sociales que se basan en concepciones identitarias, si cada vez es más difícil delimitar esas mismas categorías?; ¿quién es el sujeto político del feminismo?… (Platero, 2012). Preguntarnos por las categorías implica cuestionar la naturalización de la existencia de un sujeto hegemónico del que, a menudo, no nos ocupamos en analizar y evidenciar. Implica argumentar que no se trata de procesos “naturales” sino de procesos sociales y culturales, lo que nos lleva a cuestionar las categorías que usamos cotidianamente y analizar qué significan. Al tomar categorías concretas, la tarea consistiría en entender qué significados implícitos encierran estos sustantivos, que pueden estar privilegiando a un grupo dentro de la misma categoría. Sugiero que no podemos seguir utilizando categorías pensando que existe un consenso sobre su significado; sino que hemos de concretar lo que significan y Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 58 Platero Méndez, Raquel (Lucas) esto, a menudo, nos llevará a desmontar “falsos consensos”, fijándonos en las cuestiones que se naturalizan y se dan por hechas (¿la idea de mujer implica necesariamente su heterosexualidad?). Así, se hace evidente que estas categorías no son ni tan monolíticas ni tan universales como se pretende. En este proceso, se evidencia que las identidades no son tan estables y fijas como pensamos y han de entenderse en relación a otras formas estructurales de desigualdad. Por ejemplo, ya no nos fijaremos sólo en el hecho de que una persona sea transexual o sea gitana, sino en cómo ser gitana o transexual se relaciona con la clase social, la edad, o el deseo, generando ciertas oportunidades encarnadas en una persona concreta. Podemos identificar las formas en las que la discriminación se materializa (¿qué exclusiones se producen cuando utilizamos el concepto «mujer» en las políticas de igualdad?). En este sentido, para poner la interseccionalidad en práctica alrededor de la sexualidad no normativa puede ser útil pensar en algunas de las siguientes preguntas, a modo de punto de partida2: laciones afectivas y sexuales con alguien de su mismo sexo?  ¿Qué relación hay entre las diferentes formas de organización social y las categorías sociales?  ¿Se han identificado las necesidades de los grupos más discriminados de esta sociedad?, ¿tienen capacidad de trasladar sus demandas al grueso de la sociedad?, ¿existen estudios o datos?  ¿Existe alguna forma de autoorganización de estas personas excluidas?  ¿Existe alguna intervención social pública o privada sobre las necesidades de estas personas?, ¿qué tipo de acciones son, qué efectos tienen?  ¿Existen privilegios para algunos grupos de personas, con respecto al acceso a los recursos o a la representación, por ejemplo?  En un entorno social e histórico dado, ¿qué identidades o categorías sociales surgen? ¿cuáles son las relaciones entre estas categorías o identidades?  ¿Existen leyes, políticas y culturas organizativas que privilegien o excluyan a algunas personas en concreto? ¿la sexualidad, la expresión del deseo, la forma de parentesco o la identidad de género son parte de esa exclusión o privilegio?  ¿Cómo se construyen los roles de género? ¿qué sanciones existen cuando se produce una transgresión en la prescripción de estos roles? Lógicamente, esta es sólo una sugerencia de preguntas que pueden inspirar otras, bajo las lógicas y necesidades propias de cada contexto y necesidad.  ¿Cómo se construyen las identidades y grupos sociales en este contexto?, ¿qué relaciones de poder y jerarquías se establecen?, ¿qué consecuencias tienen sobre las personas? Por otra parte, si pasamos a la siguiente cuestión clave sobre la interseccionalidad, surge la necesidad de preguntarnos por las relaciones mutuas que se producen entre las categorías sociales, o los “organizadores sociales”, que no sólo se pueden entender en términos de exclusión social, sino también de privilegio, agencia y empoderamiento. Esta mirada dinámica y relacional es compleja, en la medida en que nos confronta con nociones menos elaboradas de la identidad y de los procesos sociales. Y por otra parte, contrasta con la acción de los movimientos sociales y las políticas públicas que tienen una historia concreta en el Estado español, construyendo las desigualdades por separado, facilitando cierta ficción de autenticidad, homogeneidad y ahistoricismo de las identidades. Además, incluso cuando aparecen dos situaciones identificables, por ejemplo, mujeres gitanas o mujeres con diversidad funcional, esta mirada atenta  ¿Algún grupo de personas vive mayor exclusión que el resto, qué motivos sociales e históricos sustentan esta situación? ¿Cómo se percibe a aquellas personas que manifiestan identidades de género alternativas a las normativizadas o que se muestran con aspectos o actitudes distintas a las prescritas socialmente?  ¿La orientación del deseo se percibe como una categoría relevante en esta sociedad?, ¿de qué manera se construyen y nombran aquellas personas que tienen re2 Estas preguntas están inspiradas en las propuestas por Alison Symington (2004). http://quadernsdepsicologia.cat Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad sobre las desigualdades no siempre conlleva un análisis de qué otras formas de desigualdad u organización social están aludidas por las anteriores y cómo se articulan mutuamente. Éste sería el caso de la clase social, la sexualidad, el acceso a la cultura, entre otras, que tanto para las mujeres con diversidad funcional están directamente aludidas e imbricadas en sus posibilidades vitales, por seguir con el ejemplo anterior. La tercera cuestión importante que me gustaría introducir es la invisibilidad que contiene la formulación misma de algunas realidades, que son inconcebibles precisamente por la rigidez de las categorías sociales y los “atajos conceptuales” que implican. También alude a la ausencia de algunos sujetos, que nunca están presentes en la discusión, porque no tienen el reconocimiento necesario como para ser considerados “sujetos” políticos o ser parte del debate social. Para ilustrar esta idea utilizaré un ejemplo: la violencia en parejas del mismo sexo, en concreto, la violencia en parejas de lesbianas. Bajo esta violencia, aún no suficientemente reconocida, operan varios regímenes de poder que podemos señalar como inmediatos: uno sería señalar la sexualidad de las mujeres como “supeditada al ímpetu de los varones”; segundo, pensar que las mujeres son potencialmente víctimas de violencia, no así quienes la ejercen; y tercero, la clase social, ya que la información accesible sobre la violencia es aquella que sucede en clases sociales sobre las cuales se puede ejercer un mayor control social, hacer noticias y que llegan a ser del dominio público. Esta articulación múltiple, que además, debe ser analizada en su interacción (¿qué le “hace” el género a la sexualidad y la clase social y viceversa? ¿amplifica, modula, dificulta la inteligibilidad de este problema?) dificulta que se piense en la violencia que una mujer ejerce sobre otra como algo similar a la violencia de un hombre sobre una mujer, que obviamente, surge en un entorno que legitima la violencia machista pero que relega la “violencia intragénero” a un lugar donde no es inteligible. Por tanto, el sujeto no existe (ni la lesbiana que ejerce la violencia ni quien la recibe), ni genera movilización específica ni acciones públicas suficientemente visibles, o se convierte en algo anecdótico. De hecho, se ha llegado a decir que discutir estas realidades violentas generarían una sobregeneralización de efectos lesbófobos sobre el conjunto de las 59 lesbianas, lo cual claramente deja desamparadas a quienes sí viven esta violencia, impide tomar conciencia de la magnitud y severidad del problema así como no produce soluciones inmediatas. También, se podría abordar que los problemas sociales pueden volverse inteligibles y abordables en un momento dado, cuando se construyen como tales por algún actor social que consigue introducirlo en la agenda, bajo un lenguaje y una mirada que transforma su propio ser, consiguiendo cierto consenso y movilización. La última clave relevante (4) para un análisis interseccional proviene de las metodologías feministas, como las que propone Donna Haraway (1995, pp. 251-311), señalando la importancia de situar a quien mira los problemas sociales. Es decir, entender la posición situada de quienes interrogamos la realidad desde diferentes frentes, ya seamos activistas, académicos, protagonistas, etc., supone poner sobre la mesa nuestros propios sesgos e intereses, que contribuirán a hacer una aproximación más honesta y donde ya no se pretende generar una “única” interpretación. Esta cuestión del sujeto situado está ya suficientemente explorada en la literatura académica y activista, por lo que no entraré más en profundidad en su explicación. A continuación presento una discusión sobre las metáforas que pueden servir para discutir la interseccionalidad tomando para ello un contexto histórico y conceptual. Algunas metáforas visuales En mi experiencia docente y activista me ha resultado especialmente útil generar metáforas visuales que acompañasen las diferentes apuestas teóricas sobre la interseccionalidad a lo largo del tiempo. Esta mirada sobre mi práctica profesional no busca universalizar “cómo pensar la interseccionalidad” sino más bien poner sobre la mesa una experiencia didáctica, con el objeto de poder ser discutida y entenderla en relación con otras prácticas. Poder explicitar cómo pensamos y analizamos los problemas sociales tiene la ventaja de poder generar discusiones críticas, que a su vez, nos hagan pensar más y mejor sobre cómo mejorar nuestros abordajes y aprender de otras personas que también estudian problemas similares, confluyendo en este ámbito de las pedagogías críticas. A continuación, veremos algunas de éstas metáforas que represen- Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 60 Platero Méndez, Raquel (Lucas) tan los conceptos de simultaneidad, encrucijada, discriminación múltiple, las categorías en relación, el agenciamiento y los ensamblajes. ¿Por dónde empezar? La simultaneidad Habitualmente se señala que la interseccionalidad ha tenido origen en el seno de los movimientos sociales, donde destaca la labor del grupo norteamericano “Combahee River Collective”, con miembros como Cessie Alfonso, Cheryl Clarke, Demita Frazier, Gloria Akasha Hull, Eleanor Johnson, Audre Lorde, Chirlane McCray, Margo Okazawa Rey, Sharon Page Ritchie, Barbara Smith, Beverly Smith, etc. Este colectivo escribió “Un manifiesto feminista Negro” (Combahee River Collective, 1977/1981), que constituye un referente fundamental en el análisis de la forma en que las diferentes formas de discriminación se entrelazan, lo que permitió que enunciara esa “simultaneidad de opresiones”, posibilitando así un análisis que rompiera con la homogeneidad y unidireccionalidad imperante en el abordaje de los mecanismos de subordinación. Será precisamente esta idea de la simultaneidad la que pueda reflejar mejor este inicio, que se puede entender como un interés en algunas formas de discriminación, que bien podrían ser el género, la clase social y la raza. Por otra parte, esta idea de la simultaneidad, de ser al mismo tiempo que, alude a reconocer algunas desigualdades existentes, que reciben una importante atención, mientras que otros temas aún permanecen invisibilizados, esperando a ser reconocidos. feminismos marxistas o socialistas, habitualmente, no han tenido en cuenta el racismo y las necesidades de las mujeres Negras. Este “olvido” de la importancia de la raza (pero también de la sexualidad no normativa) en la teoría interseccional va ganando espacio a lo largo del tiempo, y según nos acercamos al momento actual y se populariza el término, incluso en las políticas públicas, se “desradicaliza” su comprensión. ¿Cómo se pueden representar estas nociones de la simultaneidad y los sistemas duales? Quizás podría ser algo a medio camino entre una matrioska rusa (con varias capas que aludirían a la clase, el género o la raza, como tres de las discriminaciones a las que más atención se le ha prestado; ver Figura 2) o unos conjuntos superpuestos con un área común, que bien podrían ser unos “Diagramas de Benn” como los que se estudian en educación primaria (ver Figura 3). Estas imágenes comunes nos pueden ayudar a entender tanto la potencialidad didáctica de estas propuestas iniciales que aluden a conceptos bastante intuitivos, como es la simultaneidad y la atención privilegiada a tres formas concretas de desigualdad; como a visibilizar ciertos efectos no deseados que tales representaciones contienen y que motivan precisamente que se propongan nuevas aproximaciones, como veremos. Esta narrativa sobre el origen norteamericano de la interseccionalidad suele dejar de lado el activismo de los feminismos socialistas y marxistas, que ya conceptualizaron los “sistemas duales”. Es decir, que paralelamente al Combahee River Collective se estaban discutiendo la interrelación entre patriarcado y la clase social, que discriminaba particularmente a las mujeres3. Son autoras y activistas que han realizado “dobles activismos”, tanto en sindicatos, partidos y organizaciones que criticaban la opresión de la clase trabajadora, al tiempo que participaban de ideas y organizaciones feministas que denunciaban la opresión de las mujeres. También es cierto que estos 3 Ver por ejemplo Christine Delphy (1970), Zillah Eisenstein (1979), Heidi Hartmann (1980), Silvia Walby (1986; 1988) o Iris M. Young (1990; 1992), entre otras. http://quadernsdepsicologia.cat Figura 2. Matrioska Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad 61 Las encrucijadas de Kimberle W. Crenshaw categorías sociales (por ejemplo raza, etnia, clase social, género, sexualidad, Desde los debates en el capacidad, entre otras) seno de los movimientos existen previamente al susociales en los años 70, el jeto, y que son indepensiguiente paso importante dientes las unas de las es cómo la academia reotras (Cooper, 2004, p. elabora la simultaneidad 48). De alguna manera, los de las opresiones para conindicadores de ese poste cebirlas como una encrucidel cruce de caminos rejada de opresiones. Kimpresentarían diferentes luberlé Williams Crenshaw gares prefijados, anteriores teorizó la interseccionaliFigura 3. Diagrama de Venn al propio sujeto que tiene dad como una forma de esque elegir entre ellos, cotudiar las experiencias de mo si además las elecciolas mujeres Negras, con un interés concreto nes no estuvieran diferentemente sancionadas en las interacciones entre la raza y el género (se aceptan mejor algunas opciones que (1989; 1991a; 1991b). Trataba de ir más allá otras, ser heterosexual, blanco, monógamo, de las políticas identitarias, que con frecuenetc., por lo que realmente “no elegimos”). cia ignoran y minimizan las diferencias intragrupales, que tenían una mirada monofocal Esta noción de encrucijada también nos llevasobre la discriminación (Crenshaw, 1989, p. ría a pensar que se necesitaría consolidar una 139). No trataba tanto de ser un paradigma identidad, como paso previo para poder coglobalizador de las identidades, sino una mi- menzar la acción política como afirman las rada compleja que tenía en cuenta las estra- políticas identitarias; aunque ésta no era la tegias de resistencia y opresión de las muje- apuesta que quería hacer Crenshaw con su res. Denunció que ni el feminismo ni el movi- teoría cuando de hecho nos invitaba a desesmiento antirracista habían sido capaces de tabilizar las ideas esencialistas sobre la idenabordar las necesidades de las mujeres Ne- tidad. Por otra parte, en la discusión sobre si gras. De hecho, su mirada interseccional per- es requisito o no hacer políticas identitarias mite que nos fijemos en el impacto de aque- para conseguir objetivos políticos, también llas políticas que están diseñadas para “colec- surge la idea de que el sujeto se construye a tivos”, minorías o “grupos identitarios cua- través de la acción política (Butler, 2006, p. siétnicos”, construidos sobre la base de una 278), evidenciando que no se necesita un sudesigualdad individual, ya sea el género, la jeto previo. sexualidad, la clase, la migración, u otras. Algunas personas han entendido la propuesta La imagen que propone Crenshaw evoca el interseccional como un esfuerzo por mostrar símil de la intersección, el cruce de caminos, la existencia e impacto de las diferentes deque se vuelve una representación muy elo- sigualdades frente a las resistencias de aquecuente y didáctica para entender la multipli- llas personas que las niegan. Sin embargo, en cidad de identidades y posibilidades no sólo este esfuerzo se presentan casi como si tuviede exclusión sino también de agencia de una persona o unos grupos sociales determinados (ver Figura 4). De esa mirada sobre la encrucijada surgen cuestiones como si hay algunas desigualdades más importantes que otras, si algunas son más estructurales o minoritarias, etc. Y está ligado a la noción de que las personas estamos organizadas en “colectivos”, “minorías”, o “sectores”; algo que puede ser útil para las políticas públicas o los movimientos sociales. Sin embargo, con el tiempo esta imagen nos podría llevar a pensar erróneamente que esas Figura 4. Encrucijada Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 62 Platero Méndez, Raquel (Lucas) ran un efecto de “sumar” unas desigualdades sobre otras, como podría representarse en el dibujo de la tortuga Clementina que aparece en la Figura 5. Esta idea de las diferentes desigualdades que se añaden sobre otras, o son “sumativas”, conllevan una discusión sobre la importancia que tiene cada desigualdad frente a otras, estableciendo ciertas jerarquías e incluso, la noción de “juegos olímpicos de la desigualdad”. Otro ejemplo sería la ilustración sobre los privilegios (Figura 6), donde se van sumando o restando puntos en función de la posición relativa en una serie de categorías dadas, que ofrecen un resultado final dentro de un continuum del privilegio (Chart: How privileged are you? 2012). Figura 5. Clementina, “Arturo y Clementina”. Fuente: Turín y Bosnia, 1976, p. 23. La discriminación múltiple Una mirada crítica sobre la noción de doble o triple discriminación ha llevado a conceptualizarla como una interseccionalidad de tipo “sumativo”, o “monofocal” (desafiando lo que los anglosajones llaman single issue), que paulatinamente ha ido dando paso a una nueva mirada: “la discriminación múltiple” o las “desigualdades múltiples” (Duclos, 1993; Fredman, 2005; Grabham, 2006; Grabham, Cooper, Krishnadas y Herman, 2009, entre otros). Este enfoque se vuelve más dinámico, al considerar que no existe una sola causa de discriminación, sino una maraña de interrelaciones que conforman las experiencias complejas de las personas y de las estructuras sociales que organizan nuestras vidas (Grabham, Cooper, Krishnadas y Herman, 2009, p. 1). Figura 6. ¿Cuántos privilegios tienes? Fuente: Chart: How privileged are you? 2012. http://quadernsdepsicologia.cat Su objetivo es trascender el poder descriptivo y sumativo ligado al hecho de contar cuántas discriminaciones atraviesan a un sujeto, a modo de lista inacabable de de- Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad sigualdades, para fijarse en cómo cada una de las experiencias de una persona es fruto de la interrelación de muchas estructuras socialmente construidas. La imagen más evocadora de esta mirada sería literalmente la maraña (dibujada por la artista Cecilia Molano, Palma de Mallorca, 2012, ver Figura 7,), una figura tridimensional que alude al lío, a la ruptura con los binarismos y las miradas lineales y que permite introducir la complejidad necesaria para concebir tanto las identidades como los privilegios. 63 sociales que provienen de los movimientos sociales. Es decir, volviendo a concepciones que simplifican la interseccionalidad a una mirada sobre la diversidad de la ciudadanía y las diferentes pujas por obtener reconocimiento, en lugar de entender este concepto como una relación entre desigualdades y que evidencia las relaciones de poder. Frecuentemente se olvida que la interseccionalidad surge como una teoría crítica desde los movimientos sociales antirracistas y feministas, de modo que, a menudo, los discursos académicos (y los legales) tienden a neutralizar las aportaciones de los movimientos sociales más críticos (Erel, Haritaworn, Gutierrez Rodríguez y Klesse, 2008). A veces este lenguaje inclusivo en el que aparece el término interseccionalidad es sólo una cortina de humo retórica que esconde la ausencia de un análisis interseccional que es sustituido por “una muestra” representativa de la diversidad. ¿Y ahora qué? Las categorías en relación Figura 7. Maraña, Cecilia Molano. Fuente: Molano, 2012 (portada del libro “Intersecciones. Cuerpos y Sexualidades en la Encrucijada”). Esta noción de discriminación múltiple es la que ha entrado a formar parte de las políticas públicas, tanto a nivel europeo como estatal, especialmente presentes en las políticas de igualdad o sobre la discapacidad. Esta entrada se ha hecho a menudo a costa de no hacer presente el origen de la interseccionalidad, que está ligado a una crítica racial importante. A menudo se presenta como una mirada “amable” sobre la inclusión de la diversidad presente en la sociedad, en algo que se podría llamar irónicamente el “Síndrome Y.M.C.A.”, por reducirse a evocar diferentes desigualdades obviando cómo las diferentes desigualdades atraviesan a los sujetos y tienen relaciones recíprocas (o mostrando “una colección de algunas desigualdades, o personajes, tal y como representa el conjunto musical Village People y su famosa canción de 1978, ver Figura 8). O reduciendo el potencial radical que tienen algunas de estas críticas Gracias a las miradas críticas sobre la interseccionalidad hemos asistido a una eclosión de apuestas teóricas que tienen algo en común: señalan la importancia que tiene desafiar la mirada interseccional como algo identitario y poner el acento en las relaciones recíprocas que mantienen algunas desigualdades. Estas desigualdades cobrarán más o menos importancia según los contextos, donde generarán dinámicas de inclusión/exclusión y así como cierto acceso a los privilegios. Serán autoras que se manifiestan con su propia interpretación de la interseccionalidad, sirviéndose de conceptos como: “matriz de dominación y sistemas entrelazados de opresión” (interlo- Figura 8. Village People. Fuente: Disco (muziekgenre), s/f. Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 64 Platero Méndez, Raquel (Lucas) cking systems of oppression) (Collins, 1990); fragmentos rotos puede ser incluso “mons“ejes de desigualdad” (Feree, 2009; Klinger y truosa”, que amplía algunas partes de la imaKnapp, 2007; Knapp, 2005; Winker y Degele, gen más que otras, si bien configuran el refle2009; Yuval-Davis, 2006), “interdependencia jo de una persona en particular. Otra posible de ejes de opresión” (Walgenbach, Dietze, representación la podemos encontrar en el Hornscheidt y Palm, 2007), etc. Podemos se- “mikado” de la Figura10, usada en el congreñalar las diferentes inso alemán sobre intersecfluencias, que provienen cionalidad titulado “Celedesde miradas más inspirabrating Intersectionality? das en una crítica desde la Debates on a multi-faceted raza, u otras críticas sobre Concept in Gender Studla identidad de corte poies” (Celebrating Intersecsestructuralista, al tiempo tionality?, s/f). Un juego que existen influencias ancestral chino que consisgeopolíticas importantes. te en poder coger un palito Las voces norteamericanas de madera que está apoyaofrecen una apuesta interdo sobre otros, y cuya difiFigura 9. Espejo Roto. Fuente: seccional donde la raza secultad consiste en no moBroken mirror chaos deities death, rá muy importante, frente verlos todos, premiando a s/f. a otras miradas como la quien más equilibrio y proveniente del Reino Unicoordinación viso-motora do que incluyen un interés por incluir la críti- demuestre. La imagen de interdependencia, ca a la discriminación racial y decolonial de donde los palitos de madera del Mikado están una manera más tardía y motivada por in- apoyados los unos sobre los otros, refleja bien fluencias globales. esta necesidad de interdependencia y relación recíproca. Sin embargo, ambas imágenes Hay dos imágenes posibles que ayudan visuaalientan, quizás inintencionalmente, a pensar lizar estas propuestas. Por una parte, la imaque estas desigualdades u organizadores sogen evocadora de estos debates posestructuciales operan a un nivel individual. Cuestión ralistas sobre la identidad y la interseccionaque tiene que ponerse en perspectiva con la lidad bien podría aludir a un espejo roto, en construcción social y situación estructural de la medida que la identidad es plural, pero las desigualdades, la cual puede verse refletambién se podría entender como fragmentajada en los “assamblages” que propone Jasbir ria al tiempo que conforma una unidad que Puar (2007). llamaríamos sujeto (ver Figura 9). Una imagen que vista en el conjunto de cada uno de sus Los agenciamientos y las articulaciones “terroristas” Figura 10. Mikado. Fuente: Celebrating Intersectionality? s/f. http://quadernsdepsicologia.cat Jasbir Puar nos propone abandonar los modelos y políticas identitarias e interseccionales que se limitan a nombrar y crear ciertas identidades con el objetivo de reclamar derechos, y en su lugar, fijarnos en los “agenciamientos” o “ensamblajes” (2007, p. 206). El término “assemblages” se podría traducir al castellano por “ensamblajes”, que Jasbir Puar a su vez toma del francés “agencement”, tal y como enuncian Gilles Deleuze y Félix Guattari (1980/1988). Para poder resolver esta dualidad (agenciamiento y ensamblajes), utilizo la misma traducción que hacen Carmen Romero Bachiller (2006) y Mónica Silvia Nasi en el libro French Theory (Cusset, 2005), que traducen “agencement” por “agenciamiento” y “articulaciones”. Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad El objetivo de este enfoque sería desmantelar las políticas basadas en la representación identitaria, que son de alguna forma narraciones de la excepción frente a la mayoría, y entrar de lleno en el análisis de los afectos, de las convergencias espaciales, temporales y corpóreas. La diferencia entre la interseccionalidad y las articulaciones o agenciamientos sería que: La interseccionalidad trataría de comprender las instituciones políticas y cómo protegen las normas sociales, observando su administración disciplinante; mientras que los agenciamientos son una manera de reintroducir lo político en las políticas, preguntarse por las prioridades e ir más allá de lo establecido (Puar, 2011, párrafo 25). Jasbir Puar también crítica el uso mayoritario del enfoque interseccional, señalando que nos fijamos mucho más en las diferencias y las excepciones, en lugar de pararnos a pensar sobre ese sujeto hegemónico al que decimos criticar. Es una propuesta que lleva a “repolitizar” el activismo, los problemas públicos y las políticas, en la medida que estos ámbitos han descuidado cuestiones clave, como por ejemplo, los efectos de la división entre problemas públicos o privados; el impacto de las políticas de representación al privilegiar los problemas de las élites en lugar de aquellas personas a quienes dicen representar (Spade, 2010), etc. Jasbir Puar se fija en un efecto concreto no deseado de las políticas interseccionales: el sujeto político de las «mujeres de color» de- 65 viene en una categoría que parece haber sido vaciada de contenido, al tiempo que se ha usado de formas muy determinadas. Critica que, sin quererlo, contribuye a producir un “Otro” que ha de ser la “mujer de color”, siempre subversiva y en lucha (Puar, 2011). De la misma manera, bien podrían ser los sujetos trans o queer los ejemplos necesarios para desafiar los binarismos de género; las personas gitanas en el contexto del Estado español como “el lugar desde donde se produce el racismo”. En este sentido, Mauro Cabral (2010) señalaba, precisamente, la instrumentalización de la intersexualidad como ejemplo repetido y necesario para explicar la teoría queer, cuando se presenta a la persona intersexual como permanentemente en rebeldía con el sistema de sexo y género, siempre combatiente y disidente de la norma, pero despojándola de su derecho a ser una persona con la misma conciencia social (o falta de la misma) que el resto. Esta mirada entronca con todo un conjunto de conceptos como son “pink-washing”, que vendría a señalar cómo una empresa, institución o Estado usa la igualdad para “suavizar” otros aspectos que reproducen precisamente la desigualdad (Spade, 2010); “homonormatividad”, que se refiere a aquellas políticas gays que reproducen los aspectos más (hetero)normativos, vinculados a ser apolíticos, al consumismo, promoviendo la reproducción de los roles binarios de género, o la monogamia, entre otros (Duggan, 2003, 2011); “diáspora queer” o cómo los procesos migratorios están Figura 11. Imagen de Blas Radi, activista e investigador en la UAB (Buenos Aires, 2014). Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 66 Platero Méndez, Raquel (Lucas) entrelazados con la identidad, el sentido de pertenencia y la noción de hogar 4; “homonacionalismo”, una racionalización que permite mantener a “los primitivos” fuera de la tierra de los “países avanzados”, usando el racismo en el nombre de la protección de los derechos queer o LGTB, haciéndolos compatibles con la ética neoliberal (Puar, 2007). Éstos son sólo algunos de los conceptos más recientes que ayudan a articular precisamente una mirada crítica sobre las relaciones de poder y el privilegio. Por otra parte, poder abordar estos mismos conceptos y su pedagogía puede ser objeto de otro artículo, cuestión que dejamos para otro momento. Fijándonos en cómo se ha representado esta mirada sobre los agenciamientos y los ensamblajes, podríamos señalar como ejemplo la Figura 11, realizada por Blas Radi (2014), donde anuncia: “Si en tu evento no hay varones trans, yo no voy”. Esta viñeta es un posicionamiento que hace consciente, precisamente, el uso de los términos e imágenes que representan la transexualidad a manos de las personas cis (no trans) y que a menudo contribuyen a cosificar y utilizar a las personas trans de una manera reduccionista, instrumentalizando sus voces en beneficio propio. Figura 12. Drop condoms not bombs. Fuente: Drach, 2009. que ya se vivieron en el Estado español en los años 90, por ejemplo con el colectivo La Radical Gay, que se presentaban como maricas antimilitaristas. Este colectivo generaba formas críticas de movilización, como se ve en la Figura 14, donde aparece la frase “El Ejército es heterosexual” en la fotografía del artista madrileño Andrés Senra (1992), que se vincula directamente como parte del linaje de los conceptos anteriormente descritos. Para la Se pueden encontrar más ejemplos en las presentaciones críticas sobre la prioridad que se le ha dado a conseguir matrimonio entre personas del mismo sexo y los efectos que esto produce al dejar de lado otras necesidades que tienen las personas LGTBQ. Son perspectivas críticas que señalan el papel que juegan instituciones como el ejército, la iglesia o las prisiones en la discriminación específica contra las personas LGTBQ. Las Figuras 12 y 13 son imágenes ejemplos de estas campañas críticas, en concreto del colectivo “Against equality (2012). Queer challenges to the politics of inclusion” (“Contra la igualdad. Retos queer a las políticas inclusivas”. Para ver más: http://www.againstequality.org/). Imágenes producidas por Cristine Drach (2009, Drop condoms not bombs, tirad condones no bombas) y de Ryan Conrad (2009, Queer should be stoking the flames!, l@s queers deberían estar avivando las llamas). Estas imágenes de las Figuras 12 y 13 están conectadas con formas de activismo queer 4 Entre otros, ver: Eng (2010); Fortier (2001); Gopinath (2005); Romero-Bachiller y Platero Méndez (2012). http://quadernsdepsicologia.cat Figura 13. Queer should be stoking the flames! Fuente: Conrad, 2009. Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad 67 como una prolífica literatura sobre las dobles discriminaciones y las intersecciones. En este recorrido se hace evidente la importancia vernácula y transformacional que tiene las concepciones interseccionales que se están haciendo desde diferentes lugares. Esta diseminación y producción local evidencian la “buena salud” y visibilizan el cuantioso trabajo en este ámbito crítico que podemos llamar interseccionalidad, no sólo en los países anglosajones. Además, ya desde sus orígenes, se ha tratado de una política radical que no buscaba ser dócil con lo que la socieFigura 14. El ejército es heterosexual. Fuente: Senra, dad consideraba “normal”, desafiando 1992. la neutralidad y modelos únicos. Introduce preguntas y análisis que señalan que existen voces que no escuRadical Gay, lo gay no sólo es una práctica chamos, problemas que no conocemos y efecafectivo-sexual sino también un posicionatos no deseados de acciones o políticas que miento político crítico, radical. podrían parecer “igualitarias”. Por tanto, en Por último, podríamos hacer un salto en el una pedagogía crítica es importante respetar tiempo y situarnos en un momento más cer- esta vocación transformacional, desconfiando cano al presente para fijarnos en el “Orgullo en aquellas miradas más cómodas y amables Migrante” de 2009, convocado por los colecti- de la interseccionalidad, para volver a esos vos queer de Madrid, en lo que se ha venido orígenes radicales que llaman a repensar las llamando desde 2006 “Orgullo Alternativo”. El simultaneidades, las encrucijadas y los sileneslogan “Con fronteras no hay orgullo” hace cios, las relaciones de poder, los privilegios y evidente una mirada interseccional que criti- el empoderamiento. ca precisamente la falta de atención a las necesidades de las personas LGTBQ migrantes y Conocer las diferentes apuestas teóricas y así como la ausencia de apuestas críticas en también cómo poder representarlas, puede las organizaciones LGTB “oficiales” (ver Figu- ayudar a entender las genealogías del pensamiento crítico, ofreciendo una serie de conora 15). cimientos que puede ser útiles para el actiEn suma, con estos ejemplos trato de mostrar vismo, la práctica docente o política. Puede la existencia de un recorrido a lo largo del facilitar, a su vez, no tener que “inventar la tiempo y desde diferentes lugares, que pone rueda” en cada asamblea, debate o relectura en tela de juicio que esta última propuesta de textos del feminismo Negro, por ejemplo, interseccional, sobre los agenciamientos y las contribuyendo seguir sumando nuevos avances articulaciones sea tan “nueva” o que no se críticos, que se puedan insertar en un contexesté produciendo también en diferentes con- to de resistencia global. textos no anglosajones. Se trata más bien de un conjunto de prácticas críticas que tienen Finalmente, querría reiterar que las metáfosu propia historia y que se producen local- ras aquí presentadas son sólo una manera de estimular y compartir una experiencia pedamente, bajo derivas propias. gógica concreta, con la voluntad de conectar Algunas ideas finales con muchas otras maneras de hacer accesible Desde las primeras aportaciones del Com- conceptos complejos y formas de diseminar bahee River Collective (1977/1981) y las teo- ideas críticas. En este sentido, deseo que este rías duales sobre la discriminación de clase y artículo de pie a un espacio abierto al debate sobre las mujeres han pasado ya más de tres sobre cómo enseñamos y difundimos nuestras décadas. Después llegaron las políticas y el ideas críticas. activismo con miradas interseccionales, así Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 68 Platero Méndez, Raquel (Lucas) Butler, Judith (2007). El género en disputa. 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Entre 2003 y 2013 ha trabajado en proyectos europeos de investigación (MAGEEQ, QUING y HERMES), con énfasis en interseccionalidad, ciudadanía íntima y la construcción de la agenda política LGTB. Entre sus publicaciones, destacan los libros „Herramientas para combatir el bullying homofóbico‟ (Talasa, 2007), „Lesbianas. Discursos y representaciones‟ (Melusina, 2008) „Intersecciones. Cuerpos y sexualidades en la encrucijada‟ (Bellaterra, 2012) y en breve aparcerá, „Trans*exualidades. Acompañamiento, factores de protección y herramientas educativas‟ (Bellaterra, 2014). Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 55-72 72 Platero Méndez, Raquel (Lucas) AGRADECIMIENTOS Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto i+d Colectivos en los márgenes: su exclusión por el derecho en tiempos de crisis (2013-2015). Dirigido por Patricia Laurenzo Copello, DER 2012-34320. Universidad de Málaga. Pertenezco además a dos equipos de investigación: Cultura Digital y Movimientos Sociales(Cibersomosaguas), Fac. CC. Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, y a la Cátedra de Género, Instituto de Derecho Público, Universidad Rey Juan Carlos. DIRECCIÓN DE CONTACTO [email protected] FORMATO DE CITACIÓN Platero Méndez, Raquel (Lucas) (2014). Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad. Quaderns de Psicologia, 16(1), 55-72. http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1219 HISTORIA EDITORIAL Recibido: 21/04/2014 1ª Revisión: 28/04/2014 Aceptado: 07/05/2014 http://quadernsdepsicologia.cat